¿Qué se hizo la ministra de las TIC? ¿Cómo así que salió del país? ¿Acaso ya sabía que se le venía encima la citación de la Corte Suprema de Justicia por el robo de los 70 mil millones de pesos girados a Centros Poblados como anticipo de un contrato billonario que buscaba llevar conectividad a miles de niños pobres de escuelas rurales?
Sería el colmo y una burla descarada al país que esta señora, Karen Abudinen, ficha de los Char en el gobierno, se vuele como ya lo hizo la Caya Daza, involucrada en la financiación del narco «Ñeñe Hernández» a la campaña que llevó a Duque a la presidencia de la República.
La justicia colombiana debe quitarse de los ojos, ya, de una vez por todas, esa venda que, tejida con podridos hilos de impunidad, le impide ver el robo continuado de las ratas de Barranquilla al erario público. ¿Por qué no llaman a cuentas a los Char, ya denunciados por la ex senadora Aida Merlano, por corrupción, fraude electoral y financiamiento de la política con dineros de la mafia? La justicia pierde así toda majestad, todo respeto. Acabemos con eso de que la justicia es sólo para los de ruana, y con esas prácticas como el «vencimiento de términos” que solo aplica a los ricos y no a los pobres, o preclusiones como aquella con la que la fiscalía pretende beneficiar al señor Álvaro Uribe.
A la justicia y a los órganos de control les queda de para arriba seguir protegiendo la escandalosa impunidad de agentes del Estado ladrones del presupuesto. Los jueces que no apliquen la justicia en estos casos deben pagar la pena que debieron aplicar a los ladrones del Estado.
Un nuevo gobierno de coalición democrática deberá garantizarle a Colombia la independencia de los poderes públicos si queremos ponerle fin de una vez por todas la corrupción y la impunidad que está matando a Colombia.
FARC-EP
Segunda MarquetaliaOctubre 22 de 2021