Hoy, 25N, Día contra las violencias machistas, desde Arboreá llamamos a participar en las numerosas movilizaciones feministas que volverán a tener lugar en Andalucía y a continuar organizadas para hacer frente a las múltiples violencias que vivimos.
En estos últimos años marcados por la pandemia, a las clases populares nos abocan de nuevo a un panorama desalentador en la espiral de crisis económica que no cesa desde 2008. Ante esta situación, las jóvenes y las mujeres andaluzas de clase trabajadora, y en especial las migrantes, nos enfrentamos a un escenario de mayor precariedad y desigualdad, además de a un agravamiento y normalización de la violencia machista.
El avance de los intereses del capital en el contexto actual está provocando una agudización de la feminización de la pobreza y un empeoramiento de la salud mental. Vivimos bajo condiciones laborales precarias, con escasa capacidad de habitar una vivienda digna, con acceso a servicios públicos cada vez más deteriorados, con una mayor dificultad para emanciparnos sin recurrir a la emigración y con una complejidad para compaginar la vida laboral remunerada con los cuidados. De nuestra precariedad señalamos la responsabilidad del Estado español por continuar acatando los dictámenes de la Troika, por reforzar sus feroces políticas neoliberales y por seguir acumulando beneficio a costa de nuestras vidas. Por todo ello, es fundamental responder de forma organizada para defender un presente de derechos, justicia y dignidad.
A su vez, se ha producido un aumento de las violencias machistas y de las agresiones sexuales. En lo que va de 2021, en el Estado español 70 mujeres han sido asesinadas según feminicidio.net. Si bien han aumentado las denuncias por violación, se trata de una mínima parte respecto de las experiencias que vivimos y que no se cuentan por miedo a la estigmatización y al cuestionamiento. Estamos ante la punta del iceberg, detrás de ella se encuentra todo un entramado de legitimación e impunidad de los agresores por parte de nuestro entorno, por las instituciones y por un sistema judicial que nos deja desamparadas. La violencia psicológica, física y sexual, el acoso cotidiano, la cosificación y la ausencia de un sistema de protección eficaz nos debe llevar irremediablemente a seguir fortaleciendo el movimiento feminista andaluz y a construir redes de sororidad para dotarnos de herramientas de autodefensa que nos permitan hacer una realidad aquello de que unidas somos más fuertes.
Ante este escenario, el fascismo ha tenido un mayor impulso con actos y agresiones que han contado con total impunidad. Volvemos a tenerles enfrente con sus discusos xenófobos, clasistas, machistas y lgtbifóbicos, y es labor nuestra volver a tomar las calles con unidad popular y antifascista.
Del mismo modo, reivindicamos que los movimientos sociales y las organizaciones no supongan el primer obstáculo de la lucha contra el patriarcado, el capitalismo y sus cómplices: integremos plenamente el feminismo, construyamos espacios seguros e inclusivos, y eliminemos las desigualdades estructurales e internas.
Como mujeres comunistas, soberanistas y feministas defendemos que la única salida duradera y real a nuestros problemas será a través de un proceso de organización popular hacia la construcción de una república andaluza socialista y feminista que otorgue plenas garantías de vida digna, donde el trabajo reproductivo y los cuidados sean colectivos, donde tengamos herramientas que nos permitan decidir sobre nuestros cuerpos y sobre los recursos de nuestra tierra, y donde no se naturalicen las desigualdades y las opresiones.
CONTRA TODA VIOLENCIA, ORGANICEMOS LA AUTODEFENSA.