Abe­rri Egu­na 2022. Entre­vis­ta con el expre­so poli­ti­co vas­co, Ibai Aginaga

Entre­vis­ta con Ibai Agi­na­ga rea­li­za­da por Juan­jo Bas­te­rra, kaze­ta­ria eta mili­tan­te soziala.

Habla­mos con Ibai Agi­na­ga, que salió hace unos días de pri­sión en una amplia entre­vis­ta. Ha vuel­to a Beran­go y nos cuen­ta su expe­rien­cia des­pués de per­ma­ne­cer ale­ja­do 21 años y medio de su pue­blo. 19 años ha pasa­do en cel­das de ais­la­mien­to de las cár­ce­les espa­ño­las. «Son para des­truir a la per­so­na», dijo. Y estan­do den­tro ha cono­ci­do el cese de la lucha arma­da o el giro de 180 gra­dos de la izquier­da aber­tza­le. Salió del colec­ti­vo de pre­sas y pre­sos vas­cos (EPPK) y lo jus­ti­fi­ca por­que «ya había­mos vira­do hacia líneas más comu­nis­tas y, enton­ces, la izquier­da aber­tza­le en su con­jun­to viró a un lado y noso­tros para el lado con­tra­rio». Plan­tea la auto­crí­ti­ca en todo lo ocu­rri­do «por­que no hemos sabi­do tras­la­dar al res­to de com­pa­ñe­ros lo que iba a pasar». Habla de los «opor­tu­nis­tas», de la nece­si­dad de hacer los ongie­to­rris y, entre otras cosas, de la nece­si­dad de «pren­der la chis­pa» de nue­vo en Eus­kal Herria. A su jui­cio, lle­ga­rá, por­que «saben que Eus­kal Herria es un pue­blo que his­tó­ri­ca­men­te ha lucha­do y eso se lle­va en el ADN».

¿Cómo te sien­tes al haber recu­pe­ra­do la «liber­tad», entre comi­llas, por­que los que esta­mos en la calle tam­po­co es que sea­mos muy libres? ¿Cómo estás vivien­do estos pri­me­ros días?

Lo veo muy natu­ral. Todo el mun­do siem­pre me ha dicho que iba a ser difí­cil des­pués de tan­tos años, que había cam­bia­do la socie­dad. Es ver­dad que ha cam­bia­do, no había cono­ci­do ni telé­fo­nos móvi­les, ni inter­net, ni nada eso. Y las rela­cio­nes socia­les han cam­bia­do mucho, pero no ha sido algo trau­má­ti­co para mí tras haber salido.

Hemos esta­do en unas con­di­cio­nes muy malas en la cár­cel. Duran­te todos estos años he esta­do en ais­la­mien­to; qui­tan­do los últi­mos seis meses de con­de­na, los he pasa­do en ais­la­mien­to y para mi esto es aire. Ade­más tomo la sali­da a la calle como mili­tan­cia. No sal­go a la calle y me reti­ro a casa, no; sigo luchan­do, sigo tenien­do cama­ra­das y he esta­do duran­te estos años conec­ta­do con la calle. Sé de las luchas que se han lle­va­do en Eus­kal Herria, he esta­do muy intere­sa­do a nivel inter­na­cio­nal. No ha sido algo trau­má­ti­co, la verdad.

¿Cuán­tos años has esta­do dentro?

En la cár­cel he echa­do 19 años y estu­ve en la clan­des­ti­ni­dad dos años y pico, antes. Lle­va­ba fue­ra de Beran­go, 21 años y pico.

¿Cómo has encon­tra­do Berango?

Muy cam­bia­do. Tenía 19 años cuan­do me mar­ché de casa, he vuel­to con 40 años y a nivel de cons­truc­ción ha cam­bia­do. La gen­te ha cam­bia­do mucho, yo tam­bién, cla­ro. Esas cosas se notan, se mira al pasa­do y se ven como algo natural.

¿Qué sig­ni­fi­ca el rėgi­men de ais­la­mien­to, para quie­nes no lo conocen?

Es la hos­tia de duro. Es para des­truir a la per­so­na. Todos los días, des­de pri­me­ra hora de la maña­na, tie­nes una sor­pre­sa nue­va de los txa­ku­rras. Si no es por una cosa, es por otra, pero siem­pre sabes que los txa­ku­rras vie­nen con la esco­pe­ta car­ga­da. Ellos hacen turno de dos días, y lue­go se van a casa otros seis días. O sea, vie­nen fres­cos al de unos días, pero tú enla­zas tur­nos de txa­ku­rras y ellos vie­nen fres­cos al de seis días y con ganas de jodernos.

Los módu­los de ais­la­mien­to son muy peque­ños, son como cajas de reso­nan­cia. El rui­do es muy gran­de y enton­ces meten en nues­tras gale­rías a la gen­te muy rui­do­sa, con músi­ca a tope, tele­vi­sio­nes a tope, hablan y gri­tan mucho por la ven­ta­na. En ais­la­mien­to mucha gen­te tie­ne que ir al médi­co por pro­ble­mas sico­ló­gi­cos y a esa gen­te, como no tie­nen nin­gu­na alter­na­ti­va de salud en la cár­cel y nin­gún pro­gra­ma de salud, lo que hacen es que quie­nes están mal de la cabe­za y dan muchos pro­ble­mas los meten en ais­la­mien­to, les pegan muchas pali­zas y son incon­tro­la­bles. En vez de tra­tar­les bien a nivel de salud, los tra­tan a base de pali­zas y pas­ti­llas, y pin­cha­zos de lagar­tin que es el medi­ca­men­to que les tie­ne cator­ce días cagados y mea­dos enci­ma. Lue­go hay cel­das espe­cia­les con correas, que les atan… les tie­nen igual dos días ata­dos, no les suel­tan ni para mear ni para cagar y lo hacen enci­ma. Es una espe­cie de tor­tu­ra y les man­dan a otro ais­la­mien­to den­tro de la pro­pia zona de la cár­cel, es una dobla tor­tu­ra. Es para des­truir a la persona.

Entre noso­tros, lo que ocu­rre es que noso­tros esta­mos orga­ni­za­dos y el com­pa­ñe­ris­mo duran­te estos años ha sido muy gran­de y eso te ayu­da. Pero los pre­sos socia­les, que están prác­ti­ca­men­te solos, y el úni­co apo­yo que tie­nen solo lo pue­den encon­trar en los pre­sos polí­ti­cos y no sé qué, les destruyen.

¿Por qué cár­ce­les has pasado?

Entré en Soto del Real, lue­go Alca­lá Meco, un par de años, des­pués otro par de años en Oca­ña. Otros dos años en Jaén, cin­co años o así en Alge­ci­ras, otros cin­co años, otros cin­co años o así en Sevilla…

He esta­do cum­plien­do con­de­na en nue­ve o diez cár­ce­les. Lue­go en con­duc­cio­nes de cár­cel a cár­cel habré esta­do en veintitantas.

¿La peor de todas por la que has pasado?

En Jaén estu­vi­mos muy mal. Era muy duro. Y los últi­mos cin­co años de ais­la­mien­to de Sevi­lla, de Morón de la Fron­te­ra, una cár­cel nue­va, tam­bién muy jodi­da. Son las peo­res expe­rien­cias que he tenido.

Salis­te del Colec­ti­vo de Pre­sas y Pre­sos Polí­ti­cos Vas­cos (EPPK), ¿por qué lo hiciste?

Des­pués del pro­ce­so del 2008, está­ba­mos den­tro del movi­mien­to, pero prác­ti­ca­men­te no veía­mos nada que sin­tié­ra­mos que fue­ra nues­tro. Nos sen­tía­mos muy des­vin­cu­la­dos, par­ti­ci­pá­ba­mos en los deba­tes y cosas así, pero veía­mos que no tenía­mos capa­ci­dad de reper­cu­tir por las mane­ras en que se deba­tía. Siem­pre con la excu­sa de la segu­ri­dad, que mucho ten­dría que ser eso tam­bién, pero ya veía­mos que no. Estu­vi­mos unos años aguan­tan­do, pero está­ba­mos total­men­te des­li­ga­dos del movi­mien­to. O sea, a par­te de que el movi­mien­to había dado un vira­je muy gran­de, noso­tros tam­bién había­mos dado un vira­je grande.

En esos deba­tes que teníais os obli­ga­ban a tomar una direc­ción o deba­tíais y lo que saliera.

No, no obli­ga­ban. Los deba­tes… lo que pasa es cómo enten­día­mos noso­tros que si par­ti­ci­pá­ba­mos de los deba­tes, lo cum­plía­mos. Así hemos cono­ci­do siem­pre nues­tra mili­tan­cia. Lo que pasa es que veía­mos que los deba­tes no se daban en la pro­fun­di­dad que creía­mos que reque­rían, por­que eran deba­tes muy impor­tan­tes. Está­ba­mos hablan­do de cam­bios de línea, si se había ago­ta­do el ciclo polí­ti­co. Está­ba­mos hablan­do seria­men­te de la lucha arma­da, que duran­te cin­cuen­ta años había sido la base y direc­ción del Movi­mien­to de Libe­ra­ción Nacio­nal y se enten­día que se iba a ir a otros derro­te­ros, don­de ya se habían deba­ti­do duran­te muchos años antes, pero ya se veía que el cam­bio era inmi­nen­te. Noso­tros tam­bién veía­mos el cam­bio, por­que no veía­mos que una orga­ni­za­ción arma­da debía ser la que lle­va­ra la direc­ción del movi­mien­to polí­ti­co, por moti­vos de clan­des­ti­ni­dad, por la capa­ci­dad que tie­ne un movi­mien­to arma­do de reu­nir­se, de tomar deci­sio­nes, por­que es más difí­cil y com­ple­jo, y sabía­mos que eso se iba a dar.

Enten­día­mos que se iba a dar, sí, en un mal sen­ti­do: en que los opor­tu­nis­tas que habían esta­do duran­te muchos años aga­za­pa­dos ahí, que habían toma­do la direc­ción del movi­mien­to y sabía­mos que se iba a dar todo este pro­ce­so. Diji­mos que iba a pasar esto, que íba­mos a asu­mir toda la legis­la­ción, por­que había­mos vis­to y estu­dia­do de otros pro­ce­sos de Uru­guay, de Chi­le… que se daban en Lati­noa­mé­ri­ca, que no son igual a Euro­pa. Pero veía­mos que lo que allí lla­ma­ban el «entris­mo», de entrar en las ins­ti­tu­cio­nes y des­de den­tro inten­tar cam­biar, lo que hacía era des­tro­zar el movi­mien­to. O sea, en su plano de lucha y de rebel­día, eso iba a des­apa­re­cer. Eso era lo que no con­se­gui­mos trans­mi­tir al con­jun­to de la mili­tan­cia y, por eso, salimos.

¿Des­de el Acuer­do de Ger­ni­ka, voso­tros ibais con un acuer­do para­le­lo o os venían con hechos consumados?

Sí, sí… noso­tros sabía­mos que había par­tes del movi­mien­to que esta­ban total­men­te en con­tra de eso. Había deba­tes que la rup­tu­ra era un hecho, y sabía­mos que arri­ba, en nues­tra direc­ción, se toma­ban una deci­sio­nes y en la direc­ción del con­jun­to de la Izquier­da Aber­tza­le se toma­ban otras deci­sio­nes que no se res­pe­ta­ban. Quie­ro decir que ETA toma­ba unas deci­sio­nes y esas deci­sio­nes no eran res­pe­ta­das. Noso­tros íba­mos por la mis­ma línea que la direc­ción arma­da en aque­llos tiem­pos, pues nues­tra edu­ca­ción polí­ti­ca y no se qué no fui­mos capa­ces de dar­nos cuen­ta que esa línea no era correc­ta. Se toma­ban deci­sio­nes por mayo­ría aplas­tan­te, por más del 80% de la mili­tan­cia y esas deci­sio­nes no se lle­va­ban a cabo. Sabía­mos que había una espe­cie de rup­tu­ra, que por medio de la repre­sión poli­cial y no sé qué la balan­za se giró más hacia la direc­ción de lo que era el movi­mien­to polí­ti­co den­tro de la izquier­da abertzale.

¿Sabes cuán­ta gen­te está fue­ra del EPPK?

No. No hay muchos. Tene­mos que enten­der que la lógi­ca del mili­tan­te en la cár­cel en las con­di­cio­nes que hemos esta­do es muy difí­cil dar el paso de rom­per. Aun­que muchos no estén de acuer­do con la línea, por­que hay muchos, ese deba­te sigue vivo. Hay muchos com­pa­ñe­ros que están como una goma para ade­lan­te y para atrás.

Hace poco ha sali­do otro de ese colectivo.

Sí, Gari (Gari­koitz Etxe­ba­rria). Estu­ve con él en Sevi­lla muchos años en ais­la­mien­to. Es muy jato­rra. Polí­ti­ca­men­te es muy anar­quis­ta y antes de entrar en ETA vie­ne de esa mili­tan­cia. Y aca­ba de hacer públi­co su sali­da del colec­ti­vo. La deci­sión la tie­ne toma­da des­de hace dos o tres meses, ya esta­ba fue­ra del colec­ti­vo, pero como anda con pro­ble­mas eco­nó­mi­cos aho­ra se ha hecho público.

Cla­ro por­que sales del colec­ti­vo EPPK, y se cor­tan tor­dos los víncu­los en ayu­das, dine­ro, abogados.

Sí, sí, se cor­ta todo eso. En mi caso fue volun­ta­rio cortar.

¿Y os ayu­da alguien?

En Beran­go hay un tal­de anti­rre­pre­si­vo que se hace car­go de los pre­sos que no están en el EPPK. Aho­ra está Saioa fue­ra y nos hace­mos car­go de sus nece­si­da­des eco­nó­mi­cas e inten­ta­mos ayu­dar a su pare­ja que tam­bién tie­ne difi­cul­ta­des eco­nó­mi­cas para poder ir a visi­tar­la a Fran­cia, por­que está casi en Ruan (lejos).

«Inde­pen­den­tzia, sozia­lis­moa eta amnis­tia», ¿ha des­apa­re­ci­do de la izquier­da abertzale?

Hace ya años estan­do como res­pon­sa­ble Hasier Arraiz ya dijo que den­tro de la izquier­da aber­tza­le la amnis­tía no esta­ba den­tro de las bases estra­té­gi­cas de la izquier­da aber­tza­le. Hace años lo dijo cuan­do empe­zó a cam­biar este pro­ce­so. La izquier­da aber­tza­le lo ha dicho cla­ro y está cla­ro que el socia­lis­mo tam­po­co es una de las bases estra­té­gi­cas de la izquier­da aber­tza­le, cuan­do su mayor par­te de su direc­ción es total­men­te bur­gue­sa en sus con­cep­tos ideo­ló­gi­cos. Solo hay que ver lo que hacen en los par­la­men­tos y que reco­noz­can la auto­ri­dad del Par­la­men­to y la legis­la­ción fas­cis­ta como legí­ti­ma como para hacer polí­ti­ca, algo que hemos recha­za­do toda la vida. La inde­pen­den­cia, pues sí, son pura­men­te nacio­na­lis­tas y tie­nen ese con­cep­to de inde­pen­den­cia no es el con­cep­to de no depen­der de unos esta­dos impe­ria­lis­tas que quie­ren hege­mo­ni­zar todo y no sé qué, entien­den la inde­pen­den­cia como dibu­jar en un mapa el con­torno de Eus­kal Herria.

¿Como el PNV?

Eso es. Prác­ti­ca­men­te eso, ten­drán algún tipo de dife­ren­cia y no se qué, pero eso. Lue­go el idio­ma, por ejem­plo, que es una de las bases para que una nación sea reco­no­ci­da. A par­te del terri­to­rio, tam­bién el idio­ma. Se ve que el con­cep­to de una Eus­kal Herria eus­kal­dun ha des­apa­re­ci­do y se está en una con­si­de­ra­ción plu­ri­lin­güe, el con­cep­to ese que se difu­mi­na ese con­cep­to de una len­gua de una nación para que sea reco­no­ci­da. El con­cep­to de nación que tie­nen es un con­cep­to bur­gués, de un esta­do bur­gués y lis­to. No tie­nen el con­cep­to de un Esta­do socia­lis­ta para rom­per las cade­nas del sis­te­ma capi­ta­lis­ta, para unir­nos con otras nacio­nes, con otros pue­blos del mun­do. Sí que tie­nen toda­vía algún con­cep­to inter­na­cio­na­lis­ta, pero ya es muy difu­so. Te hablan de inter­na­cio­na­lis­mo hablan­do de los zapa­tis­tas, cosas que para la socie­dad son fáci­les de dige­rir, pero que no tie­nen nin­gu­na profundidad.

Den­tro de la cár­cel veíais que se esta­ba pro­du­cien­do este giro de EH BIl­du hacia la social­de­mo­cra­cia, ¿les man­da­bais algu­na nota, a los abo­ga­dos les decíais que por ahí no pen­sa­bais que iba la solu­ción en esos deba­tes que hacíais?

Sí, sí, en los deba­tes se vio todo eso y lue­go se man­da­ban un mon­tón de notas, se hacían muchos deba­tes den­tro de la cár­cel. Hay que tener muy en cuen­ta que den­tro de la cár­cel nos tenían muy dis­per­sa­dos, no tenía­mos mucha capa­ci­dad de deba­tir entre noso­tros. Por­que como mucho está­ba­mos dos o tres com­pa­ñe­ros jun­tos y en el mis­mo ais­la­mien­to, que hay varias gale­rías. Está­ba­mos dis­tri­bui­dos en gale­rías dife­ren­tes. Enton­ces, no nos veía­mos entre noso­tros, tam­po­co. Den­tro del ais­la­mien­to, los ais­la­mien­tos nue­vos están divi­di­dos en gale­rías que nor­mal­men­te son diez: cin­co lar­gas y cin­co peque­ñas, y nos tie­nen dis­tri­bui­dos ahí. Den­tro del ais­la­mien­to, como te digo, hay otro ais­la­mien­to más, más sepa­ra­do. En el mis­mo ais­la­mien­to en la mis­ma cár­cel pue­de haber diez com­pa­ñe­ros y no ver­los en meses. Y si los ves, ver­los por un cris­tal cuan­do vas a las visi­tas, para salu­dar­les jus­to, pero no pue­des hablar con ellos.

¿Se han vali­do del sis­te­ma repre­si­vo en las cár­ce­les del Esta­do espa­ñol para ganar adep­tos a sus tesis?

Total­men­te. Les ha veni­do bien, muchas medi­das repre­si­vas en el Esta­do como deten­cio­nes en el exte­rior y repre­sión en el inte­rior con el ais­la­mien­to en que está­ba­mos sufrien­do, les ha veni­do bien para que noso­tros no haya­mos sido capa­ces –la cul­pa tam­bién es nues­tra por esa inca­pa­ci­dad para poder haber abier­to el deba­te y haber hecho enten­der a los cama­ra­das que esa no era la línea. Reco­no­ce­mos esa inca­pa­ci­dad, hace­mos la auto­crí­ti­ca, pero está cla­ro que los opor­tu­nis­tas se han vali­do de la repre­sión por­que no se han podi­do hacer los deba­tes con la míni­ma nor­ma­li­dad que exi­ge para tomar las deci­sio­nes que se han tomado.

En ese sen­ti­do, hace cin­co años o algo más la rei­vin­di­ca­ción de la amnis­tia pegó un vuel­co impor­tan­te, sin embar­go aho­ra no hay esa for­ta­le­za, se ven gru­pos por aquí y por allá, pero no con la fuer­za de hace años. ¿A qué crees que es debido?

Les voy a reco­no­cer siem­pre que en esos momen­tos de con­fron­ta­ción y de rup­tu­ra con la línea liqui­da­cio­nis­ta de la izquier­da aber­tza­le, les voy a reco­no­cer siem­pre que saca­ran la rei­vin­di­ca­ción de la amnis­tia a la calle. Hicie­ron un tra­ba­jo gran­de y que en ese momen­to era total­men­te nece­sa­rio. Lo que pasa es que un movi­mien­to de masas anti­rre­pre­si­vo es impo­si­ble que ten­ga la capa­ci­dad como para exten­der la lucha de libe­ra­ción o por el socia­lis­mo a Eus­kal Herria. Ese movi­mien­to anti­rre­pre­si­vo tie­ne su pro­pio camino, sec­to­rial. No tie­ne capa­ci­dad de exten­der­se, fal­ta un pro­yec­to polí­ti­co con bases estra­té­gi­cas para lle­var la direc­ción. Un movi­mien­to anti­rre­pre­si­vo no pue­de lle­var la direc­ción de un movi­mien­to de masas, sí en su sec­tor y no más allá. Es lo que ha pasa­do, que algu­nos pen­sa­ban que de ahí iban a diri­gir el movi­mien­to de masas en Eus­kal Herria y es impo­si­ble, no tie­nen capa­ci­dad para ello.

No conoz­co mucho, dicen que hay un con­flic­to tam­bién de egos, pero no creo que sea eso. No creo que la base del pro­ble­ma sea ese, sino que entien­do que la base es polí­ti­ca y es que algu­nos tie­nen el con­cep­to de que des­de ese movi­mien­to de masas sec­to­rial pue­den diri­gir una lucha más amplia en Eus­kal Herria y no es así. Hay otros sec­to­res que sí que entien­den, como en su día ocu­rrió con la Alter­na­ti­va KAS, que era ya una orga­ni­za­ción para coor­di­nar las luchas de masas, que debe ir por ese camino. Don­de hay más orga­ni­za­cio­nes que tocan más palos y sec­to­res, se reúnen den­tro de una coor­di­na­do­ra o unas bases ideo­ló­gi­cas para que esa sea lo que pue­de ser la direc­ción, por lla­mar­le de algu­na mane­ra, la que diri­ja la lucha.

Lo cier­to es que no se ha con­se­gui­do la amnis­tía, ni los que están den­tro del EPPK la per­si­guen ya. ¿Se han rendido?

Sí, sí, sí. Los que están den­tro del EPPK la mayo­ría su obje­ti­vo es salir cuan­to antes de la cár­cel y, para algu­nos, de cual­quier mane­ra. Hay algu­nos que man­tie­nen las for­mas y tie­nen mucho com­pa­ñe­ris­mo, que no van a hacer nin­gún escri­to nun­ca, pero hay otros que su obje­ti­vo es salir de la cár­cel cuan­to antes de cual­quier mane­ra. Eso está acep­ta­do por la direc­ción de la izquier­da aber­tza­le. Hacen escri­tos de todas las mane­ras, de arre­pen­ti­mien­to, de no sé qué. Son cosas que no se hacen públi­cas, pero den­tro de la cár­cel los he vis­to, he esta­do con ellos con­vi­vien­do. Y como se reúnen con la direc­ción de la cár­cel con una hoja en blan­co para hacer escri­tos de lo que tie­nen que con­se­guir para lograr el ter­cer gra­do, etc. Hay algu­nos que el peca­do que están hacien­do es muy gran­de y, por eso, de los últi­mos cin­co que salie­ron de Basau­ri en ter­cer gra­do, no han recu­rri­do nin­guno de ellos por­que han hecho un peca­do muy gran­de para salir. Han pedi­do per­dón, la mayo­ría que están en esa línea están pagan­do la res­pon­sa­bi­li­dad civil… Han asu­mi­do. Noso­tros duran­te todos estos años hemos esta­do luchan­do por el esta­tus polí­ti­co, para que se nos reco­no­cie­ra, pero el EPPK lo que ha reco­no­ci­do es el esta­tus cri­mi­nal. Ellos aho­ra mis­mo reco­no­cen que lo que han hecho no debía de haber pasa­do, reco­no­cen ese esta­tus de cri­mi­na­li­dad, no solo se cri­mi­na­li­zan ellos, sino que cri­mi­na­li­zan la lucha de cin­cuen­ta años de Eus­kal Herria. Por­que dices «yo soy un cri­mi­nal, la lucha que he rea­li­za­do es cri­mi­nal y todo el movi­mien­to que ha lle­va­do esa lucha es cri­mi­na». De estar rei­vin­di­can­do duran­te muchos años el esta­tus como pri­sio­ne­ros polí­ti­cos, hemos pasa­do a reco­no­cer el esta­tus cri­mi­nal, que es lo que siem­pre ha que­ri­do el Esta­do. «Sois unos cri­mí­na­les, que habéis ido con­tra el Esta­do, con­tra las leyes vigen­tes», algo que no hemos reco­no­ci­do por­que siem­pre hemos pen­sa­do que el Esta­do espa­ñol era un Esta­do fas­cis­ta y aho­ra todo ese con­cep­to se ha cam­bia­do. Y el Esta­do espa­ñol ya no es un Esta­do fas­cis­ta a su modo de ver. Cuan­do hablan del Esta­do espa­ñol como mucho te pue­den decir que es un Esta­do con gran­des défi­cits demo­crá­ti­cos, que es lo que bus­can des­de la izquier­da aber­tza­le (ofi­cial), pero ya no dicen que es un Esta­do fas­cis­ta. Y eso es lo que ha asu­mi­do el EPPK, la mayo­ría. Hay gen­te den­tro que no asu­me eso, pero al estar den­tro del movi­mien­to, de algu­na mane­ra, reco­no­cen esa nue­va situación.

Cuan­do exis­tía ETA no había tan­tas dife­ren­cias entre voso­tros, ¿qué ha pasa­do ahora?

El pro­ble­ma que hay aho­ra den­tro de las cár­ce­les es que hay com­pa­ñe­ros que tie­nen muer­tos, hay gen­te que tie­ne res­pon­sa­bi­li­dad civil gran­de por accio­nes arma­das impor­tan­tes, lue­go hay otros que no tie­nen abso­lu­ta­men­te nin­gu­na acción. La dife­ren­cia que hay den­tro es muy gran­de, por­que hay unos que no tie­nen que pagar las res­pon­sa­bi­li­dad y lo tie­nen muy fácil, tam­po­co les exi­gen hacer gran­des cosas y a otros les exi­gen par­ti­ci­par en el pro­gra­ma de la ley de jus­ti­cia res­tau­ra­ti­va, que se reúnen con fami­lia­res de caí­dos y a algu­nos les exi­gen par­ti­ci­par ahí. Ese pro­gra­ma lo empe­za­ron en Logro­ño, San­to­ña y Bur­gos. Des­de el prin­ci­pio algu­nos com­pa­ñe­ros se metie­ron ahí, lue­go hubo un deba­te por­que hay muchos com­pa­ñe­ros que siguen fir­mes y no asu­men esto. Hubo un gru­po impor­tan­te de com­pa­ñe­ros que dijo que no se podía par­ti­ci­par. Se abrió un deba­te y ganó, al pare­cer, el gru­po de quie­nes dije­ron de no par­ti­ci­par. Pero había otros que sí. Ahí hubo un con­fron­ta­ción muy gran­de. Aho­ra prác­ti­ca­men­te se deja hacer lo que se quie­ra, el indi­vi­dua­lis­mo es muy gran­de y hay algu­nos que ya no ven a los otros como com­pa­ñe­ros. Pien­san en los otros. Muchos te dicen «hemos per­di­do la gue­rra y ya está. Tene­mos que irnos para casa». No te dan argu­men­ta­ción polí­ti­ca. No hay una argu­men­ta­ción colec­ti­va, sino individual.

Los gobier­nos de Madrid siem­pre han dicho que si se deja­ban las armas se podrían con­se­guir otras aspi­ra­cio­nes como la lucha por la auto­de­ter­mi­na­ción, la inde­pen­den­cia, etc., pero más de una déca­da que calla­ron las armas y nada de eso lle­ga. Está aparcado.

Los gobier­nos de Espa­ña y de Fran­cia son par­te par­te de un Esta­do fas­cis­ta y cada vez que aga­ches la cabe­za lo que van a hacer es pedir­te que la aga­ches cada vez más. Lo que quie­ren es des­truir a los movi­mien­tos rebeldes.

Pues la cabe­za la tene­mos meti­da ya den­tro de la tierra…

Lo que quie­ren es des­truir­nos. No quie­ren ni que haya una peque­ña chis­pa que se pue­da encen­der. Saben que Eus­kal Herria es un pue­blo que his­tó­ri­ca­men­te ha lucha­do y eso se lle­va en el ADN. Saben que aquí se luchó la gue­rra anti­fas­cis­ta, ha habi­do muchos inter­na­cio­na­lis­tas en Eus­kal Herria en dife­ren­tes épo­cas, se com­ba­tió con­tra los nazis, se com­ba­tió en Ame­ri­ca Lati­na y saben que eso lo lle­va­mos en el ADN. Saben que duran­te muchos años pue­de estar apa­ga­da la lla­ma, pero una chis­pa la encien­da. Eso pasa en Eus­kal Herria, en Madrid y otros sitios. Si saben que hay un movi­mien­to que man­tie­ne la chis­pa de rebel­día, de lucha y no sé qué lo que van a hacer es obli­gar­nos a aga­char la cabe­za cada vez más den­tro, has­ta meter­la deba­jo de la tie­rra. Y con la izquier­da aber­tza­le que ha teni­do un pasa­do de lucha y no sé qué, van a hacer lo mis­mo, enterrarla.

¿Esa chis­pa que dices se pue­de dar, se pue­de producir?

Sí, sí, sí. Eso segu­ro. Lo que pasa. Es que aho­ra mis­mo no esta­mos en las mejo­res con­di­cio­nes, pero no se pue­de decir que esté todo per­di­do. La espe­ran­za esa de si algu­na vez hace­mos bien, acer­ta­re­mos, se va a vol­ver a pro­du­cir. Por­que es así. La lucha son ciclos. Hemos vis­to alti­ba­jos duran­te toda la vida.

En este mis­mo ciclo en la fase impe­ria­lis­ta del sis­te­ma capi­ta­lis­ta hemos vis­to ciclos como, por ejem­plo, como se ha dado en La Comu­na de Paris, como se ha dado en la Unión Sovié­ti­ca. Ciclos muy gran­des revo­lu­cio­na­rios y lue­go se han caí­do. Lo mis­mo en los ante­rio­res sis­te­mas: feu­dal y escla­vis­ta, vimos que hubo picos muy altos revo­lu­cio­na­rios, pero que decaían. Lue­go vuel­ven a resur­gir y, al final, el sis­te­ma ese cae, por­que nada per­ma­ne­ce eterno.

Sabe­mos que ese ciclo del sis­te­ma capi­ta­lis­ta está ago­ta­do y se ve con todas las gue­rras impe­ria­lis­tas que vemos y la situa­ción labo­ral y viven­cial de los obre­ros, aquí sin ir mas lejos en Eus­kal Herria, es muy mala y es por la deca­den­cia del pro­pio sis­te­ma. Lo que pasa es que el sis­te­ma sólo va a caer con nues­tra lucha, con nues­tra lucha y con orga­ni­za­ción. Lle­gan­do a más amplias masas de gen­te vamos a alcan­zar nues­tros objetivos.

Lo que ocu­rre es que todos esos refe­ren­tes que hemos teni­do siem­pre, que pue­den ser HB, LAB y otros movi­mien­tos que han habi­do por aquí están ple­ga­dos al poder capi­ta­lis­ta, a pesar de que algu­nos siguen man­te­nien­do un dis­cur­so que se con­tra­po­ne con los hechos.

Y antes hubo otros, que fue­ron lucha­do­res en su día y que lue­go aga­cha­ron las ore­jas. Y hubo gene­ra­cio­nes que siguie­ron luchan­do. Y las gene­ra­cio­nes que siguen luchan­do, tie­nen la expe­rien­cia de los que lucha­ron y caye­ron, los que deja­ron de luchar, tam­bién; pero, al final lo que van a con­se­guir los obje­ti­vos son los que siguen luchan­do, no los que en su día lucha­ron y viven de las ren­tas de lo que fue­ron. Está muy bien, les reco­no­ce­mos que lucha­ron, pero eso no os legi­ti­ma a decir que «noso­tros hemos lucha­do y fui­mos los putos amos y aho­ra ya no se pue­de luchar por­que no esta­mos dis­pues­tos a luchar». Si tú te has ren­di­do, o no pue­des más o no sé qué y reco­no­ces que «no pue­do más», tie­ne un pase, lo que no tie­ne un pase es haber­te ren­di­do y decir que como yo me he ren­di­do vamos a ren­dir­nos. Eso no vamos a reco­no­cer nunca.

Lo que ha pasa­do con el pre­so cor­so Yvan Colon­na, que ha muer­to en la cár­cel fran­ce­sa, podría pasar con mili­tan­tes vas­cos, tan­to en Fran­cia como en Espa­ña. Tene­mos casos que ha habi­do enfren­ta­mien­tos con pre­sos socia­les y demás.

La ver­dad no sé si lo del pre­so cor­so es algo espon­tá­neo. Ya sabe­mos que el Esta­do fran­cés para esas cosas es muy… cuan­do quie­re des­ha­cer­se de uno, lo hace así. Nun­ca ha teni­do repa­ros a cepi­llar­se a la gen­te en la cár­cel. No sabe­mos si es así, o qué. Los isla­mis­tas son muy feu­da­les. Noso­tros los revo­lu­cio­na­rios para ellos somos como satán, no cree­mos en su dios y lo rei­vin­di­ca­mos abiertamente.

Des­de fue­ra da la impre­sión de que alguien fue a por Yvan Colon­na, sím­bo­lo de la lucha cor­sa, o que alguien ha hecho que se cru­cen y a la pri­me­ra de cam­bio sal­ten chispas.

Es total­men­te posi­ble que haya pasa­do eso. Noso­tros con­vi­vi­mos con ellos. En el Esta­do espa­ñol ellos están en ais­la­mien­to. Podría haber pasa­do eso. En la cár­cel de Oca­ña un pre­so de los Gra­po, Mar­cos Mar­tín Poza, y yo tuvi­mos una pelea con isla­mis­tas en ais­la­mien­to, por temas reli­gio­sos. Mar­cos deba­tía abier­ta­men­te con ellos esos temas y un día se calen­ta­ron tan­to que tuvi­mos lío. Y esas cir­cuns­tan­cias se pue­den dar. Hay algu­nos isla­mis­tas que tie­nen un con­cep­to muy medie­val, los pocos sí que tie­nen algún con­cep­to antim­pe­ria­lis­ta, pero no se da de lo que yo conoz­co en el Esta­do espa­ñol. No sé si en el Esta­do fran­cés se da. No sé si los isla­mis­tas son dife­ren­tes. Aquí muchos vie­nen de Ceu­ta, Meli­lla, de barrios obre­ros, muy des­es­truc­tu­ra­dos, de la delin­cuen­cia, de la dro­go­de­pen­den­cia, y ellos la reli­gión la toman como les expli­can. No tie­nen nin­gún con­cep­to antim­pe­ria­lis­ta, ni social. La mayo­ría de ellos, y eso te pue­de pasar, por­que para ellos no cree­mos en Dios y que el rei­vin­di­que­mos y deba­ta­mos esos temas es pro­ble­má­ti­co. El cómo habla­mos, cuan­do están las duchas con­jun­tas, el meter­nos des­nu­dos… esas cosas son peca­do. Con todo eso se va hacien­do una bola y muchas veces sur­ge la con­fron­ta­ción, lle­gan­do a las manos.

Cam­bian­do de tema, ¿los reci­bi­mien­tos como los ves?

El otro día, casua­li­dad, reco­gien­do las cosas de casa, aquí en Beran­go mi aita solía lle­var los reci­bi­mien­tos en los años ochen­ta y así. Tenía todo pro­gra­ma­do. Casua­li­dad tenía­mos guar­da­dos sus pro­gra­mas de cómo iba a ser el reci­bi­mien­to, y les echa­ba un ber­tso. El otro día cogien­do un libro fue el reci­bi­mien­to de Zubia­ga, y había un ber­tso que habla­ba del ongie­to­rri. Decía que los que aban­do­na­ban la lucha, los que se des­en­ten­dían del movi­mien­to… vol­ve­rían al pue­blo y no serían reco­no­ci­dos por el pue­blo como hijos. Pero ven­drían otros lucha­do­res, que habrían man­te­ni­do su línea de la lucha por Eus­kal Herria y seguían mili­tan­do, y el pue­blo les reco­no­ce­ría y los vito­rea­ría. Yo lo entien­do así tam­bién, que el pue­blo den­tro de sí tie­ne algo natu­ral como es reco­no­cer a los que luchan por ellos.

EH Bil­du dice que no hay que hacer eso, ¿qué piensas?

Ya, pero se ve que la gen­te sale a la calle. No tie­ne tan­ta influen­cia, pese a lo que digan. La gen­te que ver­da­de­ra­men­te está en la calle y se movi­li­za, sigue. El otro día en mi reci­bi­mien­to había mucha gen­te de la izquier­da aber­tza­le de aquí, que entien­den toda­vía o tie­nen ese con­cep­to de rebel­día y no entien­den lo que hace el movi­mien­to, como es el caso de los ongie­to­rri, el de reco­no­cer a los zipaios en la cele­bra­ción de los cua­ren­ta años. Por­que en este pue­blo hay una fami­lia que son los Gallas­te­gi, que su abue­lo era Eli Gallas­te­gi, y sobre los zipaios, antes de que exis­tie­ran, ya dijo que algún día habrá un Gobierno vas­co que ten­drá una poli­cía vas­ca y esa poli­cía repri­mi­rá a su pue­blo. Algo así. Ese es el con­cep­to. Hace años esa pin­ta­da esta­ba en un mural con lo que había dicho Eli Gallas­te­gi, y eso es lo que pasa: hay una poli­cía que se supo­ne que es vas­ca y repri­me al pue­blo vas­co, por­que defien­de los intere­ses de la bur­gue­sía vas­ca, que no son los mis­mos que los de los obre­ros vas­cos. Somos vas­cos todos, pero a mi me une más un obre­ro anda­luz o uno de Cor­si­ca, que un bur­gués explo­ta­dor aquí. Como los de Iri­zar, que son vas­cos, y esta sema­na (pri­me­ra de abril) han des­pe­di­do a 25 obre­ros aquí en Beran­go. Una empre­sa que para esta comar­ca en su día fue muy impor­tan­te, que tenía cien­tos de tra­ba­ja­do­res. Cuan­do lle­gó Iri­zar aquí había 250 tra­ba­ja­do­res. Aho­ra solo hay 100 y van a echar a 25. Los que se que­dan: pan para hoy y ham­bre para maña­na, por­que en cosa de uno o dos años van a ir fuera.

El otro día hablan­do con mi her­mano, que tra­ba­ja ahí y es uno de los huel­guis­tas, me dijo que ya vie­ron lo de la mono­po­li­za­ción. Alcon­za se jubi­la­ba y la direc­ción que tenía y pusie­ron a la ven­ta la fábri­ca, Iri­zar era del mis­mo sec­tor, vio una empre­sa com­pe­ti­do­ra, dijo la com­pro y en cua­tro años la cie­rro y me que­do sin com­pe­ti­dor. El mer­ca­do es mío y me lle­vo la pro­duc­ción a don­de más me intere­se para sacar más dine­ro. Esos son vas­cos y explo­tan a vas­cos, y el dine­ro que hacen es el que roban a los curre­las vas­cos. ¿Qué nos une a ellos más que ser vas­cos? ¿Que­re­mos hacer un Esta­do con ellos? Yo no quie­ro hacer un esta­do bur­gués con ellos, por­que sé que van a explo­tar­me y van a explo­tar a todos los obre­ros de Eus­kal Herria, a los que estén aquí tra­ba­jan­do. No me une abso­lu­ta­men­te nada con la bur­gue­sía vas­ca. Su nación es su dinero.

Si quie­res aña­dir algo, estás a tiempo.

Es impor­tan­te la entre­vis­ta, que sé que no es por mí, por­que me he man­te­ni­do fir­me en la lucha. Entien­do que esta entre­vis­ta tam­bién es para los com­pa­ñe­ros que siguen en la lucha, no solo den­tro, sino tam­bién, otros como los refu­gia­dos, como está Asier Guri­di en huel­ga de ham­bre en Vene­zue­la, Dani Pas­tor, Iña­ki Bil­bao «Txi­ki­to», Patxi Ruiz, Saioa Sán­chez… toda esta gen­te que se man­tie­ne fir­me en la lucha y liga­da al movi­mien­to de lucha en Eus­kal Herria. Esto es un reco­no­ci­mien­to para ellos.

17 de abril de 2022

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *