En los últimos días, en programas de TV, dirigentes de la izquierda han planteado que es necesario «transformar al capitalismo de raíz» para solucionar los padecimientos de las masas trabajadoras y sectores populares. Recordemos que entre los significados de «transformar» está que algo cambie de forma o aspecto; o que cambie pero sin que desaparezcan muchas de sus características esenciales.
Pues bien, en este punto se debería ser preciso: los socialistas estamos por acabar –no transformar, sino acabar, eliminar, suprimir– el sistema capitalista. La razón es que la explotación del trabajo es inherente al presente modo de producción, basado en la propiedad privada de los medios de producción. Por eso nuestro objetivo es la abolición de la propiedad privada del capital. Y la construcción de una sociedad basada en la propiedad común de los medios de producción.
Subrayamos: suprimir o eliminar el capitalismo es bastante distinto a «transformarlo», por más que se agregue que la transformación deba ser «de raíz». Esta segunda formulación no solo es confusa sino que, en ausencia de otras definiciones (respecto al Estado y a los gobiernos obrero-capitalistas; respecto a la necesidad de la acción revolucionaria) se coloca en el terreno del oportunismo electoralista.
Naturalmente, lo argumentado no niega que los marxistas luchamos por arrancar mejoras económicas, políticas y sociales dentro del actual sistema. Pero las mismas no eliminarán la explotación del trabajo, en tanto continúe la propiedad del capital. Esto hay que decirlo ante la opinión pública. Aunque disguste a la militancia del campo nacional y popular.
Rolando Astarita
15 de abril de 2022