Una situación que involucra a Lituania, socio de la OTAN, está ocurriendo en estos días: como parte de la implementación del cuarto paquete sancionatorio contra Rusia, las autoridades lituanas declararon el pasado 18 de junio que no permitirían que los trenes entraran en Kaliningrado (exclave ruso) a través de su territorio si transportan mercancías sujetas a «sanciones» europeas.
Según expertos, la prohibición afectaría principalmente a los metales, el cemento y otras mercancías importantes, lo cual es considerado como claramente ilegal al vulnerar los tratados internacionales firmados entre los dos países, e incluso con la Unión Europea (UE).
Dada la fragilidad de las relaciones de Rusia con los países bálticos, se esperaba una decisión de tal calibre, tanto que Rusia lleva varios meses transportando mercancías a través del tránsito marítimo. También es sabido que la decisión de bloquear el tránsito no es una iniciativa únicamente lituana sino que responde a una iniciativa respaldada por la UE y, en particular de Polonia, agitador de oficio en el conflicto ruso-ucraniana.
El pasado 20 de junio, antes de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE en Luxemburgo, el canciller lituano, Gabrielius Landsbergis, afirmó categóricamente: «No estamos ante la iniciativa de Vilnius (capital de Lituania), sino sobre la implementación de la decisión de la Comisión Europea».
En declaraciones a la prensa, aclaró que el 10 de julio entrará en vigor una prohibición similar para el cemento, el alcohol y algunos otros bienes, a partir del 10 de agosto para el carbón y otros minerales sólidos, a partir del 5 de diciembre para el petróleo ruso.
Declaraciones de ida y vuelta
El gobernador de la región de Kaliningrado, Anton Alikhanov, quien calificó los «pasos abiertamente hostiles» como un bloqueo, afirmó que se trata de una prohibición del suministro del 40 – 50% de la gama de bienes, incluidos materiales de construcción, otros productos importantes para la construcción y producción, productos terminados que se exportaron a la «gran» Rusia. Por su parte Dmitry Peskov, secretario de prensa del presidente de la Federación Rusa, manifestó que «la decisión no tiene precedentes, es una violación de todo y por todo».
Lina Grigiene, oficial de prensa del Departamento de Aduanas de Lituania, declaró: «El tránsito terrestre entre la región de Kaliningrado y otras regiones de Rusia no ha sido detenido ni bloqueado. Continúa el tráfico de pasajeros y carga que no cayó bajo las “sanciones”. Lituania no ha introducido ninguna restricción unilateral, individual o adicional».
El ministro lituano de Transporte, Marius Skuodis, y el viceministro de Relaciones Exteriores, Mantas Adomenas, afirman que no se puede hablar de bloqueo, «porque Rusia todavía tiene acceso a Kaliningrado por mar y por tierra».
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa convocó a la Encargada de Negocios de Lituania, Virginia Umbrasiene que «declaró una fuerte protesta». En la Plaza Smolenskaya, enfatizaron: «La Federación Rusa se reserva el derecho de tomar medidas para proteger sus intereses nacionales».
El secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, agregó que sus consecuencias incidirán gravemente en la población de Lituania. También ha asegurado que las restricciones al tráfico de mercancías y la creciente influencia de la OTAN en Europa del Este son parte de la campaña de la presión occidental sobre Rusia tras el inicio de su operación militar en Ucrania.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha avisado por su parte que la decisión de Lituania tendrá consecuencias:
Una de las preguntas principales era si la respuesta sería diplomática. Puedo responder inmediatamente que no. Actuaremos de manera práctica. Los detalles se anunciarán una vez que se hayan acordado las medidas de respuesta.
¿Qué es Kaliningrado? ¿Por qué es un territorio estratégico?
Kaliningrado es el nombre de una provincia (oblast) y una ciudad situada a 1.200 kilómetros de Moscú, incrustada entre dos miembros de la OTAN, Polonia y Lituania, y sin ninguna frontera terrestre con Rusia. Nació tras la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas soviéticas ocuparon lo que hasta entonces había sido el puerto alemán de Königsberg, anteriormente parte de Prusia oriental. Después de que los aliados (soviéticos y británicos) destruyeran la mayor parte de la ciudad y todos los alemanes residentes fueran expulsados para llevar a cabo un proceso de rusificación por parte de la Unión Soviética.
En 1945, tras la lucha con los nazis y el acuerdo de Postdam, el territorio de Prusia Oriental fue dividido en tres partes y entregado a Polonia, Lituania y Rusia. Allí este último tiene la base de su Flota Báltica y es el único puerto ruso en Europa completamente libre de hielo. En 2016, el país euroasiático añadió su sistema de misiles de medio alcance Iskander‑M, que pueden transportar tanto explosivos convencionales como ojivas nucleares, al potente sistema de misiles S‑400 que ya tenía estacionados en Kaliningrado.
El sistema Iskander‑M fue adoptado por las fuerzas armadas rusas en 2006, están equipados con varios mecanismos para tratar de penetrar las defensas enemigas y, desde Kaliningrado, podría alcanzar a todas las repúblicas del Báltico y probablemente dos tercios del territorio polaco. Su alcance de aproximadamente 500 kilómetros los pondría en violación del tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias de 1987 que prohíbe el desarrollo y despliegue de ese tipo de armas.
Analistas afirman que Rusia posee en Kaliningrado una «variedad bastante completa de capacidades militares», entre las que destaca lo que se conoce como sistema A2AD (Anti-Access Area Denial, en inglés). Un activo militar que permite «rechazar el acceso a una zona por parte de las fuerzas enemigas, dificultar sus movimientos y su infraestructura logística» a través de recursos tanto defensivos como ofensivos. Mediante esta posición podría atacar centros de mando y puntos de embarque y desembarque de la OTAN en caso de que hubiera un conflicto con las repúblicas bálticas y la Alianza saliera en su defensa, tal y como dicta el artículo V del tratado atlantista.
También un informe de la corporación Rand aseguraba en 2016 que al ejército ruso le llevaría pocas horas seguir avanzando para hacerse con las capitales de Estonia y Letonia. La amenaza que percibe Rusia no es nueva, existe desde la expansión de la OTAN, empeorada ahora por el sistema de defensa antimisiles balísticos y los despliegues militares de la organización hacia el este, por más pequeños que sean.
La Alianza ha establecido en Polonia un Comando Multinacional de División, que coordina cuatro batallones situados en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, cada uno con 1.100 soldados. También ha llevado a cabo ejercicios militares en la región báltica, entre ellos uno con más de 11.300 soldados de 20 países.
Todo luce gris en un horizonte de conflicto
Por su parte, desde que saliera de la órbita soviética, Lituania se ha convertido en un país satélite de Occidente, junto a Estonia y Letonia son llamadas las repúblicas bálticas, estuvieron integradas a la URSS hasta comienzos de 1991 cuando alcanzaron la independencia, en 2004 pasaron a convertirse en miembros de pleno derecho de la UE y la OTAN, como parte de la avanzada de Occidente al este europeo.
Los siguientes años estuvieron marcados por la liberalización de la economía, notorios casos de corrupción y un tipo de apartheid, que persiste en Estonia, en el que la población de origen ruso no accede a la ciudadanía plena y no puede votar en las elecciones.
Rusia no hizo reivindicación territorial alguna sobre las zonas con amplia mayoría rusa que existen en Estonia, ni auspició movimientos secesionistas en ellas, además la retirada de su ejército de las tres repúblicas se realizó de forma ordenada sin dar lugar a incidentes reseñables.
En 2009, el Parlamento de Lituania corroboró la existencia de dos cárceles secretas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, usadas presumiblemente como centros de reclusión, en 2003 y 2004. En 2011, el entonces comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Thomas Hammarberg, emplazó a Polonia, Rumania y Lituania a dar explicaciones sobre la existencia de tres centros de detención de alta seguridad en sus territorios para proceder a «interrogatorios forzados» contra presuntos terroristas por parte de la CIA.
Además, Lituania posee un «Departamento América» en su Ministerio de Asuntos Exteriores, desde 2005, que coordina grandes flujos financieros procedentes de la USAID para una estrategia de cambio de régimen en Bielorrusia.
Son amplias, y de alto riesgo para todos los involucrados, las medidas que Rusia pudiera implementar en un país como Lituania:
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Cancelación de la secesión de Lituania de la URSS y cese de su existencia como sujeto de derecho internacional. Se supone que, en este caso, el régimen de protección de la OTAN dejaría de operar en el territorio de Lituania.
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Retirada de los acuerdos con la UE sobre Lituania que pudo unirse a la UE y la OTAN porque Rusia le reconoció sus fronteras a cambio de garantías para el tránsito de ciudadanos y bienes rusos desde y hacia Kaliningrado.
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Si Bruselas y Vilnius destruyen el paquete de acuerdos firmados en 2003 sobre el tránsito de Kaliningrado, entonces la UE debería comprender las consecuencias de su decisión para la legitimidad de su propia frontera oriental.
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Otros afirman que una solución militar no es el mejor escenario porque Moscú tiene otros argumentos no menos convincentes en su arsenal. Por ejemplo, un bloqueo naval del único puerto lituano: Klaipeda.
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Demanda de Rusia para devolver Klaipeda, ciudad portuaria más importante del país. Las fronteras actuales de Lituania fueron establecidas por la URSS, y no tienen nada que ver con la República de Lituania, que se declara sucesora legal de la Lituania presoviética y rechaza la RSS lituana como «ocupación soviética». De hecho, el único sucesor oficial de la URSS es la Federación Rusa. Esto significa que Moscú tiene derecho a reconsiderar la propiedad de los territorios anexados a Lituania durante el período soviético, en particular la propiedad de la región de Klaipeda.
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La desconexión de Lituania del sistema energético BRELL (un anillo energético que une a Bielorrusia, Rusia, Estonia, Letonia y Lituania) aparece también en el horizonte del conflicto que, alentada por la UE, quiere desatar Lituania. Aun cuando finge que enérgicamente no necesita estar conectado a BRELL, no se sabe cómo se sentirá su población después de un cierre real y un aumento en el precio de todo, desde bienes hasta combustible.
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Creación del corredor Suwalki, franja de territorio de 96 kilómetros entre Lituania y Polonia, que podría conectar el territorio de Bielorrusia (importante aliado del Kremlin) con la región de Kaliningrado de Rusia. Es la única vía de comunicación terrestre entre los países bálticos y el resto de Europa.
El gran juego que abre la UE, usando a Lituania como vanguardia, se desarrolla en el contexto de los avances rusos en la operación militar especial en Ucrania, donde la iniciativa estratégica operativa está en manos del ejército ruso.
Además, si Occidente no ha podido defender por completo a un país grande como Ucrania es poco probable que defienda a uno pequeño como Lituania. El grave impasse es una nueva afrenta por delegación de Estados Unidos contra la Federación Rusa y los proyectos alternativos a la hegemonía decadente del atlantismo.
Misión Verdad
25 de junio de 2022