Introducción
En pleno año 2022, cuando se van a cumplir 15 años desde el estallido de la Crisis financiera que abrió un periodo de depresión en el que aún seguimos inmersas, parece ser que los acontecimientos y los cambios se suceden rápidamente. Sin haber acabado de salir de la pandemia de covid-19, y sus efectos en la economía y el empleo, la nueva fase de la guerra de Ucrania y la inflación parecen esbozar un panorama caótico y desolador para las clases populares, sobre las que va a volver a recaer la recuperación de los beneficios de las empresas. En paralelo, la debilidad organizativa de la clase trabajadora y, sobre todo, de organizaciones revolucionarias en su seno, tanto a nivel estatal como andaluz, marca sin duda un momento que va a ser de profundización de los recortes y el fortalecimiento de los beneficios de la burguesía. Para las y los comunistas, siguiendo el ejemplo práctico y teórico de Lenin, es fundamental conocer en profundidad esta realidad, saber cual es el estado y la correlación de la lucha de clases en nuestro marco de acción política, para saber cómo actuar políticamente. Por todo ello, más que nunca, es necesario reflexionar y “comprender la historia viva del momento”, como expresaría Engels en el prólogo al 18 Brumario de Marx. Este documento de coyuntura, surgido del debate y la reflexión colectiva, supone un intento por sistematizar dicha comprensión de la realidad. En cada una de sus cuatro partes, pretendemos ir aterrizando a la realidad andaluza en la que militamos. Hoy comenzaremos por la escala global.
Un vistazo a la realidad actual. La profundización de la crisis y la multipolaridad
En nuestro documento estratégico, señalábamos dos aspectos fundamentales de la realidad a nivel mundial: la delicada situación económica y el debilitamiento de la hegemonía del imperialismo occidental. Consideramos que ambos aspectos mantienen su vigencia, matizados y ampliados a la luz de los acontecimientos de los últimos meses.
Comenzando por el primer aspecto, a nivel mundial estamos viviendo una situación económica verdaderamente delicada. El marco general a tener en cuenta es la persistencia de la Gran Depresión del 2008, que no se termina de remontar. El motivo profundo de esta incapacidad del capitalismo a nivel mundial (y especialmente en el bloque imperialista y sus satélites neocoloniales) es la caída de la rentabilidad capitalista y de la tasa media de ganancia del capital. Los poderes políticos y económicos vienen echando la culpa de la ausencia de una recuperación prolongada a factores coyunturales externos (el covid en 2020 o la guerra de Ucrania, en el 2022), incapaces de asumir que, si bien han sido factores imposible de obviar, el motivo de fondo son las propias limitaciones estructurales del modo de producción capitalista en su fase imperialista. Sobre esta realidad de fondo, se despliegan cuatro aspectos:
1) Podemos comenzar señalando la existencia de una crisis alimentaria y energética motivada por las sanciones impuestas por el bloque imperialista a Rusia tras su intervención en la guerra de Ucrania. Así, no podemos asociar directamente guerra de Ucrania con crisis, sino que debemos señalar a los responsables de la subida de los precios de combustibles o alimentos: las políticas de EEUU, la Unión Europea y sus aliados de sanciones económicas a Rusia, no lo olvidemos, primer exportador mundial de gas, cereales, fertilizantes o aluminio; segundo de petróleo, tercero de carbón y quinto de acero y hierro. A esto debemos sumar que la guerra ha afectado al flujo de productos ucranianos (primer exportador mundial de aceite de girasol). La subida de precios de grano o hidrocarburos está provocando un evidente escenario de crisis alimentaria y energética con distintas implicaciones según el territorio o país que se analice, pero que tiene como común denominador el aumento de la pobreza y del hambre extrema (que no había dejado de subir en los años previos), así como las crisis en países especialmente vulnerables, sobre todo aquellos de bajos ingresos y endeudados.
2) En íntima conexión con lo anterior, estamos asistiendo a una tendencia inflacionista a nivel mundial. Desde un análisis marxista, debemos comprender que su origen se sitúa en un shock de oferta, es decir, que las empresas intentan compensar el alza del coste de producción (motivada por el aumento de precios de materias primas y fuentes de energía) con la subida del precio final de los productos. A esto, sumaríamos lo ya apuntado: desde el 2019 se evidencia una bajada en la rentabilidad de la inversión capitalista, desincentivando dicha producción. En última instancia, la inflación es un mecanismo para aumentar la tasa de ganancia capitalista, es decir, una expresión de la lucha de clases. En una noticia reciente, así como otros estudios previos, queda claro que la inflación es provocada fundamentalmente por los beneficios empresariales, no los salarios. No obstante esta realidad, como veremos más adelante en el caso español, la vía oficial (es decir, de los organismos, estados y agencias capitalistas) para solucionar este problema de inflación son dos: 1) siguiendo la línea dura neoliberal, proponen la política monetaria de disminuir el flujo de emisiones de moneda y aumentar los tipos de interés, para frenar la demanda, decisión que ya han tomado el Banco Central Europeo y los bancos centrales de EEUU, Inglaterra, Canadá, Corea del Sur o Nueva Zelanda; 2) siguiendo la línea keynesiana, se propone la vía de limitar el aumento salarial y reducir el gasto social del estado para que no se produzca lo que se conoce como segunda ronda de la inflación o espiral de precios/salarios, por el que a la inflación sigue una subida de salarios y a ella una nueva inflación ya que las empresas deben compensar los costes salariales, etc. La síntesis de estas vías será en el caso español el famoso pacto de rentas. Ni que decir tiene, que a nivel mundial, esta tendencia inflacionista está consiguiendo erosionar la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora, ya que los salarios no están subiendo al mismo nivel. Mayor preocupación debería producir las medidas económicas de los estados en la línea de la moderación salarial y el recorte de gasto social, que no harán más que agudizar las tasas de explotación y empobrecimiento.
3) El alto nivel de financiarización de la economía y, fundamentalmente, el problema del endeudamiento masivo, que viene a agravar los dos aspectos anteriores. Sobre el problema del endeudamiento público y privado a nivel mundial, la web “Jubilee Debt Campaign” calcula que en el año 2021, 54 países del mundo vivían una crisis de deuda, mientras que otros 14 estaban en riesgo de crisis de deuda pública y privada, 22 en riesgo de crisis de deuda del sector privado y 21 del público. Esta situación, que podemos ver en países del centro capitalista e imperialista (como Japón, EEUU o países de la UE cuya deuda externa supera a su PIB) está afectando especialmente a los países periféricos o neocolonizados, por tener economías débiles y extractivas, como hemos visto recientemente en los casos de Ghana, Sri Lanka, Egipto, Pakistan…, con una vinculación entre el endeudamiento y la crisis económica, que está provocando crisis políticas al calor de las movilizaciones sociales. Debemos señalar que este problema de deuda, en un contexto de subida de tipos de interés, no hace sino recrudecerse. La solución al problema de la deuda por parte de la mayoría de los países, lejos de la postura de Thomas Sankara de no pagarla (lo que le costó la vida, asesinado por el imperialismo), es la de echarse a los brazos del FMI, lo cual no hace más que redoblar el volumen total de deuda y agudizar el flujo de capitales de los países del sur global al norte, así como la aplicación de futuras medidas neoliberales como contraprestación a dichas ayudas.
4) Por último, este cúmulo de circunstancias, que muestran la crisis sistémica del capitalismo, anuncia un previsible riesgo de recesión a nivel mundial entre finales del 2022 y primeros meses del 2023. Diversos representantes de multinacionales y organismos internacionales, así como analistas, están ya señalando abiertamente esta posible recesión o, lo que es seguro, la ralentización del crecimiento, siendo claro el ejemplo de Alemania. Michael Roberts, en un reciente análisis, sistematizaba en dos los factores que desencadenarán esta situación y que ya hemos apuntado: en primer lugar la caída de los márgenes de ganancia empresarial (en un contexto de inflación y de subida de tipos de interés), que provocarán caída de inversión y producción; y en segundo lugar, una deuda corporativa y estatal en aumento que provocará la ruina de empresas y países, con el consiguiente impacto en la economía.
En segundo lugar, estamos viviendo una agudización en el debilitamiento de la hegemonía del imperialismo occidental, dominado por EEUU junto a sus aliados (los países de la Unión Europea, Gran bretaña, Canadá, Australia, Japón o Israel), en sus planos militar, geopolítico y económico, impotente ante el ascenso de China como la primera potencia económica mundial y la reestructuración de un mundo unipolar a otro multipolar. Sin lugar a dudas, a la hora de explicar esta tendencia, la nueva fase en la que ha entrado la guerra de Ucrania sobresale como principal fenómeno a tener en consideración. La operación especial rusa en Ucrania, que no podemos explicar aquí (nuestro editorial puede servir para su caracterización general), ha supuesto un terremoto de gran alcance en lo económico, militar y geopolítico.
1) Fundamentalmente, en lo militar, está confirmando la tendencia que ya vimos en Siria, de que Rusia ha vuelto a emerger como una potencia a nivel mundial con la que hay que contar y cuyos intereses estratégicos y de seguridad nacional deberán tenerse en cuenta por parte del bloque imperialista, quienes no pueden hacer y deshacer en las áreas de influencia rusas ni responder directamente, debiendo sacrificar peones y reeditando los equilibrios de la guerra fría (máxime con la presencia de distintas potencias nucleares). La capacidad militar rusa no sólo está dejando en evidencia la propia incapacidad militar del estado ucraniano, sino la debilidad relativa de la alianza de la OTAN, cuya ayuda, más allá de la propaganda, está sirviendo de poco para evitar a los rusos conseguir sus objetivos militares como los análisis más precisos sobre el terreno confirman cada día.
2) La vertiente económica de esta guerra está siendo de gran importancia, no tanto por las motivaciones de la intervención rusa, sino por las implicaciones que está teniendo, como hemos ya señalado. Así, los paquetes de sanciones a Rusia del mundo occidental parece que están rebotando y que, como efecto boomerang, está realmente afectando a las economías occidentales y, a medio plazo, la hegemonía del dólar. Así, el primer dato a observar es la gran cantidad de países que no han aplicado dichas sanciones o que, incluso, han fortalecido los lazos económicos con Rusia. Para entender esto, debemos considerar la naturaleza de la economía rusa, que no sólo está poco endeudada (18% del PIB), sino que está basada en una importante industria pero, sobre todo, en su sector primario con gran importancia en el cultivo de cereales, materias primas y fuentes de energía, como ya hemos detallamos. De esta manera no le ha sido difícil encontrar mercados alternativos al europeo para situar sus productos, máxime en un contexto de alza de precios. Por lo tanto, las sanciones económicas, no sólo no van a tener gran impacto, sino que además está reforzando la integración y alianzas entre las economías periféricas al bloque imperialista. Así, desde las sanciones, se están potenciando las monedas locales, el yuan, el rublo, la rupra…, tendencia que en esta coyuntura se está agudizando, cuando vemos el rublo fortaleciéndose, o a Rusia pidiendo que se page en rublos su gas o a la India pagando en rupias el petróleo ruso. Esta integración es de la mayor relevancia al terminar de conectar a Rusia con China, creando un gran polo económico de enorme influencia en otras potencias asiáticas pero también el Próximo Oriente, África o el Mediterréno. Su principal materialización sería la expansión de la nueva Ruta de la Seda o el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur donde puede tener un papel clave…Mariupol en la República de Donetsk. En todo caso, esta situación supone una clara afrenta al dólar, disputándole su hegemonía monetaria y, en paralelo, un aislamiento de Europa del dinámico mercado asiático, con consecuencias que analizaremos en la segunda parte de este análisis.
3) En clave geopolítica, hemos visto como al intento de aislamiento político de Rusia por parte del bloque imperialista, ha habido respuestas por parte de países de gran importancia que no han avalado la retórica imperialista de la agresión rusa y la necesidad de sanciones económicas. Países como Pakistán (lo cual ya ha tenido consecuencias en la destitución de su presidente), India, pero incluso países del golfo pérsico, como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, han contestado a estos intentos de sanciones afirmando que no deben politizarse la energía o la economía y que, como ya sabemos, las sanciones no resuelven un problemas que es esencialmente político. Otros actores internacionales, tradicionalmente alineados con el imperialismo de EEUU, como México, están siendo muy críticos con las sanciones, así como el tradicional eje de la resistencia: Venezuela, Cuba, Irán, Siria… A nivel europeo, incluso hemos visto también tensiones, como veremos. No obstante, es principalmente el fortalecimiento de la alianza China-Rusia el principal resultado a nivel geopolítico, una alianza que durante décadas se ha intentado evitar por distintos poderes occidentales, y que marca el comienzo de un mundo claramente multipolar. En esta coyuntura, sin lugar a dudas, Europa es la que está resultando la gran perdedora, al aumentarse la falla geopolítica y económica entre Europa y Asia, cuya llave es Rusia. Parece ser que uno de los objetivos históricos de la OTAN (y del imperialismo estadounidense y británico), como es evitar la vinculación ruso-europea, se ha cumplido.
En la actual coyuntura, podemos afirmar que la lucha de clases a nivel global se encuentra en un punto álgido de contradicciones y tensiones, fundamentalmente entre la clase capitalista de los países imperialistas (dominado por los monopolios y el capital financiero) y la clase trabajadora a nivel mundial, especialmente la de los pueblos del sur global, es decir, de aquellos tradicionalmente colonizadas o con un rol neocolonial o periférico en lo económico. Es este choque el que explica el paso de un mundo unipolar, en el que la hegemonía de un Occidente liderado por EEUU era incuestionable; a otro multipolar, haciendo aflorar las contradicciones a flor de piel en los estados capitalistas, de uno u otro signo, lo cual va a abrir escenarios de ruptura, de tensiones en el bloque imperialista occidental, así como la posibilidad de estallidos populares, sobre todo en dichas periferias. En este sentido, es interesante destacar el caso latinoamericano, donde además de los países que siguen en resistencia frente al imperialismo (Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua….), debemos destacar el avance popular frente al neoliberalismo y los estados feminicidas que se está dando como efecto dominó de un país a otro, destacando actualmente en caso ecuatoriano. Podemos afirmar, junto con Atilio Borón, que la hegemonía estadounidense como líder del bloque imperialista, ha iniciado su declive. Pero esto no supondrá su sustitución inmediata por otro orden mundial, ya que nunca cederán su poder a nivel mundial sin ofrecer resistencia, sin potenciar crisis, guerras y sufrimiento, como demuestra el caso ucraniano y la reciente cumbre de la OTAN en Madrid, reforzando a la organización militar. Por lo tanto, esta coyuntura no significa que vayamos a asistir a un ciclo de revoluciones populares que hagan caer el sistema capitalista o la sujeción neocolonial imperialista, sino a que las condiciones objetivas para ellas existirán; no obstante, hace falta también la concurrencia de condiciones subjetivas y organizativas que, hoy en día, no parecen estar presentes salvo en contados países o territorios, donde resisten a la represión y a la guerra material, psicológica e ideológica imperialista.
https://www.ahilesva.info/625ed2e8dc76de3a50773c6e
https://www.sinpermiso.info/textos/el-debate-de-la-inflacion, https://www.sinpermiso.info/textos/inflacion-salarios-frente-a-ganancias
https://nuevarevolucion.es/para-que-sirve-la-inflacion/
https://www.youtube.com/watch?v=w2WrMMLerGQ
Cabría indicar que por financiarización nos referimos a una importancia creciente de los mercados, instituciones y actores en la economía. Con ello, no apoyamos las teorías de que esta financiarización sea la que origina la crisis, sino que es su manifestación: https://thenextrecession.wordpress.com/2018/11/27/financialisation-or-profitability/
https://jubileedebt.org.uk/countries-in-crisis
https://telegra.ph/Alemania-se-asoma-a-la-recesi%C3%B3n-07 – 10
https://sinpermiso.info/textos/las-tijeras-de-la-depresion
https://southfront.org/ Por su parte, el proyecto @rybar sube actualizaciones diarias del estado de las operaciones militares en español, como puede verse en canales de Telegram como @IrinaMar1004_Z
https://thecradle.co/Article/columns/8480
https://www.ahilesva.info/6239f93fdc76de3a50773bf0
https://www.youtube.com/watch?v=zUkjRIwCjS0&t=5618s