Coyun­tu­ra actual. Aná­li­sis des­de Anda­lu­cía. II. El ámbi­to europeo

Vie­ne de: Coyun­tu­ra actual. Aná­li­sis des­de Anda­lu­cía. I. El ámbi­to global

Des­de Anda­lu­cía, como pue­blo inte­gran­te de la Unión Euro­pea (UE), debe­mos con­ti­nuar nues­tro aná­li­sis abor­dan­do el mar­co euro­peo. Para ello, vale la pena comen­zar carac­te­ri­zan­do a la UE como un poten­te meca­nis­mo de dis­ci­pli­na­mien­to y explo­ta­ción en tres planos:

a) A nivel inter­na­cio­nal, como par­te del blo­que impe­ria­lis­ta, ha sido par­te acti­va en agre­sio­nes a pue­blos, neo­co­lo­ni­za­ción y con­trol migra­to­rio con el obje­ti­vo de aumen­tar los bene­fi­cios de sus mul­ti­na­cio­na­les y empre­sas, así como man­te­ner la mal lla­ma­da “paz social” del continente.

b) Entre los paí­ses euro­peos, al refor­zar el desa­rro­llo des­igual de las dis­tin­tas eco­no­mías esta­ta­les: las eco­no­mías cen­tra­les (Ale­ma­nia, fun­da­men­tal­men­te) apro­ve­chan la mano de obra bara­ta de los paí­ses peri­fé­ri­cos y su poten­cia indus­trial para cre­cer en el mer­ca­do inter­na­cio­nal; mien­tras que las peri­fe­rias (Ita­lia, Gre­cia, Esta­do espa­ñol, Euro­pa del Este…) se man­tie­nen depen­dien­tes del cen­tro en lo que a impor­ta­ción de pro­duc­tos de alto valor aña­di­do y de cré­di­to ban­ca­rio se refiere.

c) A la cla­se tra­ba­ja­do­ra euro­pea, agu­di­zan­do su explo­ta­ción, ya que las polí­ti­cas neo­li­be­ra­les obli­gan a dis­mi­nuir las polí­ti­cas socia­les de los esta­dos o reba­jar los dere­chos labo­ra­les, espe­cial­men­te en los paí­ses periféricos.

Sobre esta reali­dad, cual­quier aná­li­sis que se haga de la situa­ción euro­pea en la actual coyun­tu­ra no pue­de ser más que preo­cu­pan­te para los intere­ses de las cla­ses popu­la­res. Ate­rri­zan­do las ten­den­cias que se viven a nivel mun­dial, tan­to la infla­ción como la cri­sis ener­gé­ti­ca o las ten­sio­nes en el blo­que impe­ria­lis­ta se han deja­do sen­tir, con las siguien­tes particularidades:

Una Euro­pa lan­za­da a la recesión

Si bien has­ta aho­ra la eco­no­mía euro­pea había ido con­si­guien­do capear el tem­po­ral, evi­tan­do entrar en rece­sión des­de fina­les del 2019, los acon­te­ci­mien­tos del año 2022 lo han cam­bia­do todo. Cabe enten­der que lle­ga­mos al 2022 en ple­na recu­pe­ra­ción del impac­to de la pan­de­mia de covid-19. Esta recu­pe­ra­ción se había basa­do en la sus­pen­sión de la apli­ca­ción del Pac­to de Esta­bi­li­dad y Cre­ci­mien­to abrien­do el gri­fo del dine­ro (y la deu­da) a los esta­dos miem­bros para evi­tar una cri­sis eco­nó­mi­ca de gran­des pro­por­cio­nes. De esta for­ma, en verano del 2020, se apro­ba­ron los fon­dos Next Gene­ra­tion UE para con­ce­der a los esta­dos miem­bros prés­ta­mos para recu­pe­rar las eco­no­mías, que se debían ir entre­gan­do entre los años 2021 y 2022 en fun­ción de los pla­nes pre­sen­ta­dos por los esta­dos y las refor­mas estruc­tu­ra­les plan­tea­das, en lo que ha supues­to otro cla­ro chan­ta­je de la Comi­sión euro­pea a los esta­dos miem­bros, como refle­xio­na­mos en este edi­to­rial. Es en el con­tex­to de pleno desa­rro­llo de estos fon­dos, con impor­tan­tes dudas de cómo se devol­ve­rán esos prés­ta­mos y qué alcan­ce ten­drán real­men­te, cuan­do lle­ga la cri­sis de Ucra­nia. La deci­sión euro­pea de apli­car paque­tes de san­cio­nes a Rusia ha cau­sa­do un ver­da­de­ro efec­to boo­me­rang, como ade­lan­ta­mos, que está afec­tan­do a la eco­no­mía euro­pea en cua­tro aspec­tos primordiales:

1) La infla­ción está gol­pean­do dura­men­te las eco­no­mías en este comien­zo de año. Su ori­gen inme­dia­to son las san­cio­nes a Rusia, con el con­si­guien­te enca­re­ci­mien­to de mate­rias pri­mas y ali­men­tos, lo cual se ha uni­do a una reali­dad pre­via: el des­cen­so de la ren­ta­bi­li­dad de las inver­sio­nes. Al calor de las rece­tas neo­li­be­ra­les, el Ban­co Cen­tral Euro­peo (BCE), de mane­ra más tar­día que otros paí­ses, ha deci­di­do final­men­te subir los tipos de inte­rés en julio y sep­tiem­bre., comen­zan­do por una subi­da del 0,25% en julio. Por su par­te, en rela­ción a la con­ten­ción de sala­rios como solu­ción capi­ta­lis­ta a la infla­ción, cada esta­do está toman­do sus pro­pias medi­das, y, por nues­tra par­te, ana­li­za­re­mos el caso espa­ñol en la pró­xi­ma entre­ga de este análisis.

2) En lo que res­pec­ta a la cri­sis ener­gé­ti­ca, nos deten­dre­mos más ya que en Euro­pa se dan una serie de carac­te­rís­ti­cas espe­cí­fi­cas de gran inte­rés. Esta­mos asis­tien­do a lo que pare­ce ser un ver­da­de­ro cam­bio de para­dig­ma ener­gé­ti­co moti­va­do por la inter­ven­ción rusa en Ucra­nia. La pre­sión de EEUU y los sec­to­res más ota­nis­tas de Euro­pa por acti­var las san­cio­nes a Rusia ha ten­sa­do las pos­tu­ras y las con­tra­dic­cio­nes en el seno del pro­yec­to europeo.

Par­ti­mos del hecho de que en los últi­mos años, entre el 35 y el 40% del con­su­mo ener­gé­ti­co euro­peo depen­día de Rusia. Des­ta­ca el caso ale­mán, que ha gene­ra­do una gran depen­den­cia de los hidro­car­bu­ros rusos, como evi­den­cian los pro­yec­tos del North Stream que han esta­do desa­rro­llan­do en la últi­ma déca­da por los cua­les se ase­gu­ra­ba la afluen­cia de gas ruso bara­to hacia los cen­tros indus­tria­les ale­ma­nes, favo­re­cien­do la inte­gra­ción ger­mano-rusa. Esta situa­ción per­mi­te expli­car las reti­cen­cias ale­ma­nas, pero tam­bién de otros paí­ses, como Hun­gría o Ita­lia, para impo­ner un embar­go ins­tan­tá­neo de los hidro­car­bu­ros rusos. Sea como sea, los sie­te paque­tes de san­cio­nes euro­peas a Rusia no inclu­yen aún una res­tric­ción al comer­cio de gas, sino sólo al petró­leo.

Si bien Euro­pa apues­ta por ir rea­li­zan­do una des­co­ne­xión gra­dual de las nece­si­da­des ener­gé­ti­cas euro­peas del mer­ca­do ruso, debe­mos com­pren­der que ésto trae­ría con­se­cuen­cias catas­tró­fi­cas, vis­to el efec­to nega­ti­vo que ya está tenien­do en la eco­no­mía euro­pea las res­tric­cio­nes, y por lo tan­to esta­rá por ver si ter­mi­nan lle­van­do dicha des­co­ne­xión has­ta sus últi­mas con­se­cuen­cias. Sólo hay que ver el páni­co que ha cau­sa­do las pre­ten­di­das ame­na­zas (de momen­to moti­va­das más por las san­cio­nes euro­peas a Rusia que por el “mal­va­do Putin”) de que Rusia vaya a cor­tar el North Stream I. En todo caso, Euro­pa se pre­pa­ra para una rees­truc­tu­ra­ción de su mer­ca­do y pro­duc­ción ener­gé­ti­ca. Así, la deno­mi­na­da “tran­si­ción ener­gé­ti­ca” ha copa­do el 30% de los fon­dos Next­Ge­ne­ra­tion del pri­mer semes­tre del año. Esta tran­si­ción se está carac­te­ri­zan­do por la reac­ti­va­ción de la pro­duc­ción de la ener­gía nuclear, tér­mi­ca y la explo­ta­ción de recur­sos gasí­fe­ros euro­peos o de poten­cias afi­nes (como Marrue­cos, Mau­ri­ta­nia y terri­to­rio colo­ni­za­do en el Sáha­ra), las cua­les han sido estra­té­gi­ca­men­te inclui­das den­tro de las ener­gías ver­des y, por lo tan­to, sus­cep­ti­bles de reci­bir inver­sio­nes de los fon­dos euro­peos.

En para­le­lo, se están poten­cian­do la ener­gía eóli­ca, solar y, sobre todo, de hidró­geno ver­de, en lo que pue­de supo­ner una ver­da­de­ra colo­ni­za­ción euro­pea en tér­mi­nos ener­gé­ti­cos: de los paí­ses del sur para la gene­ra­ción ener­gía solar (como ana­li­za­re­mos en el caso anda­luz), y de aque­llos terri­to­rios con más recur­sos hídri­cos para el hidró­geno ver­de, que nece­si­ta de agua dul­ce para su pro­duc­ción. A esto se aña­de la com­pra de gas y petró­leo más caro de otros des­ti­nos (entre ellos, oh! sor­pre­sa, Esta­dos Uni­dos). Las con­se­cuen­cias más inme­dia­tas son: la subi­da de pre­cios de la ener­gía en Euro­pa, afec­tan­do tan­to a los hoga­res, como a las indus­trias (y, por lo tan­to, al ciclo infla­cio­nis­ta), así como al valor del euro. A medio pla­zo, ame­na­za con cau­sar posi­bles pro­ble­mas de des­abas­te­ci­mien­to y “sequía” ener­gé­ti­ca, así como el estan­ca­mien­to eco­nó­mi­co y posi­ble rece­sión de la Euro­zo­na a tra­vés de su prin­ci­pal eco­no­mía, e indus­tria: Ale­ma­nia.

3) La subi­da del pre­cio de la ener­gía en los mer­ca­dos inter­na­cio­na­les ha con­lle­va­do el for­ta­le­ci­mien­to del dólar y del rublo ruso, así como el debi­li­ta­mien­to del euro. La caí­da del valor del Euro que vie­ne regis­trán­do­se des­de fina­les del año pasa­do ha pro­vo­ca­do que este mes de julio, por pri­me­ra vez en 20 años, su valor se haya equi­pa­ra­do al dólar. Para enten­der cómo ha ocu­rri­do esto, y sus impli­ca­cio­nes en el futu­ro, debe­mos com­pren­der que la prin­ci­pal eco­no­mía de la Euro­zo­na, Ale­ma­nia, ha teni­do un défi­cit comer­cial, esto es, por pri­me­ra vez en trein­ta años Ale­ma­nia impor­ta más de lo que expor­ta, lo cual ha esta­do moti­va­do prin­ci­pal­men­te por el alza de cos­te de la ener­gía. Este debi­li­ta­mien­to del euro, impli­ca­rá pre­vi­si­ble­men­te una pro­fun­di­za­ción en la infla­ción y la mayor apues­ta euro­pea por la tran­si­ción energética.

4) Para cerrar el aná­li­sis eco­nó­mi­co, es impres­cin­di­ble ter­mi­nar de desa­rro­llar la idea ini­cial: todo apun­ta a que el año 2023 esta­rá mar­ca­do por el freno del cre­ci­mien­to e inclu­so la rece­sión, como se apun­ta para el caso ale­mán. Apli­can­do a Euro­pa la idea que desa­rro­lla­mos a nivel mun­dial, la rece­sión ven­dría deter­mi­na­da por dos aspec­tos cru­cia­les: En pri­mer lugar la caí­da de los már­ge­nes de ganan­cia empre­sa­rial, que pro­vo­ca­rán caí­da de inver­sión y pro­duc­ción. Esta caí­da de los már­ge­nes de ganan­cias, se da en un con­tex­to de cri­sis ener­gé­ti­ca, infla­ción, subi­da de tipos de inte­rés, así como de des­cen­so de la pro­duc­ti­vi­dad de la indus­tria euro­pea y sus capi­ta­les (lo cual se detec­ta des­de el 2019), difi­cul­tan­do la apli­ca­ción de los fon­dos Next Gene­ra­tion, al des­in­cen­ti­var la inver­sión por par­te de las empre­sas. En segun­do lugar, una deu­da pri­va­da y esta­tal en aumen­to, cir­cuns­tan­cia espe­cial­men­te gra­ve. No sólo por­que la deu­da euro­pea ya superó el 100% del PIB, sino fun­da­men­tal­men­te por la exis­ten­cia de paí­ses con alto nivel de deu­da y débil cre­ci­mien­to, cuyas pri­mas de ries­go están es esca­la­da. Cabe des­ta­car el caso de Ita­lia, en medio de una cri­sis polí­ti­ca por la recien­te dimi­sión de Draghi. Esta situa­ción supo­ne un que­bra­de­ro de cabe­za para Euro­pa ya que, no sólo Ita­lia es el segun­do país que mayor asig­na­ción ha reci­bi­do de los Next Gene­ra­tion, sino que están impli­ca­dos otros paí­ses, como Gre­cia o Espa­ña. Fren­te a ello, y para evi­tar una cri­sis de deu­da que afec­te a toda la eco­no­mía de la euro­zo­na, el BCE ya está estu­dian­do la posi­bi­li­dad de com­prar deu­da públi­ca de estos paí­ses para no frag­men­tar el mer­ca­do euro­peo, si bien esto está pro­vo­can­do con­tra­dic­cio­nes con los intere­ses de los paí­ses con menor deu­da.

Todo este esce­na­rio con mul­ti­tud de varia­bles, nos con­du­ce irre­me­dia­ble­men­te a una agu­di­za­ción de la lucha de cla­ses en el seno de la Unión Euro­pea, mar­ca­da por la infla­ción, la deu­da y la ago­nía del capi­tal euro­peo por su fal­ta de ren­ta­bi­li­dad. Fren­te a ello, los ejes de la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca euro­pea son cla­ros: pro­fun­di­zar en la mode­ra­ción sala­rial y apli­car nue­vas refor­mas estruc­tu­ra­les que recor­ten el gas­to públi­co (pri­va­ti­za­cio­nes y mer­ma de dere­chos), todo lo cual hará que la recu­pe­ra­ción de la cri­sis capi­ta­lis­ta recai­ga en la cla­se tra­ba­ja­do­ra y, espe­cial­men­te, la de sus paí­ses peri­fé­ri­cos. Asi­mis­mo, cabe des­ta­car que asis­ti­re­mos a nue­vas ini­cia­ti­vas de saqueo y expo­lio de los paí­ses neo­co­lo­nia­les, así como el refor­za­mien­to de la “fron­te­ra Sur” para evi­tar la lle­ga­da de migran­tes que des­es­ta­bi­li­ce aún más las eco­no­mías europeas.

Euro­pa ante el espejo

Fren­te al dis­cur­so domi­nan­te de expli­car esta situa­ción en base a Putin o la gue­rra ucra­nia­na, tene­mos que sub­ra­yar una vez más que es más bien el resul­ta­do del pro­pio pro­yec­to euro­peo y su posi­cio­na­mien­to inter­na­cio­nal. En la actual coyun­tu­ra, la Euro­pa capi­ta­lis­ta se ha vis­to abo­ca­da a mirar­se al espe­jo y deci­dir: reedi­tar la his­tó­ri­ca alian­za impe­ria­lis­ta entre sus capi­ta­les y EEUU, o rom­per con el mis­mo y apos­tar por una inte­gra­ción euro­asiá­ti­ca con la afluen­cia de fuen­tes de ener­gía y mate­rias pri­mas bara­tas y abun­dan­tes. Y la Unión Euro­pea ha ele­gi­do lo natu­ral: pro­fun­di­zar en su ali­nea­mien­to con EEUU, con­so­li­dan­do el blo­que impe­ria­lis­ta occi­den­tal. Las impli­ca­cio­nes son evi­den­tes: asu­mir el rela­to del régi­men nacio­na­lis­ta y filo-fas­cis­ta de Kiev, dic­ta­do por los EEUU, ha arras­tra­do a una serie de san­cio­nes a Rusia cuyo efec­to en la eco­no­mía hemos ana­li­za­do. ¿No había alter­na­ti­vas? Esto mere­ce una explicación.

A la hora de enten­der esta deci­sión sin ape­nas voces crí­ti­cas, debe­mos aten­der a tres fac­to­res: a) El fac­tor his­tó­ri­co, tie­ne que ver con la depen­den­cia de las cla­ses capi­ta­lis­tas domi­nan­tes en Euro­pa con el capi­tal y pro­yec­to esta­dou­ni­den­se, que le ha brin­da­do des­de la Segun­da Gue­rra Mun­dial (Plan Marshall) recons­truc­ción mate­rial, defen­sa de sus intere­ses de cla­se fren­te al avan­ce del comu­nis­mo (inte­gra­ción en la OTAN) y un acce­so a cré­di­to y esta­bi­li­dad finan­cie­ra. Fue esta inte­gra­ción impe­ria­lis­ta de los capi­ta­les euro­peos los que le per­mi­tie­ron alcan­zar altas cotas de bene­fi­cios y cre­ci­mien­to en las déca­das de 1950 y 1960, posi­bi­li­tan­do el apla­ca­mien­to de la lucha de cla­ses gra­cias al esta­do del bien­es­tar, y el pro­pio pro­yec­to de la Unión Euro­pea. b) Esto nos conec­ta con el fac­tor eco­nó­mi­co, y es que no sólo hay una enor­me inte­gra­ción del capi­tal euro­peo con el esta­dou­ni­den­se, sino que no debe­mos olvi­dar que EEUU sigue sien­do la poten­cia eco­nó­mi­ca del mun­do con mayor PIB y una poten­cia finan­cie­ra (dolar), indus­trial, agrí­co­la y ener­gé­ti­ca. c) Por últi­mo, a nivel mili­tar, la depen­den­cia euro­pea de los EEUU es total (como vemos en las nume­ro­sas bases mili­ta­res), y rom­per con él sería muy con­tra­dic­to­rio para los pode­res polí­ti­cos y económicos.

Habien­do acla­ra­do esto, des­ta­ca­mos dos impli­ca­cio­nes de la ges­tión de la gue­rra de Ucra­nia:

1) Una Euro­pa más atlan­tis­ta. Euro­pa ha ter­mi­na­do de vol­car­se a la OTAN y EEUU y, el mayor ejem­plo han sido los actos en el mar­co de la Cum­bre de la OTAN en Madrid en junio. Por pri­me­ra vez en la his­to­ria, se ha rea­li­za­do una reu­nión de tra­ba­jo entre la Alian­za y los líde­res de la UE, en la que se ha apos­ta­do por la com­ple­men­ta­rie­dad de ambas ins­ti­tu­cio­nes y los intere­ses comu­nes en mate­ria de segu­ri­dad. Esto lo hemos veni­do vien­do des­de el ini­cio de la inter­ven­ción rusa en la gue­rra de Ucra­nia, en la que los líde­res euro­peos secun­da­ron a EEUU en su rela­to y estra­te­gia pro-gobierno ucra­niano, con impor­tan­tes con­se­cuen­cias. Más allá de las eco­nó­mi­cas, esto supo­ne un defi­ni­ti­vo dis­tan­cia­mien­to de la Unión Euro­pea (y en con­cre­to, Ale­ma­nia) con Rusia y el blo­que asiá­ti­co. No obs­tan­te, debe­mos adver­tir que este posi­cio­na­mien­to no ha sido ni homo­gé­neo ni mono­lí­ti­co. Así, encon­tra­mos resis­ten­cias y dis­cre­pan­cias: Hun­gría (enfren­ta­da a Ucra­nia des­de el 2017 con las polí­ti­cas dis­cri­mi­na­to­rias hacia las mino­rías, entre ellas la hún­ga­ra), jun­to con Eslo­va­quia y Repú­bli­ca Che­ca, alta­men­te depen­dien­tes del petró­leo ruso, han lle­ga­do a blo­quear el sex­to paque­te de san­cio­nes; o, más vela­do, paí­ses como Ita­lia, Fran­cia y Ale­ma­nia, quie­nes son más par­ti­da­rios de una fina­li­za­ción rápi­da de la gue­rra y una sali­da nego­cia­da aten­dien­do a sus intere­ses eco­nó­mi­cos y de pro­ta­go­nis­mo polí­ti­co. Es fun­da­men­tal com­pren­der estas con­tra­dic­cio­nes y vin­cu­lar­las a posi­bles cri­sis en el seno de la Unión Euro­pea, máxi­me cuan­do el dis­cur­so mili­ta­ris­ta sur­gi­do del nue­vo “con­cep­to estra­té­gi­co” de Madrid impli­ca un com­pro­mi­so de aumen­to del gas­to mili­tar (3% del PIB) por par­te de los miem­bros de la OTAN, cuya apli­ca­ción podría dis­pa­rar cri­sis polí­ti­cas. Asi­mis­mo, en cla­ve inter­na, en dis­tin­tos paí­ses euro­peos están sur­gien­do ten­sio­nes entre dis­tin­tas for­ma­cio­nes polí­ti­cas que, repre­sen­tan­do los intere­ses de sec­to­res popu­la­res o de frac­cio­nes de las bur­gue­sías nacio­na­les con­tra­rias al domi­nio del capi­tal finan­cie­ro inter­na­cio­nal, expre­san recha­zo a esta rup­tu­ra hacia el gigan­te ruso, cons­cien­tes de la debi­li­dad eco­nó­mi­ca euro­pea en el caso de ais­lar­se del poten­te mer­ca­do asiá­ti­co y la con­si­guien­te mer­ma de los már­ge­nes de bene­fi­cios de las empre­sas. Debe­mos ser cons­cien­tes que estas posi­cio­nes polí­ti­cas pue­den ganar peso al calor de la cri­sis, si bien cabe aler­tar sobre su mono­po­li­za­ción por expo­nen­tes de extre­ma dere­cha como vemos en el caso de Le Pen en Francia.

2) El pro­yec­to euro­peo en cla­ve neo­li­be­ral tie­ne en su ADN la uti­li­za­ción del fas­cis­mo y la extre­ma dere­cha para impo­ner su pro­yec­to polí­ti­co (eco­nó­mi­co y social). A la uti­li­za­ción de las redes Stay Behind (Ope­ra­ción Gla­dio) por par­te de la OTAN en el con­tex­to de la Gue­rra Fría, debe­mos sumar la uti­li­za­ción sis­te­má­ti­ca de anti­guos miem­bros nazis, gru­pos de extre­ma dere­cha o fas­cis­tas para la defen­sa de los intere­ses capi­ta­lis­tas allí cuan­do les ha hecho fal­ta, fun­da­men­tal­men­te en la lucha con­tra la cla­se obre­ra orga­ni­za­da y el ascen­so de la influen­cia comu­nis­ta o de orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias. En la actual coyun­tu­ra, esta ten­den­cia se ha vuel­to a poner sobre la mesa con la nor­ma­li­za­ción y blan­quea­mien­to del dis­cur­so neo­na­zi, racis­ta y supre­ma­cis­ta en ínti­ma vin­cu­la­ción con la intro­duc­ción de Ucra­nia al pro­yec­to euro­peo. En un jue­go dis­cur­si­vo fas­ci­nan­te, los gru­pos o líde­res pro-neo­na­zis ucra­nia­nos se han vin­cu­la­do con la demo­cra­cia y la sobe­ra­nía nacio­nal en con­fron­ta­ción con el auto­ri­ta­ris­mo “impe­ria­lis­ta” de Mos­cú o, más aún, los “sepa­ra­tis­tas pro-rusos”. Esta reali­dad sitúa a la Unión Euro­pea, sus medios de comu­ni­ca­ción y la gran mayo­ría de los par­ti­dos polí­ti­cos que ava­lan este dis­cur­so, en una situa­ción de cla­ra dege­ne­ra­ción ideo­ló­gi­ca, éti­ca y polí­ti­ca, des­nu­dan­do su sumi­sión a los intere­ses del impe­ria­lis­mo occi­den­tal, del que for­man par­te. Un buen ter­mó­me­tro de esta situa­ción lo encon­tra­mos en las reac­cio­nes a la com­pa­re­cen­cia del pre­si­den­te ucra­niano V. Zelensky en los par­la­men­tos euro­peos, aplau­di­do y salu­da­do por todos los arcos par­la­men­ta­rios, inclui­da la mayo­ría de la “izquier­da”, con hon­ro­sas excep­cio­nes como el Par­ti­do Comu­nis­ta grie­go o portugués.

La Euro­pa del capi­tal y de la gue­rra se pre­ci­pi­ta a una situa­ción de pro­gre­si­va deca­den­cia, no sólo en el plano eco­nó­mi­co, sino polí­ti­co, vin­cu­la­do a una poten­cia en decli­ve como EEUU, y moral, a pesar de su rela­to avan­za­do de tie­rra de dere­chos, liber­tad e igual­dad. El últi­mo dra­ma y actua­ción cri­mi­nal en la fron­te­ra de Meli­lla, con dece­nas de ase­si­na­dos por las fuer­zas poli­cia­les en con­ni­ven­cia con el esta­do espa­ñol y bajo el aus­pi­cio de las polí­ti­cas fron­te­ri­zas de la UE, nos lo mues­tra cla­ra­men­te. Fren­te a esta Euro­pa que, no lo dude­mos, va a pro­fun­di­zar en los recor­tes, la mili­ta­ri­za­ción y la explo­ta­ción de la cla­se tra­ba­ja­do­ra, no pare­ce sur­gir un movi­mien­to de con­tes­ta­ción des­de el teji­do social y popu­lar. El rela­to úni­co y el adoc­tri­na­mien­to (no sólo a manos de los medios de comu­ni­ca­ción, sino en cada nue­va refor­ma edu­ca­ti­va de los dis­tin­tos paí­ses miem­bros) en torno a las bon­da­des de la Euro­pa “social, demo­crá­ti­ca y de dere­cho” como úni­co futu­ro para los pue­blos euro­peos, que aho­ra se ha arma­do de un dis­cur­so rusó­fo­bo, es la cla­ve ideo­ló­gi­ca que sigue ofre­cien­do legi­ti­mi­dad a los pode­res polí­ti­cos para seguir cedien­do sobe­ra­nía a las ins­ti­tu­cio­nes euro­peas, arras­trar­nos a una gue­rra o empo­bre­cer a las cla­ses popu­la­res. No obs­tan­te, todo apun­ta a que las con­tra­dic­cio­nes y la lucha de cla­ses van a flo­re­cer en los pró­xi­mos meses, pro­vo­can­do no sólo ten­sio­nes den­tro de los pode­res eco­nó­mi­cos, lo cual se va a refle­jar en cri­sis polí­ti­cas (como ya hemos vis­to en Ita­lia), sino esta­lli­dos popu­la­res al calor de la degra­da­ción de las con­di­cio­nes de vida, ante lo cual será fun­da­men­tal insis­tir en el pre­ci­pi­cio hacia el que nos abo­ca la Unión Euro­pea a las cla­ses popu­la­res europeas.

Pac­to que impo­ne a los esta­dos un lími­te en la deu­da (60% del PIB) y défi­cit (3% del PIB).

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https://telegra.ph/La-turbina-del-Nord-Stream-1-que-se-repara-en-Canad%C3%A1-enfrenta-a-Ucrania-y-la-UE-por-el-suministro-de-gas-ruso-07 – 16

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