Iñaki Gil de San Vicente ha visitado, recientemente, Barcelona para participar en la contracumbre organizada por la Plataforma por la Pau, contra las guerras, OTAN no, de Catalunya. Profesor y pensador marxista abertzale, es autor de numerosos artículos y libros, el último: Del socialismo utópico a la teoría marxista de la crisis (Boltxe kolektiboa, 2020). Nos encontramos con él justo antes de su intervención en una charla sobre liberación nacional, organizada por la Esquerra Independentista del Barcelonès. En el contexto actual de guerra en Ucrania, conversamos precisamente sobre geopolítica, la OTAN, el papel de las izquierdas y los movimientos de liberación nacional de clase.
La Directa: La existencia de la OTAN los últimos años se ha normalizado, los pocos movimientos que se oponen son muy pequeños y, a raíz de la guerra en Ucrania, nuevos Estados piden entrar. ¿Por qué?
Por varias razones. Una es que el que en el Estado español denominamos «la izquierda de su majestad» y el resto de Europa reformismo ha vivido un proceso de aceptación de las reglas del juego de la Unión Europea y de la estructura parlamentaria europea. También de aceptación de la indiferencia de la clase trabajadora respecto de lo que hace Europa, el imperialismo europeo, los crímenes de Europa y, por lo tanto, la OTAN. En el Estado español, en 1986, se celebró un referéndum de entrada en la alianza atlántica y solo tres naciones dijimos no: catalanes, canarios y vascos. Ha habido una lenta caída de la movilización propiciada por esta normalización, que a la vez está influenciada por el giro hacia el centro de las fuerzas revolucionarias, que han aceptado la lógica de la democracia burguesa en Occidente.
¿Qué ha provocado esta tendencia a la normalización?
De una forma u otra, mucha gente, aunque sea proletaria y de naciones oprimidas, entiende que la manera menos mala de vivir en Europa –respecto del este de Europa, el norte de África, Turquía o Palestina– es creer que vives en un oasis y esto hace que se olviden los crímenes. Se vio claro en la guerra de Yugoslavia y con su destrucción del 1991 al 1999. También, en todos los crímenes contra Irak, independientemente de la valoración que cada cual pueda hacer sobre el gobierno de Sadam Hussein. Las dos guerras contra Irak dejaron un saldo gigante de muertes… Simplemente por el embargo socioeconómico impuesto del año 91 al 93, murieron medio millón de niños iraquíes por hambre y enfermedades en medio de la pasividad europea. También lo vivimos el 2011 con la destrucción de Libia, cuando mucha gente de la izquierda europea lo aplaudía, como lo que ocurre en Siria.
¿Son guerras que no se perciben como propias?
Antes de la crisis de 2010, el panorama europeo entró en una normalidad donde incluso a aquellas naciones que habían dicho no a la OTAN se desmovilizaron. Por ejemplo, en Euskal Herria se normalizó la existencia del polígono de tiro de las Bardenas, donde van los aviones norteamericanos del OTAN a lanzar bombas, bombas que explotan. Un año antes de que nos metieran a presión dentro de la OTAN, aunque hubiéramos dicho que no, el 70% de las bombas explosivas y cohetes que los aviones norteamericanos utilizaban en prácticas se echaron en territorio vasco. Algunos hemos visto lanzar bombas en Navarra y como la expansión del aire llega hasta un kilómetro y medio más lejos… Ahora, en Andalucía, empiezan a recuperar movilizaciones, pero la razón fundamental por no hacerlo es la aceptación de la lógica.
Durante la última década, pero, se ha alterado la percepción de estabilidad.
El 2007 – 2008 arrancó una crisis y alguna gente empezó a darse cuenta que Europa giraba hacia un gobierno muy autoritario. Por ejemplo, hay que recordar que tanto Euskal Herria como los Països Catalans tenemos territorio dentro del Estado francés, y Francia es un gobierno nuclear, con bombas nucleares, que ha ido imponiendo medidas draconianas y duras, no solo a raíz de los chalecos amarillos. A partir de 2009, cuando la crisis empezó a afectar Europa, estas situaciones empezaron a radicalizarse. Con la destrucción de Libia el 2011 y lo que vino después en el 2015, con el malestar social que había en muchas partes del mundo, la OTAN empezó a aparecer como un pequeño monstruo. El que la gente no sabe es que a finales del siglo XX, por presión de la derecha europea, la OTAN asumió que una vez la URSS había hecho implosión y el Pacto de Varsovia había dejado de existir, una de sus funciones era garantizar la integridad territorial de los Estados que formaban la Unión Europea.
¿Cómo la del Estado español, a raíz del 1 de octubre en Catalunya?
A partir del 2014, fui testigo de la esperanza que una gran parte del pueblo catalán tenía en que la Unión Europea impulsara el proceso catalán, pero quienes ya éramos críticos con la OTAN y con la Unión Europa advertíamos que no se hicieran ilusiones. Estas ilusiones estaban prohibidas de raíz porque la OTAN había asumido ser garante de la unidad territorial de Francia, de España y de todos los Estados. Y así ha sido: Europa dijo que tururú porque detrás había la OTAN. Los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza en tierras vascas, la policía foral en Nafarroa o la policía francesa en Iparralde o Perpinyan, son fuerzas controladas por la OTAN, una estructura que va penetrando. En la medida en que la crisis de 2008 – 2010 demostraba que había una situación insoportable y que el poder represivo aumentaba, las naciones oprimidas se daban cuenta que no solo se enfrentaban a poderes tradicionales, sino a una estructura europea. Esto ha estallado después de Siria, pero también en Kazajistán, en Bielorrusia y finalmente en Ucrania. A partir de aquí, los posicionamientos categóricos del Estado francés y español, de Alemania o Gran Bretaña fueron que los ucranianos se mataran si querían, pero que la OTAN prohibiera de todas todas que pudiera hacer un referéndum de autodeterminación de las repúblicas populares del Donbass. A pesar de que ya lo habían hecho y lo habían ganado con un 91% en 2014, la OTAN lo prohíbe mientras ya existían 14.000 muertos y un millón de exiliados. Rusia advirtió que ya no se podía retroceder más, que se estaban poniendo cohetes y misiles nucleares a diez minutos de Moscú y a cinco de Minsk con la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN. Además, Leningrado, San Petersburgo, queda a 130 kilómetros de los cohetes nucleares del OTAN y por eso Rusia ha dicho basta. Como al Donbass, el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán y vasco está prohibido por la OTAN, que es quien garantiza en el Estado español que llegue petróleo y gas relativamente barato, también la comida y, respecto al Sáhara, alianzas con Marruecos o que se controle la migración que Europa ha provocado con su saqueo sistemático.
Están resurgiendo algunas plataformas llamadas por la paz y contra la OTAN. De hecho, justamente la contracumbre de la OTAN es el motivo de tu visita en Barcelona. ¿Qué utilidad tienen estos espacios?
Creo que es tarde, ha habido demasiados años de pasividad. En Andalucía las manifestaciones contra las bases norteamericanas se han ido abandonando, incluso por parte del mismo Partido Comunista e Izquierda Unida que ahora ni las convocan. Es la izquierda independentista andaluza y sectores de la izquierda internacionalista española quién sale a exigir el desmantelamiento de las defensas norteamericanas. Esto pasa en todas partes, también en Euskal Herria con el polígono de tiro. Así mismo, es interesante analizar la función del puerto de València y de Barcelona en el eje mediterráneo y de los Països Catalans en toda la composición actual. Por un lado, ha habido dejadez y normalización. Por otro lado, también ha penetrado la ideología del pacifismo contra una máquina tremenda que ha causado un montón de muertes al mundo. Frente a este monstruo, pedir paz puede servir en algún momento para sectores muy suaves, con una conciencia muy baja, con muchos miedos, que no han querido estudiar la historia o no se han preocupado por las contradicciones de fondos. En Euskal Herria, cada vez somos más los que decimos que el pacifismo no vale contra el OTAN y que la consigna por la paz no tiene sentido. El que hace falta es pasar a defender el derecho que tienen las repúblicas populares del Donbass y de Rusia a defenderse de la OTAN, el derecho del pueblo saharaui a resistir porque lo han vendido y traicionado por exigencia norteamericana. No hay que reivindicar una paz abstracta sino una paz justa, conseguida después del derecho a la resistencia. La reivindicación «no a la guerra, paz» les va muy bien a ellos y esto es lo que tenemos que explicar a la gente que todavía se mueve en este nivel de duda y de imprecisión. ¿Alguien piensa que las bases norteamericanas en el Estado español permitirían una república en Catalunya? Hace falta que el ejército norteamericano se vaya de las bases que ocupa en Andalucía, en Euskal Herria y a los Països Catalans. Los barcos tienen que abandonar este territorio como condición sine qua non. Después de que todas sus tropas se marchen, empezando por la Guardia Civil que es un cuerpo supeditado a las órdenes de la OTAN, tienen que dar la palabra en los pueblos.
En Catalunya parece que a partir de octubre de 2017 no se ha sabido reaccionar. ¿En este momento, qué tienen que hacer las izquierdas independentistas para salir de la resistencia y volver a un episodio de movilización?
Lo primero que tienen que hacer es darse cuenta o analizar cómo ha cambiado la realidad y la estructura política, socioeconómica y de opresión nacional desde el año 1986, cuando nos metieron a martillazos dentro de la OTAN. ¿Alguien pensaba que un acuerdo con la democracia española permitiría que Catalunya, de forma democrática y pacíficamente, siguiera por su camino? La misma burguesía catalana dijo que ni hablar, igual que en Canarias y en Euskal Herria. Ahora, todas las burguesías en el Estado español son limpiamente pro otanistas porque han visto que el capitalismo europeo solo puede sobrevivir como capitalismo propio para ellos y sus riquezas si obedecen a Estados Unidos. El capitalismo actual se encuentra en una crisis que no existía entonces, el agotamiento de un montón de recursos es mucho más grave que en el 86 y, sobre todo, hay unos poderes que están cogiendo Europa con tenazas. El auge del poder en Eurasia, así como el poder que representa Rusia, China, Irán, Pakistán e India posiblemente, o el que pasa en la América Latina, está desbordando ya Europa y Estados Unidos. La burguesía europea sabe que su única garantía del viejo sueño, donde Europa dirige el mundo con el permiso de Estados Unidos, solo será posible si obedecen a Estados Unidos. Y Ucrania es un foco para todas estas burguesías europeas que se tienen que preparar para el frente interno dentro de Europa, este frente contra las clases trabajadoras. Todas las medidas de represión que se están tomando, de limitación de libertades, de aumento de autoritarismo, racistas, fascistas… todo está consentido por la OTAN y las burguesías, aunque después en una situación de elecciones el fascismo en el Estado francés por ejemplo haya sido frenado por Macron, pero esto son disputas entre las mismas burguesías. Nada más.
¿Le marca un tope a la extrema derecha, pero no la confronta?
Exacto, hasta que les interese. El Estado español está algo más avanzado porque las burguesías están entendiendo que o hay un acuerdo entre el PP y el PSOE o hay un acuerdo entre PP y VOX. Están discutiendo qué los puede interesar más para el 2023: si un gobierno de salvación nacional o un gobierno neofascista. Una situación que se está produciendo en toda Europa. ¿Por qué ahora contra Rusia y Ucrania? Contra Ucrania porque no pueden permitir que haya derecho a la autodeterminación de las repúblicas populares, que tienen unas leyes sociales más avanzadas de las que hay a Europa. Ucrania es un peligro porque si triunfa el derecho a la autodeterminación de una región con leyes mejores de las que tenemos aquí, puede extenderse hacia otras naciones oprimidas de Europa y esto está prohibido por la misma OTAN. Otros motivos son también que Ucrania y Rusia producen como mínimo el 29% del trigo del mundo y tal como está el panorama mundial, la alimentación es una arma de dominación de los pueblos. Apropiarse de las tierras negras de Ucrania y Rusia, incluso de las reservas de agua que tiene Bielorrusia en los pantanos del Pripet –que son enormes y tienen una importante reserva de agua dulce – , con los cambios en el clima, en diez o quince años tendrá un valor muy grande. Por eso el imperialismo está luchando por todos los acuíferos del mundo. Hay una transnacional francesa canadiense que compró glaciales chilenos durante el gobierno de Pinochet, para así quedarse con el agua del deshielo y llevarla en barcos, pero también para explotarlos y quedarse con los minerales de sedimentación que hay: oro, diamantes, minerales raros… El capitalismo sabe donde invierte.
Además de los intereses como la tierra fértil, has hablado de la intención de debilitar y derrotar Rusia por parte de las potencias hegemónicas en Occidente…
El primer lugar balcanizar Rusia lo trazó Estados Unidos en 1914, cuando no existía la URSS. La idea era romper el régimen zarista y crear doce gobiernos regionales controlados por occidente. Precisamente, este plan lo reactivó un periodista de la extrema derecha, Navalny que abogaba por una Rusia nazi, regionalizada, occidental, integrada en la Unión Europea y en la OTAN, pero cada vez más sectores de la burguesía rusa han ido viendo que por ahí no iban en ninguna parte y están intentando hacer una alianza estratégica con China. Esto se quiere evitar para llevar la OTAN a una frontera con China y, finalmente, tener Rusia totalmente rodeada. Parece que no, pero hacen los planes con quince años de anticipación. Tienen un lugar para atacar en Rusia en Polonia, Ucrania o Suecia y también lo tenían en Afganistán donde fueron expulsados o Pakistán, donde el golpe de Estado les falló. Tienen India, donde se está debatiendo con una lucha de clases impresionante. Tienen Corea del Sur, tienen la AUKUS –la alianza de Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos– y tienen Japón, que se está rearmando hasta los dientes con un giro impresionante hacia la ideología imperial japonesa. También cuentan con Alemania y todo el nazismo que se está preparando en Ucrania. Hay una internacional nazi potenciada tanto por el partido republicano de Trump como por una derecha del Partido Demócrata de Biden en Estados Unidos. Estas son las razones que dentro de Europa los llevan a presionar Ucrania. Y ahora, la izquierda europea se ha encontrado que está dentro de un agujero porque durante años ha ignorado voluntariamente lo que se acercaba.
Con todo, y cambiando ligeramente de tema, los cambios en la ofensiva capitalista también están empezando a afectar a las dinámicas de las izquierdas. Hay ciertas fracciones que hasta ahora formaban parte de organizaciones de liberación nacional de clase que están creando nuevos movimientos. Por ejemplo, el auge de Mugimendu Sozialista (MS) en Euskal Herria. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
Lo que está pasando en el Euskal Herria es que una generación nueva, joven, que vive un capitalismo feroz, se está dando cuenta que las estrategias de la deriva reformista de Bildu no la interpelan. Según un informe de Cáritas, solo el 40% de la población está por encima del nivel de pobreza. Esto está golpeando mucho la juventud trabajadora y se está produciendo una ruptura generacional. Periódicamente, cuando existen situaciones similares, hay rupturas de generaciones trabajadoras, juveniles, que son de composición obrera o en menor medida pequeño burguesa. Ahora se han dado cuenta que sus padres, en este caso Bildu, los ha dejado abandonados. Pero no solo hay este movimiento joven, también hay una tendencia a la recuperación de muchos militantes de 40 o 50 años que pasaron una crisis muy fuerte al ver que se lanzaban por la borda un montón de valores por los que había luchado y se habían hecho enormes sacrificios, literalmente por nada. Existen otros sectores que no tienen la presencia mediática del MS y llevan a cabo una tarea de organización y autoorganización más invisible, pero que tal vez es más importante a medio o a largo plazo.
¿En que se materializa?
Lo que está sucediendo es un empobrecimiento social tremendo, en un contexto de lucha de clases al alza con unas movilizaciones de nuevas organizaciones, algunas de las cuales no tienen nombre público y actúan como cuadrillas conectadas en red o por la tradición tan clásica del pueblo vasco como es el movimiento popular, el movimiento cultural. Esto se está viendo mucho en el movimiento por la recuperación de la lengua y cultura vasca, también en la influencia impresionante de la juventud, de gaztes, sobre todo de mujeres jóvenes desde el 2018 – 2019. Por eso creo que no se tendría que centrar exclusivamente toda esta riqueza, ni potenciar esta lucha de clases, ni estas reflexiones y debates en el movimiento socialista, puesto que solo es una parte. El MS es una parte de todo un movimiento amplio surgido a partir del impacto de la crisis, de ver como la vía parlamentaria española y las promesas del PSOE son un bluf. Literalmente, no se está consiguiendo nada y lo que se está consiguiendo es un empobrecimiento mayor, las leyes represivas continúan vigentes. Todo el que se había prometido si se aceptaba la vía española, de nuevo, no se está cumpliendo. Se está magnificando lo poco que se ha conseguido para magnificar todo el que no existe. Incluso cuando se dice que electoralmente la antigua izquierda abertzale ha subido votos, se omite que los que ha perdido por la izquierda los ha cogido de Podemos y de IU, de la izquierda española que está en caída libre o incluso de algunos sectores basquistes del PSOE, que están viendo que incluso votando a Bildu podrían encontrar un asiento en el futuro gobierno vasco, como Navarra. En las últimas elecciones en Euskal Herria solo votó un 49,22%. Esto es una derrota estratégica para aquellos que prometían que llegando al parlamento vasco, a Madrid o a las diputaciones ganaríamos. Hay varias perspectivas sobre lo que se tiene que hacer, la del MS es una, pero hay otros que ya empiezan a plantear un modelo donde cada vez el independentismo socialista, la reivindicación nacional y reivindicar un independentismo de clase es más urgente. Empieza a salir una línea diferente a la que defiende el Movimentu Sozialista, emergen textos que plantean que todo el que está sucediendo confirma la valía del independentismo socialista histórico y está planteando vías de intervención en este independentismo y vías de avance de este independentismo en las opresiones nacionales que existen el 2022 bajo el mandato del OTAN.
¿Crees que algunas perspectivas pueden acabar haciendo un favor al Estado? ¿Qué potencial revolucionario tienen?
Hace falta una perspectiva de hacia dónde quieres avanzar, no se puede decir únicamente: «quiero un Estado socialista». Qué es esto, cómo tiene que avanzar, qué políticas concretas tienes que hacer ahora, qué función tiene reivindicar la independencia desde ahora mismo, de qué contenido tienes que dotarlo, qué alianzas tienes que establecer en el Estado español? Los que tenemos una parte de nuestro país ocupado por franceses, ¿qué alianza tenemos que establecer? Quienes estamos bajo una estructura como la OTAN, ¿qué alianzas tenemos que establecer dentro de Europa con otros pueblos? No puedes decir simplemente que quieres un Estado socialista, lo tienes que rellenar de contenido, modelos y alternativas. Este proceso ya está empezado, ya hay un sector que reconoce que un Estado nacionalista vasco es imprescindible.
Texto: Carla Benito
11 de julio de 2022
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