Bases mili­ta­res de Esta­dos Uni­dos: neo­co­lo­nia­lis­mo e impunidad

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Trans­crip­ción: Pablo Ruiz-SOA­Watch – www​.soaw​.org

Algu­nos auto­res dicen que las bases mili­ta­res sus­ti­tu­yen el clá­si­co o el vie­jo poder colo­nial, los vie­jos terri­to­rios colo­nia­les. Por­que, efec­ti­va­men­te, Esta­dos Uni­dos está des­per­di­ga­do por todo el mun­do, en las bases, has­ta el pun­to que ni los inves­ti­ga­do­res más exhaus­ti­vos saben, en rigor, cuán­tas bases tie­ne Esta­dos Uni­dos, por­que esto está cubier­to por el secre­tis­mo. Pero los inves­ti­ga­do­res, diga­mos más serios, más sis­te­má­ti­cos, dicen que esas bases pue­den lle­gar a ser 1.250 bases militares.

Esta­dos Uni­dos reco­no­ce, ofi­cial­men­te, 700, pero los inves­ti­ga­do­res dicen que pue­den lle­gar a ser 1.250 bases mili­ta­res. ¿Por qué ese des­fa­se en casi 500?, por muchas razo­nes. En pri­mer lugar, por­que el asun­to de las bases tam­bién es cambiante.

A veces, nos hemos acos­tum­bra­do a pen­sar que cuan­do habla­mos de las bases de Esta­dos Uni­dos, esta­mos hablan­do de las bases más visi­bles, más gran­des, más per­ma­nen­tes, don­de siem­pre hay per­so­nal mili­tar y que lle­va, diga­mos, déca­das. Como las bases en Japón, por ejem­plo, Oki­na­wa, en Japón. Las bases de Guam, las bases de Die­go Gar­cía, en el Pací­fi­co, o la base de Guan­tá­na­mo, que lle­va un siglo, más de un siglo: 120 años, ¿sí? Enton­ces, supo­ne­mos que todas las bases son así: no. Las bases mili­ta­res tam­bién son cam­bian­tes. Y son cam­bian­tes en qué medi­da: en la medi­da en que el impe­ria­lis­mo tam­bién se adap­ta a las situa­cio­nes. Enton­ces, en los luga­res en don­de haya menos resis­ten­cia, pues están las bases visi­bles, las bases de siempre.

Pero, en aque­llos luga­res en don­de haya algu­na opo­si­ción, resis­ten­cia, denun­cia, Esta­dos Uni­dos esta­ble­ce otro tipo de bases, bases diga­mos bases más cir­cuns­tan­cia­les. Por ejem­plo, en muchos luga­res del mun­do hay bases de los Esta­dos Uni­dos que sola­men­te sir­ven, les sir­ven a ellos, que es impor­tan­te, por supues­to, para car­gar de com­bus­ti­ble los avio­nes. Diga­mos, son bases de trán­si­to, por ejem­plo, eso es muy impor­tan­te: por la auto­no­mía del vue­lo de las naves, por el con­trol, por la infor­ma­ción, por muchas cir­cuns­tan­cias. Hay muchas bases que fun­cio­nan así.

Hay otras bases que son de ins­tan­cia media, es decir de dura­ción media; son muy diversas.

Enton­ces, esas bases están des­per­di­ga­das por todo el mun­do. Y un lugar pri­vi­le­gia­do don­de están expan­di­das esas bases es por el terri­to­rio lati­no­ame­ri­cano, y jus­ta­men­te estos eran uno de los mapas que yo les que­ría mos­trar, para ver como en Amé­ri­ca hay bases mili­ta­res de los Esta­dos Uni­dos, inclu­yen­do el pro­pio terri­to­rio de los Esta­dos Uni­dos. Es decir, Esta­dos Uni­dos tie­ne bases mili­ta­res en su pro­pio terri­to­rio, y esto pare­ce un chis­te, ¿no? Esta­dos Uni­dos tie­ne luga­res que son prác­ti­ca­men­te pue­blos, hay bases mili­ta­res de los Esta­dos Uni­dos que tie­nen 130 mil habi­tan­tes, por ejemplo.

Que son pue­blos ais­la­dos don­de no pue­de ir nadie de los habi­tan­tes de los Esta­dos Uni­dos, ni mucho menos, y allí pre­pa­ran a su per­so­nal, entre­nan, uti­li­zan armas, y de ahí para aba­jo, del Río Bra­vo para aba­jo, las bases están des­per­di­ga­das en todo el con­ti­nen­te y, prin­ci­pal­men­te, con­cen­tra­das en Amé­ri­ca Cen­tral y el Cari­be; prin­ci­pal­men­te, están con­cen­tra­das ahí des­de hace mucho tiempo.

Pero eso se ha acen­tua­do, en los últi­mos 15 – 20 años, y está rela­cio­na­do con la emer­gen­cia del gobierno boli­va­riano de Vene­zue­la. Y enton­ces es bueno ver en estos mapas cómo se fue rodean­do a la Vene­zue­la bolivariana.

Es un cer­co geo­es­tra­té­gi­co del Cari­be, de la Ama­zo­nía, de la zona andi­na, todo el terri­to­rio vene­zo­lano y eso se ha ido refor­zan­do, y ahí hay que decir que Colom­bia desem­pe­ña un papel fun­da­men­tal; lamen­ta­ble­men­te, fun­da­men­tal, muy impor­tan­te para los Esta­dos Uni­dos, por­que en Colom­bia se ha dis­pues­to el esta­ble­ci­mien­to de bases mili­ta­res for­ma­les e infor­ma­les, reco­no­ci­das y no reco­no­ci­das, marí­ti­mas y terres­tres para com­ple­tar el cer­co con­tra Venezuela.

Y en ese sen­ti­do, enton­ces, yo ten­go que decir lo siguien­te: siem­pre se habla de las sie­te bases mili­ta­res de Esta­dos Uni­dos en Colom­bia. Ten­go que decir que esa infor­ma­ción es fal­sa. Es fal­sa por­que no son sie­te. Son entre 40 y 50 bases mili­ta­res. Es decir, la infor­ma­ción es fal­sa, por defec­to, no por exce­so; por defecto.

Enten­dien­do «bases» de qué mane­ra: algu­nos auto­res inclu­so acá, lo lla­man «cua­si bases», bases y cua­si bases. Enton­ces, ¿de qué esta­mos hablan­do? Es que hay un domi­nio de espec­tro com­ple­to que es mili­tar, que es mediá­ti­co, que es cul­tu­ral, que es infor­ma­ti­vo, que es comunicacional.

Y que es impor­tan­te hoy, acti­var, a par­tir, por ejem­plo, del esta­ble­ci­mien­to de rada­res, y el terri­to­rio colom­biano está lleno de rada­res. Des­de el cari­be colom­biano has­ta Leti­cia, es decir, atra­vie­san todo el terri­to­rio colom­biano des­de la zona insu­lar del cari­be colom­biano has­ta la sel­va ama­zó­ni­ca de este país hay rada­res, y hay rada­res que rodean toda la fron­te­ra con Vene­zue­la, la fron­te­ra con Ecua­dor, la fron­te­ra con Panamá.

Enton­ces esta­mos hablan­do de loca­li­za­cio­nes geo-estra­té­gi­cas direc­ta­men­te mane­ja­das por per­so­nal de los Esta­dos Uni­dos. Enton­ces aquí es bueno plan­tear una cosa: resul­ta que cuan­do se habla­ba de las famo­sas sie­te bases, que lle­va­ron a que se fir­ma­ra un acuer­do ver­gon­zo­so, el 30 de octu­bre del 2009, entre Colom­bia y los Esta­dos Uni­dos. Resul­ta que eso fue echa­do para atrás lue­go, en tér­mi­nos lega­les por las cor­tes colom­bia­nas y de ahí en ade­lan­te, enton­ces, aquí en Colom­bia se dice que no hay bases mili­ta­res de los Esta­dos Unidos.

Ese es un sofis­ma, por­que Colom­bia es un país cul­tor de las for­mas, y de las for­mas jurí­di­cas. Enton­ces, se supo­ne que lo que jurí­di­ca­men­te no exis­te, en reali­dad no existe.

Aca­ba­mos de ver, ayer la fis­ca­lía decla­ró que Uri­be debe­ría ser exo­ne­ra­do de los car­gos por este pro­lon­ga­do jui­cio que ya lle­va 10 años. Esas son las for­mas jurí­di­cas. No quie­re decir que el tipo no sea un delin­cuen­te. Eso no quie­re decir que el tipo no sea un cri­mi­nal. Pues lo mis­mo suce­de con las bases, con las bases establecidas.

For­mal­men­te, las cor­tes las echa­ron para atrás, pero las bases siguie­ron fun­cio­nan­do, e inclu­so con pac­tos secre­tos en que los mis­mos Esta­dos Uni­dos y el gobierno colom­biano dice que no hay que esta­ble­cer con­ve­nios for­ma­les que pasen por el par­la­men­to ni mucho menos, sino con­ve­nios por deba­jo de cuer­da que per­mi­tan que los mili­ta­res de Esta­dos Uni­dos y sus mer­ce­na­rios entren a Colom­bia, como Pedro por su casa, sin pasa­por­te, sin nin­gún tipo de exi­gen­cia. Y esa es la situa­ción que nos encontramos.

Pero el otro ele­men­to que yo quie­ro des­ta­car es que tam­bién hay una mili­ta­ri­za­ción inter­na de la socie­dad colom­bia­na liga­da a la mili­ta­ri­za­ción exter­na. Y aquí yo tenía tam­bién otros mapas, sobre algo que se lla­ma «los bata­llo­nes mine­ro – ener­gé­ti­cos e infra­es­truc­tu­ra­les» que hay en Colom­bia. Y resul­ta que en esos mapas que es lo que noso­tros pode­mos ver.

Aho­ra, los mapas son habla­dos, los voy a hacer habla­dos. En el terri­to­rio colom­biano, de nor­te a sur, hay lo que aquí se lla­man «bata­llo­nes mine­ro-ener­gé­ti­cos e infra­es­truc­tu­ra­les» que ocu­pan, y este es un dato del 2015, está des­ac­tua­li­za­do, por­que aquí es difí­cil con­se­guir infor­ma­ción actua­li­za­da por lo que significa.

En el 2015 se ocu­pa­ban 82.000 mili­ta­res. 82.000 mili­ta­res: un ter­cio de las Fuer­zas Arma­das del ejér­ci­to colom­biano se ocu­pa­ban en los bata­llo­nes mine­ro-ener­gé­ti­cos de sur a norte.

Y qué hacen esos bata­llo­nes mine­ro-ener­gé­ti­cos: pues están a la entra­da de una refi­ne­ría, a la entra­da de una mina de car­bón, a la entra­da de una explo­ta­ción de oro, de cobre, en un pun­to fun­da­men­tal de infra­es­truc­tu­ra vial, en un puen­te, y en gran par­te de los luga­res que nos está mos­tran­do ahí mi com­pa­ñe­ra en el mapa.

En gran par­te de esos luga­res hay pre­sen­cia direc­ta o indi­rec­ta de los Esta­dos Uni­dos. Por­que son ase­so­res, por­que son mer­ce­na­rios. Por ese tipo, diga­mos, de hechos reales, por­que mane­jan la infor­ma­ción. Enton­ces, aquí pue­den ver, pre­ci­sa­men­te, el mapa de la pre­sen­cia mili­tar de los Esta­dos Uni­dos en terri­to­rio colom­biano. A este mapa hay que super­po­ner, el mapa de los bata­llo­nes mine­ro-ener­gé­ti­cos; y qué nos daría por resul­ta­do: que Colom­bia es uno de los paí­ses más mili­ta­ri­za­dos del mun­do, más terri­ble­men­te mili­ta­ri­za­dos del mundo.

Recor­de­mos que, en los últi­mos 20 años, el ejér­ci­to colom­biano es uno de los 5 ejér­ci­tos que más ha cre­ci­do en el mun­do. Y ya por el per­so­nal que tie­ne, por­que el total de las Fuer­zas Arma­das, en este país, suman­do ejér­ci­to, mari­na, avia­ción, poli­cía, que es una fuer­za mili­tar, ser­vi­cios secre­tos, y otros: tene­mos 500 mil per­so­nas. Es decir, es un ejér­ci­to que tie­ne un tama­ño casi simi­lar al de Bra­sil, con la dife­ren­cia que Bra­sil tie­ne 4 – 5 veces más pobla­ción que Colombia.

Es una socie­dad terri­ble­men­te mili­ta­ri­za­da. Y por eso, no nos extra­ñe que en este país se haya come­ti­do lo que hoy se lla­ma «el peor geno­ci­dio del siglo XX», que es lo que se lla­ma, eufe­mís­ti­ca­men­te, como los fal­sos posi­ti­vos. Ayer, cuan­do Uri­be fue par­cial­men­te exo­ne­ra­do, publi­có un Twit­ter que decía: «gra­cias a Dios por este paso posi­ti­vo». Se debe­ría decir, en reali­dad, gra­cias a Dios por este fal­so posi­ti­vo, que son por lo menos 10 mil colom­bia­nos ase­si­na­dos por el ejér­ci­to y los bata­llo­nes que orga­ni­za­ron el ase­si­na­to, fue­ron pre­pa­ra­dos en la Escue­la de Las Américas.

De tal mane­ra, que tene­mos cómo se cie­rra el círcu­lo de la mili­ta­ri­za­ción de una socie­dad ya no sola­men­te hacia aden­tro, sino hacia afue­ra, por­que des­de Colom­bia se pre­pa­ran las agre­sio­nes con­tra el res­to del terri­to­rio, y se aca­ba de cum­plir, el 1º de mar­zo, un ani­ver­sa­rio más, funes­to, de la masa­cre de Sucum­bios del 1 de mar­zo del 2008, cuan­do fue­ron masa­cra­das 26 per­so­nas por un bom­bar­de­ro mane­ja­do por pilo­tos de los Esta­dos Uni­dos: que salió des­de una base mili­tar, con ase­so­ra­mien­to israe­lí-esta­dou­ni­den­se, en terri­to­rio colom­biano, cuan­do fue­ron masa­cra­dos, entre ellos, Raúl Reyes, y 4 estu­dian­tes mexi­ca­nos que nun­ca habían entra­do a terri­to­rio colombiano.

Enton­ces, más o menos, esto era lo que yo les que­ría plan­tear. No abu­so más de uste­des por cues­tión de tiem­po y agra­dez­co pues, la invi­ta­ción de Che­ma y lás­ti­ma no haber podi­do pre­sen­tar todos los mapas.

*Renán Vega es inves­ti­ga­dor inde­pen­dien­te, pro­fe­sor de la Uni­ver­si­dad Peda­gó­gi­ca Nacio­nal en Bogo­tá. Autor de libros sobre la influen­cia del impe­ria­lis­mo en la vida colom­bia­na y lati­no­ame­ri­ca­na. Fue miem­bro de la Comi­sión His­tó­ri­ca del Con­flic­to Arma­do y sus Víc­ti­mas, nom­bra­da en La Haba­na. Gana­dor del Pre­mio Liber­ta­dor al Pen­sa­mien­to Crí­ti­co, ver­sión 2007 – 2008, con el libro Un mun­do incierto.

Este es un extrac­to de una ponen­cia de Renán Vega y que fue pre­sen­ta­da, el 7 de mar­zo de 2021, en el canal de You­tu­be «TeCs Ter­tu­lias en Cua­ren­te­na» que con­du­ce Txe­ma Sán­chez en el con­tex­to de la Jor­na­da de Con­ver­sa­cio­nes sobre la OTAN.

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