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En el «nido de avis­pas» o el ascen­so de la Bri­ga­da de Yenín

El cam­po de refu­gia­dos de Yenín ha sido trans­for­ma­do en una «zona libe­ra­da» por las orga­ni­za­cio­nes de resis­ten­cia arma­da. La resis­ten­cia espe­ra aho­ra que el mode­lo de Yenín se extien­da a otras par­tes de Cisjordania.

«Mire, nos esta­mos defen­dien­do», dice, con voz cla­ra y fir­me, apa­ren­te­men­te anti­ci­pan­do la pre­gun­ta. «La pri­me­ra vez que Israel me per­si­guió fue hace dos años», dice a Mondoweiss.

Su arma está siem­pre lis­ta, su esta­tu­ra es impo­nen­te, su andar rec­to. Abu Daboor, de 28 años, en la entra­da del cam­po de refu­gia­dos de Yenín. El color marrón de sus manos con­tras­ta con su cami­se­ta negra y su pan­ta­lón de chán­dal oscuro.

Detrás de él, al otro lado de la roton­da y a tra­vés de las barri­ca­das de la entra­da al cam­po de refu­gia­dos de Yenín, un letre­ro de gra­fi­ti algo mal cali­gra­fia­do dice: «Bien­ve­ni­dos al Nido de Avispas».

Esta­ble­ci­do en 1953, los 0,42 kiló­me­tros cua­dra­dos que com­po­nen el cam­po alber­gan a casi 12.000 pales­ti­nos, muchos de ellos pro­ce­den­tes de las zonas cer­ca­nas a Hai­fa y Naza­ret, en el nor­te de la Pales­ti­na histórica.

El cam­po de refu­gia­dos de Yenín es amplia­men­te cono­ci­do den­tro del apa­ra­to repre­si­vo israe­lí como «el nido de avis­pas», fra­se que ha vuel­to a poner­se de moda con el comien­zo del año, espe­cial­men­te duran­te los pri­me­ros meses del asal­to mili­tar israe­lí a los bas­tio­nes de la resis­ten­cia palestina.

Son casi las 3 de la maña­na y los guar­dias del cam­pa­men­to están patru­llan­do por las calles cer­ca­nas, lis­tos para pro­te­ger el cam­pa­men­to de las inva­sio­nes israelíes.

A pesar de lo avan­za­do de la hora, los hom­bres están aten­tos a cual­quier ros­tro des­co­no­ci­do, temien­do que se tra­te de fuer­zas espe­cia­les israe­líes en misión de ase­si­na­to. Este año, más de 16 com­ba­tien­tes de la resis­ten­cia han sido ata­ca­dos y ase­si­na­dos solo en Yenín, como resul­ta­do de la vuel­ta a la polí­ti­ca de «liqui­da­ción» de Israel, que lle­va décadas.

Coope­ra­ción de los gru­pos arma­dos en Jenin

«Es la pri­me­ra vez que veo estos ata­ques selec­ti­vos», decla­ró a Mon­do­weiss en agos­to Yara Eid, estu­dian­te y acti­vis­ta que infor­mó des­de Gaza duran­te la Ope­ra­ción Ama­ne­cer (Brea­king Dawn).

Se refe­ría a los ata­ques israe­líes con­tra la direc­ción de la Yihad Islá­mi­ca Pales­ti­na (PIJ) en Gaza. El asal­to israe­lí a Gaza, que se cobró la vida de 51 pales­ti­nos [], entre ellos 17 niños, estu­vo moti­va­do por el supues­to papel del JIP en la finan­cia­ción de gru­pos arma­dos en Cisjordania.

Uno de los prin­ci­pa­les gru­pos fun­da­dos por el JIP fue la Bri­ga­da de Yenín, Kati­bet Yenín en ára­be. Aun­que en un prin­ci­pio la Bri­ga­da ope­ra­ba como una rama en Yenín de Sara­ya al-Quds (las Bri­ga­das Al-Quds, el bra­zo arma­do del JIP), la Bri­ga­da de Yenín ha evo­lu­cio­na­do has­ta con­ver­tir­se en una for­ma­ción más com­ple­ja y sin afi­lia­ción política.

Fun­cio­na como una orga­ni­za­ción para­guas para un con­jun­to diver­so de gru­pos arma­dos, y las ideo­lo­gías polí­ti­cas y fac­cio­na­les de los com­ba­tien­tes indi­vi­dua­les de la Bri­ga­da han pasa­do a un segun­do plano res­pec­to al obje­ti­vo inme­dia­to de pro­te­ger el cam­po y repe­ler las incur­sio­nes israelíes.

«Cada orga­ni­za­ción ope­ra por su cuen­ta», dijo a Mon­do­weiss Abu Mujahed, de 43 años, por­ta­voz de la Bri­ga­da de los Már­ti­res de Al-Aqsa (bra­zo arma­do de Al Fatah) en el cam­po, des­de una casa que había alber­ga­do a los dos pales­ti­nos fuga­dos de la fuga de la cár­cel de Gil­boa, Muna­del Nufeiat y Ayham Kamamji.

«Pero cuan­do el ejér­ci­to inva­de [el cam­pa­men­to], todos esta­mos esta­mos pre­pa­ra­dos», dice.

Por «noso­tros», Abu Mujahed se refie­re a todas las orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas arma­das, inde­pen­dien­te­men­te de su afi­lia­ción polí­ti­ca. Des­de que Sara­ya al-Quds y las Bri­ga­das de los Már­ti­res de Al-Aqsa ope­ran con­jun­ta­men­te, Israel ya no bus­ca ata­car o ais­lar a una fac­ción a cos­ta de otra.

El efec­to que esto ha teni­do para los pales­ti­nos es la ero­sión, si no la diso­lu­ción, de las riva­li­da­des entre fac­cio­nes. Sin embar­go, no ha supues­to la diso­lu­ción de la afi­lia­ción política.

Para los com­ba­tien­tes, for­mar par­te de una orga­ni­za­ción no es nece­sa­ria­men­te una cues­tión de acuer­do ideo­ló­gi­co o línea polí­ti­ca, sino que se con­vier­te en un medio para actuar bajo la segu­ri­dad de la per­te­nen­cia. «Obten­go mi legi­ti­mi­dad, mi cober­tu­ra… de la Bri­ga­da de los Már­ti­res de Al-Aqsa», dice Abu Mujahed.

«Hemos infor­ma­do direc­ta­men­te a los diri­gen­tes de que no renun­cia­re­mos al fusil», con­ti­núa Abu Mujahed. De vez en cuan­do mira su telé­fono en bus­ca de noti­cias sobre una inva­sión israe­lí del cam­po, se vuel­ve hacia mí y dice desa­fian­te: «Esta­mos con la resis­ten­cia armada».

Al negar­se a ope­rar en la clan­des­ti­ni­dad, los resis­ten­tes asu­men una trans­pa­ren­cia que impo­ne un espa­cio para la diver­si­dad polí­ti­ca y la uni­dad de lucha. Esto per­mi­te a los gru­pos de resis­ten­cia mos­trar su pre­sen­cia en las calles –a sus con­ciu­da­da­nos pales­ti­nos, pero tam­bién al mun­do– como un gru­po arma­do legí­ti­mo que resis­te a una ocu­pa­ción ile­gal israe­lí.

Una zona pales­ti­na liberada

Dos horas antes de la ora­ción del alba, las calles del cam­po de refu­gia­dos de Jenin están quie­tas. Las som­bras del cam­pa­men­to se cier­nen sobre los explo­ra­do­res que se mue­ven por el cam­pa­men­to. Todos los demás están en casa, sabien­do que una incur­sión mili­tar israe­lí es más que probable.

En junio, en la cuen­ta de la red social del ejér­ci­to israe­lí des­cri­bió a Yenín como «un bas­tión de los gru­pos terro­ris­tas más mor­tí­fe­ros del mun­do». Este len­gua­je recuer­da la pre­mi­sa de la inva­sión de Cis­jor­da­nia en 2002, cuan­do Israel lan­zó la Ope­ra­ción Escu­do Defen­si­vo con­tra ciu­da­des y pue­blos palestinos.

Jenín y Nablus [], situa­das en el nor­te de Cis­jor­da­nia, fue­ron las más afec­ta­das por este ataque.

El obje­ti­vo prin­ci­pal de la ope­ra­ción era «gol­pear la infra­es­truc­tu­ra terro­ris­ta pales­ti­na y dete­ner la ola de ata­ques terro­ris­tas con­tra ciu­da­da­nos israe­líes», según la web ofi­cial del ejér­ci­to israe­lí. Sin embar­go, casi dos déca­das des­pués de la bru­tal inva­sión –que per­ju­di­có a los no com­ba­tien­tes y a los civi­les, espe­cial­men­te a los niños– la resis­ten­cia con­ti­núa en Yenín y en otros lugares.

Al igual que la Gua­ri­da del León que ope­ra en la anti­gua ciu­dad de Nablus, el cam­po de refu­gia­dos de Yenín se ha con­ver­ti­do en un barrio de hom­bres bus­ca­dos, aban­do­na­dos a su suer­te y a la pro­tec­ción de sus con­ciu­da­da­nos en medio de los ata­ques del ejér­ci­to y las fuer­zas espe­cia­les israelíes.

Abu Daboor está de pie con los bra­zos cru­za­dos a la entra­da del cam­pa­men­to. El joven lucha­dor mues­tra su pis­to­la por un momen­to y lue­go la guar­da. «Con­si­de­ro que el cam­po de refu­gia­dos de Yenín es una zona pales­ti­na libe­ra­da», dice con entusiasmo.

Duran­te las ope­ra­cio­nes e incur­sio­nes del ejér­ci­to israe­lí en ciu­da­des y pue­blos pales­ti­nos, a menu­do se oye a un sol­da­do gri­tar por los alta­vo­ces del vehícu­lo del ejér­ci­to que la zona es una «zona mili­tar cerrada».

Esta prác­ti­ca ile­gal es el pre­lu­dio de una vio­len­ta repre­sión con­tra los pales­ti­nos de la zona. Duran­te los años de la segun­da Inti­fa­da, y des­pués, los sol­da­dos israe­líes ame­na­za­ban habi­tual­men­te por los alta­vo­ces con que «cual­quie­ra que esté fue­ra de su casa será fusilado».

Sin embar­go, por pri­me­ra vez, el cam­po de refu­gia­dos de Yenín no pue­de con­ver­tir­se en una zona mili­tar cerra­da e inva­di­da libre­men­te y sin obs­tácu­los por las fuer­zas israelíes.

«Jenin es una zona libe­ra­da. Espe­ra­mos que esto se extien­da al res­to de Pales­ti­na, a medi­da que las peque­ñas áreas libe­ra­das se expan­dan», dijo Abu Daboor a Mon­do­weiss, espe­ran­do que tal estra­te­gia recu­pe­re gra­dual­men­te «zona por zona».

Ahí radi­ca el poder del mode­lo de Yenín, que ins­pi­ra a los pales­ti­nos, si no con el éxi­to, sí con las lec­cio­nes apren­di­das de los fra­ca­sos del pasado.

En medio de la vio­len­ta repre­sión de la resis­ten­cia pales­ti­na en NablusYenín, una nue­va «bri­ga­da de des­ar­ti­cu­la­ción» ha toma­do for­ma en Rama­la y Al-Bireh.

Esto lle­ga en un momen­to en que los jóve­nes pales­ti­nos de Rama­la, Nablus, Belén y muchas otras par­tes de Cis­jor­da­nia están encon­tran­do nue­vas for­mas de confrontación.

Sur­ge un movi­mien­to de resis­ten­cia ante las nari­ces de los líde­res tradicionales

Antes del ase­si­na­to de los tres com­ba­tien­tes de la resis­ten­cia en Nablus, el 8 de febre­ro, la bri­ga­da de Yenín ya des­per­ta­ba la preo­cu­pa­ción israe­lí por el espec­tro de un enfren­ta­mien­to arma­do pales­tino con el ejér­ci­to de ocupación.

«No te voy a men­tir», dijo Abu Mujahed. «Aquí no hay una ver­da­de­ra estra­te­gia. Nos deja­mos lle­var por la corrien­te, para ser sin­ce­ros», comen­tó con una fran­que­za des­ar­man­te. «Todo esto es una ola popu­lar y colectiva.»

Los com­ba­tien­tes de la resis­ten­cia pales­ti­na no están ais­la­dos de la comu­ni­dad pales­ti­na en gene­ral, ni de sus com­pa­ñe­ros de otras gene­ra­cio­nes. En una mano lle­van el arma y en la otra per­si­guen la uni­dad de lucha y cons­tru­yen la camaradería.

«Nues­tro enfo­que es aumen­tar y for­ta­le­cer la resis­ten­cia pales­ti­na y la uni­dad nacio­nal», dice Abu Mujhad. Sin embar­go, aun­que los gru­pos de resis­ten­cia pales­ti­nos de Yenín y Nablús encar­nan la uni­dad polí­ti­ca en su lucha con­tra el colo­nia­lis­mo, la uni­dad a nivel polí­ti­co sigue sien­do tan dis­tan­te como siempre.

Las inter­ac­cio­nes obser­va­das entre los líde­res pales­ti­nos y los repre­sen­tan­tes de Hamás y de la Auto­ri­dad Pales­ti­na (AP) demues­tran una cre­cien­te des­co­ne­xión con la reali­dad que viven los pales­ti­nos, así como con los mar­cos diplo­má­ti­cos en los que ope­ran los líde­res, para garan­ti­zar la super­vi­ven­cia, la rele­van­cia o el con­trol de su pro­pio movimiento.

«Tras ser libe­ra­do de las cár­ce­les israe­líes, fui obje­ti­vo de la Auto­ri­dad Pales­ti­na», recuer­da Abu Daboor, y seña­la que pasó casi cin­co años en cár­ce­les israe­líes entre los 20 y los 30 años. «La pri­me­ra vez que fui obje­ti­vo de la AP fue hace un año y medio, y la AP inten­tó matar­me dos veces antes».

El tono de Abu Daboor se tor­na agrio al rela­tar el inci­den­te del tiro­teo des­de un coche el año pasado.

Des­de el sur­gi­mien­to de la resis­ten­cia pales­ti­na con­tra la expan­sión de los asen­ta­mien­tos ile­ga­les israe­líes, tan­to los líde­res de la AP como los de Hamás han hecho decla­ra­cio­nes públi­cas de apo­yo a la resistencia.

Sin embar­go, ambos han per­mi­ti­do, en mayor o menor medi­da, los ase­si­na­tos selec­ti­vos de com­ba­tien­tes de la resis­ten­cia. Este es el caso de la no inter­ven­ción de Hamás en el recien­te ata­que a Gaza: cuan­do Israel ata­có las ofi­ci­nas del JIP en Gaza y ase­si­nó al coman­dan­te en jefe del JIP, Tay­seer Al-Jaa­ba­ri [https://​mon​do​weiss​.net/​2​0​2​2​/​0​8​/​1​0​-​p​a​l​e​s​t​i​n​i​a​n​s​-​o​n​e​-​c​h​i​l​d​-​k​i​l​l​e​d​-​i​n​-​i​s​r​a​e​l​i​-​a​i​r​s​t​r​i​k​e​s​-​o​n​-​g​a​za/], Israel se ase­gu­ró de no dañar nin­gu­na de las ofi­ci­nas de Hamás en el edi­fi­cio com­par­ti­do con el JIP.

La AP fue mucho más allá par­ti­ci­pan­do direc­ta­men­te en el aplas­ta­mien­to de la resis­ten­cia y hacien­do el tra­ba­jo sucio de Israel. Esto ocu­rrió con la deten­ción por par­te de la AP de dos miem­bros de la Gua­ri­da de los Leo­nes en Nablus el pasa­do mes de septiembre.

La aspi­ra­ción de la pobla­ción pales­ti­na a vivir de for­ma inde­pen­dien­te, libre y con­tro­lan­do su pro­pio des­tino, es el prin­ci­pal motor de este perio­do de con­fron­ta­ción arma­da. Pero mien­tras los focos se cen­tran aho­ra en los gru­pos arma­dos, la pobla­ción pales­ti­na en su con­jun­to se ha enfren­ta­do abier­ta­men­te a las auto­ri­da­des israelíes.

La impu­ni­dad de la vio­len­cia de los colo­nos y la con­ti­nua expan­sión de los asen­ta­mien­tos no hacen más que echar leña al fue­go, y un océano de revuel­ta bur­bu­jea bajo la superficie.

Mariam Barghou­ti, escri­to­ra pales­tino-esta­dou­ni­den­se afin­ca­da en Rama­llah. Tam­bién es corres­pon­sal en Pales­ti­na del sitio web de noti­cias y aná­li­sis Mondoweiss.

14 de noviem­bre de 2022

Artícu­lo cogi­do de https://​pales​ti​ne​vain​cra​.com/​2​0​2​2​/​1​1​/​m​a​r​i​a​m​-​b​a​r​g​h​o​u​t​i​-​d​a​n​s​-​l​e​-​n​i​d​-​d​e​-​g​u​e​p​e​s​-​o​u​-​l​a​s​c​e​n​s​i​o​n​-​d​e​-​l​a​-​b​r​i​g​a​d​e​-​d​e​-​j​e​n​i​ne/

Fuen­te: https://​mon​do​weiss​.net/​2​0​2​2​/​1​1​/​i​n​s​i​d​e​-​t​h​e​-​w​a​s​p​s​-​n​e​s​t​-​t​h​e​-​r​i​s​e​-​o​f​-​t​h​e​-​j​e​n​i​n​-​b​r​i​g​a​de/

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