Estas son las tres grandes tragedias que marcan la lucha del pueblo nativo arabo-semita palestino ante el colonialismo eurosionista.
Nakba 1948. Un movimiento europeo, el sionismo, logra imponer un régimen colonial en el 71 por ciento del territorio de la Palestina histórica, sobre las bases de la falsificación de la historia y la limpieza étnica contra el pueblo nativo Palestino, denominándolo «Israel».
Al Naksa 1967. El régimen colonial y expansionista de «Israel» coloniza todo el resto de la Palestina histórica, en el marco de cinco ejércitos érabes de querer liberar a Palestina. Palestina desaparece del mapa.
Londres, 1993. Un glorioso levantamiento popular nativo, La Intifada, fue detenida colocando a una cúpula política Palestina en la que reconoce al régimen colonial de «Israel» como Estado en su suelo patrio, a cambio de un 22 por ciento de territorio al pueblo nativo palestino. Hoy Palestina solo «tiene» un siete por ciento, además se han quintuplicado los asentamientos coloniales. Se ha construido el Muro de la Vergüenza en la que no solo separa a los palestinos de los coloniales, sino a los palestinos de los palestinos como método de exterminio.
El Muro está trazado dentro del territorio nativo Palestino tomando todas las fuentes acuíferas. El Derecho de Retorno de los Refugiados Palestinos no fue incluida en dichos acuerdos y es lógico ante la ecuación de exterminio. En Oslo esa cúpula palestina firma su sentencia de muerte al renunciar a la lucha armada. Hoy la Autoridad Palestina es un traidor instrumento de la colonización.
Pero más allá de condenar los Acuerdos de Oslo, es condenarnos a nosotros mismos, ya que después de Oslo nos hemos convertido en voceros de ese oscurantismo colonial. Nos hemos convertido en sionistas, tanto los progresistas como la izquierda. El miedo ha logrado un sometimiento en el sacro manto de la intelectualidad, academia y activismo. Que la intelectualidad no sea la neo religión, el opio del pueblo.
Muchos hablan de descolonizar las mentes pero se contradicen, existe un útil y operativo santuario de demagogia intelectual.
Después de esa burla y humillación conocida como Los Acuerdos de Oslo, los palestinos y pro-palestinos dejaron de hablar de la liberación de Palestina. Nos metieron en un cuarto oscuro y nos creemos iluminarias en hablar de un Estado o dos Estados. Nos están llevando al matadero o nosotros mismos somos los sepultureros de nuestro propio cadáver.
Nos exigen hacer una lucha pacífica, que tampoco existe, que tampoco es permitida, ya que es represiva, se impone una agenda occidental, somos mentes colonizadas. Un ejemplo, no podemos incluir en el debate el fin del régimen colonial de Israel. No se trata solamente de decir fin del apartheid israelí, ya que ese apartheid es uno de los tantos instrumentos del colonialismo. Por lo tanto, es acabar con la existencia de ese anacronismo colonial genocida. Esto es un tema tabú, muy temido y en ese temor existe un talento impostor y lúgubre.
Como nativa palestina de la Diáspora, no debo aceptar hoy en el siglo XXI, ningún anacronismo colonial.
Además, el mundo y cultura árabo-persa-kurdo está en peligro ante este colonialismo expansionista que inventa derechos históricos, en Palestina, Líbano, Siria, Jordania, Egipto, Irak, Iran, Arabia Saudita, el Yemen y más. Se trata de crear La Gran «Israel». El mundo árabo-persa está obligado a liberarse. El mundo mismo debe combatir esa obscenidad colonial.
Ante el inhumano avance colonial de hacer desaparecer al pueblo nativo semita palestino, hay tres aspectos que creo hay que rescatar por la liberación del pueblo nativo palestino: fin del anacronismo colonial israelí, reincorporar la lucha armada y posicionar nuestro propio léxico y agenda.
Fin del anacronismo colonial Israelí. Antes de Oslo existía la naturalidad, la espontaneidad como pueblo nativo y pro palestinos de expresar el fin del régimen colonial de Israel. Seamos honestos, valientes y volvamos a las raíces de nuestra Causa Palestina. La existencia de ningún colonialismo es garantía de paz. La paz está sustentada en la justicia. El fin del anacronismo colonial de Israel es un aporte a la humanidad, un golpe al fascismo más poderoso de nuestro tiempo.
Lucha armada. Al renunciar a la lucha armada se perdió parte de un imaginario, Il Fidaí (combatiente). Se desfiguró la razón de ser de la Causa de Liberación Palestina. Se desfiguró aquel sentimiento…se desfiguró un fuego ardiente, se desfiguró esa miel de la dignidad, desvaneció aquella poesía y memoria. Pasamos ahora a ser objetivos, la objetividad no existe y pasamos a ser marketing, elegantes sumisos. Hemos perdido rebeldía. La lucha armada no es garantía de liberación, pero la pacífica tampoco. Las dos deben operar como un tejido, la una y la otra es la una y la misma. Lo que no es aceptable es que nadie debe imponer al nativo palestino cuál es la vía de lucha y cuál no.
Posicionar nuestro propio léxico y agenda. Más que hablar de la sociedad Palestina, es hablar de La Causa Palestina, hay mucha distracción como parte de esa sofisticada represión. Existe la autocensura envestida en, hay que ser objetivo, estratégico y terminamos en un vacío al no posicionar nuestra razón de ser: la lucha de un pueblo nativo contra el anacronismo colonial denominado Israel. Dentro del debate de los derechos humanos, racismo, feminismo (estos tres primeros, tristemente se abordan sin la noción de lucha de clases), apartheid, imperialismo, fascismo, islam, etc., Es de puntualizar ese clásico colonialismo hoy, en el siglo XXI.
El «derecho» de existir de «Israel» debe ser incluido en el debate. Existen personajes del occidente propalestinas honestas como Chris Hegdes, que sostienen el derecho de la existencia de «Israel». A todas estas personas que le otorguen ese derecho en su propio país. Pero más allá de esto, es inaceptable e indigno que se le imponga en el debate al nativo palestino, aceptar la existencia del colonialismo de «Israel» en su tierra patria. Esto no es debate, esto es despótico.
Hay quienes manifiestan su solidaridad al pueblo palestino y manifiestan el derecho de existir del colonialismo israelí. Esto es ingenuo y cómodo. Esta posición suaviza o maquilla la realidad colonial y genocida, por lo tanto beneficia al fascismo sionista.
Aclaro un punto, creo profundamente y vehementemente que en la liberación de Palestina, la población denominada israelí pase al gentilicio palestino. De nunca expulsarlos, el racismo muchos de ellos los hará retornar a su aria Europa, eso lo saben los ideólogos sionistas.
…Por aquellos que aún no han nacido, que vivan en un mundo sin sionismo, y eso depende de nosotros. Que vivan y/o mueran en el combate de sus tiempos inspirados en la lucha antisionista.
…Y para protegerme de la atrofia colonial y/o agenda occidental, me refugio en la historia y memoria. Honor y gloria a mis hermanos de Argelia. Cinco millones de mártires, sangre derramada contra el colonialismo que los palestinos no debemos defraudar.
Susana Khalil
18 de enero de 2023