La Ter­ce­ra Gue­rra Mun­dial ha comenzado

Pen­sa­dor escan­da­lo­so para unos, inte­lec­tual visio­na­rio para otros, ‘Rebe­lle Des­troy’ en sus pro­pias pala­bras, Emma­nuel Todd no deja indi­fe­ren­te a nadie. El autor de «La caí­da final», que pre­di­jo el colap­so de la Unión Sovié­ti­ca en 1976, se había man­te­ni­do dis­cre­to en Fran­cia sobre la cues­tión de la gue­rra en Ucra­nia. Has­ta aho­ra, el antro­pó­lo­go ha reser­va­do la mayo­ría de sus inter­ven­cio­nes al públi­co japo­nés, publi­can­do inclu­so un títu­lo pro­vo­ca­dor en el archi­pié­la­go: «La III Gue­rra Mun­dial ya ha comen­za­do». Para Le Figa­ro, des­cri­be deta­lla­da­men­te su tesis iconoclasta. […]

Ade­más del enfren­ta­mien­to mili­tar entre Rusia y Ucra­nia, el antro­pó­lo­go sub­ra­ya la dimen­sión ideo­ló­gi­ca y cul­tu­ral de esta gue­rra y la opo­si­ción entre el Occi­den­te libe­ral y el res­to del mun­do, que ha adqui­ri­do una visión con­ser­va­do­ra y auto­ri­ta­ria. En su opi­nión, los más ais­la­dos no son los que se con­si­de­ran como tales.


¿Por qué publi­car un libro sobre la gue­rra de Ucra­nia en Japón y no en Francia?

Los japo­ne­ses son tan anti­rru­sos como los euro­peos. Pero están geo­grá­fi­ca­men­te lejos del con­flic­to, por lo que no hay una ver­da­de­ra sen­sa­ción de urgen­cia, no tie­nen nues­tra rela­ción emo­cio­nal con Ucra­nia. Y allí no ten­go el mis­mo esta­tus, en absoluto.

Aquí ten­go la absur­da repu­tación de ser un rebel­de ico­no­clas­ta, mien­tras que en Japón soy un antro­pó­lo­go, un res­pe­ta­do his­to­ria­dor y geo­po­lí­ti­co, que se expre­sa en todos los gran­des perió­di­cos y revis­tas y cuyos libros se publi­can todos. Allí pue­do expre­sar­me en un ambien­te sereno, lo que hice pri­me­ro en revis­tas y lue­go publi­can­do este libro, que es una reco­pi­la­ción de entre­vis­tas. Esta obra se titu­la «La Ter­ce­ra Gue­rra Mun­dial ya ha comen­za­do», con 100.000 ejem­pla­res ven­di­dos has­ta la fecha.

Es obvio que el con­flic­to, al pasar de una gue­rra terri­to­rial limi­ta­da a un enfren­ta­mien­to eco­nó­mi­co glo­bal, entre Occi­den­te, por un lado, y Rusia, apo­ya­da por Chi­na, por el otro, se ha con­ver­ti­do en una gue­rra mundial.

¿Por qué este título?

Por­que es la reali­dad, la Ter­ce­ra Gue­rra Mun­dial ha comen­za­do. Es cier­to que empe­zó «en peque­ño» y con dos sor­pre­sas. Comen­zó esta gue­rra con la idea de que el ejér­ci­to ruso era muy pode­ro­so y su eco­no­mía muy débil. Se creía que Ucra­nia sería aplas­ta­da mili­tar­men­te y que Rusia sería aplas­ta­da eco­nó­mi­ca­men­te por Occi­den­te. Sin embar­go, ocu­rrió lo con­tra­rio. Ucra­nia no ha sido aplas­ta­da mili­tar­men­te aun­que haya per­di­do el 16% de su terri­to­rio has­ta la fecha; Rusia no ha sido aplas­ta­da eco­nó­mi­ca­men­te. En estos momen­tos, el rublo ha gana­do un 8% fren­te al dólar y un 18% fren­te al euro des­de la vís­pe­ra de la guerra.

Así que hubo algún tipo de malen­ten­di­do. Pero es obvio que el con­flic­to, al pasar de una gue­rra terri­to­rial limi­ta­da a un enfren­ta­mien­to eco­nó­mi­co glo­bal, entre todo Occi­den­te por un lado y la Rusia apo­ya­da por Chi­na por otro, se ha con­ver­ti­do en una gue­rra glo­bal. Aun­que la vio­len­cia mili­tar sea más débil que en ante­rio­res gue­rras mundiales.

¿No esta­rá exa­ge­ran­do? Occi­den­te no está direc­ta­men­te com­pro­me­ti­do militarmente…

Segui­mos sumi­nis­tran­do armas. Mata­mos rusos, aun­que no nos expon­ga­mos. Pero el hecho es que noso­tros, los euro­peos, nos dedi­ca­mos prin­ci­pal­men­te a la eco­no­mía. Sen­ti­mos nues­tra entra­da real en la gue­rra a tra­vés de la infla­ción y la escasez.

Putin come­tió un gran error al prin­ci­pio, que tie­ne un inmen­so inte­rés socio­his­tó­ri­co. Quie­nes tra­ba­ja­ron en Ucra­nia en vís­pe­ras de la gue­rra veían este país no tan­to como una demo­cra­cia emer­gen­te, sino como una socie­dad en des­com­po­si­ción y un «Esta­do falli­do» en cier­nes. Uno se pre­gun­ta si Ucra­nia ha per­di­do 10 o 15 millo­nes de habi­tan­tes des­de su inde­pen­den­cia. No pode­mos tomar una deci­sión al res­pec­to por­que Ucra­nia no ha hecho un cen­so des­de 2001, señal clá­si­ca de una socie­dad que teme a la reali­dad. Creo que el cálcu­lo del Krem­lin era que esta socie­dad deca­den­te se derrum­ba­ría al pri­mer cho­que, o inclu­so diría «Bien­ve­ni­da mamá» a la San­ta Rusia. Pero lo que se ha des­cu­bier­to, por el con­tra­rio, es que una socie­dad en des­com­po­si­ción, si se nutre de recur­sos finan­cie­ros y mili­ta­res exter­nos, pue­de encon­trar en la gue­rra un nue­vo tipo de equi­li­brio e inclu­so un hori­zon­te, una espe­ran­za. Los rusos no pudie­ron pre­ver­lo. Nadie podría.

Pero, ¿no es cier­to que los rusos han sub­es­ti­ma­do la fuer­za del sen­ti­mien­to nacio­nal ucra­niano, e inclu­so la fuer­za del sen­ti­mien­to euro­peo de apo­yo a Ucra­nia, a pesar del esta­do genui­na­men­te deca­den­te de la socie­dad? ¿Y tú mis­mo no lo subestimas?

No lo sé. Tra­ba­jo en ello, pero lo hago como inves­ti­ga­dor, es decir, admi­tien­do que hay cosas que uno no sabe. Y para mí, curio­sa­men­te, uno de los cam­pos sobre los que ten­go muy poca infor­ma­ción para opi­nar es Ucra­nia. Podría decir­le, a fe de datos anti­guos, que el sis­te­ma fami­liar de la Peque­ña Rusia era nuclear, más indi­vi­dua­lis­ta que el de la Gran Rusia, que era más comu­ni­ta­rio, colec­ti­vis­ta. Esto sí pue­do decír­se­lo, pero en qué se ha con­ver­ti­do Ucra­nia, con enor­mes movi­mien­tos de pobla­ción, una auto­se­lec­ción de cier­tos tipos socia­les por que­dar­se en el lugar o emi­grar antes y duran­te la gue­rra, no pue­do decír­se­lo, no lo sabe­mos por el momento.

Una de las para­do­jas que ten­go que afron­tar es que Rusia no me plan­tea nin­gún pro­ble­ma de com­pren­sión. Es aquí don­de más des­en­tono con mi entorno occi­den­tal. Com­pren­do la emo­ción de todos, y me resul­ta dolo­ro­so hablar como un frío his­to­ria­dor. Pero cuan­do pen­sa­mos en Julio César cap­tu­ran­do a Ver­cin­ge­tó­rix en Ale­sia y lle­ván­do­lo des­pués a Roma para cele­brar su triun­fo, no nos pre­gun­ta­mos si los roma­nos eran malos o care­cían de valo­res. Hoy, emo­cio­na­do, en sin­to­nía con mi país, pue­do ver la entra­da del ejér­ci­to ruso en terri­to­rio ucra­niano, bom­bar­deos y muer­tes, des­truc­ción de infra­es­truc­tu­ras ener­gé­ti­cas, ucra­nia­nos murién­do­se de frío duran­te todo el invierno. Pero para mí, el com­por­ta­mien­to de Putin y los rusos pue­de leer­se de otra mane­ra, y les diré cómo.

Para empe­zar, admi­to que me sor­pren­dió el comien­zo de la gue­rra, no me lo creía. Hoy com­par­to el aná­li­sis del geo­po­lí­ti­co «rea­lis­ta» esta­dou­ni­den­se John Mearshei­mer. Este últi­mo hizo la siguien­te obser­va­ción: se nos dijo que Ucra­nia, cuyo ejér­ci­to había sido toma­do por sol­da­dos de la OTAN (esta­dou­ni­den­ses, bri­tá­ni­cos y pola­cos) des­de al menos 2014, era por lo tan­to un miem­bro de fac­to de la OTAN y que los rusos habían anun­cia­do que nun­ca tole­ra­rían una Ucra­nia miem­bro de la OTAN. Por lo tan­to, estos rusos están libran­do (como nos expli­có Putin el día antes del ata­que) una gue­rra que, des­de su pun­to de vis­ta, es defen­si­va y pre­ven­ti­va. Mearshei­mer aña­dió que no ten­dría­mos moti­vos para ale­grar­nos de nin­gu­na difi­cul­tad de los rusos por­que, al tra­tar­se de una cues­tión exis­ten­cial para ellos, cuan­to más difí­cil fue­ra, más duro gol­pea­rían. El aná­li­sis pare­ce haber­se pro­du­ci­do. Yo aña­di­ría un com­ple­men­to y una crí­ti­ca al aná­li­sis de Mearsheimer.

Por tan­to, esta gue­rra se ha con­ver­ti­do en exis­ten­cial para Esta­dos Uni­dos. No más que Rusia, no pue­den reti­rar­se del con­flic­to, no pue­den ren­dir­se. Por eso esta­mos aho­ra den­tro de una gue­rra sin fin, den­tro de una con­fron­ta­ción cuyo resul­ta­do debe ser el colap­so de uno u otro.

¿Cuá­les?

Para el com­ple­men­to: cuan­do se dice que Ucra­nia era de hecho miem­bro de la OTAN, no se va lo sufi­cien­te­men­te lejos. Ale­ma­nia y Fran­cia, por su par­te, se habían con­ver­ti­do en socios meno­res de la OTAN y des­co­no­cían lo que se tra­ma­ba mili­tar­men­te en Ucra­nia. Cri­ti­ca­mos la inge­nui­dad fran­ce­sa y ale­ma­na por­que nues­tros gobier­nos no creían en la posi­bi­li­dad de una inva­sión rusa. Por supues­to, pero por­que no sabían que los esta­dou­ni­den­ses, bri­tá­ni­cos y pola­cos podían per­mi­tir que Ucra­nia lle­va­ra a cabo una gue­rra pro­lon­ga­da. El eje fun­da­men­tal de la OTAN es aho­ra Washington-Londres-Varsovia-Kiev.

Aho­ra la crí­ti­ca: Mearshei­mer, como buen esta­dou­ni­den­se, sobre­va­lo­ra a su país. En su opi­nión, mien­tras que para los rusos la gue­rra de Ucra­nia es exis­ten­cial, para los esta­dou­ni­den­ses se tra­ta bási­ca­men­te de un «jue­go» de poder entre otros. Des­pués de Viet­nam, Irak y Afga­nis­tán, una derro­ta más o menos…. ¿Y eso qué impor­ta? El axio­ma bási­co de la geo­po­lí­ti­ca esta­dou­ni­den­se es: «Pode­mos hacer lo que que­ra­mos por­que esta­mos a sal­vo, lejos, entre dos océa­nos, nun­ca nos pasa­rá nada». Nada sería exis­ten­cial para Amé­ri­ca. Un aná­li­sis insu­fi­cien­te que aho­ra lle­va a Biden a la rup­tu­ra. Amé­ri­ca es frá­gil. La resis­ten­cia de la eco­no­mía rusa empu­ja al sis­te­ma impe­rial esta­dou­ni­den­se hacia el pre­ci­pi­cio. Nadie pre­di­jo que la eco­no­mía rusa resis­ti­ría el «poder eco­nó­mi­co» de la OTAN. Creo que los pro­pios rusos no pre­vie­ron esto.

Si la eco­no­mía rusa resis­tie­ra inde­fi­ni­da­men­te las san­cio­nes y logra­ra ago­tar la eco­no­mía euro­pea, apo­ya­da por Chi­na, el con­trol mone­ta­rio y finan­cie­ro esta­dou­ni­den­se del mun­do se derrum­ba­ría y con él la posi­bi­li­dad de que Esta­dos Uni­dos finan­cia­ra su enor­me défi­cit comer­cial de la nada. Por lo tan­to, esta gue­rra se ha con­ver­ti­do en algo exis­ten­cial para Esta­dos Uni­dos. Al igual que Rusia, no pue­den reti­rar­se del con­flic­to, no pue­den ren­dir­se. Por eso esta­mos aho­ra en una gue­rra inter­mi­na­ble, en una con­fron­ta­ción cuyo resul­ta­do debe ser el colap­so de uno u otro. Los chi­nos, indios y sau­díes, entre otros, se alegran.

Pero el ejér­ci­to ruso toda­vía pare­ce estar en una mala posi­ción. Algu­nos inclu­so lle­gan a pre­de­cir el colap­so del régi­men, ¿no se lo cree?

No, al prin­ci­pio pare­ce haber habi­do, en Rusia, una vaci­la­ción, una sen­sa­ción de abu­so, de no haber sido adver­ti­dos. Pero allí, los rusos están ins­ta­la­dos en la gue­rra y Putin se bene­fi­cia de algo de lo que no tene­mos ni idea, a saber, que los años 2000, los años de Putin, fue­ron para los rusos los años de la vuel­ta al equi­li­brio, de la vuel­ta a una vida nor­mal. Por el con­tra­rio, creo que Macron repre­sen­ta­rá a los ojos de los fran­ce­ses el des­cu­bri­mien­to de un mun­do impre­vi­si­ble y peli­gro­so, el reen­cuen­tro con el mie­do. La déca­da de 1990 fue un perio­do de sufri­mien­to increí­ble para Rusia. La déca­da de 2000 fue una vuel­ta a la nor­ma­li­dad, y no sólo en tér­mi­nos de nivel de vida: vimos caer en pica­do las tasas de sui­ci­dio y homi­ci­dio y, sobre todo, vimos caer en pica­do mi indi­ca­dor favo­ri­to, la tasa de mor­ta­li­dad infan­til, que inclu­so se situó por deba­jo de la estadounidense.

En el espí­ri­tu de los rusos, Putin encar­na (en el sen­ti­do fuer­te, como Cris­to), esta esta­bi­li­dad. Y, fun­da­men­tal­men­te, los rusos de a pie creen, como su pre­si­den­te, que están libran­do una gue­rra defen­si­va. Son cons­cien­tes de que come­tie­ron erro­res al prin­ci­pio, pero su bue­na pre­pa­ra­ción eco­nó­mi­ca ha aumen­ta­do su con­fian­za, no en com­pa­ra­ción con Ucra­nia (la resis­ten­cia de los ucra­nia­nos es inter­pre­ta­ble para ellos, son tan valien­tes como los rusos, ¡nun­ca los occi­den­ta­les lucha­rían tan bien!), sino en com­pa­ra­ción con lo que ellos lla­man «El Occi­den­te Colec­ti­vo», o «Esta­dos Uni­dos y sus vasa­llos». La ver­da­de­ra prio­ri­dad del régi­men ruso no es tan­to la vic­to­ria mili­tar sobre el terreno como no per­der la esta­bi­li­dad social que ha adqui­ri­do en los últi­mos 20 años.

Por lo tan­to, libran esta gue­rra «en eco­no­mía», con­cre­ta­men­te una eco­no­mía de hom­bres. Por­que Rusia man­tie­ne su pro­ble­ma demo­grá­fi­co, con una tasa de fecun­di­dad de 1,5 hijos por mujer. En cin­co años ten­drán gru­pos de edad vacíos. En mi opi­nión, deben ganar la gue­rra en cin­co años o per­der­la. Una dura­ción nor­mal para una gue­rra mun­dial. Por eso libran esta gue­rra en eco­no­mía, recons­tru­yen­do una eco­no­mía de gue­rra par­cial, pero que­rien­do pre­ser­var a los hom­bres. Este es el sig­ni­fi­ca­do de la reti­ra­da de Jer­son, des­pués de las de las regio­nes de Jar­kiv y Kiev. Con­ta­mos los kiló­me­tros cua­dra­dos recu­pe­ra­dos por los ucra­nia­nos, pero los rusos, por su par­te, espe­ran la caí­da de las eco­no­mías euro­peas. Somos su fren­te prin­ci­pal. Por supues­to, pue­do estar equi­vo­ca­do, pero vivo con la idea de que el com­por­ta­mien­to de los rusos es legi­ble, por­que es racio­nal y duro. Las incóg­ni­tas están en otra parte.

Expli­ca que los rusos per­ci­ben este con­flic­to como «una gue­rra defen­si­va», pero nadie ha inten­ta­do inva­dir Rusia y hoy, a cau­sa de la gue­rra, la OTAN nun­ca ha teni­do tan­ta influen­cia en el Este, con los paí­ses bál­ti­cos que­rien­do integrarse.

­Como res­pues­ta, pro­pon­go un ejer­ci­cio psi­co­geo­grá­fi­co, que pue­de hacer­se hacien­do zoom hacia atrás. Si mira­mos el mapa de Ucra­nia, vemos la entra­da de tro­pas rusas por el nor­te, este, sur… y ahí, efec­ti­va­men­te, tene­mos la visión de una inva­sión rusa, no hay otra pala­bra. Pero si retro­ce­de­mos has­ta una per­cep­ción del mun­do, diga­mos has­ta Washing­ton, vemos que las armas y los misi­les de la OTAN con­ver­gen hacia el cam­po de bata­lla, movi­mien­tos de armas que habían comen­za­do antes de la gue­rra. Baj­mut está a 8.400 kiló­me­tros de Washing­ton, pero a 130 kiló­me­tros de la fron­te­ra rusa. Una sim­ple lec­tu­ra del mapa del mun­do per­mi­te pen­sar, con­si­de­rar la hipó­te­sis de que «sí, des­de el pun­to de vis­ta ruso, ésta debe ser una gue­rra defensiva».

Si nos fija­mos en las vota­cio­nes de la ONU, vemos que el 75% del mun­do no sigue a Occi­den­te, que enton­ces pare­ce muy peque­ño. Así que vemos que este con­flic­to, des­cri­to por nues­tros medios de comu­ni­ca­ción como un con­flic­to de valo­res polí­ti­cos, es a un nivel más pro­fun­do un con­flic­to de valo­res antropológicos.

Según eso, la entra­da de los rusos en la gue­rra se expli­ca tam­bién por el decli­ve rela­ti­vo de Esta­dos Unidos …

En «Des­pués del Impe­rio», publi­ca­do en 2002, evo­ca­ba el decli­ve a lar­go pla­zo de Esta­dos Uni­dos y el retorno del poder ruso. Des­de 2002, Esta­dos Uni­dos ha sufri­do una cade­na de derro­tas y retro­ce­sos. Esta­dos Uni­dos inva­dió Irak, pero dejó a Irán como actor prin­ci­pal en Orien­te Pró­xi­mo. Han hui­do de Afga­nis­tán. La sate­li­za­ción de Ucra­nia por par­te de Euro­pa y Esta­dos Uni­dos no repre­sen­tó un mayor dina­mis­mo occi­den­tal, sino el ago­ta­mien­to de una ola lan­za­da hacia 1990, reavi­va­da por el resen­ti­mien­to anti­rru­so de pola­cos y bál­ti­cos. Sin embar­go, fue en este con­tex­to de reflu­jo esta­dou­ni­den­se en el que los rusos toma­ron la deci­sión de meter en vere­da a Ucra­nia, por­que con­si­de­ra­ron que por fin dis­po­nían de los medios téc­ni­cos para hacerlo.

Sal­go de la lec­tu­ra de una obra de S. Jaishan­kar, Minis­tro de Asun­tos Exte­rio­res de la India (The India Way), publi­ca­da poco antes de la gue­rra, que ve la debi­li­dad esta­dou­ni­den­se, que sabe que el enfren­ta­mien­to entre Chi­na y Esta­dos Uni­dos no ten­drá un ven­ce­dor, sino que dará cabi­da a un país como la India y a muchos otros. Yo aña­di­ría: pero no a los euro­peos. En todas par­tes vemos el debi­li­ta­mien­to de EEUU, pero no en Euro­pa y Japón por­que uno de los efec­tos del retro­ce­so del sis­te­ma impe­rial es que EEUU estre­cha el cer­co sobre sus pro­tec­to­ra­dos iniciales.

Si lee­mos a Brze­zins­ki (El Gran Table­ro de Aje­drez), vemos que el Impe­rio Ame­ri­cano se for­mó al final de la Segun­da Gue­rra Mun­dial por la con­quis­ta de Ale­ma­nia y Japón, que aún hoy son pro­tec­to­ra­dos. A medi­da que el sis­te­ma esta­dou­ni­den­se se replie­ga, pesa cada vez más sobre las éli­tes loca­les de los pro­tec­to­ra­dos (e inclu­yo aquí a toda Euro­pa). Los pri­me­ros en per­der toda auto­no­mía nacio­nal serán (o ya son) los bri­tá­ni­cos y los aus­tra­lia­nos. Inter­net ha pro­du­ci­do en la Anglos­fe­ra una inter­ac­ción huma­na con Esta­dos Uni­dos de tal inten­si­dad que sus uni­ver­si­da­des, medios de comu­ni­ca­ción y éli­tes artís­ti­cas están, por así decir­lo, ane­xio­na­dos. En el con­ti­nen­te euro­peo esta­mos algo pro­te­gi­dos por nues­tras len­guas nacio­na­les, pero la caí­da de nues­tra auto­no­mía es con­si­de­ra­ble y rápi­da. Recor­de­mos la gue­rra de Irak, cuan­do Chi­rac, Schrö­der y Putin cele­bra­ron rue­das de pren­sa con­jun­tas con­tra la guerra.

Muchos obser­va­do­res seña­lan que Rusia tie­ne el PIB de Espa­ña; ¿no sobres­ti­ma su poder eco­nó­mi­co y su capa­ci­dad de recuperación?

La gue­rra se con­vier­te en una prue­ba de eco­no­mía polí­ti­ca, es el gran detec­tor. El PIB de Rusia y Bie­lo­rru­sia repre­sen­ta el 3,3% del PIB occi­den­tal (EEUU, Anglos­fe­ra, Euro­pa, Japón, Corea del Sur), prác­ti­ca­men­te nada. Uno se pre­gun­ta cómo este insig­ni­fi­can­te PIB pue­de hacer fren­te y seguir pro­du­cien­do misi­les. La razón es que el PIB es una medi­da fic­ti­cia de la pro­duc­ción. Si res­ta­mos del PIB esta­dou­ni­den­se la mitad de sus gas­tos sani­ta­rios sobre­fac­tu­ra­dos, lue­go la «rique­za pro­du­ci­da» por las acti­vi­da­des de sus abo­ga­dos, lue­go por las cár­ce­les más aba­rro­ta­das del mun­do, lue­go por toda una eco­no­mía de ser­vi­cios mal defi­ni­dos que inclu­ye la «pro­duc­ción» de sus 15−20.000 eco­no­mis­tas con un sala­rio medio anual de 120.000 dóla­res, nos damos cuen­ta de que una gran par­te de este PIB no es más que vapor de agua. La gue­rra nos devuel­ve a la eco­no­mía real, per­mi­te com­pren­der cuál es la rique­za real de las nacio­nes, la capa­ci­dad pro­duc­ti­va y, por tan­to, la capa­ci­dad béli­ca. Si vol­ve­mos a las varia­bles mate­ria­les, vemos la eco­no­mía rusa. En 2014 pusi­mos en mar­cha las pri­me­ras san­cio­nes impor­tan­tes con­tra Rusia, pero des­de enton­ces ha aumen­ta­do su pro­duc­ción de grano de 40 a 90 millo­nes de tone­la­das en 2020. Mien­tras que, gra­cias al neo­li­be­ra­lis­mo, la pro­duc­ción de tri­go esta­dou­ni­den­se, entre 1980 y 2020, pasó de 80 a 40 millo­nes de tone­la­das. Rusia tam­bién se ha con­ver­ti­do en el prin­ci­pal expor­ta­dor de cen­tra­les nuclea­res. En 2007, los esta­dou­ni­den­ses expli­ca­ron que su adver­sa­rio estra­té­gi­co se encon­tra­ba en tal esta­do de des­com­po­si­ción nuclear que pron­to dis­pon­dría de una capa­ci­dad de pri­mer ata­que ató­mi­co sobre una Rusia que no podría res­pon­der. Hoy, los rusos están en supe­rio­ri­dad nuclear con sus misi­les hipersónicos.

Por tan­to, Rusia tie­ne una autén­ti­ca capa­ci­dad de adap­ta­ción. Cuan­do uno quie­re bur­lar­se de las eco­no­mías cen­tra­li­za­das, sub­ra­ya su rigi­dez, mien­tras que cuan­do hace apo­lo­gía del capi­ta­lis­mo, pre­su­me de su fle­xi­bi­li­dad. Bien. Para que una eco­no­mía sea fle­xi­ble, se nece­si­ta evi­den­te­men­te el mer­ca­do de los meca­nis­mos finan­cie­ros y mone­ta­rios. Pero pri­me­ro se nece­si­ta una pobla­ción acti­va que pue­da hacer cosas. Esta­dos Uni­dos tie­ne aho­ra más del doble de pobla­ción que Rusia (2,2 veces en gru­pos de edad de estu­dian­tes). El hecho es que con cohor­tes com­pa­ra­bles de jóve­nes que cur­san estu­dios supe­rio­res, en Esta­dos Uni­dos el 7% estu­dia inge­nie­ría, mien­tras que en Rusia es el 25%. Esto sig­ni­fi­ca que con 2,2 veces menos per­so­nas estu­dian­do, los rusos for­man un 30% más de inge­nie­ros. Esta­dos Uni­dos lle­na el hue­co con estu­dian­tes extran­je­ros, pero éstos pro­ce­den prin­ci­pal­men­te de la India y aún más de Chi­na. Este recur­so de sus­ti­tu­ción no es segu­ro y ya está dis­mi­nu­yen­do. Este es el dile­ma fun­da­men­tal de la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se: sólo pue­de hacer fren­te a la com­pe­ten­cia de Chi­na impor­tan­do mano de obra chi­na cua­li­fi­ca­da. Pro­pon­go aquí el con­cep­to de equi­li­brio eco­nó­mi­co. La eco­no­mía rusa, por su par­te, ha acep­ta­do las reglas de fun­cio­na­mien­to del mer­ca­do (inclu­so es una obse­sión para Putin pre­ser­var­las), pero con un enor­me papel del Esta­do. Y tam­bién con­ser­va su fle­xi­bi­li­dad en la for­ma­ción de inge­nie­ros para rea­li­zar ajus­tes, tan­to indus­tria­les como militares.

Muchos obser­va­do­res creen, por el con­tra­rio, que Vla­di­mir Putin ha explo­ta­do la ren­ta de los pro­duc­tos bási­cos sin haber podi­do desa­rro­llar su economía …

Si así fue­ra, esta gue­rra no habría teni­do lugar. Una de las cosas sor­pren­den­tes de este con­flic­to, y esto lo hace tan incier­to, es que plan­tea (como cual­quier gue­rra moder­na) la cues­tión del equi­li­brio entre la tec­no­lo­gía avan­za­da y la pro­duc­ción en masa. No cabe duda de que Esta­dos Uni­dos dis­po­ne de algu­nas de las tec­no­lo­gías mili­ta­res más avan­za­das, que en oca­sio­nes han sido deci­si­vas para los éxi­tos mili­ta­res ucra­nia­nos. Pero cuan­do se entra en la dura­ción, en una gue­rra de des­gas­te, no sólo por el lado de los recur­sos huma­nos, sino tam­bién por el de los recur­sos mate­ria­les, la capa­ci­dad de con­ti­nuar depen­de del sec­tor de pro­duc­ción de armas lige­ras. Y nos encon­tra­mos, al ver­lo vol­ver por la ven­ta­na, con la cues­tión de la glo­ba­li­za­ción y el pro­ble­ma fun­da­men­tal de los occi­den­ta­les: hemos trans­fe­ri­do tal pro­por­ción de nues­tras acti­vi­da­des indus­tria­les que no sabe­mos si nues­tra pro­duc­ción béli­ca pue­de con­ti­nuar. Se admi­te el pro­ble­ma. La CNN, el New York Times y el Pen­tá­gono se pre­gun­tan si Esta­dos Uni­dos podrá reini­ciar las cade­nas de pro­duc­ción de tal o cual tipo de misil. Pero no sabe­mos si los rusos son capa­ces de man­te­ner el rit­mo de un con­flic­to de este tipo. El resul­ta­do y la solu­ción de la gue­rra depen­de­rán de la capa­ci­dad de los dos sis­te­mas para pro­du­cir armamento.

Según eso, esta gue­rra no es sólo mili­tar y eco­nó­mi­ca, sino tam­bién ideo­ló­gi­ca y cultural…

Hablo aquí prin­ci­pal­men­te como antro­pó­lo­go. En Rusia ha habi­do estruc­tu­ras fami­lia­res comu­na­les más den­sas, de las que han sobre­vi­vi­do algu­nos valo­res. Exis­te un sen­ti­mien­to patrió­ti­co ruso del que aquí no tene­mos ni idea, ali­men­ta­do por el sub­cons­cien­te de una nación fami­liar. Rusia tenía una orga­ni­za­ción fami­liar patri­li­neal, es decir, en la que los hom­bres son cen­tra­les, y no pue­de adhe­rir­se a todas las inno­va­cio­nes occi­den­ta­les neo­fe­mi­nis­tas, LGBT, trans­gé­ne­ro… Cuan­do vemos que la Duma rusa vota una legis­la­ción aún más repre­si­va sobre la «pro­pa­gan­da LGBT», nos sen­ti­mos supe­rio­res. Pue­do sen­tir­lo como un occi­den­tal nor­mal. Pero des­de un pun­to de vis­ta geo­po­lí­ti­co, si pen­sa­mos en tér­mi­nos de poder blan­do, esto es un error. Para el 75% del pla­ne­ta, la orga­ni­za­ción del paren­tes­co era patri­li­neal y se per­ci­be una fuer­te com­pren­sión de las acti­tu­des rusas. Para el colec­ti­vo no occi­den­tal, Rusia afir­ma un con­ser­va­du­ris­mo moral tran­qui­li­za­dor. Amé­ri­ca Lati­na, sin embar­go, se encuen­tra aquí en el lado occidental.

Al hacer geo­po­lí­ti­ca, uno se intere­sa por varios ámbi­tos: rela­cio­nes de poder ener­gé­ti­co, mili­tar, pro­duc­ción de armas (que se refie­re a las rela­cio­nes de poder indus­trial). Pero tam­bién exis­te el equi­li­brio de poder ideo­ló­gi­co y cul­tu­ral, que los esta­dou­ni­den­ses deno­mi­nan «poder blan­do». La URSS tenía una cier­ta for­ma de poder blan­do, el comu­nis­mo, que influ­yó en par­tes de Ita­lia, los chi­nos, los viet­na­mi­tas, los ser­bios, los tra­ba­ja­do­res fran­ce­ses… pero el comu­nis­mo horro­ri­za­ba bási­ca­men­te al mun­do musul­mán por su ateís­mo y no fue espe­cial­men­te ins­pi­ra­dor en la India, sal­vo en Ben­ga­la Occi­den­tal y Kera­la. Aho­ra, en la actua­li­dad, como Rusia se ha repo­si­cio­na­do como la gran poten­cia arque­tí­pi­ca, no sólo anti­co­lo­nial, sino tam­bién patri­li­neal y con­ser­va­do­ra de las cos­tum­bres tra­di­cio­na­les, pue­de ir mucho más lejos con la seduc­ción. Los esta­dou­ni­den­ses se sien­ten hoy trai­cio­na­dos por Ara­bia Sau­dí, que se nie­ga a aumen­tar su pro­duc­ción de petró­leo, a pesar de la cri­sis ener­gé­ti­ca pro­vo­ca­da por la gue­rra, y de hecho se pone del lado de los rusos: en par­te, cla­ro está, por intere­ses petro­le­ros. Pero está cla­ro que la Rusia de Putin, que se ha vuel­to moral­men­te con­ser­va­do­ra, sim­pa­ti­za con los sau­díes, que segu­ro que tie­nen algún pro­ble­ma con los deba­tes esta­dou­ni­den­ses sobre el acce­so de las muje­res tran­se­xua­les (defi­ni­das como varo­nes en el momen­to de la con­cep­ción) a los aseos femeninos.

Los perió­di­cos occi­den­ta­les tie­nen la trá­gi­ca ocu­rren­cia de repe­tir una y otra vez: «Rusia está ais­la­da, Rusia está ais­la­da». Pero cuan­do mira­mos las vota­cio­nes de la ONU, vemos que el 75% del mun­do no sigue a Occi­den­te, lo que en ese momen­to pare­ce muy poco. Si somos antro­pó­lo­gos, pode­mos expli­car el mapa: por un lado, los paí­ses cla­si­fi­ca­dos como con un buen nivel de demo­cra­cia en la cla­si­fi­ca­ción de The Eco­no­mist (es decir, la Anglos­fe­ra, Euro­pa…); por otro, los paí­ses auto­ri­ta­rios, que se extien­den des­de Áfri­ca has­ta Chi­na, pasan­do por el mun­do ára­be y Rusia. Para un antro­pó­lo­go, se tra­ta de un mapa tri­vial. En la peri­fe­ria «occi­den­tal» encon­tra­mos paí­ses con una estruc­tu­ra fami­liar nuclear con sis­te­mas de paren­tes­co bila­te­ra­les, es decir, don­de los parien­tes mas­cu­li­nos y feme­ni­nos son equi­va­len­tes a la hora de defi­nir el esta­tus social del niño. Y en el cen­tro, con la mayo­ría de las masas afro­euro­peo-asiá­ti­cas, encon­tra­mos orga­ni­za­cio­nes fami­lia­res comu­ni­ta­rias y patri­li­nea­les. Por lo tan­to, vemos que este con­flic­to, des­cri­to por nues­tros medios de comu­ni­ca­ción como un con­flic­to de valo­res polí­ti­cos, es en un nivel más pro­fun­do un con­flic­to de valo­res antro­po­ló­gi­cos. Es esta incons­cien­cia y pro­fun­di­dad lo que hace que el cho­que sea peligroso.

Fuen­te ori­gi­nal: Le Figa­ro.

Fuen­te en espa­ñol: El vie­jo topo

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