¿Usted se ha preguntado qué hubiera pasado si algún gobierno de América Latina, Asia, África o Europa se adueñara de una empresa estadounidense estacionada en esos territorios para entregársela en bandeja de plata a una persona que no estuviera de acuerdo con la política de Washington? Lo más probable que Estados Unidos les impusiera abrumadoras sanciones económicas o les lanzara una agresión militar.
La última acción de piratería económica estadounidense fue decidir a través de la licencia general número 42 del Departamento del Tesoro, no bloquear el decreto del juez del distrito de Delaware, Leonard Stark, para subastar y entregar la petrolera CITGO Petroleum, filial de PDVSA a un grupo de opositores derechistas encabezados por el exdiputado Juan Guaidó.
Alejado de cualquier ley internacional, la licencia del Juez Stark autoriza al antiguo Parlamento derechista del período 2016 – 2021 (que concluyó ese último año tras ganar las elecciones legislativas una mayoría chavista) a efectuar «transacciones en relación con alguna deuda del gobierno de Venezuela, Pdvsa o cualquier entidad en la que la estatal posea una participación del 50% o más.
La justificación del Departamento del Tesoro fue que la acción contra Citgo se tomó para compensar a la canadiense Crystallex por habérsele revocado en 2011, durante el gobierno de Hugo Chávez, derechos de explotación de una mina de oro en Venezuela.
En 2018, el juez Leonard Stark falló a favor de la empresa canadiense, y autorizaba la venta de Citgo, pero el momento crítico llegó en 2019 cuando Guaidó, con el total apoyo de Estados Unidos, asumió la gestión de Citgo y otros activos en el exterior. Ese mismo año, el Gobierno de Maduro intentó recuperar el control de la compañía y llevó el caso a la Corte de Delaware, pero la “justicia” estadounidense respaldó al fantoche de Guaidó.
Actualmente, Citgo se dedica a refinar, comercializar y transportar combustibles y productos industriales a base de petróleo.
La compañía posee además tres refinerías de crudo altamente complejas ubicadas en los estados de Luisiana, Illinois y Texas, con una capacidad productiva de 425.000, 167.000 y 157.000 barriles diarios, respectivamente.
El presidente Nicolás Maduro en una alocución pública, catalogó la acción como «robo descarado de una empresa estimada en más de 8.000 millones de dólares y alrededor de 10.000 bombas de gasolina en Estados Unidos; es el robo descarado de una empresa que genera al año más de 1.000 millones de dólares. El gobierno de Estados Unidos toma esta decisión repudiable contra el pueblo y la soberanía de Venezuela».
En estrecha alianza con Washington y con el firme propósito de tratar de derrocar a la Revolución Bolivariana, Inglaterra le ha congelado a Venezuela el equivalente a 30 000 millones de dólares en oro guardados en el banco de esa nación europea.
En cuanto a los robos de capitales depositados por diferentes países en bancos de Estados Unidos y de Europa, estos se han sucedido desde hace varias décadas. Por ejemplo, en 1979, tras el triunfo de la revolución en Irán, los activos de la nación persa fueron cortados por Washington, y le congeló unos 30.000 millonesde dólares en activos.
En violación de todas las leyes internacionales, un tribunal de Nueva York ordenó que los activos iraníes se utilizaran para indemnizar a las víctimas del 11 de septiembre de 2001, pese a que la República Islámica no estuvo involucrada en los ataques terroristas.
Después de la invasión y ocupación de Irak, Estados Unidos en 2004 destinó 15 000 millones de dólares de Teherán a la supuesta reconstrucción de esa nación árabe, mientras que de las arcas de Bagdad desaparecieron miles de millones de dólares de las reservas del país.
Lo mismo sucedió con los 7.000 millones de dólares del Banco Central de Afganistán colocados en instituciones financieras estadounidenses. La Casa Blanca, en febrero de 2022 ordenó disponer de esos fondos para «ayudar» a las víctimas del 11 de septiembre.
En Libia, tras la invasión de la OTAN, 13.000 millones de dólares fueron congelados en un banco belga, otros 2.000 millones en instituciones financieras de Italia, 12.500 millones en sedes británicas y 30.000 millones en las de Estados Unidos, y todas desaparecieron.
A Cuba se le han bloqueado desde 1963 alrededor de 1.000 millones de dólares los cuales han sido entregados a miembros de la mafia cubanoamericana radicada en Miami mediante juicios fraudulentos.
Otro hecho reciente ocurrió cuando Washington acudió a la Asamblea General de la ONU en aras de buscar el apoyo internacional necesario para quedarse con 300.000 millones de dólares que Rusia posee en bancos de esa nación y que le han sido congelados desde que Moscú inició la operación militar especial en Ucrania con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar al país vecino.
Esa cantidad representa cerca de la mitad de las reservas internacionales del gigante euroasiático y ha sido abonado por los países occidentales durante años por el cobro de las importaciones de gas ruso.
El hurto contra Citgo vuelve a evidenciar que ningún país puede estar tranquilo si deposita capitales en bancos de Estados Unidos o realiza inversiones en ese decadente pero aun peligroso imperio.
Hedelberto López Blanch
14 de mayo de 2023