–Crónica de la burguesía asalvajada–
Hay tantos fascistas en Francia que decenas de miles de personas están dispuestas a subvencionar la ejecución de un adolescente. Eso es lo que está ocurriendo con el asesino de Nahel. El policía que apuntó con su pistola al adolescente de Nanterre y gritó que iba a «meterle una bala en la cabeza» antes de ejecutarlo fríamente.
Florian Menesplier, el policía que disparó al adolescente, es un antiguo soldado que asistió al instituto católico privado Sainte-Famille Saintonge, antes de ingresar en el 35º Regimiento de Infantería y luego en la policía. Al cometer este crimen, le ha tocado la lotería. Es atroz, insoportable, vertiginoso, pero es real. Hace tres días, el polemista de extrema derecha Jean Messiha lanzó un «fondo de apoyo» para el tirador. Hasta el domingo, ¡había recibido más de 700.000 euros en donaciones!
Además de esta asombrosa suma, hay otro fondo lanzado por los colegas del tirador, los motociclistas de Hauts-de-Seine, que ha recaudado casi 50.000 euros. Una prueba más de que los delincuentes policiales no son «ovejas negras» y de que estos incidentes no son ni «meteduras de pata» ni «despistes». En caso de violencia policial, se activa en el seno de la policía una red de solidaridad extremadamente poderosa y organizada, con importantes medios de comunicación y financieros.
El racismo y la propaganda policial han alcanzado tal nivel que hay personas que recompensan masivamente a quienes matan a un joven de origen magrebí. La lista de donantes incluye al seudónimo «Jean Culas Mélenchon», que dio 1.102 euros, entre otras donaciones de 4 cifras. Hay fascistas ricos en Francia dispuestos a pagar casi el salario mínimo para subvencionar a un asesino de uniforme. Para felicitarle económicamente.
Florian Menesplier podría ser millonario por matar a un adolescente. A este paso, el policía ya puede comprarse una segunda vivienda o incluso prejubilarse.
Está claro que se trata de algo más que un apoyo, es un símbolo: financiar la represión de los barrios, hacer una demostración de supremacía blanca. Es una demostración de gente cobarde, una demostración en forma financiera, de todo lo que Francia tiene de amantes del orden, sindicalistas de la policía y fascistas.
En 2019, el gobierno había hecho saltar por los aires en menos de 48 horas una caja a favor de la familia Christophe Dettinger, un boxeador de los Chalecos Amarillos que había repelido con sus propias manos a unos gendarmes con armadura que estaban apaleando a una mujer hasta tirarla al suelo. Las autoridades habían afirmado que este fondo «fomentaba la violencia». El entonces ministro del Interior lo calificó de «financiación de la violencia». Marlène Schiappa pidió que se identificara a los contribuyentes. Elisabeth Borne aulló de indignación.
Pero los cientos de miles de euros recaudados por los fascistas para un agente investigado por «homicidio voluntario» contra un menor no provocaron la menor reacción gubernamental.
2 de julio de 2023