El 1 de enero de 2024 cam­bia­rá el cen­tro de gra­ve­dad mundial

Que­ri­dos ami­gos y amigas,

Salu­dos des­de las ofi­ci­nas del Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social.

El últi­mo día de la cum­bre BRICS en Johan­nes­bur­go (Sudá­fri­ca), los cin­co Esta­dos fun­da­do­res (Bra­sil, Rusia, India, Chi­na y Sudá­fri­ca) die­ron la bien­ve­ni­da a seis nue­vos miem­bros: Argen­ti­na, Egip­to, Etio­pía, Irán, Ara­bia Sau­dí y Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos (EAU). La agru­pa­ción BRICS aho­ra abar­ca el 47,3% de la pobla­ción mun­dial, con un Pro­duc­to Inte­rior Bru­to glo­bal com­bi­na­do (por pari­dad de poder adqui­si­ti­vo, o PPA) del 36,4%. En com­pa­ra­ción, aun­que los paí­ses del G7 (Ale­ma­nia, Cana­dá, Esta­dos Uni­dos, Fran­cia, Ita­lia, Japón y Rei­no Uni­do) repre­sen­tan solo el 10% de la pobla­ción mun­dial, su par­ti­ci­pa­ción en el PIB mun­dial (en PPA) es del 30,4%. En 2021, las nacio­nes que hoy for­man el gru­po amplia­do de los BRICS eran res­pon­sa­bles del 38,3% de la pro­duc­ción indus­trial mun­dial, mien­tras que sus homó­lo­gas del G7 repre­sen­ta­ban el 30,5%. Todos los indi­ca­do­res dis­po­ni­bles, inclui­da la pro­duc­ción de cose­chas y el volu­men total de pro­duc­ción de meta­les, mues­tran el inmen­so poder de este nue­vo blo­que. Cel­so Amo­rim, ase­sor del gobierno bra­si­le­ño y uno de los artí­fi­ces del BRICS duran­te su ante­rior man­da­to como minis­tro de Asun­tos Exte­rio­res, afir­mó sobre el nue­vo acon­te­ci­mien­to que «el mun­do ya no pue­de ser dic­ta­do por el G7».

Cier­ta­men­te, las nacio­nes del BRICS, a pesar de todas sus jerar­quías y desa­fíos inter­nos, repre­sen­tan aho­ra una par­te mayor del PIB mun­dial que el G7, que sigue com­por­tán­do­se como el órgano eje­cu­ti­vo del mun­do. Más de cua­ren­ta paí­ses expre­sa­ron su inte­rés en unir­se al BRICS, aun­que solo vein­ti­trés soli­ci­ta­ron su adhe­sión antes de la reu­nión de Sudá­fri­ca (inclui­dos sie­te de los tre­ce paí­ses de la Orga­ni­za­ción de Paí­ses Expor­ta­do­res de Petró­leo u OPEP). Indo­ne­sia, sép­ti­mo país del mun­do en tér­mi­nos de PIB (según la PPA), reti­ró en el últi­mo momen­to su soli­ci­tud de ingre­so en los BRICS, pero afir­mó que con­si­de­ra­ría su adhe­sión más ade­lan­te. Los comen­ta­rios del pre­si­den­te de Indo­ne­sia, Joko Wido­do, refle­jan el ambien­te de la cumbre:

Debe­mos recha­zar la dis­cri­mi­na­ción comer­cial. No se debe obs­ta­cu­li­zar el desa­rro­llo indus­trial. Todos debe­mos seguir expre­san­do una coope­ra­ción igua­li­ta­ria e inclusiva.

El blo­que BRICS no ope­ra con inde­pen­den­cia de las nue­vas for­ma­cio­nes regio­na­les que aspi­ran a cons­truir pla­ta­for­mas fue­ra de las garras de Occi­den­te, como la Comu­ni­dad de Esta­dos Lati­no­ame­ri­ca­nos y Cari­be­ños (CELAC) y la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghai (OCS). En cam­bio, la per­te­nen­cia al blo­que BRICS tie­ne el poten­cial de for­ta­le­cer el regio­na­lis­mo para quie­nes ya for­man par­te de estos foros. Ambos con­jun­tos de orga­nis­mos inter­re­gio­na­les son par­te de una marea his­tó­ri­ca res­pal­da­da por impor­tan­tes datos, ana­li­za­dos por el Ins­ti­tu­to Tri­con­ti­nen­tal de Inves­ti­ga­ción Social uti­li­zan­do una serie de bases de datos mun­dia­les amplia­men­te dis­po­ni­bles y fia­bles. Los hechos son cla­ros: el por­cen­ta­je del Nor­te Glo­bal en el PIB mun­dial cayó del 57,3% en 1993 al 40,6% en 2022, y el por­cen­ta­je de EE.UU. se redu­jo del 19,7% a solo el 15,6% del PIB mun­dial (por PPA) en el mis­mo perío­do (a pesar de su pri­vi­le­gio de mono­po­lio). En 2022, el Sur Glo­bal, sin Chi­na, ten­dría un PIB (por PPA) supe­rior al del Nor­te Global.

Occi­den­te, qui­zá debi­do a su rápi­do decli­ve eco­nó­mi­co rela­ti­vo, está luchan­do por man­te­ner su hege­mo­nía impul­san­do una Nue­va Gue­rra Fría con­tra Esta­dos emer­gen­tes como Chi­na. Qui­zá la mejor prue­ba de los pla­nes racia­les, polí­ti­cos, mili­ta­res y eco­nó­mi­cos de las poten­cias occi­den­ta­les pue­da resu­mir­se en una recien­te decla­ra­ción de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do del Atlán­ti­co Nor­te (OTAN) y la Unión Euro­pea (UE): «La OTAN y la UE desem­pe­ñan fun­cio­nes com­ple­men­ta­rias, cohe­ren­tes y de refuer­zo mutuo en apo­yo de la paz y la segu­ri­dad inter­na­cio­na­les. Segui­re­mos movi­li­zan­do el con­jun­to com­bi­na­do de ins­tru­men­tos de que dis­po­ne­mos, ya sean polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos o mili­ta­res, para per­se­guir nues­tros obje­ti­vos comu­nes en bene­fi­cio de nues­tros mil millo­nes de ciudadanos».

¿Por qué el blo­que BRICS ha aco­gi­do en su seno a un gru­po de paí­ses tan dis­par, inclui­das dos monar­quías? Cuan­do se le pidió que refle­xio­na­ra sobre el carác­ter de los nue­vos Esta­dos miem­bros de pleno dere­cho, el pre­si­den­te de Bra­sil, Luiz Inácio Lula da Sil­va, afir­mó: «Lo que impor­ta no es la per­so­na que gobier­na, sino la impor­tan­cia del país. No pode­mos negar la impor­tan­cia geo­po­lí­ti­ca de Irán y otros paí­ses que se uni­rán al BRICS». Este es el cri­te­rio con el que los paí­ses fun­da­do­res toma­ron la deci­sión de ampliar su alian­za. En el cen­tro del cre­ci­mien­to de los BRICS se encuen­tran al menos tres cues­tio­nes: el con­trol de los sumi­nis­tros y las vías ener­gé­ti­cas, el con­trol de los sis­te­mas finan­cie­ros y de desa­rro­llo mun­dia­les, y el con­trol de las ins­ti­tu­cio­nes para la paz y la seguridad.

Un BRICS más gran­de ha crea­do aho­ra un for­mi­da­ble gru­po ener­gé­ti­co. Irán, Ara­bia Sau­di­ta y los EAU son tam­bién miem­bros de la OPEP, que, con Rusia, miem­bro cla­ve de la OPEP+, repre­sen­tan actual­men­te 26,3 millo­nes de barri­les de petró­leo al día, algo menos del trein­ta por cien­to de la pro­duc­ción mun­dial dia­ria de petró­leo. Egip­to, que no es miem­bro de la OPEP, es sin embar­go uno de los mayo­res pro­duc­to­res afri­ca­nos de petró­leo, con una pro­duc­ción de 567.650 barri­les dia­rios. El papel de Chi­na en la media­ción de un acuer­do entre Irán y Ara­bia Sau­di­ta en abril per­mi­tió la entra­da de estos dos paí­ses pro­duc­to­res de petró­leo en los BRICS. La cues­tión no es solo la pro­duc­ción de petró­leo, sino el esta­ble­ci­mien­to de nue­vas vías ener­gé­ti­cas mundiales.

La Ini­cia­ti­va de la Fran­ja y la Ruta lide­ra­da por Chi­na ya ha crea­do una red de pla­ta­for­mas de petró­leo y gas natu­ral en todo el Sur Glo­bal, inte­gra­das en la amplia­ción del puer­to de Kha­li­fa y las ins­ta­la­cio­nes de gas natu­ral de Fujai­rah y Ruwais en los EAU, jun­to con el desa­rro­llo de la Visión 2030 de Ara­bia Sau­di­ta. Todo apun­ta a que los BRICS amplia­dos empe­za­rán a coor­di­nar sus infra­es­truc­tu­ras ener­gé­ti­cas al mar­gen de la OPEP+, inclui­dos los volú­me­nes de petró­leo y gas natu­ral que extraen de la tie­rra. Las ten­sio­nes entre Rusia y Ara­bia Sau­di­ta por los volú­me­nes de petró­leo se han agu­di­za­do este año, ya que Rusia superó su cuo­ta para com­pen­sar las san­cio­nes occi­den­ta­les que se le impu­sie­ron debi­do a la gue­rra de Ucra­nia. Aho­ra estos dos paí­ses ten­drán otro foro, fue­ra de la OPEP+ y con Chi­na en la mesa, para cons­truir una agen­da común en mate­ria ener­gé­ti­ca. Ara­bia Sau­di­ta pla­nea ven­der petró­leo a Chi­na en ren­min­bi (RMB), soca­van­do la estruc­tu­ra del sis­te­ma del petro­dó­lar (los otros dos prin­ci­pa­les pro­vee­do­res de petró­leo de Chi­na, Irak y Rusia, ya reci­ben el pago en RMB).

Tan­to los deba­tes de la cum­bre BRICS como su comu­ni­ca­do final se cen­tra­ron en la nece­si­dad de refor­zar una arqui­tec­tu­ra finan­cie­ra y de desa­rro­llo para el mun­do que no esté regi­da por el triun­vi­ra­to del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI), Wall Street y el dólar esta­dou­ni­den­se. Sin embar­go, los BRICS no pre­ten­den elu­dir las ins­ti­tu­cio­nes mun­dia­les de comer­cio y desa­rro­llo esta­ble­ci­das, como la Orga­ni­za­ción Mun­dial del Comer­cio (OMC), el Ban­co Mun­dial y el FMI. Por ejem­plo, los BRICS reafir­ma­ron la impor­tan­cia del «sis­te­ma de comer­cio mul­ti­la­te­ral basa­do en nor­mas, con la Orga­ni­za­ción Mun­dial del Comer­cio como eje cen­tral» y pidie­ron «una sóli­da Red de Segu­ri­dad Finan­cie­ra Mun­dial, con un [FMI] basa­do en cuo­tas y dota­do de recur­sos sufi­cien­tes en su cen­tro». Sus pro­pues­tas no supo­nen una rup­tu­ra fun­da­men­tal con el FMI o la OMC, sino que ofre­cen una doble vía para avan­zar: En pri­mer lugar, que los BRICS ejer­zan más con­trol y direc­ción sobre estas orga­ni­za­cio­nes, de las que son miem­bros pero que han sido subor­di­na­das a una agen­da occi­den­tal, y en segun­do lugar, que los Esta­dos BRICS hagan reali­dad sus aspi­ra­cio­nes de cons­truir sus pro­pias ins­ti­tu­cio­nes para­le­las (como el Nue­vo Ban­co de Desa­rro­llo, o NBD). El enor­me fon­do de inver­sio­nes de Ara­bia Sau­di­ta está valo­ra­do en cer­ca de un billón de dóla­res, lo que podría dotar par­cial­men­te de recur­sos al NBD.

La agen­da de los BRICS para mejo­rar «la esta­bi­li­dad, fia­bi­li­dad y equi­dad de la arqui­tec­tu­ra finan­cie­ra mun­dial» se está lle­van­do a cabo prin­ci­pal­men­te median­te «el uso de mone­das loca­les, acuer­dos finan­cie­ros alter­na­ti­vos y sis­te­mas de pago alter­na­ti­vos». El con­cep­to de «mone­das loca­les» se refie­re a la cre­cien­te prác­ti­ca de los Esta­dos de uti­li­zar sus pro­pias mone­das para el comer­cio trans­fron­te­ri­zo en lugar de depen­der del dólar. Aun­que apro­xi­ma­da­men­te 150 mone­das en el mun­do se con­si­de­ran de cur­so legal, los pagos trans­fron­te­ri­zos casi siem­pre depen­den del dólar (que, a par­tir de 2021, repre­sen­ta el 40% de los flu­jos a tra­vés de la red de la Socie­dad de Tele­co­mu­ni­ca­cio­nes Finan­cie­ras Inter­ban­ca­rias Mun­dia­les, o SWIFT).

Otras mone­das desem­pe­ñan un papel limi­ta­do, y el RMB chino repre­sen­ta el 2,5% de los pagos inter­na­cio­na­les. Sin embar­go, la apa­ri­ción de nue­vas pla­ta­for­mas mun­dia­les de men­sa­je­ría —como el Sis­te­ma de Pago Inter­ban­ca­rio y Trans­fron­te­ri­zo de Chi­na, la Inter­faz Uni­fi­ca­da de Pagos de India y el Sis­te­ma de Men­sa­je­ría Finan­cie­ra (SPFS) de Rusia — , así como de sis­te­mas regio­na­les de mone­da digi­tal, pro­me­ten aumen­tar el uso de mone­das alter­na­ti­vas. Por ejem­plo, los acti­vos de crip­to­mo­ne­das pro­por­cio­na­ron bre­ve­men­te una vía poten­cial para nue­vos sis­te­mas de comer­cio antes de que sus valo­ra­cio­nes dis­mi­nu­ye­ran, y el BRICS amplia­do apro­bó recien­te­men­te la crea­ción de un gru­po de tra­ba­jo para estu­diar una mone­da de refe­ren­cia del BRICS.

Tras la expan­sión de los BRICS, el NBD dijo que tam­bién amplia­rá sus miem­bros y que, como seña­la su Estra­te­gia Gene­ral, 2022 – 2026, el trein­ta por cien­to de toda su finan­cia­ción será en mone­da local. Como par­te de su mar­co para un nue­vo sis­te­ma de desa­rro­llo, su pre­si­den­ta, Dil­ma Rous­seff, afir­mó que el NBD no segui­rá la polí­ti­ca del FMI de impo­ner con­di­cio­nes a los paí­ses pres­ta­ta­rios. «Repu­dia­mos cual­quier tipo de con­di­cio­na­li­dad», dijo Rous­seff. «A menu­do se con­ce­de un prés­ta­mo con la con­di­ción de que se lle­ven a cabo deter­mi­na­das polí­ti­cas. Noso­tros no hace­mos eso. Res­pe­ta­mos las polí­ti­cas de cada país».

En su comu­ni­ca­do, las nacio­nes BRICS plan­tean la impor­tan­cia de una «refor­ma inte­gral de la ONU, inclui­do su Con­se­jo de Segu­ri­dad». Actual­men­te, el Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU tie­ne quin­ce miem­bros, cin­co de los cua­les son per­ma­nen­tes (Chi­na, Fran­cia, Rusia, Rei­no Uni­do y Esta­dos Uni­dos). No hay miem­bros per­ma­nen­tes de Áfri­ca, Amé­ri­ca Lati­na ni del país más pobla­do del mun­do, India. Para repa­rar estas des­igual­da­des, el blo­que BRICS ofre­ce su apo­yo a «las legí­ti­mas aspi­ra­cio­nes de los paí­ses emer­gen­tes y en desa­rro­llo de Áfri­ca, Asia y Amé­ri­ca Lati­na, inclui­dos Bra­sil, India y Sudá­fri­ca, de desem­pe­ñar un papel más impor­tan­te en los asun­tos inter­na­cio­na­les». La nega­ti­va de Occi­den­te a con­ce­der a estos paí­ses un pues­to per­ma­nen­te en el Con­se­jo de Segu­ri­dad de la ONU no ha hecho sino refor­zar su com­pro­mi­so con el pro­ce­so BRICS y poten­ciar su papel en el G20.

La entra­da de Etio­pía e Irán en el blo­que BRICS mues­tra cómo estos gran­des Esta­dos del Sur Glo­bal reac­cio­nan a la polí­ti­ca de san­cio­nes de Occi­den­te con­tra dece­nas de paí­ses, entre ellos dos miem­bros fun­da­do­res del BRICS (Chi­na y Rusia). El Gru­po de Ami­gos en Defen­sa de la Car­ta de la ONU —ini­cia­ti­va de Vene­zue­la a par­tir de 2019— reúne a vein­te Esta­dos miem­bros de la ONU que se enfren­tan a la peor par­te de las san­cio­nes ile­ga­les de Esta­dos Uni­dos, des­de Arge­lia has­ta Zim­ba­bue. Muchos de estos Esta­dos asis­tie­ron a la cum­bre del BRICS como invi­ta­dos y están deseo­sos de unir­se al BRICS amplia­do como miem­bros de pleno derecho.

No vivi­mos un perio­do de revo­lu­cio­nes. Las y los socia­lis­tas siem­pre tra­tan de hacer avan­zar las ten­den­cias demo­crá­ti­cas y pro­gre­sis­tas. Como ocu­rre a menu­do en la his­to­ria, las accio­nes de un impe­rio mori­bun­do crean un terreno común para que sus víc­ti­mas bus­quen nue­vas alter­na­ti­vas, por embrio­na­rias y con­tra­dic­to­rias que sean. La diver­si­dad de apo­yos a la expan­sión de los BRICS es un indi­cio de la cre­cien­te pér­di­da de hege­mo­nía polí­ti­ca del imperialismo.

Cor­dial­men­te,

Vijay

31 de agos­to de 2023, Bole­tín 35 (2023)

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