La vio­len­cia con­tra las muje­res. Una refle­xión marxista

El goteo de ase­si­na­tos de muje­res por sus pare­jas, expa­re­jas o cual­quier otra cir­cuns­tan­cia, nos mue­ve a vol­ver a refle­xio­nar sobre esta tra­ge­dia. Son ya más de 50 las muje­res ase­si­na­das en lo que va de año, una situa­ción trá­gi­ca que per­sis­te y aumen­ta en el esta­do espa­ñol. Abor­dar el tema de los ase­si­na­tos machis­tas es aden­trar­nos en un área mucho más amplia, la vio­len­cia con­tra las muje­res. Vio­len­cia que inclu­ye a todo tipo de ase­si­na­tos y lesio­nes físi­cas de mayor o menor gra­ve­dad, pero tam­bién cual­quier tipo de mal­tra­to sexual, físi­co y psi­co­ló­gi­cos, todos ellos rela­cio­na­dos, evi­den­tes o suti­les. Son nive­les de agre­sión y sufri­mien­to de mayor o menor gra­ve­dad pero que for­ma par­te de la mis­ma esen­cia del tre­men­do pro­ble­ma de la dis­cri­mi­na­ción con­tra las muje­res y el patriar­ca­do que lo sus­ten­ta y perpetua.

Hacer un aná­li­sis sobre la vio­len­cia con­tra las muje­res no es tarea fácil, hay que tener en cuen­ta varios con­tex­tos e inter­re­la­cio­nes y sin olvi­dar­nos de la pers­pec­ti­va his­tó­ri­ca del ori­gen del patriar­ca­do. Por eso la teo­ría mar­xis­ta nos resul­ta impres­cin­di­ble para abor­dar­lo. Esto es, uti­li­zar el mate­ria­lis­mo his­tó­ri­co y la dia­léc­ti­ca como herra­mien­tas esen­cia­les para inten­tar com­pren­der mejor el pro­ble­ma y poder actuar en con­se­cuen­cia. Un aná­li­sis mar­xis­ta del pro­ble­ma que inclu­ya sus cau­sas y, por tan­to, las posi­bles solu­cio­nes.

Des­de Anda­lu­cía y bajo el domi­nio del esta­do espa­ñol, cons­ta­ta­mos que los ase­si­na­tos machis­tas aumen­tan, sabien­do que estos hechos son la pun­ta del ice­berg de una pro­ble­má­ti­ca mucho mayor, la vio­len­cia con­tra las muje­res. Como deci­mos, acer­car­nos a su com­pren­sión impli­ca con­si­de­rar sus dis­tin­tos con­tex­tos, y uno fun­da­men­tal es el esta­do capi­ta­lis­ta que sufri­mos, por­que el patriar­ca­do se inser­ta en el esta­do que ejer­ce el poder, sobre todo en sus estruc­tu­ras más reac­cio­na­rias, vio­len­tas e inac­ce­si­bles, y en otros apa­ra­tos para y extra­es­ta­ta­les pero impres­cin­di­bles para el capi­tal como las sec­tas cris­tia­nas, la indus­tria del sexo, cul­tu­ral o de la edu­ca­ción, entre otras. El patriar­ca­do sien­do uni­ver­sal tie­ne for­mas con­cre­tas y espe­cí­fi­cas según en el tipo de esta­do don­de se ejer­za: Capi­ta­lis­ta lai­co, capi­ta­lis­ta teo­crá­ti­co o de tran­si­ción al socialismo.

La his­to­ria nos ha mos­tra­do los logros que han alcan­za­do las muje­res en las revo­lu­cio­nes socia­lis­tas. Des­ta­ca­mos la revo­lu­ción bol­che­vi­que que con­si­guió unas mejo­ras para las muje­res que nin­gún otro gobierno había alcan­za­do has­ta enton­ces. La revo­lu­ción cuba­na es un ejem­plo de mejo­ras y avan­ces femi­nis­tas que con­ti­nua en la actua­li­dad; la revo­lu­ción boli­va­ria­na de Vene­zue­la, don­de tam­bién las muje­res for­man par­te acti­va en la cons­truc­ción de su nue­va socie­dad; o la revo­lu­ción mar­xis­ta de Tho­mas San­ka­ra en Bur­ki­na Fas­so, son solo algu­nos ejemplos.

Nos deten­dre­mos algo más en este últi­mo de Bur­ki­na Fas­so, por­que la situa­ción de deso­la­ción que dejó el colo­nia­lis­mo fran­cés, las pos­te­rio­res polí­ti­cas neo­co­lo­nia­les y el euro­cen­tris­mo machis­ta, hicie­ron plan­tear al movi­mien­to mar­xis­ta de Tho­mas San­ka­ra toda una revo­lu­ción social y anti patriar­cal. Las muje­res rea­li­za­ban jor­na­das de 17 horas al día en el cam­po, que incluían lle­var agua y leña al hogar tras lar­gos tra­yec­tos, su mor­ta­li­dad era mayor que la de los hom­bres y su anal­fa­be­tis­mo alcan­za­ba el 99%.

Ante esto, el gobierno revo­lu­cio­na­rio ins­ta­la moli­nos en los pue­blos, mejo­ra las vivien­das y crea guar­de­rías don­de se vacu­na a dia­rio. Se pro­mue­ve una ali­men­ta­ción sana, abun­dan­te y varia­da. Se implan­tan medi­das para erra­di­car la poli­ga­mia, la abla­ción, la pros­ti­tu­ción, el matri­mo­nio for­zo­so y el anal­fa­be­tis­mo feme­nino. La poli­ga­mia que­da decla­ra­da ile­gal, el divor­cio se lega­li­za y la mujer lo pue­de obte­ner sin el con­sen­ti­mien­to del mari­do. Se garan­ti­za a las viu­das el dere­cho de suce­sión y se otor­gan los mis­mos dere­chos a los des­cen­dien­tes, sean legí­ti­mos o natu­ra­les. La mujer bur­ki­ne­sa adquie­re el acce­so a cré­di­tos, a poseer tie­rras o a tener una acti­vi­dad eco­nó­mi­ca autó­no­ma. La par­ti­ci­pa­ción de la mujer en la vida polí­ti­ca alcan­zó cotas nun­ca vis­tas en las socie­da­des de su entorno y de muchos otros paí­ses del mun­do. Todas estas con­quis­tas popu­la­res no podían ser tole­ra­das por las poten­cias occi­den­ta­les neo­co­lo­nia­les que en con­ni­ven­cia con trai­do­res loca­les aplas­ta­ron la revo­lu­ción con el terror y el ase­si­na­to, en pri­mer lugar, de este excep­cio­nal diri­gen­te mar­xis­ta, el 15 de octu­bre de 1987.

Sin embar­go, en los esta­dos capi­ta­lis­tas e impe­ria­lis­tas, la lucha con­tra el patriar­ca­do ape­nas pue­de avan­zar, a lo sumo se pue­den con­se­guir mejo­ras muy par­cia­les, y para la cla­se bur­gue­sa, mien­tras segui­rá empeo­ran­do para la amplia cla­se tra­ba­ja­do­ra. Cen­trán­do­nos en Anda­lu­cía, pri­me­ro tene­mos que decir que es una nación que vive bajo la domi­na­ción del capi­ta­lis­mo espa­ñol y de su esta­do. Un esta­do impe­ria­lis­ta alia­do a otros de la Unión euro­pea (UE), que a su vez sigue los dic­ta­dos del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se, el prin­ci­pal y domi­nan­te. Anda­lu­cía, por tan­to, se encuen­tra bajo una cas­ca­da de depen­den­cias de esta­dos impe­ria­lis­tas de menor o mayor orden lo que crea un entra­ma­do de domi­na­ción que pesa sobre el pue­blo anda­luz, como sobre otros pue­blos opri­mi­dos. La situa­ción actual es que este blo­que de esta­dos con el impe­ria­lis­mo de Esta­dos Uni­dos a la cabe­za, se encuen­tran en una fase de decli­ve y retro­ce­so en su domi­nio mun­dial, con su hege­mo­nía ame­na­za­da, que les hace ser más agre­si­vos y peli­gro­sos para los pue­blos del mun­do, sobre todo para las muje­res, infan­cia y ter­ce­ra edad, rela­cio­na­do con su pro­fun­da cri­sis eco­nó­mi­ca, mone­ta­ria y de valores,

Esta cri­sis eco­nó­mi­ca y de valo­res pene­tra en el esta­do espa­ñol y sobre todo pene­tra en sus pue­blos que sufren altas tasas de des­em­pleo, tra­ba­jos pre­ca­rios, difi­cul­ta­des para vivir dig­na­men­te en medio de una infla­ción que no cesa. La mujer tra­ba­ja­do­ra en pri­mer lugar y lue­go el con­jun­to de la cla­se obre­ra se lle­van la peor par­te y aún más en Anda­lu­cía, con las mayo­res tasas de des­em­pleo, pre­ca­rie­dad y peo­res con­di­cio­nes de vida: Muy difí­cil acce­so a una vivien­da, des­nu­tri­ción y el no poder dis­fru­tar de, al menos, una sema­na de vaca­cio­nes. Como deci­mos, esta pre­ca­rie­dad es aún peor en las muje­res, cuya inde­pen­den­cia eco­nó­mi­ca se hace toda­vía más complicada.

Rela­cio­na­do con lo ante­rior: La cri­sis de valo­res bur­gue­ses y las difi­cul­ta­des para el avan­ce de los valo­res revo­lu­cio­na­rios. Una socie­dad, como la nues­tra, total­men­te mer­can­ti­li­za­da don­de has­ta la sani­dad y la edu­ca­ción, sin hablar de la vivien­da, se pri­va­ti­za más y más, tie­ne como feti­che ‑obje­to de ado­ra­ción- la mer­can­cía de todo tipo, poco, o muy poco úti­les. Vidas alie­na­das (bajo el embru­jo de con­su­mir mer­can­cías y explo­ta­das en su vida dia­ria). Vidas, como las mer­can­cías, de usar y tirar. Las rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas son en la inmen­sa mayo­ría de los casos una de ellas, los pro­yec­tos de vida no se pue­den rea­li­zar en muchas pare­jas, es impo­si­ble eco­nó­mi­ca­men­te, lo que lle­va a la indi­fe­ren­cia y la super­fi­cia­li­dad, don­de el sexo es una mer­can­cía; como los videos por­no­grá­fi­cos a los que acce­de con faci­li­dad la pobla­ción ado­les­cen­te y adulta.

Este pri­mer con­tex­to más glo­bal, aun­que mos­tra­do de for­ma muy resu­mi­da, es esen­cial para enten­der, com­pren­der, la vio­len­cia machis­ta que sufri­mos, aun­que en inter­ac­ción con otros con­tex­tos. Hay otros dos nive­les impor­tan­tes que ya se ha nom­bra­do, muy de pasa­da, el de la edu­ca­ción y las rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas. Lo abor­da­re­mos con más detalle.

¿LA EDUCACIÓN ES LA SOLUCIÓN?

Es habi­tual y has­ta repe­ti­ti­vo la can­ti­ne­la de que la edu­ca­ción es la solu­ción a todos nues­tros pro­ble­mas, y por supues­to, el que tra­ta­mos, la vio­len­cia machis­ta. Está cla­ro que no. La edu­ca­ción, como el amor román­ti­co, es, por un lado, una abs­trac­ción para encan­di­lar a los y las incau­tas. Cuan­do no tene­mos solu­cio­nes con­cre­tas recu­rri­mos siem­pre a las gene­ra­li­za­cio­nes, a las diva­ga­cio­nes, a las pala­bras boni­tas. Haga­mos una prue­ba en nues­tra vida dia­ria cuan­do alguien no actúa y gene­ra­li­za sus inten­cio­nes, es que no quie­re, o no pue­de, actuar. Pues tan­to a nivel indi­vi­dual como en nues­tra socie­dad cuan­do se insis­te tan­to en la edu­ca­ción, sin con­cre­tar, sig­ni­fi­ca que se está elu­dien­do el pro­ble­ma y, por tan­to, el tomar medi­das reales. Pero, por otro lado, la edu­ca­ción bur­gue­sa es una pie­za cla­ve y muy efec­ti­va en el man­te­ni­mien­to del patriar­ca­do y/​o en su «demo­cra­ti­za­ción» para con­te­ner las rei­vin­di­ca­cio­nes radi­ca­les de la mujer tra­ba­ja­do­ra sólo alcan­za­bles con el socia­lis­mo. La dia­léc­ti­ca entre el mito román­ti­co, la edu­ca­ción abs­trac­ta y la indus­tria edu­ca­ti­va bene­fi­cia al patriarcado.

Insis­ti­mos, la edu­ca­ción bur­gue­sa, ni en abs­trac­to ni en con­cre­to, es la solu­ción, para encon­trar­la tene­mos que seguir ana­li­zan­do las dife­ren­tes cau­sas de la vio­len­cia machis­ta. Aca­ba­mos de comen­tar que nues­tra socie­dad mer­can­ti­li­za­da y pri­va­ti­za­da inclu­ye a los ser­vi­cios edu­ca­ti­vos, pri­va­ti­za­ción y sub­ven­cio­nes que bene­fi­cian a las escue­las y cole­gios reli­gio­sos que evi­tan, para el tema que nos ocu­pa, la edu­ca­ción sexual, el estu­dio de la dis­cri­mi­na­ción de las muje­res y las niñas, la impor­tan­cia de deci­dir sobre el cuer­po de las muje­res, entre otras temá­ti­cas que debe­rían desa­rro­llar­se. Rei­vin­di­car ser­vi­cios edu­ca­ti­vos, como los sani­ta­rios, públi­cos, inclu­so en una socie­dad pri­va­da como la nues­tra, es un paso a la solu­ción, solo un paso, pero nece­sa­rio en el camino de alcan­zar una socie­dad públi­ca, socialista.

Por tan­to, rei­vin­di­car la edu­ca­ción sexual, en valo­res, el estu­dio del patriar­ca­do y de la dis­cri­mi­na­ción de las muje­res en las escue­las y cole­gios, es un paso nece­sa­rio, es tam­bién par­te de la solu­ción en una socie­dad don­de impe­ra la pro­pie­dad pri­va­da, la mer­can­ti­li­za­ción de todo, inclui­do el cuer­po de la mujer, su uti­li­za­ción como obje­to sexual. Mien­tras la tra­ta y la por­no­gra­fía sigue en alza. Igual que sabía­mos que con­se­guir una ley del abor­to que ayu­da a las muje­res a deci­dir sobre su cuer­po, era un avan­ce si se con­cre­ta­ba en la prác­ti­ca, lo cual el tiem­po ha demos­tra­do que no es así. En esta socie­dad pri­va­da, capi­ta­lis­ta, y patriar­cal, las muje­res pasan un autén­ti­co cal­va­rio para poder abor­tar y en los sis­te­mas sani­ta­rios públi­cos es casi impo­si­ble hacer­lo bajo la excu­sa de la obje­ción de con­cien­cia. Y los pro­fe­sio­na­les médi­cos que se atre­ven a prac­ti­car el abor­to pasan otro autén­ti­co cal­va­rio bajo las pre­sio­nes reac­cio­na­rias y machis­tas de sus com­pa­ñe­ros de profesión.

Por tan­to, la edu­ca­ción no es la solu­ción, más allá de espe­ci­fi­car que edu­ca­ción y bajo qué sis­te­ma se desa­rro­lla. Es par­te de un con­jun­to de cau­sas que se deben con­si­de­rar, nos reite­ra­mos en la impor­tan­cia de con­se­guir las nece­si­da­des bási­cas que es con­di­ción impres­cin­di­ble para ase­gu­rar la inde­pen­den­cia y empo­de­ra­mien­to de las muje­res fren­te al machis­mo. Por­que igual que la edu­ca­ción, la vivien­da es una nece­si­dad bási­ca, como la sani­dad y la salud públi­ca, para detec­tar e inter­ve­nir en los pro­ble­mas de vio­len­cia de todo tipo. El cui­da­do a la depen­den­cia, que recae sobre las muje­res, es otro ele­men­to que no se con­si­de­ra en los esta­dos capi­ta­lis­tas que todo lo dejan al azar des­or­de­na­do de su irra­cio­nal mercado.

En la edu­ca­ción tie­ne, ade­más, una impor­tan­cia cru­cial la pre­sión cul­tu­ral. La gue­rra psi­co­ló­gi­ca que uti­li­zan las mul­ti­na­cio­na­les de la comu­ni­ca­ción y del ocio de los paí­ses impe­ria­lis­tas son de gran efi­ca­cia cuan­do ponen en mar­cha su máqui­na de into­xi­ca­ción, todos a una. Lo hemos vivi­do recien­te­men­te con la pro­pa­gan­da racis­ta anti­rru­sa, anti ira­ní o anti chi­na, y la hemos sufri­do duran­te déca­das en otros ámbi­tos como el que nos ocu­pa. En todos estos medios de alie­na­ción y de entre­te­ni­mien­to, sigue sien­do una cons­tan­te mos­trar una mujer sumi­sa y fiel en un matri­mo­nio o fami­lia ideal; o cosi­fi­ca­da con pape­les secun­da­rios y bajo el embru­jo del amor romántico.

Exis­te toda una ideo­lo­gía que tra­ta de jus­ti­fi­car “cien­tí­fi­ca­men­te” la infe­rio­ri­dad, los roles “pro­pios” y “genui­nos” de la mujer como algo deter­mi­na­do por su bio­lo­gía. Los gran­des medios de pren­sa, deter­mi­na­dos sis­te­mas edu­ca­ti­vos, las publi­ca­cio­nes de todo tipo per­pe­túan y acen­túa este deter­mi­nis­mo bio­ló­gi­co que el sis­te­ma hete­ro­pa­triar­cal y bur­gués ha poten­cia­do des­de déca­das. Esta pre­sión social se deja sen­tir con tal inten­si­dad en el incons­cien­te colec­ti­vo, que sigue sien­do uno de los aspec­tos más difí­ci­les de libe­rar. La pre­sión mediá­ti­ca y cul­tu­ral con­tra las muje­res es tre­men­da­men­te per­ju­di­cial y no ayu­da a una edu­ca­ción anti patriar­cal y basa­da en valo­res de uso, crea­ti­vos y éti­cos don­de el dine­ro tien­da a des­apa­re­cer. Así lle­ga­mos a un con­tex­to más indi­vi­dual de las emo­cio­nes y pro­yec­tos vita­les, el de las rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas, en don­de mayo­ri­ta­ria­men­te se per­pe­tua la vio­len­cia machista.

RELACIONES SEXOAFECTIVAS BAJO EL CAPITALISMO PATRIARCAL

El amor román­ti­co, decía­mos, es una abs­trac­ción emo­cio­nal, un encan­di­la­mien­to que se pro­mue­ve a fal­ta de reales y cier­tas rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas en liber­tad y empo­de­ra­mien­to mutuo. Esta obnu­bi­la­ción que sufren hom­bres y muje­res, en los hom­bres se mues­tra con seña­les de poder y domi­na­ción uni­do a la inse­gu­ri­dad y com­ple­jos que enmas­ca­ran con pre­po­ten­cia y des­pre­cio, yo soy el que val­go, tu no vales; yo acier­to, tú te equi­vo­cas y un lar­go etc.

El ais­la­mien­to que sufren las fami­lias y pare­jas es pro­duc­to del indi­vi­dua­lis­mo inhe­ren­te al sis­te­ma capi­ta­lis­ta, don­de solo triun­fa el que más vale para acu­mu­lar capi­tal, el que no vale se que­da en la calle. El esta­do no ayu­da, ya lo hemos habla­do con la vivien­da o la fal­ta de ser­vi­cios socia­les, pero tam­bién de guar­de­rías y cole­gios públi­cos con come­dor, la fal­ta de ayu­da a la mater­ni­dad y pater­ni­dad (la crian­za ade­cua­da requie­re, al menos de 3 años, de libe­ra­ción del padre o de la madre). En este con­tex­to de ais­la­mien­to y que cada cual “se bus­ca las habi­chue­las”, las fami­lias, pare­jas o per­so­nas solas mal­vi­ven en sus mise­rias par­ti­cu­la­res, inclui­das las sexoa­fec­ti­vas. En el caso de pare­ja con meno­res, la difi­cul­tad para una ade­cua­da crian­za per­pe­tua el pro­ble­ma en los ado­les­cen­tes en una espe­cie de espi­ral auto­des­truc­ti­va en el tiempo.

Mien­tras tan­to en las tele­vi­sio­nes se macha­ca con­ti­nua­men­te con la impor­tan­cia de la edu­ca­ción de los meno­res por par­te de la fami­lia y el cole­gio, insis­tien­do en la cul­pa­bi­li­dad indi­vi­dual. Esta into­xi­ca­ción mediá­ti­ca tra­ta de evi­tar cen­trar el aná­li­sis en la res­pon­sa­bi­li­dad del esta­do. Des­cu­brir su papel, cri­ti­car­lo y cul­par­lo es pre­mi­sa indis­pen­sa­ble para tomar con­cien­cia y luchar con­tra el poder que repre­sen­ta. Por­que en esta red de con­di­cio­nan­tes para que las pare­jas y las rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas sean salu­da­bles y feli­ces tene­mos el muro que supo­ne el patriar­ca­do inser­to en el esta­do capi­ta­lis­ta y sus rami­fi­ca­cio­nes para y extra­es­ta­ta­les, un patriar­ca­do que per­pe­tua el machis­mo de for­ma sutil y sote­rra­da, unas veces, y bru­tal y aplas­tan­te, otras.

Hace mucho que con­se­gui­mos una ley del divor­cio, que ha sido un logro sobre todo para las muje­res. Recor­da­mos que, según el INE, los divor­cios y sepa­ra­cio­nes que se lle­van a cabo en el esta­do espa­ñol, y que supo­nen des­acuer­do o con­flic­to, mayo­ri­ta­ria­men­te son ini­cia­das por muje­res. Sin poder entrar en este tema para no exten­der­nos, si decir que tam­bién en estos aspec­tos, la valen­tía de las muje­res para lan­zar­se al abis­mo de la sepa­ra­ción con­tras­ta con la cobar­día de la inmen­sa mayo­ría de los hom­bres que sen­ci­lla­men­te, no son capa­ces, aun­que sean infe­li­ces. Pues bien, el divor­cio que supo­nía un avan­ce impor­tan­te para la inde­pen­den­cia de las muje­res ‑y recor­da­mos que inde­pen­den­cia es un pre­rre­qui­si­to para tener poder‑, tam­po­co se pue­de rea­li­zar en la mayo­ría de los casos, ya que las muje­res de cla­se tra­ba­ja­do­ra, que ape­nas lle­gan a final de mes, no se pue­de per­mi­tir libe­rar­se de la pare­ja que la maltrata.

Todos los ele­men­tos socio­eco­nó­mi­cos están en con­tra, sabe­mos que un esta­do como el espa­ñol no solo se olvi­da de ase­gu­rar vivien­das para el pue­blo, es que per­mi­te que se ven­dan al mejor pos­tor, a fon­dos bui­tre o a gran­des empre­sas trans­na­cio­na­les enca­re­cien­do los pre­cios enor­me­men­te. Solo un esta­do de tran­si­ción al socia­lis­mo pue­de ase­gu­rar esta nece­si­dad esen­cial para las fami­lias y pare­jas. Los hechos y sus esta­dís­ti­cas están ahí. Vene­zue­la, un país ata­ca­do tam­bién en lo eco­nó­mi­co, con el robo del oro por el impe­ria­lis­mo, mues­tra sus avan­ces en el tema de la vivien­da y ali­men­ta­ción para las fami­lias. Qué el esta­do espa­ñol no pue­de ase­gu­rar esta nece­si­dad vital, ya lo sabía­mos, pero es que ni siquie­ra da peque­ños pasos para blin­dar y faci­li­tar el acce­so eco­nó­mi­co a las vivien­das a las cla­ses tra­ba­ja­do­ras. Que, recor­da­mos, en Anda­lu­cía es la mayo­ría de la población.

Ya hemos habla­do de la gue­rra cul­tu­ral, la pre­sión psi­co­ló­gi­ca sobre las muje­res ha sido una cons­tan­te en el pasa­do y en el pre­sen­te, una pre­sión sobe su cuer­po y un tipo de ima­gen y belle­za que trans­mi­ta su infan­ti­li­za­ción y sumi­sión, lo que las hace más vul­ne­ra­bles en las rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas. La pre­sión sobre el valor cosi­fi­ca­do que se le da a la belle­za y juven­tud sexua­li­za­da, según los cáno­nes euro­cén­tri­cos, es espe­cial­men­te per­ju­di­cial para las más jóve­nes que son obje­tos de agre­sio­nes sexua­les. Esta pre­sión pue­de lle­gar a una ver­da­de­ra «dic­ta­du­ra de la ima­gen» con efec­tos devas­ta­do­res sobre la auto­es­ti­ma, faci­li­tan­do su inde­fen­sión ante las agre­sio­nes patriarcales.

Una lacra, la de la vio­len­cia sexual, que sigue aumen­tan­do bajo este­reo­ti­pos machis­tas que se repro­du­cen en pelí­cu­las, espe­cial­men­te por­no­grá­fi­cas a las que se acce­de fácil­men­te en todas las eda­des. Son con­ti­nuas y varia­das las situa­cio­nes de agre­sión sexual a las ado­les­cen­tes y jóve­nes que con­di­cio­nan sus futu­ras rela­cio­nes sexoa­fec­ti­vas, que debe­rían ser empo­de­ra­das y pre­ve­ni­das. Sin embar­go, esta vio­len­cia sexual, cual­quier tipo de agre­sión sexual se da en todas las eda­des y cir­cuns­tan­cias socia­les, el patriar­ca­do pene­tra como una hidra en todos los con­tex­tos de poder mas­cu­lino, des­de un pro­duc­tor de cine, un famo­so can­tan­te de ópe­ra, una fede­ra­ción de fut­bol o en el silen­cio ocul­to de una pareja.

Por­que el patriar­ca­do tie­ne orí­ge­nes pro­fun­dos y de muy lar­go alcan­ce en el tiem­po, hace que sea más difí­cil de erra­di­car, por eso sigue sien­do una tarea con­ti­nua tam­bién en los paí­ses que tran­si­tan al socia­lis­mo. Pero el patriar­ca­do tuvo un comien­zo, y por ello pue­de tener un fin. Es por eso impres­cin­di­ble estu­diar y com­pren­der como nació la opre­sión sobre las muje­res, como se for­mó el patriar­ca­do, que fue ante­rior a las cla­ses socia­les. Haga­mos, aun­que sea bre­ve­men­te un poco de historia.

EL ORIGEN DEL PATRIARCADO

La cien­cia en gene­ral y el estu­dio de la evo­lu­ción huma­na en par­ti­cu­lar nos mues­tra la nece­si­dad del mate­ria­lis­mo his­tó­ri­co, por­que con­ti­nua­men­te se demues­tra su cer­te­za en cual­quier avan­ce cien­tí­fi­co. El mate­ria­lis­mo dice que lo pri­me­ro fue lo mate­rial, lo físi­co, y de este sur­ge lo psí­qui­co, la men­te, las ideas; el mate­ria­lis­mo his­tó­ri­co nos habla de que todo es una evo­lu­ción de cam­bios, un desa­rro­llo, un pro­ce­so his­tó­ri­co. El cere­bro humano, por ejem­plo, es pro­duc­to de la evo­lu­ción de los seres vivos. Has­ta el alga más sim­ple que per­vi­ve des­de hace 800 millo­nes de años, ya tenía célu­las ner­vio­sas. ¿Por qué deci­mos esto? Por­que tam­bién las socie­da­des, los gru­pos huma­nos evo­lu­cio­nan y cam­bian según sus modos de pro­duc­ción y repro­duc­ción, y por­que el patriar­ca­do tuvo un ori­gen, tuvo un pro­ce­so his­tó­ri­co que lo ini­ció, hace miles de años. Por tan­to, como el modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta, todo lo que tie­ne un comien­zo pue­de tener un final.

En las socie­da­des más anti­guas e igua­li­ta­rias, todos los nece­sa­rios valo­res de uso: Ali­men­ta­ción, cobi­jo, cui­da­dos eran com­par­ti­dos, inclu­so el dimor­fis­mo sexual pre­sen­te en los mamí­fe­ros en dife­ren­te gra­do era menor en los pri­me­ros huma­nos, aun­que se acen­tuó a lo lar­go de su evo­lu­ción. Una evo­lu­ción en el que los cam­bios natu­ra­les se aso­cia­ban con los socia­les, aun­que fue­ra en una for­ma muy pri­mi­ge­nia don­de indu­da­ble­men­te la con­cien­cia supu­so un gran sal­to cua­li­ta­ti­vo. En el tema de la sexua­li­dad un cam­bio a des­ta­car fue la pér­di­da del ciclo del celo, la recep­ti­vi­dad sexual cons­tan­te tuvo rela­ción con el bipe­dis­mo, ya que la ovu­la­ción en el res­to de los pri­ma­tes se carac­te­ri­za por cam­bios evi­den­tes en el área geni­tal. Ade­más, el bipe­dis­mo cam­bia la for­ma de la pel­vis, com­pli­ca el par­to y des­en­ca­de­na otra serie de cam­bios, como el naci­mien­to de bebés más inma­du­ros y una más lar­ga crianza.

Pero, la pér­di­da del celo, o del estro, supu­so un cam­bio para el equi­li­brio de la tasa de repro­duc­ción, cesa el con­trol hor­mo­nal sobre la sexua­li­dad feme­ni­na, que es el con­trol bio­ló­gi­co sobre la sexua­li­dad en gene­ral. Esto uni­do a la mayor con­cien­cia huma­na y rela­cio­nes socia­les más ela­bo­ra­das hace que la sexua­li­dad va a depen­der de fac­to­res psi­co­ló­gi­cos y socia­les. El aumen­to del con­trol del sis­te­ma ner­vio­so cen­tral, del cere­bro, en la regu­la­ción de pro­ce­sos fisio­ló­gi­cos, entre los que se encuen­tran la exci­ta­ción sexual, es un hecho que tam­bién ocu­rre en nues­tros parien­tes más cer­ca­nos, así los chim­pan­cés, espe­cial­men­te bono­bos, pese a tener ciclo estral tie­nen acti­vi­dad sexual en cual­quier momen­to guia­do por fac­to­res de tipo social, por ejem­plo cuan­do encuen­tran comi­da abun­dan­te, antes de su con­su­mo prac­ti­can rela­cio­nes sexua­les muy diver­sas y entre todos sus miem­bros adultos.

En el modo de pro­duc­ción caza­dor-reco­lec­tor, espe­cial­men­te en los perio­dos más cer­ca­nos a la orga­ni­za­ción tri­bal, aun­que no exis­tía pro­pie­dad pri­va­da, tam­po­co de los medios de pro­duc­ción, sí había apro­pia­ción. Espe­cial­men­te del espa­cio, de la tie­rra que se habi­ta­ba, y en don­de las rela­cio­nes socia­les van tenien­do un papel mayor en el gru­po que se hacía más nume­ro­so. Los pro­ce­sos de repro­duc­ción se van cono­cien­do mejor, no solo en los pro­pios huma­nos, tam­bién en plan­tas y ani­ma­les. El cono­ci­mien­to y con­trol de la repro­duc­ción fue bási­co para aumen­tar la ali­men­ta­ción, y en los huma­nos para equi­li­brar el tama­ño del gru­po en aras de su supervivencia.

Des­de el mar­xis­mo, espe­cial­men­te del femi­nis­mo mar­xis­ta, las inves­ti­ga­cio­nes de pre­his­to­ria­do­ras ya mues­tran dife­ren­cias socia­les por sexo en las socie­da­des caza­do­ras reco­lec­to­ras, sien­do cla­ve la reva­lo­ri­za­ción de la repro­duc­ción como una pro­duc­ción esen­cial, la de los pro­pios suje­tos, que a su vez son fuer­za de tra­ba­jo para la pro­duc­ción de ali­men­tos y herra­mien­tas, entre otros. Sin poder entrar en el rico deba­te de las con­tra­dic­cio­nes que lle­va­ron a las socie­da­des caza­do­ras reco­lec­to­ras al paso a las socie­da­des tri­ba­les, si exis­ten pro­pues­tas que las rela­cio­nan con los ini­cios de la opre­sión de la mujer. Así se plan­tea la impor­tan­cia de pro­fun­di­zar en el cono­ci­mien­to del modo de pro­duc­ción-repro­duc­ción social de las socie­da­des caza­do­ras-reco­lec­to­ras cuya con­tra­dic­ción prin­ci­pal fue­ron las rela­cio­nes entre los pro­ce­sos de repro­duc­ción bio­ló­gi­co-social y los pro­ce­sos de pro­duc­ción de bienes.

Estas, y otras, inves­ti­ga­cio­nes, plan­tean que el con­trol de la repro­duc­ción se hizo con­tro­lan­do las rela­cio­nes socia­les sexua­les, lo que supon­dría un con­trol social sobre la mujer que se acom­pa­ña­ría de una infra­va­lo­ra­ción de su apor­te pro­duc­ti­vo. De esta for­ma comien­za una divi­sión social y sexual del tra­ba­jo que se inten­si­fi­ca­rá en las socie­da­des tri­ba­les. Estos perio­dos de tran­si­ción don­de aún no había cla­ses socia­les mar­can el ini­cio del patriarcado.

El hecho es que en la his­to­ria de la huma­ni­dad se pro­du­jo, de dis­tin­tas for­mas, la pri­me­ra divi­sión, dis­cri­mi­na­ción, la del sexo feme­nino uni­do a otro hecho, la divi­sión del tra­ba­jo. Hay con­sen­so en que la dis­cri­mi­na­ción fue un hecho social y que ese hecho tuvo como cau­sa el con­trol sobre la capa­ci­dad de repro­duc­ción de las muje­res, y por tan­to sobre su sexua­li­dad y su cuer­po. Un con­trol que tenía como pri­me­ros obje­ti­vos evi­tar la extin­ción del gru­po. Unas veces para aumen­tar la demo­gra­fía, pero otras tam­bién para dis­mi­nuir­la, el con­trol de la repro­duc­ción supo­nía con­se­guir un equi­li­brio entre mor­ta­li­dad y nata­li­dad. La repro­duc­ción, la capa­ci­dad repro­duc­ti­va de las muje­res fue esen­cial para la super­vi­ven­cia del gru­po, sobre todo cuan­do exis­ten cri­sis brus­cas de tipo natu­ral y/​o de vio­len­cia inter-humana.

De esta for­ma, las muje­res rea­li­zan un tri­ple tra­ba­jo, el de la repro­duc­ción don­de a los esta­dos de emba­ra­zo se aña­día años de lac­tan­cia y una lar­ga crian­za que se com­pa­gi­na­ban con las acti­vi­da­des de con­se­guir ali­men­tos, espe­cial­men­te de reco­lec­ción y cap­tu­ra de peque­ños o media­nos ani­ma­les. A lo que se aña­día el poder sim­bó­li­co, y mate­rial, de la capa­ci­dad de pro­crea­ción y la cer­te­za del ori­gen de la des­cen­den­cia, la matri­li­nea­li­dad y las dio­sas madre o de la fer­ti­li­dad a las que vene­ra­ba el gru­po. Aca­bar con esta ter­ce­ra fun­ción, pero sobre todo y fun­da­men­tal­men­te domi­nar las dos pri­me­ras, supu­so un mayor pri­vi­le­gio y poder de los hom­bres que se dedi­ca­ban más a la defen­sa y caza de gran­des depre­da­do­res como ante­sa­la para el desa­rro­llo de las cas­tas gue­rre­ras y sacer­do­ta­les de las reli­gio­nes masculinas.

En las orga­ni­za­cio­nes tri­ba­les, don­de los gru­pos se hacían más nume­ro­sos y aumen­ta­ba la pro­duc­ción de ali­men­tos y medios de pro­duc­ción, ins­tru­men­tos de todo tipo, inclui­do los defen­si­vos y de ata­que (a gran­des ani­ma­les o con otros gru­pos huma­nos), iba inten­si­fi­can­do la des­igual­dad y la mayor dis­cri­mi­na­ción sobre las muje­res en la divi­sión sexual del tra­ba­jo. Esta situa­ción se pro­fun­di­zó cuan­do emer­gie­ron las cas­tas reli­gio­so-mili­ta­res ante­sa­la de las cla­ses socia­les, don­de la domi­na­ción mate­rial y reli­gio­sa que osten­ta­ba el poder, la reli­gión y la fuer­za mili­tar mas­cu­li­na, se ejer­cía ante los enemi­gos y tam­bién ante su pro­pio gru­po. En esta divi­sión social, la divi­sión por sexo se integró.

Qué duda cabe que toda opre­sión, sobre las muje­res o sobre una cla­se social, nece­si­ta­ba de toda una estruc­tu­ra social que la jus­ti­fi­ca­ra, inclui­da la orga­ni­za­ción fami­liar que Fede­ri­co Engels expli­có muy bien en su cono­ci­da obra El ori­gen de la fami­lia la pro­pie­dad pri­va­da y el esta­do. Como deci­mos, la reli­gión tam­bién cum­plió un papel fun­da­men­tal en la jus­ti­fi­ca­ción de la opre­sión. Los aná­li­sis mar­xis­tas de la inves­ti­ga­do­ra femi­nis­ta, Ger­da Ler­ner, en su clá­si­ca obra, La crea­ción del patriar­ca­do, expli­ca cómo se fue crean­do la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción del patriar­ca­do. El inter­cam­bio de muje­res y en las gue­rras entre tri­bus por los terri­to­rios la cap­tu­ra de muje­res supu­so el comien­zo de la escla­vi­tud, que pos­te­rior­men­te tam­bién se exten­dió a los hom­bres. Como la reli­gión y sus dio­ses (que antes eran dio­sas) se cons­ti­tuían por man­da­to divino en los jus­ti­fi­ca­do­res de la opre­sión patriar­cal y de cla­se. Esta cons­truc­ción ideo­ló­gi­ca con­ti­nua­rá has­ta nues­tros días con dis­tin­tas formas.

CONCLUSIONES Y PROPUESTAS DE ACCIÓN

Ana­li­zar las posi­bles cau­sas de un pro­ble­ma de salud tan gra­ve como la vio­len­cia con­tra las muje­res, nos ayu­da a com­pren­der­la mejor y, sobre todo, plan­tear las solu­cio­nes más abar­ca­do­ras posi­bles. Aun­que el pro­ble­ma se da en amplias zonas del mun­do, tra­ta­mos de abor­dar­lo en nues­tro con­tex­to más cer­cano, en Anda­lu­cía, que se encuen­tra bajo el esta­do capi­ta­lis­ta y patriar­cal espa­ñol, enten­dien­do que ahí resi­de la par­te gene­ral del pro­ble­ma. La pro­pues­ta de luchar con­tra esta múl­ti­ple opre­sión y sabien­do que dicha opre­sión se lle­va a cabo a tra­vés de la ideo­lo­gía domi­nan­te que ha pene­tra­do, y pene­tra, en las cabe­zas de las per­so­nas con sus valo­res ya comen­ta­dos, machis­tas, indi­vi­dua­lis­tas y mercantilistas.

Nues­tro reto no solo es hacer ver esta reali­dad, sino orga­ni­zar­nos entre noso­tras des­de aba­jo, en estruc­tu­ras real­men­te demo­crá­ti­cas, pasar de la teo­ría a la prác­ti­ca del día a día. En esta lucha con­tra la opre­sión del patriar­ca­do, del esta­do y su ideo­lo­gía domi­nan­te, es de suma impor­tan­cia pro­mo­ver los valo­res iden­ti­ta­rios de la cul­tu­ra popu­lar, el anda­luz. No solo para la cons­truc­ción nacio­nal anti patriar­cal y hacia el socia­lis­mo, sino para la pro­pia super­vi­ven­cia de Anda­lu­cía. Esta lucha iden­ti­ta­ria de cla­se y femi­nis­ta tra­ba­ja­do­ra con­tra la ideo­lo­gía patriar­cal es fun­da­men­tal tejer­las des­de lo per­so­nal a lo social. La lucha per­so­nal es polí­ti­ca, y vice­ver­sa, en el tema que nos ocu­pa la opre­sión, y vio­len­cia, con­tra las muje­res lle­va implí­ci­to una lucha en el ámbi­to pri­va­do que no pode­mos soslayar.

De for­ma muy sucin­ta hemos tra­ta­do de rela­cio­nar dis­tin­tos con­tex­tos y ele­men­tos: Eco­nó­mi­co, social, sani­ta­rio o edu­ca­ti­vo bajo la malla opre­so­ra del modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta en gene­ral y de su esta­do espa­ñol con­tra Anda­lu­cía, don­de la pro­pie­dad pri­va­da es la que impe­ra dic­ta­to­rial­men­te. Bajo esta malla mer­can­ti­li­za­da, no hay posi­bi­li­dad de libe­ra­ción físi­ca, psí­qui­ca ni moral, pero aún menos de las muje­res. Por eso la lucha por la igual­dad impli­ca con­si­de­rar las inter­re­la­cio­nes de sexo-géne­ro, nacio­nal y de cla­se, den­tro de la lar­ga lucha por la des­apa­ri­ción de las cla­ses, por el repar­to del tra­ba­jo, de los bie­nes y de las res­pon­sa­bi­li­da­des entre los sexos y en el con­tex­to nacio­nal e inter­na­cio­nal que este­mos considerando.

El patriar­ca­do, por tan­to, se inser­ta en el esta­do de dife­ren­tes for­mas, pero ya avan­za­mos que, igual que se ori­gi­nó antes, se per­pe­tuó y con­so­li­dó en las socie­da­des cla­sis­tas, don­de impe­ra la pro­pie­dad pri­va­da. En la actua­li­dad, son los esta­dos socia­lis­tas que avan­zan al comu­nis­mo, don­de se con­si­guen las pre­mi­sas nece­sa­rias para su limi­ta­ción y futu­ra erra­di­ca­ción. Ese cree­mos debe ser nues­tro hori­zon­te, des­de el pue­blo anda­luz, des­de todos los pue­blos del mun­do en su lucha por su liberación.

Con­cep­ción Cruz Rojo

Anda­lu­cía, 18 de octu­bre de 2023

La tra­ge­dia son las con­se­cuen­cias dolo­ro­sas de un des­en­la­ce que ter­mi­na en la muer­te o lesio­nes de por vida de la mujer, tam­bién para los cono­ci­dos y fami­lia­res. El dra­ma es la situa­ción de vio­len­cia que pue­de resol­ver­se, que se sufre, se lucha, y se resuel­ve. Los grie­gos fue­ron los que hicie­ron ver que las des­gra­cias no se pro­du­cen por deci­sión de los dio­ses y que los huma­nos pue­den luchar con­tra ellas.

Com­pren­der­lo no de for­ma abso­lu­ta, sino rela­ti­va, por­que el cono­ci­mien­to para la acción nun­ca pue­de ser abso­lu­to, siem­pre ten­dre­mos lagu­nas que no conoz­ca­mos y, por­que el obje­to de nues­tro aná­li­sis es cam­bian­te, está en movi­mien­to. Por estas dos razo­nes, la dia­léc­ti­ca nos advier­te de lo rela­ti­vo del cono­ci­mien­to de cual­quier tema que que­ra­mos abordar.

No tar­dó tiem­po, el gobierno bol­che­vi­que, en pro­mul­gar leyes a favor de las muje­res. La ley del matri­mo­nio civil, la del divor­cio y los inten­tos por cam­biar la fami­lia y el tra­ba­jo del hogar. Nin­gún gobierno bur­gués de la épo­ca luchó con­tra la acti­tud feu­dal hacia estas cues­tio­nes fun­da­men­ta­les, como el matri­mo­nio, el divor­cio o la situa­ción de los hijos natu­ra­les, como lo hizo la revo­lu­ción bolchevique.

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano. Cuba. Marie­la Cas­tro Espín habla en torno al femi­ci­dio en el pro­yec­to del códi­go penal. 19 de mayo de 2022 Cuba. Marie­la Cas­tro Espín habla en torno al femi­ci­dio en el pro­yec­to del códi­go penal – Resu­men Latinoamericano

La Cons­ti­tu­ción de la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la (1999) en su capí­tu­lo V, artícu­lo 88 dice tex­tual­men­te: «El Esta­do garan­ti­za­rá la igual­dad y equi­dad de hom­bres y muje­res en el ejer­ci­cio del dere­cho al tra­ba­jo. El Esta­do reco­no­ce­rá el tra­ba­jo del hogar comoacti­vi­dad eco­nó­mi­ca que crea valor agre­ga­do y pro­du­ce rique­za y bien­es­tar social. Las amas de casa tie­nen dere­cho a la Segu­ri­dad Social de con­for­mi­dad con la ley». La cur­si­va es nuestra.

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  1. Yo, la ver­dad, es que no sé para qué ni para quién se escri­ben este tipo de artícu­los. Y me gus­ta­ría desa­rro­llar con ampli­tud el tema, pues nos va la vida (la ver­da­de­ra, la que real­men­te desea­mos vivir) en ello. Y pon­go solo un ejem­plo: la ter­mi­no­lo­gía. Hay sólo tópi­cos y/​o luga­res comu­nes. Si Marx levan­ta­ra la cabe­za y pudie­ra leer con su inte­li­gen­cia crea­ti­va alguno de estos artícu­los se echa­ría las manos a la cabe­za. Sobre todo ten­dría muchas más razo­nes que nun­ca para excla­mar que si esta es una «pers­pec­ti­va mar­xis­ta», enton­ces él mis­mo no era marxista…

    1. Bue­nas Madi, hare­mos lle­gar a la auto­ra tus apor­ta­cio­nes, res­pec­to a si Marx era mar­xis­ta… él nega­ba tal pun­to pues no acep­ta­ba nin­gún per­so­na­lis­mo. Es una pena que no desa­rro­lles el tema tal vez para poder pole­mi­zar un poco con la autora.

  2. Para una crí­ti­ca cons­truc­ti­va del artícu­lo de Con­cep­ción Cruz Rojo «La vio­len­cia con­tra las muje­res. Una refle­xión marxista»

    Lo pri­me­ro que hay que empe­zar cues­tio­nan­do es el títu­lo y cada una de las pala­bras que lo com­po­nen. En un ejer­ci­cio de filología[1],entendida esta como el saber sub­ver­si­vo que nos ayu­da a a®mar con lógi­ca las pala­bras para poder hacer cosas en común (comunacción)[2].
    Así que: ¿por qué vio­len­cia en sin­gu­lar y no hablar en plu­ral de vio­len­cias? Y ya que se habla de muje­res en plu­ral: ¿no habría que cla­si­fi­car esa plu­ra­li­dad, ya que si no se hace enton­ces esta­mos hablan­do en sin­gu­lar de una úni­ca mujer con lo que eso supo­ne a la hora de enfo­car tonTEÓricaMENTE[3] la cues­tión que se pre­ten­de acla­rar y ana­li­zar? Y, por supues­to, hay que sub­ra­yar ese «con­tra».
    Y des­pués se pasa­ría al sub­tí­tu­lo. Por lo que nos pre­gun­ta­mos: qué tie­ne este artícu­lo de refle­xión mar­xis­ta; por­que: qué demo­nios es ‑o ha sido- eso del marxismo[4]. Así que en plan Jack, vaya­mos por partes.
    Lo lógi­co cuan­do se va a expo­ner algo es que en el títu­lo ya esté con­te­ni­do de mane­ra implí­ci­ta lo que des­pués se va a expli­ci­tar. Cree­mos que no es el caso de este des­afor­tu­na­do artículo.
    Y que cons­te que las crí­ti­cas las hace­mos des­de la empa­tía tan­to per­so­nal hacia Con­cha (pues hemos leí­do otros tra­ba­jos suyos que nos han hecho vol­ver a leer esta apor­ta­ción escri­ta por ella) como hacia lo que pre­ten­de trans­mi­tir pero sin con­se­guir acla­rar­nos casi nada.
    Cuál es LA vio­len­cia de la que nos habla Con­cha. De la vio­len­cia patriar­cal con­tra las muje­res. De eso es delo que pre­ten­de ir su artícu­lo. Y empie­za recor­dan­do los ase­si­na­tos de muje­res que han acae­ci­do en el últi­mo año en la socie­dad espa­ño­la. Y aquí empie­zan nues­tras dife­ren­cias por­que ella no habla de socie­dad sino de Esta­do espa­ñol. Y se pro­du­ce ahí una gran con­fu­sión teó­ri­ca. Habrá que recor­dar a muchos que uno de los pri­me­ros que uti­li­zó esa expre­sión fue el Car­ni­ce­rí­si­mo mili­tar que con gra­do de Gene­ral del Ejér­ci­to espa­ñol implan­tó una férrea dic­ta­du­ra nazi­fas­cis­ta en Espa­ña. Fue Fran­co, Fran­cis­co FRANCO BAHAMONDE, el que tras eri­gir­se en Cau­di­llo de Espa­ña des­de su implan­ta­ción mili­tar habló de Esta­do espa­ñol. Cier­ta izquier­da ‑bas­tan­te tor­pe y sinies­tra- sin ape­nas dar­se cuen­ta le ha segui­do en sus lati­gui­llos semán­ti­cos ya que ha sido el dic­ta­dor el que les ha segui­do mar­can­do el paso. Y no nos extra­ña que des­pués de la derro­ta mili­tar de las izquier­das repu­bli­ca­nas haya segui­do una des­co­mu­nal derro­ta ideo­ló­gi­ca que en estos tiem­pos es más pal­pa­ble y pal­ma­ria que nun­ca antes. Y esta cree­mos que es la mayor con­fu­sión semán­ti­ca del escri­to de Con­cha. Pues mues­tra que pare­ce no saber lo que es el Esta­do real­men­te exis­ten­te, ni pare­ce que se haya per­ca­ta­do de la exis­ten­cia de ese mito funes­to al que se lla­ma pro­pie­dad pri­va­da. Pues no exis­te en socie­dad huma­na abso­lu­ta­men­te nada que sea privado.
    Los seres huma­nos, como diría Aris­tó­te­les de cual­quier ser vivo, nos carac­te­ri­za­mos por nacer, cre­cer, desa­rro­llar­nos y morir­nos. O con pala­bras del filó­so­fo nazi Mar­tin HEIDEGGER: el ser humano (Dasein) es un ser para la muer­te. Y ésta aca­ba disol­vien­do lo que somos en pol­vo y en heren­cias colec­ti­vas. Historias.
    Hablar de edu­ca­ción pri­va­da sólo se entien­de en per­so­nas autis­tas, solip­sis­tas. No hay ‑por­que es impo­si­ble real y social­men­te- una red de escue­las que pue­dan ser y sean úni­ca­men­te pri­va­das. Y seguir dán­do­le cuer­da a ese reloj es una acti­vi­dad confusa.
    Como tam­po­co es posi­ble hablar con pro­pie­dad de que exis­ta la sani­dad privada.
    Otra cosa es que exis­tan pri­vi­le­gios: leyes pri­va­das como cotos pri­va­dos de caza. Y es que, des­gra­cia­da­men­te, mal vivi­mos en una sucie­dad por­no­ca­pi­ta­lis­ta tana­to­crá­ti­ca y es de lógi­ca rea­lis­ta asu­mir las dife­ren­cias de cla­se a la hora de dar cuen­ta de lo que hay. De mane­ra ana­lí­ti­ca. Otra cosa, bien dis­tin­ta, es que lo que hay haya que tras­cen­der­lo e inten­tar supe­rar­lo mejo­rán­do­lo: aná­li­sis crí­ti­co y dia­léc­ti­co de la reali­dad que apues­ta por la mejo­ra de la socie­dad trans­for­man­do radi­cal­men­te sus injus­tas estruc­tu­ras clasistas.
    Y tam­po­co lo públi­co se pue­de equi­pa­rar a lo esta­tal. Y hay que ir del actual Esta­do de cosas: par­ti­ci­pio pasa­do para empe­zar a ir ges­tan­do otra for­ma dife­ren­te de estar en sociedad.
    Por­que a veces a la socie­dad se le enga­ña con estas con­fu­sio­nes terminológicas.
    Pare­ce que sólo es públi­co lo que ges­tio­na o des­go­bier­na el Esta­do. Y el Esta­do tie­ne su his­to­ria. Y no siem­pre es tan bella ni tan dig­na como apa­re­ce en los rela­tos ofi­cia­les. En esos cuen­tos para imbé­ci­les se infan­ti­li­za al per­so­nal. Y se les hace comul­gar con rue­das de molino.
    Como hacer­nos creer que las empre­sas de un deter­mi­na­do Esta­do son las úni­cas públi­cas y socia­les. O que sólo el Esta­do pue­de rea­li­zar nacio­na­li­za­cio­nes o socia­li­za­cio­nes de empre­sas «pri­va­das».
    Lo que se sue­le come­ter con esos atro­pe­llos semán­ti­cos es un gali­ma­tías filo­ló­gi­co. Y cuan­do el río anda revuel­to las ganan­cias, curio­sa­men­te, no sue­len ser para los tra­ba­ja­do­res de la pes­ca, sino para los truha­nes y psicofantes.
    Por eso no hay que dar­le al Esta­do tan­ta can­cha. Ni siquie­ra reco­no­cer­le la legi­ti­mi­dad del arbi­tra­je. Ya lo esta­mos vien­do en nues­tros días por doquier, por ejem­plo, en el caso de lla­mar solo terro­ris­tas a los que care­cen de la lega­li­dad y legi­ti­mi­dad que da la osten­ta­ción de un deter­mi­na­do poder (de Esta­do: par­ti­ci­pio pasa­do) en la eje­cu­ción de actos vio­len­tos. Quién pro­vo­ca más terror en la socie­dad: ¿un gru­po como Hamás en Pales­ti­na o el ejér­ci­to israe­lí con el des­go­bierno de Neta­yanhu? Hay que ir mucho más allá. Y ges­tar otras estruc­tu­ras. Por eso hay que luchar en gerun­dio: ges­tan­do lo que aún no exis­te. Por eso nues­tras pro­pie­da­des no son ni pri­va­das ni públi­cas del Esta­do, sino colec­ti­vas de la comu­ni­dad que esta­mos a dia­rio ges­tan­do y que aún está por venir, aun­que toda­vía no exis­tan. Ni el sol, ni el agua, ni el aire, ni la tie­rra son de nadie…
    Y para poner en énfa­sis lo de una refle­xión mar­xis­ta hemos de acla­rar que Marx no pre­ten­día hacer mar­xis­mo, sino poner su minús­cu­la voz a favor de la cons­truc­ción de una socie­dad comu­nis­ta ilus­tra­da. Él ni era auto­ri­ta­rio ni defen­día sus opi­nio­nes de mane­ra orto­do­xa. No hay uno ni dos Marx: eso es cuen­to para pijos o pin­gos algo­do­na­dos. Él hizo un saber con mul­ti­tud de cien­cias para crear con­cien­cia en el pro­le­ta­ria­do y que éste se per­ca­ta­ra de la fuer­za poten­cial que posee la ener­gía labo­ral para trans­for­mar nues­tro mun­do. Y la mejor for­ma de enfren­tar­se a la sucie­dad por­no­ca­pi­ta­lis­ta tana­to­crá­ti­ca que él tuvo fue ana­li­zan­do con su bis­tu­rí par­ti­cu­lar el modo de des­truc­ción que engen­dra el capi­tal. Sus lec­cio­nes son magis­tra­les e irre­pe­ti­bles. Y nos ayu­dan a abrir­nos paso en este cena­gal mons­truo­so en el que mal­vi­vi­mos a diario…
    Notas:
    [1] Curio­sa­men­te se sue­le tirar de anec­do­ta­rio para defi­nir la filo­so­fía como si filo sig­ni­fi­ca­ra amar o amor, mien­tras que en filo­lo­gía ese amor des­apa­re­ce y se trans­for­ma en lite­ra­li­dad de las pala­bras. Habrá que inves­ti­gar algún día por esos derroteros…
    [2] Haber Marx y haber­lo hay­lo: para una prác­ti­ca (más que teó­ri­ca) de la acción comu­ni­ca­ti­va: común: acti­va. O de cómo gene­rar ciu­da­da­nos ilus­tra­dos con tra­ba­jos que no prac­ti­quen la obs­ce­na obso­lescencia pro­gra­ma­da.
    [3] Habla­mos de ton­TEO­rías y no sólo de TEO­rías. Lo expli­ci­ta­re­mos más ade­lan­te, pues, ese jue­go de pala­bras nos pare­ce fun­da­men­tal para cues­tio­nar la pre­sen­cia del mono­teís­mo en las ton­TEO­rías mefí­ti­cas -¿y meta­fí­si­cas?- de ese inven­to ‑o engen­dro ideo­ló­gi­co- mal lla­ma­do y peor cono­ci­do: Occidente.
    [4] Es una pena que en 2018 per­dié­ra­mos al com­pa­ñe­ro Domé­ni­co LOSURDO por­que pro­me­tía seguir ofre­cién­do­nos una con­ti­nua­ción a su exce­len­te crí­ti­ca del mar­xis­mo occi­den­tal. Véa­se https://​www​.trot​ta​.es/​l​i​b​r​o​s​/​e​l​-​m​a​r​x​i​s​m​o​-​o​c​c​i​d​e​n​t​a​l​/​9​7​8​8​4​9​8​7​9​7​6​40/

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