Al Nakba –conocida como la catástrofe en árabe– representa uno de los hitos más trágicos, sangrientos y violatorios del derecho internacional del cual se tenga memoria. El 14 de mayo del año 1948, con el nacimiento artero de una entidad a la cual denominaron «Israel» se marca la consolidación de una política sistemática de robo, usurpación, desestabilización, agresión y exterminio del pueblo palestino.
No se trata solo de una fecha infausta y trágica, es también la muestra evidente del fracaso original de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que había emitido la resolución n° 181 de noviembre de 19471 recomendando la partición del territorio palestino en un Estado judío y uno palestino.
La disposición no solo fue absurda, inmoral, carente del mínimo juicio de inteligencia en el plano de las relaciones internacionales, sino que facilitó la consolidación de las políticas hegemónicas de las potencias occidentales lideradas fundamentalmente por Estados Unidos, con apoyo de los otrora imperios francés y británico, inconformes con el papel secundario que comenzaron a desempeñar tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El control de los recursos energéticos, y de las rutas marítimas y sus pasos el estrecho de Ormuz, Bab el Mandeb y el canal de Suez eran los reales objetivos de las maniobras occidentales. La Declaración Balfour se hizo presente con toda su carga de ignominia, 32 años después2.
El 14 de mayo de 1948 terminaba el mandato que la extinta Sociedad de Naciones entregó al imperio británico sobre Palestina. Aquel viernes los sionistas encabezados por David Green –verdadero nombre de David Ben Gurión– en dependencias del museo de «Tel Aviv» proclamaron el nacimiento de la entidad nacionalsionista bajo la idea falsa de una supuesta independencia.
¿Qué independencia podían proclamar aquellos que no eran los habitantes originales de Palestina, provenientes fundamentalmente de países europeos, colonos nacidos en países allende Palestina y que contaron incluso con documentos de identidad expedidos bajo el rótulo de Palestina?
En ese mayo infausto, los líderes sionistas –protegidos por las bandas extremistas Haganah, Irgún, y la banda Stern, formados y armados por la misma Gran Bretaña– proclamaron el nacimiento de esta nefasta entidad. Lo hicieron incluso antes de que Alan Cunningham, Alto Comisario para el mencionado mandato, se embarcara en el puerto palestino de Haifa, para dejar el país a merced de las ambiciones territoriales de los colonos sionistas.
El falso «hogar nacional judío» comenzó a tomar forma para aquellos que suelen argumentar ser un pueblo perseguido, y que bajo la influencia del fundamentalismo cristiano sostenían la narrativa que era necesario volver a Jabel Sahyoun –denominada por los judíos como Sión– situada en las afueras de la muralla vieja de Al Quds-Jerusalén-Al Quds.
El nacimiento del ente sionista intensificó el proceso de expulsión del pueblo palestino de sus tierras atávicas. Fue aquel el punto de partida de un proceso trágico marcado por el crimen, el robo tierras y el asentamiento en ellas de colonos extremistas, y la destrucción de todo aquello que represente la historia y cultura palestinas.
Al Nakba es el descalabro demográfico, económico y territorial, el inicio de un proceso basado en el terror, el racismo, el exterminio y la consiguiente sionización de la Palestina histórica, pero también la constante resistencia de un pueblo digno, valiente, noble.
La política de expansión sionista tuvo como otro de sus hitos en el desarrollo de un programa nuclear a partir de la década del 50 del siglo XX bajo el apoyo de la Alemania post Segunda Guerra Mundial presidida por el excanciller Konrad Adenauer
3mediante el sostén tecnológico y financiero para tratar de paliar los crímenes del nazismo a pesar de tener en el seno de su gobierno a exmiembros del partido Nazi y a responsables de crímenes que los propios israelíes hicieron la vista gorda con tal de contar con el apoyo nuclear de Alemania, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña.
Otra marca importante fue la participación sionista en la guerra del Canal de Suez contra Egipto, en unión de Londres y París, sionismo que, bajo la operación terrorista Susannah, cumplió el papel de testaferro con el fin de apoderarse del vital y estratégico Canal de Suez, cuya nacionalización había sido decidida por el líder egipcio Gamal Abdel Nasser en julio del año 1956.
En un artículo escrito años atrás
4recordando Al Nakba, sostuve respecto a lo antes mencionado que todo ello es parte de una estrategia geopolítica de extender el territorio sionista a costa de sus vecinos y en especial de Palestina, que se consolida el año 1967 con la ocupación militar de nuevos territorios de Asia occidental en general –los Altos del Golán, la península del Sinaí– y de Palestina en particular con la ocupación de la Franja de Gaza y Al Quds Este, por parte de las fuerzas de la extremista sociedad israelí. Fuerzas de conquista, que siguen allí –a excepción del Sinaí devuelto a Egipto– y establecidas bajo diversas formas de dominio en Cisjordania controlando gran parte de los cinco mil 860 kilómetros cuadrados de la ribera occidental y construyendo asentamientos donde habitan 700 mil colonos judíos sionistas armados y considerados los más extremistas del ente israelí.
La Franja de Gaza
La Franja de Gaza ha significado en los últimos 18 años, la expresión máxima de la brutalidad de aquellos que suelen denominarse la mayor democracia de Asia Occidental y que frente a acciones de los crímenes abominables de su ejército suele argumentar que se trata del «ejército más ético»
5del mundo con un delirio, una pérdida absoluta de la realidad que hace aún más grave los crímenes de guerra y lesa humanidad que cometen contra el pueblo palestino.
Gaza ha sufrido un bloqueo inhumano, criminal, bestial iniciado el año 2006 con sendas agresiones militares que han significado el ataque permanente y la muerte de miles de palestinos, y han impedido un desarrollo sostenible de lo que es el campo de concentración más grande del mundo.
Un territorio asediado que sufre bombardeos, ataques desde el mar, arremetidas con drones, artillería, tanques, el uso de cientos de francotiradores, con 500 palestinos asesinados y 30.000 heridos en la llamada marcha por el retorno entre marzo del año 2018 a diciembre del 2019
6el sumun de los criminales, que gozan asesinando de las formas más crueles, sin que la llamada «comunidad internacional» levante un dedo por salvar al pueblo palestino y castigar a estos nazis del siglo XXI.
Una «comunidad internacional» dominada por las potencias hegemónicas occidentales lideradas por Washington, que tampoco levantan hoy dedos ni manos y menos muestran la mínima decencia frente a siete meses de la más salvaje agresión militar que el mundo tenga memoria y que ha significado, hasta el cierre de este artículo el asesinato de 35.000 palestinos, entre ellos 16.000 niños, 90.000 heridos, 10.000 palestinos bajo los escombros de viviendas, escuelas, hospitales destruidos hasta los cimientos por las hordas SS –soldados sionistas– desde el 7 de octubre cuando comenzó la operación Diluvio de Al Aqsa llevada a cabo por la resistencia palestina y la brutal política de solución final que el sionismo ha implementado hasta la fecha muestra que Al Nakba nunca ha terminado, es la expresión palpable, nítida, incontrarrestables que el proceso de ocupación, colonización y exterminio de palestina no tiene freno.
Un proceso de dominio extremista del sionismo que es parte constitutiva de la política de solución final similar a aquella discutida en la Conferencia de Wannsee
7por los jerarcas nazis en enero del año 1942: uso de campos de concentración, exterminio de mujeres y niños, implementación de políticas de expulsión de sus hogares, robo de tierras y propiedades, violación de todos los convenios internacionales de respeto a los derechos humanos y de la legalidad internacional. Colonización de territorios, uso de armas que permitan acabar con la mayor cantidad de seres humanos. Propaganda mediática impulsada por Goebbels en esos años y que hoy bajo la Hasbará sionista maquilla la realidad, trata de limpiar la imagen criminal de la extremista sociedad israelí y el uso de los medios de difusión para contar una historia tergiversada, falsa. La unión nazisionista es evidente como lo demostró el Acuerdo Haavara
8.
Suelo argumentar cada 14 de mayo que cada palabra escrita contra la ocupación israelí de Palestina se agudiza cuando la justa rabia e ira frente a los atropellos cometidos por el sionismo se hacen presentes.
Resulta necesario y vital conmemorar Al Nakba, que al mismo tiempo que representa conceptual y concretamente una catástrofe, nos lleva por el camino de la lucha del pueblo palestino, por sus justas reivindicaciones, por el derecho al retorno, por lograr la expulsión del invasor, por eliminar a esta ideología criminal que se llama sionismo, que usurpa, roba, asesina, viola y sigue considerando que actúa bajo un mandato divino en el propio expolio de la religión judía, tergiversando su esencia para confundir al mundo con su trilogía falsaria de sostener que sionismo, judaísmo y semitismo es lo mismo y con ello tratar de acallar nuestras voces de denuncia. Al Nakba y su recuerdo nos exhorta a trabajar aún más por lograr la liberación de Palestina. Las palabras enardecidas, las lágrimas dignas, y el discurso conmemorativo deben ser acompañados, claramente, por la decisión de combatir al invasor, de expulsarlo más allá del Mediterráneo, de eliminar al sionismo acompañando la lucha del pueblo palestino y a aquellos que la defienden y admiran.
Pablo Jofré Leal
14 de mayo de 2024
- Tras ser votada la resolución nº 181 de diciembre del año 1947 (recomendación de la partición de Palestina) la Haganá –organización terrorista de colonos judíos– comenzó a implementar el denominado plan Dalet, con el objetivo de generar las condiciones, que permitieran la conquista del territorio palestino. La consigna que movía a esta organización paramilitar fue «ninguna colonia judía situada fuera de los límites del estado Sionista, definido por la Resolución N° 181 sería abandonada o evacuada y la Haganá hará todo lo que esté a su alcance para hostigar, atacar y destruir a toda aldea y pueblo palestino que se resista a abandonar el territorio».
- Carta enviada por el secretario de Relaciones Exteriores británico Arthur James Balfour al Barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía de Gran Bretaña e Irlanda, el día 2 de noviembre del año 1917, para que el contenido de esta misiva fuera conocida y discutida en el seno de la Federación Sionista. La Declaración Balfour, a pesar del intento sionista de presentarlo como la base jurídica de su supuesto derecho a una tierra que no les pertenece, era una carta de fuerte contenido político y propagandístico, que en esencia menospreciaba los derechos de millones de habitantes que vivían en ese entonces en Palestina. Era una carta que prometía algo que los ingleses no poseían, a la cual no tenían derecho bajo ninguna ley internacional. Por tanto, mal se podía otorgar a otros lo ajeno. Una carta bajo el marco de una mentalidad imperialista donde se señalaba «Estimado Lord Rothschild. Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él. El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país. Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista. Sinceramente suyo, Arthur James Balfour».
- Desde Konrad Adenauer hasta Olaf Scholz, los líderes alemanes han reafirmado el compromiso de Alemania con su responsabilidad histórica y la necesidad de enfrentar y reconocer los crímenes cometidos durante el período nazi. Esto implica una reflexión sobre la gravedad de los crímenes y la determinación de aprender de la historia para construir un futuro mejor. El compromiso de Alemania con Israel se ha materializado en los aportes significativos de reparación realizados a lo largo de los años. Hasta 2021, estos pagos ascendieron a más de 80.000 millones de euros, de los cuales aproximadamente 29.000 millones de euros se destinaron a víctimas de la persecución nazi que residían en Israel –la cifra que se baraja en forma más realista es de 120 mil millones de euros– Además de los pagos directos, Alemania se comprometió a proporcionar ayuda económica y técnica a Israel para ayudar en su desarrollo económico y fortalecer su infraestructura (https://dialogopolitico.org/agenda/alemania-defensa-israel/)
- https://www.telesurtv.net/bloggers/A‑70-anos-de-la-Nakba-Israel-es-la-mayor-entidad-terrorista-del-mundo-20180515 – 0003.html
- https://cooperativa.cl/noticias/mundo/medio-oriente/israel/netanyahu-las-fuerzas-armadas-israelies-son-un-ejercito-moral-que-no/2016 – 03-26/173654.html
- https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2018/10/gaza-great-march-of-return/
- El 20 de enero de 1942 tuvo lugar la Conferencia de Wannsee que reunió a 15 altos cargos nazis en la villa Marlier, en el lago de Wannsee, cerca de Berlín, para planificar la «solución final» al «problema judío». Bajo la dirección de Reinhard Heydrich, conocido como «el carnicero de Praga». Los participantes de la conferencia acordaron las funciones de cada uno en este crimen y aseguraron su colaboración en la deportación de todos los judíos europeos (https://www.eldebate.com/historia/20230206/conferencia-wannsee-solucion-final-asi-fraguo-asesinato-masa-judios-europa_89027.html).
- https://rexvalrexblog.wordpress.com/2016/07/03/acuerdo-haavara-los-sionistas-fueron-socios-de-los-nazis-vi/