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El fin de la eco­no­mía de Israel

Es inau­di­to que los titu­la­res de los prin­ci­pa­les perió­di­cos israe­líes y los lemas del movi­mien­to BDS sean casi idén­ti­cos. Nin­gún Esta­do del mun­do ha sido capaz de infli­gir tan­to daño a la eco­no­mía israe­lí como el pro­pio Esta­do de Israel, y el resul­ta­do son indi­cios cada vez mayo­res de que la eco­no­mía israe­lí ha lle­ga­do a un pun­to muer­to, sin sali­da mien­tras el Esta­do siga sien­do un Esta­do sio­nis­ta de apartheid recha­za­do por todo el mun­do, excep­to Esta­dos Uni­dos y Alemania.

Cuan­do los mani­fes­tan­tes israe­líes con­tra el gobierno por­ta­ban un enor­me car­tel con el lema del BDS «De nación de star­tups a nación de cie­rres», no fue nada menos que una vio­la­ción de dere­chos de autor. Pero esto fue en febre­ro de 2023. Des­pués del 7 de octu­bre todo cambió.

El ata­que geno­ci­da de Israel con­tra la Fran­ja de Gaza, que ha mata­do a más de 40.000 pales­ti­nos, más de 15.000 niños y pue­de haber con­de­na­do a más de 146.000 pales­ti­nos más de Gaza a morir en los pró­xi­mos meses por com­pli­ca­cio­nes de salud debi­das a heri­das, ham­bre y enfer­me­da­des, ha arrui­na­do la vida de 2,3 millo­nes de per­so­nas en la Fran­ja de Gaza y de miles en la Cis­jor­da­nia ocu­pa­da. Según esti­ma­cio­nes de la ONU, el 70% de las casas fue­ron des­trui­das y se nece­si­ta­rán 15 años para lim­piar los escom­bros. Sin embar­go, hay pocas dudas de que los super­vi­vien­tes pales­ti­nos del geno­ci­dio, aun­que trau­ma­ti­za­dos, empo­bre­ci­dos y de luto por sus fami­lia­res y ami­gos per­di­dos, aca­ba­rán recons­tru­yen­do y recu­pe­rán­do­se, por mucho tiem­po que lleve.

La des­truc­ción físi­ca infli­gi­da por la gue­rra en Israel es míni­ma en com­pa­ra­ción, y sin embar­go una cosa ha sido des­trui­da: el futu­ro del país.

Los indi­ca­do­res eco­nó­mi­cos hablan nada menos que de una catás­tro­fe eco­nó­mi­ca. Más de 46.000 empre­sas han que­bra­do, el turis­mo se ha para­li­za­do, la cali­fi­ca­ción cre­di­ti­cia de Israel ha baja­do, los bonos israe­líes se ven­den a pre­cios casi de «bonos basu­ra» y las inver­sio­nes extran­je­ras, que ya han caí­do un 60% en el pri­mer tri­mes­tre de 2023 (como resul­ta­do de las polí­ti­cas del gobierno de extre­ma dere­cha de Israel antes del 7 de octu­bre), no mues­tran pers­pec­ti­vas de recu­pe­ra­ción. La mayor par­te del dine­ro inver­ti­do en los fon­dos de inver­sión israe­líes se des­vió a inver­sio­nes en el extran­je­ro por­que los israe­líes no quie­ren que sus pro­pios fon­dos de pen­sio­nes y segu­ros o sus pro­pios aho­rros estén vin­cu­la­dos al des­tino del Esta­do de Israel. Esto ha pro­vo­ca­do una sor­pren­den­te esta­bi­li­dad en el mer­ca­do de valo­res israe­lí por­que los fon­dos inver­ti­dos en accio­nes y bonos extran­je­ros gene­ra­ron ganan­cias en mone­da extran­je­ra, que se mul­ti­pli­ca­ron por la subi­da del tipo de cam­bio entre las mone­das extran­je­ras y el she­kel israe­lí. Pero lue­go Intel echó por tie­rra un plan de inver­sión de 25.000 millo­nes de dóla­res en Israel, la mayor vic­to­ria del BDS de la historia.

Todos estos son indi­ca­do­res finan­cie­ros, pero la cri­sis gol­pea más pro­fun­da­men­te a los medios de pro­duc­ción de la eco­no­mía israe­lí. La red eléc­tri­ca israe­lí, que en gran medi­da ha pasa­do a uti­li­zar gas natu­ral, toda­vía depen­de del car­bón para satis­fa­cer la deman­da. El mayor pro­vee­dor de car­bón a Israel es Colom­bia, que anun­ció que sus­pen­de­ría los envíos de car­bón a Israel mien­tras con­ti­nua­ra el geno­ci­dio. Des­pués de Colom­bia, los dos pro­vee­do­res más impor­tan­tes son Sudá­fri­ca y Rusia. Sin elec­tri­ci­dad con­fia­ble y con­ti­nua, Israel ya no podrá pre­ten­der ser una eco­no­mía desa­rro­lla­da. Las gran­jas de ser­vi­do­res no fun­cio­nan sin ener­gía las 24 horas, y nadie sabe cuán­tos apa­go­nes podría sobre­vi­vir poten­cial­men­te el sec­tor de alta tec­no­lo­gía israe­lí. Las empre­sas tec­no­ló­gi­cas inter­na­cio­na­les ya han comen­za­do a cerrar sus sucur­sa­les en Israel.

La repu­tación de Israel como una «nación de star­tups» depen­de de su sec­tor tec­no­ló­gi­co, que a su vez depen­de de emplea­dos alta­men­te cali­fi­ca­dos. Los aca­dé­mi­cos israe­líes infor­man que la inves­ti­ga­ción con­jun­ta con uni­ver­si­da­des extran­je­ras ha dis­mi­nui­do drás­ti­ca­men­te gra­cias a los esfuer­zos de los cam­pa­men­tos de estu­dian­tes. Los perió­di­cos israe­líes están lle­nos de artícu­los sobre el éxo­do de israe­líes edu­ca­dos. El pro­fe­sor Dan Ben David, un famo­so eco­no­mis­ta, argu­men­tó que la eco­no­mía israe­lí se man­tie­ne uni­da por 300.000 per­so­nas (el per­so­nal supe­rior de las uni­ver­si­da­des, las empre­sas tec­no­ló­gi­cas y los hos­pi­ta­les). Una vez que una par­te sig­ni­fi­ca­ti­va de estas per­so­nas se vaya, dice, «no nos con­ver­ti­re­mos en un país del ter­cer mun­do, sim­ple­men­te deja­re­mos de serlo».

Los datos sobre el núme­ro real de israe­líes que aban­do­nan el país son con­fu­sos y con­tra­dic­to­rios. En un momen­to de gran incer­ti­dum­bre, cuan­do los perió­di­cos israe­líes están difun­dien­do des­in­for­ma­ción sobre una ola mun­dial de anti­se­mi­tis­mo como si los judíos estu­vie­ran en mayor ries­go en Euro­pa o Amé­ri­ca del Nor­te que en Israel, muchos israe­líes siguen optan­do por la emi­gra­ción: las fami­lias se toman vaca­cio­nes pro­lon­ga­das y otros israe­líes explo­ran opcio­nes para tra­ba­jar y estu­diar en el extran­je­ro. Aun así, las esti­ma­cio­nes sobre el núme­ro de israe­líes que ya se han ido varían enor­me­men­te.

Los dos sec­to­res de la eco­no­mía israe­lí que no repor­tan un des­plo­me son las empre­sas de arma­men­to, que repor­tan altas ven­tas (aun­que la mayo­ría de ellas son nacio­na­les, arman­do al geno­ci­dio), y las «sali­das», ya que las cor­po­ra­cio­nes inter­na­cio­na­les hur­gan en los cadá­ve­res del sec­tor tec­no­ló­gi­co de Israel en bus­ca de gan­gas. Inclu­so Goo­gle expre­só inte­rés en com­prar la empre­sa israe­lí de ciber­se­gu­ri­dad Wiz, fun­da­da por ofi­cia­les de inte­li­gen­cia israe­líes que están ansio­sos por ven­der su empre­sa a Goo­gle para poder salir de Israel.

Los eco­no­mis­tas israe­líes espe­ran que el gobierno israe­lí adop­te medi­das urgen­tes para hacer fren­te a la cri­sis, poner fin a la gue­rra, recor­tar el gas­to públi­co, aumen­tar los impues­tos, res­ta­ble­cer la con­fian­za públi­ca en las ins­ti­tu­cio­nes públi­cas de Israel y repa­rar las rela­cio­nes exte­rio­res de Israel, espe­cial­men­te con los paí­ses de los que depen­de para el comer­cio: la UE, Tur­quíaColom­bia. En cam­bio, el gobierno israe­lí está imple­men­tan­do pla­nes para des­truir la eco­no­mía pales­ti­na no solo de Gaza sino tam­bién de la uto­ri­dad Pales­ti­naA en Cis­jor­da­nia. Adop­ta una acti­tud beli­ge­ran­te hacia cual­quier Esta­do que cri­ti­que sus polí­ti­cas y ha apro­ba­do un pre­su­pues­to de últi­mo momen­to y poco rea­lis­ta para 2024.

En la era de la eco­no­mía de la infor­ma­ción, las pers­pec­ti­vas eco­nó­mi­cas de los esta­dos no están deter­mi­na­das ni por las mate­rias pri­mas ni por la cali­dad de la fuer­za de tra­ba­jo. En cam­bio, vivi­mos en una era de «eco­no­mía de expec­ta­ti­vas». La pro­pa­gan­da sobre la «nación de las star­tups» de Israel se ha con­ver­ti­do en una #Shut­down­na­tion. Dos eco­no­mis­tas israe­líes de alto ran­go, Juge­ne Ken­del y Ron Tzur, publi­ca­ron un infor­me secre­to en el que pre­di­cen que Israel no sobre­vi­vi­rá has­ta su cen­te­na­rio. El infor­me se man­tie­ne en secre­to por­que no quie­ren que se con­vier­ta en una pro­fe­cía auto­cum­pli­da, pero die­ron entre­vis­tas al res­pec­to. En el 76º Día de la Inde­pen­den­cia de Israel, Haa­retz publi­có un edi­to­rial en sus edi­cio­nes en inglés y hebreo, con el titu­lar: «¿Sobre­vi­vi­rá Israel para cele­brar los 100 años? Sólo si Netan­yahu dimi­te». La edi­ción hebrea se publi­có sin la sal­ve­dad. Han pasa­do casi cua­tro meses y Netan­yahu no mues­tra sig­nos de renun­ciar al poder y está sabo­tean­do las nego­cia­cio­nes para un alto el fue­go con el fin de evi­tar las elecciones.

Tres his­to­ria­do­res israe­líes, dos sio­nis­tas y uno anti­sio­nis­ta, han decla­ra­do que el pro­yec­to sio­nis­ta ha lle­ga­do a su fin. Cuan­do una masa crí­ti­ca de israe­líes, inde­pen­dien­te­men­te de sus opi­nio­nes polí­ti­cas, se con­ven­za de que el apartheid israe­lí se ha vuel­to insos­te­ni­ble, ya no acep­ta­rán inver­tir ener­gía y dine­ro y arries­gar sus vidas y las de sus fami­lias por el pro­yec­to sio­nis­ta. Bus­ca­rán un futu­ro mejor para sí mis­mos, como lo haría cual­quier per­so­na sen­sa­ta, ya sea aban­do­nan­do Israel o, mejor aún, tra­ba­jan­do por un nue­vo sis­te­ma polí­ti­co demo­crá­ti­co en Pales­ti­na. Una per­so­na, un voto y un futu­ro en el que todos, de cual­quier reli­gión y etnia, pue­dan tener algo que ver.

Shir Hever

19 de julio de 2024

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