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Israel bus­ca rees­cri­bir las leyes de la guerra

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La mayo­ría de la gen­te pro­ba­ble­men­te no lo sepa, pero Wiki­pe­dia tie­ne una pági­na lla­ma­da «Lis­ta de ase­si­na­tos israe­líes». Comien­za en julio de 1956 y se extien­de a lo lar­go de 68 años has­ta hoy. La mayo­ría de los que figu­ran en la lis­ta son pales­ti­nos; entre ellos hay famo­sos líde­res pales­ti­nos como Ghas­san Kana­fa­ni, del Fren­te Popu­lar para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na; Kha­lil Ibrahim al-Wazir de Fatah, tam­bién cono­ci­do como Abu Jihad; el jeque Ahmed Yas­sin de Hamas y Fathi Sha­qa­qi de la Jihad Islá­mi­ca Palestina.

Al obser­var la lar­ga lis­ta, es impo­si­ble no notar que el núme­ro de ase­si­na­tos e inten­tos de ase­si­na­to que Israel ha lle­va­do a cabo a lo lar­go de los años ha aumen­ta­do expo­nen­cial­men­te: de 14 en la déca­da de 1970 a más de 150 en la pri­me­ra déca­da del nue­vo mile­nio y 24 des­de enero de 2020.

Me acor­dé de esta lis­ta cuan­do el pri­mer minis­tro israe­lí, Ben­ja­min Netan­yahu, con­vo­có una con­fe­ren­cia de pren­sa el 13 de julio para cele­brar el inten­to de Israel de matar al coman­dan­te mili­tar de Hamas, Moham­med Deif, en Gaza. Los avio­nes de com­ba­te y los dro­nes israe­líes aca­ba­ban de bom­bar­dear el cam­pa­men­to de Al-Mawa­si, que aho­ra alber­ga a unos 80.000 pales­ti­nos des­pla­za­dos que viven en tien­das de cam­pa­ña den­sa­men­te pobladas.

A los pocos minu­tos de la des­car­ga, los pilo­tos habían masa­cra­do al menos a 90 pales­ti­nos, entre ellos dece­nas de muje­res y niños, y heri­do a otras 300 per­so­nas. Todo esto ocu­rrió en una zona que Israel había desig­na­do pre­via­men­te como «zona segu­ra». Mien­tras las imá­ge­nes espan­to­sas de cadá­ve­res car­bo­ni­za­dos y des­tro­za­dos lle­na­ban las redes socia­les, sur­gie­ron infor­mes de que Israel había uti­li­za­do varias bom­bas guia­das de media tone­la­da fabri­ca­das en Esta­dos Unidos.

En su con­fe­ren­cia de pren­sa en la sede del Minis­te­rio de Defen­sa en Tel Aviv, ape­nas unas horas des­pués de este baño de san­gre, Netan­yahu admi­tió que no esta­ba «abso­lu­ta­men­te segu­ro» de que Deif hubie­ra sido ase­si­na­do, pero sos­tu­vo que «el solo inten­to de ase­si­nar a los coman­dan­tes de Hamas envía un men­sa­je al mun­do, un men­sa­je de que los días de Hamas están contados».

Sin embar­go, un rápi­do examen de la «Lis­ta de ase­si­na­tos israe­líes» deja cla­ro que Netan­yahu habla­ba con doble sen­ti­do. Sabe muy bien que el ase­si­na­to por par­te de Israel de los diri­gen­tes polí­ti­cos de Hamas, el jeque Yas­sin y Abdel Aziz al-Ran­ti­si, o de los diri­gen­tes mili­ta­res Yah­ya Ayyash y Salah Sheha­de, ha hecho muy poco por debi­li­tar el movi­mien­to y bien pue­de haber aumen­ta­do su núme­ro de seguidores.

En todo caso, los años y años de ase­si­na­tos israe­líes demues­tran que los diri­gen­tes israe­líes los uti­li­zan prin­ci­pal­men­te para adu­lar y movi­li­zar a sus elec­to­res. La recien­te con­fe­ren­cia de pren­sa de Netan­yahu no es una excepción.

Pero por más maca­bra que sea la lis­ta de Wiki­pe­dia, los nom­bres que figu­ran en ella solo cuen­tan una par­te de la his­to­ria, ya que no inclu­ye el núme­ro de civi­les muer­tos en todos y cada uno de los inten­tos de ase­si­na­to, tan­to exi­to­sos como fallidos.

Por ejem­plo, el ata­que del 13 de julio fue el octa­vo inten­to cono­ci­do de aca­bar con la vida de Deif, y es difí­cil cal­cu­lar el núme­ro total de civi­les que Israel ha mata­do en su inten­to de ase­si­nar­lo. La lis­ta de Wiki­pe­dia no refle­ja cómo el aumen­to de los ase­si­na­tos ha lle­va­do a un aumen­to expo­nen­cial de las muer­tes de civiles.

Esto se hace evi­den­te cuan­do com­pa­ra­mos la actual polí­ti­ca israe­lí de ase­si­na­tos con la que siguió duran­te la segun­da Inti­fa­da pales­ti­na. Cuan­do Israel ase­si­nó al jefe de las Bri­ga­das Qas­sam de Hamas, Salah Sheha­de, en 2002, murie­ron 15 per­so­nas, entre ellas Sheha­de, su espo­sa, su hija de 15 años y otros ocho niños.

Tras el ata­que, se des­ató una indig­na­ción públi­ca en Israel por la pér­di­da de vidas civi­les, y 27 pilo­tos israe­líes fir­ma­ron una car­ta en la que se nega­ban a rea­li­zar misio­nes de ase­si­na­to sobre Gaza. Casi una déca­da des­pués, una comi­sión de inves­ti­ga­ción israe­lí con­clu­yó que, debi­do a un «error en la reco­pi­la­ción de infor­ma­ción», los coman­dan­tes no sabían que había civi­les pre­sen­tes en los edi­fi­cios adya­cen­tes en ese momen­to y, de haber­lo sabi­do, habrían can­ce­la­do el ataque.

Las con­clu­sio­nes de la comi­sión están en con­so­nan­cia con las leyes de los con­flic­tos arma­dos, que per­mi­ten, o al menos tole­ran, el ase­si­na­to de civi­les que no par­ti­ci­pan direc­ta­men­te en las hos­ti­li­da­des, siem­pre que estos ase­si­na­tos no sean «exce­si­vos» en rela­ción con la ven­ta­ja mili­tar «con­cre­ta y direc­ta» que el beli­ge­ran­te espe­ra obte­ner del ataque.

Esta regla, cono­ci­da como prin­ci­pio de pro­por­cio­na­li­dad, está dise­ña­da para garan­ti­zar que los fines de una ope­ra­ción mili­tar jus­ti­fi­quen los medios sope­san­do la ven­ta­ja mili­tar pre­vis­ta fren­te al daño civil esperado.

Hoy, sin embar­go, esta­mos a años luz de las con­clu­sio­nes de la comi­sión tan­to con res­pec­to a los reper­to­rios de vio­len­cia que Israel ha adop­ta­do como a las jus­ti­fi­ca­cio­nes lega­les que aho­ra ofrece.

En pri­mer lugar, las for­mas de hacer la gue­rra de Israel han cam­bia­do drás­ti­ca­men­te des­de 2002. Según la orga­ni­za­ción israe­lí Brea­king the Silen­ce, for­ma­da por vete­ra­nos mili­ta­res, dos doc­tri­nas han guia­do los ata­ques israe­líes con­tra Gaza des­de 2008. La pri­me­ra es la «doc­tri­na de no víc­ti­mas», que esti­pu­la que, con el fin de pro­te­ger a los sol­da­dos israe­líes, se pue­de matar a civi­les pales­ti­nos con impu­ni­dad; la segun­da doc­tri­na reco­mien­da ata­car inten­cio­nal­men­te luga­res civi­les para disua­dir a Hamas.

Como era de espe­rar, estas doc­tri­nas han dado lugar a ata­ques con nume­ro­sas víc­ti­mas que, según las leyes de los con­flic­tos arma­dos, cons­ti­tu­yen crí­me­nes de gue­rra y crí­me­nes con­tra la huma­ni­dad. En con­se­cuen­cia, los abo­ga­dos mili­ta­res de Israel han teni­do que modi­fi­car su inter­pre­ta­ción de las leyes de los con­flic­tos arma­dos para que se ajus­ten a las nue­vas estra­te­gias de guerra.

Si hace dos déca­das la comi­sión de inves­ti­ga­ción israe­lí con­si­de­ró que matar a 14 civi­les al ase­si­nar a un diri­gen­te de Hamas era des­pro­por­cio­na­do y, por lo tan­to, un cri­men de gue­rra, en las pri­me­ras sema­nas pos­te­rio­res al 7 de octu­bre, los mili­ta­res deci­die­ron que por cada agen­te subal­terno de Hamas era per­mi­si­ble matar has­ta 15 o 20 civi­les. Si el obje­ti­vo era un alto fun­cio­na­rio de Hamas, los mili­ta­res «auto­ri­za­ron la muer­te de más de 100 civi­les en el ase­si­na­to de un solo comandante».

Pue­de que esto parez­ca indig­nan­te, pero un ofi­cial del Depar­ta­men­to de Dere­cho Inter­na­cio­nal del ejér­ci­to israe­lí fue muy sin­ce­ro sobre esos cam­bios en una entre­vis­ta de 2009 para el perió­di­co Haa­retz: «Nues­tro obje­ti­vo mili­tar no es enca­de­nar al ejér­ci­to, sino dar­le las herra­mien­tas para ganar de mane­ra legal».

El ex jefe del depar­ta­men­to, coro­nel Daniel Reis­ner, tam­bién decla­ró públi­ca­men­te que esta estra­te­gia se lle­vó a cabo a tra­vés de «una revi­sión del dere­cho internacional».

«Si haces algo duran­te sufi­cien­te tiem­po, el mun­do lo acep­ta­rá», dijo. «Todo el dere­cho inter­na­cio­nal se basa aho­ra en la noción de que un acto que hoy está prohi­bi­do se vuel­ve per­mi­si­ble si lo eje­cu­tan un núme­ro sufi­cien­te de países».

En otras pala­bras, la for­ma en que cal­cu­la­mos la pro­por­cio­na­li­dad no está deter­mi­na­da por algún edic­to moral a prio­ri, sino más bien por las nor­mas y cos­tum­bres crea­das por los mili­ta­res a medi­da que adop­tan for­mas nue­vas y a menu­do más leta­les de hacer la guerra.

Una vez más, Netan­yahu lo sabe muy bien. Ha decla­ra­do que apro­bó per­so­nal­men­te el ata­que a Al-Mawa­si des­pués de reci­bir infor­ma­ción satis­fac­to­ria sobre los posi­bles «daños cola­te­ra­les» y el tipo de muni­ción que se utilizaría.

Lo que está cla­ro es que mien­tras Israel diez­ma Gaza y mata a dece­nas de miles de per­so­nas, tam­bién está inten­tan­do recrear las nor­mas de la gue­rra y trans­for­mar sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te las inter­pre­ta­cio­nes de las leyes de los con­flic­tos armados.

Si Netan­yahu y su gobierno logran que la ver­sión israe­lí de la pro­por­cio­na­li­dad sea acep­ta­ble para otros acto­res esta­ta­les, las leyes de los con­flic­tos arma­dos ter­mi­na­rán jus­ti­fi­can­do la vio­len­cia geno­ci­da en lugar de impe­dir­la. De hecho, la arqui­tec­tu­ra mis­ma de todo el orden jurí­di­co inter­na­cio­nal está aho­ra en juego.

Neve Gor­don

21 de julio de 2024

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