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Las manos man­cha­das de las empre­sas espa­ño­las en Palestina

Colo­nos judíos mata­ron hace unos días a un pales­tino de varios dis­pa­ros a que­ma­rro­pa en el cen­tro de la ciu­dad cis­jor­da­na de Yenín. «¡Ase­si­nos, ase­si­nos!», se escu­cha­ba gri­tar a la gen­te mien­tras varios sol­da­dos apos­ta­dos en una loma obser­va­ban la esce­na con una apa­tía difí­cil de des­ci­frar. Yenín es una loca­li­dad de 40.000 habi­tan­tes que viven apre­ta­dos como ter­mi­tas en un espa­cio redu­ci­do con las sali­das blo­quea­das. Una for­ma len­ta y dolo­ro­sa de liqui­dar­los. Y geo­grá­fi­ca­men­te es un pun­to de inter­sec­ción entre la carre­te­ra 66, que par­te del puer­to de Hai­fa, y la ruta 60, toda­vía inaca­ba­da, que conec­ta con Hebrón y Beer­se­ba los nue­vos asen­ta­mien­tos que han edi­fi­ca­do los colo­nos al sur de Jeru­sa­lén. En uno de los tra­mos en obras, cer­ca de Hebrón, en el asen­ta­mien­to de Kfar Etzion, dos tra­ba­ja­do­res espa­ño­les murie­ron en diciem­bre de 2022 tras sufrir un acci­den­te de trá­fi­co. Aun­que poco tras­cen­dió de este suce­so, las víc­ti­mas per­te­ne­cían a la empre­sa Obras Sub­te­rrá­neas S.A (OSSA), fun­da­da en Astu­rias en 1958 y radi­ca­da en San Sebas­tián de los Reyes, sub­con­tra­ta­da por uno de los gigan­tes de la cons­truc­ción israe­lí, Oron Infras­truc­tu­re and Cons­truc­tion Ltd, con la misión de hora­dar un com­ple­jo túnel bajo la ciu­dad pales­ti­na de Beit Jala para enla­zar los asen­ta­mien­tos de Gush Etzion con Jeru­sa­lén y man­te­ner a los pue­blos pales­ti­nos ais­la­dos geo­grá­fi­ca­men­te. Según el influ­yen­te con­glo­me­ra­do de la cons­truc­ción Moriah Jeru­sa­lem Deve­lop­ment Cor­po­ra­tion, la obra civil en la que par­ti­ci­pa la fir­ma espa­ño­la «mejo­ra la conec­ti­vi­dad de los asen­ta­mien­tos al sur de Jeru­sa­lén y faci­li­ta el levan­ta­mien­to de las res­tric­cio­nes a nue­vas uni­da­des de vivien­da en las ciu­da­des cir­cun­dan­tes, inclui­do el asen­ta­mien­to de Bei­tar Illit», una loca­li­dad fun­da­da en 1985 sobre las rui­nas de las ciu­da­des pales­ti­nas de Husan y Nahalin.

OSSA cuen­ta con expe­rien­cia con­tras­ta­da en la cons­truc­ción de túne­les, puen­tes, cen­tra­les hidráu­li­cas y minas en Euro­pa y Lati­noa­mé­ri­ca. Entre sus clien­tes se encuen­tran Rio Tin­to, Huno­sa, la mine­ra Iber­po­tash, el metro de San­tia­go de Chi­le y el de Hong Kong, con quie­nes ha fir­ma­do con­tra­tos valo­ra­dos en más de 682 millo­nes de euros, según se reco­ge en su web cor­po­ra­ti­va. Lo que no citan es que entre sus más esplén­di­dos con­tri­bu­yen­tes está una cons­truc­to­ra israe­lí como Oron, cuyo éxi­to empre­sa­rial se asien­ta sobre las tie­rras con­fis­ca­das a los pales­ti­nos y el des­pla­za­mien­to for­za­do de la pobla­ción. CTXT ha inten­ta­do con­tac­tar con los res­pon­sa­bles de la empre­sa madri­le­ña para cono­cer sus pro­yec­tos en un país acu­sa­do de vul­ne­rar el dere­cho inter­na­cio­nal huma­ni­ta­rio, pero no ha obte­ni­do res­pues­ta. Al eco­no­mis­ta y cofun­da­dor del Comi­té de Soli­da­ri­dad con la Cau­sa Ára­be, San­tia­go Gon­zá­lez, le escan­da­li­za la arbi­tra­rie­dad con la que se tra­ta la acti­vi­dad empre­sa­rial en un país como Israel, «en la medi­da en que esas rela­cio­nes con­vier­ten a las cor­po­ra­cio­nes en cola­bo­ra­do­res cons­cien­tes de las infi­ni­tas vio­la­cio­nes de dere­chos huma­nos que Israel está come­tien­do». Del mis­mo modo que no pue­de enten­der la inac­ción de gobier­nos como el espa­ñol en una cues­tión que podría resul­tar cla­ve para aca­bar, o al menos redu­cir, la vio­len­cia extre­ma que Israel prac­ti­ca con­tra el pue­blo pales­tino. Gon­zá­lez recla­ma la nece­si­dad de impo­ner san­cio­nes «por­que no hay nada ‘neu­tral’ en unos nego­cios que pro­mue­ven la usur­pa­ción y recom­pen­san la ocu­pa­ción y la ile­ga­li­dad internacional».

El de OSSA no es el úni­co caso. La agen­cia de via­jes en línea Edreams y sus dos prin­ci­pa­les uni­da­des orga­ni­za­do­ras de ocio vaca­cio­nal, Opo­do y Tra­ve­llink, ope­ran con pro­pie­da­des hote­le­ras levan­ta­das en asen­ta­mien­tos ile­ga­les de la Cis­jor­da­nia ocu­pa­da, en Jeru­sa­lén Este y el Golán sirio. Edreams es la úni­ca empre­sa espa­ño­la en la lis­ta negra ela­bo­ra­da por el Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de la ONU sobre las 112 cor­po­ra­cio­nes trans­na­cio­na­les que coope­ran en la vio­la­ción del dere­cho inter­na­cio­nal que vie­ne come­tien­do Israel en Pales­ti­na des­de 1967. Otra empre­sa seña­la­da es SEMI, espe­cia­li­za­da en el desa­rro­llo de líneas de alta ten­sión, sub­es­ta­cio­nes y elec­tri­fi­ca­ción ferro­via­ria, que cons­tru­yó un tra­mo del tren entre Naza­ret y Jeru­sa­lén a tra­vés de una zona ocu­pa­da por colo­nos israe­líes. SEMI per­te­ne­ció al área de ser­vi­cios indus­tria­les de ACS has­ta que, en diciem­bre de 2021, fue ven­di­da al gigan­te fran­cés Vinci.

Una de las com­pa­ñías que empie­za a sen­tir­se incó­mo­da ante las acu­sa­cio­nes de com­pli­ci­dad con el régi­men israe­lí es la mul­ti­na­cio­nal de matriz vas­ca Cons­truc­cio­nes y Auxi­liar de Ferro­ca­rri­les S.A. (CAF). Y las denun­cias no sólo pro­ce­den de movi­mien­tos socia­les y sin­di­ca­tos, tam­bién de ins­ti­tu­cio­nes inter­na­cio­na­les como el Pun­to Nacio­nal de Con­tac­to (PNC), un orga­nis­mo depen­dien­te de la OCDE con capa­ci­dad para actuar como meca­nis­mo de recla­ma­ción extra­ju­di­cial fren­te a los exce­sos de las gran­des cor­po­ra­cio­nes. CAF y sus filia­les CAF Sig­na­lling y Sola­ris for­man par­te del con­sor­cio Trans­Je­ru­sa­lem, que ganó la lici­ta­ción de amplia­ción del tren lige­ro en Jeru­sa­lén Este. Bajo la moda­li­dad de par­te­na­ria­do públi­co-pri­va­do, este pro­yec­to con­tem­pla la cons­truc­ción de 27 kiló­me­tros de vía, 53 esta­cio­nes y varios depó­si­tos tan­to en la actual Línea Roja del tran­vía como en la nue­va Línea Ver­de, que se exten­de­rá a lo lar­go de 20,6 kiló­me­tros y con­ta­rá con 114 nue­vas uni­da­des. Estos tra­za­dos cru­zan en tres de sus tra­mos la «línea ver­de del armis­ti­cio» de 1949, la fron­te­ra ori­gi­nal del Esta­do de Israel con el terri­to­rio rei­vin­di­ca­do por Pales­ti­na, y vio­lan la Reso­lu­ción 3136 del Con­se­jo de Dere­chos Huma­nos de Nacio­nes Uni­das. Tras com­pro­bar minu­cio­sa­men­te estos hechos, el PNC emi­tió un dic­ta­men el pasa­do mes de mayo don­de reco­no­ce que todas las ope­ra­cio­nes de esta com­pa­ñía en la Pales­ti­na ocu­pa­da supo­nen una vio­la­ción mani­fies­ta del dere­cho inter­na­cio­nal. «Aun­que tam­bién admi­te que con las regu­la­cio­nes inter­na­cio­na­les exis­ten­tes hoy en día es impo­si­ble res­pon­sa­bi­li­zar jurí­di­ca­men­te a CAF por estos hechos. No es que la empre­sa esté sal­tán­do­se la nor­ma­ti­va, es que no hay nin­gu­na nor­ma­ti­va que obli­gue a la empre­sa a cum­plir el dere­cho inter­na­cio­nal», expli­ca Juan Her­nán­dez, doc­tor en Dere­cho por la Uni­ver­si­dad del País Vas­co, miem­bro del Obser­va­to­rio de Mul­ti­na­cio­na­les en Amé­ri­ca Lati­na (OMAL) y autor de diver­sos libros sobre la impu­ni­dad nor­ma­ti­va en la que se des­en­vuel­ven las gran­des cor­po­ra­cio­nes trans­na­cio­na­les por todo el mun­do. «Tan dadas a poner en valor su res­pon­sa­bi­li­dad social cor­po­ra­ti­va, sus códi­gos de con­duc­ta y sus pro­pues­tas de auto­con­trol para pre­ve­nir los ries­gos, estas empre­sas callan aho­ra ante el geno­ci­dio. ¿Dón­de que­dan la éti­ca empre­sa­rial y la dili­gen­cia debi­da de CAF y otras muchas com­pa­ñías?, nos pre­gun­ta­mos retó­ri­ca­men­te muchas per­so­nas», con­clu­ye. Un dato final: el pasa­do 15 de junio, la mul­ti­na­cio­nal vas­ca cele­bró en la sede cen­tral de Bea­sain su jun­ta anual de accio­nis­tas, entre los que están el Gobierno Vas­co y Kutxa­bank pero no los y las tra­ba­ja­do­ras a pesar de poseer el 24% de las accio­nes de la empre­sa. Uno de los moti­vos de su exclu­sión, según ha denun­cia­do el sin­di­ca­to LAB, es la opo­si­ción fron­tal que han mos­tra­do «para que la cons­truc­to­ra de tre­nes par­ti­ci­pe en el pro­yec­to del tran­vía de Jerusalén».

Amnis­tía Inter­na­cio­nal pidió a prin­ci­pios de año la inter­ven­ción del Gobierno espa­ñol para que la empre­sa vas­ca de ferro­ca­rri­les CAF y la cata­la­na Com­sa aban­do­nen sus pro­yec­tos de cons­truc­ción del tren lige­ro en Jeru­sa­lén. «Cual­quier empre­sa que ope­re en terri­to­rios ocu­pa­dos mili­tar­men­te por Israel, lucrán­do­se con sus acti­vi­da­des, está par­ti­ci­pan­do y con­tri­bu­yen­do a la vio­la­ción de dere­chos huma­nos», sen­ten­ció la secre­ta­ria gene­ral de la orga­ni­za­ción, Agnès Calla­mard, en Madrid. Com­sa aca­ba de anun­ciar que aban­do­na los pro­yec­tos que tenía con­tra­ta­dos den­tro del con­sor­cio JTrain para cons­truir y ges­tio­nar la Línea Azul de tran­vía que atra­vie­sa Jeru­sa­lén. CAF, no. El influ­jo del dine­ro es ines­cru­ta­ble. Inclu­so cuan­do se encuen­tra entre los ves­ti­gios de un pue­blo mar­ti­ri­za­do por un apartheid salvaje.

Nora Mira­lles es una de las tres auto­ras del Obser­va­to­rio de Dere­chos Huma­nos y Empre­sas (ODHE) que han ela­bo­ra­do el infor­me La com­pli­ci­dad del sec­tor finan­cie­ro espa­ñol en la ocu­pa­ción de Pales­ti­na. El caso de la ener­gía solar y green­wa­shing. Y el diag­nós­ti­co que rea­li­zan es demo­le­dor: «A pesar de ser un terreno con­si­de­ra­ble­men­te opa­co, sobre todo en lo que refie­re a las tran­sac­cio­nes eco­nó­mi­cas direc­tas y los prés­ta­mos, en el infor­me que­dan sufi­cien­te­men­te pro­ba­dos los víncu­los exis­ten­tes entre los pro­vee­do­res de pro­yec­tos de ener­gías reno­va­bles y el sis­te­ma finan­cie­ro espa­ñol, ya sea en for­ma de inver­sio­nes bur­sá­ti­les, ges­tión de acti­vos o prés­ta­mos ver­des», indi­ca Mira­lles. El estu­dio, de 45 pági­nas, deta­lla el ren­ta­ble enca­je que han encon­tra­do las enti­da­des de cré­di­to espa­ño­las den­tro de toda una com­ple­ja arqui­tec­tu­ra de inver­sio­nes en torno a pro­yec­tos de ener­gía reno­va­ble en terri­to­rios ocu­pa­dos para abas­te­cer de ener­gía a asen­ta­mien­tos de colo­nos, todos ellos con­si­de­ra­dos ilí­ci­tos por la reso­lu­ción 4371 de 2020 de Nacio­nes Uni­das. En el intrin­ca­do esque­ma rea­li­za­do por los tres exper­tos de la ODHE apa­re­cen las rela­cio­nes que enti­da­des como Cai­xa­Bank, Ban­co San­tan­der, BBVA, Iber­ca­ja, Ban­kin­ter, Kutxa­bank, Ban­ca March o el Ban­co Saba­dell man­tie­nen con plan­tas de ener­gía de los pro­yec­tos Halutziot, cer­ca de la Fran­ja de Gaza; Asha­lim PV, Ketu­ra Sun y Tim­na Valley, en el desier­to del Naqab; o Kalia Solar, en el terri­to­rio ocu­pa­do del valle del Jor­dán, entre otros.

Tam­bién des­ta­ca la pre­sen­cia de ase­gu­ra­do­ras como Cata­la­na Occi­den­te, Com­pa­ñía Espa­ño­la de Segu­ro de Cré­di­to en la Expor­ta­ción (CESCE) y Gru­po Map­fre, para garan­ti­zar las indem­ni­za­cio­nes que corres­pon­dan en caso de que se pro­duz­can situa­cio­nes que pon­gan en ries­go la pues­ta en mar­cha o la acti­vi­dad de estos pro­yec­tos. Los tres exper­tos de ODHE con­clu­yen el aná­li­sis con una serie de reco­men­da­cio­nes para rever­tir una situa­ción de injus­ti­cia colo­nial con­su­ma­da. Unas tie­nen como des­ti­na­ta­rios a las enti­da­des finan­cie­ras e inver­so­res, que «deben des­vin­cu­lar­se de for­ma res­pon­sa­ble de los asen­ta­mien­tos ile­ga­les en Pales­ti­na y cesar de inme­dia­to sus acti­vi­da­des eco­nó­mi­cas en los terri­to­rios ocu­pa­dos en con­so­nan­cia con el dere­cho inter­na­cio­nal y los prin­ci­pios rec­to­res de Nacio­nes Uni­das sobre dere­chos huma­nos y empre­sas». Otras están diri­gi­das a la socie­dad civil, «que debe infor­mar­se sobre las inver­sio­nes inter­na­cio­na­les de sus ban­cos y ase­gu­ra­do­ras y reti­rar sus recur­sos eco­nó­mi­cos en el caso de que estén invo­lu­cra­dos direc­ta o indi­rec­ta­men­te en vul­ne­ra­cio­nes de los dere­chos humanos».

Orga­ni­za­cio­nes civi­les que han redo­bla­do la pre­sión social con­tra los Esta­dos que faci­li­tan el sumi­nis­tro de arma­men­to a Israel creen nece­sa­rio que, ade­más de un embar­go efec­ti­vo de mate­rial béli­co y petró­leo, debe­rían de adop­tar­se otra serie de medi­das como «la sus­pen­sión del Acuer­do de Aso­cia­ción UE-Israel y otras rela­cio­nes comer­cia­les con ins­ti­tu­cio­nes israe­líes y cor­po­ra­cio­nes pri­va­das», afir­ma Ana Sán­chez, de la Red Soli­da­ria con­tra la Ocu­pa­ción de Pales­ti­na (Res­cop), un movi­mien­to que ha teji­do una tupi­da malla de vigi­lan­cia marí­ti­ma para evi­tar que bar­cos car­ga­dos de armas con des­tino a Israel pue­dan hacer esca­la en los puer­tos espa­ño­les. Has­ta el momen­to, han logra­do que el gobierno dene­ga­ra el per­mi­so de entra­da a dos de ellos, el «Bor­kum» y «Marian­ne Dani­ca». Para Ana Sán­chez, «hay mucha incohe­ren­cia entre la retó­ri­ca y los hechos de la polí­ti­ca del Gobierno espa­ñol, que dice estar com­pro­me­ti­do con la defen­sa de los dere­chos huma­nos en Gaza y los terri­to­rios ocu­pa­dos, pero que en la prác­ti­ca lo rele­ga a un segun­do plano fren­te a otros intere­ses como los eco­nó­mi­cos. No se pue­de defen­der al mis­mo tiem­po prin­ci­pios huma­ni­ta­rios y dar un tra­to comer­cial como socio pre­fe­ren­te a un país que los vul­ne­ra», dice. Enton­ces, ¿no hay volun­tad polí­ti­ca para rever­tir esta situación?

El pasa­do mes de febre­ro, la dipu­tada del gru­po par­la­men­ta­rio Sumar, Tes­lem Anda­la, y su com­pa­ñe­ro de ban­ca­da Enri­que San­tia­go for­mu­la­ron una pre­gun­ta al Gobierno sobre la par­ti­ci­pa­ción de INECO, empre­sa públi­ca depen­dien­te del Minis­te­rio de Trans­por­tes, Movi­li­dad y Agen­da Urba­na, en la cons­truc­ción de la Línea Azul del tran­vía de Jeru­sa­lén. Pese a que su actua­ción se limi­ta a los tra­mos israe­líes de la ciu­dad, sus estu­dios de inge­nie­ría han resul­ta­do deci­si­vos para la amplia­ción del metro lige­ro has­ta el asen­ta­mien­to ile­gal de Ramot. La res­pues­ta que reci­bie­ron los par­la­men­ta­rios de Sumar no tie­ne des­per­di­cio: «El Minis­te­rio de Eco­no­mía, Comer­cio y Empre­sa infor­ma de que la deci­sión de las empre­sas espa­ño­las sobre la con­ve­nien­cia o no de su par­ti­ci­pa­ción en pro­ce­di­mien­tos de lici­ta­ción inter­na­cio­na­les en las que com­pi­ten jun­to con empre­sas de otros paí­ses, corres­pon­de a las pro­pias empre­sas. El Minis­te­rio no pue­de inter­fe­rir en las deci­sio­nes adop­ta­das al res­pec­to por las empresas».

Más de un cen­te­nar de orga­ni­za­cio­nes socia­les euro­peas remi­tie­ron a fina­les de mar­zo una car­ta a la pre­si­den­ta de la Comi­sión Euro­pea, Ursu­la von der Leyen, soli­ci­tan­do la sus­pen­sión inme­dia­ta del Acuer­do de Aso­cia­ción de la UE con Israel. «A la luz de las vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos por par­te del Esta­do de Israel», comien­za la misi­va, tam­bién envia­da al pre­si­den­te del Con­se­jo Euro­peo, Char­les Michel; a la pre­si­den­ta de la Euro­cá­ma­ra, Rober­ta Metso­la; y al Alto Repre­sen­tan­te de la Unión para Asun­tos Exte­rio­res y Polí­ti­ca de Segu­ri­dad, Josep Borrell. «Estas vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos», con­ti­núa el escri­to, «cons­ti­tu­yen una vio­la­ción de las cláu­su­las de los ele­men­tos esen­cia­les, en par­ti­cu­lar del artícu­lo 2 del Acuer­do de Aso­cia­ción», que esta­ble­ce que las rela­cio­nes entre las par­tes se fun­da­men­tan en el res­pe­to de los prin­ci­pios demo­crá­ti­cos y de los dere­chos huma­nos, «que ins­pi­ra sus polí­ti­cas inte­rio­res y exte­rio­res». Todo que­da, por lo tan­to, en manos del inte­rés de la nue­va admi­nis­tra­ción euro­pea en poner cer­co al esta­do de sumi­sión y nega­ción de la vida al que está sien­do redu­ci­do el pue­blo pales­tino. Y ya se sabe que, entre las bue­nas pala­bras y los hechos, cae la sombra.

Gor­ka Castillo

7 de julio de 2024

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