Acti­tu­des afri­ca­nas hacia Pales­ti­na y soli­da­ri­dad con ella: des­de la déca­da de 1940 has­ta el geno­ci­dio israe­lí en Gaza

En res­pues­ta al Dilu­vio de Al-Aqsa, la ope­ra­ción Tufan Al-Aqsa del 7 de octu­bre de 2023 y a la esca­la­da de ata­ques geno­ci­das israe­líes con­tra los pales­ti­nos en Gaza en los días y meses pos­te­rio­res, muchos paí­ses afri­ca­nos, en par­ti­cu­lar los del Áfri­ca sub­saha­ria­na, han adop­ta­do una pos­tu­ra a favor de Pales­ti­na, con un amplio apo­yo en todo el con­ti­nen­te a la cau­sa pales­ti­na y la con­de­na de los crí­me­nes israe­líes en Gaza. Este apo­yo se pro­du­ce en un con­tex­to de cam­bio de acti­tu­des hacia Pales­ti­na en el con­ti­nen­te. En los últi­mos cin­cuen­ta años, la evo­lu­ción de las cir­cuns­tan­cias ha recon­fi­gu­ra­do los enfo­ques afri­ca­nos sobre la cues­tión, y los prin­ci­pios his­tó­ri­cos de la uni­dad afri­ca­na, anta­ño arrai­ga­dos en los movi­mien­tos revo­lu­cio­na­rios de libe­ra­ción y la soli­da­ri­dad Sur-Sur, se han vis­to ero­sio­na­dos. Al mis­mo tiem­po, Israel ha esta­ble­ci­do con éxi­to rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con 44 paí­ses afri­ca­nos, lo que ha pues­to en tela de jui­cio el man­te­ni­mien­to de una pos­tu­ra afri­ca­na uni­fi­ca­da sobre Palestina.

Pers­pec­ti­vas afri­ca­nas sobre la gue­rra geno­ci­da israe­lí en Gaza

Tras los aten­ta­dos del 7 de octu­bre y el geno­ci­dio que con­ti­núa per­pe­tran­do Israel en Gaza, Sudá­fri­ca, Nami­bia y Zim­bab­we han arti­cu­la­do res­pues­tas afri­ca­nas ofi­cia­les en apo­yo de los palestinos.

El 11 de diciem­bre de 2023, el Minis­te­rio de Asun­tos Exte­rio­res de Sudá­fri­ca emi­tió una decla­ra­ción en la que ins­ta­ba a un alto el fue­go entre Israel y la resis­ten­cia pales­ti­na, al tiem­po que ofre­cía apro­ve­char su expe­rien­cia his­tó­ri­ca para mediar entre las par­tes. La enton­ces minis­tra de Rela­cio­nes Inter­na­cio­na­les y Coope­ra­ción, Nale­di Pan­dor, ins­tó ade­más a los movi­mien­tos sin­di­ca­les suda­fri­ca­nos a boi­co­tear los pro­duc­tos aso­cia­dos a la ocu­pa­ción israe­lí, mien­tras que el 14 de octu­bre de 2023, el pre­si­den­te suda­fri­cano Cyril Ramapho­sa, por­ta­voz del gober­nan­te Con­gre­so Nacio­nal Afri­cano (ANC), expre­só su soli­da­ri­dad con el pue­blo pales­tino y denun­ció los lla­ma­mien­tos del ejér­ci­to israe­lí a que 1,1 millo­nes de pales­ti­nos eva­cuen el nor­te de Gaza. Sub­ra­yó que «los pales­ti­nos viven bajo la ocu­pa­ción de un Esta­do de apartheid».

El 29 de diciem­bre de 2023, Sudá­fri­ca pre­sen­tó una deman­da con­tra Israel ante la Cor­te Inter­na­cio­nal de Jus­ti­cia (CIJ) en La Haya, Paí­ses Bajos, por vio­la­cio­nes de la Con­ven­ción sobre el Geno­ci­dio. La soli­ci­tud de 84 pági­nas ante la Cor­te, escri­ta en inglés, pre­sen­ta evi­den­cia de los actos geno­ci­das de Israel y su inten­ción de come­ter geno­ci­dio con­tra el pue­blo pales­tino en Gaza. En su sen­ten­cia del 26 de enero de 2024, y sen­ten­cias pos­te­rio­res del 28 de mar­zo y el 24 de mayo de 2024, la CIJ dic­tó medi­das pro­vi­sio­na­les para pro­te­ger a los pales­ti­nos en Gaza de las vio­la­cio­nes de la Con­ven­ción sobre el Genocidio.

La con­de­na de Nami­bia al geno­ci­dio israe­lí en Gaza fue tan fir­me como la de Sudá­fri­ca. El 24 de enero de 2024, en una decla­ra­ción publi­ca­da en la pla­ta­for­ma X (antes Twit­ter), el enton­ces pre­si­den­te Hage Gein­gob cri­ti­có al gobierno ale­mán por apo­yar a Israel en el caso ante la CIJ. Gein­gob seña­ló que Ale­ma­nia, de entre todas las nacio­nes, debe­ría haber apren­di­do de su pro­pia his­to­ria geno­ci­da y argu­men­tó que Ale­ma­nia no podía cum­plir su com­pro­mi­so con la Con­ven­ción sobre el Geno­ci­dio (inclui­da la expia­ción por su geno­ci­dio en Nami­bia) y al mis­mo tiem­po apo­yar las accio­nes de Israel en Gaza, que equi­pa­ró al Holo­caus­to nazi y al genocidio.

La Repú­bli­ca de Zim­bab­we tam­bién con­de­nó la gue­rra de agre­sión israe­lí con­tra la Fran­ja de Gaza y exi­gió el cese inme­dia­to de las hos­ti­li­da­des, des­cri­bien­do la acción israe­lí de cor­tar el agua y la elec­tri­ci­dad en Gaza como un «cri­men de gue­rra». El Minis­tro de Vete­ra­nos y por­ta­voz del buró polí­ti­co del par­ti­do gober­nan­te, la Unión Nacio­nal Afri­ca­na de Zim­bab­we-Fren­te Patrió­ti­co (ZANU-PF), Chris­topher Muts­vang­wa des­ta­có duran­te una con­fe­ren­cia de pren­sa en Hara­re que 2 millo­nes de pales­ti­nos en la Fran­ja de Gaza esta­ban bajo bom­bar­deos cons­tan­tes y bru­ta­les por par­te de Israel, uti­li­zan­do avio­nes sumi­nis­tra­dos por las poten­cias occi­den­ta­les. Afir­mó: «Pri­var al pue­blo pales­tino en la Fran­ja de Gaza de nece­si­da­des bási­cas, como agua, ali­men­tos y elec­tri­ci­dad, es un cri­men com­pues­to por­que es un cri­men de ase­dio y un cri­men de gue­rra según el dere­cho inter­na­cio­nal. […] Como alia­dos de la Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na (OLP) des­de la lucha por la libe­ra­ción, afir­ma­mos nues­tro apo­yo al pue­blo pales­tino y con­de­na­mos a Israel por no com­pro­me­ter­se con la solu­ción de dos Esta­dos, vio­lar los acuer­dos y per­mi­tir que los colo­nos israe­líes sigan apo­de­rán­do­se de más tie­rras con el obje­ti­vo de no dejar nada para los pales­ti­nos. Aho­ra, [Israel] quie­re des­pla­zar­los por la fuer­za nue­va­men­te a Egip­to o tal vez empu­jar­los al mar».

Por otra par­te, varios paí­ses afri­ca­nos, entre los que des­ta­can Ken­ya, Gha­na, Rwan­da, Came­rún y la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go, han expre­sa­do su apo­yo incon­di­cio­nal a Israel. El Pre­si­den­te de Ken­ya, William Ruto, emi­tió una enér­gi­ca decla­ra­ción en la que con­de­na­ba los ata­ques de Hamas con­tra Israel e ins­ta­ba a la comu­ni­dad inter­na­cio­nal a tomar medi­das con­tra los auto­res, orga­ni­za­do­res, finan­cia­do­res, patro­ci­na­do­res y par­ti­da­rios de lo que des­cri­bió como «actos terro­ris­tas cri­mi­na­les». Gha­na, miem­bro tem­po­ral del Con­se­jo de Segu­ri­dad, adop­tó una pos­tu­ra simi­lar, abs­te­nién­do­se en dos pro­yec­tos de reso­lu­ción a favor de un alto el fue­go en Gaza: uno ruso y otro bra­si­le­ño. De mane­ra simi­lar, los gobier­nos de la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go, Rwan­da y Came­rún hicie­ron decla­ra­cio­nes en apo­yo de la ocu­pa­ción israe­lí. Estos gobier­nos con­de­na­ron explí­ci­ta­men­te las ope­ra­cio­nes de resis­ten­cia con­tra la ocu­pa­ción israe­lí. Es pro­ba­ble que lo hicie­ran moti­va­dos por con­si­de­ra­cio­nes prag­má­ti­cas rela­cio­na­das con la segu­ri­dad y sus eco­no­mías: estos paí­ses tie­nen pro­yec­tos impor­tan­tes con Israel en ámbi­tos como la segu­ri­dad, la agri­cul­tu­ra, la infra­es­truc­tu­ra, la tec­no­lo­gía y los armamentos.

Entre estos dos polos, los acon­te­ci­mien­tos que han teni­do lugar des­de el 7 de octu­bre han reve­la­do lo que pue­de lla­mar­se un blo­que «vaci­lan­te», que inten­ta man­te­ner una pos­tu­ra impar­cial debi­do a sus intere­ses entre­la­za­dos con Israel y los paí­ses ára­bes. Este blo­que inclu­ye a nacio­nes que han abo­ga­do en común por la adop­ción de una solu­ción de dos Esta­dos para la situa­ción pales­ti­na, basa­da en las fron­te­ras ante­rio­res a junio de 1967. Entre estos paí­ses, los más des­ta­ca­dos son Nige­ria, Tan­za­nia, Ugan­da, Gui­nea-Bis­sau y Etio­pía. Sin embar­go, es nota­ble que Etio­pía, a pesar de su lar­ga y sóli­da aso­cia­ción his­tó­ri­ca con Israel, no haya expre­sa­do una posi­ción defi­ni­ti­va sobre los acon­te­ci­mien­tos que han teni­do lugar des­de el 7 de octubre.

En lo que res­pec­ta a la soli­da­ri­dad popu­lar con Pales­ti­na, el apo­yo públi­co a la cau­sa pales­ti­na sigue sien­do fuer­te en toda Áfri­ca, y a menu­do supera –y con­tra­di­ce– las reac­cio­nes ofi­cia­les. A pesar de la dis­mi­nu­ción del acti­vis­mo pro pales­tino y del núme­ro de pales­ti­nos pre­sen­tes en muchos paí­ses afri­ca­nos, amplios seg­men­tos de la pobla­ción afri­ca­na toda­vía con­si­de­ran que el apo­yo al pue­blo pales­tino y a su cau­sa es par­te de los valo­res afri­ca­nos colec­ti­vos, inclui­do el recha­zo a la ocu­pa­ción y la explo­ta­ción. Este apo­yo es espe­cial­men­te evi­den­te en paí­ses de mayo­ría musul­ma­na, como Sene­gal, Gam­bia y Mau­ri­ta­nia, pero la pobla­ción de otros paí­ses afri­ca­nos sin mayo­ría musul­ma­na tam­bién sigue mos­tran­do su apo­yo a la cau­sa palestina.

Des­de el 7 de octu­bre, la soli­da­ri­dad explí­ci­ta con Pales­ti­na y el recha­zo al geno­ci­dio de Israel en Gaza se han mani­fes­ta­do en nume­ro­sas pro­tes­tas popu­la­res en muchos paí­ses afri­ca­nos, entre ellos Kenia, Sene­gal y Nige­ria. Tam­bién se han cele­bra­do pro­tes­tas fren­te a emba­ja­das occi­den­ta­les. Todo ello con­tra­di­ce la ima­gen que los medios occi­den­ta­les pre­sen­tan de la opi­nión públi­ca afri­ca­na como divi­di­da res­pec­to de Palestina.

En Kenia, la pos­tu­ra del pre­si­den­te Ruto fue rápi­da­men­te cri­ti­ca­da por las voces soli­da­rias con Pales­ti­na, que argu­men­ta­ron que con­tra­de­cía la cons­ti­tu­ción kenia­na, ya que no había con­sul­ta­do al pue­blo keniano sobre el tema. Boo­ker Omo­le, vice­pre­si­den­te del Par­ti­do Comu­nis­ta de Kenia, com­pa­ró la ocu­pa­ción israe­lí de Pales­ti­na con la his­tó­ri­ca colo­ni­za­ción bri­tá­ni­ca de Kenia, mien­tras que Rai­la Odin­ga, líder del opo­si­tor Movi­mien­to Demo­crá­ti­co Naran­ja, con­de­nó la pos­tu­ra de Ruto, afir­man­do: «Debe­mos con­de­nar en los tér­mi­nos más enér­gi­cos posi­bles la bru­ta­li­dad con la que el régi­men del señor Netan­yahu está bru­ta­li­zan­do a niños y muje­res ino­cen­tes de Palestina».

En mar­zo y abril de 2024, la opo­si­ción en Nige­ria orga­ni­zó vigi­lias con velas en soli­da­ri­dad con los már­ti­res pales­ti­nos, mien­tras que en enero de 2024 algu­nos movi­mien­tos polí­ti­cos en Sene­gal lla­ma­ron a una cam­pa­ña de dona­cio­nes masi­vas para apo­yar a los resi­den­tes de Gaza y ali­viar su sufri­mien­to y exi­gie­ron el cese inme­dia­to de la agre­sión israe­lí en Gaza y la aper­tu­ra per­ma­nen­te de los cru­ces para la ayu­da humanitaria.

En Sudá­fri­ca, ya el 23 de octu­bre de 2023, el par­ti­do Lucha­do­res por la Liber­tad Eco­nó­mi­ca de Julius Sello Male­ma orga­ni­zó pro­tes­tas en varias regio­nes y reali­zó una sen­ta­da fren­te a la emba­ja­da de Israel en Pretoria.

Como se des­pren­de de lo ante­rior, el sen­ti­mien­to anti­co­lo­nial sigue pre­va­le­cien­do en la con­cien­cia afri­ca­na, aun­que no es tan inten­so como antes. A este res­pec­to, es impor­tan­te seña­lar que el geno­ci­dio de Israel en Gaza se ha pro­du­ci­do al mis­mo tiem­po que un cre­cien­te recha­zo popu­lar a la pre­sen­cia fran­ce­sa en los paí­ses del Sahel. A la luz del apo­yo fran­cés al régi­men sio­nis­ta israe­lí, muchos paí­ses afri­ca­nos y sus pue­blos con­si­de­ran que los obje­ti­vos pales­ti­nos están en línea con los suyos.

Israel como puer­ta de entra­da del impe­rio a África

Es impo­si­ble enten­der las posi­cio­nes afri­ca­nas actua­les sobre la cau­sa pales­ti­na, tan­to ofi­cia­les como popu­la­res, sin tener en cuen­ta la pene­tra­ción israe­lí en Áfri­ca a lo lar­go de los años. En pri­mer lugar, la acti­vi­dad israe­lí se ha ali­nea­do con fre­cuen­cia con los esfuer­zos neo­co­lo­nia­les en el con­ti­nen­te afri­cano, actuan­do Israel como un puen­te entre las anti­guas nacio­nes indus­tria­les colo­nia­les y los paí­ses en desa­rro­llo de Áfri­ca. En segun­do lugar, esta acti­vi­dad refle­ja los esfuer­zos sio­nis­tas por cul­ti­var alia­dos y obte­ner apo­yo polí­ti­co para Israel en los foros glo­ba­les. En ter­cer lugar, Israel bus­ca for­ta­le­cer su eco­no­mía y ase­gu­rar mer­ca­dos extran­je­ros en toda África.

Antes de los recien­tes des­cu­bri­mien­tos de reser­vas de petró­leo y gas en el Medi­te­rrá­neo, Israel no poseía recur­sos natu­ra­les sig­ni­fi­ca­ti­vos. La rique­za mine­ral que con­tro­la en los terri­to­rios ocu­pa­dos con­sis­te prin­ci­pal­men­te en cobre, fos­fa­to y sales del mar Muer­to (para cuya explo­ta­ción ha con­ta­do con la ayu­da tec­no­ló­gi­ca de Esta­dos Uni­dos y Euro­pa). Áfri­ca, por otra par­te, abun­da en teso­ros mine­ra­les y mate­rias pri­mas, codi­cia­das por Israel y las anti­guas poten­cias colo­nia­les occi­den­ta­les. Ade­más, en su afán de expan­dir su eco­no­mía posi­cio­nán­do­se como un cen­tro indus­trial que pue­da pro­mo­ver sus pro­pios intere­ses y los de sus par­ti­da­rios euro­peos y esta­dou­ni­den­ses, Israel ha apro­ve­cha­do su pre­sen­cia en Áfri­ca para mejo­rar las rela­cio­nes de estos paí­ses con las nacio­nes afri­ca­nas y explo­tar a Áfri­ca como mer­ca­do para los pro­duc­tos israelíes.

En las dos déca­das siguien­tes a su crea­ción en 1948, Israel se dedi­có a absor­ber, alo­jar y encon­trar empleo a los nue­vos inmi­gran­tes, en par­ti­cu­lar a los pro­ce­den­tes de paí­ses afro­asiá­ti­cos empo­bre­ci­dos. En tér­mi­nos demo­grá­fi­cos, la pobla­ción judía en Pales­ti­na no supe­ra­ba los 650.000 en 1948. En 1962, esa cifra había aumen­ta­do a más de dos millo­nes y en 1966 lle­gó a 2,3 millo­nes. Duran­te ese perío­do, Israel fomen­tó acti­va­men­te la inmi­gra­ción de judíos afri­ca­nos pro­ce­den­tes de paí­ses como Nige­ria, Etio­pía y Leso­to a los terri­to­rios ocupados.

Los cono­ci­mien­tos de los judíos afri­ca­nos que lle­ga­ban de varios paí­ses afri­ca­nos ayu­da­ron al Minis­te­rio de Asun­tos Exte­rio­res israe­lí a com­pren­der los desa­fíos que enfren­ta­ban esas nacio­nes y ayu­da­ron a la inte­li­gen­cia israe­lí a iden­ti­fi­car a figu­ras influ­yen­tes en los paí­ses afri­ca­nos que podrían apo­yar los intere­ses sio­nis­tas. Los sio­nis­tas judíos afri­ca­nos desem­pe­ña­ron un papel cru­cial en la pro­mo­ción de los obje­ti­vos polí­ti­cos de Israel. A tra­vés de ins­ti­tu­cio­nes como la Agen­cia Judía, Israel imple­men­tó pro­gra­mas espe­cia­li­za­dos que invo­lu­cra­ban a los judíos de la diás­po­ra, inclui­dos los de Áfri­ca. Sus misio­nes diplo­má­ti­cas en Áfri­ca orga­ni­za­ron visi­tas de judíos afri­ca­nos a los terri­to­rios ocu­pa­dos y atra­je­ron a volun­ta­rios sio­nis­tas que habían ter­mi­na­do su ser­vi­cio mili­tar en la Fuer­za de Ocu­pa­ción Israe­lí (IOF) para que fue­ran y se unie­ran a gru­pos mer­ce­na­rios en varios paí­ses africanos.

En este con­tex­to de deseo de ampliar tan­to su pobla­ción judía como su eco­no­mía, Israel apro­ve­chó la ola de inde­pen­den­cia del colo­nia­lis­mo que comen­zó en 1960, que se cono­ció como el Año de Áfri­ca. Las poten­cias colo­nia­les en reti­ra­da deja­ron atrás paí­ses afri­ca­nos recién inde­pen­di­za­dos que a menu­do se encon­tra­ban en una situa­ción de nece­si­dad, esca­sez y con­fu­sión, lidian­do con desa­fíos inter­nos y exter­nos, inclui­das dispu­tas fron­te­ri­zas, las com­ple­ji­da­des de la gober­nan­za moder­na, sub­de­sa­rro­llo eco­nó­mi­co, fal­ta de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co, difi­cul­ta­des para inte­grar­se a la comu­ni­dad mun­dial y esta­ble­cer una per­so­na­li­dad inter­na­cio­nal autó­no­ma, y fal­ta de per­so­nal capa­ci­ta­do para la cons­truc­ción de nacio­nes moder­nas. Israel apro­ve­chó estos desa­fíos. Bus­có rápi­da­men­te el reco­no­ci­mien­to de estas nue­vas nacio­nes y esta­ble­ció rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con ellas, cele­bró acuer­dos eco­nó­mi­cos, mejo­ró la coope­ra­ción téc­ni­ca y cul­tu­ral y envió exper­tos para brin­dar asis­ten­cia en diver­sos sec­to­res. Al mis­mo tiem­po, Israel pro­por­cio­nó a las anti­guas poten­cias colo­nia­les un medio alter­na­ti­vo para sal­va­guar­dar sus intere­ses res­tan­tes en el continente.

Es impor­tan­te seña­lar a este res­pec­to que, inclu­so antes de su par­ti­da, estas poten­cias colo­nia­les habían tra­ta­do de vin­cu­lar a los paí­ses afri­ca­nos con Israel median­te acuer­dos eco­nó­mi­cos y habían fomen­ta­do las rela­cio­nes per­so­na­les entre los diri­gen­tes afri­ca­nos y los repre­sen­tan­tes israe­líes. Per­mi­tie­ron a los fun­cio­na­rios del gobierno israe­lí y a la His­ta­drut (la Fede­ra­ción Gene­ral del Tra­ba­jo de Israel) explo­tar tie­rras afri­ca­nas que ante­rior­men­te esta­ban bajo con­trol colo­nial y faci­li­ta­ron los con­tac­tos entre los orga­nis­mos pro­fe­sio­na­les y las orga­ni­za­cio­nes estu­dian­ti­les israe­líes y sus homó­lo­gos en Áfri­ca. Este apo­yo per­sis­tió des­pués de que los paí­ses afri­ca­nos obtu­vie­ron la independencia.

Pri­me­ros acon­te­ci­mien­tos en las rela­cio­nes entre Israel y África

Con el tiem­po, el desa­rro­llo de las rela­cio­nes de Israel con los paí­ses afri­ca­nos siguió un rum­bo sin­gu­lar. Comen­zó estu­dian­do las con­di­cio­nes del con­ti­nen­te e iden­ti­fi­can­do las mejo­res opor­tu­ni­da­des para infil­trar­se y crear un entorno pro­pi­cio para la pre­sen­cia israe­lí. Gran par­te de lo que se pro­po­nía se logró en 1967, año en que la acti­vi­dad israe­lí alcan­zó su pun­to máxi­mo en Áfri­ca, pero tam­bién mar­có el comien­zo de un dete­rio­ro sig­ni­fi­ca­ti­vo de las rela­cio­nes entre los afrosionistas.

La his­to­ria de las rela­cio­nes entre Israel y Áfri­ca pue­de divi­dir­se en cin­co fases: la fase de reco­no­ci­mien­to (1948−1956); la fase de pene­tra­ción y crea­ción de sim­pa­tías (1957−1962); la fase de apo­yo (1962−1967); la fase de dete­rio­ro (1967−1978); y, por últi­mo, la fase de reti­ra­da ára­be, que inclu­ye los acuer­dos de nor­ma­li­za­ción. En esta sec­ción se ana­li­zan las tres pri­me­ras de estas fases.

En sus pri­me­ros años, Israel care­cía de la influen­cia polí­ti­ca nece­sa­ria para abrir­se paso en el con­ti­nen­te afri­cano. En cual­quier caso, en ese momen­to se cen­tró en for­ta­le­cer sus rela­cio­nes con las gran­des poten­cias, y los paí­ses afri­ca­nos eran con­si­de­ra­dos de impor­tan­cia secun­da­ria. Esto cam­bió des­pués de la Con­fe­ren­cia de Ban­dung de 1955, que Israel per­ci­bió como un gol­pe que lo ais­ló aún más de los paí­ses afro­asiá­ti­cos. La reso­lu­ción de la con­fe­ren­cia sobre Pales­ti­na demos­tró que estos paí­ses apo­ya­ban la visión ára­be sobre la cues­tión pales­ti­na, ya que excluía a Israel de la asis­ten­cia. En res­pues­ta a la con­fe­ren­cia, Israel deci­dió con­tra­rres­tar los esfuer­zos ára­bes por ais­lar­lo cen­trán­do­se en esta­ble­cer cone­xio­nes con paí­ses afro­asiá­ti­cos libe­ra­les y nacio­nes que bus­ca­ban la libe­ra­ción nacional.

El peli­gro de que­dar ais­la­do de los paí­ses del Sur glo­bal se hizo paten­te para Israel cuan­do estos paí­ses apo­ya­ron a Egip­to duran­te la Agre­sión Tri­par­ti­ta (cri­sis de Suez de 1956), y este peli­gro tam­bién se hizo evi­den­te en el acuer­do polí­ti­co y la cohe­sión que mos­tró el blo­que de Ban­dung en la ONU, que se puso par­ti­cu­lar­men­te de mani­fies­to en la Reu­nión de Brio­ni de 1956. Este blo­que veía a Israel como una herra­mien­ta que repre­sen­ta­ba el vie­jo colo­nia­lis­mo. Ade­más, la pos­tu­ra ine­quí­vo­ca de Egip­to con­tra la polí­ti­ca mili­tar esta­dou­ni­den­se en Orien­te Medio tam­bién acen­tuó los temo­res de Israel en ese momen­to, debi­do a la cla­ri­dad ideo­ló­gi­ca de esa pos­tu­ra y al poten­cial cre­ci­mien­to de esa opo­si­ción en toda la región. De hecho, Israel com­pren­dió que el decli­ve de la influen­cia occi­den­tal en Orien­te Medio plan­tea­ría una ame­na­za sig­ni­fi­ca­ti­va a su exis­ten­cia, espe­cial­men­te duran­te los pri­me­ros años pos­te­rio­res a su creación.

Sin embar­go, a pesar de estas con­si­de­ra­cio­nes, los pri­me­ros con­tac­tos de Israel con el con­ti­nen­te afri­cano fue­ron poco fre­cuen­tes y limi­ta­dos. Entre ellos figu­ra­ron con­tac­tos con Libe­ria y Etio­pía, que en ese momen­to se encon­tra­ban bajo un régi­men auto­ri­ta­rio impe­rial local, y la fir­ma de acuer­dos comer­cia­les con las auto­ri­da­des colo­nia­les de Kenia, Nige­ria, Mada­gas­car y Gabón.

El pri­mer apo­yo que reci­bió Israel de Áfri­ca fue el voto de Libe­ria en 1947 a favor del Plan de Par­ti­ción de las Nacio­nes Uni­das (con el voto a favor del gobierno del apartheid en Sudá­fri­ca). Israel abrió una emba­ja­da en Mon­ro­via en 1954 y siguió pene­tran­do en Libe­ria a tra­vés de rela­cio­nes infor­ma­les. En 1955, se esta­ble­cie­ron en Mon­ro­via las dos pri­me­ras empre­sas con capi­tal sio­nis­ta y libe­riano. Se tra­ta­ba de dos sucur­sa­les de Mayer Invest­ments en Tel Aviv: una dedi­ca­da a la cons­truc­ción y recons­truc­ción y la otra a la inver­sión de capi­tal. Sin embar­go, aun­que Libe­ria fue la pri­me­ra nación afri­ca­na con la que Israel fir­mó un tra­ta­do de amis­tad y coope­ra­ción, su pos­tu­ra ofi­cial hacia Israel fue a menu­do cau­te­lo­sa y reser­va­da. No obs­tan­te, así como Bir­ma­nia cons­ti­tu­yó la pie­dra angu­lar de las rela­cio­nes sio­nis­tas en Asia, Libe­ria desem­pe­ñó un papel simi­lar en África.

Los bene­fi­cios que Israel obtu­vo de su rela­ción tem­pra­na con algu­nos paí­ses afri­ca­nos fue­ron sig­ni­fi­ca­ti­vos: esas cone­xio­nes tem­pra­nas lo ayu­da­ron a com­pren­der el con­tex­to afri­cano y alla­na­ron el camino para un com­pro­mi­so más pro­fun­do con otros paí­ses africanos.

Por su par­te, Etio­pía se abs­tu­vo de votar la reso­lu­ción de par­ti­ción de la ONU en 1947 y demo­ró el reco­no­ci­mien­to de Israel has­ta 1961, pese a la con­ti­nua coope­ra­ción entre ambos paí­ses en los ámbi­tos eco­nó­mi­co, cul­tu­ral y cien­tí­fi­co. La razón fue su con­flic­to con Eri­trea, en rela­ción con el cual espe­ra­ba obte­ner el apo­yo de Egip­to, Sudán y otros paí­ses afri­ca­nos que apo­ya­ban a Pales­ti­na. Solo des­pués de la derro­ta ára­be de 1967 Israel pudo acce­der a Etio­pía y Áfri­ca Orien­tal, a tra­vés del puer­to de Eilat.

Des­pués de la gue­rra de 1956, la estra­te­gia de Israel se puso a prue­ba y el país modi­fi­có sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te sus obje­ti­vos y posi­cio­nes con res­pec­to al con­ti­nen­te. En ese perío­do se inten­si­fi­ca­ron las misio­nes de alto nivel y las visi­tas de fun­cio­na­rios israe­líes a Áfri­ca. La ola de inde­pen­den­cia que se exten­dió por los paí­ses afri­ca­nos en 1960 refor­zó la diplo­ma­cia israe­lí en el con­ti­nen­te. Israel esta­ba deseo­so de for­ta­le­cer sus rela­cio­nes pre­vias a la inde­pen­den­cia con algu­nos paí­ses afri­ca­nos y de obte­ner el reco­no­ci­mien­to ofi­cial de los nue­vos Esta­dos inde­pen­dien­tes a tra­vés de misio­nes diplo­má­ti­cas. Ade­más, Israel tra­tó de esta­ble­cer nue­vas rela­cio­nes con paí­ses con los que no había inter­ac­tua­do anteriormente.

En 1957, el Jefe del Esta­do Mayor israe­lí, Moshe Dayan, visi­tó Libe­ria y Gha­na, mien­tras que en 1958, la Minis­tra de Asun­tos Exte­rio­res y más tar­de cuar­ta Pri­me­ra Minis­tra de Israel, Gol­da Meir, visi­tó Libe­ria, Gha­na, Nige­ria, Sene­gal y Cos­ta de Mar­fil, en las pri­me­ras visi­tas ofi­cia­les israe­líes de alto nivel al con­ti­nen­te. En las con­ver­sa­cio­nes que man­tu­vo con los diri­gen­tes afri­ca­nos duran­te estas visi­tas, Meir des­ta­có el com­pro­mi­so de Israel de pro­por­cio­nar ayu­da a estas nacio­nes. Tam­bién invi­tó a varios jefes de Esta­do afri­ca­nos a visi­tar los terri­to­rios ocu­pa­dos, algu­nos de los cua­les lo hicie­ron en 1958 y 1959. Estas visi­tas estu­vie­ron moti­va­das por el inte­rés de estos gobier­nos en cono­cer la expe­rien­cia de desa­rro­llo de Israel, que fue amplia­men­te dis­cu­ti­da en la pren­sa africana.

Ade­más, Israel mejo­ró sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te sus rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con Gha­na entre 1957 y 1959, y en febre­ro de 1959 amplió su pre­sen­cia diplo­má­ti­ca en el con­ti­nen­te esta­ble­cien­do un con­su­la­do en Sene­gal y una emba­ja­da en Gui­nea, que en ese momen­to esta­ba bajo el domi­nio colo­nial francés.

Cuan­do Gui­nea decla­ró su inde­pen­den­cia de Fran­cia y aban­do­nó el Áfri­ca Occi­den­tal Fran­ce­sa (Afri­que-Occi­den­ta­le fra­nçai­se) en 1958, Israel se enfren­tó a un dile­ma: si bien esta­ba deseo­so de for­ta­le­cer su pre­sen­cia en Áfri­ca, duda­ba en reco­no­cer a Gui­nea por temor a las reper­cu­sio­nes de Fran­cia, que era un alia­do y par­ti­da­rio cla­ve. Israel optó por pos­po­ner el reco­no­ci­mien­to, aun­que hizo hin­ca­pié en su dedi­ca­ción a cons­truir rela­cio­nes de coope­ra­ción con Gui­nea en todos los fren­tes. Los víncu­los diplo­má­ti­cos no se esta­ble­cie­ron has­ta 1959, des­pués de que los diplo­má­ti­cos sio­nis­tas logra­ran con­ven­cer al gobierno fran­cés de la impor­tan­cia estra­té­gi­ca de reco­no­cer la inde­pen­den­cia de Gui­nea para la segu­ri­dad israe­lí y refor­zar su influen­cia en África.

Duran­te este perío­do, gran par­te de la pren­sa afri­ca­na, que era pro­pie­dad de empre­sas extran­je­ras y esta­ba suje­ta a la cen­su­ra colo­nial y otras medi­das auto­ri­ta­rias, expre­só una amplia sim­pa­tía hacia Israel. Este ambien­te favo­ra­ble movi­li­zó a muchos escri­to­res que esta­ban ansio­sos por pro­mo­ver a Israel, ya que fue­ron invi­ta­dos a visi­tar y reu­nir­se con sus fun­cio­na­rios. Esta ini­cia­ti­va, en últi­ma ins­tan­cia, cul­ti­vó un seg­men­to de la opi­nión públi­ca afri­ca­na que sim­pa­ti­za­ba con Israel y estos perio­dis­tas fue­ron fun­da­men­ta­les para con­tra­rres­tar la pro­pa­gan­da anti­is­rae­lí que ema­na­ba de las emba­ja­das ára­bes y los paí­ses afri­ca­nos anti­sio­nis­tas en todo el continente.

Las visi­tas de afri­ca­nos a Israel se cen­tra­ron en una serie de ámbi­tos de espe­cial impor­tan­cia para los paí­ses afri­ca­nos. Por ejem­plo, a prin­ci­pios de 1959 lle­ga­ron a Israel misio­nes de Níger y Chad para obser­var sus logros en mate­ria de agri­cul­tu­ra y tra­ba­jo social. En noviem­bre de 1959, una dele­ga­ción de sin­di­ca­tos gui­nea­nos visi­tó Israel para estu­diar sus movi­mien­tos coope­ra­ti­vos y eco­nó­mi­cos, y a esto le siguió otra visi­ta de una dele­ga­ción sin­di­cal gui­nea­na finan­cia­da por Israel, que duró seis meses. Israel fue espe­cial­men­te bien reci­bi­do en los paí­ses fran­có­fo­nos de Áfri­ca occi­den­tal debi­do a sus estre­chos víncu­los con Fran­cia. Esto que­dó demos­tra­do por la visi­ta del pre­si­den­te de Gabón a los terri­to­rios ocu­pa­dos en 1961. La con­ti­nua coope­ra­ción entre Israel y Fran­cia indi­có la apro­ba­ción táci­ta de Fran­cia a la par­ti­ci­pa­ción de Israel en los paí­ses francófonos.

El ascen­so y la caí­da de la influen­cia sio­nis­ta en África

Las rela­cio­nes entre Israel y Áfri­ca alcan­za­ron su máxi­mo apo­geo a fina­les de los años 1960. Con­ven­ci­do de que esa pro­fun­di­dad estra­té­gi­ca esta­ba intrín­se­ca­men­te vin­cu­la­da a su segu­ri­dad y a su capa­ci­dad de expan­sión mili­tar, duran­te los años pre­vios a la gue­rra de 1967 Israel hizo esfuer­zos impor­tan­tes por for­ta­le­cer sus víncu­los con los paí­ses del este de Áfri­ca y esta­ble­cer nue­vos con­tac­tos y acuer­dos con líde­res de movi­mien­tos nacio­na­les en regio­nes de Áfri­ca que aún no habían obte­ni­do la inde­pen­den­cia. En par­ti­cu­lar, se cen­tró en las regio­nes adya­cen­tes al mar Rojo, que per­ci­bía como un corre­dor vital.

Sin embar­go, si bien 1967 mar­có el auge de la acti­vi­dad israe­lí en Áfri­ca, tam­bién mar­có el comien­zo de un decli­ve en las rela­cio­nes afro­is­rae­líes. Hubo muchas razo­nes super­pues­tas para ese decli­ve que con­tri­bu­ye­ron a reve­lar las inten­cio­nes expan­sio­nis­tas de Israel en África.

Varios fac­to­res eco­nó­mi­cos y finan­cie­ros impi­die­ron que Israel alcan­za­ra la influen­cia que bus­ca­ba a fines de la déca­da de 1960. En pri­mer lugar, care­cía de fon­dos: en ese momen­to, depen­día prin­ci­pal­men­te de la ayu­da extran­je­ra para cubrir su défi­cit comer­cial, lo que le impe­día satis­fa­cer la deman­da de los paí­ses afri­ca­nos. La fal­ta de fon­dos tam­bién afec­tó su capa­ci­dad para asu­mir los gas­tos finan­cie­ros de las misio­nes diplo­má­ti­cas en Áfri­ca, el envío de exper­tos, la recep­ción de apren­di­ces afri­ca­nos y la con­ce­sión de prés­ta­mos y sub­si­dios. Des­pués de la Gue­rra de los Seis Días de junio de 1967, se pro­du­jo una dis­mi­nu­ción de las tasas de turis­mo y del flu­jo de capi­tal extran­je­ro e inver­sión pri­va­da, lo que lle­vó a la acu­mu­la­ción de deu­das inter­nas y exter­nas, cue­llos de bote­lla indus­tria­les e inca­pa­ci­dad para satis­fa­cer las nece­si­da­des de expor­ta­ción, lo que dio lugar a infla­ción. Los impues­tos aumen­ta­ron y hubo una esca­sez sig­ni­fi­ca­ti­va de reser­vas de divi­sas. Estos pro­ble­mas finan­cie­ros impi­die­ron que Israel cum­plie­ra sus con­tra­tos y com­pro­mi­sos con los paí­ses africanos.

Ade­más, la inter­ven­ción de Israel en Áfri­ca tro­pe­zó con otros pro­ble­mas. Algu­nos pro­yec­tos agrí­co­las (como los de Gabón, Côte d’I­voi­re y Libe­ria) simi­la­res a los apli­ca­dos en los terri­to­rios ocu­pa­dos fra­ca­sa­ron por­que no se adap­ta­ban bien a las con­di­cio­nes socia­les, polí­ti­cas y ambien­ta­les de Áfri­ca. La eje­cu­ción dema­sia­do rápi­da tam­bién pro­vo­có impor­tan­tes fra­ca­sos en algu­nos pro­yec­tos israe­líes, lo que dañó la repu­tación de las empre­sas e ins­ti­tu­cio­nes sio­nis­tas y, en oca­sio­nes, lle­vó a que no se reno­va­ran los con­tra­tos con los paí­ses afri­ca­nos. Por ejem­plo, duran­te la cons­truc­ción del aero­puer­to de la capi­tal gha­ne­sa, Accra, Israel no siguió las espe­ci­fi­ca­cio­nes acor­da­das. Una situa­ción simi­lar ocu­rrió con res­pec­to a la cons­truc­ción del edi­fi­cio del Par­la­men­to y el ayun­ta­mien­to en Mon­ro­via. Ade­más, Israel se vio inca­paz de satis­fa­cer la cre­cien­te deman­da de exper­tos téc­ni­cos, espe­cial­men­te inge­nie­ros y enfer­me­ras, de los paí­ses afri­ca­nos, mien­tras que, al mis­mo tiem­po, las eco­no­mías afri­ca­nas care­cían de mano de obra capa­ci­ta­da, equi­po moderno y comu­ni­ca­ción inter­na, lo que obs­ta­cu­li­zó algu­nos pro­yec­tos con­jun­tos. Ade­más, los exper­tos israe­líes que tra­ba­jan en paí­ses afri­ca­nos enfren­tan difi­cul­ta­des para adap­tar­se al cli­ma social y a los desa­fíos de la vida dia­ria: ade­más de la barre­ra lin­güís­ti­ca, mani­fies­tan racis­mo, se retraen y no se inte­gran socialmente.

Ade­más, des­pués de 1967, los paí­ses afri­ca­nos empe­za­ron a dar­se cuen­ta de la ver­da­de­ra pos­tu­ra de Israel sobre muchas cues­tio­nes afri­ca­nas, inclui­da la inde­pen­den­cia. Por ejem­plo, Israel apo­yó los movi­mien­tos sece­sio­nis­tas y sepa­ra­tis­tas en Nige­ria, Con­go, Ango­la y Mozam­bi­que, y coope­ró con los regí­me­nes de apartheid en el sur de Áfri­ca (Ango­la, Bots­wa­na, Eswa­ti­ni, Lesotho, Mala­wi, Nami­bia, Sudá­fri­ca y Zim­bab­we). La opi­nión públi­ca afri­ca­na empe­zó a con­de­nar las posi­cio­nes incohe­ren­tes de Israel sobre las cues­tio­nes afri­ca­nas, con­si­de­rán­do­lo cóm­pli­ce de las fuer­zas con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rias que se opo­nían a los movi­mien­tos de libe­ra­ción en el continente.

Pos­tu­ras anti­sio­nis­tas en África

La actual nor­ma­li­za­ción de las rela­cio­nes con Israel adop­ta­da por algu­nos paí­ses afri­ca­nos, tras un perío­do ante­rior de boi­cot, y sus posi­cio­nes retró­gra­das no son pre­de­ter­mi­na­das ni espon­tá­neas: son opcio­nes polí­ti­cas que resul­tan de la ideo­lo­gía, la com­po­si­ción y la orien­ta­ción de cla­se de las cla­ses domi­nan­tes africanas.

La Orga­ni­za­ción de la Uni­dad Afri­ca­na (OUA) desem­pe­ñó un papel pro­gre­sis­ta en el apo­yo a la cau­sa pales­ti­na. El 5 de junio de 1967, inme­dia­ta­men­te des­pués de la agre­sión sio­nis­ta con­tra los paí­ses ára­bes veci­nos, el diri­gen­te gui­neano Ahmed Sékou Tou­ré con­vo­có al buró polí­ti­co del Par­ti­do Demo­crá­ti­co de Gui­nea, que tomó la deci­sión de rom­per las rela­cio­nes diplo­má­ti­cas con Israel y expul­sar al emba­ja­dor israe­lí, jun­to con los exper­tos y téc­ni­cos sio­nis­tas. Esta pos­tu­ra tuvo eco entre los diri­gen­tes de otros Esta­dos miem­bros de la OUA y el Con­se­jo Minis­te­rial de la OUA en Addis Abe­ba pidió pos­te­rior­men­te a todos los Esta­dos miem­bros que pro­por­cio­na­ran apo­yo mate­rial y moral a Egip­to y otros paí­ses ára­bes, des­cri­bien­do a Israel como una enti­dad beli­ge­ran­te. Esta deci­sión pro­vo­có una reac­ción vio­len­ta en los círcu­los sio­nis­tas, que pidie­ron que se cor­ta­ra la ayu­da a los paí­ses afri­ca­nos que apo­ya­ban la pos­tu­ra de la OUA.

La Sex­ta Con­fe­ren­cia de la OUA, cele­bra­da en Arge­lia en sep­tiem­bre de 1968, exi­gió la reti­ra­da de las fuer­zas extran­je­ras de todos los terri­to­rios ára­bes ocu­pa­dos en junio de 1967, de con­for­mi­dad con la Reso­lu­ción 242 del Con­se­jo de Segu­ri­dad. La con­fe­ren­cia tam­bién hizo un lla­ma­mien­to a todos los Esta­dos miem­bros de la OUA para que ejer­cie­ran su influen­cia para garan­ti­zar la apli­ca­ción de la reso­lu­ción. Al año siguien­te, en Addis Abe­ba, la Sép­ti­ma Con­fe­ren­cia inclu­yó por pri­me­ra vez la cri­sis de Orien­te Medio como tema inde­pen­dien­te del pro­gra­ma. Sub­ra­yó la nece­si­dad de apli­car la deci­sión adop­ta­da en la sesión de Arge­lia de 1968 y reafir­mó este com­pro­mi­so en sesio­nes pos­te­rio­res. En el Noveno Con­gre­so, cele­bra­do en 1971, la OUA inten­si­fi­có sus esfuer­zos esta­ble­cien­do un comi­té de diez paí­ses afri­ca­nos dedi­ca­do a resol­ver la cri­sis de Orien­te Medio. La OUA ins­tó a todos los Esta­dos miem­bros a apo­yar a Egip­to y a movi­li­zar­se en foros inter­na­cio­na­les, inclui­dos el Con­se­jo de Segu­ri­dad y la Asam­blea Gene­ral, para la reti­ra­da inme­dia­ta e incon­di­cio­nal de Israel de los terri­to­rios adi­cio­na­les ocu­pa­dos en 1967.

La Undé­ci­ma Con­fe­ren­cia, cele­bra­da en mayo de 1973, mar­có un cam­bio sig­ni­fi­ca­ti­vo en las rela­cio­nes entre los paí­ses afro­ára­bes. Duran­te esta sesión, la OUA reco­no­ció que el res­pe­to de los dere­chos del pue­blo pales­tino es esen­cial para cual­quier solu­ción jus­ta y equi­ta­ti­va a la cri­sis del Orien­te Medio. Ade­más, advir­tió a Israel que sus polí­ti­cas y prác­ti­cas podrían obli­gar a los Esta­dos miem­bros de la OUA a adop­tar medi­das polí­ti­cas o eco­nó­mi­cas con­tra él, ya sea de mane­ra indi­vi­dual o colec­ti­va, a nivel africano.

Pos­te­rior­men­te, el movi­mien­to de boi­cot afri­cano se amplió a Gui­nea, Ugan­da, la Repú­bli­ca Popu­lar del Con­go, Malí, Chad, Níger, Burun­di, Togo y Zai­re (actual­men­te la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go). Cada país tenía sus pro­pias razo­nes para rom­per rela­cio­nes con Israel, ade­más de su posi­ción sobre la cau­sa pales­ti­na. Por ejem­plo, el Gobierno de Ugan­da con­si­de­ra­ba que la emba­ja­da israe­lí en su capi­tal, Kam­pa­la, era res­pon­sa­ble de acti­vi­da­des sub­ver­si­vas con­tra él, inclui­da la intro­duc­ción ile­gal de un gran núme­ro de sio­nis­tas en el país, así como la ven­ta de armas defec­tuo­sas. En la Repú­bli­ca Popu­lar del Con­go, el régi­men polí­ti­co mar­xis­ta veía a Israel como un bas­tión del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se en Orien­te Medio, mien­tras que el Chad temía que la pre­sen­cia de israe­líes en su terri­to­rio pusie­ra en peli­gro no solo su pro­pia segu­ri­dad sino tam­bién la de los paí­ses afri­ca­nos veci­nos. Por su par­te, Burun­di esta­ba con­ven­ci­do de que Israel apo­ya­ba a los rebel­des que habían tra­ta­do de tomar el poder en mayo de 1973.

Cin­co déca­das des­pués, toda­vía obser­va­mos diná­mi­cas simi­la­res, aun­que menos pro­nun­cia­das ideo­ló­gi­ca­men­te. El 20 de febre­ro de 2024, por ini­cia­ti­va de Arge­lia y Sudá­fri­ca, la Comi­sión de la Unión Afri­ca­na (CUA), suce­so­ra de la OUA, reti­ró a Israel el esta­tus de miem­bro obser­va­dor, prohi­bién­do­le de for­ma per­ma­nen­te su par­ti­ci­pa­ción, ape­nas dos años des­pués de que se le con­ce­die­ra ese esta­tus, tras una déca­da de ges­tio­nes diplo­má­ti­cas. El pre­si­den­te de la CUA, Mous­sa Faki Maha­mat, cali­fi­có la situa­ción en la Fran­ja de Gaza como la «más fla­gran­te vio­la­ción» del dere­cho inter­na­cio­nal huma­ni­ta­rio y acu­só a Israel de inten­tar «exter­mi­nar» a los habi­tan­tes de Gaza.

Los revo­lu­cio­na­rios afri­ca­nos y la cues­tión palestina

En 1965, duran­te la Segun­da Con­fe­ren­cia de las Orga­ni­za­cio­nes Nacio­na­lis­tas de las Colo­nias Por­tu­gue­sas (CONCP) en Dar es Salaam, Amíl­car Cabral abor­dó la cues­tión de Pales­ti­na. Hablan­do en nom­bre del Fren­te de Libe­ra­ción de Mozam­bi­que (FRELIMO), el Movi­mien­to Popu­lar para la Libe­ra­ción de Ango­la (MPLA), el Par­ti­do Afri­cano para la Inde­pen­den­cia de Gui­nea y Cabo Ver­de, el Fren­te de Libe­ra­ción Nacio­nal Por­tu­gués y el Comi­té para la Libe­ra­ción de San­to Tomé y Prín­ci­pe, decla­ró: «Apo­ya­mos fir­me­men­te a los paí­ses ára­bes y afri­ca­nos en sus esfuer­zos por ayu­dar al pue­blo pales­tino a recu­pe­rar su dig­ni­dad, su inde­pen­den­cia y su dere­cho a la vida».

Dos déca­das des­pués, el 4 de octu­bre de 1984, en la Asam­blea Gene­ral de las Nacio­nes Uni­das, el diri­gen­te revo­lu­cio­na­rio bur­ki­nés Tho­mas San­ka­ra pro­nun­ció un dis­cur­so en soli­da­ri­dad con el pue­blo pales­tino: «Pien­so en el valien­te pue­blo pales­tino, en las fami­lias que se han divi­di­do y des­mem­bra­do y que vagan por el mun­do en bus­ca de asi­lo. Valien­tes, deci­di­dos, estoi­cos e incan­sa­bles, los pales­ti­nos nos recuer­dan a todos la nece­si­dad y la obli­ga­ción moral de res­pe­tar los dere­chos de un pueblo».

Nel­son Man­de­la tam­bién apo­yó la cau­sa pales­ti­na. Con­de­nó el régi­men de apartheid de Israel y afir­mó que la cues­tión de Pales­ti­na era «la cues­tión moral más impor­tan­te de nues­tro tiem­po» y que la «liber­tad de Sudá­fri­ca [esta­ba] incom­ple­ta sin la liber­tad del pue­blo palestino».

Wal­ter Rod­ney, el his­to­ria­dor afro­gu­ya­nés, tam­bién apo­yó a Pales­ti­na. Mien­tras vivía en Tan­za­nia, escri­bió un artícu­lo para la revis­ta The Stan­dard sobre los secues­tros de avio­nes lle­va­dos a cabo por el Fren­te Popu­lar para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na (FPLP). Sos­tu­vo que estos secues­tros ele­va­ban la moral de los opri­mi­dos y con­se­guían que la comu­ni­dad inter­na­cio­nal pres­ta­ra aten­ción a su cau­sa. En su artícu­lo, Rod­ney elo­gió a la joven gue­rri­lle­ra Lei­la Kha­led, que diri­gió varios secues­tros en nom­bre del FPLP, des­cri­bién­do­la como «un ejem­plo de mujer libe­ra­da a tra­vés de la lucha». Rod­ney vio los secues­tros como una tác­ti­ca uti­li­za­da por las gue­rri­llas pales­ti­nas para lla­mar la aten­ción sobre su deman­da de una solu­ción de un solo Esta­do, que esta­ba sien­do igno­ra­da por Occi­den­te e opues­ta por Israel. Los comen­ta­rios de Rod­ney son muy rele­van­tes hoy en día: brin­dan una idea del razo­na­mien­to detrás de las recien­tes accio­nes del movi­mien­to de resis­ten­cia palestino.

Soli­da­ri­dad afri­ca­na: apo­yo popu­lar e ins­ti­tu­cio­nal a Gaza/​Palestina

Los 54 paí­ses afri­ca­nos cons­ti­tu­yen un blo­que de vota­ción impor­tan­te en todos los foros inter­na­cio­na­les, inclui­do el Con­se­jo de Segu­ri­dad y la Asam­blea Gene­ral de las Nacio­nes Uni­das, como se ha vis­to en las diver­sas reso­lu­cio­nes pro­pues­tas y adop­ta­das des­de el 7 de octu­bre de 2023 rela­ti­vas a un alto el fuego/​tregua huma­ni­ta­ria en Gaza. A pesar de que una mino­ría de estos 54 paí­ses se opo­ne a la resis­ten­cia de Hamás y apo­ya al ejér­ci­to de ocu­pa­ción israe­lí, este blo­que, en su abru­ma­do­ra mayo­ría, votó a favor de varias reso­lu­cio­nes de la Asam­blea Gene­ral que piden una tre­gua huma­ni­ta­ria o un alto el fue­go y que mejo­ran los dere­chos de Pales­ti­na en las Nacio­nes Uni­das como Esta­do obser­va­dor. Es impor­tan­te des­ta­car que, con la excep­ción de Libe­ria, nin­gún país afri­cano ha vota­do en con­tra de nin­gu­na reso­lu­ción de las Nacio­nes Uni­das rela­cio­na­da con un alto el fue­go, la decla­ra­ción de una tre­gua huma­ni­ta­ria y la entre­ga sin tra­bas de ayu­da huma­ni­ta­ria a Gaza.

Estas vota­cio­nes se han pro­du­ci­do en el con­tex­to de un movi­mien­to en ascen­so, que comen­zó en 2021, en defen­sa de los valo­res afri­ca­nos y el pan­afri­ca­nis­mo en el Sahel y Áfri­ca Occi­den­tal, que ha dado lugar a pro­tes­tas tan­to con­tra la pre­sen­cia occi­den­tal (en par­ti­cu­lar de Fran­cia y Esta­dos Uni­dos) en esos paí­ses como con­tra la nor­ma­li­za­ción de las rela­cio­nes con Israel. Cabe des­ta­car que las pro­tes­tas en Sene­gal en 2023 y 2024 se cen­tra­ron en lograr una mayor sobe­ra­nía eco­nó­mi­ca y mone­ta­ria y la soli­da­ri­dad con Pales­ti­na. Un enfo­que espe­cí­fi­co de este movi­mien­to ha sido recon­si­de­rar las rela­cio­nes con Fran­cia, en par­ti­cu­lar en lo que res­pec­ta a la depen­den­cia de la zona del fran­co, que está con­tro­la­da por Fran­cia. Al mis­mo tiem­po, la gue­rra en cur­so en Ucra­nia ha pues­to a prue­ba los recur­sos finan­cie­ros de Occi­den­te, lo que sub­ra­ya el papel cru­cial de Áfri­ca en la eco­no­mía mun­dial y su poten­cial para influir en futu­ras alian­zas inter­na­cio­na­les. De hecho, esto ha lle­va­do a las poten­cias mun­dia­les a hacer esfuer­zos para vol­ver a com­pro­me­ter­se con los paí­ses afri­ca­nos y miti­gar sus pér­di­das por la gue­rra median­te acuer­dos de coope­ra­ción ener­gé­ti­ca y arma­men­tís­ti­ca con esos países.

En este con­tex­to, el geno­ci­dio en Gaza ha pro­vo­ca­do una recon­si­de­ra­ción de la opi­nión públi­ca afri­ca­na res­pec­to de la cau­sa pales­ti­na, lo que ha lle­va­do a una cre­cien­te opo­si­ción a la nor­ma­li­za­ción de las rela­cio­nes con Israel y a una cre­cien­te ola de ira públi­ca en los paí­ses afri­ca­nos con­tra Israel, los Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos occi­den­ta­les invo­lu­cra­dos en el geno­ci­dio en Gaza. Como resul­ta­do, se han sus­ci­ta­do preo­cu­pa­cio­nes sobre posi­bles ata­ques a intere­ses e indi­vi­duos occi­den­ta­les en el con­ti­nen­te por par­te de mani­fes­tan­tes y gru­pos des­con­ten­tos. Por ejem­plo, el Depar­ta­men­to de Esta­do de los Esta­dos Uni­dos, a tra­vés de la Emba­ja­da de los Esta­dos Uni­dos en Abu­ja, ha emi­ti­do una adver­ten­cia de via­je para los esta­dou­ni­den­ses que pla­nean via­jar a Nige­ria, advir­tien­do sobre posi­bles ata­ques de mul­ti­tu­des hostiles.

Con­clu­sión

La gran ola de soli­da­ri­dad con Pales­ti­na en muchos paí­ses del Sur Glo­bal ha esta­do acom­pa­ña­da de un fuer­te reco­no­ci­mien­to de la vacui­dad y la ban­ca­rro­ta del «orden inter­na­cio­nal basa­do en reglas» impe­rial, lo que ha soca­va­do aún más cual­quier legi­ti­mi­dad res­tan­te del Nor­te Glo­bal en lo que res­pec­ta a la apli­ca­ción del dere­cho inter­na­cio­nal. En con­cre­to, las poten­cias euro­peas, en par­ti­cu­lar el Rei­no Uni­do y Ale­ma­nia, se encuen­tran cada vez más ais­la­das –jun­to con Esta­dos Uni­dos– por apo­yar abier­ta­men­te la gue­rra geno­ci­da de Israel con­tra Gaza. A pesar de algu­nas dife­ren­cias inter­nas den­tro del blo­que occi­den­tal, sus estra­te­gias geo­po­lí­ti­cas se están dis­tan­cian­do cada vez más de las de la mayo­ría mun­dial, un hecho que ha que­da­do cla­ra­men­te evi­den­cia­do por el cons­tan­te apo­yo polí­ti­co y moral demos­tra­do por la mayor par­te del Sur Glo­bal hacia la cau­sa palestina.

Esta diver­gen­cia tam­bién se mani­fies­ta en los pro­pios paí­ses occi­den­ta­les. La deci­sión de Esta­dos Uni­dos de vetar sis­te­má­ti­ca­men­te todas las reso­lu­cio­nes del Con­se­jo de Segu­ri­dad (has­ta la del 25 de mar­zo de 2024, en la que se abs­tu­vo) y de pro­por­cio­nar 17.000 millo­nes de dóla­res adi­cio­na­les en ayu­da mili­tar a Israel con­tra­di­ce las voces nacio­na­les cada vez más nume­ro­sas que se opo­nen a ese apo­yo, inclui­do el pode­ro­so y exten­di­do movi­mien­to estu­dian­til pro-Pales­ti­na en los cam­pus uni­ver­si­ta­rios esta­dou­ni­den­ses. Estos acon­te­ci­mien­tos inter­nos han soca­va­do las per­cep­cio­nes domi­nan­tes sobre la demo­cra­cia libe­ral occidental.

La his­to­ria de los pue­blos del Sur glo­bal y de los movi­mien­tos obre­ros y estu­dian­ti­les glo­ba­les ilus­tra cómo los esfuer­zos colec­ti­vos, aun­que sean gra­dua­les, for­ta­le­cen una soli­da­ri­dad cada vez mayor con Pales­ti­na. Estos movi­mien­tos, arrai­ga­dos en expe­rien­cias com­par­ti­das y en el com­pro­mi­so de enfren­tar las injus­ti­cias his­tó­ri­cas, desa­fían la auto­ri­dad moral que se atri­bu­ye Occi­den­te y pro­me­ten cam­bios trans­for­ma­do­res en todo el pla­ne­ta, de Nor­te a Sur.

Krib­soo Diallo

3 de agos­to de 2024

Tra­du­ci­do del ára­be por Bisan Samamreh

Edi­ta­do por Ash­ley Inglis, Amr Khairy y Ham­za Hamouchene

Fuen­te: https://​mon​do​weiss​.net/​2​0​2​4​/​0​8​/​a​f​r​i​c​a​n​-​a​t​t​i​t​u​d​e​s​-​t​o​-​a​n​d​-​s​o​l​i​d​a​r​i​t​y​-​w​i​t​h​-​p​a​l​e​s​t​i​n​e​-​f​r​o​m​-​t​h​e​-​1​9​4​0​s​-​t​o​-​i​s​r​a​e​l​s​-​g​e​n​o​c​i​d​e​-​i​n​-​g​a​za/

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