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«Pedro el Marino»

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Un des­ta­ca­do miem­bro de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia, Juan Manuel Rive­ra Urru­ti, que usa­ba el alias de «Pedro el Marino», diri­gió a los mer­ce­na­rios de extre­ma dere­cha que rea­li­za­ron múl­ti­ples aten­ta­dos de gue­rra sucia des­de fina­les del fran­quis­mo. Entre ellos, el que cos­tó la vida a «Arga­la» en 1978. Un aten­ta­do en el que par­ti­ci­pó el más famo­so de dichos mer­ce­na­rios, Jean-Pie­rre Ché­rid, que empe­zó a actuar duran­te la dic­ta­du­ra franquista.

Ché­rid murió el 19 de mar­zo de 1984, víc­ti­ma de un coche-bom­ba que esta­ba mani­pu­lan­do para aten­tar con­tra varios refu­gia­dos polí­ti­cos vas­cos en Bia­rritz y rei­vin­di­car­lo usan­do la sigla de los GAL que tan­tas veces uti­li­za­ron para camu­flar el terro­ris­mo de Estado.

Tras la muer­te de Ché­rid, la poli­cía fran­ce­sa loca­li­zó su agen­da, en la que figu­ra­ban varios núme­ros de telé­fono, como el del sar­gen­to de la Guar­dia Civil Manuel Pas­tra­na, des­ti­na­do en el Gabi­ne­te de Ope­ra­cio­nes Espe­cia­les del Minis­te­rio del Inte­rior, y el del antes cita­do «Pedro el Marino», un alto ofi­cial de la Arma­da cuyo padre inte­gró, en la Aca­de­mia Mili­tar, la mis­ma pro­mo­ción que Luís Carre­ro Blanco.

Pas­tra­na era ya cono­ci­do y segu­ro que se mos­tró encan­ta­do de que los focos perio­dís­ti­cos le alum­bra­ran sola­men­te a él. Lo fun­da­men­tal era ocul­tar la exis­ten­cia de aquel ofi­cial de la Arma­da. Y, ante todo, que no se des­ve­la­ra su iden­ti­dad, ni el papel esen­cial que esta­ban jugan­do las auto­ri­da­des y los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia en la orga­ni­za­ción de los aten­ta­dos de gue­rra sucia. Pusie­ron todos los medios para ello y con­ta­ron con la com­pli­ci­dad de no pocos supues­tos perio­dis­tas de inves­ti­ga­ción para lograrlo.

El edi­to­ria­lis­ta del dia­rio El País Javier Pra­de­ra escri­bió sobre la gue­rra sucia que: «La lucha ile­gal con­tra ETA arran­có en tiem­pos del fran­quis­mo, pro­si­guió con los pri­me­ros gobier­nos de la tran­si­ción, man­tu­vo su cur­so duran­te los tiem­pos de UCD y reapa­re­ció bajo la pri­me­ra legis­la­tu­ra del PSOE, diri­gi­da siem­pre por agen­tes de los apa­ra­tos del Esta­do que uti­li­za­ban la mis­ma cua­dri­lla de mer­ce­na­rios para los tra­ba­jos sucios». Entre ellos, Jean-Pie­rre Chérid.

En 1998, El País vol­vió a insis­tir en que los socia­lis­tas no hicie­ron sino con­ti­nuar la gue­rra sucia ini­cia­da duran­te el fran­quis­mo, apor­tan­do nue­vos reve­la­do­res datos al res­pec­to. En par­ti­cu­lar, los de un infor­me ela­bo­ra­do en 1979 por la Guar­dia Civil que con­te­nía con­tun­den­tes prue­bas sobre la pro­tec­ción que reci­bió Jean-Pie­rre Ché­rid y otros mer­ce­na­rios de ultra­de­re­cha por par­te de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia cuan­do gober­na­ba UCD y el pre­si­den­te era Adol­fo Suárez.

En el cita­do infor­me, la Guar­dia Civil ase­gu­ra­ba que se vio obli­ga­da a sus­pen­der una inves­ti­ga­ción que esta­ba rea­li­zan­do sobre Ché­rid y otros mer­ce­na­rios que vivían con él. En con­cre­to, afir­ma­ba que la orden la dio un res­pon­sa­ble de los ser­vi­cios secre­tos, el «Señor Rive­ra», quien adu­jo que tan­to Ché­rid como los demás mer­ce­na­rios eran, tex­tual­men­te, «gen­te suya». Así lo divul­ga­ron la Cade­na Ser y El País , en 1998. Aho­ra bien, aun­que para enton­ces ya se había des­ve­la­do con toda cla­ri­dad la ver­da­de­ra iden­ti­dad del «Señor Rive­ra», pre­ten­die­ron que se lla­ma­ba Pedro Martínez.

Cabe remar­car al res­pec­to que, tras la muer­te de Ché­rid, la revis­ta Cam­bio 16 publi­có una foto toma­da en el aero­puer­to de Ali­can­te, don­de se veía a Juan Manuel Rive­ra Urru­ti enca­be­zan­do un amplio gru­po de mer­ce­na­rios entre los que se podía ver, con toda cla­ri­dad, a Jean Pie­rre Chérid.

Pese a aque­lla reve­la­do­ra foto, Rive­ra Urru­ti pudo pre­ser­var su ver­da­de­ra iden­ti­dad duran­te lar­gos años, gra­cias a la cola­bo­ra­ción de perio­dis­tas que pre­ten­die­ron que la iden­ti­dad de «Pedro el Marino» era la de Pedro Mar­tí­nez. Una mani­fies­ta fal­se­dad des­ti­na­da a cubrir al ver­da­de­ro orga­ni­za­dor de la gue­rra sucia des­de la déca­da de los seten­ta, que nun­ca fue ni siquie­ra lla­ma­do a decla­rar ni por la jus­ti­cia espa­ño­la ni por la francesa.

Rive­ra Urru­ti fue des­ti­na­do en 1969 al Alto Esta­do Mayor de las Fuer­zas Arma­das don­de empe­zó a tra­ba­jar en un gabi­ne­te espe­cial. Se res­pon­sa­bi­li­zó de orga­ni­zar y eje­cu­tar la gue­rra sucia y tam­bién de infil­trar al movi­mien­to inde­pen­den­tis­ta cana­rio arma­do, MPAIAC, que diri­gía Anto­nio Cubi­llo des­de Argelia.

El MPAIAC dis­po­nía de una emi­so­ra de radio en Argel, en la que emi­tía el pro­gra­ma «La Voz de Cana­rias Libre», y reca­bó impor­tan­tes apo­yos de auto­ri­da­des afri­ca­nas lo que supo­nía un ver­da­de­ro que­bra­de­ro de cabe­za para las auto­ri­da­des espa­ño­las. Fue por ese moti­vo por el que, pri­me­ro, infil­tra­ron el MPAIAC y des­pués inten­ta­ron ase­si­nar a Cubi­llo. El ope­ra­ti­vo de infil­tra­ción fue todo un éxi­to, pero los dos hom­bres que lo acu­chi­lla­ron, no con­si­guie­ron aca­bar con su vida. Eso sí, las heri­das que le pro­vo­ca­ron fue­ron extre­ma­da­men­te gra­ves y las secue­las también.

Hay con­tun­den­tes prue­bas de la par­ti­ci­pa­ción de Rive­ra Urru­ti en aque­llas ope­ra­cio­nes que están des­cri­tas en el libro Cana­rias, secre­tos de Esta­do: epi­so­dios iné­di­tos de Fede­ri­co Utre­ra, publi­ca­do en 1996. Un libro en el que se dice, muy cla­ra­men­te, que «Pedro el Marino» era enton­ces capi­tán de navío de la Arma­da (gra­do simi­lar al de coro­nel en los ejér­ci­tos de tie­rra y aire) y se lla­ma­ba Juan Manuel Rive­ra Urruti.

Otro tan­to se decía en un libro publi­ca­do dos años antes, en 1994. En Los secre­tos del poder , de José Díaz Herre­ra e Isa­bel Durán, tam­bién se deja­ba muy cla­ra la iden­ti­dad de«Pedro el Marino». Y pro­ba­ble­men­te hubo más obras publi­ca­das en aque­lla épo­ca que reco­gie­ron con exac­ti­tud dicha identidad.

Por eso me resul­ta tan sos­pe­cho­so que, unos años des­pués, en 1998, cuan­do El País y la Cade­na SER fil­tra­ron el infor­me que la Guar­dia Civil redac­tó en 1979, afir­ma­ran que «Pedro el Marino» era Pedro Martínez.

Ade­más, otros perio­dis­tas que se pre­ten­den «de inves­ti­ga­ción», como Cer­dán y Rubio, han segui­do divul­gan­do la mis­ma men­ti­ra des­pués de que que­da­ra bien cla­ro, en su libro LOBO. Un topo en las entra­ñas de ETA , que cono­cían muy bien su ver­da­de­ra iden­ti­dad, Juan Manuel Rive­ra Urruti.

¿No es cierto?

Xabier Maka­za­ga , inves­ti­ga­dor del terro­ris­mo de Estado

12 de enero de 2025


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