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Uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da y civi­li­za­ción capi­ta­lis­ta: nece­si­dad de la descolonización

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Nota: Con­fe­ren­cia pre­sen­ta­da en el encuen­tro «La mira­da deco­lo­nial sobre la cien­cia y la com­ple­ji­dad social», cele­bra­do en el Audi­to­rio de la Escue­la de His­to­ria, Ciu­dad Uni­ver­si­ta­ria, USAC, Gua­te­ma­la, el 9 de octu­bre de 2024.

En pri­mer lugar, quie­ro lla­mar la aten­ción sobre algo que me pare­ce muy intere­san­te. Hable­mos del sis­te­ma aca­dé­mi­co de la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da, como esta uni­ver­si­dad y otras uni­ver­si­da­des. Los que me cono­cen saben que no hablo de uni­ver­si­dad, por­que uni­ver­si­dad ya impli­ca una neu­tra­li­dad que no exis­te. Yo hablo de la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da. Noso­tros esta­mos en una uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da por­que aquí lo que se lee en todas las dis­ci­pli­nas son hom­bres blan­cos y occi­den­ta­les de cin­co países.

Se va a leer, de mane­ra pre­do­mi­nan­te, a un ale­mán, se va a leer a un fran­cés, a un bri­tá­ni­co, a un esta­dou­ni­den­se, a un ita­liano… con algu­nas excep­cio­nes aquí y allá; la excep­ción es qui­zás un sue­co, qui­zás un holan­dés o un cana­dien­se, pero eso es lo que se lee. Pen­sa­do­res de lo que se cono­ce hoy como Euro­pa occi­den­tal, hom­bres todos «bien» y hom­bres blancos.

Eso es lo que se lla­ma Depar­ta­men­to de Filo­so­fía. Y no estoy toman­do solo a la filo­so­fía como ejem­plo. Pode­mos ir a socio­lo­gía, antro­po­lo­gía, cual­quie­ra. Cuan­do usted entra a los cur­sos está leyen­do hom­bres occi­den­ta­les de cin­co paí­ses. Y si alguien vie­ne y dice «Oye, yo quie­ro ense­ñar aquí un cur­so de filo­so­fía maya», le van a decir «no, eso no es filo­so­fía, eso es… Mira, hay un depar­ta­men­to aquí de Antro­po­lo­gía que estu­dia las cul­tu­ras, o hay un depar­ta­men­to ahí de, no sé, Reli­gión. Mira, vete allí y estú­dia­te la reli­gión de…». Por­que eso es reli­gión, o eso es cul­tu­ra; pero nun­ca asu­me el carác­ter de filo­so­fía por­que, obvia­men­te, no cum­ple el canon de pen­sa­mien­to del hom­bre occi­den­tal en los cin­co paí­ses mencionados.

La filo­so­fía maya está pro­du­ci­da por pen­sa­do­res y pen­sa­do­ras mayas. Por tan­to, que­da fue­ra del Depar­ta­men­to de Filo­so­fía o el de Socio­lo­gía —pode­mos ir a cual­quie­ra y vemos que los nom­bres cam­bian por dis­ci­pli­na, o sea, el fran­cés que vas a leer en filo­so­fía es dife­ren­te al hom­bre fran­cés que vas a leer en socio­lo­gía o en antro­po­lo­gía — . Los nom­bres cam­bian, pero siem­pre vas a estar leyen­do a un hom­bre fran­cés, ale­mán, bri­tá­ni­co, esta­dou­ni­den­se o ita­liano. Y a eso se le lla­ma «pen­sa­mien­to universal».

¿Cómo se jus­ti­fi­ca eso?

La jus­ti­fi­ca­ción que tie­ne en ese tipo de uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da se basa en decir que ellos pro­du­cen un pen­sa­mien­to uni­ver­sal en el sen­ti­do de que es váli­do más allá del tiem­po y del espa­cio, para cual­quier lugar del mun­do. Las cate­go­rías que pro­du­cen esos hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les usted las pue­de — oigan esta pala­bra— «apli­car» para enten­der el mun­do sin impor­tar el tiem­po y el espa­cio, en cual­quier lugar del mun­do, en cual­quier momen­to de la historia.

Usted uti­li­za las cate­go­rías de esos hom­bres y va a enten­der el mun­do, por­que ellos pro­du­cen un cono­ci­mien­to uni­ver­sal. ¿Pero, qué pasa? Los que hacen filo­so­fía maya o filo­so­fía islá­mi­ca o filo­so­fía ban­tú u otro tipo de filo­so­fía se les con­si­de­ra infe­rio­res por­que pro­du­cen un cono­ci­mien­to par­ti­cu­la­ris­ta. Es decir, se jus­ti­fi­ca que los hom­bres blan­cos occi­den­ta­les sean el canon de pen­sa­mien­to por­que ellos sí pro­du­cen pen­sa­mien­to uni­ver­sal. Los otros lo que pro­du­cen son cosas particularistas.

Vamos a deco­di­fi­car lo que aca­bo de decir. En pri­mer lugar, todo el mun­do pien­sa des­de los pro­ble­mas que enfren­ta, des­de sus luga­res his­tó­ri­cos y socia­les. Nadie está pen­san­do des­de una nube, todo el mun­do está en algún lugar del mun­do pen­san­do los pro­ble­mas. Y la teo­ría nace de inten­tar expli­car pro­ble­mas, de ahí nacen las teo­rías, no nacen de alguien que está en la nube flo­tan­do por allá. Todos esta­mos situa­dos en el mun­do, en tiem­po y espacio.

La pre­ten­sión de pro­du­cir un cono­ci­mien­to uni­ver­sal más allá del tiem­po y el espa­cio es una pre­ten­sión ido­lá­tri­ca, por­que es como poner­se en el lugar de Dios, de que tú estás más allá del tiem­po y el espa­cio, y que tú pue­des pro­du­cir un cono­ci­mien­to váli­do más allá del tiem­po y el espacio.

¿Quién pue­de estar más allá del tiem­po y del espa­cio? Nin­gún ser humano pue­de argu­men­tar que lo está, nin­guno. Enton­ces, si todos esta­mos pen­san­do des­de con­tex­tos espa­cio tem­po­ra­les, para poner­le el len­gua­je socio­ló­gi­co, des­de con­tex­tos socio­his­tó­ri­cos, enton­ces los hom­bres occi­den­ta­les de cin­co paí­ses están pen­san­do des­de un lugar del mun­do y des­de unos pro­ble­mas del mun­do: des­de los pro­ble­mas socio­his­tó­ri­cos de Fran­cia, Ita­lia, Ale­ma­nia, Gran Bre­ta­ña y los Esta­dos Uni­dos. Esos son los pro­ble­mas que ellos inten­tan teo­ri­zar y dar­le res­pues­ta teó­ri­ca. Pero la expe­rien­cia his­tó­ri­co social de esos cin­co paí­ses no corres­pon­de a la expe­rien­cia his­tó­ri­co social del res­to del planeta.

Las cate­go­rías que ellos han desa­rro­lla­do para pen­sar el mun­do socio­ló­gi­ca, polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca, geo­grá­fi­ca, filo­só­fi­ca o his­tó­ri­ca­men­te, tie­nen que ver con los pro­ble­mas que enfren­tan y sobre todo los que sus Esta­dos, todos impe­ria­lis­tas, con­fron­tan. El asun­to es que ellos, como socie­dad metro­po­li­ta­na impe­ria­lis­ta en el mun­do, con­fron­tan pro­ble­mas que no nece­sa­ria­men­te son los nues­tros, que para noso­tros pue­den ser otros los pro­ble­mas. Enton­ces, detrás del pre­ten­di­do uni­ver­sa­lis­mo de esos auto­res se está camu­flan­do su loca­li­za­ción epis­té­mi­ca en el mun­do. Se está «ven­dien­do la moto» de que se pro­du­ce un pen­sa­mien­to con cate­go­rías que van a ayu­dar a enten­der todo lo que pasa y todo lo que se mue­ve en el pla­ne­ta, no sola­men­te en esos cin­co paí­ses. Se están uni­ver­sa­li­zan­do unas cate­go­rías, unas teo­rías, unos con­cep­tos que nacen al calor de los pro­ble­mas his­tó­ri­co socia­les de esos cin­co paí­ses y se uni­ver­sa­li­zan al res­to del mun­do. Eso se ense­ña en un apa­ra­to glo­bal de domi­na­ción del sis­te­ma mun­do que se lla­ma la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da, que es don­de esta­mos noso­tros. Tene­mos todos que enten­der dón­de esta­mos para­dos. El que no entien­de dón­de está para­do, en dón­de esta­mos meti­dos, pues anda un poco per­di­do. O se ha creí­do el cuen­to que nos han contado. (…)

Cuan­do nues­tros padres, nues­tros abue­los nos pre­gun­tan «oye, ¿qué tú haces?». «Pues mira, yo estoy estu­dian­do en la Uni­ver­si­dad de San Car­los, en el Depar­ta­men­to de Socio­lo­gía, en la Facul­tad de Cien­cias Socia­les». Tú no dices «yo estoy estu­dian­do en la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da, en el depar­ta­men­to de socio­lo­gía colo­nial euro­cén­tri­co, en la facul­tad de las cien­cias socia­les colo­nial, pro­du­ci­da por hom­bres occi­den­ta­les de cin­co paí­ses». Usted no dice eso por­que se oye mal. No. Y, ade­más, como tie­nes el canon de pen­sa­mien­to de los hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les, pues tie­nes que nom­brar, nom­brar y enten­der, qué tipo de epis­te­mo­lo­gía se está pro­du­cien­do ahí. Y eso tie­ne nom­bre y apellido.

Esta­mos hablan­do de una epis­te­mo­lo­gía racis­ta, sexis­ta… Si lo úni­co que se lee son hom­bres blan­cos de cin­co paí­ses, y los con­si­de­ra auto­ri­dad en un cam­po del cono­ci­mien­to, es como si el res­to del pla­ne­ta no pen­sa­ra. El res­to del pla­ne­ta ha pro­du­ci­do cono­ci­mien­to sobre todos esos cam­pos, hay cono­ci­mien­to vas­to des­de otras expe­rien­cias his­tó­ri­co socia­les en el planeta.

Esa pre­su­po­si­ción de que ese puña­do de hom­bres son seres supe­rio­res sir­ve como base para el racis­mo epis­té­mi­co, para el sexis­mo epis­té­mi­co. Se asu­me, por ejem­plo, que pue­den pro­du­cir un cono­ci­mien­to supe­rior al de todas las muje­res del mun­do, inclui­das las de los cin­co paí­ses y al de todos los pue­blos del mun­do. Enton­ces, nos están metien­do «gato por lie­bre», por­que el pen­sa­mien­to de esos hom­bres de cin­co paí­ses está tan situa­do como el de cual­quier otro, pero ellos escon­den el lugar des­de don­de pien­san para hacer­nos creer que lo hacen des­de un no lugar, para hacer­nos creer que pien­san des­de una neu­tra­li­dad epis­té­mi­ca, para hacer­nos creer que su cono­ci­mien­to es supe­rior por­que tie­ne apli­ca­bi­li­dad glo­bal más allá de tiem­po y espacio.

Enton­ces, para ellos los demás son par­ti­cu­la­ris­tas, son infe­rio­res, por­que se sitúan. Cuan­do tú tie­nes a alguien que está hacien­do, diga­mos, filo­so­fía maya o tra­ba­jan­do des­de cos­mo­vi­sio­nes mayas, por ejem­plo, está dicien­do: «yo estoy pen­san­do des­de aquí, des­de esta tra­di­ción». O alguien que es un filó­so­fo islá­mi­co: «yo estoy pen­san­do des­de la tra­di­ción islá­mi­ca». Te están dicien­do con hones­ti­dad des­de dón­de están pen­san­do. Lo que hace la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da es aga­rrar la hones­ti­dad de quien te está dicien­do «yo pien­so des­de esta tra­di­ción par­ti­cu­lar» para rever­tir­la con­tra ellos. «¿Lo ves? Te lo dije, son par­ti­cu­la­ris­tas». ¿Por­que el hom­bre occi­den­tal qué hace? No te dice «yo estoy pen­san­do des­de la tra­di­ción filo­só­fi­ca euro­pea», te va a decir «yo estoy pen­san­do des­de la filo­so­fía». Va a camu­flar su loca­li­za­ción y de dón­de vie­ne su pen­sa­mien­to, des­de qué pro­ble­má­ti­cas his­tó­ri­co socia­les se pro­du­cen su teo­ría y sus conceptos.

Por eso es que en un lugar como Gua­te­ma­la, quie­nes se toman en serio el pro­yec­to de des­co­lo­ni­za­ción son los pue­blos ori­gi­na­rios; no es el res­to de la socie­dad gua­te­mal­te­ca, lamen­ta­ble­men­te, y mucho menos ese tipo de uni­ver­si­dad. Por eso es que noso­tros esta­mos aquí. No invi­ta­dos por esta uni­ver­si­dad. Esta uni­ver­si­dad no nos pagó nada. Esta­mos aquí de gra­tis por­que unos com­pa­ñe­ros nos han invi­ta­do y noso­tros esta­mos com­pro­me­ti­dos a hablar don­de sea. Pero quie­nes nos invi­tan, nos pagan los pasa­jes y nos traen aquí es Code­ca (Movi­mien­to Code­ca — Comi­té de Desa­rro­llo Cam­pe­sino), que está orga­ni­zan­do un encuen­tro con­ti­nen­tal de dife­ren­tes pue­blos ori­gi­na­rios, movi­mien­tos cam­pe­si­nos, aquí en Gua­te­ma­la en este momen­to. En el encuen­tro se plan­tean tres pro­ble­má­ti­cas cen­tra­les: la des­co­lo­ni­za­ción, la crea­ción de Esta­dos Plu­ri­na­cio­na­les y el Hori­zon­te del Buen Vivir como nue­vo pro­yec­to civi­li­za­to­rio. Y ellos son los que se toman en serio el tema de la des­co­lo­ni­za­ción. Yo creo que, por razo­nes obvias, no hay que explicarlo.

Enton­ces, si uste­des se fijan, esa epis­te­mo­lo­gía de hom­bres blan­cos de cin­co paí­ses — apo­ya­do en la idea de que ellos sí pro­du­cen cono­ci­mien­to uni­ver­sal y el res­to del mun­do solo pro­du­ce cono­ci­mien­tos infe­rio­res por­que son par­ti­cu­la­ris­tas — , usa la hones­ti­dad del res­to del mun­do para lan­zar la des­ho­nes­ta cam­pa­ña de decir que ellos pien­san des­de más allá del tiem­po y el espa­cio. Lo hacen para jus­ti­fi­car su supe­rio­ri­dad y decir que sus teo­rías y con­cep­tos son apli­ca­bles al res­to del planeta.

Están usan­do tu pro­pia hones­ti­dad para rever­tir­la con­tra ti. Y ellos, de mane­ra des­ho­nes­ta, te van a decir lo opues­to. No te van a decir «yo pien­so des­de la matriz filo­só­fi­ca o epis­te­mo­ló­gi­ca o de la cien­cia social euro­pea», sino «yo pien­so des­de la cien­cia social o yo pien­so des­de la filosofía» (…).

¿Qué esta­mos hacien­do? Per­dién­do­nos un cau­dal de teo­rías que son, en muchos sen­ti­dos, más apli­ca­bles a lo que vive el 85, el 90 % de los seres huma­nos. Por­que las teo­rías que se pro­du­cen des­de el Sur son teo­rías más afi­nes a la expe­rien­cia his­tó­ri­co social del 80, del 90 % de la huma­ni­dad, la que no vive en los Esta­dos Uni­dos, Ita­lia, Fran­cia, Ale­ma­nia e Ingla­te­rra. Ese pro­vin­cia­lis­mo dis­fra­za­do de uni­ver­sa­lis­mo es lo que se nos ven­de como cien­cias socia­les, como huma­ni­da­des. Es muy pro­vin­cial ese cono­ci­mien­to. Pero, como son blan­cos euro­peos, con pres­ti­gio y supe­rio­ri­dad racial… El racis­mo epis­té­mi­co nos cons­ti­tu­ye. Habla un euro­peo y nos que­da­mos todos en silen­cio. Habla una mujer maya y todo el mun­do mira para otro lado. «¿Qué pue­de apor­tar un indio?, ¿qué pue­de apor­tar un negro?» El epis­te­me que domi­na aquí es racis­mo y es sexis­mo epis­té­mi­co. Esta­mos en un espa­cio don­de se pro­du­ce y repro­du­ce el racis­mo y el sexis­mo epis­té­mi­co todos los días. Enton­ces, la pre­gun­ta que hay que hacer­se es ¿cómo lle­ga­mos allí? ¿Cómo es posi­ble que hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les mono­po­li­cen la auto­ri­dad y la legi­ti­mi­dad del cono­ci­mien­to a esca­la glo­bal? ¿Qué pasó?

Todo el giro deco­lo­nial tie­ne que ver con las pre­gun­tas que nos hace­mos. Las pre­gun­tas cons­ti­tu­yen las res­pues­tas. Y si tú haces la pre­gun­ta de los colo­ni­za­do­res, vas a dar una res­pues­ta colo­ni­za­do­ra. Siem­pre tene­mos que estar vigi­lan­tes a qué tipo de pre­gun­tas esta­mos res­pon­dien­do. ¿Por qué los hom­bres occi­den­ta­les de cin­co paí­ses tie­nen hoy, en los cam­pos de pro­duc­ción del cono­ci­mien­to de las uni­ver­si­da­des, un cono­ci­mien­to «supe­rior» al res­to del mun­do? Por­que ellos son los que domi­nan los cam­pos de pro­duc­ción del cono­ci­mien­to de la cien­cia. Si tú haces esa pre­gun­ta no la debes ni res­pon­der. Por­que si tú inten­tas res­pon­der a esa pre­gun­ta, te atra­pas en la res­pues­ta. Si tú dices: ¿por qué los hom­bres occi­den­ta­les de cin­co paí­ses tie­nen un cono­ci­mien­to supe­rior?, ya caís­te en un pro­ble­ma, por­que vas a res­pon­der de dos mane­ras: vas a decir que tie­nen coefi­cien­tes de inte­li­gen­cia supe­rio­res al res­to de la huma­ni­dad, y ya estás en el racis­mo bio­ló­gi­co; o vas a decir que tie­nen una cul­tu­ra supe­rior al res­to de la huma­ni­dad, y ya estás en el racis­mo cul­tu­ral. Por tan­to, esa no debe ser la pre­gun­ta a responder.

Ante ese tipo de pre­gun­tas tie­ne uno que dar un paso atrás y cues­tio­nar la pre­gun­ta. Inevi­ta­ble­men­te vas a res­pon­der de for­ma racis­ta, por­que la pre­gun­ta ya es racis­ta y te empu­ja a las res­pues­tas racis­tas. Enton­ces, hay que des­co­lo­ni­zar las pre­gun­tas tam­bién. Yo for­mu­la­ría otro tipo de pre­gun­tas: ¿En qué momen­to de la his­to­ria ocu­rrió que hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les mono­po­li­za­ron la legi­ti­mi­dad y la auto­ri­dad del cono­ci­mien­to a esca­la glo­bal? ¿Cómo pasó eso? Eso no es algo de hace miles de años, es una cosa muy recien­te en la his­to­ria, eso pasó hace muy poco. ¿Uste­des creen que en la civi­li­za­ción chi­na se leía lo pro­du­ci­do en esas ins­ti­tu­cio­nes de edu­ca­ción supe­rior? Estoy hablan­do de hace, que sé yo, 300 años atrás. ¿Uste­des creen que ahí se leían hom­bres blan­cos de cin­co paí­ses occi­den­ta­les? ¿Creen que en la civi­li­za­ción de los mayas se leían a los euro­peos? ¿Uste­des creen que hace 500 años, 600 años, se leían hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les? ¿Uste­des creen que la civi­li­za­ción musul­ma­na se esta­ba leyen­do hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les en las ins­ti­tu­cio­nes de ense­ñan­za superior?

Estoy ponien­do un nom­bre así para que nos enten­da­mos. Pero eso tie­ne un pro­ble­ma, por­que hay ins­ti­tu­cio­nes de pro­duc­ción del cono­ci­mien­to en todas esas civi­li­za­cio­nes que tie­nen otros nom­bres, otros epis­te­mes, otras peda­go­gías, otras for­mas. Los mayas tenían el calen­da­rio más pre­ci­so del pla­ne­ta Tie­rra a la altu­ra de 1492, con una capa­ci­dad de pre­dic­ción de eclip­ses sola­res y luna­res, fenó­me­nos astro­nó­mi­cos impre­sio­nan­tes, pero no sabe­mos cómo lle­ga­ron a ese cono­ci­mien­to. ¿Tú sabes por qué? Por­que que­ma­ron los códi­ces. Los colo­ni­za­do­res vinie­ron aquí y los que­ma­ron. No tene­mos un ras­tro de cómo se lle­gó ahí. Eso por poner un ejem­plo, hay muchos avan­ces cien­tí­fi­cos, tec­no­ló­gi­cos, de cono­ci­mien­to filo­só­fi­co, etc., que podría­mos nom­brar de los mayas, los azte­cas, los incas y de muchas civi­li­za­cio­nes en el mun­do. Acor­dé­mo­nos que en esa épo­ca la Euro­pa de la cris­tian­dad esta­ba en medio de un oscu­ran­tis­mo impre­sio­nan­te. No estoy hablan­do del cris­tia­nis­mo. Estoy hablan­do de la cris­tian­dad, que es una teo­lo­gía de domi­na­ción a la que pue­des ras­trear al menos unos mil y pico de años atrás. En el Impe­rio romano, con las refor­mas de Cons­tan­tino, sur­ge la cris­tian­dad. Y la cris­tian­dad es una teo­lo­gía de domi­na­ción. ¿Para qué? Para jus­ti­fi­car la domi­na­ción de los ricos, los pode­ro­sos, la gen­te que domi­na y explo­ta el mundo.

El cris­tia­nis­mo es otra cosa. No me voy a meter ahí, pero quie­ro que entien­dan la dis­tin­ción: que no estoy hablan­do del cris­tia­nis­mo, estoy hablan­do de la cris­tian­dad. Enton­ces, la cris­tian­dad plan­tea­ba el dua­lis­mo hom­bre-natu­ra­le­za — el uso del géne­ro aquí es a pro­pó­si­to, estoy dicien­do hom­bre por­que decían «hom­bres» — , y la natu­ra­le­za para ellos era el espa­cio de la fuer­za satá­ni­ca. ¿Las fuer­zas divi­nas esta­ban del lado de quién? Del empe­ra­dor o del señor feu­dal y su séqui­to. Todo aquel que se opu­sie­ra a ese poder divino esta­ba domi­na­do por el «mal» — por­que esos eran los repre­sen­tan­tes de Dios en la tie­rra, el empe­ra­dor o más ade­lan­te el señor feu­dal, el monar­ca, el rey, etc. — . Ese fue el caso de las muje­res en el patriar­ca­do de la cris­tian­dad sos­pe­cho­sas de estar poseí­das por las fuer­zas del demo­nio. O, por ejem­plo, seres con otras espi­ri­tua­li­da­des dife­ren­tes a la cris­tia­na eran vis­tos como gen­te que juga­ba con fuer­zas del demo­nio; a los cien­tí­fi­cos que estu­vie­ran expe­ri­men­tan­do con la natu­ra­le­za los cru­ci­fi­ca­ban o los que­ma­ban vivos, por­que eran acu­sa­dos de estar jugan­do con las fuer­zas del demonio.

La Euro­pa de la cris­tian­dad, des­de el Impe­rio romano por lo menos has­ta el siglo XVIII, era una Euro­pa oscurantista.

Gali­leo tenía mie­do a que lo que­ma­ran en la hogue­ra. Lean las car­tas de Gali­leo. Des­car­tes tam­bién. Des­car­tes tenía mie­do a que lo fue­ran a que­mar por­que esta­ba ponien­do la auto­ri­dad del cono­ci­mien­to fue­ra del dios de la cris­tian­dad, fue­ra de la Igle­sia, lo puso en el «yo pien­so», en un «yo». Esa gen­te anda­ba ate­rro­ri­za­da. ¿Por qué estoy hablan­do de esa his­to­ria? Por­que mien­tras Euro­pa sucum­bió en un oscu­ran­tis­mo de ese tipo, el res­to de las civi­li­za­cio­nes en la huma­ni­dad esta­ban flo­re­cien­do en tér­mi­nos cien­tí­fi­cos, tec­no­ló­gi­cos, filo­só­fi­cos, éti­cos, etc., por­que no tenían el dua­lis­mo onto­ló­gi­co de la cris­tian­dad entre natu­ra­le­za y hom­bre, tenían una visión holís­ti­ca, con inde­pen­den­cia de las dife­ren­cias entre las cos­mo­vi­sio­nes de esos pue­blos y esas civilizaciones.

Gra­cias a esa visión holís­ti­ca, si usted esta­ba expe­ri­men­tan­do con cosas de la natu­ra­le­za y des­cu­bría algo que no cono­cía­mos, usted era cele­bra­do. ¿Por qué? Por­que usted ha des­cu­bier­to algo que es par­te de la mis­ma crea­ción. Tie­nen una visión holís­ti­ca, es decir, la diver­si­dad en la uni­ci­dad y la idea de que todo es par­te de un uno hete­ro­gé­neo, no un uno homo­gé­neo, y ese uno hete­ro­gé­neo en el caso del mun­do andino es la Pacha­ma­ma; en el caso de Áfri­ca, Ubun­tu; en el caso del islam, Tauhit… Tú pue­des ir a tra­vés de las civi­li­za­cio­nes y resul­ta que com­par­tían, a pesar de las dife­ren­cias entre todas ellas, esa visión holís­ti­ca de que todos somos seres múl­ti­ples y diver­sos, y esta­mos coexis­tien­do den­tro de un cosmos.

Bien, enton­ces, ¿qué pasa? En gran medi­da la moder­ni­dad es la secu­la­ri­za­ción de las narra­ti­vas y las for­mas de domi­na­ción de la cris­tian­dad. Se secu­la­ri­za, por ejem­plo, esto del dua­lis­mo hom­bre-natu­ra­le­za. Está secu­la­ri­za­do en René Des­car­tes, el mis­mo dua­lis­mo hom­bre-natu­ra­le­za, pero ya fue­ra de un len­gua­je teo­ló­gi­co, lo va a nom­brar de otra mane­ra, va a decir que la natu­ra­le­za es sal­va­je, es vio­len­ta, es el enemi­go de los huma­nos y que hay que con­tro­lar­la, domi­nar­la, explo­tar­la. ¿Se fijan? Es la secu­la­ri­za­ción de una narra­ti­va de la cris­tian­dad, aho­ra reci­cla­da como filo­so­fía moderna.

Aho­ra pien­sen en eso que apa­re­ce como filo­so­fía, ese hom­bre está hablan­do ahí de cosas filo­só­fi­cas, oigan las impli­ca­cio­nes que tie­ne eso para la vida en el pla­ne­ta Tie­rra. Toda tec­no­lo­gía tie­ne cos­mo­lo­gía. No hay tec­no­lo­gía sin cos­mo­lo­gía. Eso es otro mito moderno: hacer­nos creer que la tec­no­lo­gía es neu­tral, que todo depen­de de cómo la uses. No, no, no, per­dó­na­me. Toda tec­no­lo­gía que se pro­du­ce tie­ne una cos­mo­vi­sión. Y en el mun­do en que esta­mos, en esta civi­li­za­ción moder­na, occi­den­tal, capi­ta­lis­ta, la cos­mo­vi­sión que pre­do­mi­na es la cos­mo­vi­sión del dua­lis­mo car­te­siano, que es la secu­la­ri­za­ción de las narra­ti­vas de la cris­tian­dad. Voy a poner un ejem­plo. Ese dua­lis­mo, ¿qué impli­ca­ción tuvo? Que empe­za­mos a cons­truir en esta civi­li­za­ción tec­no­ló­gi­ca des­de la cos­mo­vi­sión del dua­lis­mo car­te­siano, que sig­ni­fi­ca la cons­truc­ción de tec­no­lo­gía des­truc­ti­va de la vida. Aquí hubo un giro, un cam­bio, un antes y un des­pués, por­que aho­ra tene­mos la idea estú­pi­da de que la vida huma­na se pro­du­ce y se repro­du­ce de mane­ra sepa­ra­da de las otras for­mas de vida. Las otras for­mas de vida son como exte­rio­res al ser humano. Lo humano que­da como fue­ra de la natu­ra­le­za y la natu­ra­le­za como dua­lis­ta, onto­ló­gi­ca­men­te sepa­ra­da de la vida huma­na. Enton­ces, si usted pien­sa en esa idea estú­pi­da, usted va a pro­du­cir tec­no­lo­gía sin los cui­da­dos de la repro­duc­ción de la vida, por­que usted cree que pue­de hacer cual­quier cosa con la natu­ra­le­za y que la vida huma­na va a seguir. Eso, por­que usted la ha pen­sa­do onto­ló­gi­ca­men­te sepa­ra­da de las otras for­mas de vida. ¿Se fijan para dón­de vamos? Los cien­tí­fi­cos hablan de antro­po­ceno, el momen­to en que los huma­nos entra­mos en los ciclos de la repro­duc­ción de la vida para des­truir la vida en el pla­ne­ta. Y lo sitúan en el siglo XVII, por­que a esta civi­li­za­ción le encan­ta atri­buir­se los logros: «meti­mos a un hom­bre en la luna»… Y cuan­do vie­nen los pro­ble­mas, se hacen los huma­nis­tas. Dicen: «los huma­nos esta­mos des­tru­yen­do el pla­ne­ta». Pero los huma­nos hemos vivi­do en el pla­ne­ta Tie­rra por miles de años, con mon­to­nes de civi­li­za­cio­nes, y nin­gu­na ha sido des­truc­ti­va de la vida como esta.

Enton­ces, no es un pro­ble­ma del antro­po­ceno, es el occi­den­ta­lo­ceno: es la civi­li­za­ción moder­na occi­den­tal la que está des­tru­yen­do la vida. No somos los huma­nos. Es una civi­li­za­ción moder­na occi­den­tal que es una civi­li­za­ción de muer­te, de matan­za y masa­cre de millo­nes de seres huma­nos en la expan­sión colo­nial y en la domi­na­ción neo­co­lo­nial, y de matan­za de otras for­mas de vida.

La des­truc­ción de la vida, la des­truc­ción de la natu­ra­le­za, que está meti­da ahí en las lógi­cas del dua­lis­mo car­te­siano. Pién­sen­lo bien, una idea muy estú­pi­da lo del dua­lis­mo car­te­siano. Nin­gu­na civi­li­za­ción tenía esa idea. Todas las civi­li­za­cio­nes pre­vias, inde­pen­dien­te­men­te de sus dife­ren­cias, tenían visio­nes holís­ti­cas, no visio­nes dua­lis­tas. Por eso los pue­blos pro­du­cían la tec­no­lo­gía con racio­na­li­dad y aten­tos a la repro­duc­ción de la vida. ¿Por qué? Por­que tenían una visión holís­ti­ca. Sabían que debían tener cui­da­dos en la tec­no­lo­gía que hicie­ran, por­que la vida depen­de de cómo tú te rela­cio­nes con esas otras for­mas de vida. Y por eso hay ritua­les, por eso van y piden per­mi­so cuan­do van a sem­brar o cuan­do van a hacer cual­quier cosa con la natu­ra­le­za, hacen ritua­les, piden per­mi­so a la Pachamama.

Eso el mun­do occi­den­tal lo ve como: «mira, esa gen­te es pri­mi­ti­va, supers­ti­cio­sa». Pero allí está la racio­na­li­dad de la repro­duc­ción de la vida, por­que se con­si­de­ran los cui­da­dos que debes tener con la vida alre­de­dor tuyo. Tú no pue­des ir por ahí como un camión y lle­var­te por el medio todo, que es lo que pasa con el dua­lis­mo car­te­siano, que no hay cui­da­do de nada.

Enton­ces, ¿de dón­de sale todo eso? ¿Por qué los hom­bres de cin­co paí­ses occi­den­ta­les lle­ga­ron a tener ese pri­vi­le­gio epis­té­mi­co si hace ape­nas unos cien­tos de años nin­gu­na civi­li­za­ción se los toma­ba en serio? Pues por una sen­ci­lla razón: por­que hubo cua­tro geno­ci­dios — tam­bién epis­te­mi­ci­dios— en el lar­go siglo XVI que fue­ron cons­ti­tu­ti­vos del pri­vi­le­gio de los hom­bres occi­den­ta­les, sobre todo de Euro­pa occidental.

Uno, la con­quis­ta de Al Ánda­lus. Para quien no sepa que es Al Ánda­lus, es la par­te de la civi­li­za­ción musul­ma­na que esta­ba en la penín­su­la ibé­ri­ca, lo que hoy lla­ma­mos Espa­ña y Por­tu­gal. Otro, la con­quis­ta de los pue­blos de Abya Yala, cuyo labo­ra­to­rio fue Al Ánda­lus, por­que allí se ensa­ya­ron todos los méto­dos de con­quis­ta: la que­ma de biblio­te­cas, la enco­mien­da, en fin, todas esas cosas que lue­go pasa­ron para acá en reali­dad empe­za­ron en la con­quis­ta de Al Ánda­lus. La enco­mien­da es la lim­pie­za étni­ca que hacían: iban, con­quis­ta­ban el terri­to­rio, saca­ban por la fuer­za a los musul­ma­nes y a los judíos, venían fami­lias cris­tia­nas del nor­te a tomar la tie­rra y a los sobre­vi­vien­tes los ponían a tra­ba­jar en la enco­mien­da, que era un tra­ba­jo gra­tui­to que hacían los colo­ni­za­dos para los colo­ni­za­do­res. Eso hoy le lla­ma­mos colo­nia­lis­mo de asen­ta­mien­to o de pobla­ción. Y eso lo ves des­de la con­quis­ta de Al Ánda­lus has­ta Pales­ti­na en la actua­li­dad. Hay una fuer­te corre­la­ción entre colo­nia­lis­mo de pobla­ción y geno­ci­dio, por­que el colo­nia­lis­mo de pobla­ción lle­va la lógi­ca de la exter­mi­na­ción de los pue­blos que se encuen­tran, por­que la idea del colo­nia­lis­mo de pobla­ción no es tan­to explo­tar la mano de obra como ocu­par la tie­rra por los colo­ni­za­do­res con sus fami­lias; y eso lle­va una lógi­ca de exter­mi­nio, pues la úni­ca mane­ra de poder ejer­cer ese pro­yec­to es de mane­ra vio­len­ta. No hay otra. Es exter­mi­nan­do las pobla­cio­nes que te encuen­tras de fren­te. Enton­ces, está la con­quis­ta Al Ánda­lus, la con­quis­ta de Abya Yala, la con­quis­ta de los pue­blos afri­ca­nos que fue­ron cap­tu­ra­dos para ser escla­vi­za­dos en las Amé­ri­cas, fue­ron secues­tra­dos, una indus­tria de secues­tro masi­vo que mon­ta­ron. Y lue­go tie­nes la con­quis­ta de muje­res en Euro­pa, que las que­ma­ban vivas acu­sa­das de brujas.

Y lle­ga­mos al siglo XVII, cuan­do Des­car­tes dice «yo pien­so», pues ¿quién era ese «yo» des­pués de esos cua­tro geno­ci­dios y epis­te­mi­ci­dios? Ese «yo» no podía ser ni un musul­mán ni un judío des­pués de la con­quis­ta de Al Ánda­lus; ese «yo» no podía ser un afri­cano des­pués del secues­tro masi­vo afri­cano y la escla­vi­za­ción en las Amé­ri­cas; ese «yo» no podía ser nin­gún indí­ge­na del mun­do des­pués de la con­quis­ta de Abya Yala; y ese yo no podía ser nin­gu­na mujer, ni siquie­ra una mujer de los cin­co paí­ses des­pués de la que­ma de bru­jas, cuan­do ase­si­na­ron a dece­nas de miles de muje­res acu­sa­das de bruja.

¿Quién que­dó con el pri­vi­le­gio epis­té­mi­co? Si ya nin­gún afri­cano, nin­gún musul­mán, nin­gún judío, nin­gún indí­ge­na, nin­gu­na mujer, ¿quién? El hom­bre occi­den­tal que­dó con el pri­vi­le­gio epis­té­mi­co, con la legi­ti­mi­dad en la pro­duc­ción de cono­ci­mien­to. Y se sitúa aho­ra des­de el ojo de Dios, des­de un cono­ci­mien­to no situa­do. «Yo pien­so más allá del tiem­po y el espa­cio», «yo pien­so des­de un no lugar», dice. Aho­ra se pone en el lugar de Dios y se con­vier­te en un cono­ci­mien­to ido­lá­tri­co, feti­chis­ta, por­que comien­za a pen­sar des­de un nue­vo lugar, des­de el ojo de Dios, etc.

Y ahí se mon­ta todo ese pro­yec­to que es la uni­ver­si­dad occi­den­ta­li­za­da, que se hace un pro­yec­to glo­bal de domi­na­ción, de pro­du­cir las éli­tes colo­nia­les y neo­co­lo­nia­les que el sis­te­ma impe­ria­lis­ta mun­dial nece­si­ta. Y para eso fun­cio­na esta uni­ver­si­dad, para gene­rar las éli­tes y sus téc­ni­cos, para que tú no cues­tio­nes la vio­len­cia colo­nial que sigue viva. Para que tú nor­ma­li­ces el neo­co­lo­nia­lis­mo, el neo­li­be­ra­lis­mo, el racis­mo y el patriarcado.

Enton­ces, nece­si­ta­mos pro­yec­tos de des­co­lo­ni­za­ción, de des­co­lo­ni­za­ción men­tal, eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca, o sea, hay múl­ti­ples cam­pos de cono­ci­mien­to a des­co­lo­ni­zar, pero, ya fue­ra de esas dis­ci­pli­nas, tie­ne que ser a par­tir de los pro­ble­mas de la humanidad.

Pri­me­ro, en lugar de pro­du­cir cono­ci­mien­tos frag­men­ta­dos por dis­ci­pli­na, vamos a pro­du­cir a par­tir de los pro­ble­mas, vamos a hacer, ¿qué sé yo?, depar­ta­men­tos o escue­las para pen­sar el pro­ble­ma eco­ló­gi­co que vive la huma­ni­dad y meter­le diver­si­dad epis­té­mi­ca, como lo pien­san los ayma­ras, como lo pien­san los mayas, como lo pien­san los musul­ma­nes, como lo pien­san una diver­si­dad de pers­pec­ti­vas crí­ti­cas que abor­dan el pro­ble­ma eco­ló­gi­co. Y enton­ces ten­dre­mos una eco­lo­gía de sabe­res con la cual pode­mos cons­truir y mirar el mun­do des­de aho­ra, des­de un pris­ma don­de poda­mos incor­po­rar las apor­ta­cio­nes de los diver­sos pueblos.

Ese es un pro­ble­ma en el que, de hecho, los pue­blos ori­gi­na­rios tie­nen mucho más que apor­tar que lo que pue­de apor­tar el mun­do occi­den­tal. Por­que tie­nen sabe­res ances­tra­les, sobre todo acer­ca de la rela­ción entre la pro­duc­ción y la repro­duc­ción de la vida y de la natu­ra­le­za. El mun­do occi­den­tal, en reali­dad, no ha desa­rro­lla­do al pla­ne­ta, sino, por el con­tra­rio, va des­tru­yen­do todo lo que puede.

Enton­ces, la des­co­lo­ni­za­ción no es una opción, es una necesidad.

¿Saben por qué no es una opción? Por­que si no nos des­co­lo­ni­za­mos de todas esas for­mas vio­len­tas de domi­na­ción tene­mos los días con­ta­dos en el pla­ne­ta Tie­rra. Tan sen­ci­llo como eso. Me he enfo­ca­do en el pro­ble­ma eco­ló­gi­co, pero hay muchos otros pro­ble­mas: el pro­ble­ma del Esta­do nación —esa fic­ción — , el pro­ble­ma del racis­mo, el pro­ble­ma del patriar­ca­do… hay muchos problemas.

Si el capi­ta­lis­mo es geno­ci­da es por­que está orga­ni­za­do con la lógi­ca racis­ta de esa civi­li­za­ción moder­na y occi­den­tal. Si el capi­ta­lis­mo es femi­ni­ci­da es por­que está orga­ni­za­do con las lógi­cas del patriar­ca­do de la cris­tian­dad, que orga­ni­za el capi­ta­lis­mo de una mane­ra des­truc­ti­va de la vida. Si el capi­ta­lis­mo es eco­ci­da es por­que está orga­ni­za­do por la lógi­ca dua­lis­ta car­te­sia­na de la civi­li­za­ción moder­na occi­den­tal. Si el capi­ta­lis­mo es comu­ni­ta­ri­ci­da es por­que está orga­ni­za­do con la lógi­ca indi­vi­dua­lis­ta del pen­sa­mien­to libe­ral, euro­cén­tri­co y occi­den­tal. Si el capi­ta­lis­mo es epis­te­mi­ci­da es por­que está orga­ni­za­do por las lógi­cas euro­cén­tri­cas que he expli­ca­do aquí. Hay una imbri­ca­ción entre moder­ni­dad como pro­yec­to civi­li­za­dor y capitalismo.

Ramón Gros­fo­guel

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