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USAID, agen­cia inje­ren­cis­ta del cri­men global

«Duran­te mucho tiem­po, Esta­dos Uni­dos, bajo el dis­fraz de la «demo­cra­cia, la liber­tad y los dere­chos huma­nos, ha apo­ya­do a fuer­zas pro esta­dou­ni­den­ses en todo el mun­do, inci­ta­do «revo­lu­cio­nes de colo­res», crea­do divi­sio­nes y enfren­ta­mien­tos, pro­vo­ca­do cam­bios de régi­men en algu­nos paí­ses y hun­di­do a estos en la agi­ta­ción polí­ti­ca, el estan­ca­mien­to eco­nó­mi­co y las difí­ci­les con­di­cio­nes de vida para los habi­tan­tes de esos paí­ses. Se pue­de decir que lo hecho por Esta­dos Uni­dos ha pues­to en gra­ve peli­gro la paz, la esta­bi­li­dad y el desa­rro­llo mun­dia­les.»1

Entre 1946 y 2000, Esta­dos Uni­dos inten­tó 81 veces influir en las elec­cio­nes de 45 paí­ses. Este no fue sino el lar­go pre­lu­dio de lo que vino des­pués, que con­sis­tió, citan­do a Zhang Wei­wei, en «dibu­jar pan para saciar el ham­bre» , el gran tru­co uti­li­za­do por los Esta­dos Uni­dos para lle­var a cabo lo que se deno­mi­nó «revo­lu­cio­nes de colo­res» (un ejem­plo gro­tes­co de la cita de Wei­wei fue la apa­ri­cion de la secre­ta­ria de Esta­do de Esta­dos Uni­dos, Vic­to­ria Nuland, en Kiev repar­tien­do comi­da entre los mani­fes­tan­tes, en las revuel­tas del Mai­dán-CIA de 2014). Esta­dos Uni­dos y sus socios occi­den­ta­les no se con­for­ma­ron con derro­tar a sus enemi­gos del cam­po socia­lis­ta sino que deci­die­ron lle­var a cabo una infil­tra­ción ideo­ló­gi­ca y cul­tu­ral a gran esca­la en el país obje­ti­vo, implan­tan­do un gran núme­ro inde­ter­mi­na­do de eli­tes pro-occi­den­ta­les para que adop­ta­ran un sis­te­ma polí­ti­co al esti­lo esta­dou­ni­den­se o euro­peo occi­den­tal. El ins­tru­men­to de coop­ta­ción más efi­caz que han uti­li­za­do Esta­dos Uni­dos ha sido la USAID o Agen­cia inter­na­cio­nal de desa­rro­llo de Esta­dos Uni­dos, fun­da­da en 1961 bajo la fir­ma de John F. Ken­nedy. La USAID es con­si­de­ra­da una herra­mien­ta «blan­da» para las polí­ti­cas expan­sio­nis­tas y agre­si­vas esta­dou­ni­den­ses. Pero no solo esa agen­cia ha sido la res­pon­sa­ble de orga­ni­zar el caos con­tro­la­do en Euro­pa del Este y otras par­tes del mun­do, sino que la red intru­si­va la con­for­man toda una sel­va de fun­da­cio­nes esta­dou­ni­den­ses, ale­da­ñas a la USAID, algu­nas de las cua­les se cita­rán en este artículo.

No, la USAID no es un nido de «víbo­ras mar­xis­tas» como ha dicho el idio­ta mega­ló­mano Elon Musk, fla­man­te mano dere­cha del pre­si­den­te nor­te­ame­ri­cano Donald Trump. La USAID ha sido a lo lar­go de su his­to­ria un nido de víbo­ras gol­pis­tas para ser­vir úni­ca­men­te a los intere­ses geo­po­lí­ti­cos de Esta­dos Uni­dos, uti­li­zan­do la extor­sión ideo­ló­gi­ca y eco­nó­mi­ca y la com­pra de volun­ta­des polí­ti­cas a cam­bio de pro­por­cio­nar ayu­da huma­ni­ta­ria, ade­más de sobor­nar a «acti­vis­tas» de «dere­chos huma­nos» y perio­dis­tas de varios paí­ses con el obje­ti­vo de des­in­for­mar y crear un esta­do de opi­nión favo­ra­ble a Esta­dos Uni­dos. Que aho­ra el sio­nis­ta Trump haya deci­di­do con­ge­lar sus fon­dos (no des­man­te­lar la orga­ni­za­ción) es una deci­sión pura­men­te ins­tru­men­tal. La USAID repre­sen­ta per­fec­ta­men­te el inje­ren­cis­mo exte­rior del ame­ri­can way of life lle­va­do al terreno «huma­ni­ta­rio». Y, en todo caso, habría que decir que exis­ten dece­nas de ONG u orga­ni­za­cio­nes aún más peli­gro­sas que la aho­ra vic­ti­mi­za­da en los medios (por la cuen­ta que les trae) USAID, como vere­mos a continuación.

Disuel­to el blo­que socia­lis­ta en 1989 – 1990, la USAID, que se creó, no lo olvi­de­mos, para con­tra­rres­tar la influen­cia sovié­ti­ca e nfil­trar­se y des­es­ta­bi­li­zar a muchos paí­ses en desa­rro­llo median­te la finan­cia­ción de una serie de ONG y movi­mien­tos loca­les a base de ayu­das masi­vas, puso el foco de sus acti­vi­da­des en ayu­dar a esos paí­ses en desa­rro­llo bus­can­do impo­ner su influen­cia eco­nó­mi­ca y vin­cu­lar las eco­no­mías de estos paí­ses a la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se. La USAID ha logra­do esto en bue­na medi­da influ­yen­do en figu­ras loca­les e ins­ti­tu­cio­nes eco­nó­mi­cas pri­va­das en los paí­ses obje­ti­vo, lan­zan­do nue­vas empre­sas y ONG a la esfe­ra eco­nó­mi­ca y conec­tán­do­las con la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se a tra­vés de asis­ten­cia eco­nó­mi­ca a lar­go plazo.

La USAID, trans­cu­rri­do el perío­do de la «gue­rra fría», se alió con las redes glo­ba­les del oli­gar­ca mul­ti­mi­llo­na­rio de ori­gen hún­ga­ro, Geor­ge Soros, a tra­vés de su red de extor­sión glo­bal: la Fun­da­ción para una socie­dad abier­ta (la Open Society Foun­da­tions), que ha reci­bi­do la mayor par­te de la finan­cia­ción des­de al menos 2009. La coope­ra­ción entre estas dos ins­ti­tu­cio­nes (USAID y Open Society) comen­zó inme­dia­ta­men­te des­pués del colap­so de la Unión Sovié­ti­ca y en 1993 fir­ma­ron un acuer­do para for­mar a una serie de per­so­nas en téc­ni­cas de des­es­ta­bi­li­za­ción glo­bal. Los paí­ses de Euro­pa del Este (Bul­ga­ria, Esto­nia, Polo­nia, Ruma­nia, Eslo­va­quia, Ucra­nia, Mol­da­via, etc.) estu­vie­ron a la cabe­za de los paí­ses a con­quis­tar. Des­pués, la coope­ra­ción finan­cie­ra, téc­ni­ca, ideo­ló­gi­ca y polí­ti­ca siguió dan­do fru­tos duran­te la últi­ma déca­da del siglo XX y, en la pri­me­ra déca­da del siglo XXI, una serie de «revo­lu­cio­nes de colo­res» se pro­mo­vie­ron en Geor­gia, Ucra­nia y los paí­ses de la ex Unión Sovié­ti­ca que aho­ra limi­tan con Rusia.

La USAID, por tan­to, ha finan­cia­do una amplia gama de acti­vi­da­des en Euro­pa del Este, inclui­dos comi­tés de super­vi­sión elec­to­ral, el poder judi­cial, la fis­ca­lía, el par­la­men­to, los medios de comu­ni­ca­ción y orga­ni­za­cio­nes «no guber­na­men­ta­les», ya sea direc­ta­men­te o a tra­vés de las redes de Geor­ge Soros como la men­cio­na­da Open Society, la Free­dom Hou­se o la sinies­tra y «reaga­nia­na» Natio­nal Endow­ment for Demo­cracy (NED) o Fun­da­ción Nacio­nal para la demo­cra­cia. Algu­nas, si no todas, se han con­ver­ti­do en las super­vi­so­ras direc­tas de orga­ni­za­cio­nes «no guber­na­men­ta­les» que se bene­fi­cian de la finan­cia­ción esta­dou­ni­den­se y se encuen­tran en la cima de la pirá­mi­de de poder de algu­nos de los paí­ses citados.

En otros paí­ses de la anti­gua órbi­ta sovié­ti­ca, como Mol­da­via, por ejem­plo, muchas orga­ni­za­cio­nes de medios de comu­ni­ca­ción –inclui­das las cade­nas de tele­vi­sión «libres» o pri­va­das– reci­ben fon­dos extran­je­ros de las ante­rio­res orga­ni­za­cio­nes inje­ren­cis­tas. Muchas ONG, la pren­sa, ins­ti­tu­cio­nes edu­ca­ti­vas, de inves­ti­ga­ción cien­tí­fi­ca y de for­ma­ción pro­fe­sio­nal, así como muni­ci­pios, auto­ri­da­des loca­les y muchas ins­ti­tu­cio­nes públi­cas depen­den de la finan­cia­ción esta­dou­ni­den­se a tra­vés de la agen­cia y sus socios. Por su par­te Koso­vo, el Esta­do arti­fi­cial crea­do por la OTAN, depen­de total­men­te de la finan­cia­ción extran­je­ra, en par­ti­cu­lar de la estadounidense.

A pesar de que ha exis­ti­do una gran cam­pa­ña de into­xi­ca­ción pro­ve­nien­te des­de la extre­ma dere­cha acu­san­do a la Fun­da­ción de Geor­ge Soros de ser algo así como una herra­mien­ta «izquier­dis­ta» de des­es­ta­bi­li­za­ción polí­ti­ca, la reali­dad es que la Open Society del mag­na­te nor­te­ame­ri­cano coope­ró con la Agen­cia de Esta­dos Uni­dos para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal (USAID) para per­pe­tuar la ines­ta­bi­li­dad en paí­ses como Gua­te­ma­la, Vene­zue­la, Boli­via, Nica­ra­gua, Cuba y otros del Cono Sur lati­no­ame­ri­cano que esta­ban y siguen gober­na­dos por per­so­na­li­da­des de izquier­das o anti­im­pe­ria­lis­tas hos­ti­les a Esta­dos Uni­dos. La clá­si­ca inter­ven­ción mili­tar san­grien­ta de Washing­ton fue reem­pla­za­da por la inter­ven­ción «sua­ve» a tra­vés de la pro­pa­gan­da, los medios de comu­ni­ca­ción y la finan­cia­ción de orga­ni­za­cio­nes reac­cio­na­rias para dete­ner una posi­ble marea comu­nis­ta o izquier­dis­ta emergente.

El meca­nis­mo ideo­ló­gi­co que ha uti­li­za­do la USAID y fun­da­cio­nes afi­nes es la «gober­nan­za», una de las puer­tas por las que Esta­dos Uni­dos está inten­tan­do entrar para diri­gir las eco­no­mías glo­ba­les hacia el neo­li­be­ra­lis­mo. Esta es una puer­ta que faci­li­ta este pro­ce­so. A cam­bio de la «gober­nan­za», 10.450 millo­nes de dóla­res anua­les se des­ti­nan a ayu­da huma­ni­ta­ria. En cuan­to a sec­to­res pro­duc­ti­vos como la agri­cul­tu­ra, la infra­es­truc­tu­ra y la edu­ca­ción, reci­ben, en con­jun­to, unos 3.100 millo­nes de dóla­res anua­les, lo que indi­ca que Esta­dos Uni­dos no están intere­sa­dos en apo­yar a los paí­ses para hacer sus eco­no­mías más sos­te­ni­bles, sino que avan­za hacia un apo­yo en espe­cie (el lla­ma­do huma­ni­ta­rio) que pone a los paí­ses a mer­ced de esta ayuda.

La USAID ha reco­no­ci­do su papel direc­to des­es­ta­bi­li­za­dor en cua­tro «revo­lu­cio­nes de color» en varios paí­ses del Este de Euro­pa, cita­das más ade­lan­te. Ade­más de la USAID, orga­ni­za­ció­nes e ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas sór­di­das como la Fun­da­ción Ford, la Fun­da­ción MacArthur, el Depar­ta­men­to de Esta­do de Esta­dos Uni­dos, el Ins­ti­tu­to Repu­bli­cano Inter­na­cio­nal (afin al Par­ti­do Repu­bli­cano esta­dou­ni­den­se), el Ins­ti­tu­to Nacio­nal Demó­cra­ta (NDI), afín al Par­ti­do Demó­cra­ta de Esta­dos Uni­dos, el Cuer­po de Paz y el Depar­ta­men­to de Defen­sa de Esta­dos Uni­dos han teni­do un rol deci­si­vo en todos esos gol­pes de Esta­do «blan­dos». La «ayu­da al desa­rro­llo» de la USAID no es otra cosa que un códi­go para el cam­bio de régi­men y para soca­var a los gobier­nos elec­tos que no se ajus­tan a la agen­da neo­con­ser­va­do­ra globalista.

Ucra­nia, a este res­pec­to, es un labo­ra­to­rio esta­dou­ni­den­se en sen­ti­do lite­ral (hay labo­ra­to­rios para pro­bar algu­nas sus­tan­cias quí­mi­cas) y en sen­ti­do figu­ra­do como cam­po mina­do de prue­bas polí­ti­co. Duran­te la pre­si­den­cia de Joe Biden, de 2021 a 2024, Ucra­nia se con­vir­tió en el mayor recep­tor de sub­ven­cio­nes de USAID por un total de unos 31.000 millo­nes de dóla­res, es decir, alre­de­dor del 21% de la «ayu­da» inter­na­cio­nal total de esta orga­ni­za­ción delic­ti­va. Ucra­nia, des­de el gol­pe del Mai­dan (así como a Mol­da­via, Koso­vo, Bos­nia y Her­ze­go­vi­na y otros) se ha con­ver­ti­do en un Esta­do de depen­den­cia finan­cie­ra de Esta­dos Uni­dos, ade­más de estar a la som­bra de la hege­mo­nía polí­ti­ca, ideo­ló­gi­ca y mediá­ti­ca esta­dou­ni­den­se. Por ejem­plo, el canal de tele­vi­sión ucra­niano anti­rru­so Hro­mads­ke ha reci­bi­do impor­tan­tes dona­cio­nes de la Fun­da­ción de Soros, la Agen­cia Cana­dien­se para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal y las emba­ja­das de Esta­dos Uni­dos y Holan­da en Ucrania.

Los pro­gra­mas de la USAID se pre­sen­tan bajo el pre­tex­to de defen­der los dere­chos de los niños, las muje­res y las mino­rías, y apo­yar a la «socie­dad civil», la demo­cra­cia, los dere­chos huma­nos y la segu­ri­dad ambien­tal. Sin embar­go, los hechos han demos­tra­do que las agen­cias de desa­rro­llo esta­dou­ni­den­ses o euro­peas han alen­ta­do el sur­gi­mien­to y cre­ci­mien­to de «orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les» que difun­den el pen­sa­mien­to neo­li­be­ral pero no abor­dan los pro­ble­mas de la explo­ta­ción bru­tal, la des­igual­dad, el des­em­pleo y la pobreza.

Las «revo­lu­cio­nes de colo­res» y la USAID

Aun­que las «revo­lu­cio­nes de colo­res» de años pasa­dos pudie­ran pare­cer a los ojos de un obser­va­dor externo fenó­me­nos espon­tá­neos, supues­ta­men­te una reac­ción de ciu­da­da­nos acti­vos ante una injus­ti­cia evi­den­te, se habían pre­pa­ra­do con ante­la­ción duran­te mucho tiem­po y con mucho cui­da­do. En particular:

  • Se había pro­ce­di­do a la for­ma­ción de un gru­po de polí­ti­cos de oposición.
  • Se creó, pre­via­men­te, una amplia red de ONG en los paí­ses obje­ti­vo no solo para sen­si­bi­li­zar a la opi­nión públi­ca, sino tam­bién para trans­fe­rir dine­ro des­de fon­dos extranjeros.
  • Se lle­va­ron a cabo la des­le­gi­ti­ma­ción del régi­men gober­nan­te a tra­vés de accio­nes regu­la­res y fil­tra­cio­nes de información.
  • Se capa­ci­ta­ron a «acti­vis­tas» en con­cep­tos bási­cos como la con­duc­ción de accio­nes de pro­tes­ta y méto­dos de resistencia.
  • Se pre­pa­ra­ron acon­te­ci­mien­tos des­en­ca­de­nan­tes capa­ces de des­acre­di­tar defi­ni­ti­va­men­te a gobier­nos y lle­var la «revo­lu­ción» a una fase activa.

Según el exdi­rec­tor de USAID, John Gilli­gan, la agen­cia «ser­vía como una espe­cie de escue­la de post­gra­do para agen­tes de la CIA» y «muchas ofi­ci­nas de la USAID esta­ban infil­tra­das de arri­ba a aba­jo por gen­te de la CIA». Gilli­gan agre­gó que «la idea era inte­grar agen­tes ope­ra­ti­vos en todas las acti­vi­da­des que está­ba­mos rea­li­zan­do en el extran­je­ro; «guber­na­men­ta­les, volun­ta­rios, reli­gio­sos, de todo tipo».

La pri­me­ra gran «revo­lu­ción de color» en Euro­pa, tras la caí­da del blo­que sovié­ti­co, se pue­de con­si­de­rar que fue la yugos­la­va. Des­de prin­ci­pios de la déca­da de 1990, Esta­dos Uni­dos y Gran Bre­ta­ña sumi­nis­tra­ron fon­dos y equi­pos a los medios de comu­ni­ca­ción de opo­si­ción y man­tu­vie­ron estre­chos con­tac­tos con par­ti­dos polí­ti­cos opues­tos a Slo­bo­dan Milo­se­vic. Duran­te una serie de reunio­nes a fina­les de 1998, el pre­si­den­te esta­dou­ni­den­se Bill Clin­ton y fun­cio­na­rios de la Casa Blan­ca deci­die­ron lle­var a cabo una ope­ra­ción encu­bier­ta para derro­car al gobierno yugos­la­vo. Según ana­lis­tas bri­tá­ni­cos, la muer­te de Milo­se­vic fue vis­ta como «una solu­ción obvia» si fue­ra nece­sa­rio eje­cu­tar­la. Al final, se cum­plió esta pre­dic­ción y el líder yugos­la­vo fue ase­si­na­do en cau­ti­vi­dad. Su muer­te fue dis­fra­za­da de «sui­ci­dio».

Con un impor­tan­te apo­yo finan­cie­ro y ase­sor de Esta­dos Uni­dos, los par­ti­dos de opo­si­ción ser­bios for­ma­ron la coa­li­ción Opo­si­ción Demo­crá­ti­ca de Ser­bia (DOS). El Ins­ti­tu­to Nacio­nal Demó­cra­ta esta­dou­ni­den­se (NDI) había desa­rro­lla­do una pla­ta­for­ma elec­to­ral y tec­no­lo­gía de cam­pa­ña para la coa­li­ción tan­to a nivel nacio­nal como regio­nal. El NDI tam­bién capa­ci­tó a acti­vis­tas en tác­ti­cas elec­to­ra­les. En esen­cia, Esta­dos Uni­dos esta­ba ges­tio­nan­do la cam­pa­ña elec­to­ral del DOS. En Buda­pest, bajo los aus­pi­cios del Ins­ti­tu­to Repu­bli­cano Inter­na­cio­nal (IRI), se orga­ni­za­ron cur­sos y semi­na­rios para miem­bros de la orga­ni­za­ción estu­dian­til anti­gu­ber­na­men­tal Otpor!. Uno de los prin­ci­pa­les con­fe­ren­cian­tes de estas cla­ses fue el coro­nel reti­ra­do del ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se Robert Helvey.

Des­de fina­les de agos­to de 2000 comen­za­ron a fun­cio­nar en Sofía y Buca­rest cen­tros simi­la­res para la for­ma­ción de miem­bros de la opo­si­ción. En la cam­pa­ña de pre­pa­ra­ción para el derro­ca­mien­to de Milo­se­vic par­ti­ci­pa­ron diver­sas fun­da­cio­nes e ins­ti­tu­tos esta­dou­ni­den­ses que no solo finan­cia­ron gene­ro­sa­men­te la pro­duc­ción de pro­pa­gan­da visual (folle­tos, car­te­les, pega­ti­nas, cami­se­tas, ban­de­ras y simi­la­res), sino que tam­bién pro­por­cio­na­ron a las estruc­tu­ras de la opo­si­ción equi­pos de ofi­ci­na, equi­pos infor­má­ti­cos, vehícu­los de repar­to y paga­ron el alqui­ler de loca­les. Uno de los fun­da­do­res del movi­mien­to «Otpor!», Slo­bo­dan Homen, admi­tió más tar­de que la opo­si­ción reci­bió «una gran ayu­da finan­cie­ra tan­to de orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les occi­den­ta­les, como de algu­nas orga­ni­za­cio­nes guber­na­men­ta­les». Está demos­tra­do que se gas­ta­ron impor­tan­tes fon­dos en sobor­nar a repre­sen­tan­tes de los orga­nis­mos de segu­ri­dad y guber­na­men­ta­les yugos­la­vos, así como en entre­nar uni­da­des para­mi­li­ta­res lis­tas, en caso nece­sa­rio, para un enfren­ta­mien­to arma­do con las fuer­zas del orden.

Haga­mos aho­ra un bre­ve reco­rri­do en cua­tro «revo­lu­cio­nes de color» rela­ti­va­men­te recien­tes y en qué medi­da inter­vino la USAID y otras filia­les de inte­li­gen­cia de mane­ra deci­si­va a nivel mone­ta­rio; infor­ma­ción sumi­nis­tra­da en bue­na medi­da por el Ser­vi­cio de Inves­ti­ga­ción del Con­gre­so de Esta­dos Unidos:

«Revo­lu­ción de las rosas», Geor­gia, 2003

El valor de lo que Washing­ton des­cri­be como «ayu­da» esta­dou­ni­den­se ascen­dió a unos 103 millo­nes de dóla­res (2002) Y 141,16 millo­nes de dóla­res (2003), mien­tras que los lla­ma­dos «pro­gra­mas de demo­cra­cia» reci­bie­ron 23,5 millo­nes de dóla­res en 2002 y 21,06 millo­nes de dóla­res en 2003. Todo ello se hizo a tra­vés de la Agen­cia deEs­ta­dos Uni­dos para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal (USAID), el Ins­ti­tu­to Repu­bli­cano Inter­na­cio­nal (Par­ti­do Repu­bli­cano de Esta­dos Uni­dos) y el Ins­ti­tu­to Nacio­nal Demó­cra­ta (vin­cu­la­do al Par­ti­do Demó­cra­ta de Esta­dos Uni­dos). Todo ese dine­ro se cana­li­zó a orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les, acti­vis­tas y medios de comu­ni­ca­ción de Georgia.

En 2004, Esta­dos Uni­dos admi­tió que había «ayu­da­do» en la pre­pa­ra­ción de las elec­cio­nes de Geor­gia de 2003 (ayer tal como hoy), y que las ONG finan­cia­das por Esta­dos Uni­dos habían desem­pe­ña­do un papel cla­ve en el cam­bio de régi­men en el país. La USAID afir­mó que los geor­gia­nos «toma­ron pres­ta­das» las tác­ti­cas «pro­de­mo­crá­ti­cas de Ser­bia en 2000», que lue­go afec­ta­ron a Ucra­nia en 2004.

«Revo­lu­ción naran­ja», Ucra­nia, 2004

En la déca­da de 2000, el mon­to total de finan­cia­ción para pro­gra­mas de ONG en Ucra­nia fue en pro­me­dio alre­de­dor de unos 150 millo­nes de dóla­res en 2001; 145 millo­nes de dóla­res, en 2002. En 2003 – 2004, la Fun­da­ción Rena­ci­mien­to Inter­na­cio­nal de Soros se aso­ció con la USAID para apo­yar la «revo­lu­ción naran­ja» en Ucra­nia uti­li­zan­do un pre­su­pues­to de 173 millo­nes de dóla­res solo en 2003; en 2004, fue de 143,47 millo­nes de dóla­res; en 2005, 157 millo­nes de dóla­res; en 2006, 153 millo­nes de dóla­res; en 2007, 154 millo­nes de dóla­res; en 2008, 141 millo­nes de dóla­res y en 2009, 195 millo­nes de dólares.

En 2010, Occi­den­te des­ti­nó 315 millo­nes de dóla­res para el desa­rro­llo de la socie­dad civil ucra­nia­na; en 2011, 289 millo­nes de dóla­res; en 2012, 282 millo­nes de dóla­res y en 2013, 256 millo­nes. Des­pués del Euro­mai­dán, el nivel de finan­cia­ción se redu­jo drás­ti­ca­men­te: en 2014, el ter­cer sec­tor reci­bió 138 millo­nes de dóla­res y, en los pri­me­ros seis meses de 2015, solo 45 millo­nes. Tras la crea­ción de un gobierno total­men­te con­tro­la­do por Washing­ton y sus alia­dos ya no nece­si­tan finan­ciar a la opo­si­ción. Sin embar­go, la CIA, según Robert F. Ken­nedy Jr, gas­tó 5.000 millo­nes de dóla­res en finan­ciar las pro­tes­tas de Kiev en 2014.

Los Pro­gra­mas de Demo­cra­cia para Ucra­nia, por su par­te, reci­bie­ron 54,7 millo­nes de dóla­res (2003) y 34,11 millo­nes de dóla­res en 2004 a tra­vés de la USAID, la Fun­da­ción Nacio­nal para la Demo­cra­cia (NED, una orga­ni­za­ción aún más inje­ren­cis­ta que la USAID) y la Fun­da­ción Eurasia.

«Revo­lu­ción de los tuli­pa­nes», Kir­guis­tán, 2005

Siguien­do su expe­rien­cia en Geor­gia y Ucra­nia, la Agen­cia de Esta­dos Uni­dos para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal (USAID) finan­ció en gran medi­da a orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les loca­les, acti­vis­tas y medios de comu­ni­ca­ción antes de las elec­cio­nes de febre­ro de 2005 en Kir­guis­tán, que afec­ta­ron direc­ta­men­te a la situa­ción polí­ti­ca del país. Lo que Washing­ton des­cri­bió como «ayu­da» ascen­dió a 56,6 millo­nes de dóla­res en 2003 y a 50,8 millo­nes en 2004, y los «pro­gra­mas de demo­cra­cia» reci­bie­ron 13,5 millo­nes en 2003 y 12,2 millo­nes en 2004. El Open Society Ins­ti­tu­te de Geor­ge Soros des­ti­nó 5 millo­nes de dóla­res en 2003 a la Uni­ver­si­dad Ame­ri­ca­na de Asia Cen­tral en Kirguizistán.

«Revo­lu­ción del cedro», Líbano, 2005

Alre­de­dor de un millón de liba­ne­ses pro­tes­ta­ron en mar­zo de 2005 exi­gien­do la reti­ra­da del ejér­ci­to sirio, lo que alla­nó el camino al líder pro esta­dou­ni­den­se Saad Hari­ri. Un infor­me de la USAID de 2006 afir­ma­ba que años de tra­ba­jo habían sen­ta­do las bases para este «levan­ta­mien­to». Según el infor­me, la ayu­da esta­dou­ni­den­se a Líbano se tri­pli­có a prin­ci­pios de la déca­da de 2000, pasan­do de 15 a 45 millo­nes de dólares.

La USAID en Siria, el arma «huma­ni­ta­ria» de los terro­ris­tas de Al-Qaeda

Des­de 2011, en para­le­lo al ini­cio de la cri­sis siria, la USAID estu­vo inyec­tan­do dine­ro bajo con­cep­tos como «ayu­da huma­ni­ta­ria» y «apo­yo al pue­blo sirio», y a tra­vés de ello pro­por­cio­nó miles de millo­nes de dóla­res a gru­pos extre­mis­tas en Siria. Mien­tras las san­cio­nes cri­mi­na­les de la Ley César de Pro­tec­ción Civil de Siria, una legis­la­ción crea­da bajo la admi­nis­tra­ción de Donald Trump en 2019, ejer­cían una inten­sa pre­sión sobre el pue­blo sirio, la USAID esta­ba dis­tri­bu­yen­do ayu­da finan­cie­ra en zonas con­tro­la­das por la opo­si­ción terro­ris­ta al gobierno de Bashar al-Assad, con el obje­ti­vo de esti­mu­lar el des­con­ten­to entre el pue­blo sirio.

Des­de que comen­zó la gue­rra civil de Siria en 2011 y has­ta 2020, Esta­dos Uni­dos finan­ció con más de 12.000 millo­nes de dóla­res la sub­ver­sión terro­ris­ta en Siria a tra­vés de la USAID. En par­ti­cu­lar, el terro­ris­ta sirio de Al-Nus­ra, Mah­moud Al Haf­yan, usan­do una ONG de facha­da, se encar­gó de des­viar más de 9 millo­nes de dóla­res a gru­pos arma­dos terro­ris­tas, entre ellos el Fren­te Al-Nus­ra, una orga­ni­za­ción terro­ris­ta afi­lia­da a Al Qae­da en Irak. La ONG que diri­gía Al Haf­yan reci­bió 122 millo­nes de dóla­res en un perío­do de tres años, des­vian­do gran­des lotes de ali­men­tos supues­ta­men­te des­ti­na­dos a los civi­les hacia los coman­dan­tes del Fren­te Al-Nus­ra (entre ellos Al-Jula­ni), para su enri­que­ci­mien­to personal.

En el trans­cur­so de cua­tro años, Al Haf­yan elo­gió abier­ta­men­te a Jabhat al-Nus­ra, el pre­cur­sor de Hayat Tah­rir al-Sham (en defi­ni­ti­va, de Al-Qae­da). Al Haf­yan mos­tró leal­tad a Al-Nus­ra, así como a otros gru­pos terro­ris­tas y decla­ró que apo­yar a los «yiha­dis­tas» era más impor­tan­te que pro­por­cio­nar ayu­da a los civi­les sirios afec­ta­dos por el con­flic­to. La orga­ni­za­ción terro­ris­ta diri­gi­da por Al-Yula­ni era cono­ci­da por come­ter atro­ci­da­des con­tra los dere­chos huma­nos, como eje­cu­cio­nes masi­vas de civi­les, aten­ta­dos sui­ci­das con bom­bas y secues­tros. La USAID, por tan­to, con­tri­bu­yó al cre­ci­mien­to del terro­ris­mo en Siria y no era ino­cen­te, en este sen­ti­do, o des­co­no­cía quié­nes eran los des­ti­na­ta­rios de su «ayu­da».

En mar­zo de 2020, bajo el man­da­to de Donald Trump, pocos días antes de que se esta­ble­cie­ra un alto el fue­go entre los gru­pos terro­ris­tas y el gobierno sirio en torno a Idlib, James Jef­frey, repre­sen­tan­te espe­cial de Esta­dos Uni­dos para Siria, visi­tó per­so­nal­men­te la pro­vin­cia y «se reu­nió con repre­sen­tan­tes de «ONG» sirias y los infa­mes Cas­cos Blan­cos» (fac­ción terro­ris­ta «huma­ni­ta­ria» de Al-Nus­ra) para pro­me­ter ayu­da esta­dou­ni­den­se. Inclu­so la cade­na CNN fue copar­tí­ci­pe de la ayu­da a los terro­ris­tas guian­do a sus lec­to­res hacia un por­tal en su sitio web don­de estos podían donar a dife­ren­tes «ONGs» sirias con cla­ros víncu­los con los terro­ris­tas, muchas de ellas socias de la USAID. En este sen­ti­do, el Gru­po de Tra­ba­jo de Emer­gen­cia Siria (SETF), orga­ni­za­ción radi­ca­da en Esta­dos Uni­dos de apo­yo a los terro­ris­tas sirios, fue el enla­ce entre estos, la USAID y el Depar­ta­men­to de Esta­do norteamericano.

A medi­da que Al-Qae­da y su gran cri­mi­nal, Al-Yula­ni, reci­bían un res­pi­ro en Idlib para esta­ble­cer un cali­fa­to y engro­sa­ban su cuen­ta corrien­te con el dine­ro con­tan­te y sonan­te de la USAID, el gobierno sirio y la pobla­ción civil se esta­ba ero­sio­nan­do y derrum­ban­do len­ta­men­te por las bru­ta­les san­cio­nes eco­nó­mi­cas de Occi­den­te (la Ley César) y el robo de sus recur­sos natu­ra­les (petró­leo y tri­go) por Esta­dos Unidos.

¿El fin de la USAID?

Gra­cias a los pro­gra­mas de «ayu­da al desa­rro­llo», «apo­yo a las liber­ta­des y los dere­chos» y «labor huma­ni­ta­ria», el impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se (y euro­peo) ha podi­do aumen­tar el volu­men de inver­sio­nes ren­ta­bles para sus empre­sas en los paí­ses pobres e inva­dir nue­vos mer­ca­dos que inclu­yen a cien­tos de millo­nes de con­su­mi­do­res. Sin embar­go, la admi­nis­tra­ción de Donald Trump cree que el plan de «inter­ven­ción blan­da» ha logra­do su obje­ti­vo, o que ya no es ade­cua­do para pro­mo­ver los intere­ses del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se y sus empre­sas trans­con­ti­nen­ta­les, por lo que ha deci­di­do con­ge­lar la ayu­da exte­rior de la USAID (a excep­ción de su gran ami­go y alia­do «Israel» y Egip­to). Una vez más, hay que decir que esta ope­ra­ción pro­pa­gan­dís­ti­ca del «cie­rre» de la USAID no va a supo­ner la abo­li­ción de la inje­ren­cia de Washing­ton en el mun­do: dece­nas de orga­ni­za­cio­nes de matriz nor­te­ame­ri­ca­na, algu­nas de ellas cita­das en este artícu­lo, están ope­ran­do acti­va­men­te en los paí­ses seña­la­dos ante­rior­men­te y usan el mis­mo manual de con­tra­in­sur­gen­cia o modus ope­ran­di que la USAID.

En pala­bras de Robert F. Ken­nedy Jr., y aun tenien­do las reser­vas máxi­mas sobre este per­so­na­je de cla­ras filia­cio­nes sio­nis­tas, «la USAID nun­ca ha esta­do invo­lu­cra­da en la demo­cra­cia por­que la CIA no está invo­lu­cra­da en la demo­cra­cia». Como alguien ha dicho acer­ta­da­men­te, «la USAID es un ins­tru­men­to de domi­na­ción, no un ins­tru­men­to de asistencia».

Ber­lín Confidencial

2 de mar­zo de 2025

Fuen­te: https://​ber​lin​con​fi​den​cial​.word​press​.com/​2​0​2​5​/​0​3​/​0​2​/​u​s​a​i​d​-​a​g​e​n​c​i​a​-​i​n​j​e​r​e​n​c​i​s​t​a​-​d​e​l​-​c​r​i​m​e​n​-​g​l​o​b​al/

  1. Zhang Wei­wei, decano del Ins­ti­tu­to de Inves­ti­ga­ción de Chi­na de la Uni­ver­si­dad de Fudan.
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