Zom­bi­vi­sión – Jakue Pascual

El bokor invo­ca a los cuer­pos sin alma, los levan­ta de la tum­ba y el vudú los escla­vi­za en plan­ta­cio­nes colo­nia­lis­tas. El zom­bie come, res­pi­ra, depo­ne, oye y has­ta casi habla; pero no recuer­da ni com­pren­de, se mue­ve mecá­ni­ca­men­te a ban­da­zos, pro­du­ce a lati­ga­zos y su mira­da no enfo­ca. Los hai­tia­nos velan la des­com­po­si­ción de sus muer­tos y los pro­te­gen con una mura­lla. Nazam­bi, nzúm­be, raíz afri­ca­na. Zon­bi crio­llo. En 1791 Bouk­man con­vo­ca a los escla­vos en el secre­to de la sel­va. Arden las plan­ta­cio­nes de los colo­nos fran­ce­ses. Tous­saint L’Ou­ver­tu­re pro­cla­ma la patria de los zombis.

«The magic island» de W. B. Sea­brook ins­pi­ra la hip­nó­ti­ca de Lugo­si en «Whi­te zom­bie». Love­craft con­ci­be los reani­ma­tor del doc­tor West. «Things to come» anti­ci­pa una pla­ga viral, «Yo soy leyen­da» rubri­ca la hipó­te­sis. «Yo andu­ve con un zom­bi». La fol­clo­ris­ta Zora Nea­le Hurs­ton fija su aten­ción en Feli­cia Felix-Men­tor, vein­te años muer­ta en vida, y el etno­bo­tá­ni­co Wade Davis con­si­de­ra que la mez­cla del coup de pou­dre del pez glo­bo y el estra­mo­nio te con­vier­ten en no-muerto.

Geor­ge Rome­ro revo­lu­cio­na a los zom­bis. Los extrae de su ser­vi­dum­bre espi­ri­tual y los con­vier­te -«La noche de los muer­tos vivien­tes»- en una masa de putre­fac­tos con­su­mi­do­res de car­ne, de aspec­to simi­lar a Mikel Jakc­son en «Thri­ller». La emer­gen­cia nos sitúa en las puer­tas del Apo­ca­lip­sis en «28 días». «Zom­bie evo­lu­tion». En el s. XXI las muta­cio­nes hacen que los zom­bis adquie­ran velo­ci­dad y que se repro­duz­can por móvil (Cell).

Un Zom­bi Filo­só­fi­co des­cri­be la situa­ción teó­ri­ca en la que una per­so­na mani­fies­ta un com­por­ta­mien­to pare­ci­do al humano care­cien­do de expe­rien­cia o qua­lia. «Zom­bie Sur­vi­val Gui­de»: la pla­ga nace del virus Sola­num. La inten­si­dad de una epi­de­mia de zom­bis varía entre cla­se 1 y 4. Se reco­mien­da pro­veer­se de armas y ali­men­tos. Y se deta­lla cómo dis­po­ner la defen­sa en tu casa, la del vecino, en un cen­tro comer­cial o en una pla­ta­for­ma petro­lí­fe­ra. Regla núme­ro 6 nun­ca escri­ta: dis­pa­re a la cabe­za del zom­bi antes de preguntar.

«Todas las secuen­cias han lle­ga­do a su con­clu­sión, el tiem­po no pue­de espe­rar», can­tan Zom­bies en «Groen­lan­dia». Ser un zom­bi o un fan­tas­ma dat is the ques­tion, sen­ten­cia Anarkhe­rria. Que­re­mos ver zom­bis pasean­do por La Con­cha y comien­do pintxos de intes­tino cru­do, decla­ra el Mani­fies­to Zom­bi de Eus­ka­di. Los acti­vis­tas zom­bi mar­chan sobre Pit­ts­burg, Bara­kal­do y Pitufilandia.

«Resi­dent Evil» y «Dead Rising», jue­gos vir­tua­les zom­bi. Un con­jun­to de orde­na­do­res con­tro­la­dos por un ter­ce­ro es una red zom­bi. El Galaxy 15 es un saté­li­te zom­bi. El Tea Party Zom­bie de extre­ma dere­cha regre­sa con la Segun­da Revo­lu­ción Ame­ri­ca­na. El Direc­tor para Amé­ri­ca Lati­na del Cen­tro de Polí­ti­ca Inter­na­cio­nal de Washing­ton cons­ta­ta que «Oba­ma es una ver­sión zom­bie de Bush». «San­gre vaga­bun­da». La polí­ti­ca eco­nó­mi­ca espa­ño­la pro­te­ge a las cons­truc­to­ras zom­bis. Y un Zom­bie Lehen­da­ka­ri ejer­ce el no-gobierno en un país zom­bi­fi­ca­do por el centralismo.

¡Ringgggg! Me levan­to… Café, ducha y ropa. En la calle me cru­zo con mira­das vacías que no veo y me bam­bo­leo camino de la ofi­ci­na. No hay pre­gun­tas en mi cabe­za. Soy un zombi.

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