Ya habían matado los otros tres, Daniel fue el último de mis hijos que los paramilitares asesinaron en Apartadó”, fueron las palabras pronunciadas por Otoniel Cardona García cuando entre lagrimas y papeles viejos narraba los últimos hechos que marcaron su desplazamiento, el fin último de los Cardona Higuita, estirpe de guerreros, de campesinos y luchadores, y el inicio de esta nueva vida para la familia sobreviviente, forzados por el terror a desterrase y abandonarlo todo, excepto su militancia Comunista; “Esa muerte era un mensaje para mí: los acusaban de ser de la guerrilla, pero los mataron porque yo militaba en el Partido Comunista y en la UP”.
Hijo de Colonos campesinos, Otoniel Cardona García nació en 1936 en un hogar humilde; Sólo estudió hasta primaria, pero sus conocimientos educativos y políticos los adquirió en el Partido Comunista Colombiano. Su militancia la comenzó muy joven participando en labores organizativas, de estudio y revolucionarias. Corría la época de finales de los 60 y la década de los 70 y Otoniel Cardona ya se destacaba como responsable y dirigente comunista, que contribuyó en gran medida en la construcción del Partido en la Región, con más de diez mil militantes carnetizados, y en convertir al Regional del
Partido Comunista y más tarde a la Unión Patriótica, en los 80 y 90, en la primera fuerza de la política de la zona bananera.
Sin embargo el Estado Colombiano ya había planeado su estrategia de terror, el plan de exterminio de la UP y del PCC. Masacres, atentados y asesinatos a dirigentes y militantes de la UP.
Don Otoniel ya había recibido amenazas y soportado los asesinatos de sus hijos Uriel, Oriol y Ariel, los nombres de sus hijos que el mismo escogió. Otoniel interrumpe su relato. Prende un cigarrillo y aspira el humo en actitud reflexiva. Sentado y con las piernas cruzadas, fumando, cierra los ojos y se toca el rostro, palpa las arrugas de su piel y por un momento los sufrimientos parecen agruparse, las palabras callan y sede el silencio.
Otoniel levanta su cabeza gacha, abre sus ojos negros y sin pronunciar palabra alguna ya el silencio estaba roto. Su mirada cómplice ilumina el encuentro, y de nuevo, ese otro silencio sede ante las palabras, mientras que Otoniel continua relatando sus historias y sus experiencias vividas, personales y las políticas, las de cuando vivía en Urabá, las de su desplazamiento en Medellín.
Así era el encuentro con Otoniel Cardona, Don Otoniel, como le decíamos, cuando entre semana y fines de semana, nos compartía esas historias, sus experiencias y nos transmitía su compromiso revolucionario, su férrea disciplina, su espíritu de entrega, su confianza en los comunistas, que es la causa del Pueblo.
Ese fue uno de nuestros aprendizajes con Don Otoniel. Aprendimos de su amor al pueblo, a la organización, al partido y a los comunistas. Aprendimos de su espíritu comunista, de su capacidad de sobreponerse a pesar del dolor y la muerte y de continuar trabajando, comprometido, en las labores revolucionarias.
Ese es nuestro aprendizaje, el mismo que hoy, luego de su muerte el 11 de Mayo de 2010, reafirmamos: “Tenemos que seguir luchando para alcanzar nuestro objetivo, una nueva Colombia en paz, donde la vida sea digna y los derechos una realidad vivencial para todos. Ya lo dijo el Che, en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera”.
Honor y Gloria al Camarada Don Otoniel Cardona García.
Venceremos