Resumen Latinoamericano, Opal Prensa /25 febrero 2020
Puede resultar ser una obviedad, para algunos, pero el mundo nuevo que nace proviene del mundo viejo.
Lo que ha de venir está siendo parido hoy, no sin dolor, no sin lucha.
Para el régimen de los corruptos, es decir la burguesía, la fronda
chilena, el período presente atenta contra todos sus privilegios, su
modelo, su sistema. Es un período de tránsito, abrupto, violento, de
grandes cambios, donde lo que debe irse es la corrupción y sus
representantes. Pero ninguno de ellos va a dejar la escena así como si nada, sin antes resistirse.
Se resisten a cualquier transformación que no sea guiada por sus propios intereses de clase. Y buscan por todos los medios mantenerse dirigiendo. Piñera, el representante de la corrupción, en cada entrevista y mensaje relata las iniciativas para un mundo idílico, ideal, de mentiras, suyo, del 6%, como el único posible y viable, que cuenta con plazos y reglas: dos plebiscitos, de abril y octubre.
¡Miserable! ¡Se quiere mantener artificiosamente a flote, mientras su régimen se hunde y él junto a todos los corruptos!
Pero está lo nuevo, es decir el pueblo, la clase trabajadora, el poder
para cambiarlo todo. Y con él está la esperanza de resolver todas las
demandas del pueblo: salud, educación, vivienda, trabajo… en una
palabra: el futuro.
Y es esa la lucha que se vive hoy, en
Antofagasta, Iquique, el Norte Grande, y en el resto del país. Los
secundarios vuelven a reavivar, con fuerzas renovadas, la lucha de sus
padres, de su pueblo, pues eso es lo que vuelve hoy a escena, a fines de
febrero y principios de marzo. Se trata del protagonismo del pueblo,
que tiene como tarea echar a los corruptos, sacar a Piñera, prepararse
para gobernar, en sus asambleas y diversos espacios de organización,
para organizar el poder del pueblo y, en los hechos, convertirse en
gobierno, en el futuro… en lo que vendrá.
Pues lo que viene tiene rostro de pueblo, de lucha, de futuro.