Doble con­de­na: Covid-19 y cárceles

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En el sis­te­ma capi­ta­lis­ta, poli­cía­co, judi­cial y peni­ten­cia­rio, la cár­cel es un núcleo bási­co para la ges­tión de la delin­cuen­cia. Con esta estruc­tu­ra se con­tro­la al delin­cuen­te y se le segre­ga físi­ca y psi­co­ló­gi­ca­men­te de su cla­se de ori­gen. Esto evi­ta que el dis­cur­so que muchas veces acom­pa­ña a la acción delic­ti­va pue­da tener algún tipo de efec­to en la cla­se tra­ba­ja­do­ra y de lugar a un posi­ble com­por­ta­mien­to gene­ral que per­tur­be al sis­te­ma y su nece­si­dad vital de acu­mu­la­ción de capital.

Tam­bién suce­de al revés: la masa obre­ra es sepa­ra­da de aque­llos que inten­tan obte­ner ven­ta­jas de la socie­dad sin pasar por la explo­ta­ción asa­la­ria­da. Esto ayu­da infi­ni­ta­men­te a que la escla­vi­tud se entien­da como lo úni­co moral­men­te acep­ta­ble y el sis­te­ma bur­gués se vea refor­za­do.

A la bur­gue­sía no le intere­sa en exce­so la repre­sión del deli­to (siem­pre per­mi­ti­rá un cier­to gra­do de delin­cuen­cia, como per­mi­te un cier­to gra­do de des­em­pleo) pero sí la cons­ti­tu­ción de meca­nis­mos de ges­tión a tra­vés de los cua­les obten­ga bene­fi­cios que per­pe­túen su hege­mo­nía como cla­se. Y es ahí don­de se debe enten­der el dis­cur­so con­tra­dic­to­rio entre la «reha­bi­li­ta­ción» y la pavo­ro­sa reali­dad del orden carcelario.

En estos días de bom­bar­deo ince­san­te de medi­das polí­ti­cas, socia­les y de segu­ri­dad en torno al Covid-19, que en su mayo­ría resul­tan inú­ti­les e insu­fi­cien­tes, los medios de comu­ni­ca­ción y los gobier­nos olvi­dan en su agen­da polí­ti­ca a las per­so­nas reclu­sas o pri­va­das de liber­tad.

La pobla­ción peni­ten­cia­ria en el Esta­do Espa­ñol es de un total de 58.369 per­so­nas, sin con­tar las cár­ce­les en Cata­lu­ña. Una pobla­ción que supera a ciu­da­des como Sego­via, Soria, Cuen­ca o Ávi­la, dis­tri­bui­da y haci­na­da en los dife­ren­tes cen­tros peni­ten­cia­rios del Estado.

El desin­te­rés se mani­fies­ta en cifras ridí­cu­las, con un total de 285 médi­cos y 6 psi­quia­tras repar­ti­dos en las dis­tin­tas cár­ce­les ya que un 41,66% de las pla­zas no están cubier­tas. Esto, suma­do a la fal­ta de espa­cio y a la satu­ra­ción de las peni­ten­cia­rías hace que la esca­la de con­ta­gio sea mucho mayor, como en las resi­den­cias de nues­tros mayo­res, don­de por el evi­den­te nivel de ries­go el núme­ro de falle­ci­dos es mayor.

Por su par­te, las medi­das adop­ta­das por el gobierno espa­ñol, siguien­do con la línea de las toma­das por el gobierno ita­liano, se basan en un mayor ais­la­mien­to y el cas­ti­go. Se han sus­pen­di­do todas las visi­tas y per­mi­sos en cual­quie­ra de sus for­mas, olvi­dan­do a las fami­lias que ya tenían que hacer cien­tos de kiló­me­tros para poder ver a sus padres o hijas y aho­ra se ven impo­si­bi­li­ta­das para hacer­lo por una lamen­ta­ble ges­tión de las instituciones.

El nivel higié­ni­co es esca­so y los pro­duc­tos caros si se tie­nen que adqui­rir en los eco­no­ma­tos. Por otro lado, los fun­cio­na­rios entran y salen pudien­do con­ta­giar en todo momen­to a los que se encuen­tran recluidos.

La solu­ción que se le está dan­do a los pre­sos con­ta­gia­dos o en deli­ca­do esta­do de salud es el ais­la­mien­to total duran­te 15 días, en una cel­da pro­pia de ais­la­mien­to, cuan­do debe­rían estar aten­di­dos en un entorno médi­co adecuado.

Las comu­ni­ca­cio­nes con las fami­lias son úni­ca­men­te tele­fó­ni­cas tras la prohi­bi­ción de las visi­tas, ron­dan entre los 3 y los 5 euros y se res­trin­gen a una vez por sema­na, varian­do las con­di­cio­nes depen­dien­do del cen­tro penitenciario.

Ante esta situa­ción se han ido orga­ni­zan­do a lo lar­go de todas las cár­ce­les espa­ño­las, igual que ha pasa­do en Ita­lia pre­via­men­te, levan­ta­mien­tos y moti­nes que se tra­tan de silen­ciar como si no fue­ra un tema impor­tan­te. Ayer mis­mo se pro­du­cía un motín en la cár­cel tole­da­na de Oca­ña, don­de la orga­ni­za­ción «Tu aban­dono me pue­de matar» expli­ca lo ocu­rri­do debi­do a la fal­ta de pro­tec­ción y de medios efec­ti­vos que actúen fren­te a la cri­sis del coro­na­vi­rus. Los medios insis­ten en su «todo sal­drá bien» inten­tan­do cegar a las masas obre­ras ante las caren­cias del capi­tal que están salien­do a flo­te y que a toda cos­ta quie­ren ocultar.

Exi­gi­mos la mejo­ra inme­dia­ta de las con­di­cio­nes en las ins­ti­tu­cio­nes peni­ten­cia­rias del Esta­do, que se faci­li­te a las fami­lias el dere­cho a las visi­tas y la comu­ni­ca­ción garan­ti­zan­do las medi­das de segu­ri­dad ade­cua­das. Tam­bién un paque­te de medi­das sani­ta­rias bási­cas que per­mi­tan sepa­rar a los reclu­sos con­ta­gia­dos de los que no lo están sin agra­var las situa­cio­nes de ais­la­mien­to inhu­ma­nas y en gene­ral, el fin del haci­na­mien­to y la sobre­ex­plo­ta­ción de los penales.

No olvi­de­mos que los cen­tros peni­ten­cia­rios están lle­nos de obre­ros y mili­tan­tes y que las cár­ce­les espa­ño­las son solo un arma más del apa­ra­to repre­si­vo bur­gués.

Las cár­ce­les no reha­bi­li­tan, cas­ti­gan y tor­tu­ran a la cla­se trabajadora.

Comu­nis­tas de Castilla

10 de abril de 2020

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