Por Guillermo Cieza, Resumen Latinoamericano, 7 de octubre de 2020.
Alguna vez el actual Canciller de la República, Felipe Solá definió que una de las principales virtudes de un politico era la capacidad de hacerse el boludo. De no preguntar demasiado cuando pasaban delante de sus ojos de politico o funcionario algunos hechos o situaciones que olían a podrido.
Felipe había sido un joven idealista, alguien me comentó que militó en Montoneros, mas probable que fuera en la Juventud Peronista que adhería a esa organización. Pero con el correr de los años, fue aprendiendo a ser politico y cuando desembarcó en la Secretaria de de Agricultura de la Nación (1989−1991, 1993 – 1999) lo que vió pasar delante de sus ojos y no quiso ver, no fueron minúsculos errores administrativos de gestión, sino el desembarco de las grandes empresas de agronegocios, que venían a privatizar el mar, las semillas, los puertos, y a apoderarse del sector vital de la producción para exportación del país.
Como premio a tanto descuido se convirtió en un politico incombustible. Con unos pocos gestos, como el de oponerse a la resolución 125 y apoyar a las patronales agropecuarias, le alcanzó para que en víspera de cada elección el establismenth economico y mediatico lo posicionara como un candidato potable a Gobernador, Ministro de Agricultura o incluso a Presidente. Este vez le tocó ser Canciller.
A principio de los 90 conocí a un dirigente politico honesto, que por olfato político y una cuota de audacia en coyunturas muy particulares, llegó a tener una efimera notoriedad pública en el peronismo. Recuerdo que nos reprochaba que siendo trabajadores y consecuentes en la defensa de nuestras convicciones politicas, no habíamos sabido capitalizar nuestros esfuerzos en la arena politica. » A ustedes les falta picardía», nos interpelaba. Y despues nos explicaba que si no llegábamos a la televisión, a los grandes medios, nadie iba a tomarnos en serio.
Su formula era sencilla: Había que hacer algun gesto, poner una patita, construir algun anclaje, en el sistema, en el mundo de los que toman las grandes decisiones. Recuerdo que en una oportunidad caímos a un acto politico con una bandera del Che. No se puso contento: » El Che esta bueno, pero para lo electoral no sirve, es piantavotos». No lo dijo nunca, pero acompañándolo me pareció advertir que en su estrategia de promoción politica, también eran importante los silencios.
Hace tiempo que no veo a ese dirigente, que era pícaro, pero no tanto para hacer carrera política.
En estos días Felipe Solá volvió a las primeras páginas de la actualidad politica. Aparece como el responsable de dar un giro politico en la politica exterior del gobierno del Frente de Todos y alinearse con los cipayos del Grupo de Lima para castigar a Venezuela. Felipe cargará con las culpas, el responsable es Alberto. Algunos amigos que jugaron sus fichas con el Frente de Todos se rasgan las vestiduras y gritan » traición». Me parece exagerado. Me dan ganas de defenderlos a Felipe y Alberto. ¿En un escenario donde el FMI impone presiones para llegar a un acuerdo por la deuda, qué se podía esperar de un Canciller que fue la mano verde de Menem, responsable político del asesinato de Darío Y Maxi, y de un rosquero de palacio que empezó a hacer política con Domingo Cavallo?.
Seamos realistas, ser parte de esa apuesta tan pícara que les permite que los alumbre un rayito de sol del sistema exige tragarse sapos. El primer sapo fue Sergio Berni amparando los crímenes de la Bonarerense, el segundo sapo fue la arremetida contra los asentados de Guernica, el tercer sapo son los incendios que no parecen incomodar al Gobernador Schiaretti, el cuarto sapo será el nuevo alineamiento internacional de Argentina como felpudos de Trump. Seguro me olvido de alguno. Habrá más.
Seguramente son horas de bronca, que expresaron como nadie Alicia Castro, Victor Hugo Morales y tantos otros. Pero : ¿fue una sorpresa?. O acaso no era cierto que en los últimos meses los políticos, comunicadores y epidemiólogos oficialistas habían hecho desaparecer a Venezuela del mapa. ¿Quién escuchó decir que Venezuela con treinta millones de habitantes desde que empezó la epidemia tiene 600 muertos y nosotros tenemos 400 por día?. ¿Quién escuchó comparar esas cifras con las de Colombia?. ¿Quién escuchó a nuestros políticos y diplomáticos denunciar las violaciones cotidianas y los asesinatos de dirigentes sociales en casi todos los países del continente? ¿Por qué tanta sorpresa….?.
¿Quién debe ir al banquillo de los acusados?
¿Felipe Solá o la picardía?