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La úni­ca lucha que se pier­de es la que se abandona

Lue­go de más de dos meses de pro­tes­ta y de explo­sión social con­tra el peor gobierno que hemos teni­do, no pode­mos reple­gar­nos con las manos vacías. No per­mi­ta­mos que ese sor­do del Cen­tro Demo­crá­ti­co ‑que lle­gó a la pre­si­den­cia gra­cias a los dóla­res de la cocaí­na del Ñeñe Her­nán­dez- se sal­ga con la suya. Paré­mos­le el macho al arro­gan­te Duque que no escu­cha las recla­ma­cio­nes de la gen­te, no cum­ple nin­gún com­pro­mi­so, y recha­za enfu­re­ci­do el infor­me de la Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos, CIDH, que rati­fi­ca la pro­tes­ta social como un dere­cho y que recha­za la repre­sión mili­tar a las mani­fes­ta­cio­nes ciudadanas.

Los máxi­mos ván­da­los de Colom­bia, Duque y Uri­be, orde­na­ron al ejér­ci­to y a la poli­cía dis­pa­rar con­tra el pue­blo en las calles, y en cum­pli­mien­to de esa orden cana­lla fue­ron ase­si­na­dos 88 jóve­nes, miles resul­ta­ron heri­dos y dece­nas des­apa­re­ci­dos… Está con­duc­ta cri­mi­nal inci­ta a la rebel­día y a la resis­ten­cia popular.

Que flo­rez­can en nues­tras ciu­da­des y cam­pos, miles de pun­tos de resis­ten­cia con­tra la dic­ta­du­ra exi­gien­do cam­bios socia­les, deman­dan­do futu­ro. Que se des­mon­te el repre­si­vo ESMAD, se dé vía libre a la refor­ma poli­cial empe­zan­do por la sepa­ra­ción de esa fuer­za del minis­te­rio de defen­sa, y que si hay que apro­bar una ley anti-van­da­lis­mo, que sea para apli­cár­se­la al gobierno que van­da­li­zó el futu­ro de las mayo­rías nacio­na­les. Es un deber recha­zar la cri­mi­na­li­za­ción de las movi­li­za­cio­nes socia­les y la injus­ta estig­ma­ti­za­ción a la Pri­me­ra Línea.

Ancle­mos en nues­tra con­cien­cia colec­ti­va que, «la úni­ca lucha que se pier­de es la que se aban­do­na». ¡Aquí no se rin­de nadie, cara­jo! «O nos lle­va él, o nos lo lle­va­mos noso­tros, pa´que se aca­be la vai­na». ¿Para qué un pre­si­den­te que no sir­ve para nada, que no tie­ne cua­li­da­des huma­nas para sen­tir las angus­tias de los exclui­dos, de los sin pan, los sin techo y los sin tie­rra? El inten­so roman­ce que vive Duque con la vio­len­cia fas­cis­ta y el sen­tir­se res­pal­da­do por unos gene­ra­les recién con­de­co­ra­dos por dis­pa­rar con­tra ciu­da­da­nos inde­fen­sos, hace que se sien­ta indes­tro­na­ble, mien­tras los colom­bia­nos sólo vemos a un pobre facho presumido.

La lucha sigue, y toma­rá nue­vo impul­so a par­tir del 20 de julio, fecha del ver­da­de­ro gri­to de nues­tra defi­ni­ti­va inde­pen­den­cia. Pue­blo, por la derro­ta de la oli­gar­quía… ¡A la car­ga!, como inci­ta­ba el capi­tán de las inmen­sas mul­ti­tu­des, Jor­ge Elié­cer Gai­tán. Duque debe salir del Pala­cio de Nari­ño por­que su man­da­to ya fue mil veces revo­ca­do por la indig­na­ción del pue­blo. Una­mos nues­tras ban­de­ras y nues­tra fuer­za mate­rial para sacar a Colom­bia del espan­to­so ato­lla­de­ro en que la atas­có ese pési­mo pre­si­den­te con sus des­acier­tos, arro­gan­cia, y las incon­se­cuen­cias de su mal gobierno. Aho­ra ten­dre­mos que meter­nos al barro para sacar­la de ese tre­me­dal de injus­ti­cia y despotismo.

No hay mal que por bien no ven­ga. El mal gobierno de Duque pelliz­có las con­cien­cias y des­per­tó la fuer­za arro­lla­do­ra de la juven­tud que hoy relam­pa­guea como espe­ran­za y motor del cam­bio. Fue una estu­pi­dez de este Gobierno hacer tri­zas el Acuer­do de La Haba­na afe­rra­do al sofis­ma y a la fan­ta­sía de una «paz con lega­li­dad” que no exis­te en las 310 pági­nas del Acuer­do. Mal acon­se­ja­do por su men­tor Uri­be, Duque per­dió el rum­bo: en lugar de tomar el camino de la paz, esco­gió el camino del infierno. Qué pre­si­den­te más ton­to hemos teni­do. Debió dar­le cur­so a la refor­ma polí­ti­ca y a la par­ti­ci­pa­ción ciu­da­da­na en el dise­ño de estra­te­gias que com­pro­me­tan su futu­ro, a la titu­la­ción de tie­rras, a la sus­ti­tu­ción de cul­ti­vos de uso ilí­ci­to en con­ve­nio con los cam­pe­si­nos, al otor­ga­mien­to de garan­tías de segu­ri­dad físi­ca a líde­res, lide­re­sas socia­les y excom­ba­tien­tes, y a poner­le pun­to final al enga­ño y la trai­ción de los acuer­dos fir­ma­dos con el movi­mien­to social.

Oja­lá un nue­vo gobierno de coa­li­ción demo­crá­ti­ca corri­ja el rum­bo, y res­ca­te la dig­ni­dad huma­na como obje­ti­vo cen­tral de los gobiernos.

FARC-EP

Segun­da Mar­que­ta­liaJulio 9 de 2021

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