Es cierto que ya ha pasado el tiempo, nueve largos días, desde que se produjo la operación policial contra Askapena, y que ya se ha escrito mucho. Se ha destacado que la labor de Askapena siempre ha sido de carácter público y destinada a mostrar la solidaridad vasca hacia procesos emancipadores en marcha en otras partes del mundo y, al mismo tiempo, a difundir la realidad de un país que se llama Euskal Herria. En una palabra, internacionalismo.
También han sido muchos los colectivos, tanto vascos como de otros países, que han mostrado su solidaridad con Askapena, destacando que en estos 23 años de trayectoria han mantenido habitualmente contacto con sus miembros para llevar a cabo campañas en defensa de los derechos del pueblo palestino frente a la ocupación sionista, de los pueblos originarios de Abya Yala y de las naciones europeas que luchan por su independencia o para apoyar el movimiento bolivariano.
En estos días ha quedado claro que la labor internacionalista de Askapena molesta a los opresores, como demuestran las intoxicaciones que han vertido sus terminales mediáticas y que no merecen ser reproducidas. Es paradójico, pero como decía Rubén Sánchez en estas mismas páginas, en Euskal Herria, si un colectivo realiza adecuadamente su labor y consigue impulsar el internacionalismo y que cada año decenas de ciudadanos vascos inviertan sus vacaciones y su dinero en participar en brigadas, te cae encima una operación policial y encarcelan a tus compañeros. Ante esta situación, visto que la labor internacionalista de Askapena y otros colectivos vascos molesta, y mucho, a los poderes fácticos del Estado español, es preciso continuar con la labor iniciada. Una ocasión inmejorable para ello es el Internazionalista Eguna que el día 16 recordará la primera independencia de las repúblicas latinoamericanas en Bolibar ‑cuna de la familia del Libertador Simón Bolívar- y Gernika ‑símbolo de las libertades vascas-. Asimismo, mañana colectivos sociales, sindicales y políticos llaman a manifestarse en Iruñea (19.00, Plaza del Castillo) bajo el lema «El internacionalismo no es delito. No a la represión».