Es que hoy, en la encrucijada de la historia (permítanme el lugar común) que vive el hombre, ya sea en Cabo Verde, o en cualquier otra parte del mundo, la educación constituye la base fundamental en la que debe asentarse el trabajo de emancipación de cada ser humano, la concientización del hombre, no en función de las necesidades y conveniencias individuales o de clase, sino, en relación con el medio en el que vive, con las necesidades de la colectividad y con los problemas de la humanidad en general […]
Hoy en día la educación tiene como objetivo la plena realización del hombre, sin distinción de raza u origen, como ser consciente e inteligente, útil y progresista, integrado en el mundo y en su entorno (geográfico, económico y social), sin ningún programa de sujeción. Por ello y por ello, el problema de la educación no puede tratarse separadamente del problema económico-social…
La lucha del PAIGC por la independencia
La lucha de liberación contra el colonialismo, si va a ser una lucha de liberación total, no es solo para la conquista política del territorio («independencia de bandera»), es una lucha para liberar al pueblo de los tentáculos del colonialismo. La lucha por la independencia es un fenómeno sociopolítico que cobra fuerza cuando el pueblo colonizado se organiza para reclamar su soberanía política y económica y para desmantelar y destruir las instituciones que dominan su propio sentido de sí mismos y su capacidad de controlar los frutos de su trabajo. La lucha de liberación emplea —en diferentes momentos— una serie de medios para acabar con la dominación colonial, desde la lucha armada hasta las huelgas, pasando por proyectos educativos, programas y resistencia cultural.
En este contexto opresivo de colonialismo, y a través del proceso de toma de conciencia de estas estructuras, se creó en septiembre de 1956 el Partido Africano para la Independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde (PAIGC). Fundado por un grupo de militantes anticoloniales procedentes principalmente de esos dos países, «la generación de Cabral»1 —llamada así por el líder anticolonial guineano Amílcar Cabral— surgió para liderar la lucha por la liberación del colonialismo portugués.
Nacido en Guinea-Bissau y con una extensa red en la diáspora, el PAIGC surge de una larga tradición de resistencia en Guinea-Bissau, Cabo Verde y Portugal. En una lucha que duró de 1903 a 1936, el pueblo de la entonces Guinea Portuguesa se rebeló contra el imposto de palhota (impuesto de cabaña), un impuesto a la propiedad que se impuso a las viviendas de las personas y que en toda África colonial se utilizó para obligarlas a realizar trabajo asalariado. En el caso de las islas de Cabo Verde, el alzamiento campesino conocido como la Revuelta de Ribeirão Manuel (1910) combatió las deplorables condiciones de subsistencia en el campo. En Lisboa, el centro político del colonialismo portugués, el descontento creció —especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945)— entre el estudiantado africano más políticamente organizado que había venido de territorios colonizados a estudiar en Portugal. Desde la Casa dos Estudantes do Imperio, creada por el Estado, los estudiantes crearon el Centro de Estudos Africanos. La curiosidad política de las y los estudiantes africanos encontró expresión en grupos de estudio clandestinos albergados en la casa de la familia Espírito Santo de Santo Tomé y Príncipe. Su casa se convirtió en un centro donde comenzó a surgir el pensamiento crítico sobre la independencia y la liberación nacional entre el estudiantado africano. Amílcar Cabral (1924−1973) que entonces estudiaba agronomía en Lisboa, emergió de esas experiencias para liderar las luchas en Guinea-Bissau y Cabo Verde y convertirse en uno de los líderes más influyentes de la lucha anticolonial por la independencia. Al heredar los resultados colectivos de esas revueltas intelectuales y políticas, estos jóvenes africanos descubrieron la misión de su generación: luchar por la independencia de África del colonialismo. Más tarde, en una narración de ficción que trazó el camino tomado por estos grupos de jóvenes y sus deseos de liberación, el escritor angolano Pepetela los describiría como A geração da utopía (La generación de la utopía).
En 1961, seis años después de la creación del PAIGC y luego de varios intentos de negociar la independencia con el régimen colonial portugués, el Partido comenzó oficialmente la lucha armada de liberación en busca de la independencia completa. Dirigida desde los territorios boscosos de Guinea-Bissau, la lucha guerrillera duró desde el 23 de enero de 1963 hasta abril de 1974. El 24 de septiembre de 1973, desafiando al dominio colonial portugués y a la diplomacia internacional, el PAIGC declaró la independencia de Guinea-Bissau, que fue no reconocida oficialmente por el gobierno portugués hasta el 10 de septiembre de 1974.
El objetivo de la lucha del PAIGC era muy claro: la independencia y liberación de dos territorios colonizados: Guinea-Bissau y Cabo Verde, conectados política y culturalmente por la historia de la colonización. Para conseguirlo, el PAIGC buscó:
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Derrocar a las instituciones coloniales de opresión y explotación.
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Crear un proyecto de reconstrucción nacional para buscar la liberación económica, política y social del pueblo. Este proyecto lucharía contra los residuos tóxicos dejados por las estructuras coloniales en los cuerpos y mentes del pueblo.
Estos objetivos fueron profundizados en el Programa Principal del Partido (1964−65: 4 – 9) que tenía nueve secciones. La primera exigía «conquista inmediata, por los medios que fueran necesarios, de la independencia nacional total e incondicional del pueblo de Guinea y de las islas de Cabo Verde (…) el fin de todas las relaciones colonialistas e imperialistas (…) revisión o revocatoria de todos los acuerdos, tratados, alianzas y concesiones hechos por los colonizadores portugueses». La segunda y tercera secciones defendían la «unidad económica, política, social y cultural», enfatizando en la unión entre Guinea-Bissau y Cabo Verde para la «construcción de una nación africana fuerte y progresista (…) con base en la voluntad popular debidamente consultada». La sección cuatro complementaba estas dos últimas defendiendo la unidad africana. La quinta sección se centraba en el tipo de gobierno a implementar en los territorios después de la independencia, o sea uno que fuera «democrático, anticolonialista y antiimperialista» y comprometido con el principio de que todos los ciudadanos serían iguales «ante la ley, sin distinción de nacionalidad o grupo étnico, sexo, origen social, nivel cultural, profesión, posición, riqueza, creencia religiosa o convicción filosófica». La sexta sección se enfocaba en la independencia económica, una economía estructurada y el desarrollo de la producción «regida por los principios del socialismo democrático»; la séptima sección trataba sobre «justicia y progreso» en los niveles social, educativo y cultural; y la octava sección sobre la defensa nacional y cómo estaba «vinculada al pueblo y dirigida por ciudadanos nacionales». Finalmente, la novena sección explicaba cómo se pretendía desarrollar una política exterior «propia, en el interés de la nación, de África, y de la paz y el progreso de la humanidad».
Para cumplir con los objetivos del movimiento de liberación nacional y poner en práctica el programa y las estrategias diseñadas para la liberación, había que estar dispuesto a enfrentar obstáculos significativos. La mayoría de la población experimentaba grandes niveles de empobrecimiento y subdesarrollo, que se manifestaban en altas tasas de mortalidad infantil, hambrunas cíclicas, altas tasas de analfabetismo, falta de infraestructura y servicios públicos, y sectores industriales subdesarrollados o inexistentes. En un discurso pronunciado en un evento masivo en Londres, en octubre de 1971, Amílcar Cabral explicó la desoladora situación:
La falta de proteína y de muchos alimentos básicos impide el desarrollo de nuestro pueblo. En algunas regiones, la tasa de mortalidad infantil es del 80%. Durante la época dorada de la colonización portuguesa solo teníamos dos hospitales con un total de 300 camas en todo el país y apenas 18 médicos, 12 de ellos en Bissau.
En cuanto a las escuelas, solo había 45, y eran escuelas misioneras religiosas, que enseñaban solo el catecismo. Había 11 escuelas oficiales para niños asimilados2.[2 No había escuelas secundarias en Guinea-Bissau hasta 1959, ahora existe una […] Había apenas 2.000 niños en las escuelas de todo el país. Y se pueden imaginar el tipo de educación. Fue una decisión deliberada para impedir el desarrollo de nuestro pueblo, tal como hicieron en Angola, Mozambique y las demás colonias.3
El camino a la liberación requería un liderazgo que viviera según las conocidas palabras de Cabral: «No diga mentiras (…) no reivindique victorias fáciles». En la búsqueda de la independencia, el PAIGC se enfrentó a la tarea de recrear procesos, estructuras y espacios que pudieran atender las necesidades materiales del pueblo y las necesidades de la lucha política. La inversión en educación se convirtió en un pilar fundamental de la lucha por la independencia, necesaria en los niveles de la resistencia política, económica, cultural y armada. Combatiendo el analfabetismo, el miedo y la ignorancia, la educación se convertiría en el medio a través del cual el pueblo africano podría comenzar a reclamar y recuperar su voz y emerger como integrante políticamente consciente y activo de la sociedad, tanto en su país como en el curso de la historia mundial.
El proyecto educativo del PAIGC
El primer congreso del PAIGC, conocido como el Congreso de Cassacá, tuvo lugar entre el 13 y el 17 de febrero de 1964 en el área liberada al sur de los bosques guineanos. Las «áreas liberadas» o «zonas liberadas» (términos a menudo usados indistintamente en los documentos del partido) eran los principales territorios bajo su control. Aquí la entrada o influencia portuguesa era muy limitada y virtualmente inexistente. Para 1971, dos tercios del país estaban gobernados por el PAIGC (Cabral, 1972). En estos territorios, el partido desarrolló los inicios de un Estado revolucionario que priorizó proporcionar al pueblo servicios básicos centrados en las personas, como atención de salud, órganos judiciales, educación y comercio minorista. Estas áreas liberadas jugaron un papel político fundamental en la lucha por la liberación.
Un resultado clave del Congreso fue la reorganización política y militar del Partido. Esto implicó una reestructuración importante en lo que respecta a:
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Reforzar el poder popular.
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Regular las actividades económicas, administrativas, judiciales, educativas y sociales en las zonas liberadas.
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Creación de las Forças Armadas Revolucionárias do Povo (FARP), que incluían los grupos de guerrilla, el ejército popular y la milicia popular (grupos de vigilancia en las zonas liberadas).
Entre las resoluciones que salieron del Congreso estaba la necesidad de mejorar el conocimiento. Esto se logró mediante la creación de escuelas, invirtiendo en la educación de adultos y jóvenes y animando a las personas a invertir en su propia educación para el mejoramiento de los cuadros del Partido. En las directrices que Cabral escribió para el Congreso, resaltó que para «continuar el desarrollo victorioso de nuestra lucha» el PAIGC necesitaría:
Crear escuelas y desarrollar la instrucción en todas las áreas liberadas (…) Mejorar el trabajo en las escuelas existentes, evitar un número de alumnos muy elevado que puede perjudicar el aprovechamiento de todos. Crear escuelas, pero tener en cuenta las posibilidades reales para evitar que después tengamos que cerrar algunas escuelas por falta de medios (…) Crear cursos especiales para formación y perfeccionamiento de profesores (…) Crear cursos para enseñar a leer y escribir a los adultos, sean ellos combatientes o elementos de la población (…) Crear poco a poco, bibliotecas simples en las zonas y regiones liberadas, prestar a otros los libros de los que disponemos, ayudar a otros a aprender a leer un libro o periódico y comprender lo que se lee (Cabral, en PAIGC, 1965: 24 y 26).
La creación de una conciencia nacional sobre el colonialismo portugués y la necesidad de luchar por la independencia y la reconstrucción bajo el paraguas de una identidad guineana plural pero singular a la vez fue un obstáculo importante al que tuvo que enfrentarse el Partido al comienzo de la lucha, en la que el proyecto educativo del PAIGC jugó un rol clave.
El desarrollo de campañas de movilización para socializar las directrices del Congreso de Cassacá se convirtió en un proceso importante para educar a la población en general, así como para la formación dentro de las estructuras organizativas del Partido. A través del trabajo del comisario político estas campañas se convirtieron en una actividad importante para el partido. Las directrices del Congreso invitaban a la militancia del PAIGC a «distribuir al máximo el periódico del Partido, realizar sesiones de lectura colectiva (en grupo) y conducir a quienes leen a discutir y expresar su opinión sobre lo que leyeron».
A la sombra de manglares se organizaban sesiones abiertas con la población en general. La campaña de movilización se centró en dialogar sobre los aspectos prácticos de la vida cotidiana bajo el dominio colonial portugués. En enero de 1969, durante una entrevista grabada en la Conferencia Internacional en Apoyo a los Pueblos de las Colonias Portuguesas y del Sur de África en Jartum, Cabral compartió el contenido de estas conversaciones y los objetivos que buscaban alcanzar:
No podíamos movilizar a las personas diciéndoles «la tierra debe ser de quien la trabaja» porque aquí tierra no falta. Hay toda la tierra necesaria. Teníamos que encontrar formas apropiadas para movilizar a nuestros campesinos, en vez de utilizar términos que nuestra gente todavía no podía comprender. Nunca movilizamos a las personas sobre la base de la lucha contra la colonización. Eso no servía para nada. Hablar de la lucha contra el imperialismo no resultaba en nada.
En vez de eso, hablamos en un lenguaje directo y accesible para todos: ¿Por qué luchamos? ¿Quién eres tú? ¿Quién es tu padre? ¿Qué ha pasado con tu padre hasta ahora? ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la situación? ¿Ya pagaste tus impuestos? ¿Tu papá ya pagó sus impuestos? ¿Qué has visto de esos impuestos? ¿Cuánto ganas con tu cáñamo? ¿Ya pensaste en lo que lucras con tu cáñamo? ¿Y el trabajo que le costó a tu familia? ¿Quién ya estuvo preso? ¿Has estado en la cárcel alguna vez?
Esta es la base para la movilización.
Vas a trabajar en la carretera. ¿Quién te da las herramientas para trabajar? Eres tú quien las pone. ¿Y quién te da la comida? Eres tú que la traes. Pero ¿quién anda por la carretera? ¿Quién tiene un automóvil? Y tu hija fue violada por fulano, ¿eso te parece bien? (Cabral, 1969: 11 – 12).
El significado y el impacto del colonialismo debían resonar en el nivel más personal de sus vidas cotidianas. Las sesiones abiertas buscaban elevar la conciencia del pueblo sobre lo que les estaba pasando en su tierra y fueron cruciales para las campañas de movilización del PAIGC y para el desarrollo temprano de la formación política, también conocida como «educación militante»4.
Tales conversaciones con la población y la mayor inversión en educación contribuyeron al objetivo mayor del Partido de «combatir, sin violencia, prácticas nocivas, los aspectos negativos de las creencias y tradiciones de nuestro pueblo (…) combatir todos los particularismos (manías de separación) perjudiciales a la unidad del pueblo, todas las manifestaciones de tribalismo, de discriminación racial o religiosa» (Cabral en PAIGC, 1969: 24, 25). Las sesiones no solo contribuyeron a aumentar y fortalecer la conciencia popular sobre la lucha, sino al establecimiento de estructuras administrativas, políticas, judiciales, económicas y sociales en las áreas liberadas. Estas estructuras y procesos promovieron un gran cambio en las vidas de las personas y fueron cruciales para reforzar el desarrollo político de su conciencia. Como Cabral anotó en las directrices del Congreso:
El pueblo lucha y acepta los sacrificios exigidos por la lucha, pero para obtener ventajas materiales para poder vivir en paz y mejor, para ver su vida mejorar y garantizar el futuro de sus hijos. Liberación nacional, lucha contra el colonialismo, construcción de la paz y del progreso —independencia— todo eso son cosas vacías y sin significado para el pueblo si no se traducen en una real mejoría de las condiciones de vida. De nada sirve liberar a una región si el pueblo de esa región se queda sin poder tener los artículos de primera necesidad para su vida (Cabral en PAIGC, 1969: 23).
Escuelas del PAIGC en áreas liberadas
Con la consigna «todos los que saben tienen que enseñar a los que no saben» el PAIGC desarrolló dos proyectos educativos simultáneos, uno para adultos y otro para jóvenes. Los objetivos subyacentes de desarrollar sistemas educativos en las áreas liberadas eran «destruir, en nuestra resistencia, todo lo que hace perros a nuestra gente —hombres o mujeres— para dejarlos avanzar, crecer, levantarse, como las flores de nuestra tierra, todo lo que puede hacer de nuestra gente seres humanos valiosos…» (Cabral, 1979:12).
Entre 1963 y 1972, el PAIGC desarrolló instalaciones educativas para tres grupos: jóvenes, adultos y personal militar. Las iniciativas educativas para adultos y guerrilleros se habían llevado a cabo desde el trabajo de movilización de los primeros años, pero se fortalecieron e institucionalizaron durante este período a través de la creación de infraestructura escolar y educativa. Se construyeron Escolas de Tabanca (escuelas de aldea) e internados en las zonas liberadas, con la excepción de dos internados ubicados en países vecinos: la Escola Piloto en la República de Guinea y la Escola Teranga en la República de Senegal.
Las escuelas del PAIGC en el extranjero fueron coordinadas por el Instituto Amizade (Instituto Amistad) creado por el Partido en 1965, con oficinas de representación permanente en Conakry y Dakar. Los estatutos del instituto describen a la organización como apolítica con «propósitos humanitarios», trabajando en estrecha colaboración con el departamento de educación de las zonas liberadas de Guinea-Bissau. Funcionaba, entonces, como una suerte de «proyecto de ministerio de Educación» dentro de la estructura del Partido5. El instituto coordinaba todos los aspectos derivados de las directrices del Partido, desde administrar escuelas hasta desarrollar planes de estudio y material para administrar y distribuir a las escuelas en el exterior. Durante la lucha por la independencia, el PAIGC recibió becas de países como Bulgaria, Checoslovaquia, Cuba, Hungría, Yugoslavia, la República Democrática Alemana, Rumania, Estados Unidos y la Unión Soviética. El instituto también se encargó de organizar y coordinar seminarios para adultos, formar cuadros, educar a trabajadores de servicios sociales como maestras y maestros de escuela y acompañar el rápido crecimiento de la vida escolar durante la lucha por la independencia (PAIGC 1973: 5).
Las estructuras educativas básicas del PAIGC se desarrollaron a través de campañas amplias de movilización y procesos educativos para la niñez y la juventud coordinados por el Instituto Amistad. También hubo un grupo de instalaciones para adultos: Lar (Hogar) Sami en Ziguinchor y Lar de Dakar en la República de Senegal, así como Lar do Bonfim (también conocido como Lar de Conakry) en la República de Guinea (Rudebeck, 1974: 206). Se trataba de centros multifuncionales que servían como oficinas de representación del Partido para funciones políticas y administrativas, pequeños hospitales y centros de recuperación para personas heridas como resultado de la lucha armada y espacios educativos que ofrecían cursos de alfabetización y de formación política para quienes estaban recuperándose de sus heridas. En 1966, el Partido creó otros dos centros para la población adulta y combatientes, el Centro de Reciclagem e Aperfeiçoamento de Professores y el Centro de Instrução Política e Militar de Madina do Boé. Entre 1964 y 1965 el sistema educativo del PAIGC tenía 50 escuelas con 4.000 estudiantes en total en las áreas liberadas; las cifras aumentaron a 127 escuelas con 13.361 estudiantes y 191 profesores en 1965 – 1966 y a 159 escuelas con 14.386 estudiantes y 220 profesores en 1966 – 1967 (Rudebeck, 1974: 206). En un informe de 1973 sobre el desarrollo del sistema educativo del PAIGC entre 1963 y 1973, el número total de cuadros del partido capacitados y de estudiantes de las zonas liberadas se registró así:
Hoy el Partido dispone de 164 escuelas primarias en sus zonas liberadas, donde enseñan 258 profesores, que atienden a un total de 14.531 alumnos, de los cuales cerca de un tercio son chicas (…) Hoy, en menos de diez años, el PAIGC formó 36 cuadros universitarios, tenemos 46 cuadros con formación técnica superior, 241 cuadros de educación profesional y especializada, 174 cuadros políticos y sindicales y 410 cuadros en atención sanitaria. Además de estos ya formados, tenemos en este momento 422 alumnos recibiendo en el extranjero educación media o superior, a los que se sumarán cerca de 100 este año (PAIGC, 1973: 5).
Para apreciar mejor las iniciativas y los logros educativos del PAIGC durante la lucha por la independencia, es necesario estudiar el enfoque que guió su educación política y trabajo de concientización, que fue más allá de los programas convencionales de educación infantil y alfabetización.
Un enfoque militante de la educación
Muchos países africanos declararon su independencia en la segunda mitad del siglo XX, liderados por movimientos de liberación e interactuando con luchas anticoloniales y antiimperialistas de todo el mundo. El PAIGC, junto con el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) y otros, estuvo profundamente influenciado por ideologías comunistas y socialistas. Por ejemplo, la adopción del término militante para identificar a determinados miembros del Partido se inspiró en los marcos revolucionarios de los contemporáneos internacionales del PAIGC.
Sumergidos en el movimiento ideológico, político, social y armado, las y los militantes se caracterizaban por su adhesión disciplinada a la lucha de liberación y por su compromiso activo en la lucha por alcanzar la total independencia del gobierno colonial portugués. En 1974, Samora Machel —comandante militar, líder de FRELIMO y socialista en la tradición del marxismo-leninismo— hizo la siguiente definición de militantes y militancia:
El militante es aquel que vive la preocupación de la organización y que, en los detalles de la vida cotidiana, por la aplicación creativa que hace de nuestra línea, se convierte para todos en un modelo de servidor del pueblo, de edificador de la nueva sociedad. La tarea que se le confía la realiza con el sentido de que está al servicio del pueblo, y recibiendo su misión del pueblo, lo consagra todo a él, incluida su propia vida (Machel, 1979: 15).
En la lucha de liberación del PAIGC, militante se usaba como término global para todas las personas que participaban conscientemente en la lucha, sean combatientes, comandantes, comisarios políticos, «trabajadores responsables»6, maestros, enfermeras, médicos o civiles. El Partido consideraba que la o el militante era el participante clave en la vanguardia de la lucha, con las siguientes consideraciones en mente: «Recordar siempre que un buen militante (como un buen ciudadano) es aquel que hace bien su deber. Es aquel que además de hacer bien su deber, consigue mejorarse cada día para ser capaz de hacer más y mejor» (Cabral, 1977: 217). O en este pasaje:
Hoy es del partido toda la gente de nuestra tierra dispuesta a acabar con la colonización portuguesa y dispuesta a seguir las consignas del Partido y a respetar y cumplir las órdenes de la Dirección de nuestro Partido. Esos son del Partido. Pero mañana serán del Partido solo aquellos que tengan una conducta moral ejemplar como hombres dignos o como mujeres dignas de nuestra tierra. Que trabajen y tengan trabajo, porque los vagos no pueden ser de nuestro Partido, de ninguna manera. Y que hacen sangre de su vida, alma de su alma, cumplir el programa de nuestro Partido en nuestra tierra, luchando contra quien sea (PAIGC, 1969: 8).
Durante un seminario para integrantes del PAIGC del 19 al 24 de noviembre de 1969, Cabral explicó que, estando «al servicio de la libertad y el progreso» del pueblo guineano, el militante debía defender a toda costa los avances logrados en la lucha de liberación (PAIGC, 1969: 16). El militante debe «vivir entre el pueblo, delante del pueblo, detrás del pueblo. Ellos deben trabajar para el Partido con la certeza de que está trabajando para el pueblo de nuestra tierra» (PAIGC, 1969: 20).
Convertirse en militante del PAIGC se consideraba un acto consciente. Como tal, «alguna evidencia específica de que uno cumplía ciertos requerimientos» debía darse a la dirigencia del Partido, algo que demostrara conocimiento sobre su programa y principios. La o el militante debía también haber estado activo en trabajo organizativo que buscara lograr en la práctica los objetivos del Partido (Cabral, 1979: 103).
Para lograr estos objetivos, esta vanguardia militante, o lo que el PAIGC denominaba militante armado, tenía que liderar o participar activamente en la formación política sobre la lucha entre civiles adultos, miembros del Partido, juventud y niñez. La vanguardia militante tenía que ser la fuerza motriz tras la formación política de los grupos estratégicos que podrían ser forjados como instrumentos políticos para la lucha por la liberación y para la reconstrucción nacional después de la independencia. La creación de esa vanguardia, como Cabral delineó en las sesiones de noviembre de 1969, debería ser «constantemente refinada, afilada, perfeccionada, y nuestro pueblo debe embellecerla constantemente» (PAIGC, 1969).
Fue en este contexto que el PAIGC desarrolló su concepto de educación militante, también denominada «educación política». Este no era un término utilizado con frecuencia en los documentos de archivo del PAIGC hasta 1978 cuando adoptó el término para caracterizar el sistema de educación desarrollado durante la lucha7. La concepción y aplicación práctica de la educación militante del PAIGC fueron profundamente influenciadas por el momento histórico específico en el que surgió y además fue moldeada por una serie de factores: las luchas africanas por la independencia y sus posiciones anticoloniales, los movimientos panafricanos y el principio de unidad africana, la Guerra Fría y los bloques ideológicos socialistas, el Movimiento de Países No Alineados y la solidaridad internacional; el período de conflicto armado interno en el territorio guineano y la lucha internacional por los derechos humanos del movimiento de liberación en el ámbito de Naciones Unidas.
La educación militante era un proceso de educación anticolonial comprometido, participativo y consciente, centrado en un concepto integral de liberación «enraizado y apoyado por las realidades y necesidades de la comunidad» y por principios de descolonización. Su «rol pedagógico combinaba tres aspectos: aprendizaje político, formación técnica y formación de comportamientos individuales y colectivos» (PAIGC, 1978). A través de esta educación, la ciudadanía y el estudiantado serían guiados para desarrollarse plenamente y alentados a hacer contribuciones conscientes al desarrollo sostenible del país recientemente independiente. La educación militante o política se aplicaba a la formación y capacitación de tres grupos: las y los profesores militantes, combatientes militantes y estudiantes militantes.
Las y los profesores militantes
Las y los profesores militantes abandonaron su vida cotidiana para unirse a la lucha: venían de la clase trabajadora (artesanxs, trabajadorxs de servicios y de la industria urbana), del campesinado (agricultores y habitantes de las tierras rurales) y otras pocas y pocos de la pequeña burguesía (ex maestros de escuela primaria, ex funcionarios del gobierno y estudiantes). Sus edades oscilaban entre los 15 y los 25 años, y las y los estudiantes reclutados de las escuelas coloniales portuguesas para unirse a la lucha también fueron formados para convertirse en profesores militantes del PAIGC.
Para un profesor o profesora militante, su profesión y trabajo implicaba más que preparar clases, enseñar el currículo establecido y evaluar el desempeño académico de los estudiantes. La enseñanza militante buscaba transformar comportamientos y hábitos, superar experiencias del pasado, repensar y producir nuevo conocimiento y adaptarse al mundo cambiante y a las demandas de la lucha por la independencia.
De esta forma, convertirse en profesor o profesora militante era someterse a dos procesos simultáneos: descolonizar los materiales educativos existentes y producir nuevos currículos y materiales escolares como parte del trabajo educativo más amplio del PAIGC. De esta forma, la o el profesor militante era a la vez un recurso pedagógico y un espejo de los ideales de la lucha por la independencia. Hasta la publicación del primer manual escolar en 1966, las y los profesores del PAIGC tenían que utilizar materiales y manuales coloniales. Por ejemplo, tenían una tarea doble cuando utilizaban el texto de ortografía portuguesa: además de cuestiones básicas como enseñar el alfabeto, su trabajo también consistía en interpretar críticamente el mensaje que transmitían los textos portugueses y reformularlo de una forma más pertinente para el universo de sus estudiantes (De Deus, 1996).
Sin embargo, para que esto ocurriera, las y los profesores tuvieron que pasar por su propio proceso de descolonización para deconstruir y desmantelar el conocimiento colonial que les había sido impuesto por el gobierno portugués. Aunque el Partido desarrolló cursos de capacitación para ellos que incluían temas como pedagogía y la adquisición de habilidades pedagógicas, el proceso de convertirse en profesor/a militante estaba en gran medida caracterizado por la reevaluación y renovación de los profesores de su propia educación y conocimiento. Esto a menudo se dio a través de un aprendizaje temprano en el aula junto con sus estudiantes.
Las y los profesores en estas escuelas se encontraban en una posición en la que sus conocimientos, habilidades y actitudes podían trabajar para crear ambientes de aprendizaje que fomentaran el pensamiento crítico de sus alumnos y alumnas. El proceso de cuestionar, interrogar y despertar la curiosidad no sólo construía confianza entre el estudiantado, también transformó a las y los profesores en agentes de cambio. Aunque el profesor militante y el combatiente militante participaban en frentes diferentes en la lucha por la independencia y la liberación, ambos grupos tenían la tarea de no solo llevar a cabo funciones cotidianas, logísticas y operativas (como contribuir al funcionamiento de las escuelas y participar en la dirección de operaciones militares), sino también de formar conscientemente y educar políticamente a la futura generación que lideraría al país en su liberación y reconstrucción post independencia. En este proceso, fue su responsabilidad desarrollar los enfoques y los materiales pedagógicos —así como las condiciones emocionales— que cultivarían los principios y objetivos establecidos por el Partido.
Las y los combatientes militantes
Inspirado por el modelo de entrenamiento militar cubano, el comandante del PAIGC Pedro Verona Pires, que fue entrenado militarmente en Cuba, creó en 1966 el Centro de Instrucción Política y Militar Madina do Boé. Siguiendo las directrices del PAIGC era importante que los militares del partido fueran conscientes de las estrategias políticas de la lucha por la independencia. Las fuerzas armadas revolucionarias solo conseguirían librar una campaña militar efectiva si sabían por qué era necesaria la lucha y cuáles eran los objetivos que se perseguían. Las lecciones políticas sobre el colonialismo y los principios y objetivos de la lucha por la liberación eran parte integral de su formación.
Debido a la alta tasa de analfabetismo en Guinea-Bissau, el centro de instrucción también promovía alfabetización para los combatientes militantes. Enseñar a leer y escribir era un aspecto crucial en el ejército de liberación, no solo porque era necesario para captar y comprender los materiales del Partido, sino porque se necesitaba para desarrollar la logística militar, preparar ataques, comunicarse entre los frentes de lucha y el cuartel general del Partido y entender las coordenadas militares y la tecnología.
Como continuación de este trabajo de movilización política e ideológica y de formación de la población civil, el PAIGC creó en 1968 las Brigadas de Trabalho Político, que en 1970 fueron reorganizadas con el nombre de Brigadas de Acção Política. De acuerdo con sus estatutos de 1971, sus principales funciones eran:
…fortalecer el trabajo político del partido (…) fortalecer y desarrollar de la conciencia política de los militantes, de los combatientes y de las poblaciones, la explicación y divulgación de las consignas y demás directrices del Partido en todas las ramas de nuestra actividad. (…) La Brigada debe disponer de los medios materiales para realizar su función (documentos básicos del Partido, boletines, comunicados, fotografías y otros medios audiovisuales) que le son suministrados por la dirección del Partido. La Brigada, como cualquier otro organismo de la dirección política del Partido, debe vivir en el seno de su pueblo (PAIGC, 1971: 6 – 7).
Las y los estudiantes militantes
Fue bajo la consigna «Educación, trabajo, lucha» y con el saludo «¡viva el PAIGC, fuerza, luz y guía de nuestro pueblo en Guinea y Cabo Verde!» que el Partido comenzó a formar lo que consideraba «los mejores hijos e hijas» de la nación, es decir, estudiantes militantes y estudiantes de la organización de juventud Pioneiros do Partido (Cabral, 1979: 64 y 298). En 1966, junto con la inauguración del internado Escuela Piloto en Conakry, el PAIGC creó Pioneiros do Partido para estudiantes de entre 10 y 15 años que hubieran terminado su primer año de educación primaria. Como una «organización de vanguardia», buscaba crear espacios y procesos que produjeran estudiantes militantes. Según sus estatutos, Pioneiros do Partido tenía como objetivo contribuir a una educación de calidad para los niños basada en los principios del Partido y reforzar el amor a los pueblos de Guinea y Cabo Verde, la dedicación a la lucha, el respeto por la familia y la escuela y «la predilección por la justicia, el trabajo, el progreso y la libertad». Sus objetivos y actividades buscaban hacer de todos sus integrantes «militantes valiosos» del Partido y «ciudadanos conscientes» capaces de asumir las grandes responsabilidades de la reconstrucción nacional en el futuro, así como la «defensa intransigente de las conquistas de la revolución» (Vaz Borges, 2019: 227 – 229).
Además del trabajo involucrado en ser un buen estudiante, otras tareas del estudiante militante incluían:
Discutir todo lo que tiene que ver con la lucha, la escuela y la tierra. Deben reunirse con los padres, (…) dirigentes, funcionarios, militantes, combatientes, amigos extranjeros y todos los que se interesan por el trabajo de los Pioneros. Deben organizar competencias deportivas, de dibujo, concursos de juegos, canto, trabajos manuales, etc., tanto con los alumnos de la escuela como con otros pioneros (PAIGC, O Nosso livro 4ª classe. s.f.: 20).
Transformando los materiales pedagógicos y el currículo
La educación política era obligatoria en todos los frentes de lucha y era una de las mayores prioridades del PAIGC. Como Cabral explicó en el seminario para los miembros del Partido en noviembre de 1969:
Es necesario luchar con la conciencia política en la cabeza. Es preciso que seamos conscientes de que es la conciencia del hombre la que guía el arma, y no el arma la que guía su conciencia. El arma vale porque el hombre está detrás de ella, empuñándola. Y vale tanto más cuanto más vale la conciencia del hombre, si la conciencia del hombre sirve a una causa bien definida, clara y justa (Cabral, 1979: 13 – 14).
La educación militante o política del PAIGC era anticolonial y afrocéntrica en sus objetivos, pues procuraba desmantelar el sistema y las prácticas educativas sesgadas, jerárquicas y opresoras heredadas de la educación colonial portuguesa. Aportó nuevos conocimientos y prácticas de la vida social a los manuales y currículo escolares, poniendo énfasis en aprender de las realidades concretas del pueblo africano, los procesos históricos que desafiaban en ese momento —es decir, el colonialismo— y las violentas relaciones estructurales que surgían de esas prácticas.
Igualmente importante fue el énfasis especial colocado en la enseñanza y el aprendizaje de estrategias de resistencia contra las prácticas coloniales. Las experiencias de los pueblos africanos, su pasado, su presente y su futuro debían estar en el núcleo de esta nueva educación. Los planes de estudio tenían que abordar y a la vez ser conformados por las formas de conocimiento que existían en las comunidades locales. Con estos nuevos enfoques del conocimiento, el PAIGC trataba de cultivar en las y los estudiantes un sentido personal de obligación consigo mismos, sus compañeros y sus comunidades. Tan temprano como en 1949, Cabral abogó por que la producción de conocimiento se centrara en las realidades africanas existentes a través de sus experiencias de investigación de las condiciones agrícolas en Portugal y sus territorios africanos (Vaz Borges, 2009: 97 – 100). Argumentaba que una de las mejores formas de defender la tierra consistía en aprender cómo utilizar el suelo de forma sostenible y mejorar conscientemente los beneficios que obtenemos de él (Cabral, 1949: 15 – 17). Conocer y entender la tierra era una forma de defender al pueblo y su derecho a mejorar sus condiciones de vida.
Los planes de estudio desarrollados para la educación de las y los estudiantes militantes comprendían varias materias, desde matemáticas hasta el aprendizaje del portugués, pasando por gimnasia, arte, geografía, ciencia, teatro y música. Entre 1966 y 1974, el PAIGC desarrolló cuatro manuales escolares para los grados primero al cuarto y cuatro manuales para quinto y sexto grados. Entre ellos, un manual de historia general de África, otro sobre la historia de Guinea-Bissau y Cabo Verde, otro sobre lecciones políticas y finalmente una traducción de A Short History of Pre-Capitalist Society (Una breve historia de la sociedad precapitalista), el primer volumen de un estudio en dos volúmenes escrito por D. Mitropolsky, Y. Zubritsky, V. Kerov y otros en 1965 en la Universidad de la Amistad Patrice Lumumba en Moscú, URSS. Los textos escolares del PAIGC fueron creados colectivamente por las y los maestros y otros militantes y fueron impresos en Uppsala, Suecia, por la imprenta Wretmans Boktryckeri. También se utilizaron escritos de Cabral y transcripciones de sus discursos como material didáctico.
Además, el Partido desarrolló una serie de medios de comunicación, entre los que se encontraban periódicos como Jornal Libertação (Diario Liberación) y PAIGC Actualités (Noticias del PAIGC), de alcance internacional, en francés. También desarrollaron una revista juvenil Blufo8 Blufo es una palabra derivada del creole con varios significados, uno de los cuales es «joven inexperto».[/note – Órgão dos Pioneiros do PAIGC, que también era muy leída por adultos. Asimismo, el Partido fundó la Rádio Libertação (Radio Liberación) que transmitía diariamente noticias sobre la lucha y contribuía al programa de educación de personas adultas del PAIGC.
Planes de estudio para la niñez y la juventud
Fuertemente inspirado por la orientación política e ideológica del Partido e influenciado por las circunstancias mundiales en ese momento, el currículo del PAIGC para la niñez y la juventud estaba dividido en dos fases: de primero a segundo grado y de tercero a quinto grado, cada una con un alcance diferente. La educación política para primero y segundo grado estaba dedicada a la historia de la lucha por la independencia. Aquí eran centrales temas como la creación del PAIGC y su estructura y organizaciones, héroes y heroínas, así como sus objetivos y programa. La enseñanza sobre la lucha por la independencia requería discutir a la par la colonización, la opresión, la explotación en general y la colonización portuguesa en particular.
La educación política de tercero a quinto grado era más completa que los planes de estudio de primero y segundo grado y estaba centrada en la orientación internacionalista de la lucha por la independencia. El PAIGC enseñaba acerca de luchas similares en el continente africano, como la del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), el Movimiento de Liberación de Santo Tomé y Príncipe (MLSTP), el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) y la Conferência das Organizações Nacionalistas das Colônias Portuguesas (CONCP), una organización de cooperación entre los movimientos independentistas de los territorios africanos colonizados por los portugueses. Tales luchas nacionales eran exploradas en relación con otros asuntos internacionales, incluyendo:
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Luchas diplomáticas como la lucha por reconocimiento internacional de la ocupación colonial de sus territorios por Portugal.
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Luchas de género que buscaban mejorar los derechos de las mujeres y la niñez en un contexto en el que la dominación feudal y colonial patriarcal estaban entrelazadas, lo que líderes del PAIGC como Carmen Pereira llamaban «dos colonialismos».
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Luchas históricas en otros lugares como la revolución socialista en Rusia en octubre de 1917 y el movimiento sindical en África.
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La lucha de clases, resaltando la conexión entre el PAIGC, sindicatos como la Unión Nacional de Trabajadores Guineanos y la clase trabajadora internacional.
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El racismo, la libertad, el progreso, la reconstrucción nacional y la historia de África (incluido el tráfico de esclavos y los grandes imperios anteriores a la colonización).
La redacción de textos escolares era clave para la transmisión de las ideas definidas en los planes de estudios y para ayudar a las y los maestros a transmitir información densa a los estudiantes de forma interesante y accesible. Una forma de hacerlo era transformar la lucha por la liberación en la vida cotidiana, la política y la ideología en cuentos y fábulas que exploraban comportamientos cívicos humanos y militantes y complementaban los componentes políticos o militantes de los planes de estudio.
Para el primero y segundo grados, el profesorado al que se le confió la creación de textos escolares desarrolló una amplia gama de planes de clases. En los planes de estudio de primero a cuarto grado los temas políticos e ideológicos se adaptaron a los textos escolares, entrelazando resultados de aprendizaje concretos con textos que expresaban directamente los objetivos de la lucha por la independencia, incluyendo los siguientes títulos:
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El Programa Principal de nuestro Partido, que introducía los principios del Partido a estudiantes de primer grado.
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El gran patriota, que se refería al tema del combatiente militante para estudiantes de segundo grado.
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El pasado de nuestro pueblo y siglos de dolor y esperanza, acerca de la historia de la colonización portuguesa para estudiantes de tercer grado.
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El poema de un militante y Los objetivos de nuestra lucha que compartían los objetivos centrales de la liberación para estudiantes de cuarto grado.
A diferencia de los materiales del pasado que representaban escenas lejanas del Portugal colonial, estos nuevos materiales y procesos de aprendizaje estaban embebidos de la geografía, vida social y organización de los territorios donde se desarrollaba la luchas por la independencia. Ahora se pueden encontrar textos con títulos como Vida na tabanca (La vida en la aldea) y Las profesiones, este último revelador de la estructura y organización social local. También había un esmerado enfoque en las explicaciones científicas del mundo natural. Las lecciones abordaban las maravillas de la naturaleza como los océanos y la riqueza de la vida botánica. El objetivo era desmitificar los fenómenos naturales, teniendo cuidado de no cuestionar las creencias religiosas de los estudiantes. Otro tema importante que se exploró fue cómo utilizar los recursos naturales para el desarrollo del país de forma sostenible.
Sin embargo, los programas y textos escolares del PAIGC no siempre alcanzaban los objetivos educativos, especialmente en los manuales escolares de primero a tercer grado. El gran énfasis en la celebración de la lucha contemporánea, las batallas y los héroes del PAIGC, dejó tópicos de la historia y la cultura africanas casi inexplorados en los textos escolares.
Planes de estudio para la formación política de personas adultas
La formación política de adultos en el Centro de Instrucción Política y Militar de Madina do Boé siguió los mismos tópicos que la educación de la juventud, pero con un análisis más profundo. El programa de instrucción del centro: Programa para a formação do soldado FARP consistía en 180 horas de clases en un período de 30 días, de las cuales 60 horas se dedicaban a la «preparación política».
El programa de educación política para adultos estaba dividido en cinco partes. La primera sección estaba dedicada a historia y geografía, abordando temas como «la explotación de nuestro pueblo por el gobierno colonial portugués y sus consecuencias», «la distinción entre colonialismo portugués y pueblo portugués» y «la opresión» (Vaz Borges, 2019: 137). Una parte importante de la política del PAIGC fue aclarar que estaban luchando contra una estructura colonial opresora, no contra su pueblo. Eso dejó dos cosas muy claras: primero, que luchar contra el pueblo no necesariamente eliminaba la estructura colonial; y segundo, que el pueblo portugués también era víctima de la opresión perpetrada por un régimen autoritario.
La segunda parte del plan de estudios estaba dedicada a la historia e ideología del PAIGC y seguía más o menos las mismas líneas que ya se habían implementado en los planes de estudio para escolares. Se enfocaba con más detalle en la historia del PAIGC, especialmente respecto a las primeras movilizaciones y el inicio de la lucha armada, así como a su desarrollo, dificultades y la realidad de ese momento. La discusión también se enfocaba en el programa y principios del Partido, así como en algunas debilidades de la lucha. Aquí se abordaron con gran detalle conceptos socialistas y leninistas como crítica, autocrítica, centralismo democrático y democracia revolucionaria, arrojando luz sobre las influencias políticas que el Partido recibía de otras ideologías y cómo pretendía adaptarlas al contexto guineano.
La tercera sección del plan de estudios estaba dedicada a asuntos internacionales. El propósito aquí era contextualizar la lucha por la independencia del PAIGC en el contexto más amplio de luchas que se estaban dando en el mundo y establecer las conexiones entre ellas. Se buscaba resaltar temas internacionales como las luchas de liberación contemporáneas y la descolonización en África, Asia y América Latina; la Guerra Fría; el imperialismo; y las organizaciones anticoloniales de todo el mundo. Las discusiones de temas como imperialismo, socialismo, el «Tercer Mundo» y la lucha de liberación contra el imperialismo fueron fundamentales.
La cuarta sección se centró en el carácter sociológico y etnográfico de Guinea-Bissau en el presente y el futuro. Aquí abordaron temas como religión, etnicidad y racismo, así como economía, trabajo organizativo, desarrollo y métodos de planificación. Había que enfrentarse a la religión dado su papel preponderante en la vida social y dado que existía la preocupación de que la fuerte influencia de líderes religiosos pudiera poner en peligro el desarrollo de la lucha.
La última sección del programa se centraba en la formación y comportamiento cívico de las fuerzas armadas militantes. Esto incluía la igualdad de género y la expectativa de que las y los combatientes se comportaran con disciplina y camaradería tanto entre ellos como con la población civil.
Educación, revolución y resistencia
La lucha de liberación y la educación política del PAIGC no eran solo ideales. Eran un proceso continuo de reflexión, organización y acción que buscaba desarrollar una conciencia militante, anticolonial y decolonial en las mentes y cuerpos de los pueblos de Guinea-Bissau y Cabo Verde. A pesar de que esta forma de educación política del PAIGC sólo existió durante un corto período de tiempo (1963−1974) y en un territorio reducido, fue una parte importante de la lucha de liberación más amplia. El estudio de las prácticas educativas del PAIGC durante su lucha por la liberación nos obliga a salir del ámbito de lo teórico y comprometernos con los procesos históricos concretos que se desarrollaron. Profundizar en el ámbito material de cómo se pusieron en práctica los ideales de lucha en la vida cotidiana y cómo se transmitieron a las futuras generaciones rinde homenaje a los principios revolucionarios que guiaron la lucha de liberación.
Desde el principio de la lucha, el Partido y sus militantes entendieron el papel crucial y el poder de la educación para cumplir los objetivos de la lucha por la independencia. Esto los llevó a poner en práctica ideales e iniciativas revolucionarias como:
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Crear escuelas en las zonas liberadas para la juventud, personas adultas y combatientes. Además de enseñar a leer y escribir, las escuelas enfatizaban el desarrollo de programas educativos basados en las realidades del pueblo y su lucha.
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Llevar a cabo campañas de movilización para educar y elevar la conciencia política de la población.
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Establecer la educación política como elemento central en el proceso de liberación nacional y basar la educación en prácticas anticoloniales y decoloniales.
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Desarrollar programas y materiales escolares que reflejaban la realidad de África en relación con otras luchas internacionales con el objetivo de perseguir los objetivos de la liberación total.
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Valorar la importancia del trabajo del profesorado, su papel en la vanguardia de la lucha y su responsabilidad en el progreso del país.
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Establecer redes internacionales de apoyo educativo. Esto incluía países como Cuba, Hungría, Yugoslavia, URSS, Rumanía, República Democrática Alemana, Checoslovaquia y Bulgaria, donde las y los estudiantes podían continuar sus estudios técnicos y superiores, así como la formación de cuadros.
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Crear medios de comunicación y publicaciones propias, tales como periódicos, revistas y radios, que funcionaban como material educativo adicional a lo largo de la lucha de liberación.
Juntos, la formación política y el proceso revolucionario se volvieron cruciales para producir conciencia política y facilitar la lucha que condujo a la independencia. La educación política fue la forma más importante de mantener la ideología del Partido viva y la única forma de solidificar las raíces de la independencia necesaria para imaginar y crear el futuro. La ideología, la educación y la politización consciente trabajaron juntas en el proceso de educación política del PAIGC de forma que nos permiten ver la lucha por la independencia no solo como un proceso político, sino también como una praxis educativa.
La experiencia del PAIGC de construir escuelas en los bosques, su forma pionera de educación política, el desarrollo de planes de estudio emancipadores específicos para su contexto, y cómo establecieron redes internacionales de apoyo a este proceso educativo, son parte de nuestro legado e inspiración. Son procesos de los que debemos aprender y a partir de los cuales debemos avanzar mientras que imaginamos y ponemos en práctica nuestras luchas hoy.
Agradecimientos
Agradecemos a Sónia Vaz Borges la realización de este estudio en colaboración con el Instituto Tricontinental de Investigación Social.
1 de julio de 2022
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- Pinto de Andrade: A geração de Cabral.
- Durante la colonización portuguesa, las jerarquías sociales eran reguladas por los Estatutos de Indias, que datan de 1926 y se aplicaban en los territorios de Angola, Mozambique y Guinea-Bissau. Existía la categoría de indígenas y la de asimilados. Para ser asimilado, había que pasar por un proceso para ser considerado una «persona civilizada» y, por tanto, ser visto como un ciudadano portugués que seguía la cultura portuguesa. Es importante mencionar que ser asimilado no era un estatus vitalicio y podía ser revocado en cualquier momento.
- Traducción propia. Este discurso fue escrito originalmente en inglés para el público británico. Se puede leer parte del discurso (en inglés) en: https://leeds.primo.exlibrisgroup.com/discovery/fulldisplay?vid=44LEE_INST:VU1&docid=alma991016053129705181.
- En los archivos del PAIGC los términos educação política y educação militante son utilizados indistintamente, aunque este último sea el más común en el diseño curricular. En este artículo escogimos el término «educación política».
- Cabral, Ana Maria: Entrevistada por Sónia Vaz Borges, 5 de septiembre de 2013.
- El término «trabajador responsable», en palabras de Stephanie Urdang en A Revolution Within a Revolution: Women in Guinea-Bissau (1975), «es un término utilizado para miembros del partido que son responsables en su trabajo por un área específica de la lucha», como salud y educación. «Su trabajo incluye formación política y no directamente enfermería, enseñanza, etc.».
- Antes de la independencia, el término educação militante aparecía en un documento sin fecha relacionado con el plan de estudios de los alumnos de 1º a 5º grado, inicialmente como título de clase para 1º y 2º grado. Más tarde se sustituyó por el término educação política para referirse a los alumnos de los grados 3º a 5º.