La cuarta biografía de Mikel Lejarza «Lobo» ha sido publicada hace algunos meses, uno de sus dos autores es quien pretende ser Lejarza y se titula Secretos de confesión. En ella, el periodista Jesús María Zuloaga, «Zulo», afirma haber sido el autor de una noticia divulgada por la agencia Europa Press el 31 de julio de 1975 y que, durante años, he denunciado como falsa.
«Zulo» es tan facha como su padre, que dirigió el principal diario franquista de Gipuzkoa, y lleva décadas dando el cante: condecorado por la Policía y la Guardia Civil, se ha dedicado a ensalzar a personajes como el General Galindo, primero en el diario ABC y más tarde en La Razón, del que es subdirector.
Según la noticia difundida por Europa Press, hace casi medio siglo, tras un tiroteo entre la Policía y varios activistas de ETA, uno de ellos penetró armado en el domicilio de un alto cargo franquista, Bermúdez de Castro, y llamó por teléfono pidiendo ayuda y manifestando ser «Lobo». Era bien sencillo deducir que ese activista no podía ser sino Mikel Lejarza.
Estoy completamente seguro de que esa noticia era falsa. Así lo hice saber hace años y, a mi entender, por eso han recurrido ahora a «Zulo», que en 1975 trabajaba en Europa Press, para que pretenda que la noticia la redactó él y no era falsa, pero ha elaborado tan mal sus mentiras que no cuelan en absoluto.
En la biografía, lo han confrontado conmigo, «Periodista Zuloaga» contra «Etarra Makazaga», y «Zulo» afirma que «fui allí con un fotógrafo, yo en plan repórter Tribulete, nada de periodismo de investigación. Primero estuve con el portero y luego bajaron dos vecinos que se nos sumaron. Me contaron la historia que había corrido entre los inquilinos de la casa que conocían a la pareja que había estado retenida por el terrorista de ETA».
Zuloaga pretende que, cuando él llegó, la pareja ya se había marchado y recogió los testimonios del portero y dos vecinos. Sin embargo, en la noticia difundida por Europa Press se afirmaba que el redactor estuvo en el domicilio del alto cargo franquista. Fue allí donde presuntamente obtuvo los abundantes detalles incluidos en la noticia. Unos detalles que, si «Zulo» no fuese tan nulo, debería haberse dado cuenta que no era nada lógico atribuirlos tan solo al portero y a un par de inquilinos.
La precisión de que el redactor estuvo «en el domicilio del señor Bermúdez» se encontraba en la segunda parte de la noticia, que no fue recogida por la gran mayoría de los diarios. Es probable que «Zulo» conozca solo la primera parte y de ahí su metedura de pata.
En cambio, quien redactó en realidad la noticia sí que dio sobradas muestras de no ser en absoluto nulo, como «Zulo». Cuidó todos los detalles y tomó las medidas de precaución necesarias en esos casos. Por ejemplo, afirmó que «el matrimonio ha salido esta tarde de vacaciones hacia una conocida localidad de veraneo de Asturias», sin precisar, por supuesto, de qué localidad se trataba.
Subrayó, además, que todos sus hijos se encontraban ya de vacaciones en la citada localidad y «en el momento en el que el activista entró en la casa, no se encontraban en ella». En la noticia no se decía cuántos hijos tenían. He podido comprobar que eran cinco, tres hijas y dos hijos.
«Zulo» afirma que «nunca nadie me desmintió la noticia, aunque es cierto que la publicaron pocos medios, no sé muy bien la razón, quizás no se la creyeron». En realidad, la noticia fue publicada por casi todos los diarios abonados a Europa Press. Así lo hicieron los diarios madrileños, tanto los matutinos como los vespertinos, y El Correo español ofreció la extensa noticia en su totalidad.
Por otra parte, «Zulo» se sirve de burdas mentiras para justificar que la agencia pudiese divulgar aquella noticia. Eso sí, se abstiene de poner ningún ejemplo similar, ya que sabe de sobra que no existe un solo caso, aparte del antes mencionado, en que la Policía y los Servicios de Inteligencia franquistas permitieron que se publicara una noticia como aquella. Absolutamente ninguno.
Zuloaga pretende que a Europa Press le dejaban difundir ese tipo de noticias con la única consecuencia de que después los sancionaban. Oculta así que no fue precisamente una multa lo que recibió la agencia sino que, para empezar, pudo dar poco después, en primicia mundial, la noticia de la muerte del dictador Franco. Y, como colofón, en aquel año 1975, la agencia recibió el Premio Nacional de Periodismo «Francisco Franco».
Me parece de lo más significativo cuál fue la fuente de la agencia para obtener aquella importante primicia. Según se afirma en el libro De Europa a Europa, de Jesús Frías, uno de los redactores históricos de Europa Press, la fuente fue «un alto cargo de los Servicios Secretos de la Presidencia del Gobierno que tenía buena relación con Antonio Herrero», que era el director de la misma.
Estoy persuadido de que los Servicios de Inteligencia decidieron servirse de Europa Press para divulgar aquella falsa noticia, porque era la menos vinculada al régimen franquista. Y que la agencia recibió una bien merecida recompensa por los servicios prestados.
También recurrieron a un alto cargo franquista, Bermúdez de Castro, que habitaba cerca de donde se produjo el tiroteo en que se vio envuelto Lejarza. Lo único que tenían que hacer él y su esposa era irse cuanto antes de vacaciones sin desmentir lo que se afirmaba en la falsa noticia.
Ahora, han recurrido a Zuloaga. Supongo que es el único que trabajaba en 1975 en Europa Press y en quien pueden tener absoluta confianza. Porque «Zulo», aparte de que sea tan nulo, da demasiado el cante y no hubiesen recurrido a él de haber dispuesto de alguien más competente. Y, sobre todo, que no diese tanto el cante.
Xabier Makazaga, investigador del terrorismo de Estado
22 de mayo de 2023