Algu­nas lec­cio­nes de la expe­rien­cia cuba­na ante el Bloqueo

Esta­mos ante un mun­do cam­bian­te. La hege­mo­nía de los vie­jos pode­res emer­gen­tes está sien­do dispu­tada por nue­vos acto­res y un pode­ro­so blo­que de resis­ten­cia se con­fi­gu­ra entre regio­nes del mun­do que pare­cie­ran suma­men­te dis­tan­tes en lo geo­grá­fi­co, pero que se acer­can mucho por su volun­tad de sobe­ra­nía y el res­pe­to mutuo a sus diver­sos pro­ce­sos polí­ti­cos y sociales.

Las san­cio­nes se han con­ver­ti­do en mone­da de uso común por el impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano para cas­ti­gar a esos paí­ses y sus pue­blos. En ese sen­ti­do, con­vie­ne revi­si­tar la expe­rien­cia de Cuba, peque­ño país del Cari­be que ha resis­ti­do duran­te más de sesen­ta años el férreo blo­queo impe­rial sin renun­ciar a su auto­de­ter­mi­na­ción. Enten­der las raí­ces his­tó­ri­cas del enfren­ta­mien­to entre Esta­dos Uni­dos y Cuba y extraer algu­nas lec­cio­nes de la expe­rien­cia cuba­na pue­de ser útil para la lucha en el momen­to actual.

Raí­ces del dife­ren­do entre Cuba y Esta­dos Unidos

Des­de al menos 1812 Cuba for­ma par­te de los pla­nes de expan­sión terri­to­rial esta­dou­ni­den­ses. Tho­mas Jef­fer­son, ter­cer pre­si­den­te de ese país, con­si­de­ra­ba a Cuba el nec plus ultra de la expan­sión hacia el este. Cuba reu­nía, para los intere­ses impe­ria­les de la joven nación nor­te­ame­ri­ca­na, dos requi­si­tos ape­te­ci­bles: su posi­ción geo­grá­fi­ca pri­vi­le­gia­da a la entra­da del Gol­fo de Méxi­co y su cer­ca­nía a las cos­tas nor­te­ame­ri­ca­nas, lo que per­mi­ti­ría defen­der­la con faci­li­dad sin nece­si­dad de una mari­na de gue­rra poten­te, algo de lo que care­cía el país a prin­ci­pios del siglo XIX.

Este tem­prano inte­rés ayu­da a enten­der el papel de Cuba en la con­fi­gu­ra­ción de la polí­ti­ca exte­rior nor­te­ame­ri­ca­na hacia Amé­ri­ca Lati­na duran­te el siglo XIX y la pri­me­ra mitad del siglo XX y en espe­cial sus rela­cio­nes con Cuba.

Ante la nega­ti­va espa­ño­la a ven­der la Isla, Esta­dos Uni­dos siguió una cla­ra línea: man­te­ner la Isla en las manos más débi­les posi­bles para, lle­ga­do el momen­to, poder arre­ba­tar­la sin gran­des difi­cul­ta­des. Así, ante las ape­ten­cias ingle­sas y fran­ce­sas, Esta­dos Uni­dos finan­ció, apo­yó y tole­ró las accio­nes de las fuer­zas mili­ta­res espa­ño­las en con­tra de los insur­gen­tes cuba­nos duran­te la segun­da mitad del siglo XIX.

Y en 1898, los Esta­dos Uni­dos encuen­tran en la explo­sión del aco­ra­za­do Mai­ne en la Bahía de la Haba­na la excu­sa per­fec­ta para inter­ve­nir en la gue­rra entre cuba­nos y espa­ño­les en la que se cono­ce en la his­to­rio­gra­fía cuba­na como la gue­rra his­pano-cuba­na-nor­te­ame­ri­ca­na. Como resul­ta­do de su inter­ven­ción, Espa­ña, derro­ta­da en toda la línea, se rin­dió a Esta­dos Uni­dos des­co­no­cien­do a los beli­ge­ran­tes cubanos.

Ini­ció una eta­pa de ocu­pa­ción mili­tar (1898−1902) que solo con­clu­yó con el naci­mien­to de una pri­me­ra Repú­bli­ca de Cuba com­ple­ta­men­te muti­la­da en su inde­pen­den­cia por el apén­di­ce lla­ma­do Enmien­da Platt. Esta impo­si­ción deja­ba fue­ra de la sobe­ra­nía cuba­na la Isla de Pinos, for­za­ba a la isla a fir­mar un Tra­ta­do de Bases Nava­les y Car­bo­ne­ras por el cual Cuba se lle­nó de bases mili­ta­res (y como resi­duo de ese tra­ta­do sobre­vi­ve la ile­gal Base Naval de Guan­tá­na­mo) y le daba a Esta­dos Uni­dos el dere­cho a inter­ve­nir en Cuba cada vez que con­si­de­ra­ra que la “demo­cra­cia” y “liber­tad” esta­ban en peli­gro. En la prác­ti­ca, esto sus­ten­tó una nue­va inva­sión mili­tar (1906−1909) y una polí­ti­ca de per­ma­nen­te ame­na­za de inter­ven­ción como ele­men­to de pre­sión polí­ti­ca sobre el país y fomen­tan­do la ines­ta­bi­li­dad y la cons­pi­ra­ción, acor­de con sus intereses.

Esta polí­ti­ca de inter­ven­ción arma­da fue el com­ple­men­to de una agre­si­va polí­ti­ca de pene­tra­ción eco­nó­mi­ca que duran­te la pri­me­ra mitad del siglo XX con­vir­tió a la Isla en una neo­co­lo­nia nor­te­ame­ri­ca­na. Tan­to es así que los pre­si­den­tes elec­tos en Cuba antes de hablar con el pue­blo que los había ele­gi­do, lla­ma­ban al emba­ja­dor estadounidense.

Como resul­ta­do de este pro­ce­so la indus­tria azu­ca­re­ra, prin­ci­pal sec­tor eco­nó­mi­co del país en la eta­pa, pasó a ser en su mayor par­te pro­pie­dad del capi­tal nor­te­ame­ri­cano. Las com­pa­ñías agrí­co­las esta­dou­ni­den­ses se apo­de­ra­ron de las mejo­res tie­rras del país. La Uni­ted Fruit Com­pany, por ejem­plo, lle­gó a poseer más del 60 por cien­to de las tie­rras cul­ti­va­bles en el Orien­te cubano. La ban­ca, la elec­tri­ci­dad, las refi­ne­rías don­de se pro­ce­sa­ba el com­bus­ti­ble que el país adqui­ría en el exte­rior, el trans­por­te públi­co, la tele­fo­nía, las prin­ci­pa­les indus­trias, eran todas pro­pie­da­des norteamericanas.

La cuo­ta azu­ca­re­ra, que era el nom­bre de la can­ti­dad de azú­car que Esta­dos Uni­dos com­pra­ba a Cuba cada año, algo que era vital para la eco­no­mía de la Isla, era tam­bién una herra­mien­ta de coac­ción y chan­ta­je político.

Los resul­ta­dos de este total domi­nio nor­te­ame­ri­cano para Cuba fue­ron en dos direc­cio­nes fun­da­men­ta­les: por una par­te corrup­ción y debi­li­dad del poder eje­cu­ti­vo, pér­di­da de sobe­ra­nía nacio­nal, pre­ca­ri­za­ción de la cali­dad de vida del pue­blo cubano y, por el otro, radi­ca­li­za­ción de la acti­tud antim­pe­ria­lis­ta del pue­blo cubano, com­pren­sión por una par­te de la pobla­ción de que la úni­ca alter­na­ti­va era la trans­for­ma­ción revo­lu­cio­na­ria del orden de cosas y res­ca­te y rei­vin­di­ca­ción de los sím­bo­los cons­ti­tu­ti­vos de la nación cuba­na, par­ti­cu­lar­men­te de la figu­ra de José Mar­tí, muy vacia­do de con­te­ni­do por la Repú­bli­ca neocolonial.

Esta ape­ten­cia y domi­na­ción nor­te­ame­ri­ca­na y la pro­fun­di­dad del anti­im­pe­ria­lis­mo que madu­ró en el pue­blo cubano, expli­can tan­to la geno­ci­da per­sis­ten­cia del Blo­queo nor­te­ame­ri­cano como la heroi­ca resis­ten­cia del pue­blo cubano.

El Blo­queo y sus con­se­cuen­cias sobre el pue­blo cubano

Las ten­sio­nes y pre­sio­nes nor­te­ame­ri­ca­nas ini­cian des­de los pri­me­ros días del triun­fo revo­lu­cio­na­rio de 1959. Lo ocu­rri­do en Cuba había toma­do total­men­te por sor­pre­sa a los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia y al gobierno nor­te­ame­ri­cano. Una gue­rri­lla había derro­ta­do a un ejér­ci­to moderno, equi­pa­do con arma­men­to suma­men­te cos­to­so y entre­na­do en los mejo­res cole­gios mili­ta­res de Esta­dos Unidos.

Y Cuba. Ape­nas medio millar de gue­rri­lle­ros infe­rio­res en armas, sin avia­ción ni blin­da­dos, habían derro­ta­do en agos­to del 58 una ofen­si­va de más de 10 mil sol­da­dos, avia­ción, arti­lle­ría, blin­da­dos y apo­yo de fue­go por par­te de las bate­rías de los bar­cos de gue­rra y habían empren­di­do una ofen­si­va hacia el cen­tro y occi­den­te del país que había logra­do vic­to­rias extraordinarias.

El gobierno revo­lu­cio­na­rio naci­do en enero de 1959 era hijo de fuer­zas suma­men­te hete­ro­gé­neas y eso con­lle­vó a nume­ro­sas ten­sio­nes y con­tra­dic­cio­nes inter­nas, pero tenía en el antim­pe­ria­lis­mo un pode­ro­so aglu­ti­nan­te. La agre­si­vi­dad esta­dou­ni­den­se se fue hacien­do mayor en la medi­da en que polí­ti­ca social del gobierno daba los pri­me­ros pasos.

No solo comen­za­ron a recor­tar la cuo­ta azu­ca­re­ra, sino que ade­más finan­cia­ron y entre­na­ron infi­ni­dad de ban­das arma­das que comen­za­ron a ope­rar en el cen­tro y occi­den­te del país fun­da­men­tal­men­te. Y la ame­na­za de una inter­ven­ción mili­tar era amplia­men­te esgri­mi­da también.

Ema­na­da de los anhe­los más pro­fun­dos del pue­blo cubano y cohe­ren­te con ellos, la Revo­lu­ción empren­dió un con­jun­to de medi­das de carác­ter popu­lar, tales como la dis­mi­nu­ción de los alqui­le­res de las vivien­das y el aumen­to de los sala­rios y el empleo. Pero la medi­da que des­en­ca­de­nó la agu­di­za­ción de las con­tra­dic­cio­nes fue la fir­ma, el 17 de mayo de 1959, de la Pri­me­ra Ley de Refor­ma Agra­ria. Con esta ley se ini­cia­ba la refor­ma agra­ria más pro­fun­da de Amé­ri­ca, que­bran­do defi­ni­ti­va­men­te la colum­na ver­te­bral de la gran pro­pie­dad terra­te­nien­te y agrí­co­la de Cuba.

A estas pri­me­ras medi­das siguie­ron otras con las cua­les el gobierno revo­lu­cio­na­rio res­pon­día a las agre­sio­nes y chan­ta­jes. El pun­to de mayor agu­di­za­ción del dife­ren­do entre ambas nacio­nes, se dio en 1960 con la cam­pa­ña de nacio­na­li­za­ción en la cual la Revo­lu­ción, en un rápi­do pro­ce­so de recon­quis­ta de sobe­ra­nía, inter­vino toda la gran pro­pie­dad nor­te­ame­ri­ca­na en Cuba, inclu­yen­do la ban­ca. Este cres­cen­do tuvo dos pun­tos crí­ti­cos en la inva­sión mer­ce­na­ria a Cuba en abril de 1961, con apo­yo mili­tar esta­dou­ni­den­se, y en la deno­mi­na­da Cri­sis de los Misi­les en octu­bre de 1962.

Ante el ata­que a sus intere­ses eco­nó­mi­cos y la deci­sión de Cuba de no ceder un ápi­ce en la recién gana­da sobe­ra­nía nacio­nal, la res­pues­ta de Esta­dos Uni­dos ade­más de la hos­ti­li­dad abier­ta, fue la apli­ca­ción de un con­jun­to de medi­das eco­nó­mi­cas que, con el paso de los años, se han ido codi­fi­can­do y per­fec­cio­nan­do has­ta con­for­mar el Blo­queo tal y como hoy lo conocemos.

La inten­ción decla­ra­da de estas medi­das es gene­rar esca­sez y sufri­mien­to en el pue­blo cubano, que lo lle­ven a un esta­lli­do en con­tra del gobierno revo­lu­cio­na­rio. Por las carac­te­rís­ti­cas de su eje­cu­ción es inhu­mano, por­que nie­ga el acce­so del pue­blo cubano a ali­men­tos y pro­duc­tos médi­cos de pri­me­ra nece­si­dad y extra­te­rri­to­rial, por­que la Ofi­ci­na del Teso­ro nor­te­ame­ri­ca­na se arro­ga el dere­cho a san­cio­nar a ter­ce­ros paí­ses por tener rela­cio­nes comer­cia­les con Cuba.

En 1992 el Blo­queo se con­vier­te en Ley y en 1996 se la aña­de la Ley Helms-Bur­ton, que no solo agu­di­za la agre­sión, sino que ade­más des­co­no­ce total­men­te la sobe­ra­nía y auto­de­ter­mi­na­ción del pue­blo cubano.

Con Donald Trump la agre­si­vi­dad esca­ló aún más. Trump no solo acti­vó el Títu­lo III de la Helms-Bur­ton (algo que otros gobier­nos, inclu­yen­do el de Clin­ton bajo el cual se apro­bó, habían evi­ta­do) per­mi­tien­do que los here­de­ros de cual­quier ciu­da­dano nor­te­ame­ri­cano o ciu­da­dano cubano en la épo­ca de las nacio­na­li­za­cio­nes que lue­go se haya con­ver­ti­do en ciu­da­dano nor­te­ame­ri­cano, enta­blen pro­ce­sos lega­les con­tra ter­ce­ros de cual­quier país que hagan nego­cios con Cuba y usen algu­na de las pro­pie­da­des nacio­na­li­za­das, sino que ade­más comen­zó a per­se­guir los buques que trans­por­ta­ban com­bus­ti­bles has­ta el país y chan­ta­jear a las navie­ras y las aseguradoras.

El cos­to humano de estos 63 años de ase­dio sos­te­ni­do es prác­ti­ca­men­te incal­cu­la­ble. En núme­ros, el mon­to de las pér­di­das a la eco­no­mía nacio­nal cuba­na pro­duc­to del Blo­queo o deri­va­das direc­ta­men­te de este ascien­den a más de 154 217, 3 millo­nes de dóla­res. Solo entre agos­to de 2021 y febre­ro de 2022, el Blo­queo pro­vo­có pér­di­das en torno a los 3 806, 5 millo­nes de dóla­res. En los pri­me­ros 14 meses del gobierno de Joe Biden, las pér­di­das para el país ron­dan los 15 millo­nes por día y lle­gan a más de 454 millo­nes por mes[1]. Para que se ten­ga una idea eco­nó­mi­ca del cos­to de estas pér­di­das para el futu­ro de Cuba, se esti­ma que el país nece­si­ta al menos tres mil millo­nes de inver­sión anual para cre­cer en torno al cin­co por cien­to y garan­ti­zar un desa­rro­llo sos­te­ni­do. Con lo que se pier­de por el Blo­queo se pudie­ra modi­fi­car deci­si­va­men­te el cur­so eco­nó­mi­co del país.

Los núme­ros no expre­san cabal­men­te una tra­ge­dia huma­na que no ha sido de dimen­sio­nes catas­tró­fi­cas por la capa­ci­dad de resi­lien­cia de la Revo­lu­ción cuba­na y por la polí­ti­ca de jus­ti­cia social de este pro­yec­to que ha ate­nua­do en par­te el impac­to de estas medi­das sobre la población.

Lec­cio­nes del Blo­queo a Cuba

La pri­me­ra y más impor­tan­te lec­ción del Blo­queo es que estas medi­das por si solas no ven­cen a un pue­blo con­ven­ci­do de la ver­dad y jus­ti­cia de su cau­sa. El ries­go mayor en estas cir­cuns­tan­cias resi­de en el des­gas­te pro­gre­si­vo del pro­yec­to y en que este pue­da per­der sus direc­tri­ces fundamentales.

La expe­rien­cia de Cuba demues­tra que las nacio­nes some­ti­das a ase­dios de esta dimen­sión pue­den y deben encon­trar cami­nos para crear los obs­tácu­los y lograr un fun­cio­na­mien­to rela­ti­vo de sus eco­no­mías. Tam­bién demues­tra que la cla­ve de la super­vi­ven­cia de las nacio­nes peque­ñas en con­tra de las pode­ro­sas, es tejer un sis­te­ma de alian­zas inter­na­cio­na­les lo más amplio y diver­so posi­ble que garan­ti­cen que por cada puer­ta que se cie­rre, se abran varias. En este sen­ti­do la diplo­ma­cia de la Revo­lu­ción cuba­na ha juga­do un papel fun­da­men­tal y Cuba ha sido impul­so­ra de nume­ro­sos meca­nis­mos de arti­cu­la­ción inter­na­cio­nal, des­ta­can­do el Movi­mien­to de los No Alineados.

Otra lec­ción impor­tan­te es que solo la jus­ti­cia social garan­ti­za que un pue­blo some­ti­do a un ase­dio cri­mi­nal pue­da sor­tear­lo y, al mis­mo tiem­po, obte­ner índi­ces sig­ni­fi­ca­ti­vos en mate­ria de edu­ca­ción o aten­ción de salud. Solo eso expli­ca que Cuba viva una cri­sis muy dura, con pro­fun­das caren­cias mate­ria­les y, al mis­mo tiem­po, toda su pobla­ción, inclu­yen­do los meno­res de 16 años, hayan sido vacu­na­dos con­tra la covid 19 con vacu­nas de pro­duc­ción propia.

Ante el ase­dio los paí­ses peque­ños deben apos­tar por el desa­rro­llo de su recur­so más impor­tan­te: su pobla­ción. La inver­sión en edu­ca­ción, sobre todo en edu­ca­ción supe­rior, es cla­ve para garan­ti­zar que el país ten­ga los téc­ni­cos, inge­nie­ros, doc­to­res, cien­tí­fi­cos, indis­pen­sa­bles para sor­tear los retos que impli­ca hacer fun­cio­nar una socie­dad y resol­ver sus cri­sis en con­di­cio­nes de per­ma­nen­te excepcionalidad.

Las medi­das san­cio­na­to­rias demues­tran la nece­si­dad, para los paí­ses que apues­tan por un mode­lo alter­na­ti­vo al del gran capi­tal occi­den­tal, de la emer­gen­cia de un mun­do mul­ti­po­lar. Nin­gún pro­yec­to sobre­vi­ve aislado.

Por últi­mo, con­vie­ne apun­tar tam­bién que para el naci­mien­to de un mun­do nue­vo, no bas­ta con la resis­ten­cia heroi­ca de pro­yec­tos como el cubano. Resis­tir solo garan­ti­za el dere­cho a inten­tar. La resis­ten­cia solo se lle­na ple­na­men­te de sen­ti­do cuan­do for­ma par­te de un pro­yec­to de jus­ti­cia y sobe­ra­nía al inte­rior de los paí­ses y de equi­dad, inclu­sión, opor­tu­ni­da­des y redis­tri­bu­ción de la rique­za a esca­la inter­na­cio­nal. No es resis­tir por resis­tir, sino resis­tir para que efec­ti­va­men­te naz­ca un mun­do nue­vo para todos los pueblos.

José Ernes­to Nováez Guerrero

30 de mayo de 2023

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