Gol­pe estra­té­gi­co en Palestina

Al ata­car a Israel con una auda­cia sin pre­ce­den­tes, el movi­mien­to nacio­nal pales­tino ha dado un paso his­tó­ri­co. Los hechos están ahí, impen­sa­bles ayer e indis­cu­ti­bles hoy: es la pri­me­ra vez que los com­ba­tien­tes pales­ti­nos lle­van a cabo una ofen­si­va de esta enver­ga­du­ra en terri­to­rio enemi­go, y la pri­me­ra vez que con­si­guen cap­tu­rar a dece­nas de ciu­da­da­nos israelíes.

Has­ta aho­ra, la inter­mi­na­ble lucha de los pales­ti­nos había adop­ta­do dos for­mas. O bien la insu­rrec­ción popu­lar, en la que los mani­fes­tan­tes se sacri­fi­ca­ban sin más espe­ran­za de vic­to­ria que dar tes­ti­mo­nio de la resis­ten­cia del pue­blo pales­tino. O la estra­te­gia del bas­tión, en la que la resis­ten­cia uti­li­za sus modes­tas capa­ci­da­des balís­ti­cas para desa­fiar a Israel y resis­te bajo las bom­bas gra­cias a la den­si­dad urba­na de la Fran­ja de Gaza.

El 7 de octu­bre, en un movi­mien­to espec­ta­cu­lar, el prin­ci­pal tea­tro de ope­ra­cio­nes se tras­la­dó a terri­to­rio israe­lí. La ini­cia­ti­va estra­té­gi­ca pasó a manos de los movi­mien­tos arma­dos pales­ti­nos, un acon­te­ci­mien­to de impor­tan­cia his­tó­ri­ca en sí mis­mo. Por supues­to, nada pue­de dar­se por sen­ta­do, y las fuer­zas pales­ti­nas se reple­ga­rán sin duda ante la supe­rio­ri­dad mate­rial del enemi­go, y no pue­de des­car­tar­se la posi­bi­li­dad de un pode­ro­so asal­to a Gaza.

Sin embar­go, la pre­sen­cia de tan­tos rehe­nes israe­líes está cam­bian­do la ecua­ción mili­tar. Al pro­me­ter «la des­truc­ción de Hamás», Netan­yahu ha pues­to el lis­tón muy alto. En reali­dad, está con­de­na­do a repe­tir lo que ya ha hecho tan­tas veces, es decir, aplas­tar Gaza bajo un dilu­vio de bom­bas. Las víc­ti­mas civi­les pales­ti­nas serán sin duda enor­mes, pero pron­to nos pre­gun­ta­re­mos cuál será el resul­ta­do mili­tar y, sobre todo, cuál será el bene­fi­cio político.

Si orde­na una ofen­si­va terres­tre masi­va con­tra el bas­tión de Gaza, el gobierno israe­lí corre el ries­go de encon­trar­se en una situa­ción peor que en 2014. Por­que ten­drá que enfren­tar­se a una Resis­ten­cia cur­ti­da en mil bata­llas, gal­va­ni­za­da por su gol­pe del 7 de octu­bre, y que por pri­me­ra vez tie­ne la fan­tás­ti­ca mone­da de cam­bio de dece­nas de rehenes.

La humi­lla­ción sufri­da por el ejér­ci­to israe­lí se corres­pon­de, por tan­to, con una autén­ti­ca vic­to­ria estra­té­gi­ca de la Resis­ten­cia. Al des­pla­zar el cen­tro de gra­ve­dad del con­flic­to a sue­lo israe­lí, Hamás ha hecho añi­cos el pre­cia­do mito de segu­ri­dad de Netan­yahu y ha devuel­to el con­flic­to a su ver­da­de­ra dimen­sión. Pue­de que Tel Aviv con­si­de­re el Néguev pro­pie­dad invio­la­ble del Esta­do de Israel, pero los movi­mien­tos pales­ti­nos, al ocu­par a su vez los asen­ta­mien­tos, aca­ban de recor­dar­le que este terri­to­rio for­ma par­te de la Pales­ti­na ocupada.

Ade­más de esta vic­to­ria estra­té­gi­ca, el segun­do aspec­to de los acon­te­ci­mien­tos en cur­so resi­de en su reso­nan­cia regio­nal e inter­na­cio­nal. Des­de este pun­to de vis­ta, el gol­pe del 7 de octu­bre es como un eco lejano, en otro tea­tro de ope­ra­cio­nes, de la gue­rra per­di­da de Israel con­tra la resis­ten­cia libanesa.

En 2006, Hez­bo­lá demos­tró que las tro­pas sio­nis­tas podían ser derro­ta­das cuan­do ata­ca­ban en sue­lo liba­nés. Por su par­te, la Resis­ten­cia pales­ti­na aca­ba de demos­trar que esas tro­pas pue­den sufrir una pali­za cuan­do se encuen­tran en posi­ción defen­si­va en un terri­to­rio que Israel con­si­de­ra suyo por­que lo ocu­pa des­de 1948.

Jun­tos, estos dos acon­te­ci­mien­tos han hecho añi­cos el mito de la inven­ci­bi­li­dad israe­lí. Una vez más, Tel Aviv se ha lle­va­do la peor par­te de una gue­rra asi­mé­tri­ca entre el ejér­ci­to con­ven­cio­nal y la resis­ten­cia popu­lar, que no com­pren­de en absoluto.

El con­flic­to actual, por supues­to, resue­na con los cam­bios geo­po­lí­ti­cos en cur­so. La obs­ti­na­ción de Esta­dos Uni­dos y sus saté­li­tes euro­peos en librar una gue­rra absur­da con­tra Rusia ha ofre­ci­do una opor­tu­ni­dad a la resis­ten­cia pales­ti­na. En un momen­to en que Washing­ton está enre­da­do en un con­flic­to por dele­ga­ción que orques­tó sin medir las con­se­cuen­cias, la ines­pe­ra­da ofen­si­va de la Resis­ten­cia en terri­to­rio israe­lí pone de relie­ve la fra­gi­li­dad del Esta­do de los colo­nos y des­es­ta­bi­li­za el eje imperialista.

Los alia­dos de los pales­ti­nos, por su par­te, les pro­por­cio­na­ron las garan­tías y los recur­sos que hicie­ron posi­ble esta espec­ta­cu­lar ini­cia­ti­va. No es casua­li­dad que Irán aco­gie­ra inme­dia­ta­men­te con satis­fac­ción la ope­ra­ción sor­pre­sa del 7 de octu­bre. Como base de reta­guar­dia del Eje de la Resis­ten­cia, la Repú­bli­ca Islá­mi­ca lle­va mucho tiem­po enzar­za­da en un tira y aflo­ja con Occi­den­te. Las ame­na­zas israe­líes con­tra su terri­to­rio y los bom­bar­deos sobre Siria ali­men­tan un con­flic­to que Tehe­rán cree que evo­lu­cio­na­rá inexo­ra­ble­men­te a medi­da que cam­bie el equi­li­brio de poder, has­ta alcan­zar la vic­to­ria final.

Sin embar­go, las capa­ci­da­des mili­ta­res de Irán, y en par­ti­cu­lar sus capa­ci­da­des balís­ti­cas, sig­ni­fi­can que aho­ra es capaz de ejer­cer una disua­sión con­ven­cio­nal que inhi­ba los impul­sos agre­si­vos de su adver­sa­rio. Aun­que resul­te ridícu­lo atri­buir las ini­cia­ti­vas de la resis­ten­cia ára­be a un supues­to direc­tor de orques­ta ira­ní, está cla­ro que el apo­yo polí­ti­co y mili­tar de Tehe­rán for­ma par­te de la ecua­ción, al igual que la recon­ci­lia­ción de Hamas con Siria, que por su par­te sigue enfren­tán­do­se a la agre­sión israe­lí y al blo­queo occidental.

«Apo­yo total», «con­de­na fir­me», «apo­ya­mos a Israel»: cuan­do los occi­den­ta­les empie­zan a can­tar esta can­ción al uní­sono, es por­que hemos toca­do la vaca sagra­da. La sen­si­bi­li­dad de geo­me­tría varia­ble de los occi­den­ta­les no es un mis­te­rio para nadie. No es la pri­me­ra vez que la indig­na­ción selec­ti­va de los que llo­ran por encar­go se reser­va a las víc­ti­mas israe­líes. Por su par­te, los civi­les pales­ti­nos fría­men­te masa­cra­dos care­cen de impor­tan­cia, meros daños cola­te­ra­les atri­bui­bles a la defen­sa de «la úni­ca demo­cra­cia de Orien­te Próximo«.

Una vez más, la monu­men­tal hipo­cre­sía del «mun­do libre» es ver­ti­da por los medios de comu­ni­ca­ción, ser­vi­les repe­ti­do­res de una pro­pa­gan­da dele­té­rea. Las víc­ti­mas pales­ti­nas, en reali­dad, son las víc­ti­mas sin ros­tro del sal­va­jis­mo del ocu­pan­te, pero tam­bién de esta baje­za occi­den­tal que cubre el cri­men colo­nial con el ropa­je de la democracia.

Pero eso no impor­ta. La men­ti­ra colec­ti­va pue­de haber alcan­za­do nive­les estra­tos­fé­ri­cos, pero no tie­ne nin­gún efec­to sobre el equi­li­brio de poder. El Sur glo­bal no se deja enga­ñar por los tru­cos retó­ri­cos que vie­ne pagan­do des­de hace siglos. Y los pales­ti­nos ya no espe­ran nada de los euro­peos, por­que saben que son patos sin cabeza.

Como todos los movi­mien­tos de libe­ra­ción nacio­nal de la his­to­ria, la resis­ten­cia a las fuer­zas de ocu­pa­ción ten­drá que con­tar con sus pro­pias fuer­zas, y los acon­te­ci­mien­tos actua­les demues­tran que no le fal­tan. Y tam­bién podrá con­tar con sus alia­dos, refor­za­dos día a día por la deca­den­cia de un Occi­den­te que se creía due­ño del mun­do y que aho­ra ve des­mo­ro­nar­se su mor­ti­fi­can­te domi­nio, des­ti­na­do a aca­bar en el basu­re­ro de la historia.

Bruno Gui­gue

9 de octu­bre de 2023

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