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Abu Ubai­da, por­ta­voz de las Bri­ga­das Már­tir Izz al-Din al-Qas­sam: «nues­tros com­ba­tien­tes están com­ple­ta­men­te pre­pa­ra­dos para con­ti­nuar una lar­ga bata­lla de desgaste»

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Han pasa­do cua­tro meses des­de que el enemi­go reanu­dó su agre­sión, tras rom­per los com­pro­mi­sos y revo­car el acuer­do fir­ma­do con la Resistencia.

El enemi­go ha regre­sa­do en bus­ca de su supues­to triun­fo, com­ple­tan­do su sadis­mo con­tra civi­les y niños, y prac­ti­can­do la des­truc­ción sis­te­má­ti­ca de barrios y ciu­da­des como lo hacen sus bandas.

Res­pon­di­mos a la ope­ra­ción «Carros de Gedeón» del enemi­go con nues­tra ope­ra­ción «Pie­dras de David».

En estos cua­tro meses hemos cau­sa­do cien­tos de bajas entre las filas del enemi­go, entre muer­tos y heridos.

Varias ope­ra­cio­nes de cap­tu­ra casi tie­nen éxi­to, de no haber sido por la volun­tad de Dios y la tác­ti­ca del enemi­go de matar a sus pro­pios sol­da­dos ante el ries­go de captura.

Gaza es la escue­la mili­tar más gran­de de resis­ten­cia de un pue­blo con­tra su ocu­pan­te en la his­to­ria contemporánea.

Nues­tros com­ba­tien­tes y las fac­cio­nes de la Resis­ten­cia están lis­tos para con­ti­nuar una lar­ga bata­lla de desgaste.

Libra­mos esta con­fron­ta­ción des­igual con una fe inque­bran­ta­ble, una deter­mi­na­ción fir­me y un cora­je feroz.

Nues­tra estra­te­gia actual es infli­gir el mayor núme­ro de bajas al enemi­go, lle­var a cabo ope­ra­cio­nes espe­cia­les y bus­car cap­tu­rar soldados.

No tene­mos otra opción que luchar con fuer­za, deter­mi­na­ción y con las pie­dras de esta tierra.

Si el gobierno terro­ris­ta del enemi­go deci­de con­ti­nuar la gue­rra geno­ci­da, tam­bién esta­rá optan­do por seguir reci­bien­do los fére­tros de sus sol­da­dos y oficiales.

Las fuer­zas y sis­te­mas de nues­tra nación obser­van mien­tras sus her­ma­nos son ase­si­na­dos por dece­nas de miles, ham­brien­tos, sin agua ni medicina.

Las con­cien­cias de los líde­res, eli­tes y eru­di­tos de la nación islá­mi­ca y ára­be están car­ga­das con la san­gre de dece­nas de miles de ino­cen­tes, trai­cio­na­dos por su silencio.

Salu­da­mos al pue­blo ben­di­to del Yemen, a sus fuer­zas arma­das y a nues­tros sin­ce­ros her­ma­nos de Ansar Allah, quie­nes impu­sie­ron un fren­te efec­ti­vo al enemi­go y deja­ron en evi­den­cia a los que callan.

Nues­tros com­ba­tien­tes con­ti­núan sor­pren­dien­do al enemi­go con nue­vas tác­ti­cas, apren­di­das de la expe­rien­cia de la gue­rra más lar­ga de nues­tro pue­blo. Han lle­va­do a cabo ope­ra­cio­nes heroi­cas úni­cas, ata­can­do vehícu­los, plan­tan­do explo­si­vos, com­ba­tien­do cuer­po a cuer­po, derri­ban­do edi­fi­cios, embos­can­do y cap­tu­ran­do armas.

El mun­do fue tes­ti­go de nues­tros héroes tre­pan­do a los vehícu­los del enemi­go en Khan Yunis, enfren­tán­do­se a los sol­da­dos ocu­pan­tes cara a cara, y eliminándolos.

La Resis­ten­cia se ha exten­di­do des­de el nor­te de Beit Hanun y Yaba­lia, pasan­do por Tuf­fah, Shu­ya’iiah, y Zai­tun en Gaza, has­ta Khan Yunis y Rafah.

A nues­tro pue­blo y a nues­tra nación: tras 21 meses de gue­rra y resis­ten­cia des­de el ini­cio del Dilu­vio de Al-Aqsa, afir­ma­mos que nues­tros com­ba­tien­tes están com­ple­ta­men­te pre­pa­ra­dos para con­ti­nuar una lar­ga bata­lla de desgaste.

Luchar es un deber sagra­do, un dere­cho incues­tio­na­ble. No tene­mos más opción que com­ba­tir con fuer­za, volun­tad y con la ayu­da de Dios.

Nues­tra estra­te­gia: infli­gir fuer­tes pér­di­das, eje­cu­tar ope­ra­cio­nes cer­ca­nas des­de el «pun­to cero» y cap­tu­rar soldados.

Si el enemi­go con­ti­núa su gue­rra geno­ci­da, no habrá bún­ker ni carro de com­ba­te que lo pro­te­ja de la muer­te lan­za­da por manos creyentes.

El enemi­go es apo­ya­do sin pau­sa por las poten­cias más opre­so­ras del mun­do, mien­tras que los gobier­nos de nues­tra nación obser­van en silen­cio cómo dece­nas de miles de nues­tros már­ti­res son ase­si­na­dos, ham­brien­tos y pri­va­dos de lo más básico.

Deci­mos, con dolor y amar­gu­ra: ¡Oh líde­res, eli­tes, par­ti­dos y eru­di­tos del mun­do islá­mi­co y ára­be! Les acu­sa­mos ante Dios. Son res­pon­sa­bles de cada niño huér­fano, madre enlu­ta­da, des­pla­za­do, heri­do y hambriento.

Este enemi­go cri­mi­nal no habría come­ti­do esta masa­cre con tan­ta tran­qui­li­dad si no fue­ra por­que sabía que no habría cas­ti­go, que con­ta­ba con su silen­cio y su traición.

No exi­mi­mos a nadie nin­gu­na res­pon­sa­bi­li­dad por esta san­gre derra­ma­da. Quien ten­ga el poder de actuar y no lo haga, com­par­te la culpa.

Vemos con cla­ri­dad el des­pre­cio del enemi­go hacia nues­tra nación, su des­con­trol, y nues­tros cora­zo­nes san­gran de dolor, por­que cono­ce­mos su cobar­día y su ver­da­de­ra debilidad.

Enten­de­mos la ver­dad divi­na: «Voso­tros infun­dís más temor en sus cora­zo­nes que Dios mis­mo, si tan solo fue­ran enfren­ta­dos con el orgu­llo del Islam y el honor ára­be perdido».

¿Aca­so una nación glo­rio­sa no pue­de hacer lle­gar comi­da, agua y medi­ci­na a los ham­brien­tos de Gaza? ¿Dete­ner esta masa­cre que bus­ca des­truir a nues­tra nación y reem­pla­zar­la con una enti­dad sio­nis­ta cuya capi­tal es su pri­me­ra qibla y el lugar de ascen­sión de su Profeta?

Salu­da­mos con honor al Yemen de la fe, a sus com­ba­tien­tes y al pue­blo fir­me que impu­so un nue­vo fren­te con­tra el enemigo.

Tam­bién a los libres del mun­do que inten­tan rom­per el ase­dio y levan­tar la opre­sión, igno­ran­do el peli­gro y la trai­ción de los hipó­cri­tas, a quie­nes cual­quier voz de jus­ti­cia les resul­ta una amenaza.

Todas las ini­cia­ti­vas soli­da­rias, aun­que hayan sido frus­tra­das por los sio­nis­tas, son moti­vo de orgu­llo. Lla­ma­mos a inten­si­fi­car esas accio­nes y a denun­ciar al enemi­go en todos los campos.

Apo­ya­mos fir­me­men­te la pos­tu­ra del equi­po nego­cia­dor de la resis­ten­cia pales­ti­na. Hemos ofre­ci­do libe­rar a todos los pri­sio­ne­ros enemi­gos en una sola ope­ra­ción. Netan­yahu y sus minis­tros lo rechazaron.

El gobierno del cri­mi­nal Netan­yahu no da prio­ri­dad al tema de los pri­sio­ne­ros, inclu­so sien­do sol­da­dos. Han pre­pa­ra­do a su pue­blo para asu­mir que están muer­tos. A pesar de ello, noso­tros hemos tra­ta­do de pre­ser­var sus vidas.

Obser­va­mos de cer­ca las nego­cia­cio­nes. Si el enemi­go sabo­tea esta ron­da como las ante­rio­res, no garan­ti­za­mos vol­ver a pro­po­ner acuer­dos par­cia­les o fór­mu­las como la de los diez prisioneros.

Uno de los sig­nos del fra­ca­so sio­nis­ta es su recur­so a méto­dos infa­mes que cons­ti­tu­yen crí­me­nes de gue­rra, geno­ci­dio y lim­pie­za étni­ca, todo con el res­pal­do abier­to de la admi­nis­tra­ción estadounidense.

El enemi­go tor­tu­ra a ino­cen­tes, decla­ra públi­ca­men­te su inten­ción de des­pla­zar­los y se enor­gu­lle­ce de des­truir infra­es­truc­tu­ras como si fue­ran logros militares.

Pre­sen­ta al mun­do pla­nes para crear cam­pos de con­cen­tra­ción nazis dis­fra­za­dos de ayu­da huma­ni­ta­ria, lo que debe­ría ser recha­za­do globalmente.

La vie­ja excu­sa del anti­se­mi­tis­mo es hoy una far­sa. Nues­tro pue­blo no debe pagar por los trau­mas his­tó­ri­cos del sio­nis­mo criminal.

El odio de las nacio­nes hacia el sio­nis­mo pro­vie­ne de sus pro­pias accio­nes criminales.

Uti­li­zar mer­ce­na­rios y cola­bo­ra­do­res ára­bes es una señal de deses­pe­ra­ción. Esos agen­tes son una ver­güen­za y ter­mi­na­rán sien­do descartados.

Lla­ma­mos a esos cola­bo­ra­do­res al arre­pen­ti­mien­to inme­dia­to antes de que sea dema­sia­do tar­de. Agra­de­ce­mos a las fami­lias y tri­bus de nues­tro pue­blo que se han des­li­ga­do de ellos con honor.

¡Oh pue­blo pacien­te y resis­ten­te! Uste­des son la fuen­te de la revo­lu­ción y la cuna de los héroes.

¡Oh her­ma­nos de Moi­sés, oh des­cen­dien­tes de José, oh segui­do­res de Muham­mad, oh here­de­ros de la fami­lia de Iasir! La cons­tan­cia, el sacri­fi­cio y la espe­ran­za son sus armas más temi­das por el enemigo.

El fin de la noche lle­ga­rá. La vic­to­ria está con la pacien­cia. Con la difi­cul­tad vie­ne el alivio.

Salu­do y hon­ro a cada anciano y joven de nues­tro pue­blo firme.

18 de julio de 2025

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