No obstante el caos (des) informativo y la manipulación mediática de la prensa sobre los acontecimientos en Venezuela, hay un hecho muy claro; los que hoy se indignan por lo que pasa en el país caribeño son los mismos que se callaron cuando en Honduras hubo un golpe de Estado y festejaron el golpe contra Lugo.
Son los mismos que le hacen el juego al fascismo. Los que se indignan porque en Cuba hay una “tiranía” y no se indignan por el medio siglo de bloqueo. Los que ocultan datos cuando la UNESCO reconoce a Venezuela como el quinto país con mayor matrícula universitaria del mundo. Son los mismos, los que se rasgan las vestiduras por los “crímenes” en Venezuela y no se acuerdan que en Curuguaty [Paraguay] hubo una matanza.
Los que defienden las semillas transgénicas. Los que compungidos oran a Dios por Venezuela y veneran el mercado. Son los mismos, para quienes los campesinos compatriotas son invasores y ni mencionan que Favero tiene más de un millón de hectáreas de tierras de origen sospechoso, ni publican que los apóstoles del libre mercado esconden toneladas de alimentos para crear el caos.
Son los mismos. Los que saben de las pistas clandestinas y de las ganancias clandestinas. Los que se sientan en la mesa de evasores y persiguen a venderos ambulantes. Los que imputan a mendigos y expían narcotraficantes. Los que saben de los negociados y los negociadores.
Los mismos que ignoran que Venezuela es uno de los cuatro países con menos hambre de América Latina según la FAO y la OMS. Los que hablan de dictadura y desconocen que Venezuela tiene la democracia más diáfana según la Fundación Carter y la Unión Europea.
Los afligidos por los detenidos, pero que no publican sobre los presos de conciencia en huelga de hambre hace dos semanas [ ver http://www.lahaine.org/index.php?p=44670 ].
Son los mismos, para quienes las víctimas son victimarios. Los que reverencian al poderoso y son implacables con los débiles. Los que se mortifican por el desabastecimiento en Caracas y no les mortifica el 25% de la población paraguaya que pasa hambre todos los días.
Los que reclaman libertad de prensa y persiguen modestas radios comunitarias. Los que hablan de libre expresión y desinforman manipulando fotos. Los que saben que todo es por el petróleo.
Son los mismos, y porque desconfío de ellos, y porque son dignos de sospecha, por eso, justamente por eso me quedo con el chavismo