Nosotros y nosotras, mujeres y hombres comprometidos con la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, en nuestro carácter antiimperialista, humanista, defensores de las luchas de los pueblos, de sus derechos; quienes hemos abogado siempre por el respeto a la libertad de pensamiento y de expresión, denunciamos ante la opinión pública nacional e internacional, la manipulación orquestada detrás de las supuestas manifestaciones estudiantiles que las empresas de comunicación quieren mostrar como pacíficas o de reivindicaciones estudiantiles y sociales.
Desde el mes de febrero se han generado hechos violentos en algunas urbanizaciones ubicadas en municipios de clase media y alta. En dichas localidades las autoridades son parte de la derecha nacional y ejecutan acciones con el apoyo de sus policías municipales como parte de los planes imperiales por derrocar la Revolución Bolivariana, primero liderada por el Comandante Hugo Chávez y hoy dirigida por el Presidente legítimo Nicolás Maduro.
Estos hechos tienen como fin favorecer los intereses de la democracia burguesa, de sectores de la derecha internacional que busca controlar los recursos naturales, energéticos y acuíferos que tiene nuestro país, romper con el proyecto de integración latinoamericana que es la garantía de libertad y autodeterminación de nuestros pueblos y sobre todo, dar al traste con la decisión del pueblo venezolano de dirigir su destino y renunciar a ser colonia de imperio alguno.
Estos planes son facilitados por sectores apátridas del país cuya principal plataforma la constituyen medios privados de comunicación, impresos y audiovisuales, comprometidos con grupos económicos que se han opuesto al proyecto de dignificación de la mayoría del pueblo venezolano. Actualmente se desarrolla un sabotaje que cuenta con apoyo internacional; financiamiento y propaganda que ha permitido atacar la economía del país; incrementar los niveles de inseguridad y posesionar la conseja de que el gobierno es responsable de la situación de violencia que se vive, creando una matriz de opinión, a través de las redes sociales, con el fin de facilitar mecanismos para concretar el golpe de estado.
Estamos convencidos del derecho legítimo que asiste a un sector minoritario de la población para protestar, pero los métodos usados no pueden atentar contra la vida y la tranquilidad de la mayoría del pueblo venezolano. Estas mal llamadas manifestaciones “pacíficas” ejecutadas por sujetos enmascarados, que utilizan métodos fascistas, desprestigian las verdaderas luchas estudiantiles que se dieron en décadas pasadas junto al pueblo.
Por ello asumimos la responsabilidad histórica de aclarar que en las décadas de los 80 y 90, los estudiantes nos vimos obligados a utilizar la capucha, porque nos permitía ocultar nuestra identidad en resguardo de nuestras vidas, de la seguridad y libertad propias, y de familiares y amigos, debido a la criminal represión a que éramos sometidos y sometidas quienes nos atrevíamos a desafiar a los gobiernos de derecha, a través de la opinión, de la militancia y de las protestas. Ejemplos de represión del Estado burgués sobran como Yumare, Cantaura, El Amparo, El Caracazo y la masacre de Tazón, donde fueron ametralladas unidades de transporte de la UCV, repletas de estudiantes, todas ellas ejecutadas por los cuerpos represivos de la IV República como la Disip, Policía Metropolitana, Guardia Nacional, PTJ, DIM, policías estadales, comandados por terroristas como Antonio Ledezma, Thor Halvorsen, Luis Posada Carriles, Henry López Sisco, Francisco Belisario Landiz, Henry Vivas, Lázaro Forero, Virgilio Ávila Vivas, Ítalo Del Valle Alliegro, entre muchos otros que la historia condenará.
Son cientos los nombres de los estudiantes asesinados, entre ellos Gonzalo Jaurena, Belinda Álvarez, Luis Carballo Cantor, Carlos Yépez, Yulimar Reyes, Magdiel Páez, Douglas Blanco, Sergio Rodríguez, Jimmy López, Marisol Valera, Rubén Bustamante, Ernesto Leal, Tony Matos Villareal, Humberto López Velásquez, José Ramón Guacarán ‚Luís Gerardo Guillén Duarte, Manuel Lorenzo Vera Moreno, Ángel César Camacho, sólo para nombrar algunos de nuestros mártires, cuyas muertes los medios ocultaron o criminalizaron, mientras que por el contrario, hoy contribuyen con los fascistas, para tratar de usurpar los símbolos históricos de las luchas populares, como la capucha, las consignas, el tricolor nacional y las canciones de Alí Primera, entre otros.
Nosotros, hijos e hijas del pueblo oprimido, militantes de colectivos revolucionarios, de estudiantes de los años 80 y 90, mediante las protestas orientadas a la defensa de nuestros derechos, abonamos el camino para que hoy en Revolución se garantice el acceso a la educación, la gratuidad de la enseñanza, las residencias estudiantiles, el pasaje preferencial, la dignificación de los profesores y profesoras, trabajadoras y trabajadores universitarios y de las condiciones de vida del pueblo en general, a través de un sistema de seguridad social incluyente.
Para eso sirvió la capucha, mientras que hoy con las máscaras los fascistas y mercenarios pagados por la derecha, pretenden mimetizarse como estudiantes y queman universidades y bibliotecas, CDI, Mercales, guarderías con niños adentro y hasta disparan contra mujeres embarazadas. De manera cobarde agreden y asesinan al pueblo que intenta atravesar las guarimbas, en ejercicio de su derecho a la libre circulación, utilizando métodos terroristas como francotiradores y la colocación de guayas para degollar trabajadores motorizados, lo que demuestra que han recibido adiestramiento como grupos paramilitares. Esto evidencia los incuantificables recursos económicos que reciben para desarrollar la estrategia imperial.
Mientras que en el pasado los heridos y muertos eran estudiantes, trabajadores y luchadores sociales, hoy son funcionarios policiales, efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, guardia del pueblo y ciudadanos, dentro de los que se encuentran estudiantes, quienes han sido expuestos por los dirigentes del fascismo nacional a la violencia planificada, financiada y dirigida desde el imperio por el capital internacional, representado por Leopoldo López, Enrique Capriles Radonski, Antonio Ledezma y la ex diputada María Machado, firmante del decreto de Carmona, con el cual se pretendía legitimar el golpe de estado de 2002.
Ante el actual golpe de estado de la burguesía insurreccionada y enmascarada, disfrazada de estudiantes, que responde al plan imperialista y sionista –lamentablemente exitoso en otras fronteras- nosotros y nosotras, reivindicamos la disciplina y dignidad que el pueblo ha mantenido para no caer en la provocación que nos llevaría al escenario de la guerra civil para justificar una intervención. Llamamos a fortalecer la organización popular y la unidad cívico-militar; profundizar las luchas para hacer frente a la agresión imperial, superar las deficiencias de la Revolución y seguir construyendo el socialismo como única vía para la salvación de la humanidad. Y mantenernos dispuestos y dispuestas a la defensa de la Revolución como y cuando las circunstancias lo demanden. Hacemos nuestra la orden del Comandante eterno, Hugo Chávez ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!
¡No son encapuchados, son enmascarados terroristas!
¡Capucha, símbolo de lucha popular!