El Estado español ha decidido consumar en estos días el golpe de estado contra Catalunya con la aplicación del artículo 155 de la constitución postfranquista, acordando destituir a todo el Govern de la Generalitat, y tomando el control de los Mossos de Esquadra, medios de comunicación y limitando las funciones del Parlament de Catalunya.
A la ocupación militar del territorio que comenzó con el despliegue de las fuerzas represivas de la policía nacional y guardia civil el 1 de octubre le siguió el refuerzo de las unidades del ejército español desplegadas en Catalunya, y ahora, se consuma la operación de ocupación militar con la suspensión de la autonomía y de las instituciones autonómicas.
No podía caber otra reacción de un Estado gobernado por los herederos ideológicos del fascismo golpista del 36, de la derecha española más reaccionaria y sanguinaria, la misma que torturó y fusiló al President Lluís Companys, la misma que masacró e hizo desaparecer cientos de miles de personas. Esta misma derecha pondría en el pelotón de fusilamiento a todo el pueblo de Catalunya si pudiera. De momento aplica su ley con la brutalidad que caracteriza a un Estado fascista, encarcelando a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, líderes de la ANC y Ómnium Cultural, así como a otras personas que defendieron las urnas en el referéndum del 1 de octubre.
Un Estado español que mantiene en libertad, protegido en su exilio dorado a un miembro de la casa real de los Borbones condenado por corrupción y a centenares de políticos profesionales que robaron y siguen robando todo lo que pueden amparados por su condición de políticos del sistema. Este Estado que nos dice a las clases y pueblos oprimidos que tenemos que cumplir la misma ley que ellos mismos dictan y no cumplen, y cuyo máximo representante, Felipe VI, se presenta como el mayor de los patriotas, cuando está amparando el enriquecimiento de unos pocos y la evasión de capitales a paraísos fiscales.
Un Estado español que quiere doblegar la voluntad del pueblo de Catalunya utilizando además de la fuerza bruta, el chantaje económico, provocando la fuga del territorio de Catalunya de empresas y bancos, provocando una verdadera guerra económica y encontrando para ello la inestimable colaboración de una oligarquía catalana que siempre fue afín al capitalismo español contra los intereses del pueblo trabajador catalán.
Pero en su consumación del golpe de estado constitucional, el Partido Popular no está solo. Los partidos del sistema han cerrado filas en torno a la constitución postfranquista y la corona. El PSOE vuelve a mostrar cada vez que tiene oportunidad, y en esta no podía ser menos, su sumisión a los intereses de la oligarquía española y a la casa de los borbones, apoyando incondicionalmente al gobierno del PP en la aplicación de medidas antidemocráticas contra el Pueblo de Catalunya. La Historia vuelve a poner al PSOE ante el espejo, un partido que forma parte del entramado institucional de las fuerzas reaccionarias. En la práctica PP-PSOE y Ciudadanos han conformado un gobierno de «unidad nacional» junto al Borbón por la salvación del proyecto histórico de España.
Y frente a toda la maquinaria en marcha de la reacción española, el pueblo de Catalunya mantiene con dignidad su lucha por la autodeterminación y la independencia con un ejemplo de movilización permanente como reflejo de la voluntad firme de un pueblo de construir su futuro de manera soberana. Y en esa lucha además de sortear toda la brutalidad represiva del Estado, también han de superar la indefinición, tibieza y falta de concreción de unos partidos burgueses que no terminan de romper amarras con el capitalismo español dentro y fuera del territorio catalán.
El pueblo de Catalunya reclama la aplicación del mandato emanado de las urnas en el referéndum de autodeterminación celebrado el 1 de octubre, que no es otro que la proclamación de la República catalana y la construcción de un Estado independiente. La ambigüedad de la declaración de Puigdemont del 10 de octubre, proclamando la independencia pero «suspendiendo sus efectos», fue un vano intento de recabar apoyos entre el «club de Estados» que representa la Unión Europea y demostró su estrepitoso fracaso. La reacción de los gobiernos de la Unión Europea no podía ser otra: respaldar al gobierno español, defender la unidad territorial del Estado y rechazar la independencia de Catalunya. La reacción de los Estados de la Unión Europea se corresponde con la esencia del proyecto imperialista que la Unión Europea representa. No es una unión de pueblos, es una unión de capitales e intereses de clase.
Por todo ello y frente al golpe de estado del gobierno español contra el pueblo de Catalunya no cabe otra vía que la proclamación de un Estado independiente, de la República catalana. Eso es lo que votaron los catalanes y catalanas el 1 de octubre y a cumplir ese mandato están obligados los representantes institucionales del Govern.
El pueblo de Catalunya no será doblegado por la fuerza. Ha iniciado el camino de la independencia y no habrá quien le pare.
Las organizaciones del Manifiesto Internacionalista de Compostela mostramos todo nuestro apoyo sin fisuras a esa lucha y a esa voluntad popular, mostramos nuestra más decidida solidaridad con la CUP, con la izquierda independentista y con las organizaciones populares catalanas puestas en el punto de mira del Estado y señaladas como culpables.
Exigimos la puesta inmediata en libertad de los líderes de la ANC y Ómnium cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart y la salida de todos los cuerpos represivos del territorio de Catalunya, así como el levantamiento de todas las medidas coercitivas puestas en marcha por el Estado español.
Las fuerzas y partidos que conformamos el Manifiesto Internacionalista de Compostela como entidades internacionalistas que somos nos comprometemos a continuar las movilizaciones de solidaridad en nuestras respectivas naciones, y llamamos a nuestros pueblos a solidarizarse con Catalunya, solidaridad que forma parte indisoluble de nuestros propios procesos socialistas de liberación nacional. Como decía el Che Guevara, y haciéndonos eco de su legado en el 50 aniversario de su asesinato, ¡la solidaridad es la ternura de los pueblos!
¡Frente al golpe de estado del régimen español, solidaridad con Catalunya!
¡Por la proclamación de la República catalana!
24 de octubre de 2017
Agora Galiza [Galiza]
Boltxe [Euskal Herria]
Comunistas de Castilla [Castilla]
Iniciativa Comunista [Estado español]
Nación Andaluza [Andalucía]
Plataforma Laboral e Popular [Portugal]