La sha­ria cató­li­ca o el Esta­do den­tro del Estado

Ni Mélen­chon ni Macron saben qué es la lai­ci­dad. Y tam­po­co los perio­dis­tas. Así, Mélen­chon cree que la escue­la está some­ti­da a la lai­ci­dad. No: los pro­fe­so­res lo están por­que son fun­cio­na­rios, pero no los usua­rios que son los alum­nos. Por eso la ley de 2004 que prohí­be el pañue­lo no es con­for­me a la ley de 19051. Macron pare­ce igno­rar que el Con­se­jo de Esta­do decla­ró no váli­dos los decre­tos anti­bur­ki­ni dic­ta­dos el verano pasa­do por varios ayun­ta­mien­tos. Macron pre­ten­de que algu­nos de estos decre­tos están jus­ti­fi­ca­dos por­que su obje­ti­vo no es un asun­to cul­tu­ral, sino un asun­to de orden públi­co. ¿Qué orden públi­co? ¿Las muje­res que lle­van un bur­ki­ni alte­ran el orden públi­co? No. Quie­nes lo alte­ran son aque­llos y aque­llas que las insul­tan: no es a las víc­ti­mas a quien hay que penalizar.

Por lo que se refie­re a Mélen­chon, le pare­ce que el velo (se refie­re al pañue­lo, pero no impor­ta, se dirá que es un velo) es un sím­bo­lo de sumi­sión de LA mujer. Como Valls. Cono­cen a LA mujer y quie­ren eman­ci­par­la. Noso­tros, no. Noso­tros solo cono­ce­mos a UNAS muje­res. Y no habla­mos de sím­bo­los, sino de los suel­dos más bajos de las muje­res, de su tra­ba­jo extra, de las vio­len­cias sexua­les, cosas todas ellas que no son el abso­lu­to sim­bó­li­cas, sino muy mate­ria­les y muy físi­cas. Así pues, dejen uste­des, seño­res, de pre­ten­der saber mejor que noso­tras lo que que­re­mos. No que­re­mos ser eman­ci­pa­das por uste­des, sino libe­rar­nos de su poder, sobre todo del de hablar en nues­tro lugar.

Y noso­tras no que­re­mos que uste­des uti­li­cen este poder para opri­mir a las musul­ma­nas. Des­de hace años uste­des mul­ti­pli­can las leyes, los decre­tos y las cir­cu­la­res que impi­den a las muje­res que lle­van pañue­lo tra­ba­jar en los ser­vi­cios públi­cos y aho­ra en las empre­sas pri­va­das, les prohí­ben acom­pa­ñar a sus hijos a la sali­da de la escue­la. Uste­des las lla­man sumi­sas y pre­ten­den que­rer­las libres. ¡Qué hipo­cre­sía! Uste­des son quie­nes al obli­gar­las a que­dar­se en casa y qui­tar­les los medios de auto­no­mía eco­nó­mi­ca las hacen depen­dien­tes de su cón­yu­ge. ¡Hoy pre­ten­den uste­des prohi­bir­les la uni­ver­si­dad e inclu­so la calle! Pero ellas tie­nen tan­to dere­cho como uste­des a estar ahí.

Es a nues­tras com­pa­trio­tas y a nues­tras her­ma­nas a quie­nes uste­des qui­tan uno a uno todos los dere­chos que les corres­pon­den, des­pre­cian­do la Cons­ti­tu­ción, la ley de 1905, las con­ven­cio­nes inter­na­cio­na­les, la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de los Dere­chos Huma­nos que garan­ti­zan el dere­cho no solo a pen­sar lo que se quie­ra (lo que sigue sien­do posi­ble) sino, sobre todo, a decir lo que se pien­sa. ¿Cuán­do lle­ga­rá la prohi­bi­ción de repar­tir pan­fle­tos, de gri­tar con­sig­nas o, sim­ple­men­te, de expre­sar las opi­nio­nes polí­ti­cas? Ah, sí, pero el pañue­lo es reli­gio­so. ¿Hace fal­ta recor­dar que en nin­guno de los tex­tos fun­da­do­res (antes cita­dos) se hace dife­ren­cia algu­na entre las opi­nio­nes, ya sean polí­ti­cas, esté­ti­cas, reli­gio­sas u otras? Nin­gu­na. La liber­tad de opi­nión es la liber­tad de todas las opiniones.

La jerar­quía cató­li­ca: un Esta­do den­tro del Estado

Fillon quie­re cerrar las mez­qui­tas sala­fis­tas. Pero la ley de 1905 prohí­be cual­quier inje­ren­cia del Esta­do en las reli­gio­nes y a la inver­sa. El Esta­do no ges­tio­na ni debe ges­tio­nar los cul­tos. Están sepa­ra­dos, una pala­bra que a uste­des les cues­ta enten­der por­que es cier­to que uste­des acep­tan de una reli­gión lo que denun­cian en las otras.

Uste­des acep­tan la inje­ren­cia de la Igle­sia cató­li­ca en las polí­ti­cas del Esta­do y alar­man­te­men­te en un domi­nio cla­ve: la pro­tec­ción de las per­so­nas con­tra las agre­sio­nes sexua­les. Fillon quie­re luchar con­tra el tota­li­ta­ris­mo islá­mi­co ahí don­de esté y nos pre­di­ce una gue­rra de 20 años en Pakis­tán, en Afga­nis­tán, en Orien­te Pró­xi­mo, en el Sahel, (por supues­to, ya se está ahí) y en Fran­cia. Aho­ra bien, aun­que es cier­to que hoy las ten­den­cias reli­gio­sas inte­gris­tas se desa­rro­llan en paí­ses de mayo­ría musul­ma­na, tam­bién lo hacen en paí­ses de mayo­ría cris­tia­na, judía, hin­dú (y pro­ba­ble­men­te otras que igno­ro). En Esta­dos Uni­dos, don­de Trump se ha bene­fi­cia­do del apo­yo de los pro­tes­tan­tes evan­ge­lis­tas. En Euro­pa, o en Fran­cia, Fillon se bene­fi­cia del apo­yo de Sens com­mun, esta orga­ni­za­ción polí­ti­ca de los inte­gris­tas que orga­ni­za­ron la Manif pout tous2. Por mie­do a esta fran­ja tra­di­cio­na­lis­ta el gobierno de Hollan­de supri­mió los Abc de igual­dad3. Pero, ¿es jus­to con­fun­dir este movi­mien­to glo­bal hacia el inte­gris­mo reli­gio­so con la radi­ca­li­za­ción que hoy en Fran­cia desig­na a la pro­pen­sión a come­ter atentados?

Y, si se habla de inte­gris­mo, ¿cuál es la reli­gión que en Fran­cia ame­na­za ver­da­de­ra­men­te la sepa­ra­ción entre Igle­sia y Esta­do? Es la más anti­gua en el terri­to­rio fran­cés, la más nume­ro­sa, la más orga­ni­za­da: la Igle­sia cató­li­ca. Des­de 2004 se nos asus­ta con la ame­na­za de un islam con­quis­ta­dor que tra­ta­ría de sus­ti­tuir el dere­cho común por la sha­ria: la ley de Dios. Si unos musul­ma­nes tie­nen ver­da­de­ra­men­te este obje­ti­vo, están lejos de tener los medios. Des­pués de un son­deo se nos dice que un 20 o 30 % de los musul­ma­nes con­si­de­ra que la ley de Dios está por enci­ma de la ley del Esta­do. Este son­deo hace pen­sar a los lec­to­res que nin­gu­na otra reli­gión hace esta elec­ción. Sin embar­go, es una regla de la igle­sia de los Tes­ti­gos de Jeho­vá : la ley de Dios antes que la ley de César. Por lo que se refie­re a la Igle­sia cató­li­ca, sigue que­rien­do ocu­par­se no solo de los asun­tos reli­gio­sos, que per­te­ne­cen a su domi­nio, sino tam­bién de deli­tos y crí­me­nes que no per­te­ne­cen a sus domi­nios, a lo interno, y sin tener en cuen­ta la ley común.

Esto se ve bien en el tra­to dado a los sacer­do­tes que vio­lan niños de ambos sexos. La jerar­quía cató­li­co se nie­ga a denun­ciar­los ante la jus­ti­cia y los pro­te­ge de mil mane­ras. Cash inves­ti­ga­tionsMédia­part han hecho un docu­men­tal abru­ma­dor sobre este tema. He aquí, por tan­to, toda una pobla­ción de per­so­nas de la Igle­sia y de niños que no está some­ti­da a las mis­mas leyes que el res­to del país: no se escu­cha a las víc­ti­mas y los cri­mi­na­les que­dan impu­nes. Y la jerar­quía cató­li­ca afir­ma abier­ta­men­te que la ley que ella apli­ca no es la ley del Esta­do sino la ley canó­ni­ca–la ley del canon, es decir, de la regla de la Igle­sia. Mon­se­ñor Bar­ba­rin, cuyas pala­bras reco­gie­ron varios medios sin comen­ta­rios de los perio­dis­tas, lo expre­só cán­di­da­men­te en 2016: ¿Por qué no lo denun­cié? Por­que había pres­crip­ción canó­ni­ca. Y aña­de una men­ti­ra: Tam­po­co hubo denun­cias de las víc­ti­mas.

Esta ley de Dios pare­ce dic­tar a la jerar­quía cató­li­ca no solo seguir los pla­zos de pres­crip­ción canó­ni­cos sino tam­bién enviar a los sacer­do­tes cri­mi­na­les a Áfri­ca o Amé­ri­ca del Sur don­de podrán abu­sar de otros niños que tie­nen menos valor que los nues­tros, en vez de cas­ti­gar­los, y dejar­les des­pués vol­ver a Francia.

En 2001 el papa de enton­ces impu­so la obli­ga­to­rie­dad para todos los cató­li­cos de denun­ciar a los pedó­fi­los ante la jus­ti­cia, no a la jus­ti­cia de la Igle­sia, sino a la del Esta­do. Tenien­do en cuen­ta la can­ti­dad de escán­da­los denun­cia­dos por la pren­sa, este pro­nun­cia­mien­to del papa no fue sino letra muerta.

Y, ¿qué hace el Esta­do ante esto? Nada. El Esta­do, que en prin­ci­pio debe pro­te­ger a todos los niños, no apli­ca a todos el dere­cho común: deja a los niños cató­li­cos a dis­po­si­ción de la sha­ria cató­li­ca a la que, hay que decir­lo, le pare­ce que la pedofi­lia no es un cri­men muy gra­ve o, qui­zá, no es un cri­men en absoluto.

En otras pala­bras, el Esta­do, tan celo­so de su pre­emi­nen­cia en otras mate­rias, deja a la Igle­sia cató­li­ca solu­cio­nar cues­tio­nes que com­pe­ten a los tri­bu­na­les y le con­ce­de de fac­to un esta­tu­to de Esta­do den­tro del Esta­do.

Chris­ti­ne Delphy

24 de mar­zo de 2017

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[Tra­du­ci­do del fran­cés para Boltxe Kolek­ti­boa por Bea­triz Mora­les Bastos.]

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  1. Se refie­re a la Ley del 9 de diciem­bre de 1905 con­cer­nien­te a la sepa­ra­ción entre Igle­sia y Esta­do, que esta­ble­cía un Esta­do lai­co en Fran­cia. [N. de la t.]
  2. La Manif pour tous (la mani­fes­ta­ción para todos) es un colec­ti­vo de aso­cia­cio­nes que orga­ni­zó las mani­fes­ta­cio­nes en opo­si­ción al matri­mo­nio homo­se­xual en Fran­cia (deno­mi­na­do en Fran­cia maria­ge pour tous, matri­mo­nio para todos) y defen­sor a ultran­za de la fami­lia tra­di­cio­nal. [N. de la t.]
  3. El ABCD de l’é­ga­li­té es un polé­mi­co pro­gra­ma de ense­ñan­za fran­cés pro­pues­to por la enton­ces minis­tra de los Dre­chos de las Muje­res Najat Vallaud-Bel­ka­cem con el obje­ti­vo es luchar con­tra el sexis­mo y los este­reo­ti­pos de géne­ro. Se empe­zó a apli­car de for­ma expe­ri­men­tal a par­tir de sep­tiem­bre de 2013. [N. de la t.]

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