En efecto, la campaña en favor de los refugiados está siendo utilizada para cubrir y disolver las responsabilidades de los verdaderos causantes de esta tragedia, que son las potencias que están impulsando las guerras imperialistas de acoso y destrucción.
Unas guerras en las que los dos bandos no son iguales, unos son los que agreden y otros los que se tienen que defender, unos son los que crean las guerras y otros los que se ven obligados a defenderse de los ataques. Las guerras no surgen sin más ni más, porque sí. Las guerras las crean fundamentalmente las potencias que quieren dominar el mundo, que quieren hacerse con todos los recursos y riquezas, que quieren a todo el mundo postrado a sus pies, que no admiten competidores, ni países que no sigan sus dictados y que no se plieguen a sus intereses. Las crean las potencias que se autoproclaman los dueños y gendarmes del mundo. Y las crean quienes quieren imponer unos modelos económicos, sociales y de vida, los que corresponden a sus intereses, embadurnados de supuestos valores democráticos y de libertad.
No vale con decir no a las guerras
, hay que decir no a las guerras imperialistas
, señalando claramente con el dedo a los causantes de las mismas a la vez que denunciando a estos causantes y extendiendo nuestra solidaridad y apoyo a los agredidos, para que se puedan liberar de las garras de los agresores. Esta solidaridad será la que también cree la vacuna para evitar nuevas guerras de acoso.
Los muchos millones de refugiados y emigrantes obligados a dejar sus tierras para escapar de la guerra constituyen una de las mayores y más indignantes lacras de nuestra época. Una lacra que con la guerra agrava el ya lacerante problema de la emigración económica, en busca de trabajo, escapando de las situaciones de miseria generadas una vez más por el imperialismo. Se trata de un auténtico calvario plagado de infinitas penalidades y obstáculos por las que se ven obligados a atravesar los refugiados y emigrantes. Un duro recorrido que empieza por el sufrimiento y el acoso de las fuerzas invasoras, de la barbarie terrorista más fanática y brutal creada, financiada y armada por las potencias imperialistas que no respeta religiones, ni hombres, ni mujeres, ni niños, ni ancianos. Una travesía por la que ir buscando refugios a cada paso, cruzando fronteras clandestinamente, para ser apaleados y/o rechazados, amenazados de ser reenviados a sus países de origen, concentrados en auténticos campos de concentración u obligados a atravesar mares de la mano de mafias sin escrúpulos, en condiciones infernales y letales, con una gran proporción de muertes. Para acabar, en el mejor de los casos, siendo objeto de humillación constante, del desprecio generalizado, de la marginación, o carne de cañon de una sobreexplotación económica o de las diferentes redes de tratas de mujeres, niños, órganos o personas en general.
Y todo esto en el contexto de una Union Europea –y como no de Estados Unidos – , absolutamente insolidarios, en el que sus miembros exigen cuotas mínimas de entrada de inmigrantes, cuando no ponen alambradas en sus fronteras o campamentos que son auténticos campos de concentración o cuando no pagan a Turquia con miles de millones de euros para que retengan el máximo de refugiados, euros que van a ser destinados no a proporcionar condiciones dignas a los refugiados sino a alimentar una vez más la máquina de guerra que son los mercenarios terroristas, de los que Turquía, precisamente, es uno de los principales patrocinadores.
La solidaridad con estos refugiados y emigrantes, lograr que se les acoja en buenas condiciones y se les permita integrar como personas y en las mejores garantías en nuestras sociedades es algo absolutamente esencial, un derecho humanitario elemental y básico. Pero eso no basta, hay que señalar las causas, mostrarlas a luz y denunciarlas públicamente.
Pero hay que señalar las causas reales –y a esto vamos– y no crear nebulosas donde se dispersen las responsabilidades o se convierta también en responsables a los agredidos, confundiendo o equiparando agresores y agredidos, invasores e invadidos, potencias imperialistas asesinas y países que luchan por defender su soberanía. Y es que la inmensa mayor parte de los refugiados y emigrantes, proceden de países que están siendo brutalmente agredidos por el imperialismo, como son Libia, Siria, Yemen, Afganistan, Palestina, Irak, Somalia, países de África central… países agredidos mediante invasión directa de las fuerzas ocupantes, o ahora más bien –el imperialismo ha aprendido mucho – , mediante tropas mercenarias, básicamente compuestas de terroristas islámicos a los que se les financia, adiestra, aprovisiona, arma y dirige, como son Al Qaeda, el ISIS y las infinitas franquicias de lo mismo. Todo esto apoyado por una maquinaria mediática fabulosa que produce mentiras e intoxicación a gran escala, con el objeto de engañar y desactivar cualquier oposición o muestra de solidaridad que pueda aparecer.
Tratar de equiparar los agredidos con los agresores, la Libia agredida con la OTAN, Al Qaeda y potencias que la agredieron, la Siria agredida y su gobierno y los aliados que les apoyan como son los rusos, Hezbollah, Iran, etc, con los criminales agresores como son Estados Unidos en primer lugar, asistido de sus habituales satélites como son Francia, Inglaterra, Israel, Turquia –aunque estos juegan a varias cartas últimamente – , Arabia Saudita, Qatar, Kuwait, que son los creadores e impulsores como decíamos del terrorismo islámico que es quien opera en el campo de batalla, tratar de confundir a las fuerzas irakíes que luchan por expulsar al terrorismo del ISIS de su pais, con el ISIS e incluso con los norteamericanos que en el colmo de su cinismo supuestamente luchan contra el ISIS, cuando por detrás lo alimentan, lo arman, lo dirigen y les permiten la fuga o tratar de identificar a Arabia Saudi que con el apoyo de Estados Unidos y otras potencias lleva bombardeando sin descanso escuelas, hospitales, bodas, reuniones, funerales, gente civil de todas las edades durante mucho tiempo, dia si y dia también, contra un pueblo soberano que lo quiere pisotear y subyugar, para controlar sus riquezas y su geoestratégicamente importante territorio, con este pueblo de Yemen, significa hacer el juego de toda esta barbarie, hacer de cómplices, confundir a la gente, intoxicarla e impedir que distinga los causantes de la barbarie y que se movilice en su contra que sería lo suyo.
No es de recibo decir –a cuenta del 80 aniversario de Gernika y de la campaña en favor de la acogida de los refugiados que se ha orquestado en torno a dicho aniversario– que No bombas
ni en Gernika, ni en Yemen, ni en Alepo ni en Mosul
. Esto es una GRAN INTOXICACIÓN y no tiene otro nombre. Y no creemos que sea por descuido, sino con total malicia y deshonestidad. Comparar el bombardeo de Gernika, contra Euskal Herria, por la aviación nazi a demanda de Franco con el bombardeo indiscriminado y sin cuartel de Yemen por un Estado criminal como es Arabia Saudita, podría ser lógico. Pero compararlo con los bombardeos contra los yihadistas en Mosul, relativamente controlados, –salvo la matanza que hicieron recientemente los norteamericanos– que son la cobertura de la lucha de las tropas del ejercito iraki por liberarse de la peste creada por Estados Unidos –cínicamente su formal aliado– como es el ISIS, es una barbaridad, dicho con mala fe.
Y todavía es mucho más grave la comparación con Alepo. En primer lugar porque la batalla de Alepo era una batalla más –importante pero una más– de Siria por su emancipación y su soberanía, contra las hordas del imperialismo, contra todas las variantes terroristas de Al Qaeda, e ISIS, y dependientes y dirigidas por tanto por las potencias occidentales, nada que ver con supuestas fuerzas rebeldes
o revolucionarias
o democráticas. En segundo lugar porque los bombardeos rusos y sirios se han ido realizando con mucha precisión, sobre sitios bien determinados de antemano con presencia de terroristas y poco riesgo para la población, dando infinidad de oportunidades para la salida de los civiles fuera de la ciudad y del campo de batalla, abriendo vías apropiadas para ello, pero siempre cortocircuitadas por los terroristas que han ido usando los civiles como escudos humanos, que han ido minando las salidas preparadas para los civiles y apostándose con francotiradores para matarlos según salían. Han sido además muy numerosos los cese el fuego para permitir que los civiles pudieran escaparse del asedio, y ello a pesar de que eran aprovechados por los terroristas para coger oxigeno, rearmarse y reorganizarse. Por otra parte, y dada la importancia estratégica de Alepo y los avances del Ejercito sirio en la ciudad, ha habido una fabulosa, gigantesca y terrible campaña mediática intoxicadora, basada en las mentiras fabuladas por las fábricas de crear mentiras e intoxicación, como son el Observatorio Sirio de Derechos Humanos y los Cascos Blancos, ambos creados y controlados por los servicios de inteligencia occidentales (MI6 y CIA). Mentiras que hablaban constantemente de hospitales bombardeados –que luego se comprobaba que no existían o que seguían igual que hacía años según informaciones satelitales – , de escuelas destruidas, que tampoco existían, de gases tóxicos, que habían lanzado ellos mismos, de matanzas que las habían realizado ellos mismos también, o de ayudas humanitarias supuestamente bombardeadas por rusos y sirios –en realidad quemadas por los yihadistas– y asi un largo etcétera.
Y ya para colmar el vaso hemos visto carteles del SOS errefuxiatuak eta migranteak
que añadían la siguiente prenda: ¡Y ahora les bombardean con gases tóxicos! Esto ya es el colmo de la desvergüenza y de la sumisión a los dictados y relatos de los medios absolutamente controlados por el sionismo y el imperialismo (Gara siempre de por medio). Esa es la versión que han emitido y en la que supuestamente se han basado los norteamericanos para bombardear, recientemente, una base militar de Siria con misiles. Una versión absolutamente insostenible, pero en línea con la política informativa
habitual. Es lo que suele pasar, que una mentira repetida infinitamente de veces y en todos los medios del mundo, al final, para muchos se convierte en verdad. Una verdad igual que la de la posesión de armas de destrucción masiva por Irak. En primer lugar se trata de una afirmación –la del bombardeo de gases toxicos por sirios o rusos– que sin ser contrastada, ni analizada –tampoco se han enviado inspectores para hacerlo y no parece que exista ni la intención de hacerlo– Estados Unidos la han convertido en base firme
de acusación a sirios y rusos. En segundo lugar que los rusos y los sirios habían mandado, recientemente, cientos de informes a la ONU y a la Organización para la Prohibicion de las Armas Quimicas (OPAQ) sobre importantes movimientos y uso de gases toxicos por los terroristas sin obtener ninguna respuesta. En tercer lugar, que Siria no dispone de armas químicas desde 2014, desde que se acordó destruirlas cosa que se hizo bajo control de todas las potencias incluidos Estados Unidos. En cuarto lugar, que es insólito lo del lanzamiento de bombas con gases tóxicos desde aviones, cuando no se ha hecho nunca, ya que siempre se usan morteros. En quinto lugar, que según análisis rusos, el tipo de gas usado corresponde a una variante muy moderna de la que solo disponen algunas potencias occidentales. Al igual que sucedió en aquel septiembre de 2013, el supuesto uso de gases tóxicos atribuidos a Siria, y que casi cuesta una intervención masiva sobre Siria, se demostró por activa y pasiva que fue usado por los propios terroristas e importado de Turquia. Ahora lo mismo o quizá que efectivamente estuviera en algún almacén y que explosionara con algún bombardeo. En sexto lugar, tampoco se han encontrado restos de gases en la base militar de la que supuestamente partió el gas toxico y por lo que fue bombardeada.
Todo esto nos indica a las claras que alguna gente que va de izquierdas se alimenta ideológicamente de la basura mediática que emiten los medios controlados por el imperialismo, que se tragan todo lo que dicen, que lo repiten como loros y que actúan en consecuencia para desactivar a la gente y a toda actitud critica contra el sistema y las barbaridades del imperialismo. Son los ni-nis, los que como decíamos confunden agresor y agredido, invasor e invadido, los que equiparan al imperialismo con los pueblos sometidos, los que ni siquieran creen que exista imperialismo, los que dicen que los terroristas son rebeldes y luchadores por la libertad, los que siguiendo las pautas del Observatorio Sirio de Derechos Humanos y los Cascos Blancos nos repiten las milongas de que Kadafi era un asesino, que Assad es un asesino y que Obama y Hillary Clinton son unos demócratas de pro, cuando son asesinos en serie de la peor especie.
Al descerebrado
Trump, ahora parece que la maquina del poder
de Estados Unidos, el gobierno en la sombra
o el Estado profundo
norteamericano, que apostaban como primera carta por Hillary Clinton, y desconfiaban de Trump, ya están aparentemente reconduciéndolo hacia una dinámica de guerra, de guerra contra los díscolos de Oriente Medio (Siria, Yemen, Iran…) contra Rusia y contra China. Las apariencias al menos eso indican. Porque así ha actuado Trump, sobre mentiras, sin contar para su bombardeo ni con su propio parlamento ni con la ONU, dando carnaza al terrorismo yihadista para que vuelva a repetir la jugada de los gases toxicos cuando quiera, para que se sienta apoyada, para debilitar la ofensiva victoriosa contra el terrorismo yihadista y poniéndonos a todos en peligro con un posible enfrentamiento global de consecuencias imprevisibles.
Iñaki Urrestarazu Aizpurua
10 de abril de 2017
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