Ya no estamos para creer en coincidencias. Pero puede haberlas. Resulta que esta benéfica primavera de 2017, se cumplen setenta años de la primera huelga contra Franco (1947). Huelga histórica y celebrada como el comienzo de una nueva etapa. El antifranquismo del interior se ponía en marcha, diez años después de la guerra. En unas condiciones inimaginables de prohibiciones, represión, explotación laboral, degradación social, miseria económica, negación sindical… Este mismo año se cumplen, también, cincuenta de la increíble, decisiva y de nuevo creadora de una época, Huelga de Bandas. Duró casi seis meses, y terminó el 15 de mayo de 1967. Dicen que fue la mas larga, mejor organizada y mas fructífera, en lo social y sindical, de todo el franquismo. La puesta de largo de toda la oposición al régimen. Aniversarios redondos, resistencias de asombro, ejemplos sociales de reivindicación y combate, que sirven para calificar toda una época. Y cuando parece que se acaban los tiempos de los héroes y las resistencias, nos encontramos con otra ejemplar: la de los profesores de la UPV despedidos. Que lo fueron hace veinticinco años. Que primero fueron cien y ahora son tres: Pepelu, Anton y Enrike.
Nuestra generación, aunque sea una presunción, no es como las demás. Los niños de la guerra y de la postguerra, nacimos rodeados de mentiras y prohibiciones. Fuimos educados con consignas políticas y dogmas religiosos. Tal vez por eso, hemos terminado siendo escépticos, descreídos y radicales. También difíciles de conmover, pero cuando lo hacemos podemos ser tan solidarios como cualquiera. Hace unos días tuvimos ocasión de asistir, en la UPV de Leioa, a un acto conmemorativo que nos recordó todo esto. Tres profesores cumplían veinticinco años de huelga. A lo largo de los cuales, han estado cada día del curso presentes en la puerta de la misma Universidad que les expulsó. Y que se ha negado sistemáticamente a revisar su caso. Asombroso y ejemplar. Veinticinco años protestando y reclamando justicia. Veinticinco años de despido, sin readmisión ni diálogo, que sin duda los colocan entre los ejemplos históricos admirables de nuestro pequeño país. Donde no es nada fácil ser histórico ni admirable.
En la conmemoración, ellos hablaron de su despido, de las muestras de apoyo. De la solidaridad. O del olvido y la marginación. Pidieron, una vez mas, justicia para su caso. Reclamaron, otra vez, la rectificación de autoridades educativas, sindicatos y partidos, en la solución de este problema. Y nosotros escuchamos, impotentes y sin poder hacer otra cosa que asombrarnos y admirarles. Hubo quien agradeció su ejemplar lucha, por haberle ayudado a rehacerse moral y políticamente, en estos tiempos bajos. Y quien les aplaudió sincera y emotivamente, por su heroica resistencia. Pepelu, Anton y Enrike… empezaron esta huelga, de cuerpo presente, hace mucho. Alguno tenía entonces 27 años. Ha pasado un cuarto de siglo y su cociencia, no se quiebra. La decisión tomada entonces sigue en pie. Sin fisuras, ni bajones. Podemos imaginar que en todo este tiempo han tenido momentos malos. Algunos terribles. No solo la represión, las detenciones, las huelgas de hambre, las comisarias, los juicios… Han tenido diferencias y desavenencias entre ellos. Lógicas en tanto tiempo. Alguno ha pasado por la separación matrimonial. Otro por el reciente fallecimiento de su madre… Pero su aspecto. Su sonrisa. Sus razones éticas, sociales, políticas o laborales… siguen en pie. En la puerta de las facultades universitarias, viendo pasar a los que fueron sus compañeros, algunos sus alumnos, y a los nuevos estudiantes… por miles. Viendo pasar los siglos.
¿De qué se trata? ¿Quién está enfrente? ¿Quién a favor?… Varios rectores, con sus equipos respectivos se han ido relevando. Varios consejeros de educación. Varios gobiernos… Sindicatos de la enseñanza y de los otros. Partidos políticos y de los otros… Todos, alguna vez, han mirado para otro lado. Pocos, muy pocos… pero muy valiosos, han estado con ellos. Alguien contaba indignado cómo gentes de su propio espacio sociopolítio le recriminaban por su acercamiento solidario a esta colosal huelga. Por su implicación y comprensión hacia esta desobediencia y esta lucha. Le decían… ¿Pero por qué te preocupas, si son dos xxxxx? También hubo quien comparaba la indiferencia y la desidia sobre este asunto, al trágico caso Cabacas… Y a la chapucera salida judicial, que parece puede llegar a tener. Para echar tierra encima.
Los tres profesores, que hacen huelga al sistema y a la universidad que les despidió hace 25 años, también hablaron. Contaron cómo y porqué empezó todo. Cómo se consiguió rechazar la obligación funcionarial, en un movimiento colectivo por todo el Estado. Y cómo se legalizó la figura del profesorado propio, principal punto de su programa reivindicativo, hace veinticinco años. Otro explicó sus primeros pasos en esta lucha. Que definió como «insumisión a ser funcionario» y analizó el continuismo esencial de los actuales sindicatos, frente a los dominantes de antes. Todos defendieron la desobediencia civil, el rechazo a la lógica del Estado. Denunciaron la aceptación de las instituciones, la pasividad politica y la obediencia funcionarial, como atributos de un pueblo que camina hacia la derrota, cuando no hacia su muerte civil.
En estos años, los profesores en huelga (profesores despedidos) han publicado su historia, sus reivindicaciones, sus alternativas. Un primer texto: Historia de una pancarta 1988 – 1999 salió firmado por Zalakain, Azkargorta, Etxebarria, Herrero y Xamardo. Un segundo libro, Diálogos sobre el profesorado propio y la Universidad, vino mas tarde (2013) ya firmado solo por Azkargorta y Herrero. En medio (2006) Enrike editó un impresionante documento, en euskera, 5.000 km oinez euskal desobedientziaren alde, después de recorrer Euskalherria a pie y de contactar y hablar con miles de personas, dando a conocer los principales aspectos de esta lucha.
Desde la Comisión de Apoyo, hemos realizado algunas gestiones. Con partidos, sindicatos, profesores… Algunas incluso directamente con el rectorado. Hemos tratado de hacer lo que dice nuestro nombre: apoyar a quienes no sabemos o no podemos imitar. A quienes nos han enseñado, en estos veinticinco años, la enorme capacidad de resistencia y asombro, que puede tener una idea y un convencimiento radical. Incluso para alguien aislado por el poder, ignorado por la política y el sindicalismo oficial e invisibilizado por la mayoría de los medios de comunicación.
La sola existencia de este problema a pie de universidad, es un enorme escándalo. Una prueba grandiosa de la incapacidad del sistema para integrar y tragarse con su voracidad burocrática a algunos resistentes que todavía se defienden con su Huelga-Despido. Como hicieron aquellos héroes obreros y trabajadores del 47 y el 67, cuando las cosas también eran difíciles. Cuando estaban entrando en la página legendaria de la historia de los resistentes.
En este aniversario, que nos gustaría fuese el último, solo podemos seguir ofreciendo nuestra admiración y nuestra ayuda, en un abrazo y un saludo solidarios.
Juanma Idoiaga, Josemari Lorenzo y Roberto Uriarte, en nombre de la Comisión de Apoyo a los Profesores despedidos.
4 de mayo de 2017
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