Juanjo Basterra es un veterano periodista vasco, desde hace muchos años conocido por su profundo conocimiento de la realidad vasca en su vertiente laboral y social. Se puede decir sin temor a exagerar que estamos ante una autoridad en esta materia.
Desde antes del verano los sindicatos han venido comentando que era muy probable que tendríamos un «otoño caliente» en Euskal Herria en el terreno laboral y si como muestra vale un botón ahí está el conflicto del metal que algún sindicato ha llegado a hablar de huelga histórica.
Como comunista me ha parecido interesante charlar con Juanjo de estos temas.
Andoni Baserrigorri: Juanjo, la primera cuestión, históricamente el PNV, nos ha venido hablando del «oasis vasco» en el sentido que por aquí las cosas funcionaban mejor en el terreno laboral y con menos índices de corrupción. ¿Hasta qué punto es cierta esta afirmación?
Juanjo Basterra: Vayamos por partes. La realidad es que el «oasis vasco» solo beneficia a la elite económica y deja al margen al pueblo trabajador. En ese sentido, los datos son inquietantes, sin duda. Te puedo adelantar que la Comunidad Autonómica Vasca (CAV) nunca ha tenido tanta riqueza como en este momento. Ahora nos encontramos en una fase decreciente de la economía, pero la realidad es que solo mejoró en estos años atrás a favor de la elite. De hecho, las grandes fortunas, es decir, las personas que disponen a título personal de un patrimonio para invertir igual o superior a un millón de dólares, han aumentado en el Estado español un 76,47% desde 2008, al pasar de 127.100 a 224.300 en 2018. Lo que para la mayoría era crisis y una situación crítica para esta minoría era lo contrario. No hay datos concretos para la CAV. Hay que recordar, como un día me dijo un ex alto dirigente de la Diputación de Araba, que en Euskadi los más adinerados ganan por encima de entre un 15% y un 20% sobre el resto del Estado español, gracias al Concierto Económico que, evidentemente, beneficia a quienes más tienen.
Como había adelantado, nunca la CAV (Euskadi) había generado tanta riqueza. Si nos fijamos en el medidor oficial de la misma, como es el producto interior bruto (PIB), desde el cambio de siglo (2000) hasta 2018, que son los datos cerrados, creció un 82,64% y entre 2008, inicio de la crisis, un 12%, mientras que la remuneración de los asalariados del 2000 al 2017, último dato disponible, creció solo un 26,72%, casi cuatro veces menos que la riqueza. Y entre 2008 a 2017, un 5,05%, menos de la mitad de la riqueza generada. Por lo tanto, como conclusión que todos nos imaginamos, el sistema capitalista/neoliberal se queda siempre con la parte mayor de la tarta. De hecho, en la CAV, un 1,6% de la población posee el 44,6% de la riqueza.
Si ese extremo de la balanza, la de los ricos, está en alza, el otro está a la baja pese a esa creciente riqueza. El paro afecta a 113.634 personas en la CAV, aunque llega a 123.443 personas en lo que se considera paro real, es decir que incluye a demandantes de empleo no ocupados, pero que no se registran en la lista de paro por diversos motivos. El principal, porque estar inscrito no te garantiza un empleo remunerado. A la vez se comprueba que hay todavía 73.300 personas ocupadas menos que al inicio de la crisis en 2008. El sector industrial cuenta con 50.500 personas menos; la Construcción, 38.500 personas menos y 3.700 menos en Agricultura y Pesca. Solo creció en 19.500 personas en el sector Servicios, donde la precariedad y los bajos salarios están a la orden del día. Me preguntas por el «oasis vasco». Ese solo existe en las mentes de nuestros sumisos gobernantes que lanzan a la sociedad un espejismo para que no piense y, sobre todo, no actúe. Claro, con la connivencia de la mayoría los medios de comunicación.
He dejado para el final, el tema de la pobreza. Porque si la avaricia de unos pocos está llenando sus bolsillos como nunca lo habían hecho, la pobreza y la exclusión aumentan. Es verdad, no solo en la CAV, sino también en Europa, que cuenta con 113 millones de personas que siguen en la pobreza. La desigualdad avanza. El capitalismo/neoliberalismo es insaciable. La pobreza real entre 2008 a 2018, según datos oficiales del Gobierno Vasco, en la CAV creció un 46% hasta las 130.965 personas, por encima ya del año 2000. Y hace poco la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Beatriz Artolazabal, del Gobierno Vasco se refería a que la mayoría de las personas no está en esas dramáticas consecuencias. Me parece una caradura, porque ocultó que hay 446.695 personas en riesgo de exclusión y pobreza, como se fija en la tasa europea AROPE; o que hay casi 200.000 personas que sufren pobreza energética o que hay más de 60.000 personas pobres que las ayudas oficiales de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) les dejan fuera del sistema y solo atienden al entorno de 63.000 personas. Eso ocurre cuando se tramita en el Parlamento de Gasteiz una reforma de la RGI que pretende, con la intención del PNV y PSOE, al que se sumará el PP, recortar esas ayudas. El oasis es solo para los privilegiados.
Por otro lado, en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, el 54% de las y los pensionistas en Hego Euskal Herria cobra por debajo de 1.080 euros, donde se sitúa el umbral de la pobreza (374.150 pensionistas) y el 43,67% de las pensiones en Hego Euskal Herria son inferiores al Salario Mínimo Interprofesional, suman 302.607 pensionistas.
Sobre la corrupción, en la CAV hay bastante. En este caso, a mi juicio, el mérito lo tiene el PNV, que controla los medios de comunicación y desvía la atención hacia otros puntos para no incidir en lo más cercano. Siempre ha habido casos. Lo último que sabemos es que el exconsejero de Salud, Jon Darpón, que dimitió por el fraude de la última OPE de Osakidetza, ha fichado por una aseguradora privada internacional. Es un caso de puerta giratoria, pero de un implicado en el fraude. En menos de dos meses, Jon Darpón saltó de la Sanidad pública al grupo Keralty, del que es responsable del grupo para Eurasia y jefe de Operaciones, liderado por un millonario cercano al PNV, Joseba Grajales, y en el que trabaja otro exconsejero vasco, Jon Azua, artífice del famoso Plan 3R de los años noventa, que fomentó que algunos de sus conocidos se enriquecieran con el saneamiento de empresas con dinero público y después su venta a manos privadas. En la CAV hay bastantes casos que involucran al PNV de forma directa o indirecta: desde el antiguo caso de las Tragaperras al más reciente Caso De Miguel, o los casos de las haciendas de Gipuzkoa y BIzkaia, y casos como los de los ayuntamientos como el de Alonsotegi, Bakio, etc.
Quizá convendría hablar de qué manera sistemáticamente el Gobierno Vasco se posiciona del lado de la patronal en todos los conflictos laborales ¿Se puede decir que estamos ante un gobierno al servicio de la burguesía tanto vasca como española y las oligarquías?
Sin duda. El caso más sonado recientemente es la Intervención en Fórum Europa-Tribuna EuskadI de Bilbo de Iñigo Urkullu en contra de los sindicatos convocantes de la Huelga del Metal de Bizkaia y que en la tribuna del Parlamento Vasco negó ese apoyo que todos pudimos escuchar. Vemos además que el Gobierno Vasco como patrono mantiene los niveles más altos de contratos temporales y precarios, tanto en la Sanidad Pública, como en Enseñanza, además del personal propio. Es por eso que las últimas reformas laborales le viene bien, igual que a los empresarios. Es evidente que entre ellos no se pegan y, si en algún momento, el Ejecutivo de Gasteiz se desvía un milímetro de los intereses de la elite empresarial, le llaman al orden, como ocurrió con el pacto del diálogo social. Se trata de acatar lo que pide la elite económica y empresarial, que en nada tiene que ver con los intereses del pueblo trabajador.
Vemos como no dice ni pío a que los empresarios mantengan durante años a los trabajadores sin convenio, porque ha decaído. En ese caso, son el 18% de los trabajadores y otro 41% están con convenios prorrogados y pendientes. Pero, además, el Gobierno Vasco garantiza a los empresarios un gasto fiscal de 455 millones al año, es decir que están exentos de pagar impuestos (que cada vez pagan menos) con orientados al logro de determinados objetivos de creación empleo, inversión, etc, que vemos cada mes que se crea más empleo precario y temporal. Además de las ayudas y trato preferente que reciben de forma directa. Además, en muchos casos, la presencia del lehendakari Urkullu, o miembros de su Gobierno, avalan la actividad de esos empresarios, aval que no tienen para la luchas incesante de los trabajadores, jóvenes o pensionistas, por ejemplo.
Grandes eventos y mega construcciones no faltan ni en la Comunidad Autónoma Vasca ni en Nafarroa… Eurocopas, Vueltas Ciclistas a España y demás saraos y fiestecillas ¿A quién se trata de favorecer a tu juicio además de españolizar cada vez más Euskal Herria?
Es una manera de favorecer a la elite económica de la Construcción o del sector Servicios. Es cierto que cada vez se producen más eventos, pero quién o quienes sacan partido. Es evidente que los hoteles, centros comerciales, restaurantes, etc, la economía vasca está yendo a una terciarización y, a la vez, a una pérdida galopante del sector industrial que, cierto, es el que genera mayor empleo de calidad y salarios más elevados tiene. En cambio, la terciarización es la que más empleo genera, pero es empleo precario. No podemos olvidar que en el primer semestre de este año el 38,8% de los contratos temporales formalizados tuvieron una duración inferior a siete días. Así nadie se puede emancipar, porque los salarios son de miseria.
La realidad es que se buscan eventos impactantes para vender una realidad que solo beneficia a pocos. De esa manera, están consiguiendo que las personas piensen en individual y no en colectivo, como ocurría antes. De esa manera, el patrón, el capitalista, tiene ganada la batalla porque nos pegamos entre trabajadores por hacer un trabajo en condiciones precarias y con bajos salarios, en vez de reclamar en la calle con fuerza unas condiciones laborales y salariales adecuadas. Siempre lo he tenido claro la lucha debe estar en la calle, porque eso es lo que se ve y es lo que jode a los empresarios y a sus gobernantes sumisos.
La realidad del proletariado vasco, según denuncian diversos colectivos contra la precariedad, es su depauperación cada vez mayor y un aumento de las cifras en accidentes laborales, muchos de ellos con resultado de muerte. ¿Podrías darnos más datos sobre esta realidad, si es posible en cifras?
Hace unas semanas saltó la noticia por medio de una empresa de trabajo temporal de que Euskadi (CAV) se encontraba a la cabeza del absentismo laboral y los empresarios lanzaron una ofensiva en contra de los trabajadores. Son los mismos que explotan y abusan de la contratación laboral y precaria. No se preocupan por mejorar ese aspecto, porque hay que recordar que la tasa de temporalidad de las contrataciones no baja nunca del 90%, ni mejoran las condiciones de seguridad y salud en los centros de trabajo. La pregunta es ¿de qué se quejan del absentismo laboral, que va más allá de accidentes y enfermedades, profesionales o comunes? Con datos oficiales de Osalan, de enero a agosto (en el momento de contestar esta entrevista no había más) se han producido 53.671 personas afectadas por accidentes laborales, el 44% con baja (23.617 personas) y el resto sin baja. Además hasta octubre se han producido 25 muertes obreras, y si añadimos las de Nafarroa llegan a 38 ya. Y fueron 2.145 afectadxs por enfermedades profesionales, según Osalan, de las que 1.032 fueron con baja.
Es decir, se trabaja en centros con escasas garantías para las personas en relación a la prevención, seguridad y salud. Cada día se producen 220 accidentes laborales, el 44% causa baja. Por lo tanto, esa falta de prevención sí es lo grave. La culpa de ello la tienen los empresarios que, según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales vigente desde 1995, son quienes tienen que garantizar un trabajo seguro y saludable en cada centro de trabajo. Muchos miran a otro lado, lo mismo que nuestros gobernantes. Desde el inicio de esta última crisis en 2008 en Hego Euskal Herria han fallecido por accidente laboral 756 personas. Se dice pronto.
Por otro lado, un tema que sigo de cerca como es el de las consecuencias del amianto, puedo decir que en el registro de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (ASVIAMIE) este año ya son 24 los trabajadores que han fallecido por inhalar esas fibras cancerígenas. No son todas, porque se oculta el impacto. Un dato importante de este mismo año el Consejo Económico y Social Europeo confirma que al año en Europa mueren por diferentes enfermedades relacionadas con el amianto 88.000 personas. En Hego Euskal Herria desde 1993, que hay datos aunque incompletos, hasta hoy son ya, al menos, 2.424 fallecidos, hombres y mujeres. Es decir, el Pueblo Trabajador sufre una dramática situación mientras unos pocos, incumpliendo las leyes de seguridad y salud en el trabajo, se están forrando.
Añadir en este tema que en el mundo fallecen anualmente 2,7 millones de personas como consecuencia de accidentes de trabajo o de enfermedades profesionales. Cada menos de cinco segundos muere un trabajador en algún lugar del mundo a causa de un accidente o enfermedad profesional.
Hemos mencionado la huelga del metal en Bizkaia que ha sido calificada de histórica por algún sindicato… ¿Anticipa realmente esta huelga un otoño caliente en Euskal Herria en el terreno laboral? ¿Piensas que realmente es histórica?
Las huelgas son la mejor defensa que tienen los trabajadores frente a las arbitrariedades. Es calificada de histórica por la importancia del sector del Metal en Bizkaia, sin duda, y por haber reunido en torno a la misma a todos los sindicatos. No se veía hace mucho. Por dar un apunte histórico, la primera gran huelga en Bizkaia aconteció en La Arboleda en 1890. Una victoria del movimiento obrero vasco en una huelga minera en esa comarca, cuna del socialismo. Se recuerda como «ocho columnas de mil mineros cada una» bajaron por los montes «encabezados por banderas rojas» en manifestación «para reivindicar libertad y jornadas laborales de ocho horas, entre otras demandas». Después se sucedieron muchas más huelgas, sin duda.
En realidad, la CAV se lleva un año caliente. Numerosos conflictos han salido a la calle desde las empleadas de residencias de ancianos, trabajadores de empresas, el sector de la Educación concertada, que ha anunciado una huelga indefinida en noviembre. También los pensionistas llaman a una jornada de movilización el 16 de noviembre en las capitales vascas y el 12 de diciembre ante los parlamentos de Gasteiz e Iruñea. Sí llevamos un año movido. La razón es la que vengo argumentando en toda la entrevista: unos pocos están acaparando la mayor parte de los beneficios que genera el Pueblo Trabajador con sangre, sudor y lágrimas. Por lo tanto, la lucha es el único camino que queda. Nosotros y nosotras tenemos la tarea de seguir ese camino. Como decía mi amigo Periko Solabarria «solo los peces muertos nadan a favor de la corriente».
La patronal vasca de Confebask pienso que está bastante «subidita» entre el apoyo político que recibe de las diferentes administraciones, las leyes que le son favorables a sus intereses y la excusa eterna de la crisis… ¿Compartes esta impresión? ¿Piensas que la lucha obrera en la calle puede cambiar esta tendencia?
Sí, claro. Como hemos comentado antes, los gobiernos trabajan para la patronal, y está muy cómoda. Ocurre aquí, pero también en el Estado español. El Gobierno de Sánchez ha omitido de forma descarada el compromiso, uno de varios, de haber acabado con las dos reformas laborales últimas y la de la Seguridad Social. La patronal está por encima. Parece moverse cuando llegan las elecciones, pero la realidad luego es terca en contra de los intereses del pueblo trabajador. Por eso, la lucha en la calle es fundamental y la realidad está demostrando que eso es lo que mueve algunos cimientos. Creo que habría que estar más en la calle y actuar. Porque, primero, hace que la sociedad se dé cuenta de los problemas existentes y, segundo, nos debemos a quienes antes que nosotros han luchado para conseguir las mejoras sociolaborales, que poco a poco gobiernos y empresarios están desmontando. Por eso, la calle puede generar ese tsunami social que reactive la fuerza del pueblo trabajador.
¿Qué opinión tienes de esos colectivos que existen en Euskal Herria, un poco al margen de los sindicatos y que luchan contra la exclusión social?
Me parece que son imprescindibles. Sin ellos, muchas personas se quedarían desamparadas, desorientadas y fuera de este mundo. Creo que todos y todas somos necesarios y necesarias, pero esos colectivos lo son más. Y, además, son capaces de sacar los colores de quienes miran a otro lado.
Ya para ir terminando un par de preguntas… El trabajar hoy día no te garantiza nada, el despido es casi gratuito, las condiciones cada día más draconianas… Se puede decir que tener trabajo no te saca de la pobreza… A mi juicio es el resultado lógico del capitalismo en esta fase que ve debilidad por parte de las organizaciones obreras… ¿Compartes esta visión? ¿Piensas que la humanidad debe seguir haciendo una apuesta por el socialismo?
Los hechos son esos. Es cierto que los trabajadores y trabajadoras ganan algunas batallas. Esas victorias tienen dos elementos comunes: la lucha en la calle, por un lado, y la lucha colectiva y duradera. Creo que ya lo había comentado antes, el poder neoliberal con el apoyo de los gobiernos nos ha llevado a una sociedad individualizada: luchamos entre nosotros y no contra quienes nos explota y nos paga salarios de miseria. Por eso, creo que es urgente que retomemos la vía colectiva en la lucha, y los sindicatos deben tenerlo en cuenta. Espero que actuaciones como la del Metal de Bizkaia, la enseñanza concertada, la lucha en las residencias de ancianos o en el servicio de ayuda a domicilio, además de diversas empresas individuales, genere un referente de clase obrera, porque está claro que apostamos por el socialismo o el neoliberalismo nos arrebatará el futuro. Pero, sobre todo, porque tenemos que seguir la lucha que siguieron nuestros abuelos, nuestros padres y…esperemos que nuestros hijos e hijas, nietos y nietas.
Ya sí la última… ¿Podemos tener esperanza la clase obrera y los sectores populares en una realidad diferente a la que nos vemos inmersos hoy día?
La esperanza nunca hay que perderla. Si luchas, puedes perder; pero si no luchas estás perdido. Claro que tengo esperanza. Porque si quieres llegar a la meta, tienes que salir y luchar. Aurrera!
Pues nada más… eskerrik asko por el tiempo que has empleado en esta pequeña entrevista y agradecerte también el inmenso trabajo que has hecho siempre en estos años poniendo luz en unas cuestiones como las laborales absolutamente imprescindibles para un futuro mejor, para un futuro socialista en Euskal Herria.
20 de octubre de 2019