El Covid-19 y la cues­tión del poder

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Que el capi­ta­lis­mo es incom­pa­ti­ble con la natu­ra­le­za y por tan­to con la espe­cie huma­na es algo en lo que insis­tie­ron siem­pre Marx y Engels con diver­sos tér­mi­nos. En una tem­pra­na obra con­jun­ta como es La Sagra­da Fami­lia de 1845, hacen esta demo­le­do­ra crí­ti­ca de la ideo­lo­gía del pro­gre­so que es la que más jus­ti­fi­ca el pro­ce­so que, por aho­ra, nos ha lle­va­do al Covid-19:

Otro tan­to ocu­rre con el «pro­gre­so». Pese a las pre­ten­sio­nes de «pro­gre­so», se apre­cian cons­tan­tes regre­sio­nesmovi­mien­tos en círcu­lo […] Todos los escri­to­res comu­nis­tas y socia­lis­tas han par­ti­do de la obser­va­ción de que, por una par­te, inclu­so los hechos más bri­llan­tes y favo­ra­bles pare­cen que­dar sin resul­ta­dos bri­llan­tes y desem­bo­car en tri­via­li­da­des y, por la otra, de que todos los pro­gre­sos del espí­ri­tu han sido, has­ta el pre­sen­te, pro­gre­so con­tra la masa de la huma­ni­dad, a la que han empu­ja­do a una situa­ción cada vez más des­hu­ma­ni­za­da1.

Si supe­ra­mos la ideo­lo­gía del «pro­gre­so» y uti­li­za­mos la dia­léc­ti­ca entre pro­gre­sión y regre­sión como uni­dad y lucha de con­tra­rios den­tro de una cate­go­ría del méto­do de cono­ci­mien­to, des­cu­bri­mos que el Covid-19 es una regre­sión inse­pa­ra­ble­men­te uni­da al pro­gre­so capi­ta­lis­ta, que solo pue­de ser supe­ra­da en la medi­da en que el capi­tal sea supe­ra­do a su vez; en la medi­da en que se retra­sa y retro­ce­de ese avan­ce his­tó­ri­co, la regre­sión gol­pea cada vez más a la huma­ni­dad explo­ta­da sobre todo en perío­dos de cri­sis2, aumen­tan­do su pobre­za rela­ti­va e inclu­so abso­lu­ta en momen­tos de bru­tal ata­que bur­gués para redu­cir los sala­rios direc­tos e indi­rec­tos inclu­so por deba­jo del nivel medio social­men­te dado; mien­tras que, por la mis­ma uni­dad de con­tra­rios, aumen­ta la rique­za rela­ti­va o abso­lu­ta de la cla­se capitalista.

En La situa­ción de la cla­se obre­ra en Ingla­te­rra de ese mis­mo año, 1845, obra nun­ca igua­la­da por la socio­lo­gía bur­gue­sa, Engels cla­ri­fi­ca la uni­dad y lucha de con­tra­rios entre pro­gre­sión bur­gue­sa y regre­sión pro­le­ta­ria cuan­do estu­dia la rela­ción entre las muy insa­lu­bres con­di­cio­nes de mal­vi­ven­cia del pro­le­ta­ria­do, la fal­ta de higie­ne, la sub­ali­men­ta­ción y el ham­bre, el frío y la hume­dad, las pla­gas de insec­tos y ratas, etc., con la tubercu­losis, el tifus, el alcoho­lis­mo, las enfer­me­da­des abdo­mi­na­les, la mor­ta­li­dad infan­til, la igno­ran­cia obre­ra impues­ta por la bur­gue­sía y la reli­gión, la opre­sión nacio­nal sobre Irlan­da, la sexua­li­dad y la fami­lia patriar­ca­les, la delin­cuen­cia…3. Y, por otro lado, a la vez que des­nu­da la fero­ci­dad hipó­cri­ta4 del capi­tal tam­bién deta­lla su impa­ra­ble enriquecimiento.

Sal­van­do algu­nas for­mas, aho­ra se mal­vi­ve en con­di­cio­nes simi­la­res en las gran­des conur­ba­cio­nes sobre todo en los pue­blos empo­bre­ci­dos y explo­ta­dos por el impe­ria­lis­mo en Asia5 y paí­ses emer­gen­tes6 con espe­cial impac­to sobre sus muje­res tra­ba­ja­do­ras7, en don­de el Covid-19 ya ha empe­za­do a exter­mi­nar fuer­za de tra­ba­jo sobran­te8, es decir, la que es impro­duc­ti­va para el capi­tal y enci­ma le supo­ne un gas­to en asis­ten­cia míni­ma. Ade­más, aumen­ta de mane­ra impa­ra­ble la pobre­za rela­ti­va en el capi­ta­lis­mo impe­ria­lis­ta9 y en zonas sobre­ex­plo­ta­das –no «mar­gi­na­das»– cre­ce la pobre­za abso­lu­ta, por ejem­plo: cuan­do se expan­de el ham­bre seve­ra10 por el planeta.

Peor aún, si el ham­bre es un dato irre­fu­ta­ble del empo­bre­ci­mien­to abso­lu­to que faci­li­ta las enfer­me­da­des, la sed y la caren­cia de agua es «la mayor de las pobre­zas» por la sen­ci­lla razón de que es el líqui­do vital cuya caren­cia mul­ti­pli­ca todos los sufri­mien­tos: el 60% de la pobla­ción mun­dial care­ce de ins­ta­la­cio­nes sanea­das de agua, el 40% de la huma­ni­dad y el 47% de las escue­las del mun­do no tie­nen ins­ta­la­cio­nes bási­cas para lavar­se las manos11, higie­ne impres­cin­di­ble con­tra el Covid-19. La des­nu­tri­ción, la sed, la debi­li­dad de las defen­sas del cuer­po, etc., faci­li­tan sobre­ma­ne­ra la exten­sión de epi­de­mias… y del Covid-19, mani­fes­tán­do­se así la dia­léc­ti­ca entre la regre­sión huma­na de la mayo­ría y su con­tra­rio, la pro­gre­sión bur­gue­sa de la minoría.

Sal­tán­do­nos varios lus­tros en la for­ma­ción del mar­xis­mo, lle­ga­mos a 1867, año en el que se publi­ca el libro I de El Capi­tal, obra ver­te­bra­da tam­bién por la crí­ti­ca radi­cal de la des­truc­ción bur­gue­sa de la Natu­ra­le­za. Obvian­do la mayo­ría de sus refe­ren­cias direc­tas e indi­rec­tas al anta­go­nis­mo entre el capi­tal y la vida, vea­mos como Marx rea­li­za una impre­sio­nan­te crí­ti­ca de los efec­tos del maqui­nis­mo sobre y con­tra la cla­se obre­ra, una crí­ti­ca incues­tio­na­ble en lo teó­ri­co y vali­da­da con el tiem­po al haber­se mul­ti­pli­ca­do la «depau­pe­ra­ción moral» y la «dege­ne­ra­ción inte­lec­tual»12 como efec­to de la agu­di­za­ción de la ten­den­cia a la simul­ta­nei­dad de la plus­va­lía rela­ti­va con la abso­lu­ta, ade­más de otros fac­to­res inter­re­la­cio­na­dos. Pode­mos hablar de una «pan­de­mia moral e inte­lec­tual» crea­da por la explo­ta­ción asa­la­ria­da. Vere­mos en el cuar­to apar­ta­do las rela­cio­nes que exis­ten entre esta pan­de­mia y los efec­tos des­truc­ti­vos del Covid-19.

Poco más ade­lan­te, Marx es igual de contundente:

Al igual que en la indus­tria urba­na, en la moder­na agri­cul­tu­ra la inten­si­fi­ca­ción de la fuer­za pro­duc­ti­va y la más rápi­da movi­li­za­ción del tra­ba­jo se con­si­gan a cos­ta de devas­tar y ago­tar la fuer­za de tra­ba­jo del obre­ro. Ade­más, todo pro­gre­so, rea­li­za­do en la agri­cul­tu­ra capi­ta­lis­ta, no es sola­men­te un pro­gre­so en el arte de esquil­mar al obre­ro, sino tam­bién en el arte de esquil­mar la tie­rra y cada paso que se da en la inten­si­fi­ca­ción de su fer­ti­li­dad den­tro de un perío­do de tiem­po deter­mi­na­do es a la vez un paso dado en el ago­ta­mien­to de las fuen­tes peren­nes que ali­men­tan dicha fer­ti­li­dad. Este pro­ce­so de ani­qui­la­ción es tan­to más rápi­do cuan­to más se apo­ya en un país, como ocu­rre por ejem­plo con Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca, sobre la gran indus­tria, como base de su desarrollo.

Por tan­to, la pro­duc­ción capi­ta­lis­ta solo sabe desa­rro­llar la téc­ni­ca y la com­bi­na­ción del pro­ce­so social de pro­duc­ción soca­van­do al mis­mo tiem­po las dos fuen­tes ori­gi­na­les de toda rique­za: la tie­rra y el hom­bre13.

Recor­de­mos que Marx defi­ne así los méto­dos bur­gue­ses: «la usur­pa­ción y el terro­ris­mo más inhu­ma­nos»14. Sie­te años des­pués de la pri­me­ra edi­ción de El Capi­tal en 1867, Engels ofre­ció otra cla­ve que jun­to a las dos ante­rio­res de su ami­go, nos sir­ve de arma­zón para nues­tro tex­to. En su muy actual El papel del tra­ba­jo en la trans­for­ma­ción del mono en hom­bre, escri­be:

[…] para lle­var a cabo este con­trol se requie­re algo más que el sim­ple cono­ci­mien­to. Hace fal­ta una revo­lu­ción que trans­for­me por com­ple­to el modo de pro­duc­ción exis­ten­te has­ta hoy día y, con él, el orden social vigente.

Todos los modos de pro­duc­ción que han exis­ti­do has­ta el pre­sen­te solo bus­ca­ban el efec­to útil del tra­ba­jo en su for­ma más direc­ta e inme­dia­ta. No hacían el menor caso de las con­se­cuen­cias remo­tas, que solo apa­re­cen más tar­de y cuyo efec­to se mani­fies­ta úni­ca­men­te gra­cias a un pro­ce­so de repe­ti­ción y acu­mu­la­ción gra­dual. […] Los capi­ta­lis­tas indi­vi­dua­les, que domi­nan la pro­duc­ción y el cam­bio, solo pue­den ocu­par­se de la uti­li­dad más inme­dia­ta de sus actos. Más aún; inclu­so esta mis­ma uti­li­dad –por cuan­to se tra­ta de la uti­li­dad de la mer­can­cía pro­du­ci­da o cam­bia­da– pasa por com­ple­to a segun­do plano, apa­re­cien­do como úni­co incen­ti­vo la ganan­cia obte­ni­da en la venta.

La cien­cia social de la bur­gue­sía, la Eco­no­mía Polí­ti­ca clá­si­ca, solo se preo­cu­pa pre­fe­ren­te­men­te de aque­llas con­se­cuen­cias socia­les que cons­ti­tu­yen el obje­ti­vo inme­dia­to de los actos rea­li­za­dos por los hom­bres en la pro­duc­ción y el cam­bio. Esto corres­pon­de ple­na­men­te al régi­men social cuya expre­sión teó­ri­ca es esa cien­cia. Por cuan­to los capi­ta­lis­tas pro­du­cen o cam­bian con úni­co fin de obte­ner bene­fi­cios inme­dia­tos, úni­ca­men­te pue­den ser teni­dos en cuen­ta, pri­me­ra­men­te, los resul­ta­dos más pró­xi­mos y más inme­dia­tos. Cuan­do un indus­trial o un comer­cian­te ven­den la mer­can­cía pro­du­ci­da o com­pra­da por él y obtie­ne la ganan­cia habi­tual, se da por satis­fe­cho y no le intere­sa lo más míni­mo lo que pue­da ocu­rrir des­pués con esa mer­can­cía y su com­pra­dor. Cuan­do en Cuba, los plan­ta­do­res espa­ño­les que­ma­ban los bos­ques en las lade­ras de las mon­ta­ñas para obte­ner con la ceni­za un abono que solo les alcan­za­ba para fer­ti­li­zar una gene­ra­ción de cafe­tos de alta ren­di­ción, ¡poco les impor­ta­ba que las llu­vias torren­cia­les de los tró­pi­cos barrie­sen la capa vege­tal del sue­lo, pri­va­da de la pro­tec­ción de los árbo­les, y no deja­sen tras de sí más que rocas des­nu­das!15

Anton Pan­ne­koek desa­rro­lló esta crí­ti­ca mar­xis­ta en un tex­to de 1909:

Para el capi­ta­lis­mo, todos los recur­sos natu­ra­les tie­nen el color del oro. Cuan­to más rápi­do los explo­ta, más rápi­do es el flu­jo de oro. La exis­ten­cia de un sec­tor pri­va­do tie­ne el efec­to de que cada indi­vi­duo tra­ta de obte­ner el mayor bene­fi­cio posi­ble sin siquie­ra pen­sar por un momen­to en bene­fi­cio del con­jun­to, el de la huma­ni­dad […] El capi­ta­lis­mo, por otro lado, reem­pla­zó la nece­si­dad local por la nece­si­dad glo­bal, creó medios téc­ni­cos para explo­tar la natu­ra­le­za. Estas son enor­mes masas de mate­rial que sufren colo­sa­les medios de des­truc­ción y son des­pla­za­das por pode­ro­sos medios de trans­por­te. La socie­dad bajo el capi­ta­lis­mo se pue­de com­pa­rar con la fuer­za gigan­tes­ca de un cuer­po des­pro­vis­to de razón. A medi­da que el capi­ta­lis­mo desa­rro­lla un poder ili­mi­ta­do, al mis­mo tiem­po devas­ta el entorno en el que vive loca­men­te. Solo el socia­lis­mo, que pue­de dar­le a este pode­ro­so cuer­po con­cien­cia y acción cons­cien­tes, reem­pla­za­rá simul­tá­nea­men­te la devas­ta­ción de la natu­ra­le­za con una eco­no­mía razo­na­ble16.

Pode­mos mul­ti­pli­car citas y tex­tos que dicen lo mis­mo con pala­bras dife­ren­tes, pero hemos esco­gi­do la que sigue como botón de muestra:

El capi­ta­lis­mo es un modo de pro­duc­ción guia­do por el lucro indi­vi­dual. Unos se hacen ricos no solo a cos­ta de otros sino a cos­ta de cual­quier cosa. Todo lo que no sea lucro no impor­ta nada. Nadie pres­ta nin­gu­na aten­ción a algo que no da dine­ro. La salud no es ren­ta­ble y, por lo tan­to, no es un nego­cio; el nego­cio está en la enfer­me­dad. Lue­go, don­de hay un nego­cio tie­ne que haber enfer­mos, cuan­tos más mejor […] Uno de los lemas de la medi­ci­na moder­na es: «No hay per­so­nas sanas sino mal diag­nos­ti­ca­das». Si un médi­co bus­ca a fon­do, siem­pre encuen­tra una enfer­me­dad, real o fic­ti­cia. Des­de hace un siglo el mer­ca­do de la enfer­me­dad se ha amplia­do con las epi­de­mias y las pan­de­mias17.

Lo has­ta aho­ra vis­to pre­sen­ta lo bási­co de la crí­ti­ca mar­xis­ta de la cri­sis socio­eco­ló­gi­ca, de la des­truc­ción de las poten­cia­li­da­des crea­ti­vas de la espe­cie huma­na por la dic­ta­du­ra del sala­rio, de la opre­sión y exter­mi­nio de pue­blos, de la irra­cio­na­li­dad glo­bal del capi­ta­lis­mo, aun­que pue­da tener com­po­nen­tes ais­la­dos e indi­vi­dua­les de racio­na­li­dad pro­duc­ti­va, de la salud como mer­can­cía y como arma…, y de lo que se deno­mi­na «impe­ria­lis­mo eco­ló­gi­co». Resumiendo:

Las pla­gas son en gran medi­da la som­bra de la indus­tria­li­za­ción capi­ta­lis­ta, mien­tras que tam­bién actúan como su pre­cur­sor […] la rápi­da pro­pa­ga­ción de la gri­pe fue posi­ble gra­cias al comer­cio y la gue­rra a esca­la mun­dial, que en ese momen­to se cen­tró en los impe­ria­lis­mos rápi­da­men­te cam­bian­tes que sobre­vi­vie­ron a la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial. […] Si las epi­de­mias de gana­do ingle­sas del siglo XVIII fue­ron el pri­mer caso de una pla­ga de gana­do cla­ra­men­te capi­ta­lis­ta y el bro­te de pes­te bovi­na de la déca­da de 1890 en Áfri­ca el mayor de los holo­caus­tos epi­de­mio­ló­gi­cos del impe­ria­lis­mo, la gri­pe espa­ño­la pue­de enten­der­se enton­ces como la pri­me­ra de las pla­gas del capi­ta­lis­mo sobre el pro­le­ta­ria­do18.

Pode­mos incluir esta impre­sio­nan­te dia­léc­ti­ca de las con­tra­dic­cio­nes socio-natu­ra­les del capi­ta­lis­mo den­tro del tér­mino «impe­ria­lis­mo eco­ló­gi­co» tan agu­da­men­te estu­dia­do por Vega Can­tor19. Para dis­po­ner de una visión his­tó­ri­ca más amplia pode­mos recu­rrir a A. W. Crosby20 que denun­ció, con toda la razón, cómo se había expan­di­do el impe­ria­lis­mo eco­ló­gi­co y bio­ló­gi­co de Euro­pa, en un pro­ce­so que se ini­ció en el siglo X y que se mun­dia­li­zó pos­te­rior­men­te. En el impe­ria­lis­mo eco­ló­gi­co y en la opre­sión colo­nial de Cuba y res­tan­tes pue­blos, el poder euro­peo se sos­te­nía en bue­na medi­da en su mono­po­lio de las armas de fue­go y en las alian­zas que esta­ble­cía con las cas­tas y cla­ses domi­nan­tes ven­dién­do­les o rega­lán­do­les armas, ade­más de otros méto­dos de domi­nio más o menos bru­ta­les. E.R. Wolf des­cri­bió el accio­nar de estos méto­dos colo­nia­les en Áfri­ca para ren­ta­bi­li­zar al máxi­mo el trá­fi­co de escla­vas y escla­vos21, la quin­tae­sen­cia más cru­da del impe­ria­lis­mo bio­ló­gi­co y eco­ló­gi­co, una rama eco­nó­mi­ca vital para el naci­mien­to, triun­fo y super­vi­ven­cia22 de la civi­li­za­ción del capital.

La acción de la tec­no­cien­cia béli­ca en la expan­sión capi­ta­lis­ta tam­bién ha sido estu­dia­da por D.R. Hea­drick des­de el siglo XV, ofre­cien­do al final del libro una con­clu­sión muy actual: en 2010 el enor­me poder de Esta­dos Uni­dos no le garan­ti­za­ba una vic­to­ria defi­ni­ti­va ni en Irak ni en Afga­nis­tán, «ni siquie­ra una reti­ra­da hono­ra­ble»23. En una déca­da Esta­dos Uni­dos ha segui­do debi­li­tán­do­se pese a los gas­tos mili­ta­res desor­bi­ta­dos, uno de cuyos fines es el incre­men­to del saqueo del mun­do, o al menos su man­te­ni­mien­to. ¿Por qué decli­na Esta­dos Uni­dos? Las razo­nes son múl­ti­ples, la últi­ma, inter­na y esen­cial radi­ca en las for­mas que adquie­re la ley ten­den­cial de la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo. ¿Qué dice esta ley? Según Trotsky: «El ascen­so his­tó­ri­co de la huma­ni­dad está impul­sa­do por la nece­si­dad de obte­ner la mayor can­ti­dad posi­ble de bie­nes con la menor inver­sión posi­ble de fuer­za de tra­ba­jo. Este fun­da­men­to mate­rial del avan­ce cul­tu­ral nos pro­por­cio­na tam­bién el cri­te­rio más pro­fun­do en base al cual carac­te­ri­zar los regí­me­nes socia­les y los pro­gra­mas polí­ti­cos […] La ley de la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo no se abre camino en línea rec­ta sino de mane­ra con­tra­dic­to­ria, con esfuer­zos y dis­ten­sio­nes, sal­tos y rodeos, remon­tan­do en su mar­cha las barre­ras geo­grá­fi­cas, antro­po­ló­gi­cas y socia­les»24.

Debi­li­tar por cual­quier medio la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo de una poten­cia enemi­ga o com­pe­ti­do­ra y a la vez aumen­tar o man­te­ner la pro­pia com­pe­ti­ti­vi­dad pro­duc­ti­va es una obse­sión de los Esta­dos des­de que se desa­rro­lló el capi­ta­lis­mo. Mucho de lo que está suce­dien­do con el Covid-19 tie­ne que ver con estas dos leyes ten­den­cia­les estre­cha­men­te uni­das: la de la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo y la de la com­pe­ten­cia. Para el capi­tal todo vale para man­te­ner al alza la pro­duc­ti­vi­dad del tra­ba­jo y con ella sus ganan­cias, en un pri­mer momen­to o perío­do, aun­que lue­go, a medio y lar­go pla­zo, los efec­tos posi­ti­vos sal­ten a nega­ti­vos, des­truc­ti­vos y la regre­sión se impon­ga sobre el pro­gre­so burgués.

En 1967 el saté­li­te sovié­ti­co Vene­ra 4 con­fir­mó que el calen­ta­mien­to de la Tie­rra era real y en 1979 que­dó demos­tra­do de mane­ra irre­ba­ti­ble que si el calen­ta­mien­to aumen­ta­ba lle­ga­ría a ser catas­tró­fi­co25. A la vez, se amon­to­na­ban los datos sobre la pro­xi­mi­dad del ago­ta­mien­to de los recur­sos natu­ra­les, fini­tos por natu­ra­le­za, lo que obli­ga a inten­si­fi­car su bús­que­da y explo­ta­ción. Des­de los años seten­ta J.E. Love­lock ya insis­tía en «nues­tra acu­cian­te nece­si­dad de aho­rrar ener­gía»26, en su bri­llan­te capí­tu­lo sobre cibernética.

La defo­res­ta­ción sis­te­má­ti­ca es el pri­mer paso para las pan­de­mias27, cuyos efec­tos nega­ti­vos aumen­tan con la des­truc­ción de la bio­di­ver­si­dad que faci­li­ta el paso de virus de ani­ma­les a huma­nos28. Es esta una ver­dad asen­ta­da pero sepa­ra­da de las con­tra­dic­cio­nes socio­eco­nó­mi­cas, polí­ti­cas y cul­tu­ra­les por­que muchos tex­tos la expli­can par­cial­men­te, res­pon­sa­bi­li­zan­do al «hom­bre» abs­trac­to, gené­ri­co, y a lo sumo se res­pon­sa­bi­li­za a «la glo­ba­li­za­ción y a un deter­mi­na­do mode­lo eco­nó­mi­co»29 sin pre­ci­sar cuál, igno­ran­do qué cla­se social, la bur­gue­sía, es la cau­san­te. La ideo­lo­gía posi­ti­vis­ta dice que «la cien­cia no tie­ne valo­res», es «a‑política» y «social­men­te neu­tral», pero lo que el posi­ti­vis­mo lla­ma «cien­cia» sí tie­ne valo­res filo­só­fi­cos, polí­ti­cos, éti­cos, machis­tas, racistas…

Esta­mos ante un deba­te fun­da­men­tal en el que no pode­mos entrar aho­ra y que toca­re­mos en lo bási­co en el últi­mo apar­ta­do por­que es par­te de la nece­si­dad de «lavar­nos el cere­bro». Deba­te bási­co por­que sin él segui­re­mos cre­yen­do que el capi­tal no es el res­pon­sa­ble de que al aumen­tar el calen­ta­mien­to glo­bal y la defo­res­ta­ción masi­va un 25% de la super­fi­cie terres­tre será más ári­do30 al aca­bar el siglo XXI, es decir, que aumen­ta­rán los fac­to­res des­en­ca­de­nan­tes de epi­de­mias y pan­de­mias. A todo ello hay que unir­le el lla­ma­do «can­san­cio de la tie­rra»31, el ago­ta­mien­to de su capa­ci­dad por las cose­chas inten­si­vas, por las sobre­do­sis de fer­ti­li­zan­tes, por el mono­cul­ti­vo: se cal­cu­la que el 40% de las tie­rras cul­ti­va­bles están degradadas.

Por tan­to, es el capi­ta­lis­mo el que ha crea­do las con­di­cio­nes obje­ti­vas para que, de un modo u otro, sur­ja y se expan­da el Covid-19 que afec­ta espe­cial­men­te32 a la cla­se obre­ra, a la mujer tra­ba­ja­do­ra y las y los migran­tes. Tam­bién ha crea­do los nego­cios y la fuer­za polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca nece­sa­ria para seguir enri­que­cién­do­se, aho­ra con el Covid-19.

En lo eco­nó­mi­co, la far­ma­in­dus­tria, una de las ramas más ren­ta­bles eco­nó­mi­ca, polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca­men­te del capi­tal, ya se está fro­tan­do las manos por el gran nego­cio lúgu­bre33 que va a obte­ner con la fabri­ca­ción de vacu­nas. Meses antes de que apa­re­cie­ra el Covid-19 la pode­ro­sa far­ma­in­dus­tria se apo­ya­ba en Ale­ma­nia y Esta­dos Uni­dos para man­te­ner en secre­to los pre­cios de las medi­ci­nas34. Pero la com­pe­ten­cia inter­im­pe­ria­lis­ta tam­bién divi­de a la far­ma­in­dus­tria cuan­do cada empre­sa ha de defen­der­se a ella mism y a su Esta­do-cuna: Esta­dos Uni­dos ha inten­ta­do apro­piar­se en exclu­si­va de los avan­ces cien­tí­fi­cos ale­ma­nes para una vacu­na, tenien­do que salir el gobierno ale­mán en defen­sa públi­ca de su indus­tria far­ma­céu­ti­ca35. La sani­dad pri­va­da yan­qui se ha enfren­ta­do a muer­te con­tra B. San­ders por su pro­gra­ma de una sani­dad públi­ca36 más desa­rro­lla­da que las espu­rias pro­me­sas de Oba­ma al res­pec­to. Miles de nor­te­ame­ri­ca­nos mori­rán en esta pan­de­mia por­que la far­ma­in­dus­tria ha sido una de las fuer­zas reac­cio­na­rias que ha ayu­da­do a derro­tar a B. Sanders.

Este solo hecho ya es en sí mis­mo un ejem­plo del inmen­so poder polí­ti­co de esta indus­tria capi­ta­lis­ta. Pero en lo que con­cier­ne al uso socio­po­lí­ti­co del Covid-19 por la bur­gue­sía, la reali­dad es más cru­da ya que mani­pu­la la pan­de­mia para masi­fi­car el con­trol, la vigi­lan­cia y la repre­sión con la excu­sa de luchar con­tra ella como es el caso de Chi­le37 en don­de el cri­mi­nal38 pre­si­den­te Piñe­ra ha decre­ta­do tres meses, noven­ta días, de esta­do de excep­ción; o en Por­tu­gal, don­de se ha sus­pen­di­do el dere­cho de huel­ga39, por­que en otros paí­ses es sufi­cien­te la mez­cla de mie­do, alar­ma, mul­tas y deten­cio­nes, y la cam­pa­ña de des­mo­vi­li­za­ción que rea­li­za el refor­mis­mo polí­ti­co-sin­di­cal. El capi­tal fran­cés se ampa­ra en la tra­ge­dia huma­na para sal­var las empre­sas antes que a la cla­se tra­ba­ja­do­ra y pre­pa­ra más ata­ques con­tra los dere­chos socia­les40, acu­cia­do por la deci­di­da com­ba­ti­vi­dad del pro­le­ta­ria­do y de los pue­blos, demos­tra­da de mil formas.

En lo ideo­ló­gi­co, ade­más de la demo­ni­za­ción del «enemi­go de occi­den­te», que ya no es tan­to el terro­ris­mo fun­da­men­ta­lis­ta musul­mán como el blo­que lide­ra­do por Chi­na y las ideas socia­lis­tas que empie­zan a reto­mar impul­so. Pero hay cul­pa­bi­li­za­cio­nes igual­men­te dañi­nas como, por ejem­plo, la mani­pu­la­ción de las ideo­lo­gías más reac­cio­na­rias: el PP acu­sa a las mani­fes­ta­cio­nes del 8 de mar­zo41 en defen­sa de la mujer tra­ba­ja­do­ra de pro­pa­ga­do­ras de la pan­de­mia; o la difu­sión del opio reli­gio­so: la Igle­sia pone en acción el mie­do al peca­do y la depen­den­cia teme­ro­sa de dios42. Un «temor de Dios» que debe sen­tir­se y expre­sar­se con total res­pe­to y humil­dad hacia «Él»: el Opus Dei orde­na a sus miem­bros que se vis­tan bien43 para la misa onli­ne, en You­Tu­be, y pon­gan una cruz o una vir­gen en el tele­vi­sor y/​o en el ordenador.

Es sabi­do que el «temor de Dios» va uni­do a la «espe­ran­za de su Gra­cia»: dios aprie­ta, pero no aho­ga, y si aho­ga lo hace para sal­var­nos de la con­de­na eter­na. Esta es la irra­cio­na­li­dad inhu­ma­na que ata a las igle­sias en el pun­to crí­ti­co del mis­te­rio del mal, del sufri­mien­to y de la muer­te, y del Covid-19. En Nues­tra­mé­ri­ca, gran­des sec­tas neo­pen­te­cos­ta­les y evan­gé­li­cas pro­pa­gan men­sa­jes de indi­fe­ren­cia cuan­do no de recha­zo de las medi­das sani­ta­rias rela­cio­nán­do­las abier­ta o sola­pa­da­men­te con el dia­blo44. Recor­de­mos que ya en 1986 el filó­so­fo peruano Lora Cam demos­tró las cone­xio­nes de estos gru­pos con Esta­dos Unidos:

El impe­ria­lis­mo nor­te­ame­ri­cano uti­li­za no solo a los cris­tia­nos cató­li­cos sino fun­da­men­tal­men­te a las sec­tas cris­tia­nas pro­tes­tan­tes (Evan­ge­lis­tas, Adven­tis­tas, Tes­ti­gos de Jeho­vá, Mor­mo­nes, Hijos de Dios, Israe­li­tas, etc.), quie­nes actúan con tal «per­sua­sión» mís­ti­ca, faná­ti­ca, que sus inte­gran­tes están tan alie­na­dos con la pré­di­ca esca­to­ló­gi­ca del fin inmi­nen­te del mun­do que entran en pro­ce­sos psi­quiá­tri­cos de gri­tos his­té­ri­cos, cán­ti­cos entre­mez­cla­dos con llan­tos, des­ma­yos y ata­ques cua­si «epi­lép­ti­cos», entran en tran­ces «mís­ti­cos» y sexua­les; todo es pro­duc­to de una sofis­ti­ca­da pla­ni­fi­ca­ción y pro­gra­ma­ción de «pas­to­res» mila­gre­ros ins­trui­dos neo con­duc­tual­men­te en Esta­dos Uni­dos, com­ple­men­tan­do la alie­na­ción con la mani­pu­la­ción de los medios de comu­ni­ca­ción, v.gr. her­mano Pablo y otros embau­ca­do­res pro­fe­sio­na­les45.

¿Y qué decir de los bru­jos, curan­de­ros, exor­cis­tas, cha­ma­nes, qui­ro­man­tes, esta­fa­do­res y fal­sos médi­cos, embau­ca­do­res de toda laya que se enri­que­cen con sus tera­pias con­tra­rias a la racio­na­li­dad cien­tí­fi­ca? Sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, Engels tam­bién denun­ció el papel de la Igle­sia y del curan­de­ris­mo como fal­sos reme­dios con­tra el sufri­mien­to obre­ro y popu­lar en la obra de 1845 arri­ba citada.

  1. K. Marx y F. Engels: La Sagra­da Fami­lia, OME, Crí­ti­ca, Bar­ce­lo­na, tomo 6, p. 94. 
  2. Ste­vens Lukes: «Depau­pe­ra­ción», Dic­cio­na­rio del pen­sa­mien­to mar­xis­ta, Tec­nos, Madrid 1984, pp. 213 – 215.
  3. F. Engels: La situa­ción de la cla­se obre­ra en Ingla­te­rra, OME, Crí­ti­ca, Bar­ce­lo­na, tomo 6, pp. 350 – 388.
  4. F. Engels: Idem., pp. 523 – 545. 
  5. María Bode­lón: Por qué urgen medi­das más con­tun­den­tes y rápi­das para dete­ner el coro­na­vi­rus en India, 20 de mar­zo de 2020 (https://​elpais​.com/​e​l​p​a​i​s​/​2​0​2​0​/​0​3​/​1​8​/​p​l​a​n​e​t​a​_​f​u​t​u​r​o​/​1​5​8​4​5​4​2​6​0​1​_​1​1​3​5​9​3​.​h​tml).
  6. Michael Roberts: La pan­de­mia y los efec­tos eco­nó­mi­cos en los «mer­ca­dos emer­gen­tes», 22 de mar­zo de 2020 (http://​www​.izquier​da​dia​rio​.es/​L​a​-​p​a​n​d​e​m​i​a​-​y​-​l​o​s​-​e​f​e​c​t​o​s​-​e​c​o​n​o​m​i​c​o​s​-​e​n​-​l​o​s​-​m​e​r​c​a​d​o​s​-​e​m​e​r​g​e​n​tes).
  7. Dia­na Caro­li­na Alfon­so: Las muje­res lati­no­ame­ri­ca­nas, el Covid-19 y el neo­li­be­ra­lis­mo, 24 de mar­zo de 2020 (https://​rebe​lion​.org/​l​a​s​-​m​u​j​e​r​e​s​-​l​a​t​i​n​o​a​m​e​r​i​c​a​n​a​s​-​e​l​-​C​o​v​i​d​-​1​9​-​y​-​e​l​-​n​e​o​l​i​b​e​r​a​l​i​s​mo/).
  8. Tama­ra Seif­fer: La pobla­ción sobran­te es el sec­tor que más cre­ce en el mun­do, 8 de octu­bre de 2015 (https://​razony​re​vo​lu​cion​.org/​l​a​-​p​o​b​l​a​c​i​o​n​-​s​o​b​r​a​n​t​e​-​e​s​-​e​l​-​s​e​c​t​o​r​-​q​u​e​-​m​a​s​-​c​r​e​c​e​-​e​n​-​e​l​-​m​u​n​d​o​-​e​n​t​r​e​v​i​s​t​a​-​s​u​s​a​n​n​e​-​s​o​e​d​e​r​b​e​r​g​-​p​r​o​f​e​s​o​r​a​-​d​e​-​l​a​-​u​n​i​v​e​r​s​i​d​a​d​-​d​e​-​q​u​e​e​n​-​c​a​n​a​da/).
  9. Kate Ran­dall: Ham­bre y des­ti­tu­ción para millo­nes por recor­tes de Gobierno de Trump en cupo­nes de ali­men­tos, 7 de diciem­bre de 2019 (https://​www​.wsws​.org/​e​s​/​a​r​t​i​c​l​e​s​/​2​0​1​9​/​1​2​/​0​7​/​p​e​r​s​-​d​0​7​.​h​tml).
  10. Timothy A. Wise: Cre­ce el ham­bre en el mun­do, 29 de julio de 2019 (https://​vien​to​sur​.info/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​1​5​007).
  11. Pablo Urbano: Agua, cam­bio cli­má­ti­co, pobre­za… y coro­na­vi­rus, 22 de mar­zo de 2020 (https://​blogs​.publi​co​.es/​d​o​m​i​n​i​o​p​u​b​l​i​c​o​/​3​1​3​2​9​/​a​g​u​a​-​c​a​m​b​i​o​-​c​l​i​m​a​t​i​c​o​-​p​o​b​r​e​z​a​-​y​-​c​o​r​o​n​a​v​i​r​us/).
  12. K. Marx: El Capi­tal, FCE, Méxi­co 1973, libro I, p. 328.
  13. K. Marx: Idem., pp. 423 – 424.
  14. K. Marx: Idem., p. 624.
  15. F. Engels: El papel del tra­ba­jo en la trans­for­ma­ción del mono en hom­bre, Obras esco­gi­das, Pro­gre­so, Mos­cú 1976, t. III, pp. 77 – 78.
  16. Anton Pan­ne­koek: La des­truc­ción de la natu­ra­lez, 28 enero de 2020 (https://​poli​ti​cao​bre​ra​.com/​s​o​c​i​e​d​a​d​-​y​-​c​u​l​t​u​r​a​/​4​1​6​-​l​a​-​d​e​s​t​r​u​c​c​i​o​n​-​d​e​-​l​a​-​n​a​t​u​r​a​l​eza).
  17. MPR: El capi­ta­lis­mo es incom­pa­ti­ble con la salud públi­ca, 22 de mar­zo de 2020 (https://​movi​mien​to​po​li​ti​co​de​re​sis​ten​cia​.blogs​pot​.com/​2​0​2​0​/​0​3​/​e​l​-​c​a​p​i​t​a​l​i​s​m​o​-​e​s​-​i​n​c​o​m​p​a​t​i​b​l​e​-​c​o​n​-​l​a​.​h​tml).
  18. Chuăng: Con­ta­gio social: Gue­rra de cla­ses micro­bio­ló­gi­ca en Chi­na, 23 de mar­zo de 2020 (https://​kao​sen​la​red​.net/​c​o​n​t​a​g​i​o​-​s​o​c​i​a​l​-​g​u​e​r​r​a​-​d​e​-​c​l​a​s​e​s​-​m​i​c​r​o​b​i​o​l​o​g​i​c​a​-​e​n​-​c​h​i​na/).
  19. Vega Can­tor: Impe­ria­lis­mo eco­ló­gi­co. El inter­mi­na­ble saqueo de la natu­ra­le­za y de los parias del sur del mun­do (https://​herra​mien​ta​.com​.ar/​a​r​t​i​c​u​l​o​.​p​h​p​?​i​d​=​341).
  20. Alfred W. Crosby: Impe­ria­lis­mo Eco­ló­gi­co. La expan­sión bio­ló­gi­ca de Euro­pa, 900‑1900, Crí­ti­ca, Bar­ce­lo­na 1988.
  21. Eric R. Wolf: Euro­pa y la gen­te sin his­to­ria, FCE, Méxi­co 1994, pp. 240 – 283.
  22. Héc­tor Alon­so: La escla­vi­tud no es deli­to en la mitad de los paí­ses del mun­do, 13 de febre­ro de 2020 (https://​actua​li​dadhu​ma​ni​ta​ria​.com/​l​a​-​e​s​c​l​a​v​i​t​u​d​-​n​o​-​e​s​-​d​e​l​i​t​o​-​e​n​-​l​a​-​m​i​t​a​d​-​d​e​-​l​o​s​-​p​a​i​s​e​s​-​d​e​l​-​m​u​n​do/).
  23. Daniel R. Hea­drick: El Poder y el Impe­rio, Crí­ti­ca, Bar­ce­lo­na 2011, p. 346.
  24. Lev Trotsky: «El nacio­na­lis­mo y la eco­no­mía», Escri­tos, Plu­ma, Colom­bia, 1975, tomo V, 1933 – 1934, volu­men 1, p. 243.
  25. Mon­te­ro Glez: Apo­ca­lip­sis cli­má­ti­co, 27 de febre­ro de 2020 (https://​elpais​.com/​c​i​e​n​c​i​a​/​e​l​_​h​a​c​h​a​_​d​e​_​p​i​e​d​r​a​/​2​020 – 02-27/apocalipsis-climatico.html).
  26. J.E. Love­lok: GAIA. Una nue­va visión de la vida sobre la Tie­rra, Orbis, Bar­ce­lo­na 1985, p. 72.
  27. Ale­jan­dro Tena: La des­truc­ción de los eco­sis­te­mas, el pri­mer paso para las pan­de­mias, 18 de mar­zo de 2020 (https://​www​.publi​co​.es/​s​o​c​i​e​d​a​d​/​c​o​r​o​n​a​v​i​r​u​s​-​d​e​s​t​r​u​c​c​i​o​n​-​e​c​o​s​i​s​t​e​m​a​s​-​p​r​i​m​e​r​-​p​a​s​o​-​p​a​n​d​e​m​i​a​.​h​tml).
  28. John Vidal: Cómo la pér­di­da de bio­di­ver­si­dad está aumen­tan­do el con­ta­gio de virus de ani­ma­les a huma­nos, 20 de mar­zo de 2020 (https://​www​.eldia​rio​.es/​b​a​l​l​e​n​a​b​l​a​n​c​a​/​b​i​o​d​i​v​e​r​s​i​d​a​d​/​p​e​r​d​i​d​a​-​b​i​o​d​i​v​e​r​s​i​d​a​d​-​a​u​m​e​n​t​a​n​d​o​-​c​o​n​t​a​g​i​o​-​a​n​i​m​a​l​e​s​_​0​_​1​0​0​7​8​9​9​4​4​6​.​h​tml).
  29. Marc Font: Esta­mos alte­ran­do dema­sia­do los sis­te­mas natu­ra­les y entran en con­tac­to con la espe­cie huma­na virus que nun­ca lo habían esta­do, 25 de mar­zo de 2020 (https://​www​.publi​co​.es/​s​o​c​i​e​d​a​d​/​e​n​t​r​e​v​i​s​t​a​-​j​o​r​d​i​-​s​e​r​r​a​-​c​o​b​o​-​a​l​t​e​r​a​n​d​o​-​s​i​s​t​e​m​a​s​-​n​a​t​u​r​a​l​e​s​-​e​n​t​r​a​n​-​c​o​n​t​a​c​t​o​-​e​s​p​e​c​i​e​-​h​u​m​a​n​a​-​v​i​r​u​s​-​h​a​b​i​a​n​.​h​tml).
  30. Miguel Ángel Cria­do: Así se con­vier­te la tie­rra en un desier­to, 15 de febre­ro de 2020 (https://​elpais​.com/​e​l​p​a​i​s​/​2​0​2​0​/​0​2​/​1​4​/​c​i​e​n​c​i​a​/​1​5​8​1​6​6​0​2​5​9​_​0​2​3​6​7​1​.​h​tml).
  31. Vidal Maté: La tie­rra agrí­co­la está can­sa­da, 10 de enero de 2020 (https://​elpais​.com/​e​c​o​n​o​m​i​a​/​2​0​2​0​/​0​1​/​0​6​/​a​c​t​u​a​l​i​d​a​d​/​1​5​7​8​3​4​1​7​7​3​_​9​9​5​5​0​6​.​h​tml).
  32. Car­men San José: La pan­de­mia sí entien­de de cla­se socia­les, 17 de mar­zo de 2020 (https://​www​.vien​to​sur​.info/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​1​5​729).
  33. Sha­ron Ler­ner: Las gran­des far­ma­céu­ti­cas se apres­tan a lucrar­se con el coro­na­vi­rus, 17 de mar­zo de 2020 (https://​rebe​lion​.org/​l​a​s​-​g​r​a​n​d​e​s​-​f​a​r​m​a​c​e​u​t​i​c​a​s​-​s​e​-​a​p​r​e​s​t​a​n​-​a​-​l​u​c​r​a​r​s​e​-​c​o​n​-​e​l​-​c​o​r​o​n​a​v​i​r​us/).
  34. Teguay­co Pin­to: Las far­ma­céu­ti­cas se apo­yan en EEUU y Ale­ma­nia para fre­nar en la OMS un plan que haga más trans­pa­ren­te el pre­cio de la medi­ci­nas, 15 de mayo de 2019 (https://​www​.eldia​rio​.es/​s​o​c​i​e​d​a​d​/​p​r​e​c​i​o​s​_​d​e​_​m​e​d​i​c​a​m​e​n​t​o​s​-​t​r​a​n​s​p​a​r​e​n​c​i​a​-​f​a​r​m​a​c​e​u​t​i​c​a​s​_​0​_​8​9​9​0​6​0​7​0​8​.​h​tml).
  35. Gobierno ale­mán rati­fi­ca que Trump ha que­ri­do lograr vacu­na exclu­si­va con­tra el coro­na­vi­rus solo para EEUU, 16 de mar­zo de 2020 (https://​dia​rio​-octu​bre​.com/​2​0​2​0​/​0​3​/​1​6​/​g​o​b​i​e​r​n​o​-​a​l​e​m​a​n​-​r​a​t​i​f​i​c​a​-​q​u​e​-​t​r​u​m​p​-​h​a​-​q​u​e​r​i​d​o​-​l​o​g​r​a​r​-​v​a​c​u​n​a​-​e​x​c​l​u​s​i​v​a​-​c​o​n​t​r​a​-​e​l​-​c​o​r​o​n​a​v​i​r​u​s​-​s​o​l​o​-​p​a​r​a​-​e​e​-​uu/).
  36. Manuel Ruiz Rico: La gue­rra lobis­ta con­tra la sani­dad públi­ca en Esta­dos Uni­dos, 8 de diciem­bre de 2019 (https://​www​.publi​co​.es/​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​l​/​l​o​b​i​s​t​a​-​s​a​n​i​d​a​d​-​p​u​b​l​i​c​a​-​e​s​t​a​d​o​s​-​u​n​i​d​o​s​.​h​tml).
  37. El dic­ta­dor Piñe­ra apro­ve­cha el coro­na­vi­rus para inten­tar zafar de la cri­sis inter­na y decre­ta «esta­do de excep­ción» por 90 días, 18 de mar­zo de 2020 (http://​www​.resu​men​la​ti​no​ame​ri​cano​.org/​2​0​2​0​/​0​3​/​1​8​/​c​h​i​l​e​-​e​l​-​d​i​c​t​a​d​o​r​-​p​i​n​e​r​a​-​a​p​r​o​v​e​c​h​a​-​e​l​-​c​o​r​o​n​a​v​i​r​u​s​-​p​a​r​a​-​i​n​t​e​n​t​a​r​-​z​a​f​a​r​-​d​e​-​l​a​-​c​r​i​s​i​s​-​i​n​t​e​r​n​a​-​y​-​d​e​c​r​e​t​a​-​e​s​t​a​d​o​-​d​e​-​e​x​c​e​p​c​i​o​n​-​p​o​r​-​9​0​-​d​i​as/).
  38. Negli­gen­cia de Piñe­ra se acer­ca a la cri­mi­na­li­dad, 24 de mar­zo de 2020 (http://​www​.resu​men​la​ti​no​ame​ri​cano​.org/​2​0​2​0​/​0​3​/​2​4​/​c​h​i​l​e​-​n​e​g​l​i​g​e​n​c​i​a​-​d​e​-​p​i​n​e​r​a​-​s​e​-​a​c​e​r​c​a​-​a​-​l​a​-​c​r​i​m​i​n​a​l​i​d​a​d​-​e​s​t​u​d​i​a​n​t​e​s​-​d​e​-​i​n​g​e​n​i​e​r​i​a​-​c​o​m​e​r​c​i​a​l​-​d​e​-​l​a​-​u​-​d​e​-​c​h​i​l​e​-​r​e​c​h​a​z​a​n​-​m​e​d​i​d​a​s​-​e​c​o​n​o​m​i​c​a​s​-​d​e​l​-​g​o​b​i​e​r​no/).
  39. Raquel Vare­la: Por­tu­gal es el úni­co que ha sus­pen­di­do el dere­cho de huel­ga, 21 de mar­zo de 2020 (http://​www​.izquier​da​dia​rio​.es/​P​o​r​t​u​g​a​l​-​e​s​-​e​l​-​u​n​i​c​o​-​q​u​e​-​h​a​-​s​u​s​p​e​n​d​i​d​o​-​e​l​-​d​e​r​e​c​h​o​-​d​e​-​h​u​e​lga).
  40. Enric Bonet: El plan de cho­que de Macrón prio­ri­za el res­ca­te de empre­sas y cues­tio­na con­quis­tas socia­les, 20 de mar­zo de 2020 (https://​www​.publi​co​.es/​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​l​/​p​l​a​n​-​c​h​o​q​u​e​-​m​a​c​r​o​n​-​p​r​i​o​r​i​z​a​-​r​e​s​c​a​t​e​-​e​m​p​r​e​s​a​s​-​c​u​e​s​t​i​o​n​a​-​c​o​n​q​u​i​s​t​a​s​-​s​o​c​i​a​l​e​s​.​h​tml).
  41. Mar­ta Mon­for­te: Casa­do sos­tie­ne que el pico actual de con­ta­gio pro­ce­de de las mar­chas del 8‑M y cri­ti­ca al Gobierno por «alen­tar­las», 20 de mar­zo de 2020 (https://​www​.publi​co​.es/​p​o​l​i​t​i​c​a​/​c​o​r​o​n​a​v​i​r​u​s​-​c​a​s​a​d​o​-​s​o​s​t​i​e​n​e​-​p​i​c​o​-​a​c​t​u​a​l​-​c​o​n​t​a​g​i​o​s​-​p​r​o​c​e​d​e​-​m​a​r​c​h​a​s​-​8​-​m​-​c​r​i​t​i​c​a​-​g​o​b​i​e​r​n​o​-​a​l​e​n​t​a​r​l​a​s​.​h​tml).
  42. Caro­li­na Mar­tí­nez: Hues­ca saca al Cris­to y Madrid da misa por You­Tu­be: la Igle­sia reac­cio­na con­tra el coro­na­vi­rus, 13 de mar­zo de 2020 (https://​www​.elcon​fi​den​cial​.com/​e​s​p​a​n​a​/​2​020 – 03-13/­cris­to-hues­ca-mar­did-coro­na­vi­rus-igle­sia_2497012/).
  43. Jesús Bas­tan­tes: Los «con­se­jos» del OPUS para las misas onli­ne: «Vís­te­te bien. Deja el pija­ma para dor­mir y el chán­dal para hacer depor­te», 19 de mar­zo de 2020 (https://​www​.reli​gion​di​gi​tal​.org/​m​u​n​d​o​/​c​o​n​s​e​j​o​s​-​O​p​u​s​-​V​i​s​t​e​t​e​-​D​e​j​a​-​c​h​a​n​d​a​l​_​0​_​2​2​1​4​6​7​8​5​3​3​.​h​tml).
  44. AA.VV.: Hos­tias en la mano, infec­ta­dos en misa y el dia­blo: las reli­gio­nes fren­te a la pan­de­mia en Amé­ri­ca Lati­na, 21 de mar­zo de 2020 (https://​elpais​.com/​s​o​c​i​e​d​a​d​/​2​020 – 03-21/hostias-en-la-mano-infectados-en-misa-y-el-diablo-las-religiones-frente-a-la-pandemia-en-america-latina.html).
  45. José F. W. Lora Cam: Filo­so­fía, Juan Guten­berg Edic., Perú, 2013, p. 26.

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