Patxi Ruiz‑i eskainia1
La irrupción del Covid-19 hizo que apenas se conociera el resultado de un estudio según el cual la burguesía yanqui y británica vivía un promedio de casi diez años más y mejor que el proletariado2, confirmando los resultados de otros muchos estudios al respecto. La imposición de una vida trabajadora peor y más corta destruye de raíz la satisfacción cualitativa de las «necesidades radicales»: libertad, justicia, igualdad, conocimiento. Esta sobrexplotación inhumana es una de las causas de que el coronavirus mate más al proletariado y al campesinado que a la burguesía. También es una de las razones que explican por qué sectores alienados de las masas populares se aferran a creencias como salvavidas y por qué las burocracias religiosas redoblan sus ataques al método racional de pensamiento, y su fobia misógina3, involución reforzada por el proceso de beatificación de la reina Isabel I de Castilla4, un auténtico asalto a la razón en su forma histórica por lo que supuso esta reina en el empeoramiento de las condiciones de vida de los pueblos explotados en su época.
El cristianismo es un poder irracional que supedita la salud humana y las «necesidades radiales» a lo que dicen que es la voluntad de un supuesto dios. El fanatismo cristiano por realizar sus cultos esotéricos y mistéricos, de encantamientos mágicos tomados del politeísmo, en especial el canibalismo ritual del sacramento de la comunión, facilita que haya un verdadero canibalismo pero en beneficio del Covid-19 que puede alimentarse de carne humana en esas reuniones: «En situaciones de crisis como la actual, los fundamentalismos religiosos (de todas las confesiones) se oponen a las regulaciones humanas a la ley de dios, exigiendo obediencia a mandatos divinos que supuestamente interpretan y gestionan […] El lógico temor que genera la pandemia permite a los líderes fundamentalistas apelar al discurso apocalíptico y aconsejar a los pecadores un regreso a la verdad revelada»5. O por decirlo de otro modo:
La religión es la máxima expresión de la alienación del ser humano, que «transfiere» su impotencia para cambiar el presente a unos seres que solo existen en su cabeza. Pero como toda ideología, para que tenga fuerza real, tiene que expresarse en organizaciones: las iglesias son las cristalizaciones de las ideas que bullen en la cabeza de los seres humanos. Esa alienación surge de la impotencia frente a la naturaleza, fuerza incontrolable para los seres humanos; bajo el capitalismo y su economía, la «mano oscura del mercado», etc., que actúa frente a los seres humanos como cualquier fuerza de la naturaleza, fuera del control de la voluntad humana o bien frente a los dos al unísono.
En el capitalismo la alienación se complica con la cosificación de las relaciones sociales, deshumanizándolas hasta el extremo; el mercado es el lugar (¿«paraíso»?) en el que los seres humanos se relacionan, comprando y vendiendo sus mercancías y donde está atrapada la voluntad individual. El extremo al que conduce esta alienación es la reificación, la atribución a las cosas, y especialmente a una, el dinero, de cualidades humanas. […] una sociedad que tiene ese alto nivel de racionalidad en su desarrollo no ha sido capaz de abolir, de desterrar la superstición, la irracionalidad y la religión de sus vidas6.
El Covid-19 está desbordando los débiles sistemas de contención del irracionalismo y ha agudizado el choque de clases y de políticas de clase entre la razón y la sinrazón7, choque que se ve claramente en las movilizaciones fascistas al alza8, en los ataques a la ciencia9 de la Administración Trump, etc. De este modo, por un lado, tenemos que:
El mundo contemporáneo se rige por un rumbo incierto y volátil que, en su maremágnum, tiende a perder sentido ante nuestros ojos y parámetros mentales. La instauración de esta era de la incertidumbre no solo dinamitó aquello que considerábamos como dado y seguro, sino que también arraigó incredulidad y descrédito respecto a la ciencia. Como parte de este síndrome de la desconfianza –que es, en sí, una desconfianza hacia «el otro»– se impusieron los demagogos que masacran y trivializan la palabra y que se tornan vendedores de humo desde las cavernas de la reacción o del progresismo, aún sin ser especialistas en casi nada más que la calumnia y la intriga.
Este negacionismo –financiado, sobre todo, por la decadente industria petrolera– es una especie de desprecio hacia el conocimiento razonado, sistematizado y riguroso, que lo mismo proviene de las clases dirigentes que de los sectores populares, en sus afanes por trivializar la verdad. El fundamento de esta actitud displicente es el arribo de un mundo postfactual, regido no por los hechos susceptibles de contrastación y confirmación, sino por el resorte de las pulsiones y emociones más primitivas de los individuos. El mundo fenoménico da paso a los llamados «hechos alternativos» (los alternative facts de Kellyanne Conway, consejera presidencial de Donald Trump) que encubren la mentira y el engaño maniqueísta10.
Por otro lado tenemos que, según Muñoz, varias décadas antes del 2000 empezaron a surgir debates sobre la razón y la racionalidad11 en las teorías del conocimiento, mostrando la creciente preocupación por esta problemática. Pero lo que aquí y ahora nos interesa es constatar cómo el irracionalismo se oculta y se refuerza con dosis de racionalismo. Por el lado de la irracionalidad global, H. Krivine critica con toda lógica el avance de la «miseria intelectual»12, es decir el aumento del irracionalismo y de la religión, peligro ante el cual hace un llamando a la defensa a ultranza del método racional y científico de pensamiento. Por el lado de la racionalidad parcial, otro colectivo hace un llamamiento a la muy necesaria lucha contra la dominación digital13, contra el mito reaccionario de que es la tecnociencia la que nos salvará de la hecatombe, cuando en realidad nos sumergerá en algo infinitamente peor que el panóptico de Bentham. Ya antes del Covid-19 había quedado establecido que:
El miedo es el mensaje, mensaje que el aparato ideológico de nuestras sociedades democráticas llamadas «avanzadas», articula. Miedo necesario para justificar y para llevar a cabo, por parte del Estado, el control –cada vez más técnico– en aras de la seguridad de sus súbditos/ciudadanos. Miedo a la crisis, miedo a no llegar a fin de mes, miedo al terrorista, miedo al otro, miedo al migrante, miedo a los bárbaros, miedos que se acumulan hasta llegar al miedo. Miedo que vertebra nuestras sociedades militarizadas14.
Y ahora crece el miedo atávico al Covid-19 porque, al ser atávico, surge de nuestra antropogenia y vuelve a ella reforzado por la alienación social. Mediante esta ida y vuelta, se produce un salto cualitativo bifronte, con dos caras. Una es la del terror bruto: que el proletariado muera, se suicide en beneficio de la burguesía yendo a trabajar con alto peligro de contagio, levantando la cuarentena antes de tiempo, reduciendo las pruebas y la curación, reduciendo la asistencia en los domicilios, etc. Esta es la exigencia social-darwinista de cada vez más ideólogos del capital internacional: activar la producción de valor y la obtención de beneficio a costa de la vida humana. Dado que el virus no destruye materialmente fábricas, trenes, campos, hospitales, puentes, líneas eléctricas, ciudades, barcos, laboratorios, escuelas, presas y embalses… como en la guerra de 1941 – 1945 que revivió al capitalismo, ahora y para salir de esta crisis al menos hay que destruir fuerza de trabajo mientras el imperialismo organiza una «guerra global»15.
La otra cara que refuerza la efectividad del terror duro es el «buen terror»16. Sobre la primera forma de terror no vamos a decir nada que no se sepa, solo recordar que el mismo gobierno español reconoce que en los últimos diez años se han realizado más de 950 torturas17 en las cárceles, lo que sugiere que el número real será mucho mayor, sin contar los malos tratos y otras formas de tortura que se han podido dar en comisarías. El «buen terror» es el que se empieza a sufrir en Chile, pero que es una táctica común a la contrainsurgencia, también contra Euskal Herria: bajar la dureza de la represión física y aumentar la legal, las multas especialmente contra las protestas en barrios obreros18, las incautaciones de cuentas19, las detenciones, el cierre de locales y gaztetxes20, la censura, los despidos, las restricciones de derechos… diciendo que se hace para frenar la pandemia en bien de la «ciudadanía».
El «buen terror», con poca violencia ni visible ni estridente, busca crear la mayor «normalidad social» posible dentro de la pandemia mediante la legitimación de la «figura del Amo» en nuestros miedos e incertidumbres, camuflando la patología de la obediencia con la excusa de la «responsabilidad ciudadana». La «normalidad social» es, entre otras cosas, también la tapadera de la legitimación del principio de autoridad que protege los abusos represivos21, «buen terror» que necesita la burguesía de cara a elecciones cercanas, para colar medidas sociales duras, etc., sin que esos recortes de la democracia azucen la autoorganización obrera y popular primero defensiva y luego ofensiva.
Autoorganizaciones defensivas empiezan a aparecer ante el incremento represivo, dando razón a los temores de la burguesía española22 y francesa23, clase social que al margen ahora de sus diferencias estatales sabe que las durísimas medidas que quiere imponer para recuperar y sobre todo aumentar su tasa de ganancia, serán duros golpes sobre la clase proletaria, sobre la mujer trabajadora especialmente. En Madrid, poco más de 100.000 personas, por ahora, solo pueden alimentarse gracias a la ayuda mutua24 y todo indica que son bastantes decenas de miles de personas que padecen subalimentación y malnutrición.
Naturalmente, entre ambos extremos hay muchas variantes y mezclas que deben estudiarse en cada caso, pero que se mueven dentro del círculo de fuego determinado por la política del imperialismo yanqui que se desploma del desorden a la agonía25, según la feliz expresión de H. Polo. Viendo esto, podemos aplicar al miedo y a la inseguridad creada por el Covid-19 algunas de las conclusiones extraídas por G. Kessler en su estudio sobre los efectos paralizantes provocados por la manipulación burguesa del crimen, del delito y del riesgo de «salir a la calle». Ante la remota posibilidad de que seamos asaltados por un atracador, «la gestión de la inseguridad» que hace el Estado le legitima para aconsejarnos que, en bien de nuestra tranquilidad, mantengamos una distancia interpersonal suficiente26 para reaccionar a tiempo. Debemos distanciarnos de los demás, evitar zonas y horarios peligrosos, e implorar protección al Estado para prevenir un hipotético ataque: cedamos voluntariamente derechos para obtener seguridad que nos proteja.
Como hemos visto, en los años 70 el dilema era: tranquilidad o libertad. Medio siglo después era: seguridad o derechos. Tras el Covid-19 es: tranquilidad y seguridad a costa de libertad y derechos. Si ante el peligro de un atracador la autoridad aconseja una distancia de seguridad, una especie de glacis militar que dé tiempo a responder, frente al Covid-19 esta distancia también ha de mantenerse pero con una diferencia cualitativa mucho más destructora de la socialidad humana: cualquier persona puede infectarnos, todas son sospechosas y potencialmente dañinas, mientras que la estadística demuestra que los asaltadores, cacos, maleantes y malandrines son muchos menos y más fácilmente identificables. Mientras no se invente una vacuna gratuita, se nos dirá que recelemos y desconfiemos de todo: solo el Estado burgués puede salvarnos:
Este miedo, que ya se extiende a la vida cotidiana de los individuos y a sus relaciones sociales, induce la necesidad de bioseguridad ante la amenaza viral. Primero se extiende como desconfianza hacia el vecino, el compañero de trabajo y al desconocido que transita por las calles. Todos somos sospechosos y ello erosiona los lazos de la cohesión social, virtualiza las relaciones y entroniza el individualismo. Instalado el miedo como sensación a flor de piel y la desconfianza como actitud cotidiana, la bioseguridad se erige como la nueva narrativa dotada de significaciones que posicionan a la muerte en el horizonte. Nada es más efectivo que explotar la vena de la inestabilidad, vulnerabilidad y fragilidad humanas en aras de construir el poder y los mecanismos de control sobre los cuerpos y la mente27.
Una década después de G. Kessler, R. Aronskind, sostiene que la derecha va «camino de una irracionalidad creciente», que dentro del imperialismo yanqui cunde la alarma y con ella la opción más reaccionaria, que la prensa distorsiona la realidad, porque frente al peligro de los atracadores en la calle, como hacía una década, ahora está el peligro mortal del Covid-19 y de su irracionalismo. ¿Cómo impedir el auge del irracionalismo? Según el autor, recurriendo al Estado: «De quien sí cabe esperar el esfuerzo de romper con los comportamientos irracionales, antisociales, es del Estado, acompañado por las organizaciones sociales y políticas que comprendan su rol en este momento histórico. En la pandemia, y en la pos-pandemia, lo mejor que nos puede pasar es que el Estado descubra que es capaz de “plantarse” frente a los intereses facciosos, y movilizar el respaldo de la gran mayoría para defender lo público, lo colectivo, el interés general»28.
Nuestra pregunta es: ¿puede el Estado actual «“plantarse” frente a los intereses facciosos y movilizar el respaldo de la gran mayoría para defender lo público, lo colectivo, el interés general», sin enfrentarse a muerte al imperialismo y a la burguesía “propia”? ¿Puede nacionalizar la industria farmacéutica bajo control obrero sin enfrentarse a los grandes capitales29 que la poseen en propiedad privada? ¿Puede hacerlo sin asestar un duro golpe a la poderosa trama de intereses de toda índole que ahora se enriquecen con la pandemia30 y que lo seguirán haciendo cuando acabe? ¿Puede expropiar a gigantescas corporaciones como Amazon, Novacyt y tantas otras sin chocar con la propiedad capitalista mundial concentrada en menos de treinta personas31, que con la ayuda los Estados llevan años enriqueciéndose con la mercantilización de la salud?32
La respuesta es que, además de tener el apoyo de la gran mayoría, debe tener una voluntad decidida para afrontar todos los ataques del imperialismo sanitario que estará apoyado por el imperialismo en su totalidad. Sin esta radical decisión política de luchar por su soberanía sanitaria y de movilizar permanentemente a la gran mayoría en esa lucha, fracasará. La experiencia histórica enseña que solo así puede lograrlo: un ejemplo de ello es, además de Cuba, Venezuela, que resiste un salvaje ataque contra su salud33 y su economía que, hasta mayo de 2019, le había causado más de 40.000 muertes34. El Covid-19 eleva esta lección a un nivel superior porque ahora más que nunca antes, la crisis actual es una «crisis de racionalidad»:
Si todo entra en crisis es porque la crisis ha constituido al sujeto en objeto de la crisis. El sujeto renuncia a su condición de sujeto y transfiere al fenómeno su propia voluntad; entonces se produce la incertidumbre y la crisis ya no se la enfrenta, solo se la padece. Porque comprender y entender la crisis sería ya, de algún modo, más que enfrentarla, superarla; pero esto presupone un conocimiento que debiera estar a la altura de la crisis y dé razón de la crisis35.
Toda crisis de racionalidad se malvive, se padece, en su límite objetivo histórico. El límite subjetivo de la crisis de racionalidad solo puede superarse mediante la ruptura de la objetividad histórica, mediante la revolución. El miedo y el conjunto de irracionalismos que estamos viendo, tienen también la función de reforzar la obediencia para impedir que la subjetividad se emancipe y supere el límite de la objetividad. Son muchas las investigaciones que profundizan en las relaciones entre el Covid-19 y los efectos paralizantes que tiene el miedo36, empleado por gobiernos criminales para intentar derrotar luchas populares, como explica M. Constanzo.
Recordemos que el vacío existencial, la depresión, el estrés, la ansiedad y otros problemas psicológicos, también refuerzan la dominación capitalista37. Todo indica, por tanto, que puede generarse una situación de irrealidad que se expresa así: «Cuando se acabe la crisis del Covid-19 (o como se llame) y respiremos aliviados, la crisis capitalista nos parecerá mucho más llevadera»38. La sinrazón solo puede ser vencida por un movimiento de masas, por la lucha de clases, que reinstaure la razón explicando y demostrando en la práctica que, por ejemplo, la fantasía del «buen capitalismo» queda destrozada cuando la Factoría Disney deja de pagar el salario a 100.000 trabajadores39, Nissan va a hacer lo mismo con otros 20.000 y Renault podría desaparecer40 si no es salvada por el Estado francés.
No resulta fácil superar ilusiones en contextos de «normalidad social» porque lo aparente oculta lo real, y la apariencia es la ficción democrática, el fetichismo parlamentario. Pero el presente no es «normal». Hace muy poco hemos sabido que Trump ha reiniciado su ataque a la misma base de la democracia burguesa intentando restringir las posibilidades de las clases trabajadoras para votar41, tendencia represiva hacia formas de dictadura más acentuada en Estados Unidos pero que, con otras tácticas no tan directas, laten o se activan en muchas «democracias consolidadas». Estas y otras propuestas buscan ampliar el sistema represivo para, en su momento, aplastar el movimiento de masas a favor de la razón, el conocimiento y la libertad, mediante la activación de las reservas de irracionalidad.
Mientras Patxi Ruíz, paradigma de la racionalidad, está a punto de ser asesinado por el orden irracional aplicado ahora por el PSOE, identificable por su historia de represión42, y por UP, identificable por su sumisión43 al poder, mientras esto sucede, ¿cuánto podemos esperar ya que el tiempo de acaba44 mientras avanza la sinrazón y la crisis? Las soluciones dadas por el reformismo abertzale a la situación de Patxi Ruiz, que se encamina del drama a la tragedia, se centran en el posibilismo de la utilización del marco legal español45.
Una alternativa contraria la tenemos, salvando las distancias, en la propuesta de la izquierda argentina ante la exigencia del imperialismo de que el gobierno pague la inmensa deuda contraída por la burguesía, que no ha beneficiado al pueblo, sino que lo ha encadenado más. Frente al reformismo que propone negociar las posibles formas de pago, la izquierda propone: «Hay que salir del imaginario de lo posible»46. Propuesta idéntica a esta otra:
Y no tenemos tiempo que perder. La pandemia pasará, todas las pandemias pasan. Pero el cambio climático, cuyas consecuencias serán infinitamente más graves, no podrá ser detenido sin abolir un sistema social depredador que se encuentra ya ante sus propios límites civilizatorios: no puede continuar desarrollándose bajo sus propias premisas. O mejor dicho: solo puede hacerlo sumergiendo a la inmensa mayoría de la humanidad en una barbarie jamás vista. Quizá, quizá, lo más sensato sea procurar convertir esta guerra planetaria contra el Covid-19 en una guerra no menos planetaria contra la burguesía y el capitalismo. Lo primero, lo urgente, es abandonar toda expectativa posibilista, toda ensoñación reformista. Por difícil e improbable que parezca, hay que romper toda atadura política y subjetiva con el orden del capital. Solo así se podrá imaginar un orden nuevo, que nos salve del desastre47.
- Carlos Aznárez: S.O.S. por Patxi Ruíz, preso político vasco en lucha por sus derechos, 16 de mayo de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/05/16/s‑o-s-por-patxi-ruiz-preso-politico-vasco-en-lucha-por-sus-derechos/).
- Kate Randall: Los ricos en Estados Unidos y Reino Unido viven casi diez años más saludables que los pobres, 20 de enero de 2020 (https://www.wsws.org/es/articles/2020/01/20/vida-j20.html).
- Danilo Albin: La Conferencia Episcopal instruye a las nuevas monjas contra la «radicalización del feminismo», 14 de julio de 2019 (https://www.publico.es/politica/conferencia-episcopal-instruye-nuevas-monjas-radicalizacion-feminismo.html).
- Francisco Vilches: Se reactiva el proceso de beatificación de Isabel I de Castilla, denominada «la Católica», 5 de mayo de 2020 (https://www.lahaine.org/est_espanol.php/se-reactiva-el-proceso-de).
- Manuel E. Yepe: Refutación del fundamentalismo religioso, 20 de mayo de 2020 (https://rebelion.org/refutacion-del-fundamentalismo-religioso/).
- Roberto Laxe: El «poder» de la religión anida en las mentes, 19 de mayo de 2020 (https://kaosenlared.net/el-poder-de-la-religion-anida-en-las-mentes‑2/).
- Xosé Manuel Beiras: Racionalidad e irracionalidad en el actual sistema-mundo, 8 de mayo de 2020 (https://www.sinpermiso.info/textos/racionalidad-e-irracionalidad-en-el-actual-sistema-mundo‑0).
- José Lavin: Salamanca vs Vallecas: la crisis del Covid-10 y la cuarentena como cuestión de clase, 15 de mayo de 2020 (http://www.izquierdadiario.es/Salamanca-vs-Vallecas-la-crisis-del-Covid-19-y-la-cuarentena-como-una-cuestion-de-clase).
- Patrik Martin: El gobierno Trump contra la ciencia, 16 de mayo de 2020 (https://www.wsws.org/es/articles/2020/05/16/pers-m16.html).
- I. Enríquez Pérez: «Desinfovirus», retorno al futuro y reivindicación del conocimiento razonado, 5 de mayo de 2020 (https://rebelion.org/desinfovirus-retorno-al-futuro-y-reivindicacion-del-conocimiento-razonado/).
- J. Muñoz: «Razón/Racionalidad», Compendio de Epistemología, Trotta, Madrid 2000, pp. 481 – 486.
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- Etcétera. Correspondencia de guerra social: El estado de excepción permanente, Barcelona, nº 58, junio 2018, pp. 5 y ss.
- Izquierda Castellana: Preparando la guerra global como salida a la actual socio-económica-sanitaria, 27 de abril de 2020 (http://izca.net/2020/04/27/preparando-la-guerra-global-como-salida-a-la-actual-crisis-socio-economica-sanitaria/).
- Edmundo Moure: El buen terror, 8 de febrero de 2020 (http://izca.net/2020/04/27/preparando-la-guerra-global-como-salida-a-la-actual-crisis-socio-economica-sanitaria/).
- César Pérez Navarro: Gobierno reconoce más de 950 casos de torturas en las cárceles españolas entre 2010 y 2020, 15 de mayo de 2020 (https://kaosenlared.net/gobierno-reconoce-mas-de-950-casos-de-tortura-en-carceles-espanolas-entre-2010-y-2019/).
- Agencia: Vallecas acumuló más propuestas de sanción de la Policía que el barrio de Salamanca pese a las protestas, 15 de mayo de 2020 (https://www.publico.es/politica/multas-alarma-policia-multo-barrio-vallecas-salamanca-pese-protestas-barrio-rico-madrid.html).
- Martxelo Díaz: La AN inicia el embargo de cuentas de «herriko tabernak» tras 18 años de persecución, 22 de mayo abril de 2020 (https://www.naiz.eus/eu/actualidad/noticia/20200422/comienzan-a-ejecutar-la-sentencia-del-ts-que-preve-la-incautacion-de-herriko-tabernak).
- Asier Robles: Itzubaltzeta Gaztetxea denuncia el desalojo sufrido y la actitud del Gobierno municipal de Getxo, 12 de mayo de 2020 (https://www.naiz.eus/eu/actualidad/noticia/20200512/los-jovenes-de-itzubaltzeta-gaztetxea-denuncian-el-desalojo-y-la-actitud-del-ayuntamiento-de-getxo).
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- Policía y Guardia Civil prevén un otoño caliente con manifestaciones y disturbios en todo el Estado, 17 de mayo de 2020 (https://kaosenlared.net/policia-y-guardia-civil-preven-un-otono-caliente-con-manifestaciones-y-disturbios-en-todo-el-estado/).
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- MPR: Contagio: «A medida que se expande el miedo se expande la sumisión», 11 de marzo de 2020 (https://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com/2020/03/contagio-medida-que-se-expande-el-miedo.html).
- Salvador Soler: Fin de la fantasía: Disney deja de pagar el salario a 100.000 trabajadores, 21 de abril de 2020 (http://www.laizquierdadiario.com/Fin-de-la-fantasia-Disney-deja-de-pagar-el-salario-a-100 – 000-trabajadores).
- Renault «podría desaparecer» y Nissan despedir a más de 20.000 empleados, 23 de mayo de 2020 https://diario-octubre.com/2020/05/23/renault-podria-desaparecer-y-nissan-despedir-a-mas-de-20 – 000-empleados/).
- Carlos Hernández-Echevarria: Trump se une a la guerra republicana para que votar sea más difícil, 23 de mayo de 2020 (https://www.eldiario.es/internacional/Trump-guerra-republicana-votar-dificil_0_1029947058.html).
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- Marià de Delàs: La sumisión de Unidas Podemos sin rubor: Real Decreto digital: ¿Abstención a cambio de qué?, 30 de noviembre de 2019 (https://www.sinpermiso.info/textos/la-sumision-de-unidas-podemos-sin-rubor-real-decreto-digital-abstencion-a-cambio-de-que).
- El tiempo se acaba, 19 de mayo de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/05/19/el-tiempo-se-acaba/).
- Patxiren senide eta gertuko lagunak, 20 de mayo de 2020 (https://borrokagaraia.wordpress.com/2020/05/20/patxiren-senide-eta-gertuko-lagunen-gutuna-carta-de-los-amigos-y-familiares-de-patxi/); AAEAM: Sobre los comunicados publicados por EH Bildu y Sortu en relación a Patxi Ruíz, 20 de mayo de 2020 (https://eh.lahaine.org/sobre-los-comunicados-publicados-por).
- Julio Gambina: En todo el mundo va a haber una situación de caída en default, una cesación de pagos inmensa, 20 de mayo de 2020 (https://rebelion.org/en-todo-el-mundo-va-a-haber-una-situacion-de-caida-en-default-una-cesacion-de-pagos-inmensa/).
- Ariel Petrucelli y Federico Mare: Paranoia e hipocresía global en tiempos de capitalismo tardío, 29 de marzo de 2020 (https://rebelion.org/paranoia-e-hipocresia-global-en-tiempos-de-capitalismo-tardio/).