1. Qué es un paradigma represivo
«Desde la mitad del tercer milenio en adelante, época del rey medio mítico sumerio Lugalannemundu, la conquista, o mejor, las invasiones por botín contra los vecinos más débiles forma una parte inherente de la política exterior de cada reino, dentro y alrededor de Mesopotamia […] El palacio del rey consumía la mayor parte del botín, recogido a base de campañas institucionalizadas anualmente, pero subsistía básicamente con inversiones en la tierra labrada por prisioneros de guerra y deportados, complementadas por nuevas entregas de mercancías de las naciones sometidas, aliadas, o bien amigas, llamadas “tributo”»1.
«Enormes cantidades de mano de obra se empleaban en trabajos forzados dentro de la misma provincia, y se deportaban esclavos y esclavas como propiedad de los templos, del palacio real o de los altos funcionarios. Anualmente se recogían tributos en especie, lo que nos da una imagen clara de los productos de Siria y Palestina. En primer lugar, había que entregar productos agrarios (trigo, aceite, especias) y, en segundo, madera del Líbano, metales, sobre todo grandes cantidades de cobre, piedras semipreciosas, objetos artísticos y suntuarios y, naturalmente, armas. Aparte de esto, se transportaba a Egipto ganado en grandes cantidades, especialmente caballos, en cuya cría destacaban las regiones periféricas de Siria y Palestina. Incluso animales exóticos de esos países, como el oso y el elefante de Siria septentrional, y diversas clases de plantas desconocidas en Egipto, pasaron a los jardines zoológicos y botánicos reales para realzar el prestigio de los faraones y subrayar las dimensiones ilimitadas de su poder»2.
La publicación de dos textos3 ha intensificado una muy necesaria reflexión colectiva sobre los cambios en el paradigma represivo del capital en respuesta a la agudización extrema de las contradicciones que le minan y a la recuperación de las movilizaciones por los bienes comunes, que puede ser la antesala de la lucha por el comunismo. Es una cuestión eminentemente «política» en el sentido marxista de la palabra, es decir, el problema del poder de clase y por tanto el sentido de la teoría y de la praxis humana. Según el Diccionario, la palabra «reprimir» significa contener, refrenar, templar o moderar, es decir, un amplio conjunto de métodos destinados a mantener el orden imperante. El paradigma represivo es la totalidad que integra y coordina las doctrinas, sistemas, estrategias y tácticas necesarias para, según los casos, contener, refrenar, templar o moderar las resistencias y luchas de las y los oprimidos. Si estos métodos fallan en su accionar específico, el paradigma los va endureciendo hasta llegar al terror, al fascismo, a la contrarrevolución.
Generalmente recurrimos con razón a términos como «guerra de quinta generación»4, «guerra híbrida», etc., para definir las estrategias imperialistas, en las que juegan un papel destacado la manipulación psicológica de masas, la industria cultural, la mentira sistemática y una larga lista de métodos que son muy antiguos, casi tanto como los primeros proto Estados, los Estados del modo de producción asiático o tributario tal como hemos visto en las dos citas iniciales, por no hablar de China, Grecia y Roma, maestras en la manipulación de masas5. Podría decirse que un cambio histórico de paradigma exitoso por cierto para las condiciones de su época, fue el Concilio de Trento (1545−1563) porque readecuó métodos psicofísicos, de terror moral como el sacramento de la confesión, e innovaciones educativas y propagandísticas, etc., del paradigma tardo feudal para derrotar a la Reforma burguesa con la Contrarreforma, resultando una contrarrevolución internacional6 con nefastas secuelas aún hoy, cuando la derecha española reprime con multas las utilización del lenguaje inclusivo7. En este sentido también podría decirse que fue un intento de proto «ingeniería social», tema al que volveremos luego.
De entre estos métodos destacaron desde muy pronto la compra, soborno o simple asalarización de la «casta intelectual» para legitimar al poder, algo normalizado, como la CIA termina reconociéndolo implicando a intelectuales tan famosos como Foucault, Braudel, Levi-Strauss y otros8. A muchas de estas personas o a todas podemos integrarlas en el rebuznante rebaño pesebrero de los «¿ilustres? recompensados ($)» según la feliz expresión de N. Manzanares Blanco9. Pero estas y otras tácticas se implementan desde y para estrategias, sistemas y doctrinas que las engloban y dirigen, que a su vez pertenecen a un paradigma represivo superior, y es aquí, en este nivel decisorio, donde radica el problema que debemos resolver porque, en efecto, la efectividad de toda «guerra cultural» depende de la efectividad superior del paradigma represivo que la orienta. La «guerra fría cultural»10 lanzada por el imperialismo a comienzos de 1950 obtuvo éxitos, desde luego, pero no evitó decisivas victorias revolucionarias.
Desde la victoria de la propiedad privada sobre la propiedad colectiva, comunal, los sucesivos modos de producción basados en esa forma de propiedad han tenido y tienen en esencia el mismo paradigma represivo destinado a impedir por cualquier medio, frecuentemente sanguinario en caso extremo, que vuelva a reinstaurarse la propiedad comunal, para ello su monopolio de la violencia material y simbólica, de la manipulación psicopolítica y de la pedagogía del miedo ha sido una constante. El modo capitalista de producción añade tres cualidades nuevas al paradigma: una, está absolutamente supeditado a la obtención de la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible sin reparar en los efectos negativos que ello acarrea; dos, además de recurrir al terror en situaciones críticas para la burguesía, sobre todo se sostiene sobre la sorda coerción del capital, sobre el fetichismo y sobre la alienación; y tres, que su enemigo mortal es el comunismo.
Por esto, el paradigma represivo abarca la totalidad de medios para alcanzar un fin, para realizar un objetivo que no es otro que revertir la acción de la ley general de la acumulación capitalista y la ley tendencial de la caída de la tasa media de ganancia. Revertir durante un tiempo estas leyes tendenciales del capital para recuperar e incrementar la tasa media de ganancia, exige vencer en la lucha de clases mundial, mantener el saqueo imperialista de los pueblos, vencer la competencia de otros Estados y exprimir a burguesías débiles, explotar la naturaleza, monopolizar la tecnociencia y la industria de la matanza humana, etc. Exige a la vez para impulsar la centralización y concentración de capitales, facilitar la ley de perecuación de capitales, reducir lo más posible los tiempos de realización de la plusvalía, destrozar toda barrera a la dictadura financiera, multiplicar los contenidos fetichistas para imponer definitivamente la dictadura del dinero11, etc.
Siendo el mismo en esencia, el paradigma imperialista cambia sus formas para aplastar las nuevas fases de lucha de clases según contextos y coyunturas, para derrotar a las potencias competidoras y para exprimir a las burguesías débiles. El paradigma solo desaparecerá con el capitalismo, mientras tanto, como sucede ahora mismo, cambia sus doctrinas, sistemas, estrategias y tácticas correspondientes. Las situaciones críticas que aconsejan al capital endurecer el terror inherente a su paradigma básico son aquellas en las que está en juego su propiedad privada burguesa, su Estado y su monopolio de la violencia. Dicho en palabras de Marx, cuando: «El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material apenas se enseñorea de las masas…»12, cuando se llega a este momento se activa el terror burgués.
1. Qué es un paradigma represivo
- A. Oppenheim: «Comentario», Estado y clases en las sociedades antiguas, Akal, Madrid 1982, p. 46.
- AA.VV.: Los imperios del antiguo oriente II, Siglo XXI, Madrid 1992, p. 158.
- https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/dena-denona-da-omnia-sunt-communia-todo-es-comun y https://liberacion.cl/2021/11/02/sobre-el-contexto-mundial-entrevista-a-inaki-gil-de-san-vicente/
- https://latinta.com.ar/2018/09/guerra-quinta-generacion
- Eulalio Ferrer Rodríguez: De la lucha de clases a la lucha de frases, Taurus, México 1995, pp. 26 – 56.
- Neil Faulkner: De los neandertales a los neoliberales, Pasado & Presente, Barcelona 2013, p. 153.
- https://www.eldiario.es/murcia/politica/pp-vox-sacan-adelante-mocion-sancionar-lenguaje-inclusivo-administracion-murciana_1_8476375.html
- https://www.lahaine.org/mundo.php/braudel-foucault-levi-strauss‑y
- https://kaosenlared.net/cuba-ilustres-recompensados/
- Josep Fontana: Por el bien del imperio, Pasado & Presente, Barcelona 2013, pp. 125 – 133.
- https://elsudamericano.wordpress.com/2014/04/14/dinero-alienacion-y-liberacion/
- https://www.marxists.org/espanol/m‑e/1844/intro-hegel.htm