Nota: síntesis de la charla en el Diplomado Internacional de Geopolítica del Petróleo, Venezuela.
- La burguesía del siglo XVIII necesitaba dominar la complejidad de las contradicciones entre Estados, de las resistencias de las clases explotadas y de los pueblos invadidos por su colonialismo, etc., en un contexto de descubrimientos geográficos. La Geopolítica irrumpió bajo esas presiones, pero su esencia venía de antes. En el siglo I Quinto Curcio Rufo hizo hablar así a Alejandro Magno: «No es duradera una dominación cuando se consigue con la espada, en cambio, el agradecimiento de los beneficios es eterno». La geopolítica de las clases dominantes está reflejada en esas palabras: violencia y beneficio.
- Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX con la formación del materialismo histórico que la geopolítica se rompió en dos métodos contrarios: uno, el burgués que prioriza el papel de su Estado, de su ejército, de la geografía y de las comunicaciones tal cual las modifica y crea el capital, etc., rechazando su dialéctica con las contradicciones socioeconómicas, con las luchas de clases y nacionales que ellas provocan; y, otro, el marxista, que integra cualquier problema dentro de la totalidad concreta en el que está objetivamente inserto como subproblema; totalidad concreta que siempre, en última instancia, depende de las contradicciones socioeconómicas y de la lucha de clases entre el capital y el trabajo en su esencia genético-estructural, aunque no parezca ser así en su forma externa, en su singularidad histórico-genética.
- Un ejemplo, el imperialismo llama «invasión criminal» a la intervención especial de Rusia contra el nazismo, contra la nuclearización y guerra biológica, contra la otanización de Ucrania y, también, en defensa de la independencia armada del Donbass y de la reintegración de Crimea en Rusia. La geopolítica burguesa asume las aberrantes doctrinas de «guerra preventiva» y «guerra humanitaria» de 2002 para justificar sus salvajes atrocidades, pero niega el concepto marxista de «guerra justa». Hay un antagonismo ético-moral inconciliable.
- La geopolítica marxista rechaza las aberraciones de «guerra preventiva» y «guerra humanitaria» que expresan la necesidad imperialista de justificar la destrucción de pueblos y civilizaciones en aras del capital; al contrario, afirma que la «guerra justa» en su forma actual de «intervención especial» rusa, expresa su derecho de autodefensa ante la larga y sistemática presión imperialista, derecho que también sale en defensa del pueblo en armas del Donbass y de Crimea atacados por el nazismo.
- Y es que según la lección histórica extraída por la geopolítica marxista y por su teoría de la crisis, las guerras y las violencias estatalmente organizadas, sean imperialistas e injustas o justas y defensivas, son el último método para decidir el resultado de una crisis grave, para decidir si gana el opresor o la oprimida. Según Marx: cuando chocan dos derechos iguales y antagónicos, decide la fuerza. Cuanto mayor sea el grado de inconciliabilidad interna a la lucha y unidad de contrarios, mayor será la violencia del conflicto. Por eso es un deber ético-moral apoyar por todos los medios posibles a las clases y naciones oprimidas.
- La base socioeconómica, el Estado y sus aparatos militares o el poder armado del pueblo trabajador, las tradiciones nacionales y su cultura, la solidez de las conciencias, etc., todo este universo material e inmaterial se convierte en un arma de opresión o de liberación. En el caso de las cuatro guerras interburguesas por la hegemonía en Europa, su resultado definitivo ha terminado con el orden global anterior y ha impuesto otro acorde con las necesidades expansivas de las burguesías más potentes, con más recursos y más alianzas, como intentaremos ver al final.
- La inconciliabilidad entre ambas geopolíticas llega a su culmen en lo relacionado con los recursos energéticos, es decir, desde alimentos, agua y salud, hasta la energía de fusión pasando por la madera, el carbón, el gas, el petróleo, etc., porque sin esa exo-energía no existe la endo-energía que sostiene la fuerza de trabajo animal incluida la humana y sobre todo su pensamiento como la forma más desarrollada de la materia y de la energía. En el capitalismo, la energía es vital para transformar el trabajo vivo en trabajo muerto, en infraestructuras, medios de producción/reproducción y destrucción, mercancías y ganancias, para reproducir las condiciones de producción ampliada del capital.
- Por tanto, cualquier debate sobre la energía es un debate socioeconómico, político, militar, ético-moral, cultural, etc., sobre las formas de propiedad y sobre las relaciones sociales de producción/reproducción y destrucción, distribución y consumo de esa energía. Para el patriarcado, la mujer es la fundamental fuente de energía, y para los clanes, castas y clases dominantes, la propiedad privada de la energía es la base de la productividad del trabajo y de la ley del valor y de la plusvalía.
- No es casualidad que la geopolítica surgiera tras las dos grandes revoluciones burguesas, la holandesa y la inglesa, que vencieron en casi un siglo de guerra por su ventaja energética sobre el imperio español y la monarquía inglesa. Sin esa superioridad energética que se materializaba en superioridad socioeconómica, militar y cultural no se hubiera llegado a la primera reordenación capitalista europea en el Tratado de Westfalia de 1648 bajo la hegemonía británica. El inhumano colonialismo y la salvaje explotación obrera dieron a la burguesía británica la superioridad energético-industrial para vencer a Napoleón tras veinticinco años de guerra hasta volver a imponerse en el Congreso de Viena de 1815, la segunda reordenación de la jerarquía interburguesa.
- El Congreso de Viena creó una especie de pre-OTAN para garantizar el orden burgués en Europa. Ese ejército entró en el Estado español en 1823 para reprimir movilizaciones revolucionarias cada vez más intensas, salvando el orden establecido. El Congreso de Viena se opuso decididamente a los avances democrático-radicales que recorrían Europa y que estallarían en las revoluciones de 1830 pero sobre todo en la de 1848. La expansión colonial europea, reforzada por este Congreso de Viena, fue contestada al poco tiempo por el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 organizado por el Libertador Bolívar y que no era sino un llamamiento a la defensa común del patrimonio material y cultural
- La superioridad británica se basaba también en el carbón y la máquina de vapor, bases energéticas que sustituyeron a la madera, a la fuerza animal, al viento y al agua. La violencia estato-militar fue imprescindible para superar la crisis energética y multiplicar la tasa media de ganancia cuya lógica es la acumulación ampliada. En 1839 – 1842 Gran Bretaña invadió China en la «guerra del opio» para destruirla por dentro mediante esa arma biológica. El Congreso de Viena fue superado por la Comuna de 1871 y por la primera Gran Depresión de1873-1893 que forzó el salto del colonialismo al imperialismo y la introducción del petróleo y poco después de la electricidad. Fue en ese contexto, que, en 1904, H. Mackinder, destacado geopolítico inglés, sostuvo que quien conquistara Eurasia, conquistaría el mundo, y ese mismo año Gran Bretaña firmó un pacto secretó con Japón, siempre escasa de recursos, para atacar a Rusia, cosa que se hizo en 1905.
- La Primera Guerra Mundial lo empeoró todo porque desde 1917 surgió la URSS. Las burguesías no solo tenían que llevar a sus proletarios a la guerra interimperialista para que se mataran en beneficio de ellas, sino que sobre todo tenían que exterminar a la URSS y al socialismo. Estados Unidos, desde 1914, elaboró un plan de balcanización del imperio zarista que se concretó aún más en 1918 cuando catorce potencias que se habían pegado entre ellas hasta hace pocos meses, se unieron para pasar a cuchillo a la URSS. La segunda Gran Depresión de 1929 – 1945 agravó la crisis, lo que explica que en los años treinta y cuarenta el nazi K. Haushofer y el yanqui J.S. Nicholas difundieran la necesidad de apropiarse de Eurasia. Pero Japón había planeado su conquista en 1923 y 1931, cuando invadió Manchuria, atacó a la URSS en 1932 – 1939 y a China en 1937, para extenderse con salvajismo a otros países entre1941-1945.
- En 1922 Hitler explicó sus planes de expansión al Este en la embajada yanqui en Berlín y seis meses antes de la invasión de la URSS esa embajada recibió los planes del ataque de manos del jefe del Alto Estado Mayor nazi. Durante toda la guerra, los empresarios nazis y la burguesía yanqui mantuvieron algo así como una «tregua económica» porque tenían tres objetivos comunes: salir de la segunda Gran Depresión cuando antes, acabar con la URSS y el socialismo y enriquecerse ellas lo más posible. Parece ser que cuando Alemania empezó a obtener petróleo de Venezuela, Estados Unido y Gran Bretaña pensaron en romperla en tres trozos: el norte para Estados Unido, el sur para Gran Bretaña y el centro, la zona menos rica, para una Venezuela empobrecida al máximo.
- En las dos guerras mundiales, las potencias imperialistas explotaron la energía humana y material de sus colonias como carne de cañón, empobreciéndolas aún más. En la Primera Guerra Mundial Gran Bretaña y Estados Unido cercaron energéticamente a Alemania, hundiéndola en el hambre y en la escasez, y en la Segunda Guerra Mundial sucedió otro tanto desde 1943. Una de las razones de su derrota ante la URSS fue su aguda escasez de petróleo. Alemania y Japón, carente también de recursos, saquearon todo lo que pudieron, asesinando por hambre a millones de personas, pero Gran Bretaña exterminó con hambre a centenares de miles de indios para quitarles la comida que necesitaba para sus ejércitos. Mientras tanto, en 1943, los aliados idearon dos vías: una para destruir Alemania y otra para negociar con ella la guerra contra la URSS, llevando a Dinamarca en 1945 las diez mejores divisiones nazis rendidas, proyecto imposible entonces por la fuerza y prestigio del Ejército Rojo y porque el imperialismo temía una oleada revolucionaria en Europa Occidental.
- Así, la tercera reordenación europea, impuesta por Estados Unido en Bretton Wood y en sus acuerdos con la URSS, se realizó mediante la guerra mundial de al menos treinta y un años, desde 1914 a 1945, la más atroz de la historia, guerra que dio un salto en calidad letal con las armas nucleares, bioquímicas, etc. Todo ello hubiera sido imposible sin la industria de la matanza humana y sin la OTAN, creada poco después para destruir la URSS y asegurar el imperialismo energético yanqui. La OTAN reintegró en sus filas a nazifascistas tanto en el Oeste, cuyo caso más conocido es la Red Gladio en Italia, pero integrada en una red europea, como en el Este para combatir a la URSS: desde 1945 armó a la guerrilla nazi ucraniana, que también contaba con la ayuda de la dictadura franquista.
- Para el imperialismo, las necesidades energéticas eran tan acuciantes que se lanzó a controlar en lo posible los recursos del mundo, lo que exigía acabar con la URSS y desarrollar la energía nuclear, sobre todo la militar. Para 1948 – 1949, la OTAN creada entonces tenía otro proyecto, el de bombardear las treinta ciudades más importantes de la URSS, plan que tampoco pudo realizarse. La OTAN ya empezaba a adaptar al presente las lecciones de guerra psicopolítica que se remontan a más de 2.500 años: una red de radios y una guerra cultural imperialista actuaban sin descanso en el Oeste y en el Este.
- Europa había perdido su supremacía económica a finales del siglo XIX superada por Estados Unidos, que reforzó su dominio desde entonces hasta 1945, como se demostró en 1956 cuando obligó a Francia y Gran Bretaña a retirarse del canal de Suez nacionalizado por Nasser. La creación de la Europa del Carbón y el Acero a comienzos de los años cincuenta respondió a la necesidad de autonomía energética, vigilada por Estados Unidos, y a la necesidad de preparar otra invasión de la URSS planificada para 1957, sin repetir el error nazi de 1941. Mientras tanto, en su afán por apropiarse de Eurasia, Estados Unidos pensó en bombardear nuclearmente la frontera entre Corea y China para no perder la guerra de 1950 – 1953.
- La crisis mundial de acumulación de finales de los años sesenta propició como salida la política monetarista y el militarismo, que es mucho más que el mero neoliberalismo. En 1972 el llamado Club de Roma publicó su célebre informe sobre los límites del crecimiento, que demostraba sin mucha profundidad crítica que el capitalismo estaba agotando los recursos finitos; luego otras investigaciones más rigurosas realizadas desde la perspectiva socialista fueron silenciadas por la prensa. Debemos partir de aquí para comprender el objetivo monetarista en lo referente al agotamiento energético.
- El golpe fascista de 1973 contra Chile, con la represión salvaje, dentro del Plan Cóndor contra toda Nuestramérica, coincidiendo con la subida de los precios del crudo y la decisión yanqui de romper la paridad entre el dólar y el oro, agudizó la dependencia energética. El monetarismo se intensificó con la «austeridad presupuestaria» del gobierno socialdemócrata-liberal de la Alemania Federal. La necesidad del saqueo de Eurasia era tal que en 1977 Estados Unidos pensó en la destrucción de 25.000 centros urbanos e industriales soviéticos, aunque murieran 110 millones de personas, así como arrancar Ucrania de la URSS por su importante papel en la Unión. Poco antes Nixon estuvo a punto de lanzar bombas nucleares contra Vietnam para no perder la guerra. Fue en 1973 cuando la OTAN intensificó sus investigaciones psicosomáticas sobre la teledirección de masas, la agresividad inducida, la privación sensorial y el aislamiento, la manipulación genética, las etno-bombas, etc., esfuerzos que le permitirán llegar a la «guerra cognitiva» en 2022.
- Reagan y Thatcher además de ayudar a Irak contra Irán en 1980 – 1988 para más adelante repartirse sus inmensas reservas de petróleo y gas, además de atacar las Malvinas en 1982 para mantener la posesión de sus recursos y su emplazamiento geoestratégico derrotando a Argentina, etc., hicieron que en 1983 la reina Isabel de Inglaterra gravase un discurso televisado anunciando el ataque nuclear a la URSS. El Consenso de Washington de 1989 reforzó ese ataque general que tenía como uno de sus objetivos prioritarios el total saqueo de los recursos energéticos de los pueblos, empezando por la sobreexplotación de la mujer trabajadora y de la infancia.
- La implosión de la URSS en 1989 – 1991 abrió la fase de inicio de la cuarta reordenación del capitalismo europeo, ya bajo el control yanqui. Entre 1914 – 1918, 1944 – 1945 y 1991. El llamado «siglo de la violencia» había sufrido decenas de guerras y causado cientos de millones de muertes provocadas por las contradicciones del capital. Desde los años cincuenta Estados Unidos vigilaba atentamente la «construcción europea», reservándose las palancas fundamentales del poder: energía, trasnacionales, instituciones, moneda y finanzas, tecnociencia, ejército… El Tratado de Maastricht de 1992 fue el marco sociopolítico que reforzaba el poder yanqui sobre Europa.
- La euforia norteamericana era tal que ya en 1991 había atacado Irak y en 1992 pensó en comprar Siberia a un gobierno ruso tan destrozado que permitió a Estados Unidos andar por Rusia como por su casa, mientras se multiplicaba su empobrecimiento. Debemos recordar que en ese 1991 el terrorismo islamista patrocinado por Estados Unidos y sus aliados, comenzó su feroz ataque de una década de duración contra Argelia, siguiendo la estela de Afganistán y anunciando lo que le esperaba a Libia, Siria y otros países. A mediados de los años noventa imperialistas conocedores de la mentalidad rusa avisaron de que cualquier intento de separar Ucrania de la Federación provocaría una dura respuesta, así que la OTAN prometió que no avanzaría sus bases hacia el Este.
- Pero mientras tanto, para 1997 Estados Unidos remodeló su doctrina, sistema, estrategia y tácticas para intensificar su agresión a Eurasia de modo que en 1999 la OTAN pulverizó Yugoslavia y bombardeó «por error» la embajada de China en Belgrado: un «error» que ahora descubre su oculto significado. J. Biden se vanagloriaba de haber ordenado bombardear Belgrado. Clinton afirmó entonces que después de la destrucción de Yugoslavia había que destruir Rusia. Simultáneamente la OTAN devoraba a Hungría, Polonia, Bulgaria, Chequia, Eslovaquia, Rumania, Estonia, Lituania y Letonia.
- En 2001 los «sorpresivos» ataques a las Torres Gemelas organizados por países entonces incondicionalmente fieles a Estados Unidos, como Arabia Saudí y otros, permitieron al Pentágono activar en 2003 el plan de aniquilación de Irak ideado pocos años antes. Recordemos que fue en 2002 cuando Estados Unidos puso en marcha un fallido golpe de Estado contra el gobierno bolivariano de Hugo Chávez e inmediatamente después, volver a la carga con la «guerra petrolera» ganada de nuevo por Venezuela en 2003. En 2004 las presiones internas y externas lograron anular las elecciones democráticas que dieron el gobierno a Yanukovich dispuesto a negociar con Rusia. Existen indicios de que la OTAN pudo estar detrás de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid para justificar los crímenes imperialistas en Irak, Afganistán…
- Estos y otros ataques para apoderarse de recursos se daban en unos años de aparente crecimiento imparable de «nuevo capitalismo» que, según se aseguraba, había superado para siempre sus crisis y contradicciones endógenas. Pero la realidad se impuso de nuevo con el estallido de la tercera Gran Depresión en 2007 que vuelve a agudizarse ahora a pesar de sus altibajos. En lo que nos interesa aquí, la geopolítica del crudo, una de las soluciones inmediatas tomadas por el imperialismo fue cercar más a Rusia con la entrada en la OTAN de Croacia y Albania en 2009, mientras que servicios de inteligencia advertían en 2010 que para 2030 no estaría garantizada la independencia energética de la Unión Europea.
- En ese mismo año de 2010 se celebró en Lisboa la Cumbre de la OTAN que decidió que la Alianza pasase de ser un organismo europeo a otro de «seguridad global» para «proteger» al mundo entero, es decir la propiedad de las fuerzas productivas en manos de Estados Unidos y de la Unión Europea. Entre sus nuevos objetivos destacaban los relacionados con la escasez de recursos, lo que exigía integrar «instrumentos civiles» coordinados con los militares y políticos. Siempre ha habido «civiles» en la OTAN, desde terroristas nazis hasta científicos e intelectuales, pero ahora se asume oficialmente que la llamada «sociedad civil» también debe estar integrada en el militarismo imperialista, desde la judicatura y la represión, hasta la prensa, pasando por el sistema educativo.
- La destrucción de Libia y la intensificación del ataque a Siria en 2011 muestran la efectividad de la Cumbre de Lisboa como quedó confirmado casi en el acto cuando otro estudio de la inteligencia norteamericana advertía que para 2030 China sería la primera potencia mundial. En 2012 Obama aseguró a militares y empresarios que Estados Unidos seguiría siendo la primera potencia en vez de China. Todo lo cual explica el golpe de Estado reaccionario de 2014 en Ucrania para acelerar su futura entrada en la OTAN y para saquear más intensamente sus recursos, poder que se reforzó con la organización de Montenegro en ese mismo año.
- Siguiendo el plan de Obama de 2012 y de la Cumbre de Lisboa de 2010, en 2015 Venezuela fue declara «peligro nacional» para Estados Unidos y en 2016 Colombia inició el trámite para entrar en la OTAN, cosa oficialmente realizada en 2018. Estados Unidos se fue preparando para concentrar el 60% de sus fuerzas navales y para implicar a más aliados en el dominio del Pacífico para asfixiar a China, Corea y Rusia con la alianza AUKUS entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia y la militarización japonesa. También se empezó a diseñar la entrada de Marruecos en el eje Atlántico-Gibraltar-Mediterráneo con el apoyo total de Israel y de la segunda traición histórica del Estado español al pueblo saharaui, sacrificado en aras de la «democracia occidental».
- Europa ha sido incapaz de crear una estrategia energética común: fracasó en 1973, fracasó en las dos guerras contra Irak, fracasó en la guerra contra Yugoslavia, fracasó en la destrucción de Libia y en el ataque a Siria de 2011, fracaso después de Crimea en 2014, hasta ahora… Su obediencia y dependencia de Estados Unidos le frena todo intento de cierta unificación. El caso humillante de su pasividad en las negociaciones de Viena sobre el acuerdo con Irán es un ejemplo que explica que ahora mismo la Unión Europea tenga un déficit diario de 1,6 millones de barriles de crudo y un déficit energético total del 50%, lo que explica que ahora Estados Unidos obtenga ganancias extraordinarias con la venta de su petróleo.
- La operación especial rusa en Ucrania podría provocar una subida del precio del barril hasta 300 dólares estadounidenses lo que sería terrible para la Unión Europea y de rebote para Estados Unidos, a esto hay que unir el aumento de los costos de los alimentos, de los fertilizantes, de la electricidad y de la luz, la inflación imparable y el aumento de la deuda pública… Además, hace años, Estados Unidos empezó a negociar con Marruecos su lenta integración en el eje logístico que termina en Israel. La opresión del pueblo saharaui por Marruecos con el apoyo de la OTAN, España e Israel, antesala de una posible guerra con Argelia, empeoran el panorama europeo. Argelia exporta mucho gas al sur de Europa que de no llegar aumentará aún más su dependencia de Estados Unidos.
- Estados Unidos tiene ahora 3,5 millones de puestos de trabajo menos del total que hubiera tenido en el caso de no haber existido la pandemia. Esta sola cifra es suficiente para apreciar la crisis que va ahondándose en Estados Unidos, dejando de lado su pérdida de industria, el deterioro de su infraestructura, su crisis sanitaria y de opiáceos, la creciente resistencia de los pueblos al imperialismo, su deuda gigante que es la mayor del mundo rondando los 30 billones de dólares estadounidenses que no puede pagar. Las reservas de Estados Unidos para pagar importaciones no le llegan a tres meses y en cuanto al petróleo para seis años, comparados con los casi diecinueve meses para importaciones y 61 años para el petróleo de Rusia, China tiene reservas para importaciones durante casi quince años.
- El imperialismo se debilita por la tendencia a la baja de la tasa media mundial de beneficios que en 1967 era del 10,3% y se ha desplomado al 6,8% en 2019, y otro estudio muestra que la tasa media de ganancia mundial está 3% por debajo de la de finales de 2019. Uno de los mayores peligros que tiene Estados Unidos es que el dólar está dejando de ser la moneda de referencia mundial, y con ella la libra y a menor escala el euro. Las decisiones de cada vez más Estados de hacer sus transacciones en yuanes, en rublos y en otras monedas, el petroyuan anunciado en 2017, la decisión de marzo de 2022 de crear un sistema financiero internacional al margen del imperialista, etc., quita el sueño a Estados Unidos, que en respuesta va a crear su propia criptomoneda avalada por la FED.
- El retroceso yanqui tiende a acelerarse por varias razones, entre las que destacan: una, los efectos devastadores de la Covid-19 que sigue incontrolable y que en Estados Unidos se ha intensificado con la aparición de una nueva variante más contagiosa y peligrosa; dos, el agotamiento de recursos vitales cada vez más escasos y caros, la inflación y el peligro de estanflación; tres, la posibilidad de una crisis financiera porque la autodefensa rusa ha agudizado la inestabilidad económica que era la más alta desde marzo de 2020; cuatro, los efectos de la crisis socioecológica que se aproxima a la sexta extinción de la vida; y, cinco, el avance de la lucha de clases, del fascismo y de las posibilidades de que las guerras regionales salten a una guerra más amplia con arsenal nuclear y bioquímico tácticos, y de ahí a la incontrolable Tercera Guerra Mundial.
- Estados Unidos necesita monopolizar la energía y especialmente el crudo para mantener el petrodólar. Para ello controla de muchos modos el grueso de la extracción, tratamiento y distribución del crudo. Le es vital dominar los cinco grandes embudos que pueden cortar sus flujos: el estrecho de Malaca ve pasar el 80% de los hidrocarburos y buena parte de los recursos chinos. Por tanto, hay que atacar a China, hacer la «OTAN asiática» que es más que el AUKUS con Australia y otros países. Impulsar la remilitarización de Japón y asegurar Corea del Sur, boicotear la Ruta de la Seda, etc. También hay que atacar a Irán en todos los sentidos para que Estados Unidos asegure el control del estrecho de Ormuz por el que transita el 20% del crudo mundial. Hay que controlar el estrecho de Adén destruyendo Yemen, etc.; poseer el canal de Panamá e impedir que se construya el de Nicaragua…
- El imperialismo y algunos países asiáticos, controlan el 71% del refinado del crudo, es decir, tienen en sus manos el poder de asfixiar la economía mundial. Estados Unidos tiene casi el 26% de las refinerías del mundo con una capacidad que iguala la suma de la los ochos países que le siguen. Igual sucede con los puertos que canalizan estos recursos: Estados Unidos tiene algo más del 19% del total, superando a la suma de los dos siguientes en la lista con el 13% del total. Estados Unidos tiene el 27,5% de las instalaciones más modernas, muy por delante del 8,5% de los puertos de Oriente Medio, y del 8% de los de China y Japón.
- El imperialismo posee el oleoducto Tiflis-Bakú desde el mar Caspio al Mediterráneo, con un claro contenido político-militar de aislamiento y cerco a Rusia en su frontera sur porque establece una alianza entre Israel, Turquía, Georgia y Azerbaiyán. Israel se refuerza aún más con el oleoducto submarino en construcción que le une a Turquía. El oleoducto que recorre transversalmente Israel entre el puerto de Eilat en el Mar Rojo y el puerto de Ashkelon en el Mediterráneo, garantiza que en caso de cierre del canal de Suez pueda mantenerse abierto otro sistema de transporte.
- La estructura energética descansa sobre ese casi 83% de energía fósil, petróleo, carbón y gas, energía altamente contaminante, quedando el 17% para la hidroeléctrica, renovable y nuclear. El imperialismo intenta controlar esta estructura con un enorme ejército, con la OTAN y otras alianzas, con las más de 750 bases militares oficialmente reconocidas, con las de otros países subimperialistas, con las instituciones político-financieras que materializan los embargos y bloqueos contra muchos pueblos, con la propaganda y con la casta intelectual y académica, etc. El capital conoce al dedillo la incuestionable razón científica sobre el agotamiento de los recursos y la sexta extinción, sobre el calentamiento global, sobre la creciente inseguridad alimentaria y sanitaria, etc. Conoce las tesis del colapsismo y del decrecimiento, las razones de la «dictadura eco-leninista», del ecologismo antiimperialista, del eco-socialismo, del eco-comunismo, etc.
- El capital occidental sabe que como en las grandes crisis y en las dos grandes depresiones anteriores, solo puede salir de esta tercera mediante la destrucción masiva e inmisericorde de millones de seres humanos y de otras fuerzas productivas, pero por ahora tiene miedo al holocausto nuclear, al Armagedón, que sería la justa respuesta desesperada de los pueblos que no quieren seguir esclavizados por Occidente. Para prepararse, el imperialismo lleva años alienando y militarizando Occidente con racismo, machismo, nazifascismo: un sondeo sugiere que un tercio de la población de Estados Unidos apoya la guerra contra Rusia en Ucrania, aunque lleve a la guerra nuclear. Necesita fanáticos y otros irracionales y los está fabricando: en 2020 Macedonia del Norte entra en la OTAN y a comienzos de 2021 el imperialismo lo propuso a México, que se ha negado.
- Ucrania sufre un gobierno golpista desde 2014, organizado por la CIA y su ONG United Action Centre (UAC), y apoyado por el nazismo, movimiento al que el ministro de Interior del país definió como «la base de la democracia», pero ya sufrió en 2004 un severo corte en el sistema democrático al conseguir las fuerzas reaccionarias anular la decisión mayoritaria de la población. Luego, al poco de llegar al gobierno en unas elecciones con más un 50% de abstención y con gran parte de la oposición ilegalizada, Zelenski ahondó las prohibiciones. Para la mitad de 2021 su popularidad había bajado al 23% por no combatir la corrupción, por salir a la luz los millones de dólares que tenía en paraísos fiscales, como por su derechismo extremo. Ucrania reprime con dureza a las izquierdas y aplica leyes racistas a los ucranianos de origen eslavo, húngaro, gitano y de otras etnias no indoeuropeas. En agosto de 2021 hubo una reunión de la OTAN y de otros dieciséis países en Kiev, en la que se exigió a Rusia la entrega de Crimea a Ucrania.
- Ucrania hace lo imposible para entrar en la OTAN o para que tener bases yanquis y de otros miembros. Albergó una cárcel secreta yanqui de tortura y los laboratorios de armas biológicas recibieron al menos 32 millones de dólares estadounidenses de Estados Unidos. Los misiles nucleares lanzados desde Ucrania tardarían 5 – 7 minutos en pulverizar Minsk, Moscú y otras ciudades e instalaciones de Rusia y Bielorrusia. Hasta mediados de marzo, de los 20.000 mercenarios de 52 países traslados por la OTAN, el 53,7% proceden de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá, el 6,8% de Alemania y no menos de 450 son islamistas llevados desde Siria por Estados Unidos. Ucrania es hoy el núcleo de formación del «nuevo» fascismo mundial.
- Ucrania tiene reservas de petróleo, gas y minerales, pero lo importante es que ella y Rusia exportan el 28% del trigo mundial, así como otros productos. Según aumenta la inseguridad alimentaria mundial, las fértiles tierras negras ucranianas son más apetecidas por la agroindustria imperialista. Rusia posee un tercio de las reservas del planeta: petróleo, gas, minerales escasos, madera, agua, tierras cultivables, biodiversidad. El deshielo del Océano Ártico permite acortar el transporte marítimo y buscar nuevos recursos explotables, incluida la pesca. Por ejemplo, con respecto al gas Alemania compra a Rusia el 55%, Italia el 29,2% y Países Bajos el 15,7%. El 26,9% del petróleo, el 45,3% del gas y el 46,7% del carbón que consume Europa provienen de Rusia, poseer estos recursos pondría a la Unión Europea por delante de Estados Unidos, cosa que Washington no permitirá.
- Aunque el petróleo ruso contiene mucho azufre, lo que exige una mayor inversión para su destilado, tiene otras cualidades que aconsejan su explotación y por eso produce alrededor de 6 millones de barriles diarios, de los cuales 2,5 millones van a la Unión Europea pasando por Bielorrusia, y a China le vende alrededor de 1,6 millones. Estas y otras ventas le supusieron a Rusia una entrada de 110.000 millones de dólares estadounidenses en 2021, lo que, sumado a las ganancias del gas y de otros materiales, bienes y productos, permite a Rusia almacenar una reserva de divisas considerable: la cuarta más grande del mundo tras China, Japón y Suecia. Rusia ha ido comprando oro para aumentar su independencia económica.
- Desde 2000, Putin empezó a limitar la corrupción oligárquica como una de las bases para avanzar más adelante en otras reformas en las que no podemos extendernos ahora. Desde 2014, racionalizó el gasto público con inversiones sostenibles gracias a las divisas obtenidas con un precio de 44,2 dólares estadounidenses barril. Entre 2021 y ahora el precio ha subido de 65 a 123 dólares estadounidenses lo que nos da una idea de la capacidad de ahorro ruso, ahorro que aumentará en la medida que siga subiendo hasta esos astronómicos 300 dólares estadounidenses que ya se empiezan a barajar como posibles. El precio del gas ha subido de 20 – 200 dólares estadounidenses. Rusia tiene un presupuesto para 2022 de 22,69 billones de rublos, y el crudo y el gas suponen el 38% del presupuesto.
- Ante esa independencia económica rusa, reforzada con sus grandes alianzas estratégicas, el imperialismo solo puede atacarle con cuatro grandes armas, dejando de lado otras menores: masificar la guerra económica, expulsarle del SWIFT, del FMI y BM, rebajar su participación en la OMC, dejar de importar hierro y acero ruso, no invertir en el la industria energética rusa…; intentar aislarla rompiendo esas alianzas, prolongar la guerra y provocar tensiones internas para debilitar su voluntad de lucha y, si es posible, acabar con Putin y sobre todo impedir que los comunistas lleguen al gobierno.
- El imperialismo sabe que solo puede balcanizar Rusia según los planes de 1914 – 1918, si acaba con Putin y especialmente con los comunistas, la segunda fuerza electoral al alza, pero con más poder social del que refleja el parlamento. Para ello debe imponer el hambre y la desesperación en el pueblo para que este eche a Putin y en vez de seguir impulsando a los comunistas y a las izquierdas apoye a la minoritaria burguesía dispuesta a ser la Quisling que trocee el país y lo sobreexplote en beneficio de Estados Unidos y de la Unión Europea. La lucha de clases también existe en la actual Rusia.
- La por ahora minoritaria burguesía-Quisling sabe que no tiene futuro en Eurasia porque allí su enorme corrupción está mucho menos tolerada que en Occidente, y la Quisling es la pura podredumbre vende-patria como se vio en los años noventa. Por esto, la creciente amenaza europea de desconectarse definitivamente de Rusia produce pánico en la Quisling que sabe que su existencia como fracción burguesa depende de desplazar a Putin, pero sobre todo del aplastamiento de las izquierdas, masacre que hará nada más llegar al gobierno, como lo hizo Zelensky en Ucrania.
- Para hundir en la miseria al pueblo ruso obligándole a claudicar, la OTAN debe derrotarlo en Ucrania y a la vez prestar especial atención a la vital red de oleoductos que Rusia ha ido creando o que tiene en preparación para asegurar el trasiego de crudo del Este al Oeste, que aseguran buena parte de ese 38% de ingresos del PIB. Samara ubicada en el Volga al suroeste de Rusia es el centro de partida de tres de los cuatro oleoductos que por diferentes vías confluyen en Europa Occidental; el cuarto oleoducto une Kazajistán con Europa tras pasar por Rusia y Bielorrusia.
- La provocación de guerras, sublevaciones reaccionarias, chantajes que obliguen a los Estados a romper sus alianzas con Rusia para controlar esos oleoductos, reducir el volumen de trasiego o cortarlo totalmente… es una obsesión de la OTAN como se ha visto en el ataque de Azerbaiyán a Armenia y en los fallidos intentos contra Bielorrusia y Kazajistán. El pacto gasístico de febrero de 2022 entre Rusia y China no resta valor a la red de oleoductos, sino que mete más presión al imperialismo porque el pacto ruso-chino multiplica la fuerza de Eurasia: cerrar esos oleoductos es reforzar el frente sur de Rusia para crear bases de ataques terroristas islámicos a la espera de ver la evolución de los acontecimientos.
- En marzo de 2022 la Unión Europea ha aprobado su primer plan de defensa con un contingente inicial de 5.000 soldados, llamado «Brújula Estratégica», que actuará «junto con la OTAN». Desde hace un tiempo se concretaban planes para crear una «brigada europea» bajo la presión de Francia que apenas puede mantenerse en África y de Alemania que necesita atar en corto el avance nazi en su ejército y policía, y de otros Estados menores.
- En junio de 2022 va a tener lugar en Madrid otra Cumbre de la OTAN que, sin duda, va a reforzar la línea tomada en Lisboa en 2010, marcando el norte que guía a la «Brújula Estratégica» europea. La militarización de la sociedad burguesa viene impuesta por la ciega e irracional lógica de la acumulación ampliada del capital: según las contradicciones internas incrementan las trabas que frenan esa acumulación, el Estado como forma política del capital y la OTAN como forma militar del imperialismo, endurecen y amplían las represiones múltiples que son hoy más amplias que hace setenta y tres años cuando se creó la OTAN.
- El euroimperialismo de la «Brújula Estratégica» es parte del imperialismo liderado por Estados Unidos, y la OTAN es el puño acorazado de la «mano invisible» del mercado capitalista. Acabar con la OTAN es imposible si no se combate a Estados Unidos y a la Unión Europea.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 21 de marzo de 2022