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Nues­tras for­mas de pro­pie­dad y la bata­lla ideológica

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Refle­xio­na Noam Chomsky, que en el capi­ta­lis­mo hege­mó­ni­co, «la téc­ni­ca de la pri­va­ti­za­ción» es cor­tar el pre­su­pues­to «para ase­gu­rar­se que las cosas no fun­cio­nen, la gen­te se moles­ta, y se usa como excu­sa para pasar­lo a manos del capi­tal pri­va­do». Hay que ver más allá del con­tex­to de sus pala­bras y bus­car en ese aná­li­sis cla­ves de si, en nues­tro con­tex­to pro­pio, nos la están apli­can­do, y nos la apli­ca­mos noso­tros mis­mo. A pesar de los tér­mi­nos cla­ros de nues­tra cons­ti­tu­ción, y del dis­cur­so cla­ro de la direc­ción par­ti­dis­ta y el esta­do, en tér­mi­nos de que la coexis­ten­cia de las dife­ren­tes for­ma de pro­pie­dad, todas pro­te­gi­das, pero que legis­la o insis­te que los medios fun­da­men­ta­les de pro­duc­ción deben ser de pro­pie­dad social, hay un dis­cur­so ideo­ló­gi­co, dis­fra­za­do de un supues­to prag­ma­tis­mo, que hace ver lo pri­va­do como úni­co esla­bón real­men­te sal­va­dor de la eco­no­mía del país.

Des­de ese dis­cur­so, esen­cial­men­te ideo­ló­gi­co, aun­que no le gus­te que se lo seña­len, se hacen en la prác­ti­ca muchas cosas para que lo social, inclu­yen­do en ello lo esta­tal, no fun­cio­ne y lue­go venir con­que la solu­ción es bus­car la varian­te pri­va­da. Y ese dis­cur­so cala con no poca fre­cuen­cia en nues­tros medios de comu­ni­ca­ción, don­de, sal­vo a las refe­ren­cias (obli­ga­das) a los diri­gen­tes del esta­do y del par­ti­do, en pri­mer lugar el Pri­mer Secre­ta­rio y Pre­si­den­te, lo repro­du­cen acrí­ti­ca­men­te de las for­mas más disímiles.

Se mono­po­li­za la pala­bra empren­de­dor para el sec­tor pri­va­do, exclu­yen­do la capa­ci­dad empren­de­do­ra de la empre­sa esta­tal (¿se quie­re algo más empren­de­dor que Bio­Cu­ba­Far­ma, o las, en estos momen­tos, cons­tan­tes ini­cia­ti­vas del sec­tor esta­tal ener­gé­ti­co del país?). Un joven que inno­va des­de su empre­sa esta­tal no se ve como un empren­de­dor, un cien­tí­fi­co, o un pro­fe­sor que inno­va des­de los espa­cios de inter­fa­ce que se van crean­do en las uni­ver­si­da­des no se le asu­me como empren­de­dor. Insis­ti­mos en lo nega­ti­vo de lo social y cubri­mos con el man­to de lo per­do­na­ble las prác­ti­cas noci­vas que se van dan­do des­de lo pri­va­do. Pone­mos cons­tan­te­men­te ejem­plos de lo esta­tal fun­cio­nan­do mal, y de lo pri­va­do una mara­vi­lla. Lla­ma­mos empren­de­do­res a los pri­va­dos, pero la enti­dad esta­tal nun­ca es iden­ti­fi­ca­da como empren­de­do­ra. Iden­ti­fi­ca­mos MPYME con lo pri­va­do y des­te­rra­mos del ima­gi­na­rio social la MPYME estatal.

En ese cala­do de un nue­vo ima­gi­na­rio que bus­ca tota­li­zar­se como sen­ti­do común, le pedi­mos fis­ca­li­za­ción al sec­tor esta­tal, pero si se tra­ta de fis­ca­li­zar al pri­va­do lo denun­cia­mos como tra­bas y fre­nos. Se pre­ten­de por algu­nos que se asu­ma que es váli­do que el pro­pó­si­to de lo pri­va­do sea el enri­que­ci­mien­to de sus pro­pie­ta­rios al mar­gen del apor­te social y eco­nó­mi­co de su acti­vi­dad, y esa regla del jue­go se natu­ra­li­za como «lógi­ca». No se quie­re que se dis­cu­ta el pro­ce­so de mer­cha­chi­fleo de una par­te impor­tan­te de los acto­res pri­va­dos, que basan el éxi­to de sus pro­yec­tos sobre la base de la espe­cu­la­ción, la ile­ga­li­dad y el apor­te nulo a la trans­for­ma­ción pro­duc­ti­va, en tér­mi­nos mate­ria­les y de ser­vi­cios, o sim­bó­li­cos, de la eco­no­mía nacio­nal. Los tri­bu­tos son pre­sen­ta­dos como agre­sio­nes y no como apor­te social, y la car­ga inmo­ral se tras­la­da cul­tu­ral­men­te al esta­do, que exi­ge el cum­pli­mien­to de las obli­ga­cio­nes fis­ca­les, y no al que las elu­de con tram­pas. Se ven­de la idea de que la ile­ga­li­dad es un esta­do de cosas nece­sa­rio del nego­cio pri­va­do si ha de sobre­vi­vir y properar.

No pocas veces en nues­tra tele­vi­sión nacio­nal, se ha exi­gi­do que lo esta­tal atem­pe­re sus pre­cios a los cos­tos de su pro­duc­ción, y a la vez, pre­sen­ta­mos la aco­ta­ción de pre­cios a lo pri­va­do como una tra­ba a las fuer­zas pro­duc­ti­vas. Nos escan­da­li­zan los pre­cios de los pro­duc­tos ven­di­dos en las tien­das, pero no nos escan­da­li­za la prác­ti­ca de pre­ten­der már­ge­nes de ganan­cias, en lo pri­va­do, que en muchos casos sobre­pa­sa el 100%. Hace­mos silen­cio con que las enti­da­des esta­ta­les se rigen por un mer­ca­do cam­bia­rio legal, que los pone en des­ven­ta­ja fren­te al pri­va­do que no deja de acu­dir al mer­ca­do cam­bia­rio ile­gal que les favorece.

Pero sea­mos hones­tos, a ese dis­cur­so ideo­ló­gi­co con­tri­bu­yen en pri­mer lugar nues­tros pro­pios erro­res y tum­bos. Dice un ada­gio que no acha­que­mos a la mal­dad lo que pue­de expli­car­se con la inca­pa­ci­dad. Nada ali­men­ta mejor ese dis­cur­so tota­li­za­dor de lo pri­va­do que la per­sis­ten­cia de una for­ma de orga­ni­za­ción eco­nó­mi­ca que es la res­pon­sa­ble prin­ci­pal de las pro­pias inefi­cien­cias de la ges­tión estatal.

Fren­te a los pro­ble­mas reales en la ges­tión de muchos pro­ce­sos socia­les y eco­nó­mi­cos, no nos reman­ga­mos la cami­sa o la blu­sa para bus­car solu­cio­nes crea­ti­vas den­tro de lo social, sino que, con faci­lis­mo, pone­mos como solu­ción la opción de cam­biar para per­mi­tir MPYMES pri­va­das. Nos han con­ven­ci­do, y nos hemos con­ven­ci­do, de que lo pri­va­do es la solu­ción de los pro­ble­mas y con ese man­tra nos des­ar­man ideo­ló­gi­ca­men­te y nos con­di­cio­nan un com­ple­jo de infe­rio­ri­dad. Pro­po­ner solu­cio­nes basa­do en lo social es vis­to como anatema.

La res­pon­sa­bi­li­dad de eso es nues­tra y esen­cial­men­te nues­tra. Con inde­pen­den­cia del asal­to ideo­ló­gi­co des­de la hege­mo­nía capi­ta­lis­ta mun­dial, hemos erra­do tan­to en la con­duc­ción eco­nó­mi­ca, hemos impro­vi­sa­do tan­to, hemos tra­ba­do tan­to, que nos hemos crea­do la tram­pa ideo­ló­gi­ca per­fec­ta. Noso­tros mis­mos hemos logra­do que en amplios sec­to­res socia­les, no se crea en que se pue­dan hallar solu­cio­nes des­de la pro­pie­dad social, que es más, pero inclu­ye lo esta­tal. Nos toca des­ar­mar, en la reali­dad, esa tram­pa que nos hemos hecho.

Añá­da­se­le que no pro­mo­ve­mos las coope­ra­ti­vas y den­tro de ellas, las for­mas comu­ni­ta­rias, como for­ma de pro­pie­dad social no esta­tal. Estig­ma­ti­za­da por defor­ma­cio­nes en su imple­men­ta­ción, lo coope­ra­ti­vo, fue­ra de la agri­cul­tu­ra, per­ma­ne­ce casi como una opción sumer­gi­da aún cuan­do apa­re­ce en las leyes apro­ba­das. Pro­mo­vi­da des­de el esta­do, las MPYME esta­ta­les ter­mi­nan sien­do pro­pues­tas como meras exten­sio­nes de la pro­pie­dad esta­ti­za­da, cuan­do debe­rían ser otra cosa. Tam­po­co ampa­ra­mos estas for­mas de pro­pie­dad coope­ra­ti­va, legal e ideo­ló­gi­ca­men­te, de for­ma indi­vi­dua­li­za­da, por ser mucho más vul­ne­ra­bles en el con­tex­to actual.

Y creo que se me entien­da, no se tra­ta de estig­ma­ti­zar la con­vi­ven­cia de dife­ren­tes for­mas de pro­pie­dad en las con­di­cio­nes actua­les y con­cre­tas de Cuba. La pro­pie­dad pri­va­da tie­ne una fun­ción que rea­li­zar, irrem­pla­za­ble en el con­tex­to actual, en tér­mi­nos de la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca del país, en la crea­ción de empleos, en la com­ple­men­ta­ria­dad de pro­ce­sos fun­da­men­ta­les de la eco­no­mía nacio­nal, en pro­ce­sos pro­duc­ti­vos no fun­da­men­ta­les, en la crea­cion y ges­tión de servicios.

De lo que se tra­ta es de que cada for­ma de pro­pie­dad tie­ne su espa­cio en nues­tra eco­no­mía, pero ese espa­cio no se lo damos en el dis­cur­so ideo­ló­gi­co y cul­tu­ral, más allá del dis­cur­so ofi­cial, fue­ra del cual cons­tan­te­men­te, enfá­ti­za­mos que lo efi­cien­te es sinó­ni­mo de pri­va­do, que lo empren­de­dor es sinó­ni­mo de pri­va­do. Bajo esa pre­mi­sa cul­tu­ral, damos por sen­ta­do que es un caso per­di­do bus­car efi­cien­cia en lo socia­li­za­do y se tra­ta de ir pasán­do­lo todo a for­mas pri­va­das. Es un dis­cur­so hege­mó­ni­co que vie­ne des­de afue­ra, pero está ati­za­do por nues­tras pro­pias deficiencias.

Detrás de la idea de que todas las for­mas de pro­pie­dad deben tener el mis­mo nivel de apo­yo hay un enga­ño que nos pode­mos com­prar pero no por eso deja de ser ilusorio.

En las con­di­cio­nes con­cre­tas de Cuba, la pro­pie­dad esta­tal tie­ne el apo­yo, en los hechos, del esta­do, pero las for­mas de pro­pie­dad pri­va­da tie­nen un apo­yo que pro­vie­ne indi­rec­ta­men­te del esta­do, ya sea por meca­nis­mos finan­cie­ros que les favo­re­cen, o a tra­vés de la eco­no­mía sumer­gi­da o ile­gal, y tam­bién vie­ne de un capi­tal de inver­sión que se ges­ta des­de afue­ra y entra, de for­ma más o menos no super­vi­sa­da. Esto últi­mo no es una crí­ti­ca, es una reali­dad. No pre­ten­de estig­ma­ti­zar esa inver­sión, que es nece­sa­ria para la eco­no­mía nacio­nal, solo cons­tan­ta el hecho de que ocu­rre y pro­ba­ble­men­te deba aumentar.

Lue­go, no hay sime­tría, aun­que legal­men­te se igua­len, entre las dife­ren­tes for­mas de pro­pie­dad, ni las debe haber.

Aqui el hijo huér­fano, siguen sien­do las otras for­mas de pro­pie­dad social como la coope­ra­ti­va y den­tro de ella, la comu­ni­ta­ria. Ellas, en este con­tex­to, han sido las menos favo­re­ci­das en la prác­ti­ca, no solo con­cre­ta, sino ideo­ló­gi­ca­men­te. Si habla­mos en tér­mi­nos ideo­ló­gi­cos, hoy el énfa­sis es en lo privado.

El pro­pio hecho de que toda crí­ti­ca a este esta­do de cosas se asu­ma como un ata­que a la pro­pie­dad pri­va­da, habla de como ha cala­do, el dis­cur­so hege­mó­ni­co en la socie­dad. Con­tra­rio al impe­ran­te dog­ma­tis­mo de pre­sen­tar a la pro­pie­dad pri­va­da como la úni­ca for­ma efi­cien­te de mane­jar lo eco­nó­mi­co, la prác­ti­ca his­tó­ri­ca nos dice de la ilu­sión de esa cons­truc­ción ideo­ló­gi­ca, que par­te de los pre­cep­tos más que demos­tra­dos reac­cio­na­rios des­de ya hace siglos, del «dejar hacer» del libe­ra­lis­mo clá­si­co, y exa­cer­ba­dos en el neo­li­be­ra­lis­mo. Ideas neo­li­be­ra­les que des­de el 2008 están en fran­co retro­ce­so. Ya que­dan pocos ideó­lo­gos del capi­ta­lis­mo mun­dial que se atre­van a pro­cla­mar­se segui­do­res de Mil­ton y sus chicos.

Pero en bus­ca de la efi­cien­cia eco­nó­mi­ca, abso­lu­ti­zan­do «las armas mella­das del capi­ta­lis­mo», sin aná­li­sis crí­ti­co y extra­po­lán­do­lo a todos los ámbi­tos de la repro­duc­ción eco­nó­mi­ca y social, no vamos a salir del ato­lla­de­ro sien­do más socia­lis­tas, que es decir, satis­fa­cien­do mejor las nece­si­da­des de todos y crean­do un hori­zon­te colec­ti­vo de lucha y de sociedad.

La pro­pie­dad pri­va­da en lo eco­nó­mi­co, que impli­que la con­tra­ta­ción de fuer­za de tra­ba­jo asa­la­ria­da, crea des­igual­da­des socia­les, y crea cla­ses aso­cia­das a ellas, en pri­mer lugar, entre los pro­pie­ta­rios y los emplea­dos. Dar­le la espal­da a esa reali­dad es pecar de ingé­nuos. Acep­tar­lo en las actua­les reglas del jue­go, en bus­ca de sal­var el pro­yec­to socia­lis­ta que nave­ga en aguas pro­fun­das de un capi­ta­lis­mo glo­bal, es una nece­si­dad y pue­de ser un motor impor­tan­te de la eco­no­mía nacio­nal. Pero tene­mos el deber de estu­diar a fon­do el fenó­meno en que esta­mos inmer­sos, para saber los lími­tes per­mi­si­bles de lo que hace­mos, antes de cru­zar la línea que des­em­bo­que en rever­tir el sis­te­ma socio­eco­nó­mi­co que tene­mos hacia el capi­ta­lis­mo puro y duro.

Y como la pro­pie­dad pri­va­da con tra­ba­jo asa­la­ria­do crea cla­ses, tam­bién crea los inte­lec­tua­les orgá­ni­cos aso­cia­dos a ellas, que la defen­de­rán, la mayo­ría, al prin­ci­pio, incons­cien­te­men­te, pero lue­go con ple­na con­cien­cia de si mis­mos. Inten­ta­rán pujar por sus pro­pias aso­cia­cio­nes, sus pro­pios ins­tru­men­tos de comu­ni­ca­ción, y sus pro­pios espa­cios de acción polí­ti­ca. La con­cien­cia social la deter­mi­na el ser social, y no viceversa.

Los dis­cur­sos vic­ti­mi­za­do­res que se sus­ci­tan cons­tan­te­men­te, pre­sen­tan­do a lo pri­va­do como el suje­to vic­ti­ma de la agre­sión dog­má­ti­ca, es solo una aris­ta de esa defen­sa, des­de lo que ya va cons­ti­tu­yén­do­se como orgá­ni­co en tér­mi­nos inte­lec­tua­les. En el fon­do, fren­te a la vul­ne­ra­bi­li­dad que aún per­ci­ben, lo que tra­tan es de blin­dar­se de un deba­te fron­tal­men­te ideo­ló­gi­co en que con­si­de­ran, aún no tie­nen el balan­ce de fuer­zas para sostenerlo.

En nues­tra socie­dad, el ejer­ci­cio al que nos hemos abo­ca­do es man­te­ner el ines­ta­ble equi­li­brio de per­mi­tir for­mas de pro­pie­dad pri­va­da con tra­ba­jo asa­la­ria­do, que no son otra cosa que for­mas capi­ta­lis­tas den­tro de nues­tra socie­dad, por nece­sa­rios y úti­les, a la vez que la hege­mo­nía socia­lis­ta de la pro­pie­dad, impi­da las con­di­cio­nes que logren hacer, que la repro­duc­ción amplia­da de esas for­mas pri­va­das tomen al sis­te­ma des­de adentro.

Eso se logra solo, man­te­nien­do que la pro­pie­dad socia­lis­ta sea abru­ma­do­ra­men­te la hege­mó­ni­ca en nues­tra socie­dad. Mien­tras siga­mos dan­do tum­bos, erran­do, impro­vi­san­do en esa mane­ra de ges­tio­nar la pro­pie­dad colec­ti­va que la hagan inefi­caz, mien­tras no la amplie­mos de mane­ra deci­di­da a otras for­mas como la coope­ra­ti­va y den­tro de ella, la comu­ni­ta­ria, más esta­re­mos afian­zan­do el dog­ma ideo­ló­gi­co de que es la pro­pie­dad pri­va­da la úni­ca for­ma de ges­tión efi­cien­te de la economía.

¿Quie­re esto decir que el pro­pie­ta­rio de un nego­cio pri­va­do con tra­ba­jo asa­la­ria­do es un enemi­go real o poten­cial? No, no quie­re decir eso. Lo que se argu­men­ta es que, pre­ci­sa­men­te, el tener una eco­no­mía socia­lis­ta efi­cien­te, es el mejor antí­do­to para evi­tar que ese pro­pie­ta­rio se con­vier­ta en cla­se con con­cien­cia anta­gó­ni­ca de sí mis­mo, que actúe como agen­te polí­ti­co de res­tau­ra­ción. Man­te­ner los lími­tes cla­ros de la repro­duc­ción capi­ta­lis­ta, por nues­tros acto­res pro­pios, mien­tras nues­tra eco­no­mía se prue­ba en la prác­ti­ca efi­cien­te, es la mane­ra de lograr que ese actor vea en el orden socio­eco­nó­mi­co vigen­te, el mejor defen­sor de su espa­cio eco­nó­mi­co y no deje de ser defen­sor de nues­tra socie­dad socia­lis­ta: evi­ta­mos que se con­vier­ta en cla­se que vea en la alian­za con el capi­ta­lis­mo exte­rior su hori­zon­te, sino que vea la alian­za con el socia­lis­mo de aden­tro, su rea­li­za­ción orgánica.

Hoy no es el dog­ma esta­ti­zan­te el que se impo­ne, es el dog­ma capi­ta­lis­ta el que bus­ca meter cabe­za para tota­li­zar­se, y está tenien­do éxi­to a nivel ideo­ló­gi­co, paso pre­vio para, asen­ta­do en el supues­to sen­ti­do común, impon­ga la lógi­ca de sus trans­for­ma­cio­nes res­tau­ra­do­ras. De eso se tra­ta la tram­pa cultural.

Nues­tra prin­ci­pal bata­lla ideo­ló­gi­ca es la eco­no­mía, pero es la efi­cien­te, amplia­da eco­no­mía socia­lis­ta, con todas sus for­mas de pro­pie­dad con­vi­vien­do en la pro­por­ción que no las haga dejar de ser garan­tía de un orden socia­lis­ta de repro­duc­ción social. Eso solo se logra en la prác­ti­ca, no en el discurso.

Ernes­to Esté­vez Rams

11 de diciem­bre de 2022

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