Nota: Texto en honor y defensa de Alex Saab.
En estos días 14 y 15 de junio se está celebrando en la ciudad de Caracas un importante acto internacionalista de solidaridad con Alex Saab1, diplomático colombo-venezolano secuestrado por Estados Unidos contraviniendo la legislación mundial al respecto. Cuando decimos Estados Unidos nos referimos a esa densa, flexible y muy pegajosa red de burguesías y burócratas, policías, militares, jueces, empresarios… que, junto a servicios secretos y mafias de toda calaña, se pega a la piel y a la conciencia de la humanidad como una tela de araña o los dientes de un vampiro a su víctima, sorbiéndole hasta el último aliento de vida. Ha sido esta mortaja la que ha organizado y ejecutado el secuestro, tortura y encarcelamiento del diplomático Alex Saab desde junio de 2020. El diplomático hizo una impresionante tarea contra el bloqueo imperialista a Venezuela, entre otras cosas para facilitar que su pueblo tuviera acceso a viviendas y otros bienes básicos.
El imperialismo intensificó la persecución del diplomático venezolano en octubre de 2018. Recordemos que la ofensiva imperialista contra Venezuela se endureció más aún en 2017 con una intensa agresión interna y externa en la que no faltaron los crímenes del terrorismo fascista con personas quemadas vivas. La injerencia llegó incluso en abril de ese año a una peligrosa e inquietante declaración de la ONU «preocupada» por la situación interna, pero sin salir en defensa de un gobierno democráticamente elegido, de un pueblo sometido a toda serie de ataques y presiones desde hacía más de dieciocho años por no hablar del saqueo de sus recursos por el imperialismo prácticamente desde su independencia, y menos aún sin señalar al verdadero organizador de las violencias: Estados Unidos con el apoyo de la fuerzas reaccionarias internas y latinoamericanas.
El pueblo bolivariano resistió no solo en 2017 sino que superó las agresiones durante 2018, de modo que en octubre de ese año, como decíamos, Washington secuestró a Alex Saab dentro de un incremento de las agresiones internacionales contra Venezuela. Estados Unidos no podía aceptar sin más su derrota en la «batalla» de 2017 – 2018 contra el pueblo bolivariano ya que ello reforzaría las movilizaciones en Nuestramérica, pero también impulsaría las luchas de otros Estados y pueblos contra la dictadura del dólar que aumentaban y se coordinaban cada vez más al menos y de forma pública, desde 2012 – 2014. La brutal destrucción de Libia y el inicio del crimen atroz contra Siria en 2011, por citar dos referentes que destilan sangre y horror imperialista, fue uno de los aldabonazos que volvieron a demostrar la corrección histórica de la imprescindible lucha antiimperialista.
En este contexto de creciente debilitamiento de Estados Unidos y sus peones, el Pentágono comprendió que debía mejorar cualitativamente su doctrina, sistema, estrategia y tácticas de contrarrevolución. Además del masivo rearme y de las reformas militares en Estados Unidos intensificadas desde 2017, los especialistas en guerra psicológica implementaron nuevas métodos en los que la persecución del pensamiento libre y crítico se volvió una prioridad dictatorial aún más urgente, de modo que fueron dando forma a lo que ahora se denomina guerra cognitiva.
Pero también mejoró en lo posible la llamada «guerra judicial», una de cuyas plasmaciones son los «golpes blandos» y «golpes judiciales» que intentan ocultar la esencia represiva y de violencia injusta político-militar de los golpes de Estado clásicos como acabamos de ver en Perú, como se está amenazando en Colombia y empieza a rumorearse en Brasil, por citar unos pocos casos actuales. Además de esto y en el plano internacional, Estados Unidos y sus siervos, necesitaban debilitar al extremo las normas diplomáticas internacionales que durante siglos han garantizado mal que bien y con muchos problemas, una cierta seguridad en las relaciones diplomáticas.
Y es aquí donde vemos otra de las varias razones del ilegal secuestro de Alex Saab, ya anunciado de alguna forma por el secuestro, en 2004 en Ecuador, de un delegado oficialmente reconocido de las FARC-EP, Simón Trinidad, durante las conversaciones en Colombia de 1998 – 2002. Según se debilita el imperialismo, este debe esforzarse lo más posible en recortar las normas diplomáticas al uso hasta el nivel que le convenga. Del mismo modo en que eso que llaman Occidente quiere imponer su «libre comercio» al mundo mientras aplica para sí su «derecho al proteccionismo», también lo hace con las normas diplomáticas: solo los imperialistas podrán utilizarlas en su beneficio, los demás pueblos y Estados lo harán en la medida en que Estados Unidos se lo permita. ¿Acaso el espionaje masivo incluso a los súbditos de Washington por parte de sus servicios de inteligencia no es también, además de otras muchas agresiones, un atentado a la seguridad diplomática? ¿No es una amenaza permanente a estas normas el control por Estados Unidos de los viajes oficiales a las reuniones de la ONU y de sus oficinas? Con Alex Saab el imperialismo ha dado un paso más en este sentido.
También se trata de revertir la derrota yanqui en su ofensiva inhumana contra Venezuela y otros pueblos durante la pandemia, desde 2020: la terrible red arriba descrita que busca asfixiar la libertad se estrechó aún más retrasando la llegada a Venezuela de las vacunas contra la Covid compradas y pagadas. El orden médico-político, eminentemente económico-militar, imperialista buscó torpedear por todos los medios la diplomacia venezolana para retrasar lo más posible la llegada de vacunas ya pagadas, o impedirla del todo. Otros pueblos sufrieron las mismas presiones exterminadoras: Palestina por citar uno. Ahora mismo, los acuerdos político-sanitarios y de seguridad nacional entre Cuba, Venezuela y Colombia, aplaudidos y deseados por otros pueblos, desquician a Estados Unidos.
Pero es la evolución del contexto mundial desde 2020 y en especial desde 2022 la que termina por demostrar la nueva doctrina yanqui de ataque a los derechos de diplomacia segura. Los intentos de Occidente por obstruir la astuta y efectiva diplomacia rusa están llegando a niveles inconcebibles hasta hace poco tiempo, desde que Rusia ejerció el derecho a su defensa y la de las Repúblicas Populares del Donbass para acabar con el terrorismo de la OTAN desde 2014 si no antes. En la medida en que el avance de los BRICS, de la compleja multipolaridad, de las alianzas particulares entre Estados que desean establecer nuevas relaciones internacionales, etcétera, en la medida en que el proceso debilita al imperialismo, el «frente diplomático» de la actual «guerra social» que separa la libertad humana de la dictadura del dólar cobra más y más importancia.
Recientemente, Venezuela ha soldado sus lazos de solidaridad global con Irán, por ejemplo. El imperialismo yanqui y eurooccidental aunque en Asia también hable japonés y coreano, necesita urgentemente destruirlos como países independientes para colonizarlos, o para decirlo en su sentido verdadero: para vampirizarlos hasta su último aliento de vida. La diplomacia del pueblo bolivariano, junto con la de cada vez más países, está consiguiendo otros grandes triunfos casi diarios, lo que acrecienta el odio imperialista contra ella.
Un objetivo prioritario del «frente diplomático» es impedir que las guerras regionales que Occidente provoca en múltiples lugares, en las que el régimen otanista ucronazi cumple un papel decisivo, no den el salto a guerras regionales prooccidentales con armamentos más letales, y menos aún con una ansiada guerra total contra Eurasia y otros continentes, pero sin afectar a Estados Unidos ni Canadá, como en las dos guerras mundiales anteriores. Estados Unidos sacrifica centenares de millares de ucranianos para «evangelizar» con dólares Eurasia, y prepara el sacrificio de centenares de millones de seres humanos para extirpar el socialismo y la libertad de los pueblos en todo el mundo, pero sin que se destruya ningún gran banco, ninguna gran mansión ni residencia, ninguna fábrica, y menos aún Fort Knox y el Pentágono.
En este sueño irracional de llegar al caos supuestamente controlado por la Casa Blanca, las normas diplomáticas al uso deben ser aniquiladas para imponer solo las de Occidente. Por esto sigue secuestrado Alex Saab como un peligroso rehén dada su alta calidad humana en el necesario frente de la «guerra diplomática» emancipadora que se libra por la libertad. Por eso debemos liberarlo a él y a cuantas personas de bien siguen secuestradas por la civilización del capital.
Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria, 14 de junio de 2023