La dialéctica entre necesidad, derecho y libertad
Si hay algo que simboliza y sintetiza las dificultades cotidianas de las clases y naciones oprimidas, eso es la vivienda. En 1887 Engels dijo que «el fondo de la solución, tanto la burguesa como la pequeñoburguesa, del «problema de la vivienda» es que el obrero sea propietario de su vivienda»1, asegurando más adelante que con ello el proletariado quedaba encadenado al capital de manera «semifeudal». Recientemente, en Cáceres, ha habido una protesta popular en contra de la política burguesa de la vivienda, con el lema: «La necesidad de viviendas y la libertad de expresión»2, problema agudizado por la muerte de una persona sin vivienda en la ciudad. Pensamos que es muy importante para nuestro tema de debate que se hable de «necesidad de la vivienda» antes que de «derecho a la vivienda».
Las movilizaciones contra los desahucios se mantienen a pesar de la represión que sufren y del silencio informativo que las invisibiliza. Las violencias injustas ejercidas para llevar a efecto los desahucios no responden solo al poder represivo directo del Estado, sino también a los grupos de extrema derecha, paramilitares3 y nazis, tolerados por la ley del capital, que no solo amedrentan físicamente a la clase obrera sino también hacen propaganda racista, machista y fascista. Vemos pues cómo el problema de la vivienda es totalizante, lo que nos exige un método de pensamiento dialéctico en el que las categorías nos faciliten el entrelazamiento permanente de conceptos aparentemente aislados.
Hemos iniciado nuestro artículo sobre el antagonismo entre los derechos humanos burgueses y las necesidades humanas socialistas con el problema de la vivienda porque en ese espacio tan limitado en el que conviven diversas personas o formas de familia, chocan absolutamente todas las contradicciones sociales ya que, en lo fundamental, es la «fábrica» más importante de producción y reproducción de fuerza de trabajo alienada. Por esto, en ella la necesidad, el derecho y la libertad están sometidas a presiones de toda índole que no podemos detallar ahora, con el objetivo descarado de aumentar su producción de obediencia e impedir a la vez que esa vivienda llegue a ser un espacio de solución de necesidades, expansión de derechos, y producción de libertad, como sucede en casos muy contados.
Como se aprecia, aquí empleamos la categoría dialéctica de necesidad/derecho/libertad para entender la unidad y lucha de contrarios en uno de los núcleos críticos de la producción/reproducción del capital: la vivienda. Desde el materialismo del que nos reivindicamos, la necesidad es lo prioritario ya que, antes que nada, tenemos que vivir, alimentarnos, amarnos y emanciparnos mediante la rotura de las «cadenas radicales» que nos atan a la infelicidad. No hablamos solo del «derecho de comer» sino de la necesidad vital de comer, ni del «derecho a la salud» sino de la necesidad de vivir. Para el marxismo la necesidad de la libertad es mucho más que el «derecho a votar».
Podemos y debemos emplear la categoría materialista y dialéctica de necesidad/derecho/libertad para develar las contradicciones irresolubles que hierven en el resto de las formas del capital, desde la industria de la salud burguesa al inicio mismo de la vida, por ejemplo, las presiones múltiples4 para que una mujer no se atreva al final a ejercer el derecho al aborto, aunque esté formalmente reconocido5, hasta la «industria de la matanza de hombres»6. Todas ellas relacionadas y dependientes en último análisis de la vivienda como «fábrica» de producción de orden; es decir, nos movemos dentro de la realidad de la vida alienada como momento de valoración del capital. Es por esto que cualquier análisis de las cuasi infinitas funciones de la vivienda como derecho abstracto, sin ninguna referencia a la dialéctica de la necesidad y la libertad, está condenado al fracaso, como le sucede al artículo publicado en el Salto7 aquí reseñado.
Cuando hablamos de derechos lo hacemos desde un punto de vista de la prioritaria satisfacción de las necesidades mediante la conquista de los derechos socialistas, en los que actúan internamente la necesidad de practicar ese derecho, esté reconocido o no, y de gozar de la libertad que se obtiene con esa conquista. A cincuenta años del aniversario del golpe fascista de Pinochet en Chile, nos parece que no hay mejor motivo que recordar la pérdida de necesidades, derechos y libertades que provocó la burguesía chilena y estadounidense para implantar sus sangrientos e inhumanos derechos. Pero también los innegables avances de los derechos socialistas concretos del gobierno de la Unidad Popular. Desarrollaremos con más detalle esta dialéctica a lo largo del texto.
A cincuenta años del ataque a las necesidades del pueblo chileno
El criminal golpe fascista de Pinochet en Chile el 11 de septiembre de 1973 tuvo muchos antecedentes históricos, los más cercanos al golpe fueron los intentos de la Administración Kennedy (1960−1963) de evitar que ganara Salvador Allende y a favor del conservador Eduardo Frei. El apoyo de la CIA a la derecha con millones de dólares continuó tras la victoria de Allende el 4 de septiembre de 1970. Por primera vez existen documentos escritos, las notas de Nixon, que muestran como un gobierno estadounidense prepara el derribo de un gobierno democrático8.
Pero ¿por qué la burguesía estadounidense y chilena derrocó a sangre y fuego el gobierno popular de Salvador Allende?
Porque querían aplastar los aportes, las necesidades y los derechos democráticos del pueblo chileno. Como desarrollaremos a lo largo del texto, en el periodo del gobierno de Salvador Allende, desde el 4 de septiembre de 1970 al 11 septiembre de 1973, hubo avances y mejoras en los sectores económicos, sociales y sanitarios. La nacionalización del cobre y la banca, la reforma agraria, las mejoras alimentarias y el mayor acceso a alimentos y servicios. Subida de las pensiones. Universidad gratuita. Becas para la infancia e importantes avances en la asistencia sanitaria como luego comentaremos.
El sangriento golpe de Estado en Chile tiene graves consecuencias a nivel interno y externo. En el interno, la tremenda represión sobre su pueblo. A los miles de asesinados, torturados, detenidos y «desaparecidos», se añade la emigración forzosa. Se retrocede en las conquistas sociales y sindicales y las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora son de pobreza y explotación. Una pérdida de salud innegable con un enorme daño psicológico y social que quebró al país. Estas medidas también se implantan a nivel externo según las circunstancias de cada país, anunciando el Plan Condor y la Escuela de Chicago (Milton Friedman), sobre los que nos extenderemos más adelante. En definitiva, interna y externamente, el golpe militar chileno destruye los derechos de su pueblo para luchar por la satisfacción de sus necesidades e impone los derechos de las burguesías de la región para asegurar la necesidad de acumulación de capital, es decir su dictadura dirigida mundialmente por Estados Unidos.
Desde entonces las consecuencias de las medidas económicas y sociales más salvajes implantadas por las elites nacionales y extranjeras no ha hecho sino profundizar en las desigualdades sociales y en el empeoramiento de las condiciones de vida de la población chilena. Así vemos, como en la actualidad las grandes corporaciones trasnacionales siguen imponiendo sus intereses por encima y en contra de las necesidades y los derechos concretos de los pueblos que explotan. También se sigue manteniendo la esquilmación de la nación Mapuche, bajo el actual presidente Boric, otra muestra más de cómo los derechos burgueses oprimen a la resistencia, a la necesidad mapuche de recuperar sus tierras y recursos9. Más reciente tenemos la brutal represión contra el estallido social a finales de 2019, con tremendas agresiones policiales y múltiples pérdidas de la visión, sin apenas prosperar los miles de denuncias presentadas.
A cincuenta años del golpe militar fascista de Pinochet, Chile vive una ola negacionista sobre el terrorismo pinochetista10. Pero la memoria de los pueblos es fundamental y necesaria, no es solo no olvidar, es recordar para aprender de los aciertos y errores. Es entender el pasado y afrontar el futuro, nos detendremos brevemente en la situación chilena en el periodo anterior al gobierno de la Unión Popular de Salvador Allende, el periodo de su mandato y el posterior golpe fascista, centrándonos en el sector de la salud y su composición de clases.
Contexto histórico
El sector salud reflejo de la sociedad chilena
El neocolonialismo desarrollado por Estados Unidos en los países de Nuestramerica se muestra en toda su realidad en el Chile de los años cincuenta y sesenta, a la que aludiremos para entender el país, y su estructura social, cuando ganó las elecciones Salvador Allende el 4 de septiembre de 1970. Decimos que el sector salud es un reflejo de la realidad de la sociedad y nos gustaría hacer ese paralelismo para su análisis. En esas décadas, y en años anteriores, la estructura social del país se dividía en unas clases sociales altas, una burguesía muy dependiente de intereses extranjeros, especialmente estadounidense, y una clase media de profesionales liberales, funcionarios del Estado y mandos intermedios de las fuerzas armadas. En el otro extremo se encuentra la mayoría de la población, clase obrera de centros industriales, campesinado, desempleados y pobres. Entre todos representan un 65% del pueblo chileno y poseen solamente un 12% de la riqueza del país11.
La nueva burguesía chilena que florece sobre todo después de 1938 nace de los grandes comerciantes, terratenientes y mineros. Son propietarios industriales que muy pronto piden el apoyo de sus socios extranjeros. La dependencia de las clases dominantes chilenas respecto al centro imperialista norteamericano agudiza el antagonismo existente entre el proletariado y la burguesía industrial, al tiempo que el capital norteamericano comienza a penetrar en la propia industria manufacturera. Esta dependencia cada vez mayor de Estados Unidos, que impide llevar adelante una industria nacional, hace que al finalizar el Gobierno de Frei los diversos sectores del proletariado del campo y la ciudad se unifiquen en torno a su vanguardia más consciente, y apoyados por sectores de otras clases, desplacen del Gobierno a la burguesía, consiguiendo en septiembre de 1970 el Poder Ejecutivo para la alianza de clases representada por la Unidad Popular12.
Con respecto al sector salud, ya en el año 1925, se escribió en la constitución chilena que la salud era un derecho humano y que el Estado era responsable de garantizar la asistencia médica para sus ciudadanos. Pero la realidad era muy diferente, lo que se decía no se hacía y hasta 1952 no se fundó un Seguro Nacional de Enfermedad. Para entender la creación del Seguro Nacional de Enfermedad tenemos que retrotraernos a las luchas de los años anteriores y la situación internacional. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se reactivó la demanda de productos chilenos, especialmente el cobre que era lo que más exportaba el país. Las grandes empresas extranjeras con ayuda de la burguesía chilena necesitaban la industrialización del país, especialmente la minería, salitre, carbón y manufacturas (caucho, máquinas eléctricas, metalurgia y maderera), y una mano de obra barata y sana13.
Como se dice textualmente en los objetivos del Seguro Nacional de Enfermedad chileno: «crear una fuerza laboral sana y productiva»14 y también se recalca en la ley de instauración de dicho seguro, que plantea la necesidad de un adecuado desarrollo de la infancia y del joven y el mantenimiento del adulto para la plena capacidad de productores futuros y presentes15. Esta clara finalidad de los Seguros Sociales que ocurrieron y ocurrían en otros países capitalistas de ámbitos bien diferentes se acompañó de otra causa fundamental, frenar las luchas obreras de su tiempo. De hecho, fue Bismark en la Alemania del siglo XIX, el primero que lo implantó con los mismos fines.
El hecho es que la industrialización en el Chile de después de la Segunda Guerra Mundial supuso un enriquecimiento de las grandes empresas estadounidenses y de la burguesía local junto a un empeoramiento de las clases trabajadoras con una bajada de sus salarios y creando profundas diferencias entre las clases sociales chilenas. Esto desencadenó importantes luchas dirigidas por los partidos de base obrera que fueron brutalmente reprimidas, como era una constante en las luchas anteriores. Recordemos la masacre en la Escuela Santa María de Iquique ya en 1907, tras las luchas del proletariado chileno16. En este nuevo periodo de los años cincuenta, los alzamientos obreros y campesinos hacían saltar las alarmas de la burguesía que junto a la represión recurrió a la legislación, instaurándose el Seguro Nacional de Enfermedad. Una reivindicación de los partidos de base obrera, de hecho, fue el senador Allende del partido socialista quien presentó y patrocinó la ley que instauraba dicho seguro.
Vemos, por tanto, que, desde Bismark en el siglo XIX en Alemania, hubo una expansión de legislaciones sociales en diferentes países y contextos históricos, pero quizá, con un denominador común, una crisis de la burguesía y luchas obreras intensas para mejorar sus condiciones de vida. Legislaciones sociales que en la mayoría de las ocasiones se implantaron por gobiernos de derecha, el propio Bismark, Lloyd George y Churchill en Gran Bretaña o el propio Seguro Nacional de Enfermedad chileno bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Otro elemento para tener en cuenta fue el pánico que generó la revolución rusa de 1917 en las burguesías occidentales de Europa, que implantaron también los seguros sociales. Estados Unidos fue una excepción ante la ausencia de un partido socialista y de un movimiento obrero potente que pudiera ejercer presión sobre el gobierno17.
En Chile, de esta forma, en 1952 se crea el Seguro Nacional de Enfermedad para la clase trabajadora, mientras las clases altas y medias utilizaban la medicina privada bajo pago. En este sentido, la clase médica chilena tenía un papel ambivalente, por un lado, le convenía tener un Seguro de Enfermedad que hacía que más población acudieran a los servicios sanitarios, pero por otro no querían ser controlados por el gobierno. La naturaleza del gobierno y la presión de la Asociación Médica Chilena, la más reaccionaria de su clase médica, presiona para que tuviera el control, por ley, sobre dicho Seguro. Como seguía funcionando el sector privado hicieron que se pudieran utilizar las instalaciones del Seguro Nacional de Enfermedad para atender pacientes privados18. Eso que ahora se llama eufemísticamente, colaboración público-privada.
Los aportes del gobierno de Salvador Allende
Como hemos comentado en la introducción, en los casi tres años de gobierno de Salvador Allende, las mejoras en distintos ámbitos económicos y sociales fueron incuestionables. Así, destacábamos la nacionalización de la minería del cobre y la banca, la reforma agraria que eliminó latifundios y las reformas en el ámbito sanitario, educativo y social.
En el sector de la salud se encaminó hacia la integración de los niveles de atención de los servicios sanitarios (primaria, hospital comunitario y regional), una de las características de los Sistemas Nacionales de Salud (SNS). Hay que recordar que los SNS que se crearon en algunos países capitalistas, siendo el primero el británico, seguían el ejemplo del primer Sistema Nacional de Salud del mundo, el ruso, tras la revolución bolchevique socialista en octubre de 191719. Además, el gobierno de Allende democratiza las instituciones de salud en un contexto de amplia participación popular en muchos otros aspectos sociales.
Como otra característica de los SNS, los servicios sanitarios priorizan la prevención de las enfermedades y problemas de salud y potencian la asistencia del primer nivel, el más cercano a la gente, a través de los servicios sanitarios chilenos. El reforzamiento de estos servicios sanitarios primarios implicó el aumento del horario de atención a la población hasta última hora de la tarde, e incluso en centros de Santiago las 24 horas del día; y el consiguiente aumento de la inversión y de los profesionales médicos. Estos logros supusieron un mayor consumo de servicios ambulatorios, especialmente de los menores. Un aumento del 17% de consultas pediátricas en los seis primeros meses de 1971 y un aumento del 21% en Santiago de Chile20. Se potencian servicios preventivos como los de vacunación, asistencia al embarazo y a la infancia integrada en los centros sanitarios primarios. Por otro lado, se amplía dar medio litro de leche diario hasta los 15 años.
Los Consejos de Salud Comunitaria del gobierno de Frei fueron solo un intento de maquillar la demanda popular para tener un mayor control promovido por los partidos obreros y el aumento de conciencia política de la clase trabajadora en los años sesenta. Esta ausencia de control y participación popular fue también criticada en el I Congreso de los Sindicatos Chilenos de Trabajadores Sanitarios21. El gobierno de Allende se compromete a democratizar las instituciones sanitarias. De esta forma, se constituyeron los comités ejecutivos con fondos propios en los tres niveles sanitarios. Un tercio del consejo de administración es elegido por organizaciones comunitarias (Sindicatos, Federación de Mujeres Chilenas, Asociaciones de Agricultores, entre otros); otro tercio lo elegía el personal de la institución y el otro tercio el gobierno municipal y central. Esta democratización y control popular tuvo reticencias y presiones de los funcionarios del Seguro Nacional de Enfermedad y de la propia clase médica, que estaban de acuerdo con la participación, pero no con el control22.
Sin embargo, fue muy bien acogida entre las comunidades cada vez más politizadas y que participaban en otros ámbitos. A destacar, los Consejos para la Distribución de Alimentos y los Controles de Precios, por medio de comités de barrio que controlaban la especulación de artículos elementales para el pueblo. También el control y dirección de las 320 empresas públicas corrió a cargo de un consejo de administración con cinco representantes de los trabajadores, cinco representantes del Estado y un administrador nombrado por el gobierno. Un estudio sobre productividad en una serie de empresas chilenas concluyó que su productividad estaba relacionada positivamente con la participación de obreros y empleados en la toma de decisiones23.
Estos ejemplos explican como a raíz del intento de golpe de Estado el 29 de junio de 1973, la clase obrera y las comunidades entraron en veinte fábricas y las dirigieron. Aunque esto tenía antecedentes con la primera huelga de empresarios en octubre de 1972, donde los obreros ocuparon las empresas y las dirigieron, creándose comités en todas las fábricas para controlar la defensa, producción, distribución y movilización. Además de otros comités comunitarios para la coordinación de todo tipo de servicios sociales. Esta intensa movilización y control social tenía el apoyo del gobierno, pero muchas veces iban a la defensiva y titubearon en muchas de sus peticiones. En este sentido hay que decir, y sin poder entrar de lleno en este debate, que algunos autores han cuestionado la falta de decisión del gobierno de Unidad Popular en la toma real del poder, incluido el militar, precisamente cuando el apoyo popular a su gobierno estaba en su mayor auge tras la victoria electoral de abril de 197124.
Estas indecisiones y vacilaciones se mostraron claramente en el sector de la salud cuando el programa político de Allende se había comprometido a crear un seguro nacional de enfermedad en el que estuvieran integrados el dependiente del Estado y el seguro médico voluntario (SERMENA). Compromiso que se fue posponiendo por temor a la burguesía y clases medias, incluidas las médicas que perdían sus privilegios de clientela de pago e independencia. Como dato significativo en el nuevo sistema de seguro nacional de enfermedad del gobierno de Allende, en ningún momento se pensó incluir el de las fuerzas armadas. Creemos que fue todo un símbolo de la actitud conciliadora del gobierno de la Unidad Popular con los militares y sus privilegios.
Mientras tanto, las presiones internacionales no se hicieron esperar, la guerra cognitiva y mediática se puso en funcionamiento y aparecía en los grandes medios de prensa estadounidenses y europeos, la incapacidad del gobierno de Allende, culpándolo de forma racista y colonialista, de la escasez de recursos en el país. La guerra intoxicativa, de esta forma, pretendía así «matar dos pájaros de un tiro». Por un lado, la escasez de recursos (artículos, materias primas y servicios) se debía al bloqueo económico implantado por Estados Unidos, al boicot a la producción de dichos artículos y servicios, y a la manipulación de los mercados internacionales para perjudicar la balanza de pagos chilena. Las presiones económicas y financieras que se cebó con el gobierno de Allende ya se vivieron en muchas otras ocasiones con países recién independizados de las colonias y con la revolución cubana. Decimos que «matan dos pájaros de un tiro» porque al estrangulamiento económico para quebrar a un gobierno lo unen al mito racista de que estos gobiernos no gestionan bien las políticas de su país y ante el «desorden» solo necesitan «mano dura».
Sin embargo, pese a los bloqueos e injerencias de todo tipo de la burguesía chilena y extranjera, los resultados positivos del gobierno de Allende son incuestionables y demostrables. Cuando Allende llegó al poder, el 47% de la población estaba desnutrida, el 68% de los trabajadores ganaba menos de un salario básico para subsistir y el índice de desempleo era del 6% en el conjunto del país y del 7,1% en Santiago. Más de una cuarta parte de los habitantes de Santiago vivían en frágiles barracas sin agua corriente. Mientras tanto, la producción industrial se cifraba en tan solo un 75% de su capacidad25.
Pues bien, al año justo del gobierno de Unidad Popular, la producción industrial había subido hasta el 100% de su capacidad, el desempleo había bajado hasta un 3,8% (5,5% en Santiago), los obreros ganaban entre un 20 y un 30% más de salario neto y el porcentaje de los ingresos nacionales en salarios había subido del 51% de 1970 al 60,7% de 1971. Entretanto la inflación se hallaba contenida en un 22% en 1971, cifra que contrasta con la media de un 26,5% registrada en los años comprendidos entre 1965 y 1970. Qué duda cabe que todas estas mejoras produjeron un aumento del poder adquisitivo de la mayoría de la población y, por tanto, una mayor demanda de artículos, materias primas y servicios, como los ya referidos de asistencia sanitaria26.
Ante este aumento de la demanda, el gobierno tuvo que aumentar la importación que junto a la bajada del precio del cobre (que representaba cerca del 80% de la entrada de divisas a Chile), se creó la escasez de divisas y deterioro de la balanza de pagos del país. Este provocado estrangulamiento económico incluía el bloqueo a la entrada de productos, el pago de la CIA a los empresarios del transporte que intensificó el desabastecimiento de productos esenciales para la población, para provocar el descontento del pueblo contra el gobierno de Allende y mostrar al mundo su ineptitud. Como ya hemos comentado, lo que ya se sabía desde el principio, ahora lo vemos escrito en los documentos desclasificados. Todos los pasos que el gobierno de Richard Nixon llevó a cabo, desde el bloqueo de la economía chilena hasta impedir los créditos de los bancos más importantes (Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial), pasando por la conspiración en el Club de París para que no se permitiera renegociar los pagos de su deuda externa. La Casa Blanca en Europa occidental, concretamente en Alemania y el Estado francés, consiguen manipular el mercado mundial del cobre para que bajara su precio27. El gobierno de Estados Unidos sabía muy bien, y tenía amplia experiencia, de cómo maltratar y aplastar las necesidades, derechos y libertades de los pueblos para seguir saqueándolos. Chile y su gobierno de la Unidad Popular, estaba en su punto de mira.
Para ver el alcance de dicho bloqueo hay que considerar la dependencia industrial que dejaron los anteriores gobiernos. Las industrias más modernas chilenas estaban controladas en más del 30% por capital extranjero. Estados Unidos además de este control por la propiedad y la dependencia de maquinaria, también ejercía un control a través de las instituciones financieras internacionales. De esta forma, como acabamos de comentar, esas instituciones financieras dejaron de dar crédito al gobierno chileno (en un año el crédito bajó de 525 millones a poco más de 30 millones de dólares). Un crédito que hacía falta para alimentos, servicios o maquinaria, pero también para pagar los 3 billones de dólares de deuda exterior que el gobierno Frei había legado, que junto a Israel eran las más altas del mundo. A este bloqueo exterior se sumó el bloqueo interior de la burguesía, huelgas políticas, huelga de propietarios de camiones, que paralizó todo el transporte28. Elementos esenciales y preparatorios, en el caso de que estas medidas fracasaran, para recurrir a la violencia pura y dura del golpe militar.
Como sabemos, estas presiones económicas fracasaron por muchos motivos, el principal la conciencia y capacidad de resistencia y lucha del pueblo chileno. También porque, aunque en general esto provocó el racionamiento de alimentos, los alimentos esenciales eran ahora más accesibles a las clases populares que, además, sabían lo que estaba pasando. Como dice la canción popular chilena: «Compartir la riqueza, hijo mío, para algunos es tener menos y para otros tener más». Lo mismo ocurría con los servicios sanitarios que pese al bloqueo había mejorado la asistencia a la amplia mayoría de la población que percibía la mejora respecto a gobiernos anteriores. Dicho esto, debemos recalcar que las presiones externas de las burguesías locales y extranjeras sobre el gobierno de la Unidad Popular incidieron gravemente sobre sus contradicciones internas, ante el avance de la movilización popular debemos resaltar dos elementos que no pudieron afrontar la embestida de la brutalidad burguesa: uno, la ausencia de una potente organización obrera y comunista integrada con esa impresionante lucha popular; y, dos, las vacilaciones e ilusiones reformistas del gobierno de Allende29, que no podemos desarrollar por motivos de espacio.
Tras el golpe fascista de Pinochet
Como ya hemos comentamos, el golpe de Estado fascista en Chile tuvo importantes consecuencias dentro del país, pero también a nivel internacional. Las repercusiones a nivel interno fueron dramáticas y a todos los niveles de la vida del pueblo trabajador chileno. A los miles de asesinatos, torturados, «desaparecidos» provocados por la junta militar con la ayuda de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, se une una emigración forzosa y una explotación salvaje a las clases populares que las empobrecieron enormemente. Terror y explotación que quebró al país dejando en su memoria unas lecciones imborrables.
Tras el golpe, se desbarata los avances del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. En el sector salud se retrocede de tal forma que el ministro de Sanidad es un coronel y las instituciones sanitarias estarán controladas por militares. Además, la Asociación Médica Chilena vuelve a tener el control del Seguro Nacional de Enfermedad. En otros sectores, las industrias nacionalizadas vuelven a sus antiguos propietarios o serán generosamente recompensados. Las minas de cobre nacionalizadas también vuelven a la propiedad injusta de empresarios estadounidenses y Pinochet, en una entrevista, dice textualmente: «no es ético que nosotros los chilenos nos apoderemos de lo que no nos pertenece», como buen fascista reclamaba el sacrosanto derecho a la propiedad privada. Se abren las puertas a las inversiones extrajeras y tras el golpe todos los bancos que se negaban a dar créditos a Chile, como el Banco Mundial o el Banco de Desarrollo Latinoamericano, vuelven a conceder préstamos al régimen fascista. Al poco del golpe, la administración Nixon aprobó un crédito de 24 millones de dólares a la Junta militar fascista para la compra de 120.000 toneladas de trigo. Este crédito representaba ocho veces el total de materias primas en los tres años de gobierno de Allende30. Vemos, por tanto, cómo las políticas al «desarrollo» que implantaron, e implantan, los países imperialistas, Estados Unidos y la Unión Europea, van a favorecer a las burguesías locales y foráneas para su enriquecimiento a costa del empobrecimiento del pueblo.
Efectivamente, las consecuencias del golpe para el pueblo fueron dramáticas y se mostraban fundamentalmente en el empobrecimiento de las clases obreras y campesinas. En el sector salud se acaba con la democratización de los servicios sanitarios, que son controlados por los militares y la Asociación Médica Chilena. Se vuelve a potenciar los centros hospitalarios y se reducen los recursos y horario en los centros sanitarios primarios. También se termina con el control obrero de las fábricas, se prohíben los sindicatos y se encarcelan, o matan, a sus dirigentes, incluidos los del sector de la sanidad. Se prohibieron todos los partidos políticos y se dejó fuera de la ley a los partidos de la clase obrera. Solo dejan algún tipo de derechos a los partidos que la junta considera «patrióticos». Se abandonaron los controles de precios y los comercios se llenan de productos para la clase alta y media mientras se interrumpe el programa de distribución de leche31.
La represión también se ceba contra los y las trabajadoras del sector salud, por ejemplo, contra el sector médico que no secundó la huelga médica contra el gobierno de Salvador Allende. Sus nombres fueron facilitados a la policía por la Asociación Médica Chilena. También contra el movimiento en pro de la salud pública, que apoyó a Allende. Fueron expulsados 82 de los 110 miembros de la facultad. Todas las escuelas de medicina y demás centros universitarios del país fueron puestos bajo control militar. Son ahora militares todos los rectores y decanos32.
Desde una perspectiva de cincuenta años, la evolución que ha seguido el golpe chileno tiene elementos comunes a otros distantes en el tiempo y el espacio, como lo que ocurrió con el golpe fascista en el Estado español, tras años de mano de hierro contra la clase trabajadora, cambian –para continuar con los mismos privilegios burgueses y de las multinacionales– con mano de hierro y guante que enmascare el ataque. La larga sombra del golpe fascista de Pinochet sigue en la actualidad. Ya hemos hablado de la impunidad de la dura represión contra las movilizaciones de 2019 o la represión contra la justa lucha del pueblo mapuche o la reciente ley del gatillo fácil, por poner solo unos pocos ejemplos. El guante enmascara los golpes, pero no los evita. El hecho es que la dominación de una burguesía chilena más amiga que nunca del imperialismo de Estados Unidos sigue reprimiendo y explotando al pueblo chileno y empobreciéndolo.
En estas décadas, continúan y se profundizan las privatizaciones de los servicios sanitarios junto al empeoramiento de la calidad de vida y pérdida de salud del pueblo chileno. Las privatizaciones enriquecen a los sectores nacionales y extranjeros de la salud y se deteriora los servicios públicos que ven crecer las listas de espera para la atención de la infancia y la población en general33. Esto es debido al vertiginoso crecimiento de las entidades privadas de salud con un aumento del traspaso de dinero público a la red privada. Esta sangría de dinero público a la privada se muestra con cifras, entre 2005 y 2012, alcanzó en Chile los 6.809 millones de euros en convenios, compra de servicios y subsidios34. A esto se une la insuficiente inversión que el Estado capitalista chileno dedica al bienestar del pueblo, incluida su salud, porque para ellos no es productiva a no ser que ayude al negocio del sector privado. Todo esto provoca, de forma similar a otros países capitalistas europeos, un estrangulamiento y deterioro de los sistemas públicos de salud y un fortalecimiento de los privados35.
El hecho es que en Chile existe una red pública de salud de la más degradada y desigual del mundo y que también se aprecia en los aspectos preventivos y de salud pública claramente insuficientes. Una muestra de esta situación de deterioro son las consecuencias tan dramáticas que tuvo la población en Chile ante la pandemia de Covid-19, con una de las mayores tasas de infección y de mortalidad de los países de Nuestramérica. Coincidimos con otras organizaciones chilenas en que la situación del sistema público de salud es una muestra, un reflejo, de la sociedad chilena actual, vendida al imperialismo de Estados Unidos y a las transnacionales que siguen oprimiendo a su pueblo36.
La evolución del capitalismo en estos cincuenta años
Aunque no hemos podido prestar la atención que nos hubiese gustado a los crímenes pinochetistas contra la salud integral del pueblo chileno, la ferocidad pinochetista descrita arriba, estaba estratégicamente planificada a partir de las lecciones obtenidas por el imperialismo en crímenes masivos anteriores, pero Pinochet aconsejado por Estados Unidos aplicó innovaciones represivas en las que no podemos extendernos ahora. Por esto, el golpe contra Allende de 1973 adelantaba algunas características de golpes posteriores, por lo que ahora debemos hacernos la pregunta sobre ¿dónde y cómo están ahora los derechos humanos desde que se proclamaron tan pomposamente en 1948?37 No es una pregunta retórica porque, por citar un caso, el estado de Luisiana se posicionó en 2022 a favor de no abolir la esclavitud38. O por citar otro caso igualmente escalofriante, una destacada derechista española propaga el negacionismo histórico y ético al decir que la izquierda provoca la «cultura de la envidia» de los pobres contra los ricos y que la «justicia social» es un invento de esa izquierda envidiosa39.
Pero para conocer el ahora debemos conocer el ayer, porque la brutalidad de 1973 no fue sino un paso más en la larga historia de atrocidades desatada por el imperialismo con la mal llamada Guerra Fría. Se trataba de impedir que los pueblos se dotaran de poderes propios, socialistas, para resolver sus necesidades vitales, superar los atrasos y la pobreza acrecentada por la expoliación imperialista y aumentar así sus libertades.
La CIA dio un golpe militar en 1954 para impedir la reforma agraria dirigida por un gobierno elegido democráticamente en Guatemala, asesinando a más de 100.000 personas: tras estudiar sus resultados, un general guatemalteco formado por los yanquis escribió que «basta con matar al 30% de la población para obtener la paz»40. La secuencia de necesidad/derecho/libertad es aquí patente: urgido por sus negocios Estados Unidos necesitaba masacrar al pueblo guatemalteco, lo hizo practicando su derecho a poseer y controlar Nuestramérica tal como decía la Declaración Monroe de 1823 y lo volvió a decir Kíssinger41 poniendo a Chile como ejemplo, todo ello para aumentar la libertad burguesa yanqui, a costa de las necesidades, derechos y libertades de Guatemala.
El asesinato de casi un millón de personas en Indonesia, en octubre de 1965, para frenar en seco el avance de la autoorganización popular en busca de conquistas democráticas que podrían haber desembocado en una revolución socialista, fue el anuncio más crudo y estremecedor de lo que sucedería en Chile ocho años después. Vincent Bevins es autor de una escalofriante investigación al respecto42. Con razón, el autor sostiene que aquella matanza moldeó nuestro mundo porque Estados Unidos y sus aliados vieron con satisfacción que el terror masivo aplicado de golpe puede romper el espinazo de la conciencia y la autoorganización de un pueblo rebelde. Partiendo de las diferencias entre el golpe militar brasileño de 1964 con el plan Yakarta de un año después, Naomi Klein asegura que el imperialismo preparó el golpe de Pinochet contra el gobierno popular de Salvador Allende según lo aprendido en Indonesia, donde las personas fueron «masacradas a miles» citando al diario Times43.
Alberto Rojas Andrade muestra como el imperialismo aplicó a Nuestramérica44 el método Yakarta convenientemente adaptado a aquellas condiciones. Más recientemente René Vega Cantor ha definido aquel método inhumano como un genocidio capitalista doblemente exitoso exportado a todo el mundo45, como se ha demostrado con las intervenciones permanentes de la OTAN en Europa y recientemente en Nuestramérica: la Red Gladio46, por ejemplo, que ha tenido y sigue teniendo ramificaciones por otros muchos países que no solo en Italia.
Aquel genocidio en Indonesia volvió a confirmar algo que ya se sabía con antelación a la doctrina genocida nazi: la interacción entre la represión aleatoria, la represión calculada y las formas de exterminio más abarcadoras y precisas, puede llegar a ser extremadamente efectiva durante varias generaciones, pero siempre que las fuerzas revolucionarias hayan sido sorprendidas y aniquiladas.
Es tal la importancia de esta experiencia histórica para la teoría marxista del derecho/necesidad/libertad, que volveremos sobre ella después de haber dicho algo sobre el Plan Cóndor porque fue tanto un Plan Yakarta de 1965 como un pinochetazo de 1973, sin olvidarnos de las innovaciones criminales desarrolladas por los nazis y mejoradas por los franceses contra Argelia y Vietnam, por citar algunos pocos exterminios de los muchos que hubo en la mal llamada Guerra Fría. Desde una visión muy amplia, lo que dota a su investigación histórica de una solidez teórica superior por ejemplo a la de N. Klein, J.D. Cockcroft hace un recorrido por los principales Estados en los que más golpeó el Plan Cóndor –Paraguay, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil47– sacando a la luz la esencia de la dictadura del capital que impuso el Plan Cóndor. Por su parte, Josep Fontana ha escrito la que probablemente sea la mejor síntesis del horror48 aplicado contra tantos pueblos trabajadores.
El océano de sangre de 1965 en Indonesia fue fácilmente ocultado en el Occidente imperialista. La dictadura brasileña de 1964 y la crueldad francesa contra Vietnam en 1946 – 1954 y en Argelia en 1954 – 1961, por citar algunas, también fueron suavizadas por la nueva industria de la manipulación político-mediática que irrumpía con fuerza en un contexto socioeconómico que aún no había entrado en la crisis de finales de esa década. Sin embargo, el golpe fascista en Chile en 1973 se daba en un contexto muy diferente: severa crisis socioeconómica, fuertes luchas de clases y de liberación nacional, perceptible agotamiento yanqui en 1971, irrupción de nuevas generaciones juveniles…
En este contexto el imperialismo debía ocultar la masacre del Cóndor: lo hizo tan bien que solo después de tres décadas se descubrieron los «Archivos del Terror»49. Entre otras muchas investigaciones sobre aquellos salvajismos, destaca la de Martín Almada porque demostró mediante un riguroso estudio de miles de documentos que el Plan Cóndor, activado en 1975, fue ideado y organizado por Estados Unidos con la colaboración fervorosa de las burguesías y Estados de Nuestramérica50. Fue precisamente en 1977 cuando Fidel Castro advirtió premonitoriamente que el imperialismo estaba creando una ideología de los derechos humanos destinada a legitimar su dominación. Lo decía desde el primer territorio libre de América, Cuba, en el que sin embargo el Pentágono ocupaba y ocupa por la fuerza la zona de Guantánamo, feroz laboratorio de exterminio humano en vida que es una auténtica «vitrina de la “justicia”»51 yanqui.
Guantánamo y demás fábricas de aniquilamiento –Abu Ghraib52– son otro ejemplo del proceso que va de la necesidad del opresor de ampliar su libertad de opresión mediante su derecho a oprimir. Esta y otras cárceles imperialistas muestran algo que recorre la doctrina represiva del capital internacional y que se creía que ya estaba al borde de desaparecer del todo por el influjo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: la activación material y moral del terror pánico, como en 1954 cuando se vio que el asesinato de un tercio de la población garantizaba la «paz». Lo que le recorre a esta doctrina represiva es la sabia, astuta y siempre actualizada interacción entre la represión aleatoria y la represión calculada con los efectos demoledores que busca tener en la estructura psíquica de las masas alienadas, para anular en ellas el grueso o la totalidad de racionalización crítica de la praxis de lucha por los derechos, necesidades y libertades. Sin embargo, esa anulación no siempre tiene éxito, sino que fracasa con relativa frecuencia gracias a la organización de los y las oprimidas, como veremos.
En 1990 se publicó en español el libro de W. Schulz en el que hablaba del «elemento aleatorio»53 presente en la represión tal como se aplicaba en aquellos años. F. Neumann54 observó que la represión aleatoria nazi puede generar pasividad e indefensión ante un poder impredecible, arbitrario, recuperando el concepto de Mysterium Tremendum creado por Rudolf Otto. El terror aleatorio fue un invento muy antiguo, tanto o más que el «terror calculado» citado ya por Heródoto55 que no es sino la dosificada provocación del miedo en cualquiera de sus expresiones. Ahora bien, los límites del terror represivo unificado en ambas formas quedaron patentes muy pronto en la historia de la lucha de clases y de liberación nacional precapitalista: Asiria fue borrada del mapa en el ‑612 cuando se sublevaron los pueblos oprimidos y estallaron las contradicciones socioeconómicas que se habían ido gestando en el imperio56.
Desde antes de aquella derrota todos los poderes injustos, opresores, habían combinado ambas formas de terror, el calculado y el aleatorio, en diversas dosis según sus necesidades. Después siempre se han esforzado en perfeccionar y agilizar lo aleatorio y lo calculado de las represiones y violencias. Más adelante veremos que esa combinación está llegando a niveles excelsos en el capitalismo actual gracias, entre otras cosas, al desarrollo imparable de la financiarización. Mientras tanto, y volviendo a la época que tratamos ahora, debemos decir que la advertencia de Fidel Castro en 1977 sobre la naturaleza y función de los derechos burgueses fue ignorada completamente por la intelectualidad progresista y hasta marxista de los países imperialistas.
¿Qué dijo Fidel Castro?: «Al imperialismo le ha dado ahora por la manía de hablar de los derechos humanos, para los imperialistas los derechos humanos equivalen al derecho a la discriminación racial, el derecho a la opresión de la mujer, el derecho a saquear los recursos naturales de los pueblos; para los imperialistas los derechos humanos son el vicio, la miseria, la pobreza, la ignorancia. Solo los países revolucionarios luchamos verdaderamente por derechos humanos, por la dignidad del hombre, por la libertad de los pueblos»57.
Según Fidel Castro, el racismo y la opresión de la mujer son derechos burgueses, como lo son los del saqueo y expolio de los pueblos: los derechos humanos imperialistas son el vicio, la miseria, la pobreza, la ignorancia. Son derechos reales, cotidianos, porque son imprescindibles para el capital, y por eso se practican a diario aunque la falsa y cínica doble moral burguesa se empecine en decir lo contrario. Cínica y doble moral occidental porque, además de su componente cristiano histórico, también tiene una moralidad neoliberal58 que viene del individualismo de los siglos XVII-XVIII. Son derechos prácticos de y para una minoría explotadora porque son inseparables de los beneficios que obtienen y de los dolores y padecimientos que causan a la mayoría de la humanidad. Los derechos humanos revolucionarios son, por el contrario, todos aquellos que luchan contra el patriarcado y el racismo, contra el imperialismo y a favor de la libertad de los pueblos y de su dignidad.
Existen, por tanto, derechos antagónicos e irreconciliables, y cuando chocan dos derechos iguales y contrarios, decide la fuerza59, como afirma El Capital. ¿Por qué solo la fuerza resuelve esa «antinomia», en cursiva por Marx? Porque la necesidad/derecho a la explotación choca con la necesidad/derecho a no ser explotado: el derecho del capital contra el derecho del trabajo. La violencia opresora es inherente al capital porque «el capital va convirtiéndose, además, en un régimen coactivo, que obliga a la clase obrera a ejecutar más trabajo del que exige el estrecho círculo de sus necesidades elementales»60. Marx remarca con cursivas el régimen coactivo del capital. La insistencia en el concepto de «necesidad», presente en toda la obra marxista, nos lleva a las contradicciones que desencadenan el estallido de las violencias enfrentadas: la necesidad, el derecho y la libertad burguesa son inversamente proporcionales a la necesidad, al derecho y la libertad de la humanidad trabajadora. Esta y no otra son la unidad y lucha de contrarios que bulle en el interior de esa nebulosa abstracta que son los llamados derechos humanos.
La coacción es una realidad sociohistórica y psicofísica objetiva que se materializa con múltiples concreciones, también subjetivas. Para saber la esencia de la coacción debemos llegar a su raíz explotadora y en base a ella definir la unidad y lucha de contrarios que se libra en cualquier necesidad, derecho y libertad. Agnes Heller muestra como tres de las grandes aportaciones de Marx al conocimiento humano –fuerza de trabajo, plusvalía y valor de uso– giran alrededor de su concepto de necesidad61, en cursiva por la autora, que indica que Marx puso un vigoroso énfasis en la contradicción entre, por un lado, el hecho de que el capitalismo produce «múltiples y ricas» necesidades mientras que, por el lado antagónico condena al proletariado a estar «exento de necesidades». De esta contradicción surge el concepto de «necesidades radicales» y la lucha revolucionaria por su satisfacción, hasta lograr «un ser humano rico en necesidades»62.
Naturalmente no hablamos de fetiches y de falsas necesidades alienadas creadas por el consumismo compulsivo burgués, sino del hecho de que el avance de las fuerzas productivas tiende a generar necesidades cualitativas, de desarrollo omnilateral y creativo, de «necesidades radicales» que van a la raíz de la contradicción para desde su interior, romper las «cadenas radicales»63 que oprimen al ser humano. Son las relaciones de propiedad burguesa las que impiden que se materialicen las potencialidades multidimensionales insertas en las fuerzas productivas. Alfonso Ibáñez explica cómo la satisfacción de las «necesidades radicales» solo puede irse resolviendo mediante «el socialismo como democracia radical»64, una de cuyas primeras conquistas ha de ser la reducción drástica del tiempo explotado y el correspondiente aumento del tiempo libre, creativo y colectivo. La acción revolucionaria que da fondo y forma a la categoría de derecho/necesidad/libertad tiene uno de sus grandes objetivos irrenunciables en la multiplicación del tiempo no explotado ni explotador65.
El listado de derechos antagónicos de Fidel Castro se basa en la lógica dialéctica de Marx sobre la necesidad de la praxis comunista como la única fuerza consciente que puede acabar con la miseria objetiva y subjetiva consustancial a la explotación de la fuerza de trabajo y a la plusvalía. La «democracia radical» socialista develará los arcanos del Mysterium Tremendum, que nos remiten al fetichismo de la mercancía, con el control planificado del valor de uso acelerando así el salto del reino de la necesidad al reino de la libertad. Dado que la miseria subjetiva, el terror inconsciente a la represión aleatoria y calculada, surge tanto del fetichismo de la mercancía como de la acción del Estado como forma político-militar del capital, es imprescindible la lucha intransigente por la libertad socialista66, enemiga mortal de la burguesa.
La casta intelectual progre y el grueso de la blanda izquierda eurocéntrica rechazan o no tienen esta visión dialéctica de la necesidad/derecho/libertad, sino que la castran hasta centrarse exclusivamente en el derecho. Una excepción parcial y por ello meritoria, viendo el desierto teórico, la tenemos en Francisco Erice que resalta las tres características del argumentario marxista sobre los derechos humanos: rechaza su «naturalización» porque son sociohistóricos, marcados por la lucha de clases; rechaza su «individualización», porque son colectivos, sociales y no individuales; y critica radicalmente que son un factor legitimador del orden del capital67. Nosotros añadimos que la abstracción y vaciamiento de su contenido social permite la manipulación de los derechos por el capital negando su historicidad y su esencia de clase dominante, de nación opresora y de sexo-género masculino.
Se comprenderá que no podamos extendernos aquí en otras interpretaciones y divagaciones diferentes y de peor calidad que la arriba vista, por lo que nos limitamos a dos ejemplos: uno, el de la postura parcialmente marxista que por ello mismo genera desconcierto y confusión en la cuestión de la «diferencia» entre el marxismo sin poder y el marxismo con poder, del antagonismo entre los derechos burgueses y los derechos socialistas lo tenemos en el artículo de Luigi Ferrajoli al respecto68; otro es el de Matías Cristobo que se limita a un análisis «desde lo político»69 dejando en el aire muchísimas cuestiones vitales que debiera haber citado siquiera de pasada, para recordar que son parte del debate, aunque no las pueda desarrollar.
La importancia de la lucha intransigente por la resolución de necesidades y conquista de derechos y libertades se multiplica en las fases de aumento de la lucha de clases en largos contextos de duras medidas anticrisis impuestas por la burguesía, en los que se incrementa la polarización entre bloques enfrentados, como lo sugiere la investigación de las cuatro últimas décadas en Europa70. Precisamente es en contextos así cuando los partidos que fueron de izquierda, como el Partido Comunista Francés, culminan su integración en el bloque reformista al aceptar la exigencia burguesa de avanzar en la liquidación del gasto público, de ayudas sociales y de derechos concretos arrancados con las luchas71, para imponer la total privatización de la supervivencia empobrecida.
La privatización generalizada tendente a la absoluta del gasto público invertido en mantener la «paz social» es una necesidad objetiva del capitalismo condicionada su ferocidad por la lucha de clases. Es una necesidad porque todo gasto público es improductivo y por tanto un despilfarro72 para la burguesía que solo lo tolera en la mínima cantidad posible y siempre bajo presión y amenaza obrera, buscando reimponer la privatización lo antes posible. No hace falta profundizar aquí en la crítica de la industria de las ONG, pero sí en la industrialización económico-política e ideológica de los derechos humanos73. El capitalismo necesita detener la ley tendencial de caída de la tasa media de ganancia, y entre otras medidas destinadas a ello reduce el despilfarro público buscando su absoluta liquidación. El llamado anarcocapitalismo74 es una muestra de ello pues justifica la industria del tráfico de órganos, entre otras muchas barbaridades.
Legalizar la industria que se enriquece con el tráfico de órganos puede parecer excesivo incluso para la doble moral burguesa, pulcra en su apariencia, pero como ha demostrado David McNally la disección física de la fuerza de trabajo, la extirpación de órganos y su venta alegal o ilegal ha sido muy importante para el desarrollo capitalista en todos los sentidos75. La no legalización de este rentable crimen mantiene la imagen «democrática» del capitalismo y la vigencia de sus derechos humanos, por lo que hay que ocultar que el régimen ucronazi de Zelensky, protegido por la OTAN, lidera el mercado negro del tráfico de órganos76.
También hay que mantener ocultos los asesinatos sionistas de más de 2.000 niños palestinos77 para no dañar el mito de los derechos humanos. La censura casi ha impedido que nos enteráramos que el desmantelamiento de la sanidad pública en Gran Bretaña ha causado la muerte de casi 240.000 personas en los dos últimos años por no haber recibido atención a tiempo78. Únicamente buceando en la prensa crítica nos enteramos de que las grandes corporaciones y los Estados imperialistas han construido una argolla jurídica que les permite exprimir hasta el último aliento de su vida a los pueblos resistentes: solo en lo que llevamos de este año de 2023 el imperialismo ha tramitado nada menos que dieciocho demandas contra Estados de Nuestramérica79.
La prioridad del concepto de necesidad vital o «necesidad radical», aparece aquí al desnudo porque marca el momento crítico a partir del cual hay que empezar a luchar radicalmente contra el capital, que vampiriza la vida, la mata para convertirla en trabajo muerto que es la base del beneficio ensangrentado al final del proceso entero de valoración. La necesidad vital o «necesidad radical» de resistirse a la vampirización es, por tanto, una de las bases de la ética marxista y de su praxis. En 1865 le preguntaron a Marx cuáles eran sus ideales de felicidad y de desgracia, y respondió que la lucha y la sumisión80, respectivamente.
Decir que la lucha es el ideal de felicidad en la vida significa que la satisfacción de la «necesidad radical» conlleva la gratificación ética que se siente al avanzar en los derechos y libertades. Viceversa: la pasividad ante el sufrimiento es la desgracia de la sumisión y el colaboracionismo activo o pasivo con la injusticia. Ambos extremos se enfrentan a diario en el momento en el que cualquier reivindicación social traspasa los cada vez más estrechos márgenes de la tolerancia burguesa.
En esos momentos organizarse para que la lucha sea más efectiva es ya una «necesidad radical» en esa movilización concreta, por ejemplo, la lucha por las viviendas81. Si no se da ese salto cualitativo que requiere también un salto en la conciencia es casi seguro que nunca se avanzará en la dinámica necesidad/derecho/libertad en el área concreta de la vivienda. Pero tampoco en el resto de los problemas e injusticias a solucionar, como muestra Fernanda Giannasi en el recorrido que hace sobre las duras condiciones de trabajo en muchas empresas, minas y campos de Brasil, los efectos desastrosos que sobre la salud y la vida entera de la clase trabajadora tiene esa sobreexplotación, incluida la muerte por «accidente laboral», pero sobre todo el asesinato de militantes por la patronal82. ¿Puede entrar esta realidad insufrible en los derechos humanos del capital?
Enseñanzas históricas: propuestas de acción
La lucha de clases no tiene cabida en los derechos humanos burgueses porque estos supeditan la necesidad social al derecho individual de propiedad privada. La necesidad también nos remite obligatoriamente a la casualidad, formando ambas una categoría del pensamiento. Por exigencias de espacio, no hemos podido extendernos en el papel de la casualidad, el azar y la contingencia en la dialéctica de la necesidad, el derecho y la libertad. Sin embargo, la unidad entre libertad y necesidad exige dominar lo más posible el azar, o dicho más sencillamente, ninguna lucha por la libertad y el derecho, por la superación de la necesidad, puede vencer si la conciencia revolucionaria no llega a reducir lo más posible la «impunidad» de la contingencia, lo que nos lleva al problema de la organización política, como hemos adelantado muy brevemente.
Cuando la patronal brasileña o los narcoparamilitares colombianos, por ceñirnos a estos casos, asesinan trabajadores organizados política y sindicalmente, no tenemos más remedio que introducir de lleno la imprescindible y por ello tergiversada «teoría del partido» en la esencia de la dialéctica necesidad/derecho/libertad. Veamos sus cuatro áreas decisivas.
Una, el proletariado ha resuelto «necesidades radicales» gracias a la organización política que ha desarrollado desde finales del siglo XIX. Ha sido vencido cuando se ha debilitado, escindido o desaparecido ese partido, o simplemente no ha podido avanzar más allá de reformas parciales e integradas por la debilidad de esa organización. Fuera la necesidad que fuese, la organización para resolverla ha tenido al menos tres funciones claras: descubrir sus contradicciones internas y plantear las soluciones adecuadas; integrar esa lucha parcial en la lucha de clases total; y evaluar las tendencias evolutivas posibles según se desarrolle la lucha. Sin una organización adecuada, con su disciplina y su efectividad teórica, es imposible seguir avanzando en esa movilización más allá de lo tolerado por la clase dominante.
Dos, el avance en la solución de una necesidad lleva siempre en su seno el avance en el derecho de luchar por esa necesidad, es decir, el problema de ampliación del derecho que facilite esa movilización garantizando que no será reprimida y/o ilegalizada. El problema de la libertad se va agudizando conforme esa lucha debilita al poder establecido, en lo concreto y en lo general. En este nivel, la organización política es aún más urgente porque la conquista del derecho a la lucha ha de ser el primer paso de la conquista del derecho socialista a la revolución, y por tanto en cada movilización concreta la organización política ha de mostrar pedagógica y efectivamente que ninguna necesidad ni derecho estará definitivamente seguro hasta que no se cree un Estado obrero.
Tres, la solución de la necesidad y el avance en los derechos son libertades concretas, materiales, no abstractas sino palpables, que se gozan. Ahora bien, libertad y necesidad tienen un nexo tan fuerte que operan incluso sin que el derecho sirva de mediación. La libertad de acabar con injusticias no tiene que esperar al derecho adquirido, sino que se debe practicar, aunque no exista el derecho que la legalice, sabiendo que esa libertad libre, por decirlo así, atraerá sobre sí niveles de represión porque esa libertad está prohibida. De nuevo, la organización política puede salvarnos en esos momentos, advirtiéndonos, aconsejándonos sobre medidas de seguridad que debemos tomar y dotándonos de esa ética comunista que dice que la lucha es el ideal de felicidad a pesar de los sacrificios personales que debamos asumir.
Y cuatro, el secreto de lo anterior radica en que la organización política en cada uno de los tres niveles ha de explicar siempre dos cosas: una, por qué hay que avanzar además de en la coordinación de las luchas también en la creación de contrapoderes que son más que la coordinación simple, ya que a los contrapoderes les une un objetivo de largo alcance: por ejemplo, avanzar en la libertades concretas con respecto a la salud, la vivienda, el transporte, la jornada laboral, etcétera, dentro de una visión socialista; y, otra, avanzar en la reducción del tiempo de trabajo explotado en cualquiera de sus formas, para dedicar a la revolución el tiempo recuperado.
Concepción Cruz Rojo
Iñaki Gil de San Vicente
Andalucía-Euskal Herria, 13 de septiembre de 2023
- F. Engels: Contribución al problema de la vivienda, Prefacio a la segunda edición de 1887 (https://www.marxists.org/espanol/m‑e/1870s/vivienda/index.htm).
- Juan Viera Benítez: La necesidad de viviendas y la libertad de expresión, 4 de septiembre de 2023 (https://kaosenlared.net/la-necesidad-de-viviendas-y-la-libertad-de-expresion/).
- Blanca Todó: Paramilitares y extrema derecha integran una empresa que ejecuta desalojos extrajudiciales, 28 de junio de 2016 (https://www.elsaltodiario.com/hemeroteca-diagonal/paramilitares-y-extrema-derecha-integran-una-empresa-que-ejecuta-desalojos-extrajudiciales).
- Marisa Kohan: La ofensiva de Vox y del PP contra el derecho al aborto forman parte de una amplia campaña internacional, 16 de enero de 2023 (https://www.publico.es/politica/ofensiva-vox-pp-derecho-aborto-forma-parte-amplia-campana-internacional.html).
- Lola Liceras Ruíz: Aborto y derechos humanos: ¿te has preguntado cual es la relación?, 24 de noviembre de 2022 (https://kaosenlared.net/la-necesidad-de-viviendas-y-la-libertad-de-expresion/).
- K. Marx: «Carta a Engels, 7 de julio de 1866», Cartas sobre El Capital, Ediciones Bolsillo, Barcelona 1974, p. 119.
- Martín Cúneo: Radiografía del derecho a la vivienda: el «eslabón débil» del Estado del Bienestar, 4 de mayo de 2023 (https://www.elsaltodiario.com/vivienda/radiografia-del-derecho-vivienda-eslabon-debil-del-estado-del-bienestar).
- Al Mayadeen: Archivos revelan el papel de Nixon en el complot contra Allende, 11de agosto de 2023 (https://espanol.almayadeen.net/noticias/medios-internacionales/1727670/archivos-revelan-el-papel-de-nixon-en-el-complot-contra-alle).
- El Porteño: Boric, las forestales, el ministerio público y los tribunales contra el pueblo-nación Mapuche, 19 de noviembre de 2022 (https://elporteno.cl/boric-las-forestales-el-ministerio-publico-y-los-tribunales-contra-el-pueblo-nacion-mapuche/).
- Nelson Caucoto: Estamos en presencia del resurgimiento del negacionismo en materia de derechos humanos, 21 de octubre de 2022 (https://radio.uchile.cl/2022/10/21/nelson-caucoto-no-hay-lugar-a-duda-de-que-estamos-en-presencia-de-un-resurgimiento-del-negacionismo-en-materia-de-derechos-humanos/).
- J. Petras: Politics and social structure in Latin America, Monthly Review Press, Nueva York y Londres 1970.
- Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Genaro Garcés (coord.): Materiales de educación política, El carácter de la revolución chilena, 2 de junio de 1971, Talleres Alfredo Dabdoub (https://mapuenlalucha.blogspot.com/2018/04/libro-para-descargar-el-caracter-de-la.html).
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, Editorial Crítica, Barcelona 1979, p. 71.
- J. Gaete y R. Castanón: El desarrollo de las instituciones de asistencia médica en Chile durante este siglo, Universidad de Chile, Santiago, p. 12: en Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 72.
- Ministerio Chileno de Salud Pública: El Seguro Nacional de Enfermedad, subdepartamento de educación sanitaria, Santiago, 1950; en Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 72.
- Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Genaro Garcés (coord.): Materiales de educación política, El carácter de la revolución chilena, op. cit.
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 73.
- Ibid., p.74.
- Concepción Cruz: La reforma sanitaria. La salud una necesidad de los pueblos, Sevilla, julio de 2018 (https://www.centrodeestudiosandaluces.es/publicaciones/descargar/794/documento/2423/AH_61.pdf).
- Ministerio chileno de Servicio Público: Niveles de asistencia médica. Quinta zona del seguro nacional de enfermedad, Santiago 1972; en Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., pp. 83 – 84.
- J. Gaete y R. Castanón: El desarrollo de las instituciones de asistencia médica en Chile durante este siglo, Universidad de Chile, Santiago, pp.23 – 24; en Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 72.
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., pp. 86 – 87.
- Ibid., p. 88.
- Paul M. Sweezy: Chile: La cuestión del poder, Monthly Review, vol 25, nº 7, diciembre de 1973, Nueva York, traducción de Dinah Rodríguez Ch.
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 91.
- Ibid., p. 92.
- RT: «Hacer gritar la economía chilena». Documentos desclasificados demuestran que el gobierno de Richard Nixon cercó económicamente al país suramericano, como parte de un plan más amplio para expulsar al mandatorio socialista del país, 9 de septiembre de 2023 (https://actualidad.rt.com/actualidad/475764-hacer-gritar-economia-chilena?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=all).
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 93.
- El Sudamericano: Entrevista a Miguel Enríquez (junio de 1974), 9 de septiembre de 2023 (https://elsudamericano.wordpress.com/2023/09/09/entrevista-a-miguel-enriquez-junio-de-1974/).
- Vicente Navarro: La medicina bajo el capitalismo, op. cit., p. 99.
- Ibid., p. 100.
- Ibid., p. 101.
- Bloque de organizaciones populares: La crisis de la salud se agudiza todos los inviernos y nuestros hijos e hijas sufren las consecuencias de este sistema bestial, 9 de junio de 2023 (https://elporteno.cl/la-crisis-de-la-salud-se-agudiza-todos-los-inviernos-y-nuestros-hijos-e-hijas-sufren-las-consecuencias-de-este-sistema-bestial/ ).
- Danae Sinclaire: Segregación, lucro y desigualdad – el sistema de salud chileno a 40 años del golpe, 6 de septiembre de 2013 (https://cl.boell.org/es/2013/09/07/segregacion-lucro-y-desigualdad-el-sistema-de-salud-chileno-40-anos-del-golpe).
- Concepción Cruz Rojo, Iñaki Gil de San Vicente: Derechos humanos como arma de destrucción masiva, Boltxe Liburuak, Bilbao 2015, p. 362.
- Bloque de organizaciones populares: La crisis de la salud se agudiza todos los inviernos y nuestros hijos e hijas sufren las consecuencias de este sistema bestial, 9 de junio de 2023, op. cit.
- Juan Hernández Zubizarreta/Pedro Ramiro: 75 años después, ¿dónde están los derechos humanos?, 1 de junio de 2023 (https://ctxt.es/es/20230601/Firmas/43080/derechos-humanos-sociedades-tribuna-elites-pedro-ramiro-juan-hernandez-zubizarreta.htm).
- Sputnik: «El país de la libertad»: El estado de Luisiana en Estados Unidos rechaza en 2022 abolir la esclavitud, 11 de noviembre de 2022 (https://sputniknews.lat/20221111/el-pais-de-la-libertad-el-estado-de-luisiana-en-Estados Unidos-rechaza-en-2022-abolir-la-esclavitud-1132366462.html).
- elDiario.es: Ayuso dice que la justicia social es un «invento de la izquierda» que promueve la «cultura de la envidia», 6 de mayo de 2023 (https://www.eldiario.es/madrid/ayuso-dice-justicia-social-invento-izquierda-promueve-cultura-envidia_1_10181794.html).
- D. Bleitrach, V. Dedal y M. Vivas: Estados Unidos o el imperio del mal en peor, Edit. José Martí, Cuba, La Habana 2006, p. 120.
- Melvin A. Goodman: Más pruebas sobre las mentiras de Henry Kíssinger sobre Chile, 4 de septiembre de 2023 (https://espanol.almayadeen.net/Articulos/1744127/m%C3%A1s-pruebas-sobre-las-mentiras-de-henry-kissinger-sobre-chil).
- Vincent Bevins: El método Yakarta, Capitán Swing Libros, S.L., Madrid 2021 (https://www.perlego.com/es/book/3167269/el-mtodo-yakarta-la-cruzada-anticomunista-y-los-asesinatos-masivos-que-moldearon-nuestro-mun).
- Naomi Klein: La doctrina shock, Paidós, Barcelona 2007, pp. 99 – 106.
- Alberto Rojas Andrade: El «Plan Yakarta» y sus efectos en Latinoamérica, 23 de septiembre de 2015 (https://rebelion.org/el-plan-yakarta-y-sus-efectos-en-latinoamerica/).
- René Vega Cantor: Contrainsurgencia y anticomunismo, instrumentos genocidas del capitalismo realmente existente. A propósito del Método Yakarta, 14 de agosto de 2023 (https://cronicon.net/wp/wp-content/uploads/2023/09/0001-A-prop%C3%B3sito-del‑M%C3%A9todo-Yakarta.pdf).
- Danielle Ganser: Los ejércitos secretos de la OTAN, El Viejo Topo, Barcelona 2010, pp. 104 y ss.
- James D. Cockcroft: América latina y Estados Unidos, Ciencias Sociales, La Habana 2007, pp. 585 – 750.
- Josep Fontana: Por el bien del imperio, Pasado & Presente, Barcelona 2010, pp. 503 – 562.
- Joaquín Corbetta: Plan Cóndor: a 30 años del descubrimiento de los «Archivos del Terror», 23 de diciembre de 2022 (https://www.notaalpie.com.ar/2022/12/23/plan-condor-a-30-anos-del-descubrimiento-de-los-archivos-del-terror/).
- Martín Almada: El Cóndor sigue volando, Editorial Quimantú, Santiago de Chile 2017, pp. 46 y ss.
- Elson Concepción Pérez: Una vitrina de la «justicia» estadounidense, 12 de noviembre de 2022 (https://rebelion.org/una-vitrina-de-la-justicia-estadounidense/).
- EcuRed: Prisión de Abu Ghraib (https://www.ecured.cu/Prisi%C3%B3n_de_Abu_Ghraib).
- William Schulz: «Estados Unidos y el terror contrarrevolucionario en América Latina», Terrorismo de Estado. El papel internacional de Estados Unidos, Txalaparta Argitaletxea, Tafalla 1990, pp. 129 – 130.
- Franz Neumann: Behemoth. Pensamiento y acción en el nacional-socialismo, FCE, México 1983, p. 120.
- Heródoto: Los nueve libros de la Historia, Edit. Euroliber, Madrid 1990, p. 18.
- AA.VV.: Técnicas bélicas del Mundo Antiguo 3000 a.C‑500 d.C., Libsa, Madrid 2006, pp. 185 – 188.
- Fidel Castro: Discurso en el estadio Bernadio Somalia, 13 de marzo de 1977, Edic. OR, La Habana 1977, pp. 24 – 25.
- Ángela Smith: Cuando el neoliberalismo abrazó los derechos humanos, 11 de abril de 2022 (https://jacobinlat.com/2022/04/11/cuando-el-neoliberalismo-abrazo-los-derechos-humanos/).
- K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro I, p. 180.
- K. Marx: Ibid., p. 248.
- Agnes Heller: Teoría de las necesidades en Marx, Península, Barcelona 1986, pp. 19 y ss. (http://afoiceeomartelo.com.br/posfsa/Autores/Heller,%20Agnes/Heller,%20Agnes%20-%20Teoria%20de%20las%20necesidades%20en%20Marx.pdf).
- Agnes Heller: Ibid., p. 53.
- Sergio Abraham Méndez Moissen: Según Karl Marx, ser radical es «ir a la raíz»: ¿Qué significa realmente?, 19 de julio de 2017 (https://www.izquierdadiario.es/Segun-Karl-Marx-ser-radical-es-ir-a-la-raiz-Que-significa-realmente).
- Alfonso Ibáñez: Agnes Heller: la satisfacción de las necesidades radicales, Alforja DEI, Costa Rica, 1991, pp. 67 – 80.
- Diego Saavedra Aceituno: La bandera de la libertad tiene color rojo, 28 de agosto de 2022 (https://www.revistarosa.cl/2022/08/28/bandera-libertad-marx-ocio/).
- Rolando Astarita: Dos conceptos de la libertad y la crítica marxista, 29 de agosto de 2023 (https://ctxt.es/es/20230601/Firmas/43080/derechos-humanos-sociedades-tribuna-elites-pedro-ramiro-juan-hernandez-zubizarreta.htm).
- Francisco Erice: Visiones desde el marxismo de los derechos humanos: críticas y dilemas, revistadecooperacion. com., nº 19, abril 2021, pp. 45 y ss. (https://www.revistadecooperacion.com/numero19/19 – 04.pdf).
- Juigi Ferrajoli: Marx y los derechos, 9 de julio de 2021 (https://espai-marx.net/?p=10076).
- Matías Cristobo: «La crítica de Marx a los derechos humanos desde el pensamiento de lo político», Andamios, vol. 11 nº 25, Ciudad de México, mayo/agosto 2014.
- Daniel Yebra: La austeridad favoreció al ascenso de partidos extremistas en Europa, 9 de septiembre de 2023 (https://www.eldiario.es/economia/austeridad-favorecio-ascenso-partidos-extremistas-europa_1_10495452.html).
- Jean-Claude de Devaligne: Francia: ¿la «izquierda del trabajo» contra la «izquierda de los derechos»?, 1 de octubre de 2022 (https://www.sinpermiso.info/textos/francia-la-izquierda-del-trabajo-contra-la-izquierda-de-los-derechos).
- Louis Gill: Fundamentos y límites del capitalismo, Trotta. Madrid 1999, pp. 589 – 644.
- MPR21: La industria de los derechos humanos, 7 de julio de 2023 (https://mpr21.info/la-industria-de-los-derechos-humanos/).
- Juan J. Pérez y Miño Cepeda: El «libertarianismo/anarcocapitalismo» gana terreno, 4 de septiembre de 2023 (https://www.historiaypresente.com/el-libertarianismo-anarco-capitalismo-gana-terreno/).
- David McNally: onstruos del mercadoM, Levanta Fuego, Madrid 2022, pp. 41 – 183.
- Pablo Jofré Leal: Ucrania: Lidera mercado negro de órganos humanos, 18 de noviembre de 2022 (https://www.telesurtv.net/bloggers/Ucrania-Lidera-mercado-negro-de-organos-humanos-20221119 – 0001.html).
- Luis E. Sabini Fernández: ¿Conciliar el sionismo y los derechos humanos?, 22 de agosto de 2022 (https://rebelion.org/conciliar-el-sionismo-y-los-derechos-humanos/).
- Robert Stevens: Reino Unido: casi 240.000 personas murieron en los dos últimos años esperando atención del Servicio Nacional de Salud, 8 de septiembre de 2023 (https://www.wsws.org/es/articles/2023/09/08/nhss-s08.html).
- Sergio Ferrari: Las transnacionales aumentan su ofensiva, 7 de agosto de 2023 (http://www.cadtm.org/Las-transnacionales-aumentan-su-ofensiva).
- Jean Elleinstein: Marx, Argos Vergara, Barcelona 1981, p. 285.
- María Gómez Garrido: Sin garantías de acceso a la vivienda, la única opción es organizarnos, 8 de septiembre de 2023 (https://rebelion.org/sin-garantia-de-acceso-a-la-vivienda-la-unica-opcion-es-organizarnos/).
- Fernanda Giannasi: La seguridad y la salud de los trabajadores es una cuestión de derechos humanos, 12 de agosto de 2022 (https://rebelion.org/wp-content/uploads/2022/08/Fernanda-Giannasi-Seguridad-y-salud-de-los-trabajadores-una-cuesti%C3%B3n-de-derechos-humanos‑1.pdf).